dos y condenados los especialistas de entonces, y también por extensión ver la repetición de mu­ chos de aquellos prejuicios, aderezados “científi­ camente” en contra de la medicina, los tra ta ­ mientos, los m ateriales (la herbolaria por ejem­ plo) y sobre todo los especialistas de hoy. Parece ser que tal ideología, victoriosa en la pugna de ayer (entre dos mundos, estructuras, grupos humanos, concepciones y naturalezas), es hoy la única, repetida en forma “norm al” y aceptada por todos. O casi. Aguirre Beltrán culmina su Ubro con dos te­ mas más: la aparición de los primeros médicos mestizos en México, y habiendo anotado antes la importancia de las obras de Badiano y Francisco Hernández, pasa finalmente a discutir las ideas de Levy-Bruhl sobre pensamiento mágico y las de Raymond Firth sobre medicina y magia. Velázquez, Pablo. La hechicería en Charapan, Michoacán. México. Tesis de Maestría. E s­ cuela Nacional de Antropología e Historia. 1949. 151.pp. Los Sikuamecha en la medicina P ’urhépecha de Michoacán El lector de este trabajo se encontrará con una in ­ teresante visión “desde adentro” sobre el tem a de la brujería y los brujos p’urhépecha de Michoa­ cán. No estamos afirm ando que el autor sea o h a ­ ya sido miembro de este grupo de especialistas, sino que como hablante del idioma y miembro de la cultura, contó con dos elementos im portan­ tísimos para acercarse a este tema tan difícil y controvertido. Dice Velázquez que son tres los pueblos ta ­ rascos donde se im parten conocimientos m ági­ cos y donde se hacen las ceremonias iniciáticas: Pichátaro, en la sierra, C arapan, en la C añada y Xarácuaro en el Lago. Dentro de estas últim as dos regiones, existen varios subcentros: Zopoco y Huáncito p ara la Cañada y Janitzio, Ihuatzio, Ichupio y Tarerio para la región lacustre (cfr. p. 15). Es este un estudio que posee muy valiosos datos en sus 16 capítulos, pues contó con la co­ laboración de varios brujos y curanderos. A ello agréguese que las entrevistas se realizaron en el propio idioma p’hurépecha y se estim arán los re­ sultados. Que recordemos, en ningún otro estudio so­ bre la región, excepto otro del mismo Velázquez,1 se habla en forma nítida y certera de aspectos tan im portantes del pensamiento mágico p’urhépecha. En este escrito conocemos el Terúngutpiri un ser sobrenatural al cual invocan los hechice­ ros, y a los Japíngua, los Dioses del bosque, que ayudan a los hechiceros. Por otra parte menciona tam bién a personas tades como Pedro Remigio, de Zopoco, Aristeo Alejo, de Carapan, Pedro Chávez, de Cherán, Jo ­ sé Ramos Bautista, de Ahuiran, Ju lian a Morales y Ju a n a Cerda, del Lago, que fueron algunos de los entrevistados. La relación sobre los especialistas de Charapan es tam bién prolija: Ju a n a González, Cleofas Melgarejo, Ursula de Potosí, Teodosia P ra­ do, Ju a n a Rincón, A gustina Rivera y A gustina Sierra. Todos ellos realizadores de la kutaurhentani (limpia) y que sanan a la gente cuando ésta tiene khuarhentani o eskua uruni, dos tipos de he­ chizos muy conocidos. Ya en otra ocasión nos remitió a los Jeiájpiricha y Tsinájpiricha, exper­ tos en m asajes y “sustos” respectivamente. Es opinión muy difundida en las comuni­ dades p’urhépecha que los brujos (Sikuamecha) no se ocupan de curar (tsinapini) y que la mayor parte de las veces ejercen poderes negativos o maleficios. “Sólo para hacer daño”, se dice. Pero cuando se comienza a profundizar en el tema, se observa que las gentes de las comunida­ des confían en el Sikuame cuando hay que “arre­ glar” a un enfermo grave. Las curaciones que h a ­ ce un Sikuame son sobre padecimientos específi­ cos y generalmente en situaciones de extrema gravedad. No pocas veces ellos utilizan plantas y otros materiales. En otra parte del trabajo, el autor se sumer­ ge en los casos de hechizos, brujería, maleficio, etc.-, del Archivo General de la Nación y redondea una visión peculiar de las diferencias y sem ejan­ zas de la problemática de los brujos, entre la épo­ ca colonial y la actual. Incursiona en la Sociología de la hechicería, pues nos habla de la educación, estado patológi­ co y posición social de los hechiceros modernos. Las hechiceras buenas y m alas, los conocimien­ tos populares p ara protegerse de ellos y las com­ petencias que se establecen entre éstos y los em­ baucadores o “ch arlatan es” de los centros mes­ tizos, son otros tantos tem as de este estudio. Creemos que pese a los errores de aprecia­ ción que pudiera contener esta obra, y aquí me re­ fiero a los capítulos 6 y 15, es una fuente de infor­ mación im portantísim a. P ara quienes preocupados por la pervivencia de los sistem as médicos tradicionales (en ta n ­ to portadores de saberes acumulados ancestral­ mente), Velázquez nos m uestra una rica y com­ pleja realidad p’urhépecha. Los sikuam echa (brujos), como tantos otros vilipendiados especialistas tradicionales en otras partes del mundo, tienen tam bién entre sus m a­ nos partes del legado herbolario prehispánico y no poca de la sabiduría ancestral. Ello los hace muy im portantes cuando se contemplan desde el punto de vista del estudio científico de los cono­ cimientos tradicionales de la medicina p’urhépe­ cha. Arturo Argueta Dirección General de Culturas Populares, SEP. 1. Velázquez, Pablo. Dioses Tarascos de Charapan. Revista Me­ xicana de Estudios Antropológicos. México. No. 9. 1949, pp. 79106. Hernández Chávez, Alicia. Historia de la Revo­ lución M exicana periodo 1934-1940. La me­ cánica cardenista. El Colegio de México. Mé­ xico, 1979. E sta obra es un análisis de la actividad m ilitar y política de Lázaro Cárdenas, sin llegar a ser propiamente una biografía. El estudio abarca el sexenio de 1934-1940. El subtítulo del libro: “La m ecánica cardenista” sugiere al lector la existen­ cia de una m aquinaria que debe conocerse. Efec­ tivam ente, Cárdenas como m ilitar conocía la m a­ quinaria política de los estados y del país en ge­ neral, lo cual le facilitó aplicar una mecánica que