Me senté en un cayuko y cerré los ojos. Delante de mi el horizonte

Anuncio
Panorama-Actual> Opinión
En un cayuko
La Tribuna por
Jose-Antonio Burriel
Me senté en un cayuko y cerré los ojos. Delante de mi el
horizonte infinito de la mar. Junto a mí, apretujados y
temblorosos, hombres, mujeres y niños. No se hablaba, tan
solo se soñaba con un futro esperanzador, con cuotas de
libertad y dignidad. Todo eso, y mucho más, sucedía en la
Caravana de Derechos Humanos del Consejo General de la
Abogacía Española.
Serán ilegales, lo son, pero son hombres y mujeres sujetos de
derechos humanos, como toda persona sobre la faz de la tierra.
Y necesitan de nosotros. Necesitan que elevemos la voz para
que se respeten los derechos humanos. Incumplen la normativa
española al entrar por la puerta de atrás en nuestras fronteras.
Pero necesitan el apoyo de una sociedad que se contenta con
contemplar la tragedia de los cayukos en los medios
informativos. Lo repito: ¡tienen derechos humanos como todo el
mundo!
La Caravana de Derechos Humanos del Consejo General de la
Abogacía “golpea” duro la conciencia de quienes se acercan a
ella. No importa, esos “golpes” nos pueden hacer mejores al
hacernos más humanos, más proclives a luchar por el
reconocimiento de los derechos humanos de todas las personas.
PANORAMA-ACTUAL 6 OCTUBRE 2007
Descargar