¿Cuándo y cómo surgió el concepto de género? Surgió en la década del 60, estrechamente vinculado con las luchas políticas del movimiento de mujeres que buscaban revertir su situación de subordinación, no sólo en el ámbito legal o de oportunidades socioeconómicas, sino también en el plano simbólico, buscando nuevas maneras de autodefinirse. También figuran en sus antecedentes, estudios realizados sobre la formación de la identidad personal en transexuales[1] (Stoller), en los cuales se demuestra que, en casos donde el basamento biológico no está claramente definido, este proceso se vincula directamente con las asignaciones y expectativas de las madres y los padres sobre la identidad de los sujetos. También cabe recordar las investigaciones antropológicas de Margaret Mead [2] que dan cuenta de las diferencias culturales en los roles femenino y masculino. En los últimos años, este concepto se ha vuelto más complejo y es objeto de debates. [1]. Stoller, Robert. Sex and Gender. New York. Science House. 1968 [2]. Margaret Mead (1901-1978) Etnóloga norteamericana. Profesora de la Universidad de Columbia, realizó numerosos trabajos antropológicos, principalmente en las islas de Samoa, Nueva Guinea y Bali. En 1928 publicó Adolescencia y cultura en Samoa, estudio del comportamiento sexual y familiar de esa sociedad. Trabajó en el Museo Americano de Historia Natural y publicó, entre otros ensayos, El hombre y la mujer (1949) y Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas (1935). No se nace mujer. Se llega a serlo Simone de Beauvoir[1] abrió el camino hacia el pensamiento crítico contemporáneo sobre las definiciones tradicionales de mujer/varón, femenino/masculino., poniendo de manifiesto que, en las producciones de la filosofía, la historia y la psicología, el hombre – con minúscula- se elevó a la categoría de Hombre, como representante de la humanidad. Por ese dispositivo simbólico e ideológico, la mujer ha sido concebida como el “otro” sexo, el negativo, el reverso del varón, cuando no su versión inferior o defectuosa. Si bien, Beauvoir no utilizó la categoría de género, su lúcido análisis contradijo la creencia, comúnmente aceptada, de que varones y mujeres son complementarios, tanto por razones biológicas como por las funciones sociales que desempeñan. Para ella, tal complementariedad “armoniosa” es solo una ilusión, un reaseguro del status quo, una forma de encubrir las relaciones de dependencia y subordinación de un género – el femenino - en relación al otro. [1]. Beauvoir, Simone. (1908-1986) Escritora francesa perteneciente a la corriente existencialista. Estudió Filosofía en La Sorbona donde conoció a Jean Paul Sartre. Autora de El segundo sexo, (1949) uno de los trabajos más influyentes sobre la condición social de la mujer. Entre otras publicaciones se destacan: Todos los hombres son mortales (1946); La vejez (1970) y La ceremonia del adiós (1981) El género es una construcción social y discursiva, un objeto de prácticas y sistemas de significación que puede ser transformado. Judith Butler[1], una influyente teórica actual, afirma que el género no es un estado interior, una cuestión psicológica o identitaria y no debe pensarse que las identidades de género están consolidadas de una vez y para siempre. Cada una o uno actúa, vive y revive a diario las características atribuidas a su género con obvios rasgos peculiares que, además, pueden ir cambiando debido a diferentes circunstancias biográficas, sociales, culturales, etc. Tampoco el sexo es natural para esta autora sino que se configura y se aprehende a través del orden lingüístico-cultural. [1]. Butler, Judith. Filósofa estadounidense. Autora de El género en disputa, Mecanismos psíquicos del poder, Excitable Speech, El grito de Antígona y Cuerpos que importan. El género es una categoría analítica en cuyo marco la humanidad piensa y organiza su actividad social. Sandra Harding [1] sostiene que es preciso definir el género como una categoría analítica en lugar de una consecuencia natural de la diferencias de sexos o simple variable social asignada a las personas de forma diferente. Esta perspectiva le permite descubrir en qué medida los significados de género han poblado nuestros sistemas de creencias, cómo han impactado sobre la estructura de las instituciones y cómo han influido sobre fenómenos aparentemente independientes, como la arquitectura, la planificación urbana y la misma ciencia como práctica “generizada”. [1]. Harding, Sandra. Filósofa estadounidense. Directora del Centro para el Estudio de Mujeres en UCLA. Sus aportaciones están relacionadas con la enseñanza y la investigación entorno a teoría, epistemología y metodología de la investigación y la filosofía feminista de la ciencia..Ha publicado, entre otros “¿La ciencia de quién? ¿El conocimiento de quién? Pensando desde las vidas de las mujeres (1991). Postcolonialismo, Feminismo y Epistemologías (1998) Más allá de los matices y diferencias, el concepto de género tiene el enorme potencial de demostrar que las desigualdades sociales, económicas y de poder entre varones y mujeres no obedecen a ninguna razón biológica, ni están enraizadas en la “naturaleza humana”, sino que son un componente constitutivo de las relaciones de poder que estructuran las sociedades. Catherine A. Mackinnon[1] plantea cómo en la sociedad occidental lo universal es masculino o lo masculino define lo universal. “Virtualmente todas las cualidades que distinguen a los varones de las mujeres son compensadas afirmativamente en esta sociedad. La fisiología masculina define la mayoría de los deportes; sus necesidades, la cobertura de salud; sus biografías sociales, las expectativas del lugar de trabajo y los patrones de éxito en la carrera; sus perspectivas y preocupaciones, la calidad de la investigación, y sus experiencias y obsesiones, el mérito ...” [1]. Catharine A. MacKinnon es abogada, profesora, escritora, activista y especialista en cuestiones de género igualdad del sexo. Ella tiene un B.A. de Smith College (1968), un J.D. del colegio de abogados de Yale (1977), y un Ph.D. en ciencia política del graduado School (1987) de la universidad de Yale. Entre sus obras figuran In Harm's Way: The Pornography Civil Rights Hearings. Cambridge: Harvard University Press, 1997. Only Words. Harvard University Press, 1993. The Case for Women's Equality: The Federation of Woman Teachers' Associations of Ontario and the Canadian Charter of Rights and Freedoms, with M. Eberts, F. Henderson, K. Lahey, S. McIntyre and E. Shilton. 1991. Toward a Feminist Theory of the State. Cambridge: Harvard University Press, 1989.