Cinco esquemas de oración para el Año de la vida consagrada

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Cinco esquemas de oración para el Año de la vida consagrada
06/02/2015
ESPIRITUALIDAD - Cinco esquemas de oración elaborada por el P. Fernando Torre, msps
para el Año de la vida consagrada. Cada esquema tiene como tema una de las expectativas
que el papa Francisco tiene con respecto a las personas consagradas: 1. Alegría; 2. Profecía,
para despertar al mundo; 3. Comunión; 4. Salir; 5. Atención a Dios y al mundo.
Esquemas de oración
1. Alegría .
2. Profecía, para despertar al mundo.    3. Comunión.
4. Salir.
5. Atención a Dios y al mundo.
1/1
Año de la vida consagrada
Reflexión orante de las expectativas del papa Francisco*
1. Alegría
Invocación
En el nombre del Padre…
Canto
Palabra de Dios
Isaías 35,1-10.
El desierto y la tierra reseca se
regocijarán,
el arenal de alegría florecerá,
como flor de narciso florecerá,
desbordando de gozo y alegría;
tiene la gloria del Líbano,
la belleza del Carmelo y del Sarón;
ellos verán la gloria del Señor,
la belleza de nuestro Dios.
Fortalezcan las manos débiles,
afirmen las rodillas vacilantes.
Digan a los cobardes:
“Sean fuertes, no teman;
ahí está su Dios,
que trae el desquite,
viene en persona,
los desagraviará y los salvará.”
Se despegarán los ojos del ciego,
los oídos del sordo se abrirán,
saltará como ciervo el tullido,
la lengua del mudo cantará;
porque ha brotado agua
en el desierto, arroyos en la estepa,
el arenal será un estanque,
lo reseco un manantial,
la hierba cañas y juncos,
en la cueva donde se tumbaban
chacales.
Lo cruzará una calzada que llamarán
Vía Sacra,
no pasará por ella el impuro,
los inexpertos no se extraviarán.
No habrá por allí leones,
no se acercarán bestias feroces,
sino que caminarán los redimidos
y volverán por ella
los rescatados del Señor:
volverán a Sión con cánticos:
en cabeza, alegría perpetua,
siguiéndolos, gozo y alegría;
pena y aflicción se alejarán.
Respuesta orante a la palabra escuchada
Salmo 126 (125)
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de
Sión,
nos parecía soñar:
*
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Esquema de oración elaborado por el P. Fernando Torre, msps, teniendo como base el libro
Orar por el mundo y con el mundo. Oraciones ecuménico-misioneras para cada día del año, de la
Hna. Virginia Isingrini, mmx (Amateditorial, Guadalajara 2014).
2
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con
ellos».
El Señor ha estado grande con
nosotros,
y estamos alegres.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Palabra del papa Francisco
De la Carta apostólica a todos los consagrados, con ocasión del
Año de la Vida consagrada (21 noviembre 2014)
¿Qué espero en particular de este Año de gracia de la Vida Consagrada?
1. Que sea siempre verdad lo que dije una vez: «Donde hay religiosos hay alegría».
Estamos llamados a experimentar y demostrar que Dios es capaz de colmar
nuestros corazones y hacernos felices, sin necesidad de buscar nuestra felicidad en
otro lado; que la auténtica fraternidad vivida en nuestras comunidades alimenta
nuestra alegría; que nuestra entrega total al servicio de la Iglesia, las familias, los
jóvenes, los ancianos, los pobres, nos realiza como personas y da plenitud a nuestra
vida.
Que entre nosotros no se vean caras tristes, personas descontentas, porque
«un seguimiento triste es un triste seguimiento». También nosotros, al igual que
todos los otros hombres y mujeres, sentimos las dificultades, las noches del espíritu,
la decepción, la enfermedad, la pérdida de fuerzas debido a la vejez. Precisamente
en esto deberíamos encontrar la «perfecta alegría», aprender a reconocer el rostro
de Cristo, que se hizo en todo semejante a nosotros, y sentir por tanto la alegría de
sabernos semejantes a él, que no ha rehusado someterse a la cruz por amor
nuestro.
En una sociedad que ostenta el culto a la eficiencia, al estado pletórico de
salud, al éxito, y que margina a los pobres y excluye a los «perdedores», podemos
testimoniar mediante nuestras vidas la verdad de las palabras de la Escritura:
«Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12,10).
Bien podemos aplicar a la vida consagrada lo que escribí en la Exhortación
apostólica Evangelii gaudium, citando una homilía de Benedicto XVI: «La Iglesia no
crece por proselitismo, sino por atracción» (n. 14). Sí, la vida consagrada no crece
cuando organizamos bellas campañas vocacionales, sino cuando los jóvenes que
nos conocen se sienten atraídos por nosotros, cuando nos ven hombres y mujeres
felices. Tampoco su eficacia apostólica depende de la eficiencia y el poderío de sus
medios. Es vuestra vida la que debe hablar, una vida en la que se trasparenta la
alegría y la belleza de vivir el Evangelio y de seguir a Cristo.
Repito a vosotros lo que dije en la última Vigilia de Pentecostés a los
Movimientos eclesiales: «El valor de la Iglesia, fundamentalmente, es vivir el
Evangelio y dar testimonio de nuestra fe. La Iglesia es la sal de la tierra, es luz del
mundo, está llamada a hacer presente en la sociedad la levadura del Reino de Dios
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y lo hace ante todo con su testimonio, el testimonio del amor fraterno, de la
solidaridad, del compartir» (18 mayo 2013).
Tiempo de reflexión en silencio
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Padre nuestro
Oración final
Si estuviéramos contentos de ti, Señor, no podríamos resistir a esta necesidad
de danzar que irrumpe en el mundo, y atinaríamos fácilmente el baile que te gusta
hacernos bailar, siguiendo los pasos que tu Providencia nos ha marcado. Deja que
inventemos algo para ser gente alegre que baila su vida contigo. Para ser un buen
bailarín, contigo como con todos, no hace falta saber a dónde nos lleva el baile.
Basta seguirlo, ser alegre y ligero, y sobre todo no estar rígidos. No es necesario
pedir explicaciones sobre los pasos que te gusta marcarnos. Es preciso ser como
una prolongación viva y ágil de ti. Y recibir de ti el ritmo que la orquesta marque.
No hace falta querer avanzar a toda costa, sino aceptar volver atrás y ponerse de
lado. Hay que saber detenerse y deslizarse en lugar de caminar. Pero no
olvidemos nunca la música de tu Espíritu y hagamos de nuestra vida un ejercicio
de gimnasia: olvidamos que entre tus brazos la vida es alegría y tu santa voluntad
se convierte en una inconcebible fantasía, y que no existe monotonía ni
aburrimiento que sólo son para las almas viejas.
Señor, ¡ven a invitarnos! Estamos listos para bailar este trayecto que debemos
recorrer, estas cuentas, esta comida que hemos de preparar, este desvelo en el que
tenemos sueño. Estamos preparados para bailar para ti después la danza del
trabajo, la del calor y la del frío. Si con frecuencia algunas melodías están en tono
menor, no diremos que estamos tristes; si otras nos hacen jadear, no
expresaremos que son agotadoras. Y si alguien por el camino nos da un
empujón, le sonreiremos: también esto significa danzar. Señor, enséñanos el
lugar que debe asumir la danza de nuestra obediencia en el romance eterno que
echaste a andar entre tú y nosotros. Revélanos la gran orquesta de tus designios.
Enséñanos a abrigarnos cada día con nuestra condición humana como un vestido
de baile, que nos hará amar de ti todos los detalles, como joyas indispensables.
Haznos vivir nuestra vida como una danza, entre los brazos de tu gracia, con la
música que llena el universo de tu amor. Amén.
(Madeleine Délbrel, laica convertida al catolicismo. Versión reducida de La
danza de la obediencia.)
Canto
Año de la vida consagrada
Reflexión orante de las expectativas del papa Francisco*
2. Profecía
Invocación
En el nombre del Padre…
Canto
Palabra de Dios
Mateo 23,23-32
¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que pagan el impuesto de la menta,
del anís y del comino, y descuidan lo más importante de la ley: la justicia, la
misericordia y la fe! ¡Eso es lo que hay que observar, sin descuidar lo otro! ¡Guías
ciegos, que cuelan el mosquito y se tragan el camello!
¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y
el plato, mientras por dentro están llenos de inmoralidad y robos! ¡Fariseo ciego,
limpia primero por dentro la copa y así quedará limpia por fuera!
¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros
blanqueados: por fuera son hermosos, por dentro están llenos de huesos de
muertos y de toda clase de inmundicia! Así también son ustedes, por fuera parecen
honrados delante de la gente, pero por dentro están llenos de hipocresía y maldad.
¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que construyen sepulcros
grandiosos a los profetas y monumentos a los justos, mientras comentan: “Si
hubiéramos vivido en tiempo de nuestros antepasados, no habríamos participado
en el asesinato de los profetas”. Con lo cual reconocen que son descendientes de
los que mataron a los profetas. Ustedes, pues, terminen de hacer lo que iniciaron
sus antepasados.
Respuesta orante a la palabra escuchada
Salmo 82 (81)
Uno solo es el legislador y juez; tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?
Dios se levanta en la asamblea
divina,
rodeado de ángeles juzga:
«¿Hasta cuándo darán ustedes
sentencia injusta,
poniéndose de parte del culpable?
*
Protejan al desvalido y al huérfano,
hagan justicia al humilde y al
necesitado,
defiendan al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del
culpable.»
Esquema de oración elaborado por el P. Fernando Torre, msps, teniendo como base el libro
Orar por el mundo y con el mundo. Oraciones ecuménico-misioneras para cada día del año, de la
Hna. Virginia Isingrini, mmx (Amateditorial, Guadalajara 2014).
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Ellos, ignorantes e insensatos,
caminan a oscuras,
mientras vacilan los cimientos del
orbe.
Yo declaro: «Aunque ustedes sean
dioses,
e hijos del Altísimo todos,
morirán como cualquier hombre,
caerán, príncipes, como uno de
tantos.»
Levántate, ¡oh Dios!, y juzga la tierra,
porque tú eres dueño de todos los
pueblos.
Palabra del papa Francisco
De la Carta apostólica a todos los consagrados, con ocasión del
Año de la Vida consagrada (21 noviembre 2014)
¿Qué espero en particular de este Año de gracia de la Vida Consagrada?
2. Espero que «despertéis al mundo», porque la nota que caracteriza la vida
consagrada es la profecía. Como dije a los Superiores Generales, «la radicalidad
evangélica no es sólo de los religiosos: se exige a todos. Pero los religiosos siguen
al Señor de manera especial, de modo profético». Esta es la prioridad que ahora se
nos pide: «Ser profetas como Jesús ha vivido en esta tierra... Un religioso nunca
debe renunciar a la profecía» (29 noviembre 2013).
El profeta recibe de Dios la capacidad de observar la historia en la que vive y
de interpretar los acontecimientos: es como un centinela que vigila por la noche y
sabe cuándo llega el alba (cf. Is 21,11-12). Conoce a Dios y conoce a los hombres
y mujeres, sus hermanos y hermanas. Es capaz de discernir, y también de
denunciar el mal del pecado y las injusticias, porque es libre, no debe rendir cuentas
a más amos que a Dios, no tiene otros intereses sino los de Dios. El profeta está
generalmente de parte de los pobres y los indefensos, porque sabe que Dios mismo
está de su parte.
Espero, pues, que mantengáis vivas las «utopías», pero que sepáis crear
«otros lugares» donde se viva la lógica evangélica del don, de la fraternidad, de la
acogida de la diversidad, del amor mutuo. Los monasterios, comunidades, centros
de espiritualidad, «ciudades», escuelas, hospitales, casas de acogida y todos esos
lugares que la caridad y la creatividad carismática han fundado, y que fundarán con
mayor creatividad aún, deben ser cada vez más la levadura para una sociedad
inspirada en el Evangelio, la «ciudad sobre un monte» que habla de la verdad y el
poder de las palabras de Jesús.
A veces, como sucedió a Elías y Jonás, se puede tener la tentación de huir,
de evitar el cometido del profeta, porque es demasiado exigente, porque se está
cansado, decepcionado de los resultados. Pero el profeta sabe que nunca está solo.
También a nosotros, como a Jeremías, Dios nos asegura: «No tengas miedo, que
yo estoy contigo para librarte» (1,8).
Tiempo de reflexión en silencio
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Padre nuestro
3
Oración final
Santa María, Virgen del mediodía, concédenos la fogosidad de la luz. Estamos
experimentando en demasía el oscurecimiento de nuestras lámparas, el declive de
las ideologías del poder, la distensión de las sombras crepusculares, sobre los
angostos senderos de la tierra, como para no sentir nostalgia del sol meridiano.
Arráncanos de la desolación del extravío e inspíranos la humildad de la
búsqueda. Apacigua nuestra sed de gracia en el hueco de tu mano. Devuélvenos a
la fe que una Madre, pobre y buena como tú, nos ha transmitido desde que éramos
niños, y que tal vez un día hemos malbaratado por un miserable plato de lentejas.
Tú, mendigante del Espíritu, colma nuestros cántaros de aceite destinado a
arder ante Dios: ya hemos quemado en exceso ante los ídolos del desierto. Haznos
capaces de abandonarnos en Él. Refrena nuestras soberbias carnales. Haz que la
luz de la fe, aun cuando asume los tonos de la denuncia profética, no nos vuelva
arrogantes o presumidos, sino que nos conceda el regocijo de la tolerancia y de la
comprensión.
Sobre todo, libéranos de la tragedia de hacer nuestra fe ajena a las opciones
concretas de cada día, tanto públicas como privadas, corriendo el riesgo de no
convertirse nunca en carne y sangre sobre el altar de la cotidianidad. Amén.
(Tonino Bello, obispo de Molfetta, Italia)
Canto
Año de la vida consagrada
Reflexión orante de las expectativas del papa Francisco*
3. Comunión
Invocación
En el nombre del Padre…
Canto
Palabra de Dios
1 Corintios 12,4-13
Existen diversos dones espirituales, pero un mismo Espíritu; existen ministerios
diversos, pero un mismo Señor; existen actividades diversas, pero un mismo Dios
que ejecuta todo en todos.
A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para el bien común.
Uno por el Espíritu tiene el don de hablar con sabiduría, otro según el mismo
Espíritu el de enseñar cosas profundas, a otro por el mismo Espíritu se le da la fe,
a éste por el único Espíritu se le da el don de sanaciones, a aquél realizar milagros,
a uno el don de profecía, a otro el don de distinguir entre los espíritus falsos y el
Espíritu verdadero, a éste hablar lenguas diversas, a aquél el don de interpretarlas.
Pero todo lo realiza el mismo y único Espíritu repartiendo a cada uno como quiere.
Como el cuerpo, que siendo uno, tiene muchos miembros, y los miembros,
siendo muchos, forman un solo cuerpo, así también Cristo. Todos nosotros, judíos
o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo Espíritu para formar
un solo cuerpo, y hemos bebido un solo Espíritu.
Respuesta orante a la palabra escuchada
Juan 17,11b.15-23
Padre Santo, cuida en tu nombre, a
los que me diste, para que sean uno
como nosotros. No pido que los
saques del mundo, sino que los libres
del Maligno.
No son del mundo, igual que yo no
soy del mundo.
Conságralos con la verdad: tu palabra
es verdad.
Por ellos me consagro, para que
queden consagrados con la verdad.
No sólo ruego por ellos, sino también
por los que han de creer en mí por
medio de sus palabras.
Que todos sean uno, como tú, Padre,
estás en mí y yo en ti; que también
ellos sean uno en nosotros, para que
el mundo crea que tú me enviaste.
Como tú me enviaste al mundo, yo
los envié al mundo.
*
Esquema de oración elaborado por el P. Fernando Torre, msps, teniendo como base el libro
Orar por el mundo y con el mundo. Oraciones ecuménico-misioneras para cada día del año, de la
Hna. Virginia Isingrini, mmx (Amateditorial, Guadalajara 2014).
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Yo les di la gloria que tú me diste
para que sean uno como lo somos
nosotros.
Yo en ellos y tú en mí, para que sean
plenamente uno; para que el mundo
conozca que tú me enviaste y los
amaste como me amaste a mí.
Palabra del papa Francisco
De la Carta apostólica a todos los consagrados, con ocasión del
Año de la Vida consagrada (21 noviembre 2014)
¿Qué espero en particular de este Año de gracia de la Vida Consagrada?
3. Los religiosos y las religiosas, al igual que todas las demás personas
consagradas, están llamadas a ser «expertos en comunión». Espero, por tanto, que
la «espiritualidad de comunión», indicada por san Juan Pablo II, se haga realidad y
que vosotros estéis en primera línea para acoger «el gran desafío que tenemos ante
nosotros» en este nuevo milenio: «Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la
comunión». Estoy seguro de que este Año trabajaréis con seriedad para que el ideal
de fraternidad perseguido por los fundadores y fundadoras crezca en los más
diversos niveles, como en círculos concéntricos.
La comunión se practica ante todo en las respectivas comunidades del
Instituto. A este respecto, invito a releer mis frecuentes intervenciones en las que
no me canso de repetir que la crítica, el chisme, la envidia, los celos, los
antagonismos, son actitudes que no tienen derecho a vivir en nuestras casas. Pero,
sentada esta premisa, el camino de la caridad que se abre ante nosotros es casi
infinito, pues se trata de buscar la acogida y la atención recíproca, de practicar la
comunión de bienes materiales y espirituales, la corrección fraterna, el respeto para
con los más débiles... Es «la mística de vivir juntos» que hace de nuestra vida «una
santa peregrinación». También debemos preguntarnos sobre la relación entre
personas de diferentes culturas, teniendo en cuenta que nuestras comunidades se
hacen cada vez más internacionales. ¿Cómo permitir a cada uno expresarse, ser
aceptado con sus dones específicos, ser plenamente corresponsable?
También espero que crezca la comunión entre los miembros de los distintos
Institutos. ¿No podría ser este Año la ocasión para salir con más valor de los
confines del propio Instituto para desarrollar juntos, en el ámbito local y global,
proyectos comunes de formación, evangelización, intervenciones sociales? Así se
podrá ofrecer más eficazmente un auténtico testimonio profético. La comunión y el
encuentro entre diferentes carismas y vocaciones es un camino de esperanza.
Nadie construye el futuro aislándose, ni sólo con sus propias fuerzas, sino
reconociéndose en la verdad de una comunión que siempre se abre al encuentro,
al diálogo, a la escucha, a la ayuda mutua, y nos preserva de la enfermedad de la
autoreferencialidad.
Al mismo tiempo, la vida consagrada está llamada a buscar una sincera
sinergia entre todas las vocaciones en la Iglesia, comenzando por los presbíteros y
los laicos, así como a «fomentar la espiritualidad de la comunión, ante todo en su
interior y, además, en la comunidad eclesial misma y más allá aún de sus confines».
Tiempo de reflexión en silencio
3
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Padre nuestro
Oración final
Señor, bendice a tus hijos que desean únicamente servirte sirviendo a los que les
confiaste. Derrama sobre nosotros tu Espíritu para hacerlo desbordar con
abundancia sobre los demás. Mantennos unidos en la disparidad: no tan unidos
como para apagar la multiplicidad, no tan distintos como para ahogar la unidad.
Cumple el milagro de tu unidad: tú, uno en la substancia, pero trino en la relación
personal.
Concédenos tu fecundidad de Padre, la entrega de tu Hijo, la efusión de tu
Espíritu, para que el mundo crea que tú nos has enviado y para que se nos conceda
amar este mundo, restaurarlo en ti, estrecharlo contra nosotros como una madre
estrecha contra su pecho a su propio hijo.
Permítenos amarte y vaciarnos de nosotros para llenarnos de ti. Bendice esta
tierra ya bendita, y concédenos ser para ella una bendición. Otórganos aquella
bendición que los patriarcas, los apóstoles, María y todos nuestros padres en la fe
derramaron sobre esta tierra que sus pies pisaron. Amén.
(Andrés Santoro, Urfa, Turquía, 29 de abril de 2001. Presbítero asesinado
ahí el 5 de febrero de 2006).
Canto
Año de la vida consagrada
Reflexión orante de las expectativas del papa Francisco*
4. Salir
Invocación
En el nombre del Padre…
Canto
Palabra de Dios
Marcos 16,14-20
Por último, [Jesús] se apareció a los Once cuando estaban a la mesa. Les reprendió
su incredulidad y obstinación por no haber creído a los que lo habían visto
resucitado. Y les dijo:
–Vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad.
Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará. A los creyentes
acompañarán estas señales: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas
nuevas, agarrarán serpientes; si beben algún veneno, no les hará daño; pondrán
las manos sobre los enfermos y se sanarán.
El Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a
la derecha de Dios.
Ellos salieron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba
la palabra con las señales que la acompañaban.
Respuesta orante a la palabra escuchada
Salmo 67 (66)
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
*
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga: que lo teman
hasta los confines del orbe.
Esquema de oración elaborado por el P. Fernando Torre, msps, teniendo como base el libro
Orar por el mundo y con el mundo. Oraciones ecuménico-misioneras para cada día del año, de la
Hna. Virginia Isingrini, mmx (Amateditorial, Guadalajara 2014).
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Palabra del papa Francisco
De la Carta apostólica a todos los consagrados, con ocasión del
Año de la Vida consagrada (21 noviembre 2014)
¿Qué espero en particular de este Año de gracia de la Vida Consagrada?
4. Espero de vosotros, además, lo que pido a todos los miembros de la Iglesia: salir
de sí mismos para ir a las periferias existenciales. «Id al mundo entero», fue la última
palabra que Jesús dirigió a los suyos, y que sigue dirigiéndonos hoy a todos
nosotros (cf. Mc 16,15). Hay toda una humanidad que espera: personas que han
perdido toda esperanza, familias en dificultad, niños abandonados, jóvenes sin
futuro alguno, enfermos y ancianos abandonados, ricos hartos de bienes y con el
corazón vacío, hombres y mujeres en busca del sentido de la vida, sedientos de lo
divino...
No os repleguéis en vosotros mismos, no dejéis que las pequeñas peleas de
casa os asfixien, no quedéis prisioneros de vuestros problemas. Estos se resolverán
si vais fuera a ayudar a otros a resolver sus problemas y anunciar la Buena Nueva.
Encontraréis la vida dando la vida, la esperanza dando esperanza, el amor amando.
Espero de vosotros gestos concretos de acogida a los refugiados, de cercanía
a los pobres, de creatividad en la catequesis, en el anuncio del Evangelio, en la
iniciación a la vida de oración. Por tanto, espero que se aligeren las estructuras, se
reutilicen las grandes casas en favor de obras más acordes a las necesidades
actuales de evangelización y de caridad, se adapten las obras a las nuevas
necesidades.
Tiempo de reflexión en silencio
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Padre nuestro
Oración final
Señor Jesús, tú me has dicho: «Camina con pasos de gigante. Ve por todo el
mundo, proclama la Buena Nueva, enjuga las lágrimas del dolor; reanima los
corazones desalentados, reúne los corazones divididos, abraza el mundo con el
ardor de tu amor, acaba con lo que debe ser destruido, deja en pie sólo la verdad,
la justicia, el amor». Pero, Señor, yo conozco mi debilidad. Soy muy indigno de ser
apóstol. Hazme fuerte ante las dificultades. Si me ordenas dirigir valerosos mis
pasos hacia la Cruz, me dejaré crucificar. Si me ordenas entrar en el silencio de tu
tabernáculo hasta el fin de los tiempos, entraré en él con pasos aventurados.
Perderé todo: pero me quedarás tú. Allí estará tu amor para inundar mi corazón. Mi
felicidad será total... Y por eso repito: te he elegido. Sólo te quiero a ti y a tu gloria.
Amén.
(Nguyen Van Thuan François-Xavier, cardenal, en la residencia obligatoria de
Giang-xá, Viet Nam).
Canto
Año de la vida consagrada
Reflexión orante de las expectativas del papa Francisco*
5. Atención al mundo y a Dios
Invocación
En el nombre del Padre…
Canto
Palabra de Dios
Mateo 9,35–10,1
Jesús recorría todas las ciudades y pueblos, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Noticia del reino y sanando toda clase de enfermedades y
dolencias.
Viendo a la multitud, se conmovió por ellos, porque estaban maltratados y
abatidos, como ovejas sin pastor.
Entonces dijo a los discípulos:
–La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño
de los campos que envíe trabajadores para su cosecha.
Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos,
para expulsarlos y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias.
Respuesta orante a la palabra escuchada
Tobías 13,1-10
Él es nuestro Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos.
Bendito sea Dios, que vive
eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Denle gracias, israelitas, entre los
gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamen allí su grandeza,
ensálcenlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos.
*
Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y los congregará de entre todas las
naciones
por donde están dispersados.
Si vuelven a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a ustedes
y no les ocultará su rostro.
Verán lo que hará con ustedes,
le darán gracias a boca llena,
Esquema de oración elaborado por el P. Fernando Torre, msps, teniendo como base el libro
Orar por el mundo y con el mundo. Oraciones ecuménico-misioneras para cada día del año, de la
Hna. Virginia Isingrini, mmx (Amateditorial, Guadalajara 2014).
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bendecirán al Señor de la justicia
y ensalzarán al rey de los siglos.
quizá les mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus
maravillas
y alábenlo sus elegidos en Jerusalén.
Conviértanse, pecadores,
obren rectamente en su presencia:
Palabra del papa Francisco
De la Carta apostólica a todos los consagrados, con ocasión del
Año de la Vida consagrada (21 noviembre 2014)
¿Qué espero en particular de este Año de gracia de la Vida Consagrada?
5. Espero que toda forma de vida consagrada se pregunte sobre lo que Dios y la
humanidad de hoy piden.
Los monasterios y los grupos de orientación contemplativa podrían reunirse
entre sí, o estar en contacto de algún modo, para intercambiar experiencias sobre
la vida de oración, sobre el modo de crecer en la comunión con toda la Iglesia, sobre
cómo apoyar a los cristianos perseguidos, sobre la forma de acoger y acompañar a
los que están en busca de una vida espiritual más intensa o tienen necesidad de
apoyo moral o material.
Lo mismo pueden hacer los Institutos dedicados a la caridad, a la enseñanza,
a la promoción de la cultura, los que se lanzan al anuncio del Evangelio o desarrollan
determinados ministerios pastorales, los Institutos seculares en su presencia capilar
en las estructuras sociales. La fantasía del Espíritu ha creado formas de vida y obras
tan diferentes, que no podemos fácilmente catalogarlas o encajarlas en esquemas
prefabricados. No me es posible, pues, referirme a cada una de las formas
carismáticas en particular. No obstante, nadie debería eludir este Año una
verificación seria sobre su presencia en la vida de la Iglesia y su manera de
responder a los continuos y nuevos interrogantes que se suscitan en nuestro
alrededor, al grito de los pobres.
Sólo con esta atención a las necesidades del mundo y con la docilidad al
Espíritu, este Año de la Vida Consagrada se transformará en un auténtico kairòs,
un tiempo de Dios lleno de gracia y de transformación.
Tiempo de reflexión en silencio
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Padre nuestro
Oración final
Jesús, ayúdame a esparcir dondequiera tu fragancia, dondequiera que yo pase.
Inunda mi alma de tu Espíritu y de tu vida. Invádeme totalmente y hazte maestro de
3
todo mi ser, de manera que mi vida sea un destello de la tuya. Ilumina a través de
mí y toma posesión de mi persona hasta el punto de que cualquiera que se me
acerque pueda percibir tu presencia en mí. Mirándome, no me vean a mí, sino a ti
en mí. Permanece en mí. Entonces resplandecerá tu resplandor y podré dar luz a
los demás. Pero esta luz tendrá su fuente únicamente en ti, Jesús, y de mí no brotará
ni el más pequeño rayo: serás tú quien ilumine a los demás sirviéndote de mí.
Sugiéreme la alabanza que te es más grata, que alumbre a los que están a mi
alrededor: que yo no predique con palabras sino con el ejemplo, a través del ímpetu
de mis acciones, con el destello visible del amor que mi corazón recibe de ti. Amén.
(John Henry Newman, cardenal, antes presbítero anglicano).
Canto
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