ADOPCION DE NIÑOS POR PAREJAS DEL MISMO SEXO Harold Ernesto Cardozo1 Luis Alejandro Rey2 Resumen La importancia de la Constitución no necesita ser justificada. Sin embargo su recepción dista de ser agotada y limitada. Es así que en nuestro contexto se vienen presentando casos problemáticos que necesariamente deben analizarse a la luz de la Constitución y de los cambios inminentes que enfrenta la sociedad; en este artículo se abordará uno de esos controversiales problemas, esto es, la adopción por parte de padres del mismo género. Ahora bien, con el fin de no incurrir en argumentos dogmáticos, se pretende realizar un estudio de los fundamentos que determinan los pros y los contras de tal aspiración; estudio que necesariamente articulará conceptos que tradicionalmente han determinado el desarrollo físico y mental de los individuos, como son: la familia, la educación, la individualidad, la libertad y la igualdad. Esta reflexión muestra la coyuntura que enfrenta la sociedad entre las tradiciones culturales y la defensa de las nuevas libertades dentro de un contexto abierto al cambio pero temeroso de dar marcha atrás en materia de los derechos del individuo. Se trata pues, de una revisión sustancial del sentir constitucional de un pueblo y sus instituciones, depurando con ello el camino de aquellos prejuicios que puedan incidir en la toma de decisiones que importan a la sociedad. Palabras Claves: Autodeterminación de los pueblos, moralidad, Familia, Adopción y Libertades. 1 Harold Ernesto Cardozo es Abogado de la Universidad Católica y actualmente labora en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. 2 Luis Alejandro Rey es Abogado de la Universidad Libre y actualmente se desempeña como abogado litigante. ABSTRACT The relevance of the Constitution does not need to be justified. However, its reception is far from being exhausted and limited. It is as well that in our context are occurring problematic cases, which must necessarily be analyzed in the light of the Constitution and The upcoming changes that society has to face. This article will deal with one of those controversial problems which is the adoption by parents of the same gender. However, in order not to incur into dogmatic arguments, it is intended to carry out a study of the fundamentals that determine the pros and cons of such aspiration; study that necessarily will articulate concepts that traditionally have determined the physical and mental development of individuals, such as: Family, education, the individuality, freedom and equality. This reflection shows the situation facing society between cultural traditions and the defense of the new freedoms within a context open to change, but fearful of going back on the rights of the individual. As such, this work is a substantial revision of the constitutional feel of a people and its institutions, debugging the path of those prejudices that might affect decision-making that matter to society. Key Words: Self-determination of peoples, morality, Family, Adoption and Freedoms. 2 INTRODUCCIÓN Las parejas conformadas por personas del mismo sexo, no sólo han fijado un precedente notorio en materia de reconocimiento, sino que avanzan protagónicamente en la conquista de ser adoptadas como verdaderos núcleos familiares. A pesar de que la Corte Constitucional ha despejado algunos conceptos que resultaban polémicos para este tipo de uniones con fundamento en el artículo 13 de la Constitución, no ha sido lo suficientemente clara al limitarse a exhortar al Congreso de la República para legislar sobre esta materia en un plazo de dos años, sin establecer criterios vigentes respecto al tema. Una posición de este talante la consideramos tímida, al omitir sentar jurisprudencia como en otrora lo hiciera en temas álgidos que revisten importancia para la sociedad. Partiendo del concepto utilizado por Ferdinand Lassalle, en su discurso Qué es una Constitución, los problemas constitucionales no son, en principio, problemas del derecho, sino del poder. Debe entonces el constituyente primario en su calidad de soberano, de manera concluyente como lo ha pedido la Corte, determinar si corresponde a las parejas homosexuales asumir la investidura institucional de ser consideradas célula nuclear de la sociedad. Existen varios conceptos de algunos estudiosos que trataremos dentro de nuestro trabajo, que a nuestro parecer resultan de importancia para comprender los diversos matices que tocan a nuestra realidad social. Entre estos, el incuestionable avance ideológico de los derechos y su consagración, como resultado de conflictos que universalmente arrojan sellos definitorios. La familia es un organismo ético antes que jurídico por cuanto confluyen sentimientos, emociones, lazos indisolubles y de ésta derivan conceptos importantes que sirven de punto de partida a la creación de la ley y se traducen finalmente en preceptos normativos; factores de poder como la religión, las 3 costumbres y la moral inciden en dicho proceso. Ahora bien, el Estado como agente que interviene, fortalece los vínculos para garantizar la seguridad y la estabilidad de las relaciones y dirigir y disciplinar el conjunto del complejo ente familiar. Aceptamos que en sentido objetivo la familia es una institución cuyas funciones se resumen en la transmisión de la vida y la cultura, sin embargo, la estructura de la misma implica abordarle desde un punto de vista sociológico. Es pues la familia una agrupación en torno a caracteres psicológicos, económicos, religiosos, éticos y políticos. Cuando nosotros esbozamos el término de familia nos referimos ya no solamente a los vínculos biológicos o de sangre, sino también a los vínculos afectivos, que en gran medida determinan la formación de una estructura social. La familia debe ser considerada entonces como una institución típica, sumamente importante, quizás la más importante de todas, ya que representa en esencia la base elemental de la organización de toda la sociedad. Entendiendo el concepto de familia como ese complejo foco social que encierra en sí misma la naturaleza histórico social que interesa al ser humano, en el presente documento se someterá a la luz constitucional la hipotética aceptación jurídica de adopción de niños por parejas homosexuales, y se demostrará que asumir una categórica posición no implica per se discriminación, sino de enaltecer la prevalencia del derecho a la autodeterminación de los pueblos y la importancia de adoptar con la seriedad que ello amerita, decisiones que lo conducen hacia uno u otro fin. ASPECTOS TEÓRICOS Problema del Derecho Constitucional De la ordenación dispuesta por el Constituyente de 1991, reconocida ampliamente por quienes integramos el Estado colombiano, corresponde fijar el punto de partida de la problemática planteada, en relación con aquellas personas que consideran ser discriminadas por el legislador, en tanto que aducen que la 4 Carta no riñe con la posibilidad de adoptar niños en condición de pareja homosexual, por justicia que se debe equiparar frente a las parejas de tipo heterosexual, autorizadas estas últimas para ejercer tal derecho. En efecto, la complejidad del tema importa al Derecho Constitucional, y para el desarrollo del presente trabajo, será analizado a la luz del desarrollo constitucional interno, dada la actualidad de la controversia, sin que por ello dejen de abordarse al menos a modo de referente, conceptos genéricos imbuidos por el desarrollo de países como Alemania, Francia y Norteamérica, entre otros; a modo práctico, casos internacionales de aceptación o reproche. La Constitución, como principio de ordenación3 del Estado Colombiano, toca temas de vital interés y funcionamiento del cotidiano trasegar de los pueblos, de un lado, la garantía de ejercer una gama de derechos, de otro, el ejercicio estructurado del poder, con aquellas consagraciones que deben claramente asignarlo y delimitarlo. Así es como la discusión que pone a tales extremos en contienda, suele presentarse en torno a la clarificación del ejercicio de libertades, frente al goce de la igualdad como garantía de no sufrir discriminación alguna por razones de identidad o condición física, racial, religiosa, entre otras; campos de tensión4, cuya lógica existencia deviene de un Estado democrático, en el que se procura por la preservación del mayor número de libertades, pero que siempre tendrá que ser limitado para no eliminar la posibilidad de garantizar una igualdad tanto abstracta 3 George Jellinek, profesor de la Universidad de Heidelberg, define en su obra Teoría General del Estado, que, «Toda asociación permanente necesita de un principio de ordenación conforme al cual se constituye y desenvuelva su voluntad. Este principio de ordenación será el que limite la situación de sus miembros dentro de la asociación y en relación con ella. Una ordenación o estatuto de esta naturaleza, es lo que se llama una Constitución». 4 Rober Alexy, filósofo del Derecho Alemán, en su obra Teoría de los derechos fundamentales, precisa acerca de la colisión de principios, dentro de la estructura de las normas de derecho fundamental, que existen situaciones en las que no se habla propiamente de colisión de principios, sino de un campo de tensión, en tanto que existen deberes, derechos fundamentales, pretensiones o intereses en conflicto, cuya definición se encuentra supeditada al método de la ponderación. 5 como real, de imposible realización si la libertad no tuviese algún tipo de contención. Denota importancia abordar el complejo caso, a la luz del derecho constitucional, pues como anteriormente se reseñó, la entrada en vigencia de la Constitución Política de Colombia a partir del año 1991, abrió paso a una época visionaria que a nivel político, judicial, legislativo y social imprimió la posibilidad de entronar poder a aquello que no lo tenía en nuestra historia normativa. Con una Constitución que recoge en sí misma la fuerza normativa anteriormente dispersa en las leyes, se crea un reto para el legislador, el ejecutivo y por supuesto los jueces, cuyo preciado respaldo es encontrado en el órgano que se crea para garantizar la guarda y supremacía de la norma fundamental. En efecto, el funcionamiento de tal tribunal, sus pronunciamientos, los efectos de sus decisiones y el frecuente impacto social son una valiosa parte del derecho constitucional. El protagonismo de la corporación es innegable, al haber asumido una efectiva participación como intérprete de la norma constitucional y con el miso celo, juzgar la pervivencia de normas expedidas por el legislador, su compatibilidad o no, de cara a la norma fundamental. De tal dimensión es la preponderancia de una Constitución y su juez protector, que las decisiones que se vienen adoptando trascienden la tradicional argumentación, limitada a una declaración simple y llana de convalidar una disposición legal. Son de público reconocimiento y valoración, aquellos pronunciamientos que extienden su declaración, bien por medio de una labor interpretativa, exhortaciones al órgano legislativo, o imposiciones de aspectos normativos que hacen frente al vacío de la ley, con el latente riesgo de incurrir en una intromisión legislativa. Recordemos que el control judicial de la Constitución es un aporte teórico fundamental que debemos a Kelsen, quien sostenía que ese control era esencial 6 para mantener la supremacía de la Constitución, no solo como regla procedimental, sino también como regla sustantiva. No obstante, tal postulado sufrió dos críticas de importancia, la primera de ellas, era que atentaba contra la soberanía del Parlamento, la segunda, que lesionaba el principio de separación de poderes. Inteligentemente, los argumentos de la defensa del esquema proponen que la soberanía no reside en un órgano, sino en toda la estructura del Estado y la legislación está tan sometida a la Constitución como las normas administrativas lo están a la legislación. De otro lado, replicaba Kelsen, que si bien con el trabajo de anulación de una ley por ser considerada inconstitucional convierte al tribunal en una especie de “legislador negativo”, ese poder no tiene la creatividad que caracteriza el dictado positivo de las leyes. Vinculación de áreas pertinentes No obstante lo señalado, consideramos que para el Juez que confía en la ciencia del derecho como aquella que cumple racionalmente su tarea práctica, no deben soslayarse aquellas ciencias auxiliares para emitir su juicio. De manera sucinta se deben destacar elementos psicológicos, sociológicos, morales o religiosos de plena aceptación en el estado social de derecho. Tales razones hacen importante recordar que también los conceptos de ciencias afines, como son la psicología, la psiquiatría, la antropología y la sociología deben abordarse para inferir una decisión seria sobre la materia. Consideramos que tales aspectos no pueden ser desligados de los avances jurídicos de las instituciones de nuestra sociedad, pues si bien el contexto no es el mismo de hace diez años, es la constitución de 1991, la que revela un sentir general o mayoritario, propio de una cultura, unas creencias, unas necesidades y un momento histórico. Estudios de tipo científico (Fontana y colaboradores), en su trabajo: “No es igual. Informe sobre el desarrollo infantil en parejas del mismo sexo”, revela 7 en lo referente a problemas metodológicos de los estudios, desenlaces observados en los niños criados por parejas del mismo sexo, en comparación con los que crecen con parejas heterosexuales: 1. Problemas sicológicos como la baja autoestima, el estrés, la inseguridad, respecto a su vida futura en pareja y a tener hijos, el trastorno de la identidad sexual, el rechazo del compañero o compañera del progenitor con sentimientos homosexuales como figura materna o paterna y la preferencia por vivir con el otro progenitor. 2. Más habituales aquellos trastornos de la conducta como la drogodependencia, la anorexia y la bulimia, fracaso escolar, incluyendo deficiente comportamiento escolar. 3. Mayor frecuencia de experiencias traumáticas como ruptura de la pareja o abusos sexuales paternos. La presencia de una orientación sexual de tipo homosexual es de 8 veces más probable que la media. 4. Merece especial atención el estudio realizado por F.Tasker y S. Golombok en 1977, por ser el único estudio en el que se realizó un seguimiento de los niños biológicos de lesbianas desde su infancia hasta la edad adulta (con una edad media final de 23,5 años). Los hijos de lesbianas tuvieron una mayor frecuencia de: algún tipo de atracción sexual el mismo sexo, considerar tener una relación de tipo homosexual, tener de hecho relaciones sexuales homosexuales y tener de hecho una orientación sexual de tipo homosexual o bisexual. Como disciplina integrativa pluridimensinal que es la ciencia del derecho, corresponde un uso tangencial de lo que el tema de la moral, al momento de adoptar una decisión de constitucionalidad descartando de raíz el retorno a épocas superadas, cuya concepción fue detentada por un grupo de particular interés (especialmente la iglesia o el poder eclesiástico). Al efecto, nuestro Carta cita en algunos de sus artículos la moral o moralidad y en el artículo 34 se habla 8 de la moral social, elemento de frecuente aceptación y utilización argumentativa por la jurisprudencia nacional. De los derechos fundamentales Como se precisó al comienzo del trabajo, la Constitución Política de 1991 engloba un cambio de mentalidad a nivel social, político y por supuesto jurídico y uno de los supuestos que marca la nueva senda de la normatividad dada por y para el pueblo, es el que implica reconocimiento de unos derechos con la categoría de fundamental, tomando como axiomas, la libertad y la igualdad. Es por ello, que el nuevo giro implantado implica, como lo advierte el tratadista Juan Carlos Upegui Mejía5, reinterpretar algunos conceptos, dicho de otro modo, los conceptos conocidos hasta el momento han sido transformados. Pero, respecto del establecimiento de este nuevo reconocimiento, corresponde entonces, por lo menos medianamente, llegar a un sitio que ofrezca el mayor grado de claridad, al momento de conceptuar sobre unos derechos novedosos , que si bien existían con anterioridad, su positivización pone de manifiesto la realidad, quizá oculta y obliga trazar un camino para desentrañar su significado. Parafraseando al distinguido Robert Alexy (2009), la dogmática no es el único costado de la ciencia del derecho, pero sí, uno de ellos. De allí que deba aceptarse que la ciencia del derecho pueda realizar su tarea práctica sólo como disciplina multidimensional, pero con el cuidado que merece el estudio de los derechos fundamentales a la luz de la dimensión analítica, para librar tan preciado logro, de la retórica política y de los vaivenes de la lucha de las concepciones del mundo. 5 Abogado e investigador de la UNAM, en su libro Doce Tesis en torno al concepto de Estado Social de derecho. Editado por el Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia (2009). 9 La naturaleza iusfundamental de un derecho, suele verse permeada de una serie de tesis que le abordan desde dos puntos de vista, el material y el formal. Para Carl Schmitt, derechos fundamentales son sólo aquellos que pertenecen al fundamento mismo del Estado, y que, por lo tanto, son reconocidos como tales en la Constitución, vinculando así elementos materiales y estructurales. No obstante, el criterio formal suele ofrecer algo más de facilidad para el logro de su identificación, estipulación que permite concreción de aquellos derechos que gozan de la categoría. Sin embargo, no se pueden llegar a desconocer aquellos derechos individuales que por la semántica y estructura forman parte de normas de derechos fundamentales. En Colombia, fruto de la evolutiva doctrina, y el apoyo en instrumentos internacionales, no es dable aceptar que el carácter fundamental de un derecho se obtenga a partir de la categorización trazada en el texto de la carta. El alto tribunal constitucional colige que ese carácter lo imprime la identidad que guarda el correspondiente derecho, con los valores y principios propios de la forma de Estado que nos identifica6. Ahora bien, la estructura de las normas que impliquen carácter fundamental, ha exigido una valoración del peso o imposición que un derecho puede tener frente a otro. Así, Robert Alexy distingue los principios de las reglas, ejercicio que considera de especial relevancia para solucionar problemas centrales de la dogmática de los derechos fundamentales. Con todo y el estudio lógico formal y analítico que doctrinantes de la talla de Robert Alexy ha realizado sobre el tema, no deja de lado un tercer concepto que previamente citamos, denominado valor, el cual, aunque se desprende del campo axiológico, no por ello ha perdido su desempeño dentro del ordenamiento 6 Pueden ser consultadas las sentencias T 1207 de 2001, T 999 de 2008, T 1024 de 2010, y en especial las que actualmente se relacionan con el derecho a la salud, dado el avance jurisprudencial que le califican hoy día como un derecho autónomo de carácter fundamental y no como derecho fundamental por conexidad, según pronunciamientos emanados de la misma Corte en años anteriores. 10 constitucional de un pueblo, y dentro de las discusiones de los altos tribunales, cuando los conflictos lo sugieren. Ampliamente conocida es la tesis de la ponderación, utilizada no solo por el Tribunal Federal Alemán, sino también por nuestra Corte, para resolver tensiones presentadas entre derechos de rango equiparable (derechos fundamentales, principios o valores), utilizando para ello un test que permite arribar a la solución con objetividad y precisión. Del principio de la primacía de la Constitución Política El reconocido concepto del neoconstitucionalismo, es considerado por algunos como el más afortunado modelo de adopción por los distintos Estados, pues previene la aparición de regímenes totalitarios de corte fascista o populista, el que a su vez deviene de las barbaries conocidas a nivel mundial y que generó toda una revolución de la tesis iuspositivista y el Estado de Derecho. Para el Doctor Iván Vila Casado, el iuspositivismo fue impotente frente a la barbarie nazi fascista y como cómplices sirvieron los juristas, situación que condujo a la quiebra del modelo francés de Constitución a la aparición, después de la Segunda Guerra Mundial, de un nuevo modelo que ha tenido como paradigma a la Ley Fundamental de Bonn, convertida hoy en Constitución de la República Federal Alemana. Con nuevas precisiones, la soberanía viene siendo ubicada en una fuente distinta (el Parlamento, la Nación, el Pueblo, etc.,) y Colombia no ha sido ajena a tales vaivenes, pues si bien a lo largo del Siglo XX, ya la tradición jurídica colombiana venía construyendo una endeble supremacía constitucional, no obstante endeble, solo vino a tomar sustancia y verdadero respaldo normativo, en la Constitución de 1991, momento a partir del cual es un hecho que la supremacía 11 de la carta es un elemento que caracteriza el Estado Social de Derecho en Colombia Nótese cómo en los albores de nuestro constitucionalismo, la Constitución monárquica expedida en 1811 por el estado soberano de Cundinamarca creó un Senado de censura y protección dotado de funciones judiciales dirigidas a reclamar cualquier infracción o usurpación de todos o cada uno de los tres poderes ejecutivo, legislativo y judicial, contra el tenor de la Constitución, evento que pone de relieve la asunción de la soberanía por parte del congreso de la época. Recordamos el famoso caso “Marbury v. Madison”, que marcó la pauta en el tema del control judicial de constitucionalidad, al rescatar la posición de superioridad de la Constitución, a través del siguiente planteamiento: “hay sólo dos alternativas demasiado claras para ser discutidas, o la Constitución controla cualquier ley contraria a ella, o la Legislatura puede alterar la Constitución mediante una ley ordinaria”. En efecto, advertimos que dentro de la lógica kelseniana, es la Constitución la que determina la validez de las demás normas jurídicas y de su pertenencia a un orden jurídico. No obstante, la posición del ilustre tratadista Carlos Santiago Nino, ha socavado el análisis del Juez Marshall bajo algunas consideraciones dudosas, o por lo menos de aplicación exclusiva para la legislación argentina, que le llevan a concluir que el control de constitucionalidad no es argumento suficiente para avalar el control judicial de constitucionalidad. Descartamos su fuerza argumentativa, en la medida que algunas de sus consideraciones guardan relación con la estructura judicial del país, cuyas diferencias son notables con el nuestro. Por oposición, encontramos que el literal del artículo 4° advierte la obligada aplicación de la disposición constitucional en todo caso de incompatibilidad con la ley, expresión que abre paso a una posición activa de los intérpretes y operadores 12 de la norma, de tal forma que el reconocimiento de soberanía recae en ese documentos, resultado de la decisión de un pueblo. Así las cosas, la Constitución cobra vigor normativo, pues al hablar de Estado de Derecho, ya no es dable entender Derecho, como aquellas disposiciones provenientes de la ley formalmente aprobada por el Congreso, sino asumir que la fuente normativa constitucional es la que dota de validez a aquella, sumado a una doctrina constitucional de un órgano especializado en la materia, inexistente hasta entonces. Del concepto de familia frente a las uniones entre personas del mismo sexo ART. 42 C.P. La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla. El Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia. La ley podrá determinar el patrimonio familiar inalienable e inembargable. La honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes. Cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, y será sancionada conforme a la ley. Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y deberes. La ley reglamentará la progenitura responsable. La pareja tiene derecho a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos, y deberá sostenerlos y educarlos mientras sean menores o impedidos. Las formas del matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los deberes y derechos de los cónyuges, su separación y la disolución del vínculo, se rigen por la ley civil. Los matrimonios religiosos tendrán efectos civiles en los términos que establezca la ley. Los efectos civiles de todo matrimonio cesarán por divorcio con arreglo a la ley civil. También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad de los matrimonios religiosos dictadas por las autoridades de la respectiva 13 religión, en los términos que establezca la ley. La ley determinará lo relativo al estado civil de las personas y los consiguientes derechos y deberes. No es tarea fácil determinar un único concepto de familia dentro del marco constitucional y legal de Colombia, por lo tanto es necesario definir el concepto y posteriormente dilucidar la concepción jurídica de la Corte Constitucional al respecto, a saber, el grupo social de padres e hijos que integran la comunidad doméstica, conformada ésta por padre y madre, los ascendientes, descendientes y colaterales de un linaje, entendiendo este último término, como aquellos que descienden dentro de la misma línea del ADN. Dicho de otra manera, más sencilla, el grupo de personas formado por el padre y/o la madre y los hijos que viven en una comunidad doméstica, tal como lo señala la doctrina. Cabe anotar que históricamente el concepto ha sido abordado a través del proceso evolutivo que ha llevado a establecerlo a nivel constitucional, como una garantía del individuo. No obstante, una de las problemáticas actuales es pensar la desintegración o mutación de lo que durante mucho tiempo se consideró su núcleo fundamental, esto es, la familia como una institución conformada, principalmente, por un hombre y una mujer; mutación determinada por los cambios ideológicos y culturales de la sociedad. Ahora bien, en términos de Hegel (1968) la familia, como “sustancialidad inmediata del espíritu” deviene de tres aspectos: a) de su concepto inmediato como matrimonio; b) en la existencia externa, representada en la propiedad, en los bienes y en el cuidado respectivo y finalmente en c) la educación de los hijos y la inevitable disolución de la familia, representada por la individualidad desarrollada en la sociedad civil. La familia es para el autor un concepto que representa el primer momento de la individualidad, es decir, el desarrollo de la independencia y de la libre personalidad de los hijos; personalidad que es mediada por el sentimiento, por los lazos que se desarrollan al interior de la familia y por la subjetividad y unión de los padres. 14 No obstante, el concepto que desarrolla Hegel intenta evidenciar las estructuras que determinan el valor intrínseco de la familia; un valor que no se proyecta, necesariamente, en el sentimiento y en los intereses del matrimonio, sino especialmente en la educación y en la liberación de los hijos. En otros términos, la unión de la familia tiene como fin último la educación de los hijos y su preparación para integrarse a la sociedad civil; a partir de este concepto, se intentará realizar un puente entre los fundamentos de la familia y el concepto que desarrolla nuestra constitución política, toda vez que nos permita comprender los orígenes y los efectos de los nuevos intereses que, de una u otra forma, desestabilizan el concepto tradicional de familia, originando nuevas y complejas problemáticas al interior de la sociedad. La Constitución Política consagra que la familia es una institución conformada por hombre y mujer, lo cual resulta interesante teniendo en cuenta la aparente discriminación resultante frente a parejas del mismo sexo que intentan integrar una familia. Es así como ya se ha manifestado la Corte Constitucional, mencionando que, si en la Carta Magna quedó plasmado la unión entre hombre y mujer, es debido a las costumbres que han imperado en la sociedad, lo cual no quiere decir que la Constitución admita o fomente la discriminación en torno a parejas del mismo sexo. Tampoco se podría pensar en un contradictorio atentado contra los principios fundamentales de la igualdad y el libre desarrollo de la personalidad. En efecto, si la Carta estigmatizará este tipo de uniones, resultaría del todo un acto funesto en contra de los derechos humanos, por el contrario, estas uniones no se encuentran discriminadas o prohibidas, en la sentencia C098/1996 la Corte manifestó lo siguiente: “Así la sexualidad heterosexual corresponda al patrón de conducta más generalizado y la mayoría condene socialmente el comportamiento homosexual, por estos motivos no puede la ley, sin violar la Constitución, prohibirlo y sancionarlo, respecto de los adultos que libremente consientan en actos y relaciones de ese tipo y lo hagan en condiciones que no afecten los estándares mínimos y generales de decencia pública. Si se asume que 15 antes de la expedición de la ley, ambas uniones libres heterosexuales y homosexuales, desde el punto de vista patrimonial carecían de protección en la legislación civil y que esta se cumple con la consagración de un régimen semejante al de la sociedad patrimonial dispuesto por la ley, cabe preguntarse si su posterior reconocimiento legislativo en relación con las parejas heterosexuales, significa discriminación sexual, respecto de los homosexuales que, materialmente (comunidad de vida) , enfrentaban idéntica necesidad de protección”. Como es de por sí evidente, la Constitución Política no prohíbe las relaciones entre personas del mismo sexo, sin embargo, la Corte Constitucional ha querido destacar las costumbres que han establecido a la familia como la unión entre hombre y mujer, de lo cual no se infiere que la Carta Magna esté prohibiendo uniones diferentes. Teniendo en cuenta lo anterior, es claro que la Corte Constitucional está otorgando diferencia a las uniones de hecho frente a las uniones entre personas del mismo sexo, es decir está reconociendo que ambas uniones son formas que deben ser protegidas y amparadas por la Constitución Política y por la sociedad. En efecto, las personas del mismo sexo están en su derecho de establecer uniones de tipo patrimonial, sin embargo, si somos consecuentes con la Constitución, no es posible determinar que la unión entre personas del mismo sexo constituya una familia, esto es, la unión representada por hombre y mujer. La prescripción a la cual nos debemos remitir es a la establecida por el artículo 42 de la C.P. - Del derecho fundamental a la igualdad 16 Bien como principio, bien como derecho, la concepción de constitución democrática aboga por garantizar igualdad a los miembros de un Estado, respaldada por concepciones progresistas de los derechos, filosóficas y humanistas. No obstante, no es tarea fácil decantar la definición de igualdad, en la medida que su grado definitorio puede conllevar interpretaciones que no reflejen una realidad actual o que lleguen al extremo de desencadenar tratos iguales pero injustos. Precisa el conocido barón de la Brede, Montestquieu en su obra El espíritu de las leyes, que una igualdad en extremo se encuentra tan cerca de la igualdad, como el cielo de la tierra. Agrega en su capítulo que, en la Naturaleza, los hombres nacen iguales; pero esa igualdad no se mantiene. La sociedad se la hace perder y sólo vuelven a ser iguales por las leyes. Tal aceptación conlleva la reiteración, de que el principio general de igualdad dirigido al legislador no puede exigir que todos deban ser tratados exactamente de la misma manera y tampoco que todos deban ser iguales en todos los respectos. Una clave es advertida por la máxima clásica de Platón, al decir que Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual, de frecuente utilización por los Tribunales Constitucionales. Los estudiosos del derecho a la igualdad siempre tendremos que convivir con aquellos limitantes de carácter natural que impiden asociar tal mandato con una especie de hegemonía matemática y precisa, y si así fuera, las leyes o decisiones que esta forma de argumentación generaría, serían disparatadas y conllevarían simplemente al caos. Sin embargo, lo que para los individuos que nos consideramos miembros de un Estado Social de Derecho de corte democrático representa una garantía y a su vez un privilegio de vida, para autores como Fernando Savater (1990), viene siendo una figura falaz, demostrando que aquello que han defendido a través de 17 los tiempos diferentes grupos de izquierda o de derecha, no es más que una manifestación de servicio al Todo y al Estado. Cabe destacar que los ejemplos de discriminación sufridos a lo largo de la historia han sido absolutamente dolorosos y muchos de ellos han perdido todo el respaldo en que se sostenían. En efecto, no tiene lugar a discusión alguna, temas como las minorías raciales, el género femenino frente al masculino, las concepciones políticas, filosóficas, religiosas o de culto, entre otras. No obstante, ese proceso de construcción parece olvidar máximas de importante reconocimiento, que si bien es cierto datan de épocas pretéritas siguen cobrando vigencia y su olvido viene generando impactos innegables y de difícil contención, incluso por la misma ley. Del derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad No es fácil asumir un punto de vista único y destacable en materia de libertades para aterrizar el tema del libre desarrollo de la personalidad, pues a nivel histórico la lucha por el logro de las libertades, toca tanto esferas inmanentes del ser humano como las que lo llaman a trascender. Sin lugar a duda, los principios filosóficos que heredamos, permiten situarnos en un contexto actual y modernizado. Así, tenemos desde los griegos, hasta hoy, una serie de tesis que afloran los sentidos espirituales, los religiosos, los de índole política, material o pedagógica y hoy por hoy, en una sociedad permeada por el capital, los que se relacionan con el tema de lo económico. No obstante, vale la pena considerar relevantes concepciones e inolvidables autores, para quienes la libertad enaltece la naturaleza del ser humano y refleja una condición natural de decisión, relacionándose con todo aquello que desde algún punto de vista puede ser considerado como bueno o deseable. Llámese para Aristóteles, la condición del libre albedrío, para Rousseau, 18 la manera de participar en la res publica o lo que denomina la libertad civil, para Montesquieu, basta con la definición de “poder hacer lo que se debe hacer” y ni que decir de los términos Kantianos, que denota el sometimiento de la máxima de cada acción, a la condición de la posibilidad de convertirse en ley universal, con el objeto de hacer de la facultad razonable, una razón práctica. En resumen, la gama conceptual es incesante, pero la valoración abstracta hace concatenaciones que le resaltan como un valor que se conquista históricamente a través de movimientos ideológicos, políticos y revolucionarios, para que la interpretación no sea monopolizada, sino entregada como un regalo que se descubre continuamente. Es por ello, que una Constitución dada por un pueblo, tiene como pilar fuerte e ineludible, el valor de la libertad, en principio para autogobernarse, crear sus normas y de allí, participar, elegir sus representantes, etc. La Constitución de 1991 advierte desde su preámbulo, que la Asamblea Nacional Constituyente con el fin de asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, ha promulgado la Carta Política que nos rige. Sin embargo, parece olvidarse que aún cuando en la modernidad celebramos alrededor de tal concepto y la cosmovisión de la sociedad occidental propende por el mayor alejamiento posible de aquellos obstáculos que interfieran en la decisión personal de hacer o no hacer algo 7, lo cierto es que no siempre ha sido así y que la estima de los pueblos y las épocas sobre tal concepto, ha tenido 7 Isaiah Berlín denomina la libertad moderna, de acuerdo con el concepto de libertad negativa: “normalmente se dice que soy libre en la medida en que ningún hombre o ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad (...) Ser libre en este sentido quiere decir para mi que otros no se interpongan en mi actividad. Cuanto más extenso sea el ámbito de esta ausencia de interposición, más amplia es mi libertad” (“Libertad y necesidad en la historia”, Revista de Occidente, N° 3, Madrid, España) 19 variaciones vacilantes que no pueden dejarse a un lado, pues como bien se habla, olvidar la historia es arriesgarse a repetirla. Esas experiencias, cuya importancia se proyecta en las esferas de lo público y lo privado, dado el interés social que implica la concesión de un mayor número de libertades, son las que permiten al pueblo colombiano estudiar con una mirada moderna, a la vez juiciosa, las implicaciones de acceder al reconocimiento de libertades para quienes consideran ser afectadas en tan preciado derecho y valor, para este caso, parejas del mismo sexo. Puede resaltarse de esta manera, como para la ciudad antigua, la libertad se hacía notoria, según el valor exteriorizado para participar en los asuntos públicos casi permanentemente, en tanto que hoy día, basta con el ejercicio de ciertos derechos políticos que nos permiten un mayor grado de satisfacción y deleite en los asuntos privados. Es definitivo, que el libre desarrollo de la personalidad es una de las tantas preciadas garantías constitucionales que hacen de la vida del ser humano, una fascinante oportunidad para la exteriorización del sentir, de la imaginación, del potencial creador y pensante que le es inherente, alejándonos cada vez más de las épocas de monopolización para el ejercicio de tales facultades. Sin embargo, la realidad colombiana demuestra que ello no es del todo cierto, que esta posibilidad, aún bajo la vigencia de una Constitución que así lo garantiza, continúa vedada para algunos sectores de la sociedad. Su concepto debe resaltarse, y así lo ha realizado con toda precisión la máxima intérprete de los derechos constitucionales, al decir, que el libre desarrollo de la personalidad representa la cláusula de cierre de la libertad individual, ampliando la concepción de sus efectos, a todo campo de autonomía posible de la persona, bajo la forma de derechos subjetivos.8 8 Sentencia T 067 de 1998. 20 ARTICULO 16. Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico. Este derecho, también conocido como el derecho a la autonomía personal, comprende aspectos de la autodeterminación del individuo. Este derecho constitucional tiene una indicación positiva y otra negativa. En la negativa, el Estado, de ninguna manera puede penetrar en la esfera de lo personal, estableciendo, claro está, los límites debidos que le compete. El ámbito positivo se relaciona con la libertad del individuo, quien en apariencia puede hacer todo lo que apetezca con su vida. No está, por lo tanto, concebido como un derecho sino como un principio del cual se irradian otros derechos fundamentales, por cuanto le imprime mayor peso a su contenido. Es un principio orientador, integrador y crítico de las normas constitucionales. “Al interpretar el artículo 16 constitucional que consagra el derecho al libre desarrollo de la personalidad, el intérprete debe hacer énfasis en la palabra "libre", más que en la expresión "desarrollo de la personalidad", pues esta norma no establece que existen determinados modelos de personalidad que son admisibles y otros que se encuentran excluidos por el ordenamiento, sino que esa disposición señala "que corresponde a la propia persona optar por su plan de vida y desarrollar su personalidad conforme a sus intereses, deseos y convicciones, siempre y cuando no afecte derechos de terceros, ni vulnere el orden constitucional". Por ello esta Corte y la doctrina han entendido que ese derecho consagra una protección general de la capacidad que la Constitución reconoce a las personas para auto determinarse, esto es, a darse sus propias normas y desarrollar planes propios de vida, siempre y cuando no afecten derechos de terceros”.(C-481 de 1998). Dado lo anterior, es posible colegir que el derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad, permite disfrutar de otros derechos fundamentales, 21 siendo el titular el encargado de su entera libertad de desarrollarlos, de tal manera que no perjudique o afecte a otras personas, por lo cual es “el tiquete” que tiene cada persona de desarrollar otros tantos derechos fundamentales, que en últimas terminan regulados por el Estado al momento de hacerlos exigibles. Pero aún tratándose de un principio, o un derecho fundamental, no puede llegar a considerarse que el desarrollo de la personalidad deba permitir su imposición sobre otros individuos y por tanto, permita subordinar los derechos de las otras personas. El libre desarrollo de la personalidad, que tiene un individuo (adoptante), no le otorga derechos sobre los demás (adoptivo). En otros términos, no se justifica que el derecho al libre desarrollo deba afectar sustancialmente la personalidad, los intereses y la vida de otro individuo, en este caso el niño, pues finalmente él es quien debe enfrentar los condicionamientos, las tradiciones y los señalamientos de la sociedad. De los derechos de los niños frente a la decisión de sus adoptantes ARTICULO 44. Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. 22 Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás. La Convención de los derechos del niño señala: “Los Estados que reconocen o permiten el sistema de adopción cuidarán de que el interés superior del niño sea la consideración primordial”. Por su parte, La Declaración de los derechos del niño dice que: “El interés del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación”. Es claro entonces afirmar que la seguridad del niño es la que prima en el momento en que una pareja pretende consolidar una familia, no se trata solamente de una decisión determinada por un grupo familiar, se trata de entender todo un entorno social con el cual el niño debe aprender a convivir y a desarrollar su individualidad. Por lo anterior, nuestra primera responsabilidad es con el niño, con su seguridad física y psicológica. Ahora bien, la decisión de adoptar un niño implica la responsabilidad de enfrentar las tradiciones y los condicionamientos sociales e institucionales; es por ello que emerge la necesidad de comprender los efectos y los problemas que enfrenta un niño cuando es adoptado por una pareja del mismo sexo, en donde, además de suplir unas necesidades alimentarias y de vestuario, se debe llenar una serie de expectativas de orden social; en donde, a largo plazo es el niño quien debe enfrentar las tradiciones y los imaginarios de la sociedad. Por supuesto, esto no quiere decir que las tradiciones sean un impedimento para prohibir la adopción, lo que se necesita es pensar las condiciones y las garantías que debe tener el niño en el momento de su adopción, su salud, su seguridad y su bienestar. Si bien es cierto que las personas, por sí mismas, no tienen la oportunidad de escoger sus padres, no podemos desconocer y pasar por alto que el Estado tiene la obligación de velar por la seguridad de los niños adoptados, garantizar un bienestar, no solamente físico, sino mental. Como lo menciona Hegel, el momento “negativo” de la familia es permitir la libertad de los hijos, la disposición de salir de la unidad natural de la familia, esto es, darle las herramientas al niño para que este potencialice su individualidad y se desenvuelva en la sociedad civil; este 23 escenario determina la importancia del niño, de su educación, de su individualidad y de su desenvolvimiento en la sociedad. Aspectos prácticos Sentencias afines. Sentencia sobre la moral social. Sentencia sobre identidad sexual. Sentencia C - 814 de 2001 Demanda presentada contra algunos apartes del Decreto 2737 de 1989, en especial lo referente al aspecto moral como requisito para ejercer la adopción y el texto que anuncia que la pareja formada por el hombre y la mujer, es la que puede adoptar conjuntamente. Conceptos de importancia La concepción actual de la adopción, entendida como medida de protección del menor, que no puede ser atendido por sus padres. El destacable objetivo de la medida, esto es, el de proteger al menor de la manera que mejor convenga a sus intereses, en aplicación del artículo 44 de la Carta Política. El estudio de los criterios morales adoptados por el Constituyente, para definir ciertas situaciones jurídicas, cuyos referentes deben ser entendidos bajo el criterio de moral social, afirmando con ello, la innegable relación entre moral y derecho. Frente a la tensión entre el derecho al libre desarrollo de la personalidad de los pretendientes adoptantes y el derecho de los menores a la educación moral, si bien no se oculta la fuerte restricción del primero, es la misma Constitución la que resuelve el tema, al inclinarse por la prevalencia del segundo. 24 El concepto de familia adoptado por la Constitución de 1991, y visto como el núcleo fundamental de la sociedad. El estudio advierte cómo la proyección del Constituyente optó por proteger la familia de naturaleza heterosexual y monogámica, descartando que tal tipo de institución fuese conformada por la que encabeza una pareja homosexual, sin que tal sentido implique una forma de discriminación a quienes deciden conformar una relación homosexual estable. Sentencia T – 067 de 1998 Revisión de la Acción de tutela interpuesta por un ciudadano, contra la función administrativa que implicaba realizarle un descuento del valor correspondiente a la prima vacacional por tres días, con destino a Prosocial, situación que consideró atentar contra su derecho al libre desarrollo de la personalidad, en especial para el disfrute del periodo vacacional. Conceptos de importancia. El ámbito que encierra el libre desarrollo de la personalidad según el artículo 16 de la Constitución Política, como desarrollo del principio de libertad de acción y la amplitud de autonomía que con tal disposición se reconoce, para que la persona tome decisiones sobre lo bueno o lo malo, en el sentido de su existencia. El espectro de las limitaciones o restricciones que frenan el ejercicio ilimitado del derecho, referido de manera exclusiva a las que provienen de los derechos de los demás y del orden jurídico, así como la no injerencia de las instituciones en un derecho que tiene carácter prima facie, donde las exigencias sociales solo pueden restringir validamente su libertad, en tanto que la finalidad se ajuste a la Constitución, la medida legal sea idónea para el fin pretendido y la restricción cuente con grados de necesidad y proporcionalidad. 25 Lo que se denomina el ámbito absolutamente intangible del derecho, definido como la completa autonomía de la persona para trazarse así mismo y practicar su propio plan de vida, siempre que no interfiera con los derechos fundamentales de los demás. CONCLUSIONES Amparados en la Constitución y en los derechos del ser humano, en el presente trabajo se realizó una aproximación a los conflictos formales y materiales que genera la adopción por parte de parejas homosexuales; ahora bien, antes de incurrir en argumentos discriminatorios, buscamos analizar esta situación a la luz de los más importantes logros de nuestra sociedad, esto es, nuestra constitución y la defensa universal de la igualdad y la libertad. Es un hecho que la constitución de 1991 es el elemento jurídico que determina, tanto la seguridad como la libertad de los individuos. La constitución es (por antonomasia) el documento que soporta las más importantes sentencias de nuestra seguridad e identidad y aunque su contenido dista de prever la resolución a problemáticas contingentes, no podemos negar su valor en el momento de abordar aquellas situaciones que generan impacto en los imaginarios de nuestra sociedad. Es así que, apelando a la seguridad y a la libertad de los individuos, este documento asume la base fundamental para interpretar las intenciones de los diversos grupos que conforman nuestra sociedad. Ahora bien, considerando que la constitución permite ser interpretada según intereses particulares, existe la pretensión de consolidar la adopción como un derecho de las parejas homosexuales. En efecto estas personas, representadas por el grupo LGBT, consideran que la constitución, al defender la libertad y la igualdad, garantiza el acceso a los mismos derechos de cualquier grupo social. Por supuesto, no 26 podemos negar que durante mucho tiempo algunas personas han sido señaladas y perseguidas debido a sus orientaciones sexuales y personales, y en algunos casos se sigue presentando esta situación. Ahora bien, existe una gran diferencia entre defender la libertad individual y asumir el derecho de la libertad de los demás, es decir que, aunque la constitución defiende la libertad y la igualdad, no manipula la libertad de unos en favor de un grupo en particular. Es por ello que, en este caso, más allá de las consideraciones teóricas, lo que está en juego es la seguridad del niño, es decir, su desarrollo físico y psicológico. Efectivamente, luego de realizar un corto recorrido por la constitución y algunas escuelas teóricas, este trabajo fue reduciendo sus intenciones a estudiar las consecuencias y condiciones en las que se pretende avalar jurídicamente esta posición, dentro de la gama de derechos de nuestra sociedad. Una de esas condiciones es el papel que ocupa la familia en el desarrollo del niño. Es cierto que identificar a un progenitor difiere de reconocer las funciones del padre y de la madre; la adopción es un ejemplo de la conformación de una familia sin los lazos biológicos, sin embargo, en este caso, lo que se intentó analizar fueron las características de nuestro contexto, las determinaciones psicológicas de la sociedad y los prejuicios que fomentan discriminación. La lucha contra la discriminación a la que han sido sometidas las parejas homosexuales y su intención de establecer y defender sus derechos, no determina ni resuelve la discriminación a la que pueden estar sometidos los niños; la familia no es un concepto inalterable, en efecto, existen diversos tipos de familia, lo que es de forzosa aceptación es la naturaleza inalterable de los lazos sociales que devienen de la familia, mediante los cuales se establecen y desarrollan las capacidades del ser humano. Es en este escenario cultural, en el que el futuro de la adopción por parte de parejas homosexuales, es todavía incierto. Solamente podemos afirmar que, a la luz de la constitución y de los criterios culturales de nuestra sociedad, sigue siendo un riesgo considerar la adopción como un derecho de las parejas homosexuales. 27 No consideramos que sea necesario apelar a criterios ideológicos para tomar una decisión sobre la viabilidad de la adopción por parejas conformadas por miembros del mismo sexo, más bien, en nuestro contexto es la defensa universal de los derechos humanos la que nos sirve de faro para velar por la seguridad del ser humano, en este caso, la seguridad del niño y el derecho a desarrollar sus capacidades y su propia personalidad. BIBLIOGRAFIA - Upegui, J.C. (2009). Doce tesis en torno al concepto de Estado social de derecho, (1ra Ed.) Bogotá, Colombia.: Publicaciones Universidad Externado. - Alexy, R. (2002). 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