LOS INSTINTOS por Richard Sterba (Detroit) Si buscamos la traducción de la palabra "libido" en un diccionario latino, encontraremos las palabras: deseo, inclinación, voluntad, ansia, apetito, pasión. Cicerón habla de uictscendi libido en el sentido de deseo de venganza; Tácito de sanguinius libido, por sed de sangre, mientras que en la Edad Media, la Iglesia recalca el sentido erótico de la palabra, como en oscula libidinosa, besos eróticos. Pero el psicoanálisis emplea el término "libido" exclusivamente en conexión con placer y deseo sexual. Freud adoptó este sentido del término de A. Moll, quien lo usa para señalar la expresión dinámica de la sexualidad. Las manifestaciones de la sexualidad en las acciones, actividades, pensamientos y percepciones humanas son. consideradas como la expresión de cierta fuerza o poder (en griego: dynamis). Esta fuerza .es la que el psicoanálisis llama libido. Hablamos, por consiguiente, de la libido como de la "energía dinámica del instinto sexual", o de la energía que se exterioriza en las manifestaciones del instinto sexual. Esta definición necesita una explicación de lo que es un "instinto" y del significado del término "sexual". Empezaremos con la definición del término "instinto". La psique de los seres humanos, como la de los animales, tiene la tarea de dominar y controlar los estímulos, con el fin de reaccionar a ellos adecuadamente. Tales estímulos entran en el' 'aparato psíquico a consecuencia de determinados procesos energéticos ocurridos en el mundo exterior. La luz, el calor radiante o su ausencia, los sonidos, los cambios de posición por movimientos activos o pasivos, la impenetrabilidad de los cuerpos, en resumen, todo el mundo físico ambiente, constituyen una fuente continua de estímulos. T arnbién nuestro ambiente psíquico, nuestros parientes, amigos, colegas, relaciones casuales y enemigos colaboran para que no falte nunca una corriente continua de estímulos y excitaciones en nuestra vida psíquica. Sin embargo existen también estímulos que provienen de nuestro interior. Tienen W ori- 258 REVISTA DE PSICOANALlSIS gen en procesos somáticos, en ••los cambios químico físicos de los órganos y se llaman estímulos somáticos o instintos. La diferencia entre estímulos somáticos y externos consiste en que nos resulta imposible sustraernos a los estímulos somáticos por la fuga, porque la fuente de ellos está en nosotros mismos. Hablando en términos generales, los estímulos exteriores tienen el efecto de un golpe o tal vez más bien de una serie de golpes, uno tras otro, mientras que los estímulos somáticos internos se caracterizan por una afluencia continua al organismo psíquico. El instinto o impulso es el representante típico de un estímuloconti- nuarnente activo, que tiene su origen en el interior del cuerpo y que va afluyendo del terreno somático a la psique. Nos imaginamos el instinto, por las manifestaciones mentales que podemos observar en conexión con esta corriente de estímulos somáticos, como una causa psíquica, en forma de una influencia dinámica. Por eso los instintos son movimientos psíquicos intensos que tienen un origen somático, a pesar de ser sentidos y experimentados físicamente. La palabra instinto constituye, de este modo, una expansión limítrofe entre lo psíquico y lo somático y representa como un factor dinámico dentro de la psique, los estímulos orgánicos. Si tomamos como ejemplo de un estímulo orgánico los cambios químico físicos originados por la falta de nutrición, veremos cómo de las corrientes de excitación van surgiendo manifestaciones psíquicas en forma de acciones, sensaciones específicas, cambios de humor, etc. Consideramos como psíquica la fuerza que origina las manifestaciones del hambre, nosobstante hallarse sus raíces en lo somático. Llamamos a esta fuerza, instinto nutritivo. En el sentido psicoanalítico, el término instinto representa una tentativa de unificar lo somático con lo psíquico, o el cuerpo y la mente que la psicología ha intentado separar durante centenares de años. Freud, con su concepto deLinstinto, trata de colocar la psicología sobre una base biológica y de abolir la separación artificial entre soma y psique. Hemos especificado anteriormente lo que entendemos con la palabra instinto, e investigaremos ahora las características por las cuales un instinto puede ser distinguido de otro. En primer lugar tenemos el factor dinámico del instinto, es decir la cantidad de energía representada: Llamamos a este factor dinámico impulso, porque nos sentimos arrastrados por un instinto poderoso a acciones y reacciones emocionales. Podemos juzgar el poder impulsivo del instinto, si observamos la magnitud de los obstáculos, que es LOS INSTINTOS, 259 capaz de superar. En ~l caso del hambre, si el impulso instintivo es débil, la satisfacción puede quedar pospuesta por obstáculos exteriores. Si, por el contrario, el impulso del hambre es intenso, el instinto pide con urgencia la eliminación del estímulo orgánico y entonces las limitaciones impuestas por el asco podrán Ser vencidas, y en casos extremos de hambre las inhibiciones serán incluso anuladas y los objetos que hasta ahora han sido rechazados o evitados con horror, serán utilizados para satisfacer el hambre. Se puede valorar también el poder del impulso instintivo por la cantidad de obstáculos e inhibiciones que un individuo tendrá que oponer para evitar una satisfacción instintiva que encierra para él un peligro. La segunda característica del instinto es su fin, que consiste en el resta- blecimiento de un estado en el cual deja de subsistir una determinada necesidad instintiva. Por supuesto es ésta una definición muy general, porque la eliminación del estímulo en el lugar de su origen instintivo para cada instinto. La sed se satisface de manera diferente cada componente del instinto sexual en forma·distinta. es diferente que el hambre y En general puede decirse acerca de los objetivos de todo instinto que la disminución de la tensión instintiva por la satisfacción es experimentada por la consciencia como placer. Esta experiencia placentera del decrecimiento de la tensión está ligada de todos modos, como toda experiencia a una organización psíquica, cuya principal función es la consciencia, La sede de la consciencia es el yo. Si el yo, por razones que aun quedan por estudiar, se opone a la satisfacción de un instinto y éste, a pesar de la objeción del yo, es capaz, por su energía, de imponer la satisfacción a la personalidad consciente, esta última reaccionará a la satisfacción instintiva con dolor, displacer o angustia. Entonces el yo en vez de lograr un placer, sufre por la satisfacción Instintiva: -Esto acontece en el caso del síntoma neurótico. El psicoanálisis observa que existe una satisfacción instintiva en el fondo de todo síntoma neurótico, una satisfacción que ha logrado su fin a pesar de las objeciones de la personalidad consciente. Pero este proceso es sentido, por causa de la desaprobación del yo como dolor o displacer. El término . "displacer" fué creado por analogía con la palabra' alemana Unlust, que expresa lo contrario de placer. El placer instintivo más grande, sentido por el adulto sano, es el que se obtiene por la unión de los sexos en el acto sexual. Como tercera característica del instinto tenemos que considerar el obje- 260 REVISTA-DE PSICOANALlSIS too Es fácil de definir el objeto del instinto. Es algo, que pertenece al mundo exterior y por o con lo cual el instinto alcanza su satisfacción. 'Penemos generalmente la impresión errónea de que' existe siempre una conexión ínti- . ma entre el instinto y su objeto. Dejando a un lado los instintos que encuentran su satisfacción en el propio cuerpo del individuo, es decir sin un objeto exterior, el lazo entre el instinto y el objeto no es primordial en el sentido de que el objeto despierte el instinto; por el contrario el instinto es primordial y existe antes que el objeto y la relación entre ambos se establece, si el instinto considera al objeto como adecuado para lograr su satisfacción. Por eso el objeto es la característica más variable del instinto y en general se lo cambia fácilmente en el dominio de la sexualidad y a veces también en el de la autoconservación. El hambre muy intensa deshace la fijación fútil del instinto nutritivo a. cierta comida y demuestra la debilidad de los lazos entre el instinto y su objeto específico. Si un instinto se halla patológica- mente ligado a un objeto especifico, se habla de "fijación" .. La cuarta y última característica del instinto es su "fuente". Se define como fuente del instinto el proceso en un órgano somático, cuyo estímulo es representado en la psique por el instinto. Debemos suponer la exisrencia de tal origen para cada instinto, a pesar de que son pocos los instintos respecto de los cuales conocemos con exactitud los procesos orgánicos que se nos presentan como las fuentes de la excitación. Las condiciones de excitación en los órganos considerados como fuente instintiva habían sido consideradas antiguamente por la ciencia en general, de una manera demásiado simplista. Se suponía, por ejemplo, que la falta de alimento en el estómago originaba la digestión de la misma membrana mucosa por los ácidos libres. Se comprobó lo erróneo de este concepto porque también personas privadas de su estómago por una intervención quirúrgica, sienten la misma sensación de hambre y las mismas manifestaciones instintivas. Krafft-Ebing, el psiquiatra alemán que fué el primero que describió sistemáticamente las variaciones sexuales, consideró la repleción del canal espermático con esperma, o más bien el efecto de la presión demasiado grande de la cantidad de líquido sobre la membrana mucosa del canal espermático, como origen del instinto sexual; concepto, que podría ser solamente válido de todos modos, en el caso del varón adulto. Hoy sin embargo las fuentes de nuestros instintos parecen ser procesos mucho más complicados y predominantemente de naturaleza bio- LOS INSTINTOS 261 química. Nuestro conocimiento de la constitución química de estos complicados procesos es hasta ahora muy deficiente por el mismo hecho de que éstos se desarrollan en el interior de nuestro cuerpo en la forma de cambios químicos, lo cual hace extremadamente difícil una investigación exacta. Existe la esperanza, sin embargo, de que en un futuro distante lleguen a ser conocidos los fundamentos químicos de los instintos, e investigada, en consecuencia su estructura. El beneficio de un conocimiento más completo a este respecto sería incalculable para la explicación de la neurosis, dado que la. causa de ésta se puede reconducir, según los resultados psicoanalíticos a procesos instintivos. Hemos expuesto las características individuales del instinto y ahora las demostraremos con un sencillo ejemplo. Elegimos a este fin una necesidad física, que nos es bien conocida, la necesidad de orinar para vaciar la vejiga, cuando ésta se halla repleta. Comprendemos en seguida el origen de esta necesidad. Es el efecto de la presión ejercida por el líquido sobre los terminales de los nervios en la membrana mucosa y de la tensión de laorina experimentada por la vejiga llena (1). Estos factores son el origen, es decir la condición de la excitación orgánica representada en la mente como una necesidad o un instinto. El momento dinámico que influye este proceso es el "impulso" del instinto y lo podemos medir por la cantidad de obstáculos que pueden ser superados para que el instinto pueda obtener satisfacción. Si la presión en la vejiga es muy grande, una persona puede verse obligada a vencer el sentido de pudor y orinar en circunstancias inusitadas. Nos imaginaremos fácilmente en el caso de la necesidad de orinar, que existe una relación directa entre la cantidad de excitación orgánica y la magnitud del impulso instintivo. Cuanto más grande es la . cantidad de orina, la presión y tensión dentro de la vejiga, tanto más intensa será la excitación orgánica. y, por lo tanto el impulso de la necesidad instintiva y la disposición a superar los obstáculos en procura de su satisfacción. Definimos la satisfacción como el "fin" del instinto, es decir la eliminación de la condición irritativa en la fuente somática instintiva. La gratificación en nuestro ejemplo consiste en el poder vaciar la vejiga, que conduce a la eliminación de la tensión y presión sobre la mucosa. Todo esto significa (l) En casos patológicos, los estímulos pueden producirse también por otras razones: por ejemplo una inflamación de la vejiga puede producir: el mismo estímulo, aun cuando ésta esté vacía. REVISTA 262 DE PSICOANALlSIS el restablecimiento de condiciones en las cuales ha sido eliminada la necesidad instintiva. Sabemos que la satisfacción de la necesidad de orinar, vaciando la vejiga, es una experiencia placentera y tanto más placentera, cuanto más grande es la presión -es decir cuanto más intenso es el estímulo conducido desde el lugar en que se origina la necesidad instintiva al aparato psíquico-. Designamos capaz de producir como "objeto" la satisfacción del instinto instintiva. cualquier objeto exterior En el caso citado es el lugar donde la vejiga puede ser vaciada. La facilidad de cambiar el objeto y la conexión débil con el instinto son particularmente notables en nuestroejernplo. Resultará también evidente qué el objeto no despierta el instinto, sino que es el empuje del instinto el que busca el objeto ("). Una persona privada de la consciencia puede orinar espontáneamente la vejiga está llena, sin participación del órgano psíquico.iDenominaremos este corto circuito una "acción refleja". si a En el último caso el estímulo fluye del órgano por la médula espinal y los centros cerebrales inferiores, en vez de tomar el camino más largo, a través de la materia gris -la sede de la consciencia-e- hacía el aparato muscular de la vejiga. Ésta reacciona con una contracción muscular, que, efectúa la evacuación de la vejiga. No podemos designar este reflejo como proceso instintivo, puesto que la psique no participa en él. Hablamos solamente de un proceso instintivo, si el camino conduce a la materia gris y con eso a la psique. Porque el instinto es la causa psíquica, sentida como tal, de las manifestaciones mentales provocadas por un estímulo orgánico. La evacuación de la orina por un individuo sin consciencia es una acción refleja en respuesta a un estímulo. Solamente la acción de la psique que conduce a la evacuación de la vejiga debido a la presión de la orina puede ser llamada manifestación instintiva. Estas acciones son acompañadas e influídas por innumerables procesos psíquicos, que las modifican, inhiben o aumentan. La participación de la psique es una condición especial en todos los procesos que llamamos instintivos, porque el término "instinto" une en el psicoanálisis lo mental con lo somático. (2) En el caso de la necesidad de orinar la distinción entre las características del instinto aparece tan clara, que no hará falta insistir en una descripción más detallada del proceso de la satisfacción por el acto de orinar, que produce, además hasta cierto grado, una satisfacción autoerótica, en la cual la orina tiene que ser considerada como objeto de la satisfacción instintiva. LOS INSTINTOS 263 Ya hemos aprendido,· que el aparato psíquico sirve para controlar los estímulos. Vimos que muchos estímulos entran en la psique por el mundo exterior, pero afluyen también continuamente del interior del cuerpo, en la forma de estímulos instintivos y orgánicos. Los estímulos instintivos juegan un papel muy importante en la vida mental. El órgano psíquico tiene en ge- neral un fin, estar en calma o lograr la calma. Los estímulos afluyentes perturban esta calma y para poder recobrarla tienen que ser eliminados por medidas adecuadas. La calma se recupera restableciendo el control sobre los estímulos. Sin embargo, el mundo exterior y la dependencia en que se halla la vida psíquica en relación con nuestro cuerpo, o mejor dicho la unión entre el cuerpo y la psique, impiden el logro de una calma completa, anhelada por la psique, salvo por la muerte. Un juego recíproco de fuerzas es la base fundamental de los procesos psíquicos. ¿Por qué usamos la expresión "juego recíproco de fuerzas"? Porque los cambios en el mundo exterior traen constantemente nuevos estímulos y entre éstos se manifiestan tendencias antagónicas. En muchos casos las tendencias instintivas interiores se oponen a los esfuerzos de la psique por restablecer el control sobre los estímulos del mundo exterior. Entonces la satisfacción instintiva tiene que ser prohibida o pospuesta, o bien el fin instintivo debe ser cambiado. Freud nos ha enseñado a considerar dos grandes grupos de instintos, fundamentalmente Los instintos de autoconservación y los instintos sexuales. antagónicos. Más tarde aban- donó en parte este concepto de los instintos antagónicos. No obstante trataremos de explicar las razones que condujeron al establecimiento del dualismo entre el instinto sexual y el de la autoconservación en todos los detalles. Porque esta concepción nos hará entender mejor el juego recíproco psíquico de las fuerzas. Como es el primer principio dual establecido por Freud, vale la pena estudiarlo siguiendo el desarrollo histórico del psicoanálisis y, además, es indispensable para la comprensión clínica y práctica de la mayoría de las manifestaciones psíquicas, y particularmente de las psicopatológicas. La opinión popular ya ha sabido distinguir entre los instintos del ham- bre y los del amor y sabe que son opuestos uno al otro. El hambre, representante' de la autoconservación, se halla a menudo. en conflicto o secreto con el amor, en el cual el instinto sexual del ser humano alcanzar su punto culminante, U na observación superficial revelará guida el antagonismo como abierto parece en se- existente entre los dos grupos de instintos representa- REV/STA 264 DE PS/COANAL/S/S dos por el hambre y el amor. Un amor violento constituye a veces la causa de un descuido de las funciones importantes de autoconservación y puede amenazar el bienestar del individuo hasta tal punto que hace peligrar su existencia, mientras por otra parte las relaciones amorosas pueden sufrir por la expresión enérgica del instinto de autoconservación, les casos, la destrucción de estas relaciones. llegando a verse, en ta- Otra razón más tuvo Freud para oponer las dos clases de instintos. Si examinamos la función biológica del individuo, vemos que tiene dos tareas a cumplir. El primer fin del hombre es vivir como individuo, luchando con todos sus medios para mantener y prolongar su existencia como pueda y evitar cualquier peligro. Sin embargo no lleva solamente su vida individual, sino que constituye también un eslabón en la cadena de las generaciones y tiene que cumplir su deber para con la especie. Esta tarea es su sexualidad, que amenaza frecuentemente destruir su existencia. Entre los animales el significado amenazante de la sexualidad es a menudo notable. El salmón juega su vida en cumplimiento de sus funciones sexuales. El gallo de las montañas, bajo la garra del instinto sexual, abandona de tal manera su asombrosa precaución, con que se defiende, que el cazador puede tocarlo con la mano, mientras está ejecutando su baile de amor. La araña macho, al igual que zángano paga el acto sexual con su vida. También el género humano el está sometido a esta' función biológica dualista, que justifica, desde el punto de vista biológico, el concepto de dos grupos antagónicos de instintos. Esta concepción dualista se relaciona con la posibilidad de encontrar en el futuro la base química, específica de los instintos sexuales en su fuente de origen para distinguirlos de los instintos de autoconservación. Los instintos sexuales se diferencian psicológicamente de los instintos del yo, en que se hallan mucho menos sujetos al c-ontrol de las actividades psíquicas más elevadas. Tienden a lo patológico, y algo de esto hay siempre en realidad en sus manifestaciones, en todos los casos en que el individuo ostenta alguna variante en el -dominio de lo psíquico. Son a menudo "anormales", incluso en individuos que gozan de una perfecta salud psíquica. Son caprichosos y es difícil influir en ellos; son irracionales y por consecuencia, poco accesibles a la educación: no quieren aprender. Traducido del inglés por MARIE LANGF,R.