TOMÁS DE AQUINO SUMMA THEOLOGICA , I, q-2, 1-3 Es uno de los últimos escritos de Tomás de Aquino, pues lo escribió a la edad de 40 años. Trabajó en ella durante varios años entre 1266 y 1273 -año en que murió-, en Roma, Viterbo, París y Napolés, pero la dejó sin concluir. Será Fray Reginaldo, su compañero, quien complementara la tercera obra desde la cuestión 90, lo que se denominó suplemento. La Summa Theologica (S.T), es una exposición sistemática de la Teología cristiana destinada al uso directo de los estudiantes. Cuando Tomás de Aquino ocupó por primera vez la cátedra para extranjeros de la Facultad de Teología de la Universidad de París, comenzó a explicar la filosofía y la teología utilizando como texto base el libro de “Las sentencias” de Pedro Lombardo, uno de los más sistemáticos de su tiempo y el más autorizado. Pero advirtiendo su falta de pedagogía práctica, así como su desorden temático, las repeticiones inútiles y las enormes lagunas que encontró, deja de utilizarlo y comienza a escribir un nuevo libro de texto para sus discípulos: La Suma Teológica. La Suma teológica consiste en un compendio del saber sobre toda la doctrina revelada, al igual que las otras “Sumas” del siglo XIII. Está dividida en cuatro grandes partes: 1. 2. 3. 4. La primera parte (I) o Prima pars, trata de Dios como Primer Principio, uno y trino, su existencia, su esencia y su actividad creadora, conservadora y gobernadora de todas las cosas. La segunda parte (I-II) Prima Secundae, aborda el tema de Dios como fin supremo y Ultimo de las criaturas racionales y analiza los actos humanos desde un punto de vista ético. La tercera parte (II-II) Secunda Secundae, estudia las virtudes teologales y morales y los vicios opuestos. La cuarta parte (III) , se dedica a estudiar el camino que nos conduce a Dios (es decir, Jesucristo, Dios y Hombre) Todos se considera desde el punto de vista de Dios (sub ratione Dei), desarrollando los problemas con rigor lógico y precisión, aunque expuestos con sencillez pues se trata de “exponer las verdades de la religión cristiana en forma apta para la enseñanza de los principiantes” (S.th. I, prólogo) La primera parte, muy filosófica, la escribió Tomás de Aquino entre 1266 y 1268, durante su segunda estancia en parís, entre los 41 y los 43 años, y esta divida en dos grandes apartados: 1. 2. El primero, trata de Dios en sí mismo, a través de los 43 primero capítulos (llamados quaestiones); en las 26 primeras, investiga la Unidad de Dios, y en las 17 restantes, la Trinidad de las Personas divinas (Padre, Hijo, Espíritu Santo). El segundo trata de Dios como Principio eficiente y le dedica las 76 cuestiones siguientes, acerca de la producción (q.44-46), la distinción entre ellas (q. 47-102) y su gobierno por parte de Dios (q. 103-119). Los Textos que vamos a estudiar pertenecen a la parte I, question 2 sobre la existencia de Dios y artículo 1-3 ¿Cómo estructura Tomás de Aquino cada artículo? Cada una de las cuestiones es dividida en diferentes artículos. Cada uno de estos artículos se organiza metódicamente siguiendo el siguiente esquema: 1. 2. 3. 4. 5. Enuncia brevemente la tesis que pretende demostrar. En las “Dificultades” y objeciones, enumera, uno a uno, todos los argumentos contrarios a la tesis anunciada entre los cuales pone muchas veces “argumentos de autoridad”, es decir, “citas” de filósofos ilustres, teólogos o de la Biblia. En el “Por otra parte”, pone, como contrapunto, los argumentos u opiniones de autoridades que apoyan la tesis inicial. En la “Respuesta”, va toda la argumentación del Aquinate al respecto. Es la parte fundamental , llamada “cuerpo del artículo”, donde se explica con detalle la tesis que pretende demostrar en ese artículo. Por último, en las “Soluciones” resuelve las dificultades que encabezan el artículo, dando respuesta una a una . Departamento de Filosofía Página 1 TEXTO SUMA TEOLÓGICA I, question 2.1-3 Primera parte. Cuestión 2. Sobre la existencia de Dios Así pues, como quiera que el objetivo principal de esta doctrina sagrada es llevar al conocimiento de Dios, y no solo como ser, sino también como principio y fin de las cosas, especialmente de las criaturas racionales según ha quedado demostrado, en nuestro intento de exponer dicha doctrina trataremos lo siguiente: primero, de Dios; segundo, de la marcha del hombre hacia Dios; tercero, de Cristo, el cual, como hombre, es el camino en nuestra marcha hacia Dios. La reflexión sobre Dios abarcará tres partes. En la primera trataremos lo que es propio de la esencia divina; en la segunda, lo que pertenece a la distinción de personas; en la tercera, lo que se refiere a las criaturas en cuanto que proceden de Él. Con respecto a la esencia divina, sin duda habrá que tratar lo siguiente: primero, la existencia de Dios; segundo, cómo es, o mejor, cómo no es; tercero, su obrar, o sea, su ciencia, su voluntad, su poder. Lo primero plantea y exige respuesta a tres problemas: 1. ¿Es o no es evidente Dios por sí mismo? 2. ¿Es o no es demostrable? 3. ¿Existe o no existe Dios? EXPLICACIÓN Cuestión sobre la existencia de Dios: La Teología Natural tiene como objetivo conocer a Dios. Y en este conocimiento de Dios se tratará de analizar cuál es la esencia divina, la esencia de las personas y la relación de las criaturas con Dios en cuantos seres creados. Sobre la esencia de Dios se tratará primero de examinar su existencia, definir su esencia y su poder. Los tres puntos acerca de la cuestión de la existencia de Dios son 1. si es una verdad de evidencia inmediata, 2. si se puede demostrar la existencia de Dios 3. y si Dios existe. Pruebas de la existencia ARTÍCULO 1. DIOS, ¿ES O NO ES EVIDENTE POR SÍ MISMO? Objeciones por las que parece que Dios es evidente por sí mismo: 1. Se dice que son evidentes por sí mismas aquellas cosas cuyo conocimiento nos es connatural, por ejemplo, los primeros principios. Pero, como dice el Damasceno al inicio de su libro, «el conocimiento de que Dios existe está impreso en todos por naturaleza ». Por lo tanto, Dios es evidente por sí mismo. 2. Más aún. Se dice que son evidentes por sí mismas aquellas cosas que, al decir su nombre, inmediatamente son identificadas. Esto, el Filósofo en I Poster. lo atribuye a los primeros principios de demostración. Por ejemplo, una vez sabido lo que es todo y lo que es parte, inmediatamente se sabe que el todo es mayor que su parte. Por eso, una vez comprendido lo que significa este nombre, Dios, inmediatamente se concluye que Dios existe. Si con este nombre se da a entender lo más inmenso que se puede comprender, más inmenso es lo que se da en la realidad y en el entendimiento que lo que se da solo en el entendimiento. Como quiera que comprendido lo que significa este nombre, Dios, inmediatamente está en el entendimiento, habrá que concluir que también está en la realidad. Por lo tanto, Dios es evidente por sí mismo. 3. Todavía más. Que existe la verdad es evidente por sí mismo, puesto que quien niega que la verdad exista está diciendo que la verdad existe; pues si la verdad no existe, es verdadero que la verdad no existe. Pero para que algo sea verdadero, es necesario que exista la verdad. Dios es la misma verdad. Jn 14,6: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Por lo tanto, que Dios existe es evidente por sí mismo. En cambio, nadie puede pensar lo contrario de lo que es evidente por sí mismo, tal como consta en el Filósofo, IV Metaphys. y I Poster. cuando trata los primeros principios de la demostración. Sin embargo, pensar lo contrario de que Dios existe, sí puede hacerse, según aquello del Sal 52,1: «Dice el necio en su interior: Dios no existe». Por lo tanto, que Dios existe no es evidente por sí mismo. Departamento de Filosofía Página 2 Solución. Hay que decir: La evidencia de algo puede ser de dos modos. Uno, en sí misma y no para nosotros; otro, en sí misma y para nosotros. Así, una proposición es evidente por sí misma cuando el predicado está incluido en el concepto del sujeto, como el hombre es animal, ya que el predicado animal está incluido en el concepto de hombre. De este modo, si todos conocieran en qué consiste el predicado y en qué el sujeto, la proposición sería evidente para todos. Esto es lo que sucede con los primeros principios de la demostración, pues sus términos como ser-no ser, todo-parte, y otros parecidos, son tan comunes que nadie los ignora. Por el contrario, si algunos no conocen en qué consiste el predicado y en qué el sujeto, la proposición será evidente en sí misma, pero no lo será para los que desconocen en qué consiste el predicado y en qué el sujeto de la proposición. Así ocurre, como dice Boecio, que hay conceptos del espíritu comunes para todos y evidentes por sí mismos que solo comprenden los sabios, por ejemplo, lo incorpóreo no ocupa lugar. Por consiguiente, digo: La proposición Dios existe, en cuanto tal, es evidente por sí misma, ya que en Dios sujeto y predicado son lo mismo, pues Dios es su mismo ser, como veremos. Pero, puesto que no sabemos en qué consiste Dios, para nosotros no es evidente, sino que necesitamos demostrarlo a través de aquello que es más evidente para nosotros y menos por su naturaleza, esto es, por los efectos Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: Conocer de un modo general y no sin confusión que Dios existe está impreso en nuestra naturaleza, en el sentido de que Dios es la felicidad del hombre; puesto que el hombre por naturaleza quiere ser feliz, por naturaleza conoce lo que por naturaleza desea. Pero a esto no se le puede llamar exactamente conocer que Dios existe; como, por ejemplo, saber que alguien viene no es saber que Pedro viene aunque sea Pedro el que viene. De hecho, muchos piensan que el bien perfecto del hombre, que es la bienaventuranza, consiste en la riqueza; otros, lo colocan en el placer; otros, en cualquier otra cosa. 2. A la segunda hay que decir: Es probable que quien oiga la palabra Dios no entienda que con ella se expresa lo más inmenso que se pueda pensar, pues de hecho algunos creyeron que Dios era cuerpo. No obstante, aun suponiendo que alguien entienda el significado de lo que con la palabra Dios se dice, sin embargo no se sigue que entienda que lo que significa este nombre se dé en la realidad, sino tan solo en la comprehensión del entendimiento. Tampoco se puede deducir que exista en la realidad, a no ser que se presuponga que en la realidad hay algo mayor que lo que puede pensarse. Y esto no es aceptado por los que sostienen que Dios no existe. 3. A la tercera hay que decir: Que la verdad en general existe, es evidente por sí mismo; pero que exista la verdad absoluta, esto no es evidente para nosotros. EXPLICACIÓN SI LA EXISTENCIA DE DIOS ES VERDAD DE EVIDENCIA INMEDIATA. Tres argumentos a favor de que la existencia de Dios es cosa de evidencia inmediata: Es evidente por sí aquello cuyo conocimiento nos es connatural. Ahora bien, el conocimiento de que Dios existe parece connatural. Por tanto, ha de ser evidente por sí mismo que Dios existe. Es evidente la proposición que se comprende con solo conocer sus términos. Puesto que se comprende lo que significa el término «Dios», se comprende de modo evidente e inmediato que existe. En efecto, por Dios entendemos el ser mayor que cuanto se puede concebir. Ahora bien, es mayor lo que existe en el entendimiento y la realidad que lo que solamente existe en el ente. Por consiguiente, si al comprender el término «Dios» existe por ello en el entendimiento, debe existir también en la realidad, pues el ser mayor que cuanto se puede pensar. De este modo, es evidente por sí que Dios existe. Es evidente que existe la verdad, ya que, si no existiera, sería verdad que no existe. Ahora bien, si algo es verdad, entonces existe la verdad. Dado que Dios es la verdad, la existencia de Dios es de evidencia inmediata. Argumento de autoridad en contra de que la existencia de Dios sea cosa de evidencia inmediata. No es posible pensar la negación de una verdad que evidente por sí misma. Sin embargo, según la Biblia, es posible pensar que Dios no existe. Así que la existencia de Dios no es evidente por sí misma Respuesta al problema de la si la existencia de Dios es inmediata. La proposición según la cual Dios existe es evidente en sí misma, pero no para los seres humanos. Una proposición puede ser evidente de dos modos: puede ser evidente en sí misma y también para los seres humanos, o bien puede ser evidente en sí misma, pero no para los seres humanos. Pues bien, por un lado, la proposición que afirma que Dios existe es evidente en sí misma, porque en ella el predicado identifica con el sujeto, ya que la esencia de Dios es ser o existir. En cambio, por otro lado, no evidente de modo inmediato para los seres humanos, pues desconocemos la naturaleza o esencia de Dios, sino que necesita ser demostrada por medio de las cosas que sí conocemos Departamento de Filosofía Página 3 Soluciones a los argumentos a favor de que la existencia de Dios sea inmediatamente evidente: Es cierto que conocemos naturalmente la existencia de Dios, pero dicho conocimiento es confuso. Es posible que por el concepto de Dios no se entienda un ser superior a la cual nada puede pensarse. Además, aun cuando todos entendieran esto por el término «Dios», no se sigue que comprendan que dicho ser existe en la realidad, sino solamente que se piensa su concepto en el entendimiento. Por otra parte, no se puede deducir que exista en la realidad a no ser que se admita previamente que hay un ser real que es superior a cuanto se puede pensar, cosa que precisamente no reconocen quienes sostiene que Dios no existe. Es evidente para nosotros que la verdad, en general, existe; pero no es evidente para los seres humanos que exista la verdad suprema, es decir, Dios. ARTÍCULO 2. LA EXISTENCIA DE DIOS, ¿ES O NO ES DEMOSTRABLE? Objeciones por las que parece que Dios no es demostrable: 1. La existencia de Dios es artículo de fe. Pero los contenidos de fe no son demostrables, puesto que la demostración convierte algo en evidente, en cambio la fe trata lo no evidente, como dice el Apóstol en Heb 2,1. Por lo tanto, la existencia de Dios no es demostrable. 2. Más aún. La base de la demostración está en lo que es. Pero de Dios no podemos saber qué es, sino solo qué no es, como dice el Damasceno. Por lo tanto, no podemos demostrar la existencia de Dios. 3. Todavía más. Si se demostrase la existencia de Dios, no sería más que a partir de sus efectos. Pero sus efectos no son proporcionales a Él, en cuanto que los efectos son finitos y Él es infinito; y lo finito no es proporcional a lo infinito. Como quiera, pues, que la causa no puede demostrarse a partir de los efectos que no le son proporcionales, parece que la existencia de Dios no puede ser demostrada. En cambio está lo que dice el Apóstol en Rom 1,20: «Lo invisible de Dios se hace comprensible y visible por lo creado». Pero esto no sería posible, a no ser que por lo creado pudiera ser demostrada la existencia de ya que lo primero que hay que saber de una cosa es si existe. Solución. Hay que decir: Toda demostración es doble. Una, por la causa, que es absolutamente previa a cualquier cosa. Se la llama: a causa de. Otra, por el efecto, que es lo primero con lo que nos encontramos; pues el efecto se nos presenta como más evidente que la causa, y por el efecto llegamos a conocer la causa. Se la llama: porque. Por cualquier efecto puede ser demostrada su causa (siempre que los efectos de la causa se nos presenten como más evidentes): porque, como quiera que los efectos dependen de la causa, dado el efecto, necesariamente antes se ha dado la causa. De donde se deduce que la existencia De Dios, aun cuando en sí misma no se nos presenta como evidente, en cambio sí es demostrable por los efectos con que nos encontramos. Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: La existencia de Dios y otras verdades que de Él pueden ser conocidas por la sola razón natural, tal como dice Rom 1,19, no son artículos de fe, sino preámbulos a tales artículos. Pues la fe presupone el conocimiento natural, como la gracia presupone la naturaleza y la perfección lo perfectible. Sin embargo, nada impide que lo que en sí mismo es demostrable y comprensible sea tenido como creíble por quien no llega a comprender la demostración. 2. A la segunda hay que decir: Cuando se demuestra la causa por el efecto, es necesario usar el efecto como definición de la causa para probar la existencia de la causa. Esto es así sobre todo por lo que respecta a Dios. Porque para probar que algo existe, es necesario tomar como base lo que significa el nombre, no lo que es; ya que la pregunta qué es presupone otra: si existe. Los nombres dados a Dios se fundamentan en los efectos, como probaremos más adelante. De ahí que, demostrado por el efecto la existencia de Dios, podamos tomar como base lo que significa este nombre: Dios. 3. A la tercera hay que decir: Por efectos no proporcionales a la causa no se puede tener un conocimiento exacto de la causa. Sin embargo, por cualquier efecto puede ser demostrada claramente que la causa existe, como se dijo. Así, por efectos divinos puede ser demostrada la existencia de Dios, aun cuando por los efectos no podamos llegar a tener un conocimiento exacto de cómo es Él en sí mismo. EXPLICACIÓN Tres argumentos a favor de la imposibilidad de demostrar la existencia de Dios : La existencia de Dios es un artículo de fe. Ahora bien, lo que se acepta por fe no se puede demostrar, ya que la demostración hace algo mediatamente evidente, mientras que lo que la fe se refiere a lo no resulta evidente. Así pues, la existencia de Dios no es demostrable. Departamento de Filosofía Página 4 La demostración de que algo existe se basa en la naturaleza del sujeto, pero acerca de Dios no podemos saber «lo que es» (o sea, su esencia), sino más bien lo que no es. Por lo tanto, no podemos demostrar que Dios existe. Solamente se podría demostrar que Dios existe a partir de sus efectos. Sin embargo, estos no guardan proporción con Dios, ya que ellos son finitos y Dios es infinito. En consecuencia, si no se puede demostrar una causa a partir de un efecto que no posee proporción con ella, tampoco se puede demostrar que Dios exista. Argumento de autoridad a favor de la posibilidad de demostrar que Dios existe. Según la Biblia, aunque Dios sea invisible, puede conocerse a partir de sus criaturas. Ahora bien, lo primero que hay que conocer de algo es si existe. Por consiguiente, se puede demostrar la existencia de Dios. Respuesta a la cuestión de si se puede demostrar la existencia de Dios. La existencia de Dios no es evidente por sí misma para los seres humanos ni tampoco se puede probar a priori (o propter quid), esto es, partiendo de su concepto o esencia como una causa en sí misma anterior de la que se deduce su existencia como algo posterior. Sin embargo, la existencia de Dios sí se puede demostrar a posteriori (o quia), es decir a partir de los efectos que, si bien son conocidos por los seres humanos antes y mejor que Dios, en la realidad son posteriores a Él. Soluciones a los argumentos a favor de la imposibilidad de demostrar la existencia de Dios): La existencia de Dios no es un artículo de fe, sino preámbulos de los artículos de fe, que presupone el conocimiento natural de Dios. No obstante, aun cuando sea demostrable, puede ser objeto de fe por quien no entienda la demostración o la ignore. Para demostrar la existencia de Dios a partir de sus efectos podemos tomar como medio no la esencia de Dios (lo que es), sino el significado de los nombres que Le damos, los cuales son tomados de sus efectos.. La desproporción de los efectos con Dios como causa suya impide tener un conocimiento perfecto de la esencia de Dios, pero no demostrar su existencia a partir de ellos. ARTÍCULO 3. ¿EXISTE O NO EXISTE DIOS? Objeciones por las que parece que Dios no existe: 1. Si uno de los contrarios es infinito, el otro queda totalmente anulado. Esto es lo que sucede con el nombre Dios al darle el significado de bien absoluto. Pues si existiese Dios, no existiría ningún mal. Pero el mal se da en el mundo. Por lo tanto, Dios no existe. 2. Más aún. Lo que encuentra su razón de ser en pocos principios, no se busca en muchos. Parece que todo lo que existe en el mundo, y supuesto que Dios no existe, encuentra su razón de ser en otros principios; pues lo que es natural encuentra su principio en la naturaleza; lo que es intencionado lo encuentra en la razón y voluntad humanas. Así, pues, no hay necesidad alguna de acudir a la existencia de Dios. En cambio está lo que se dice en Éxodo 3,14 de la persona de Dios: «Yo existo». Solución. Hay que decir: La existencia de Dios puede ser probada de cinco maneras distintas. 1) La primera y más clara es la que se deduce del movimiento. Pues es cierto, y lo perciben los sentidos, que en este mundo hay movimiento. Y todo lo que se mueve es movido por otro. De hecho, nada se mueve a no ser que, en cuanto potencia, esté orientado a aquello por lo que se mueve. Por su parte, quien mueve está en acto. Pues mover no es más que pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por quien está en acto. Ejemplo: el fuego, en acto caliente, hace que la madera, en potencia caliente, pase a caliente en acto. De este modo la mueve y cambia. Pero no es posible que una cosa sea lo mismo, simultáneamente, en potencia y en acto; solo lo puede ser respecto a algo distinto. Ejemplo: lo que es caliente en acto, no puede ser al mismo tiempo caliente en potencia, pero sí puede ser en potencia frío. Igualmente, es imposible que algo mueva y sea movido al mismo tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo que se mueve necesita ser movido por otro. Pero si lo que es movido por otro se mueve, necesita ser movido por otro, y este por otro. Este proceder no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que mueve, y así no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que por ser movidos por el primer motor. Ejemplo: un bastón no mueve nada si no es movido por la mano. Por lo tanto, es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En este, todos reconocen a Dios. 2) La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y esta, sea una o múltiple, lo es de la última. Puesto que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia. Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario admitir una causa eficiente primera. Departamento de Filosofía Página 5 Todos la llaman Dios. 3) La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son solo posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes. Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios. 4) La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas. Pues nos encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas. En unas más y en otras menos. Pero este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que se aproximan más o menos a lo máximo. Así, caliente se dice de aquello que se aproxima más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy bueno, muy noble; y, en consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son sumamente verdaderas son seres máximos, como se dice en II Metaphys. Como quiera que en cualquier género, lo máximo se convierte en causa de lo que pertenece a tal género –así, el fuego, que es el máximo calor, es causa de todos los calores, como se explica en el mismo libro–, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios. 5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios EXPLICACIÓN Dos argumentos en contra de la existencia de de Dios: Si una realidad es infinita, no puede existir su opuesta. El término «Dios» significa un bien infinito. Consiguientemente, si Dios existiera, no habría mal. Ahora bien, en el mundo hay mal. Por tanto, Dios no existe. Aquello que se puede realizar por un número limitado de principios o causas no requiere más. Ahora bien, las cosas naturales tienen como principio su naturaleza y los seres libres su entendimiento y su voluntad. Por tanto, .a existencia de Dios no es necesaria para explicar el mundo. Argumento de autoridad a favor de la existencia de Dios Según la Biblia, Dios existe. Respuesta la cuestión de si Dios existe. La existencia de Dios se puede demostrar por cinco vías o pruebas La vía del movimiento. Es evidente para nosotros que en este mundo hay movimiento o cambio. Ahora bien, todo lo que se mueve es movido por un motor diferente a sí mismo. Si dicho motor también se mueve o cambia, entonces habrá de ser movido por un tercer motor. Sin embargo, la serie de motores no puede ser infinita. Así pues, tiene que existir un primer motor inmóvil, que es lo que se entiende por Dios. La vía de la causalidad eficiente o agente. En el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, ninguna cosa puede ser causa eficiente de sí misma, pues tendría que ser a sí misma, lo cual es imposible, así que tiene ser efecto de una causa diferente. Ahora bien, la serie causas eficientes no puede ser infinita, porque, si no hubiera una primera causa, no se daría el efecto último, lo cual es falso. Por lo tanto, debe existir una causa eficiente primera, que es lo que se comprende por Dios.) La vía de la contingencia. Es evidente para nosotros que hay seres contingentes o posibles, es decir, que pueden existir o no existir. Ahora bien, lo que puede no existir, alguna vez no existió, de modo que, si todos los seres fuesen contingentes, habría habido un tiempo en el que no habría existido ninguno. Pero si alguna vez no existió ninguna cosa, entonces nada habría podido llegar a ser, porque lo que no existe solamente comienza a existir a causa de lo que ya existe. Por lo tanto, dado que existen cosas, tenemos que concluir que no todos los seres son contingentes, sino que tiene que haber alguno que sea necesario. Además, como la serie de cosas necesarias no puede ser infinita, no todo ser necesario ha de serlo a causa de otro, sino que debe haber un ser necesario por sí mismo, que a lo que se llama Dios. La vía de los grados de perfección. En los seres hay grados de perfección. El grado mayor o menor en que una cosa posee un atributo depende de su mayor o menor proximidad a lo máximo. Además, dicho máximo respecto de ese género o clase Departamento de Filosofía Página 6 de ser es la causa de de que las cosas lo posean. Así pues, ha de haber un ser máximamente perfecto que sea la causa de todas las perfecciones o atributos positivos que poseen las cosas, y dicho ser es Dios. La vía de la finalidad. En la naturaleza todos los seres se encuentran orientados al fin que les es propio, pues tienden regularmente hacia aquello les conviene. Así pues, su comportamiento no es fruto del azar, sino que posee una finalidad. Sin embargo, las cosas que carecen de conocimiento no pueden dirigirse a sí mismas hacia sus respectivos fines, sino que solamente pueden estar orientadas hacia ellos por un ser dotado de conocimiento. Luego existe un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales hacia su fin, y a este ser se lo llama Dios. Soluciones a los argumentos en contra de la existencia de Dios. Dios es el bien supremo y es omnipotente, de modo que permite los males para de ellos obtener bienes. Por un lado, la naturaleza obra para alcanzar un fin en la medida en que es dirigida por un agente superior, así que en el comportamiento de los seres naturales interviene Dios como causa primera. Por otro lado, las acciones que los seres realizan deliberadamente, han de tener un principio superior al entendimiento y la voluntad humanos, pues estos son mudables y contingentes, y lo mudable y contingente tiene su fundamento en un ser inmóvil y necesario. Departamento de Filosofía Página 7