Nota informativa No. Los beneficiarios Dado el papel vital de los recursos fitogenéticos en la seguridad alimentaria, toda la humanidad se beneficiará de su uso, gracias al Tratado. Además, diversos actores sociales conseguirán ventajas específicas tanto directa como indirectamente. Agricultores Los agricultores son los primeros custodios y elaboradores de agrodiversidad para la alimentación y la agricultura. El Tratado reconoce este hecho en sus disposiciones sobre los Derechos de los Agricultores (art. 9) donde consta su derecho a participar en la distribución de los beneficios que se derivan de la utilización de estos recursos, a proteger los conocimientos tradicionales y a participar en la adopción de decisiones relativas a los recursos fitogenéticos. Además, mediante el Tratado, pueden tener acceso a las características que desean para sus cultivos -características que muchas veces no están a su alcance inmediato- con las que pueden mejorar la productividad y la resistencia de sus sistemas de producción. En India y Nepal, por ejemplo, los agricultores han trabajado con fitomejoradores profesionales para evaluar los cruzamientos entre selecciones resistentes a la sequía y variedades locales de sabor agradable y muy remunerativas en los mercados. Los agricultores identificaron diversos cruzamientos que mejoraron las variedades locales conservando, sin embargo, el sabor preferido. De ese modo la productividad y los ingresos aumentaron. Los agricultores también se beneficiarán de las nuevas variedades de cultivo producidas por fitomejoradores especializados. Las variedades mejoradas pueden dar al agricultor una gama de ventajas que van mucho más allá del cultivo mismo. Por ejemplo, las variedades resistentes a la sequía pueden contribuir tanto a la seguridad alimentaria como al ahorro de agua, la que se puede emplear así en otras cosechas que la necesitan. Fitomejoradores Todo el programa de mejoramiento genético vegetal se basa en la mezcla de las combinaciones favorables de las características que los agricultores necesitan. En general, los fitomejoradores de los sectores público y privado conservan una pequeña colección de recursos fitogenéticos para hacer frente a sus exigencias de corto plazo. Sin embargo, desafíos nuevos e imprevistos les imponen buscar en un horizonte más amplio. Gracias al Tratado, y según las normas establecidas para la mejora genética y la investigación, se garantizará la disponibilidad de una amplia gama de recursos genéticos de importancia vital para la seguridad alimentaria. Además, el documento aboga por el desarrollo y el refuerzo de un Sistema Mundial de Información que facilite a los fitomejoradores el acceso y el uso de tales recursos. Procesadores de alimentos Los agricultores son generalmente el principal objetivo de mercado de los fitomejoradores, pero los que elaboran productos alimentarios también se beneficiarán de las medidas del Tratado. Las variedades mejoradas, por ejemplo, poseen características que requieren menos energía para su elaboración, lo que supone un ahorro para los procesadores. Este ahorro puede también beneficiar, en último término, a los consumidores. Una serie de productos completamente nuevos podría ser otra de las posibles ventajas. Consumidores Los consumidores, que en sentido literal son “los que comen”, probablemente es el grupo más importante que se beneficiará del Tratado. Los alimentos más seguros y potencialmente más baratos, son un beneficio para todos. Las ventajas del Tratado pueden ser enormes si, gracias a él, se consiguen dietas más nutritivas. En el mundo entero, aproximadamente dos mil millones de personas, sobre todo mujeres y niños sufren los efectos debilitantes de dietas escasas en micro sustancias nutritivas. Los recursos genéticos pueden utilizarse sea para incrementar la diversidad dietética gracias a los nuevos cultivos, o para aumentar el valor nutritivo de los ya existentes. El Tratado ayudará a los fitomejoradores y a los agricultores a tener acceso a recursos genéticos que contienen características nutritivas mejoradas y a incorporarlos a las variedades adaptadas localmente. Nota informativa No. El valor de los recursos fitogenéticos Los recursos fitogenéticos son la materia prima que utilizan los fitomejoradores para crear nuevas variedades de cultivos. Es sumamente difícil atribuir un valor puramente económico a cualquier recurso genético en particular. Mientras el valor de mercado de una nueva variedad de trigo es razonablemente fácil de calcular, la contribución a ese valor de cualquier característica derivada de un recurso genético específico, es sólo materia de suposición. En algunos casos los beneficios son evidentes. Un pariente silvestre del tomate aportó recursos genéticos que aumentaron en un 2,4 % el contenido sólido de los tomates elaborados. Esta aportación se tradujo en 250 millones de dólares más cada año, sólo en el Estado de California, porque redujo las necesidades de consumo de energía durante el proceso de elaboración. Productividad mejorada A menudo, uno puede sólo concluir que el principal valor de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura estriba en el hecho de que sirven para mejorar la productividad. El crecimiento demográfico y la disminución de las tierras de labranza hacen necesario el aumento de la producción mundial de alimentos. Los cambios en las condiciones ambientales, que a veces se traducen en sequías o brotes de plagas y enfermedades, también exigen variedades de cultivos nuevos y mejor adaptados. Los recursos fitogenéticos son un ingrediente esencial de todos esos adelantos. Más de la tercera parte del aumento de la productividad de los cultivos en los últimos 30 años es resultado de la fitogenética. Y a pesar del crecimiento del 70 % de la población mundial, la agricultura proporciona hoy un 15 % más de calorías por persona que hace 30 años. Es un logro formidable. Aunque el porcentaje de crecimiento de la población haya disminuido, el mundo seguirá dependiendo de los recursos fitogenéticos para hacer frente a sus exigencias futuras. Un factor adicional es que, mientras sabemos que más personas necesitan más alimento, no sabemos detalladamente qué otros retos enfrentará la agricultura. Esos desafíos podrían ser bióticos (por ejemplo, plagas y enfermedades nuevas) o abióticos (por ejemplo, cambio de clima y otras presiones ambientales) o simples cambios en las demandas de los consumidores. Por eso los recursos fitogenéticos tienen un valor de seguridad incalculable, ya que son la fuente primaria de los elementos necesarios para que la agricultura se adapte a cambios imprevistos. Sostenibilidad y otros beneficios La diversidad fitogenética suministra la base para adaptar la agricultura a medio ambientes diferentes y a los obstáculos que éstos presentan. Por eso, aunar los esfuerzos de conservación y fitomejoramiento puede contribuir a hacer frente a algunos retos de sostenibilidad ambiental relacionados con la agricultura. La diversidad de las plantas y sus características son también la base de una buena nutrición y de numerosos valores sociales y culturales. El intercambio de material fitogenético entre las naciones y los continentes contribuye enormemente al diálogo intercultural. La importancia del intercambio La mayor parte de las iniciativas para la mejora genética de los cultivos depende del intercambio de materiales que proceden de todo el mundo. En un análisis de las diversas líneas genéticas utilizadas en los programas de mejora del trigo destinados a los países en desarrollo, aproximadamente el 30-40 % del material parental procedía de otro país. El análisis se centró en una característica particular: la resistencia a las enfermedades y se propuso conseguir variedades de trigo con resistencia duradera a la roya. Para ello los fitomejoradores se sirvieron de recursos fitogenéticos procedentes del Cono Sur y de las regiones andinas de Sudamérica, México, Guatemala, Norteamérica, África Oriental, África del Norte, España, Portugal, Oriente Medio, el valle del Nilo, Europa, Australia y Nueva Zelanda. En resumen, las iniciativas de mejoramiento de los cultivos no obtendrán resultados significativos en ningún país si no existe la posibilidad de tener acceso y poder usar los recursos genéticos procedentes de cualquier parte del mundo. Los fitomejoradores, los agricultores y la sociedad en general deben estar en concisiones de acceder, intercambiar y usar el valor inherente de los recursos fitogenéticos para la agricultura y la alimentación, a fin de satisfacer los requerimientos futuros de la humanidad. Nota informativa No. FONDO MUNDIAL PARA LA DIVERSIDAD DE CULTIVOS El Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos es una fundación para la seguridad alimentaria. Su misión es garantizar, a perpetuidad, la conservación de las colecciones más importantes de material fitogenético, conservadas en los bancos de germoplasma, y promover la disponibilidad y el empleo de esa diversidad biológica. Los recursos financieros para mantener esas colecciones ocupan a menudo un lugar muy secundario en los presupuestos nacionales, y por consiguiente, los bancos de germoplasma pueden carecer de los recursos necesarios para garantizar su conservación. El Fondo proporcionará financiación constante para asegurar que los agricultores y fitomejoradores puedan servirse de las colecciones para mejorar los cultivos y reforzar la seguridad alimentaria. Para ello, el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos instituirá una dotación de recursos que se utilizará para sufragar permanentemente los gastos de manutención del material fitogenético de los principales cultivos del mundo. El Fondo fue establecido en 2004 como organización internacional independiente, co-patrocinada por el Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IPGRI) y por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Hasta el momento, veintidós países han firmado el acuerdo de establecimiento y se han recaudado 60 millones de dólares de diversos donantes. Asimismo el Fondo ha desembolsado las primeras subvenciones para sufragar algunos de los gastos claves para la creación de capacidad y mejoramiento de las colecciones prioritarias identificadas durante la elaboración de las estrategias regionales y de cultivos. Las subvenciones para la conservación a largo plazo de colecciones prioritarias comenzarán a finales de 2006. El Tratado y el Fondo La Comisión intergubernamental de la FAO sobre Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura acogió favorablemente la creación del Fondo, como elemento esencial de la estrategia de financiación del Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. En junio de 2006, el Órgano Rector del Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura y el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos entrarán en un acuerdo formal de relaciones en Madrid (España). El acuerdo prevé que el Órgano Rector oriente las políticas del Fondo y designe a cuatro miembros de su Consejo Ejecutivo. Reconoce asimismo la independencia del Consejo Ejecutivo para llevar a cabo las operaciones y actividades del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos. Establecer prioridades El Fondo será un aliado inestimable en los esfuerzos internacionales para elaborar un sistema de conservación de la agrodiversidad más eficaz, eficiente y sostenible. En el mundo hay en estos momentos alrededor de 1 400 bancos de germoplasma que contienen más de 6 millones de muestras. Un reto significativo es el de individuar las colecciones susceptibles de financiación por parte del Fondo. Por esta razón, dicho organismo respalda un proceso de desarrollo de estrategias de conservación regional y por cultivos. Además de incentivar la colaboración entre las partes interesadas y una racionalización más eficaz de la conservación de material fitogenético, esas estrategias, que dirigen algunos de los mayores expertos mundiales de cultivos, individuarán cuales son las colecciones de diversidad vegetal más importantes y más necesitadas de financiación. Las estrategias regionales identificarán oportunidades de colaboración y coordinación de actividades, y establecerán como se pueden mejorar la conservación y gestión de los recursos fitogenéticos. Las estrategias de cultivo identificarán los subconjuntos que poseen la diversidad genética más amplia del cultivo interesado y propondrán formas de utilizarlos de la mejor forma posible. Se están elaborando nueve estrategias regionales que serán completadas a finales del 2006. De las 36 estrategias de cultivos que se han previsto, 19 se habrán completado en los últimos meses del mismo año. No es tarea fácil asegurar el futuro a largo plazo de las colecciones de material fitogenético de todo el mundo. Pero una financiación sostenida, si bien de poca entidad económica, puede hacerlo posible. Así, el sueño comenzado hace unos pocos años con el Tratado Internacional se hará realidad. La dirección del sitio web del Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos es: www.croptrust.org Nota informativa No. La Estrategia de Financiación: aunar esfuerzos y recursos para llegar a un compromiso global Los recursos financieros para la puesta en práctica del Tratado se conseguirán mediante la Estrategia de Financiación. Esta Estrategia no es un fondo ni un mecanismo, sino un plan que movilizará una amplia variedad de recursos para apoyar proyectos y programas de diversidad de cultivos, en particular en los países en vías de desarrollo y en los en transición económica. La Estrategia de Financiación está encaminada a la puesta en práctica de todos los elementos del Tratado. Por ejemplo, los capítulos 5 y 6 del Tratado tratan de la conservación y el uso sostenible de los recursos genéticos. En este contexto, una actividad importante será la recogida de información -mediante estudios e inventarios- de la diversidad de cultivos existentes. Como lo será también brindar ayuda a los agricultores y a las comunidades locales para que puedan utilizar y conservar la diversidad en sus explotaciones. La creación de capacidades constituye un aspecto clave de todas las actividades. Aunque el texto del Tratado prevea una Estrategia de Financiación, no fija los detalles de la misma. En su primera reunión, el Órgano Rector analizará un documento preliminar y una resolución sobre la puesta en práctica de la Estrategia de Financiación. Principios básicos de la Estrategia de Financiación El fulcro de la Estrategia de Financiación es proporcionar los recursos necesarios para permitir a los países en vía de desarrollo y a los de economías en transición conservar y utilizar de forma sostenible sus propios recursos genéticos, junto a los que consiguen mediante el Sistema Multilateral de Acceso y Distribución de Beneficios del Tratado. Entre los principales proveedores de recursos están las Partes Contratantes de los países desarrollados. Otros recursos vendrán de fondos, organismos y organizaciones internacionales. Por ejemplo, el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos constituirá un elemento esencial de la Estrategia de Financiación. Otros posibles proveedores de recursos son el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI) y el Banco Mundial. Las contribuciones obligatorias y voluntarias procedentes de la comercialización de la diversidad de cultivos, mediante el Sistema Multilateral del Tratado, serán otra fuente de fondos. El borrador de la Estrategia de Financiación comprende tanto recursos bajo el control del Órgano Rector como recursos que no lo están: es poco probable que el grueso de los recursos financieros esté bajo el control directo del Órgano Rector, como, por ejemplo, los recursos facilitados por las organizaciones y organismos internacionales. Sin embargo, se animará a unas y otros a tener en cuenta las prioridades que constan en la Estrategia de Financiación en la asignación de recursos, dentro de los términos de sus propios mandatos, para actividades relevantes de cara a la puesta en práctica del Tratado. Una responsabilidad compartida El Tratado Internacional representa un compromiso mundial sin precedentes de los gobiernos para hacer frente a las necesidades de seguridad alimentaria de una población mundial en aumento. Su éxito depende de conseguir los recursos financieros necesarios para poner en práctica sus actividades. Las partes contratantes del Tratado y la entera comunidad tendrán que unir sus fuerzas para garantizar esos recursos. La adopción de la Estrategia de Financiación del Tratado es un paso clave en esa dirección. Nota informativa No. La importancia de ser útil El objetivo fundamental del Tratado Internacional es conseguir que las personas puedan utilizar los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. La conservación, de por sí, no basta. Los recursos fitogenéticos tienen valor solamente cuando se usan. Efectivamente, la conservación y el uso, lejos de estar en contradicción, como a veces se cree, se refuerzan mutuamente: si los recursos fitogenéticos son útiles, se conservarán y si se conservan seguirán estando disponibles para utilizarlos. El artículo 6 del Tratado establece que las Partes Contratantes promoverán la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura y enumera una serie de medidas para ello. La fitogenética Los recursos fitogenéticos son la materia prima para el trabajo de mejora de las plantas y seguirán siendo el fundamento de la seguridad alimentaria. Nos servimos de ellos para mejorar el rendimiento y la calidad, para afrontar las enfermedades de las plantas y los cambios climáticos, y para satisfacer las necesidades de las personas, en constante evolución. La roya patógena de los cereales, por ejemplo, causa enormes pérdidas en las cosechas de todo el mundo. Los fungicidas representan una medida de control, pero su caro precio limita su utilidad para los agricultores pobres de los países en desarrollo. Las repercusiones de los fungicidas en la salud y en el medio ambiente son también fuente de preocupación. A principios del siglo XX, los fitomejoradores profesionales introdujeron varios genes de resistencia, la mayor parte procedente de cultivos autóctonos y de parientes silvestres del trigo. Aquellos genes, sin embargo, perdieron rápidamente su valor, porque los hongos de la roya mutaron sus características. Los fitomejoradores analizaron las colecciones de trigo existentes en busca de genes que confirieran una resistencia más duradera. Ese tipo de resistencia, encontrada solamente en una variedad, se incorporó rápidamente a más de la mitad de las variedades cultivadas en los años 90. Las nuevas formas de enfermedad harán necesario que los fitomejoradores se sirvan de los recursos fitogenéticos para encontrar nuevos genes resistentes. La roya de la soja asiática, una amenaza emergente, supone alrededor de 2 mil millones de dólares por año, solamente en Estados Unidos. Los investigadores todavía no han encontrado resistencia genética; cuando la encuentren procederá de los recursos fitogenéticos. Otros usos El artículo 6 reconoce también diversas formas, además del fitomejoramiento profesional, para promover el uso sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Los agricultores y las comunidades rurales se dedican a mejorar los cultivos desde los albores de la agricultura. Es necesaria una política de apoyo para conseguir una diversidad más amplia dentro de los sistemas de cultivo. Esa diversidad es un componente clave de la seguridad alimentaria y garantiza la producción en caso de eventos traumáticos. El Tratado pide que la búsqueda de una mayor diversidad de los sistemas cultivos, vaya acompañada por una investigación que ponga a disposición de los agricultores una agrodiversidad más amplia, para que puedan usarla por sí mismos o de común acuerdo con el sector profesional para mejorar la conservación y la productividad de sus sistemas. El Tratado anima a ampliar la base genética de los cultivos tanto en el ámbito de la fitogenética profesional como en el de mejoramiento fitogenético participativo. Serviría para mitigar los efectos de algunas mejoras para los cultivos que, si por una parte incrementan el rendimiento, por otra pueden reducir la diversidad genética, limitando así el potencial de una variedad para desarrollarse y adaptarse en futuro a circunstancias diversas. Asimismo, el Tratado reconoce la importancia de los cultivos locales, y también de variedades y especies poco utilizadas. Hay casos como el del alforfón y la yuca que se cultivan extensamente en el mundo entero, pero se utilizan sobre todo para la subsistencia local y se comercializan en mercados cercanos y en pequeñas cantidades. Otros cultivos -como el tef en Etiopía- son enormemente importantes dentro de un área geográficamente restringida. El Tratado invita a los países a garantizar que esos cultivos y las especies poco utilizadas (a menudo altamente nutritivas) se utilicen y no se excluyan de los sistemas de cultivo o de los mercados. Garantizar la utilización Utilizar los recursos fitogenéticos significa el acceso a los mismos y su intercambio, porque los países y regiones son sumamente interdependientes. El objetivo del Sistema Multilateral de Acceso y Reparto de Beneficios del Tratado es garantizar su utilización. Además, el Tratado, mediante su Estrategia de Financiación, reconoce la importancia de facilitar ayuda práctica a los países en desarrollo para que utilicen los recursos fitogenéticos para la seguridad alimentaria y el crecimiento económico. Esto significa creación de capacidades, compartir tecnologías, y establecer sistemas de información para apoyar el desarrollo de los cultivos. Nota informativa No. El estado de la diversidad En el mundo de hoy es muy difícil evaluar la cantidad existente de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Los agricultores y fitomejoradores han desarrollado esta diversidad a lo largo de los siglos en un proceso en constante evolución que es difícil de trazar y fijar. Además, muchas colecciones nacionales de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura están poco documentadas lo que hace muy difícil determinar el material que contienen. En 1996, la FAO en colaboración con el Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IPGRI) y otros Centros del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI), trabajaron con diversos países para evaluar la situación mundial de la agrodiversidad. El Informe sobre el Estado Mundial de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que fue adoptado por 150 países en 1996, es hasta el momento la investigación más exhaustiva de la situación mundial de la diversidad vegetal y ha proporcionado las bases técnicas para el Plan Global de Acción para la Conservación y el Empleo Sostenible de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, un componente que refuerza el Tratado Internacional. La pérdida de la agrodiversidad Las causas de la pérdida de la diversidad vegetal son muy numerosas. Miles de variedades tradicionales de cultivos han desaparecido bajo las ciudades o por catástrofes como las inundaciones o la erosión. La agricultura moderna ha llevado a los campesinos a abandonar sus variedades de cosecha heterogéneas tradicionales a favor de variedades modernas y mejoradas, pero a menudo uniformes. Aunque los bancos de germoplasma hayan conservado buena parte de esta diversidad, es prácticamente imposible saber exactamente cuánta se ha perdido con el tiempo. Sin embargo, tenemos algunos ejemplos indicativos. En Corea del Sur, el 74 % de las variedades de cosecha más comunes en 1985 había sido substituida hacia 1993. De las 10 000 variedades de trigo utilizadas en China en 1949, sólo 1 000 se usaban en los años 70. En Malasia, Filipinas y Tailandia, las variedades locales del arroz, el maíz y la fruta están siendo substituidas por variedades mejoradas. Se han perdido muchas de las variedades locales de papas de Chile y 35 de la 90 especies de papas silvestres de Perú no se encuentran ya en su hábitat natural. Las variedades de cebada autóctona de Etiopía están al borde de la extinción. Conservación en bancos de germoplasma Aproximadamente seis millones de muestras de agrodiversidad están almacenadas en colecciones en el mundo entero. Alrededor del 10 % de esas muestras se conservan en fondos fiduciarios de colecciones mantenidas por los Centros del GCIAI y otras instituciones internacionales: esto significa que no pertenecen a esos Centros e instituciones, pero se conservan en nombre de la comunidad mundial conforme a acuerdos firmados con la FAO. Ahora se firmarán nuevos acuerdos con el Órgano Rector del Tratado. Según esos acuerdos, estas instituciones tienen la obligación legal de proteger las colecciones y poner a disposición de los usuarios material e información sobre las mismas. Es imposible establecer el grado de representatividad de esas colecciones respecto al total de la diversidad vegetal. Muchos bancos nacionales de germoplasma todavía carecen de documentación completa, una información vital para que estos bancos sean útiles. Acertarse del estado mundial de la diversidad vegetal es una tarea en curso. El Tratado Internacional lo reconoce y prevé que el Órgano Rector trabaje estrechamente con la Comisión de la FAO sobre Recursos Genéticos para seguir estudiando la situación de la diversidad vegetal en todo el mundo. Se espera que el segundo Informe sobre el Estado Mundial de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura esté listo a finales de 2008. Nota informativa No. Una cesta mundial de alimentos Todos los países del mundo son interdependientes cuando se trata de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Cada uno depende en gran parte de los otros para conseguir las bases genéticas de sus principales cultivos alimentarios y para la seguridad alimentaria. Por ejemplo, un plato de pasta con salsa de tomate (un plato típicamente italiano) depende de cultivos procedentes de Sudamérica (tomates) y de Asia Occidental y Central (trigo). El intercambio de recursos fitogenéticos ha tenido lugar a lo largo de los siglos, y sin él existirían pocas comidas típicas “locales”. Pero los centros primarios de diversidad (donde el cultivo tiene origen) no son la única fuente importante de agrodiversidad. Los cultivos plantados y crecidos fuera de sus países de origen a menudo crean otros centros de diversidad. Estos centros “secundarios” de diversidad son también importantes. Como lo es la diversidad de los bancos de germoplasma. A pesar de que su diversidad fue originada en tierras de labranza, las colecciones de los bancos de germoplasma se han convertido en el primer lugar al que recurren los fitomejoradores y agricultores cuando necesitan recursos fitogenéticos. Los estudios sobre el flujo de recursos fitogenéticos de las colecciones de los Centros de GCIAI han demostrado que cada país es un beneficiario neto del acceso al germoplasma. En los años 70, los países participantes solicitaron aproximadamente cuatro muestras por cada una de las muestras que aportaron. En 1992, esta proporción había alcanzado el 60 por 1. Más de 40 países, gracias a las colecciones de los Centros, han podido recuperar material perdido. La interdependencia de las naciones acentúa la importancia de tener un marco legal que puede facilitar y apoyar el intercambio de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. El Sistema Multilateral de Acceso y Reparto de Beneficios del Tratado proporciona ese marco legal. Panorama regional El maíz es uno de los tres cultivos básicos más importantes del mundo, sobre todo para los millones de personas que viven en África Sub-sahariana. Procede de Sudamérica, donde se encuentra su centro primario de diversidad, si bien ahora Estados Unidos es el productor más grande de maíz. EE.UU. alberga también una de las colecciones más grandes del mundo de maíz en bancos de germoplasma. África, Nigeria y la República Democrática de Congo se encuentran entre los cinco productores más importantes de yuca, un cultivo básico para más de 200 millones de africanos en 31 países. La yuca es originaria de Sudamérica. Las dietas de los millones de personas del sur del Mediterráneo están basadas en el trigo, que vino al principio de Asia Occidental y Central, donde se encuentra su centro primario de diversidad. Un pariente silvestre del trigo del Mediterráneo Oriental se usaba habitualmente para aumentar el contenido de proteína del pan y el trigo duro. A principios del siglo XX, la roya de los cereales causó pérdidas desastrosas a millones de agricultores. Los fitomejoradores han solicitado recursos fitogenéticos de todo el mundo, esforzándose continuamente en desarrollar variedades resistentes a las enfermedades. Cada año se producen en todo el mundo alrededor de 100 millones de toneladas de plátano y banana. India es el principal productor y un centro primario de diversidad para el plátano, pero el porcentaje de consumo más alto le corresponde a África Oriental. Informes recientes han puesto de relieve que los plátanos silvestres de la India están en peligro a causa de la deforestación. Los expertos de la FAO han solicitado la exploración sistemática -y la recogida de ejemplares- de cuanto resta del hábitat forestal de los plátanos silvestres, para salvaguardar este recurso vital. El azúcar es una fuente principal de calorías en casi todos los países. La región del Pacífico es uno de los centros primarios de diversidad de la caña de azúcar, pero en países como Papua Nueva Guinea esta diversidad está amenazada, porque los agricultores substituyen cada vez más las variedades indígenas con cultivares modernos. Nota informativa No. Historia del Tratado El Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura debe su origen y sustituye al Compromiso Internacional sobre Recursos Fitogenéticos. El Compromiso era un acuerdo voluntario adoptado por la FAO en noviembre de 1983 y fue el primer instrumento internacional para tratar expresamente de la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos “de interés económico y/o social, en particular para la agricultura”. Por primera vez la comunidad internacional daba un marco de política a todos los aspectos de los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura. Fue supervisado por la Comisión de la FAO sobre Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura (CRGAA), un organismo intergubernamental al que pertenecen 168 países. El Compromiso reflejaba la opinión, ampliamente difundida, de que los recursos fitogenéticos eran un patrimonio de la humanidad que debería estar a disposición de todos para su investigación y su mejora. El Compromiso contó con muchos apoyos, pero suscitó también algunas reservas. Diversos países opinaron que existía un conflicto entre la disponibilidad gratuita de los recursos fitogenéticos, establecida en el Compromiso, y la protección de los Derechos de los Fitomejoradores. Había también inquietud acerca de los regímenes de propiedad intelectual que recompensaban a los fitomejoradores profesionales, mientras se ignoraba la aportación de generaciones de agricultores al desarrollo y a la conservación de los recursos fitogenéticos de los que dependían los fitomejoradores. Hacia un nuevo acuerdo Estas preocupaciones se abordaron en una serie de Interpretaciones Concertadas del Compromiso, adoptadas en 1989. Estas interpretaciones procuraban equilibrar los derechos de fitomejoradores y agricultores. Reconocían que los derechos de los fitomejoradores no estaban en contradicción con el Compromiso y simultáneamente se reafirmaban los derechos de los agricultores, que ahora se han incorporado al Tratado Internacional. Asimismo, se reconocían los derechos soberanos de las naciones sobre sus recursos genéticos. Al mismo tiempo, proseguían las negociaciones para la adopción del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). El CDB, que entró en vigor en diciembre de 1993, afirmaba la soberanía de cada Estado sobre los recursos genéticos presentes en su territorio, haciéndolo responsable de conceder a terceros el acceso a esos recursos en términos de mutuo acuerdo. El acceso a los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura pasaron a ser sujeto de acuerdos bilaterales entre los países de procedencia y los que deseaban utilizarlos. Reconociendo que el CDB no se había ocupado de las preexistentes colecciones ex situ, ni de los derechos de los agricultores, la Conferencia que adoptó el CDB pidió a la FAO que se encargase de ese tema, una petición que fue reafirmada en la Agenda 21. En consecuencia, en 1993 la Conferencia de la FAO comenzó la revisión del Compromiso en sintonía con el CDB, y pidió a su Comisión intergubernamental sobre Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura que sirviera de foro. Las negociaciones fueron complejas y delicadas. Concluyeron satisfactoriamente cuando la Conferencia de la FAO adoptó por consenso el Tratado el 3 de noviembre de 2001. El Director General de la FAO se refirió a él como “el primer tratado internacional del siglo veintiuno y del tercer milenio”. Preparándose para el Primer Órgano Rector La Comisión de la FAO sobre Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura tuvo también la función de Comité Transitorio para el Tratado y preparó la primera sesión del Órgano Rector. Negoció y sometió al Órgano Rector los borradores de las reglas de procedimiento y de las reglas financieras del Tratado, así como los de su Estrategia de Financiación para actividades prioritarias, proyectos y programas, en particular en los países en desarrollo. También preparó el borrador del Acuerdo normalizado de transferencia de material, mediante el cual se regirá el Sistema Multilateral de acceso y reparto de beneficios y el acuerdo tipo por el que los Centros para las Cosechas del Futuro y otras instituciones internacionales aportarán sus colecciones ex situ de conformidad con el Tratado. El Tratado Internacional entró en vigor el 29 de junio de 2004, noventa días después del depósito del cuadragésimo instrumento de ratificación. Cuando el Órgano Rector comience sus trabajos, más de 100 países habrán depositado los instrumentos de ratificación. Nota informativa No. El Tratado y el GCIAI Las colecciones del GCIAI Algunas de las medidas más significativas del Tratado son las relativas a las colecciones de germoplasma de los Centros para la Cosecha del Futuro del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI). Estos centros contienen aproximadamente 560 000 muestras de diversidad vegetal. Estas colecciones son inestimables para la comunidad mundial por dos motivos principales. Primero, a diferencia de la mayoría de las colecciones nacionales y privadas, están formadas en gran parte por cultivares primitivos de los agricultores y variedades locales, material que es particularmente rico en diversidad. Segundo, se conservan en fideicomiso para la comunidad internacional; sus materiales y la información sobre ellos, están disponibles, conforme a términos específicos, para cualquier persona que los solicite. Esto es vital para el porvenir de la agricultura, porque todos los países son sumamente interdependientes, y el intercambio de recursos fitogenéticos es de importancia capital. Salvaguardando la herencia de la humanidad En 1989, la Comisión de la FAO sobre Recursos Genéticos pidió la creación de una Red Internacional de colecciones Ex Situ. En 1994, once Centros para la Cosecha del Futuro firmaron acuerdos con la FAO, incorporando la mayor parte de sus colecciones a la Red Internacional, “en fideicomiso para el beneficio de la comunidad internacional”. Más recientemente, las colecciones regionales de la Red internacional de recursos genéticos del coco (COGENT), sostenida por los gobiernos de Brasil, Costa de Marfil, India, Indonesia y Papua Nueva Guinea, así como el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), también entraron a formar parte de la Red Internacional. Los Centros han acordado no reivindicar ni la propiedad legal ni los derechos de propiedad intelectual sobre el material de sus colecciones. También acordaron mantener las colecciones conforme a las normas internacionales y proporcionar muestras e información del material en fideicomiso. El Acuerdo sobre Transferencia de Material (MTA) que acompaña cada petición de muestras impone las mismas condiciones a quienes las reciben. Acuerdos con el Tratado Gran parte del material que contienen los Centros para la Cosecha del Futuro del GCIAI procede de los cultivos catalogados en el Anexo I del Tratado. Por esta razón, es crucial asegurar que este material entre bajo el Sistema Multilateral de Acceso y Reparto de Beneficios del Tratado. En su artículo 15, el Tratado pide a los Centros que firmen nuevos acuerdos con el Órgano Rector para incorporar adecuadamente sus colecciones al Tratado. Conforme a estos nuevos acuerdos, el material de los Centros de cosechas incluido en el Anexo 1 del Tratado estará disponible según las normas del Sistema Multilateral. El material recogido antes el 29 de junio de 2004 (fecha de entrada en vigor del Tratado) que no está catalogado en el Anexo 1, se pondrá a disposición según las reglas del MTA por las que se rigen actualmente los Centros comprendidos en los acuerdos en fideicomiso con la FAO. El material no incluido en el Anexo 1, recibido por los Centros después del 29 de junio de 2004, estará a disposición según las condiciones establecidas entre el Centro y el país de origen del material. El Tratado prevé asimismo que las Partes Contratantes otorguen acceso facilitado a los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura de los cultivos del Anexo I del Tratado a los Centros de GCIAI que hayan firmado acuerdos con el Órgano Rector. También se invita a otras instituciones internacionales relevantes a firmar tales acuerdos con el Órgano Rector. Nota informativa No.10 Recursos genéticos de los animales domésticos Los animales domésticos proporcionan aproximadamente un tercio de las necesidades de alimentos de los seres humanos y son un componente muy importante como medio de vida para el 70% de los campesinos pobres en todo el mundo. Los recursos genéticos de los animales afrontan muchos de los retos a los que hacen frente los recursos fitogenéticos. De los vegetales se ocupa el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. La formulación de políticas a seguir para los recursos genéticos de los animales domésticos todavía no está tan avanzada. Los recursos genéticos de los animales domésticos abarcan todas las especies animales que interesan a las personas en términos de producción alimentaria y agrícola, así como a los parientes salvajes de estos animales. Comprenden aproximadamente 40 especies (y 10 000 razas) que han sido domesticadas durante los 12 000 últimos años. Los animales domésticos, como las plantas, sufren la erosión genética, aunque haya menos información disponible sobre las pérdidas de recursos genéticos de los animales que sobre la que concierne a las plantas. Escasean las pruebas del número de razas que han poblado el mundo, de su patrimonio genético, y de cómo éste ha cambiado con el tiempo. Se estima que el 16 % de las razas se ha perdido durante el siglo XX y que el 22 % de razas de mamíferos y el 48 % de razas de aves se encuentran en peligro de extinción inminente. Aproximadamente el 70 % de las razas de ganadería se localiza en los países en vía de desarrollo. La utilización de los recursos genéticos de los animales domésticos En algunos sistemas agrícolas, los animales representan una fuerza motriz para el transporte y otras actividades como arar. En todos los sistemas, son esenciales por su capacidad de convertir los vegetales no comestibles y los animales en alimentos de los que las personas no solo se nutren, sino a los que a menudo sacan también partido. Los animales constituyen además bienes móviles que pueden acumularse. Pueden servir como seguro en épocas difíciles y con frecuencia representan aspectos importantes de las vidas sociales y culturales de sus propietarios. En las zonas favorables, la productividad de los animales domésticos puede aumentar enormemente gracias a los cambios no sólo en las técnicas agrarias, sino merced a los recursos genéticos. La industria ganadera en los países desarrollados se sirve de animales seleccionados (sobre todo machos) en un esfuerzo continuo para mejorar la productividad y otros rasgos. Esas estrategias se han exportado también a los países en vías de desarrollo, a menudo con buenos resultados. Sin embargo, a veces llevan aparejada una reducción drástica de la diversidad genética necesaria para hacer frente tanto a los cambios ambientales imprevisibles como a las necesidades humanas. En áreas más marginales, los rasgos de adaptación como la resistencia a las enfermedades, la tolerancia a la sequía, la frugalidad, etc., también pueden ser muy importantes. Existe el riesgo de que los recursos genéticos importados minen estas características que asumen una importancia aún mayor cuando las condiciones cambian. Los flujos internacionales de recursos genéticos de los animales domésticos han sido importantes para hacer los sistemas más productivos en los países desarrollados y en aquellos en desarrollo, pero requieren una regulación más exigente que asegure que no amenazan la resistencia y la adaptabilidad de las razas autóctonas. Hacia políticas de recursos genéticos de los animales domésticos La comunidad internacional es consciente de que los animales domésticos necesitan políticas concretas basadas en datos exactos. En 1999, la Comisión intergubernamental sobre Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura pidió a la FAO que desarrollara una Estrategia Mundial para la Gestión de los Recursos Genéticos de los Animales de Granja. Esto permitirá la compilación del primer Informe sobre el Estado Mundial de los Recursos Genéticos Animales. Hasta la fecha se ha recibido documentación nacional procedente de 170 países y un primer borrador del informe se analizará durante la reunión de la Comisión en 2007. El Informe se ultimará en la Primera Conferencia Internacional Técnica sobre Recursos Genéticos de los Animales que se celebrará en Suiza en septiembre de 2007. Este proceso, encaminado a la elaboración de políticas concordadas a escala mundial, ha sido acogido favorablemente por las partes contratantes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD). Nota informativa No.11 Componentes de apoyo del Tratado Ya existen mecanismos para promover la conservación y el uso de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Crean un ambiente favorable al Tratado, y son reconocidos en la parte V del mismo como “componentes de apoyo”. Los componentes de apoyo están fuera de la estructura institucional del Tratado, pero proporcionan un respaldo esencial a su adecuada realización y a sus objetivos. Incluyen el Plan de Acción Mundial para la Conservación y Utilización Sostenible de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, las colecciones de diversidad vegetal mantenidas en los Centros para las Cosechas del Futuro del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI) y otras relevantes instituciones internacionales, redes internacionales de recursos fitogenéticos, y el Sistema Mundial de Información y Alerta sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (WIEWS). El Plan de Acción Mundial El Plan de Acción Mundial se preparó sobre la base del primer Informe sobre el Estado de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura y se adoptó oficialmente por 150 países en la Conferencia Internacional Técnica de Leipzig en junio de 1996. Es un plan “escalonado”, bajo la guía de la Comisión de la FAO sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que se revisa y se actualiza periódicamente para hacerse eco de las prioridades en la conservación y el empleo sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. El Plan de Acción Mundial enumera 20 áreas críticas de actividad prioritaria para asegurar el empleo sostenible y la conservación de los recursos fitogenéticos. Se articula alrededor de cuatro temas principales: conservación y desarrollo in situ, conservación ex situ, utilización de recursos fitogenéticos, e instituciones y creación de capacidades. El Tratado considera el Plan de Acción Mundial como un marco técnico esencial para las actividades ligadas a los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura en el ámbito nacional e internacional. Al solicitar a las Partes Contratantes que promuevan una efectiva puesta en práctica del Plan de Acción Mundial, el Tratado atribuye a este plan una gran importancia. Colecciones en bancos de germoplasma y redes de recursos fitogenéticos Los Centros para las Cosechas del Futuro del GCIAI contienen colecciones importantes de agrodiversidad “en fideicomiso” para la humanidad. Un alto porcentaje de este material consiste en variedades autóctonas y parientes silvestres de los cultivos, un material especialmente rico en diversidad. Esta combinación de factores hace que los bancos de germoplasma del GCIAI sean particularmente valiosos y supongan un recurso vital para cualquier sistema internacional que promueva la conservación y el empleo de los recursos fitogenéticos. El artículo 15 del Tratado reconoce el valor de estas colecciones e invita a los Centros para las Cosechas del Futuro del GCIAI y a otras instituciones internacionales a firmar acuerdos con el Órgano Rector del Tratado para aportar material a sus colecciones conforme al Tratado. Las redes de recursos fitogenéticos pueden ser plataformas sumamente eficaces para el intercambio de conocimientos técnicos y científicos y para la colaboración en la investigación e intercambio de recursos fitogenéticos. Son mecanismos cruciales para poner en práctica los objetivos del Tratado y el Plan de Acción Mundial. El Tratado reconoce el importante papel que las Partes Contratantes pueden jugar en la creación de redes fuertes y amplias. El artículo 16 anima a las Partes a reforzar las redes existentes y a ampliar su cobertura y sus miembros. El Sistema Mundial de Información Para que las colecciones de los bancos de germoplasma sean útiles es necesario poseer una adecuada documentación. También es vital ayudar a los países en sus esfuerzos para conservar y utilizar los recursos fitogenéticos. Y sin embargo, la mayor parte de las colecciones nacionales adolecen de una documentación escasa, lo que limita el intercambio de información. El Tratado invita a las Partes Contratantes a elaborar y reforzar un Sistema Mundial de Información para facilitar el intercambio de información sobre recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura y a cooperar con la Comisión de la FAO sobre Recursos Genéticos en las evaluaciones periódicas del estado mundial de la diversidad vegetal. Los sistemas de información existentes incluyen el Sistema Mundial de Información y Alerta sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura de la FAO y la Red de información sobre los recursos genéticos para todo el sistema (SINGER) del GCIAI. Nota informativa No.12 Los derechos de los agricultores Con el surgir de la agricultura, y con ella el de la civilización, hace aproximadamente 10 000 años los agricultores pusieron en marcha el proceso de domesticación de los animales y de cultivo de las plantas que hoy alimentan al mundo. La agricultura comenzó por separado en continentes diferentes, en los denominados “centros de origen” de los cultivos y de los animales domésticos. Cuando nuestros antepasados comenzaron a identificar, recoger, cultivar y diseminar aquellas especies agrícolas, comenzó un proceso de adaptación mutua entre las personas y las plantas que cultivaban y entre esas plantas y su ambiente. Si nosotros dependemos de las plantas cultivadas para satisfacer la necesidad humana básica de alimento, los cultivos dependen de la humanidad para continuar su existencia: la mayor parte de su diversidad genética sólo puede sobrevivir mediante el uso y la conservación continua por parte de los seres humanos. Los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura son esencialmente una creación humana. Las comunidades locales e indígenas y los agricultores han guiado su evolución, asegurando así no sólo la conservación de la diversidad sino también su aumento con el paso del tiempo. Los conservadores principales de esta herencia única han sido los pequeños agricultores con sus conocimientos tradicionales. Este patrimonio mundial de recursos fitogénicos a nuestra disposición es el resultado del trabajo de esos agricultores a lo largo de las generaciones y constituye el fundamento de nuestra alimentación y nuestra agricultura. Los agricultores, la comunidad científica y los fitomejoradores profesionales, siguen construyendo sobre este rico activo una y otra vez adaptando nuestros cultivos a las necesidades de la sociedad. En 1989, la Conferencia de la FAO reconoció oficialmente que innumerables generaciones de agricultores en todo el mundo habían conservado, mejorado y facilitado los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, y que su contribución no había sido suficientemente reconocida o recompensada. Esa fue la base para los Derechos del Agricultor. Era la primera vez que un organismo oficial de las Naciones Unidas reconocía el papel clave jugado por los agricultores y las comunidades como custodios de la agrodiversidad. La adopción del Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura en noviembre de 2001 planteó de nuevo a la comunidad internacional la cuestión de los derechos de los agricultores. En su Artículo 9, el Tratado Internacional reconoce la enorme contribución que han aportado y siguen aportando las comunidades locales e indígenas y los agricultores de todas las regiones del mundo, en particular los de los centros de origen y diversidad de las plantas cultivadas, a la conservación y el desarrollo de los recursos fitogenéticos que constituyen la base de la producción alimentaria y agrícola. También atribuye a los gobiernos la responsabilidad de poner en práctica los derechos de los agricultores, y enumera las medidas que podrían tomarse para proteger y promover estos derechos: l la protección de los conocimientos tradicionales de interés para los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. l el derecho a participar equitativamente en la distribución de los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. l el derecho a participar en la adopción de decisiones, a nivel nacional, sobre asuntos relativos a la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Asimismo, el Tratado Internacional reconoce la importancia de apoyar los esfuerzos de los agricultores y las comunidades locales e indígenas en la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, también mediante una estrategia de financiación. Esa estrategia dará prioridad a la puesta en práctica de proyectos y programas concordados para los agricultores de los países en desarrollo, sobre todo de los países menos desarrollados, y de aquellos con economías en transición, que conservan y utilizan de forma sostenible los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura.