La policía descubre vínculos transfronterizos entre delitos, armas y sospechosos Una banda transnacional violenta que operaba entre España y Portugal ha sido desarticulada gracias a una diligente labor policial, unos rigurosos protocolos transfronterizos y la Red de INTERPOL de Información sobre Balística (IBIN, por sus siglas en inglés), un programa innovador basado en una tecnología novedosa. La red IBIN demostró su valía cuando más falta hacía, en las calles de Portugal y España, donde unos funcionarios policiales que utilizaban la tecnología IBIS® (Sistema Integrado de Identificación Balística) lograron intercambiar y explotar sus datos balísticos, a través de dicha red, para descubrir en España a dos personas que habían cometido varios robos de automóviles con violencia y un asesinato en Portugal. Hace tan solo un año no hubiera sido posible descubrir ningún vínculo entre estos delitos. Crónica de los acontecimientos A principios de 2004, se inició una ola de delitos en la región de Braga, situada en el norte de Portugal. Todo empezó con una serie de robos de automóviles y daños a la propiedad, pero en los meses siguientes aumentó la gravedad de los hechos, que se convirtieron en robos a mano armada, robos de vehículos con violencia, tentativas de asesinato y asesinatos. Los investigadores sospechaban que un grupo delictivo organizado itinerante estaba implicado en muchos de los delitos que se estaban perpetrando en la región, pero no tenían ninguna manera de comprobarlo. Los detectives de la Policía Judiciaria portuguesa emprendieron pesquisas en las ciudades pequeñas y los pueblos de la zona, preguntando a las policías locales si les constaba que se hubieran cometido recientemente delitos relacionados con armas de fuego. Algunas sí tenían constancia de tales delitos, pero, pensando que los hechos eran aislados y no respondían a ninguna pauta precisa, no habían tomado ninguna medida particular en relación con los casquillos aparentemente “insignificantes” que habían descubierto en los lugares de los hechos. Aunque estas pruebas habían sido recogidas, no se habían introducido en el sistema IBIS. A medida que la investigación fue avanzando desde Braga a Freamunde, los investigadores fueron recopilando decenas de casquillos como prueba. A su regreso a Lisboa, los investigadores utilizaron el IBIS en el Laboratorio de Policía Científica (LPC), a fin de crear una imagen de los casquillos y guardar en una base de datos sus firmas digitales únicas. Seguidamente, se recurrió al IBIS para comparar dichas firmas digitales con todas las que se conservan en la base de datos. En el IBIS se pueden cotejar miles y miles de firmas digitales a unas velocidades que superan con mucho la capacidad humana, y puede revelar vínculos entre pruebas y armas de fuego, entre distintos delitos, y entre casos y sospechosos. Gracias a la tecnología IBIS, el trabajo que los examinadores de armas tardaban antes meses en realizar se efectúa ahora en cuestión de minutos. En 2008, el panorama revelado por las pruebas resultó crucial para los investigadores. Los resultados de la correlación descubrieron a los investigadores unas circunstancias sorprendentes. “Lo que en un principio parecía un conjunto de delitos inconexos se convirtió en una serie interconectada de 50 delitos, entre ellos homicidios, tentativas de homicidio y tentativas de asesinato de funcionarios de policía”, explicó Fernando Dias, examinador de armas de fuego del LPC. En total, nueve armas de fuego habían sido utilizadas en los 50 delitos perpetrados en el norte de Portugal. “Una vez iniciada la investigación y constatada su buena marcha, pudimos establecer una secuencia de los casos, interrelacionándolos unos con otros”, declaró Dias. “En una investigación entran en juego muchos elementos. No siempre se trata solo de un problema de balística. Mantenemos una estrecha colaboración con los investigadores para obtener datos, y disponemos de un departamento de información policial que reúne todos esos datos”. En particular, los especialistas en policía científica determinaron que un arma de 9 mm en concreto se había utilizado en nueve delitos distintos cometidos en Portugal: 22 de enero de 2001: Robo de un Ford Transit y disparo con un arma de fuego en Peso da Régua. 22 de enero de 2004: Robo con violencia de un automóvil y agresión con un arma mortífera, perpetrados por unos desconocidos en Oporto. 22 de febrero de 2004: Descubrimiento en Braga de otro Ford Transit robado, en cuyo interior se encontraron asimismo dos casquillos de 9 mm. 23 de marzo de 2004: En la localidad de Freamunde, se efectuaron disparos en una vivienda. Nadie resultó herido, pero en el lugar de los hechos se descubrieron varios casquillos de 9 mm. 26 de junio de 2004: En Delães / Vila Nova de Famalicão, un agente de la Guarda Nacional Republicana detuvo a un Ford Orion y pidió al conductor que se identificase. Este efectuó dos disparos contra el agente del orden y se dio a la fuga. 20 de julio de 2004: En el curso del robo con violencia de un Ford Transit cometido en São Martinho do Campo, los asaltantes efectuaron disparos con un arma de 9 mm. Ese mismo día, el mismo vehículo fue utilizado para perpetrar un robo. 21 de julio de 2004: Unos individuos trataron de robar un Mitsubishi Conti en la ciudad de Braga, asaltando al conductor. Este se resistió y resultó herido en la cabeza. En el lugar de los hechos se encontró un solo casquillo de 9 mm. 3 de agosto de 2004: En el curso del robo con violencia de un automóvil, cometido cerca de la ciudad de Braga, los asaltantes efectuaron disparos con un arma de fuego. 13 de noviembre de 2004: Cerca de Albergaria-a-Velha, se produjo otra tentativa de robo con violencia de un automóvil. Una vez más, el conductor se resistió. Los asaltantes mataron a un habitante del lugar, João Ferreira Leite, de 63 años, disparándole con un arma de fuego. En el lugar de los hechos se recuperaron tres casquillos. Se inició una investigación centrada en un grupo delictivo organizado de carácter itinerante, pero los sospechosos seguían sustrayéndose a la acción policial. Estos grupos son comunes tanto en Portugal como en España. Se trata de organizaciones transnacionales de índole familiar, cuyos miembros tienen entre 20 y 40 años. Por su naturaleza misma, son difíciles de investigar, ya que sus componentes son propensos al nomadismo y suelen vivir al margen de la sociedad. Aunque la policía portuguesa pudo determinar los vínculos existentes entre todos los casos, no disponía de ningún sospechoso. El rastro se había vuelto menos visible, al igual que los propios casos. En cerca de 70 países, la tecnología IBIS ayuda a las autoridades a establecer vínculos entre distintos casos ocurridos en diferentes ciudades, provincias y países, mediante el acceso en red a una base de datos centralizada. Tanto España como Portugal adoptaron esta tecnología en una fase temprana del proyecto y han hecho un excelente uso de ella en sus respectivos territorios nacionales. Pero ahora, gracias a la utilización de la recién configurada Red de INTERPOL de Información sobre Balística (IBIN), los países miembros de la Organización pueden consultar en la base de datos de otro país miembro las firmas digitales de las pruebas que allí se conservan. Tanto España como Portugal reconocieron las ventajas de entrar en la red IBIN y solicitaron formar parte de la misma desde los primeros pasos del programa. El Cuerpo Nacional de Policía (CNP) español ingresó inmediatamente, en 2009, y la Policía Judiciaria portuguesa lo hizo a finales de 2011. Con sus 1.200 km de frontera común, ambos países sabían que las pruebas recogidas en uno de ellos podían ser de utilidad para una investigación llevada a cabo en el otro. Además, España estableció unas normas en materia de armas relacionadas con delitos según las cuales todas las armas de fuego decomisadas y las pruebas de balística deben introducirse en su base de datos nacional IBIS. Lo que pasó a continuación es un ejemplo de dedicación, tecnología innovadora y labor policial excepcional. En 2008, en Fuenlabrada, barrio periférico de Madrid (España), el conductor de un Ford Scorpio se negó a pararse en un puesto de control policial. Cuando la policía logró por fin detener el vehículo, hallaron en su interior drogas y un único casquillo. Los dos ocupantes del automóvil fueron detenidos por tenencia de estupefacientes y, seguidamente, fotografiados y dactiloscopiados. Siguiendo el protocolo previsto, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía entregaron el casquillo al laboratorio de balística de Madrid. Por medio del sistema IBIS, se tomó una imagen de la prueba y se guardó en la base de datos. Cuando España y Portugal entraron en la red IBIN, este casquillo fue uno de los primeros que se correlacionaron. “Cuando llegué al despacho por la mañana, se me notificó el resultado positivo y se me informó de que se trataba de una posible coincidencia con ciertos datos conservados por la Policía Nacional española”, relató Dias. “Recibí una llamada del CNP de Madrid, en la que se ofrecieron a enviarme aquí, a Lisboa, un vaciado del casquillo. En cuanto lo recibimos, pudimos confirmar que se trataba efectivamente de una coincidencia: el arma que había dejado ese casquillo en España era la misma que se había utilizado en todos los casos que habíamos vinculado entre sí en Portugal, incluido el asesinato del Sr. Ferreira Leite”. Con la ayuda de la IBIN, se pudo demostrar la relación no solo entre el casquillo hallado en el Ford Scorpio y los casquillos descubiertos en el lugar del asesinato, sino también entre todos ellos y un total de 10 delitos. Estos resultados positivos de la red IBIN fueron fundamentales para permitir los dos países limítrofes generar unas importantes pistas que finalmente condujeron a la desarticulación de la banda organizada itinerante. Gracias a la identificación de los sospechosos, obtenida por la policía española en Fuenlabrada, la Policía Judiciaria de Portugal obtuvo finalmente la información que se le había estado escapando desde hacía años. a Imagen de visor en paralelo de los casquillos coincidentes.Las regiones marcadas muestran como los dos casquillos fueron disparados por la misma arma. Esta conexión no habría podido establecerse si ciertas personas como el Inspector Jefe José Domínguez, del CNP, no hubieran desempeñado un papel esencial. “Este caso demuestra que en un territorio sin fronteras (como el de la Unión Europea), los delincuentes se desplazan sin obstáculos, por lo que un delito cometido en España está vinculado a muchos delitos perpetrados en Portugal”, explicó Domínguez. “Los delincuentes pasan de un país a otro sin restricción alguna. Y eso es lo que vamos a hacer nosotros también”, añadió. Los detectives y el personal forense del CNP reconocieron que unas pruebas aparentemente insignificantes pueden ser la clave para la resolución de un caso. Muchos organismos policiales se hubieran conformado con decomisar las drogas halladas en el Ford Scorpio y hubieran descartado la prueba balística, especialmente teniendo en cuenta que no se halló ningún arma de fuego en poder de los sospechosos. El protocolo aplicado por el CNP, según el cual cada elemento de prueba se trata como si hubiera sido empleado para la comisión de un delito fue la clave para resolver el enigma que encerraba este caso. “Anteriormente, un trabajo como este hubiera durado años. Con la IBIN, este caso se pudo resolver en una semana”, dijo un sonriente Domínguez. “A partir de ahora, se lo van a pensar dos veces. En las cárceles, se va a correr la voz de que la policía está en todas partes”. Los sospechosos identificados en España están ahora cumpliendo pena en Portugal por otras actividades realizadas como miembros de una banda. A fecha de hoy, en septiembre de 2012, los jueces portugueses están examinando los nuevos delitos que se les imputan, para determinar en qué medida se verán afectadas las penas que están cumpliendo. Las leyes sobre divulgación de información relacionada con los procedimientos judiciales prohíben la difusión de los nombres y demás datos de los inculpados. Fernando Dias es un hombre satisfecho. La banda organizada transnacional que aterrorizó a regiones enteras del norte de Portugal ya no existe, y más de la mitad de sus miembros se encuentran en prisión. “El vínculo con España era la pieza final del rompecabezas, y la que nos ha permitido acabar con esta banda”, dice con orgullo. “Han desaparecido. Están acabados”. Los delincuentes pasan de un país a otro sin restricción alguna. Y eso es lo que vamos a hacer nosotros también. José Domínguez Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía www.interpol.int ©2012 Forensic Technology WAI Inc. All rights reserved. DOC01152013 www.ForensicTechnology.com