anchieta ya es santo (nota de prensa)

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ANCHIETA YA ES SANTO.
Les remitimos la información dada por la Santa Sede anunciando la canonización de
Anchieta. El Obispo ha manifestado su emoción en el momento de conocer la noticia y
ha agradecido al Papa Francisco este hecho.
A las 13 horas en señal de júbilo y gratitud se hará un repique prolongado en todas las
iglesias de la diócesis nivariense y habrá una ofrenda en la Casa Anchieta y en la estatua
al ya santo en su ciudad natal.
La cita textual del boletín de la oficina de prensa la transcribimos porque se entiende
perfectamente.
http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2014/04/03/0233/0052
1.html
Promulgazione di Decreti della Congregazione delle Cause dei Santi
Oggi, 3 aprile 2014, il Santo Padre Francesco ha ricevuto in Udienza privata Sua
Eminenza Reverendissima il Signor Card. Angelo Amato, S.D.B., Prefetto della
Congregazione delle Cause dei Santi.
Nel corso dell'Udienza, il Santo Padre, accolte le relazioni dell'Em.mo Prefetto, ha
iscritto nel catalogo dei Santi e ha esteso alla Chiesa Universale il culto liturgico in
onore dei seguenti Beati:
- Francesco de Laval, già Vescovo di Québec; nato a Montigny-sur-Avre (Francia) il 20
aprile 1623 e morto a Québec (Canada) il 6 maggio 1708;
- Giuseppe de Anchieta, Sacerdote professo della Compagnia di Gesù; nato a San
Cristóbal de La Laguna (Tenerife, Isole Canarie) il 19 marzo 1534 e morto a
Reritiba (Brasile) il 9 giugno 1597;
- Maria dell'Incarnazione (al secolo: Maria Guyart), Fondatrice del Monastero delle
Orsoline nella città di Québec; nata a Tours (Francia) il 28 ottobre 1599 e morta a
Québec (Canada) il 30 aprile 1672;
El padre Anchieta ya es Santo. Radio Vaticano en su portal ya ha anunciado la
canonización de Anchieta. El Papa ha firmado el decreto de canonización de S. José de
Anchieta inscribiendo su nombre en el catálogo de los santos y extendiendo a la Iglesia
Universal el culto al hasta ahora beato Anchieta.
INFORMACIÓN EN LA PÁGINA DE RADIO VATICANO
Cidade do Vaticano (RV) – El Papa Francisco inscribió en el catálogo de los Santos y
extendió a la Iglesia universal el culto del jesuita José de Anchieta, «Apóstol del
Brasil», nacido en España; de María de la Encarnación, llamada «Madre de la Iglesia
católica en Canadá» y Francisco de Montmorency-Laval, obispo, animado él también
por el carisma misionero en tierra canadiense, elevados al honor de los altares por el
Beato Juan Pablo II, en la Basílica de San Pedro, el 22 de junio de 1980. Y lo hizo este
jueves, 3 de abril, de 2014, recibiendo en audiencia al Cardenal Angelo Amato, SDB,
Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Destacando la figura de estos futuros santos, el día de su beatificación, el Papa Wojtyla,
manifestó la alegría de la Iglesia «al presentarlos a la imitación de los fieles» y «a la
admiración del mundo». En particular, sobre José de Anchieta, incansable y genial
misionero de la Compañía de Jesús, puso de relieve su apostolado en tierra brasileña, su
devoción mariana y su fuerza sobrehumana, especialmente al defender a los indígenas
contra las injusticias de los colonizadores:
«Un incansable y genial misionero es José de Anchieta, que a los 17 años, ante la
imagen de la Santísima Virgen María, en la catedral de Coimbra, hace voto de
virginidad perpetua y decide dedicarse al servicio de Dios. Habiendo ingresado en la
Compañía de Jesús, parte, el año 1553, para el Brasil, donde, en la misión de
Piratininga, emprende múltiples actividades pastorales con el fin de acercar y ganar
para Cristo a los indios de las selvas vírgenes. Ama con inmenso afecto a sus hermanos
«brasís», comparte con ellos su vida, estudia profundamente sus costumbres y
comprende que su conversión a la fe cristiana debe ser preparada, ayudada y
consolidada por un apropiado trabajo de civilización, para su promoción humana. Su
celo ardiente le mueve a realizar innumerables viajes, cubriendo distancias inmensas,
en medio de grandes peligros. Pero la oración continua, la mortificación constante, la
caridad ferviente, la bondad paternal, la unión íntima con Dios, la devoción filial a la
Virgen Santísima —a quien dedica un largo poema de elegantes versos latinos— dan a
este gran hijo de San Ignacio una fuerza sobrehumana, especialmente cuando debe
defender contra las injusticias de los colonizadores a sus hermanos los indígenas. Para
ellos compone un catecismo, adaptado a su mentalidad, que contribuye grandemente a
su cristianización. Por todo ello, bien merece el título de «Apóstol del Brasil».
San José de Anchieta nace en 1534 en San Cristóbal de la Laguna (Tenerife, Islas
Canarias). Entrado en la Compañía de Jesús, parte el año 1553 para el Brasil, que
evangeliza con una actividad incansable. Muere en 1597, a los 63 años y merece el
título de «Apóstol del Brasil».
Santa María de la Encarnación (Guyart) nace en Tours de Francia, en 1599. Al quedar
viuda, entra en el monasterio de las ursulinas y en 1639 se va como misionera al
Canadá. En su larga vida demuestra que no existe contraste entre la búsqueda y
contemplación de Dios y la actividad apostólica más decidida; por el contrario, ésta
resulta estimulada, fecundada y animada por aquella. María de la Encarnación muere en
1672 a los 73 años.
San Francisco de Montmorency-Laval nace en 1623. Nombrado vicario apostólico de
«Nueva Francia», desarrolla un incansable y fecundo apostolado en aquella zona que
comprendía los inmensos territorios de dominio francés; es decir, casi la mitad del
continente norteamericano. Muere, cargado de méritos, en 1708, a los 85 años.
Recordamos que se trata de una canonización llamada "equivalente" según la cual el
Papa, por la autoridad que le compete, extiende a la Iglesia universal el culto y la
celebración litúrgica de un santo, una vez que se comprueban ciertas condiciones
precisadas por el Papa Benedicto XIV (1675-1758). Esta praxis ya ha sido utilizada por
el Papa Francisco para la canonización de la beata Ángela de Foligno el 9 de octubre de
2013, y para San Pedro Fabro, el 17 de diciembre del mismo año, así como por su
predecesores Benedicto XVI, Juan Pablo II, Juan XXIII y otros.
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