PROYECTO DE DECLARACION AUTOR: Senadora María Inés Fagetti (PJ-FRENTE PARA LA VICTORIA) TEMA: Declarar beneplácito por el acto de reparación histórica de la República Argentina a la República del Paraguay, que constituye la devolución del mobiliario perteneciente al Mariscal Francisco Solano López, que se encontraban en Argentina desde la vergonzosa guerra de la Triple Alianza. FUNDAMENTOS: En visita de estado a la República del Paraguay, el día 13 de agosto de 2014, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, junto a una numerosa comitiva integrada por gobernadores de distintas provincias del norte del país, entre ellos el Gobernador de Corrientes Dr. Ricardo Colombi, ha restituido a ese hermano país, los muebles que pertenecieron al héroe máximo paraguayo Mariscal Francisco Solano López, y que se encontraban en Argentina, desde la guerra de la Triple Alianza hace un siglo y medio. Las piezas históricas fueron adquiridas en Alemania, por el Presidente paraguayo Francisco Solano López, a mediados del siglo XIX. Cuando llegaron al puerto de Buenos Aires para su posterior traslado a Paraguay, ya se había desatado la Guerra de la Triple Alianza. El Presidente Bartolomé Mitre, ordenó que la Aduana los incautara. Más tarde, en un remate público los compró un emisario de Mitre, el legislador Anarcasis Lanús, y casi un siglo después terminaron en el Museo Histórico de Entre Ríos tras ser donados al gobierno entrerriano. El mobiliario está integrado por diez sillas, un escritorio, un billit y un dressoir. Su autenticidad fue verificada a través de una investigación sobre relatos y registros históricos. El 11 de febrero de 1985, el gobierno de Entre Ríos aceptó el legado de los muebles por parte de Juana Dorila Iraizoz, que los había donado en 1969. Desde entonces, fueron expuestos en el museo histórico “Martiniano Leguizamón”, ubicado en la ciudad de Paraná. En 2011, el Gobernador de Entre Ríos Sergio Uribarri, consecuente con la convicción histórica de que la Guerra de la Triple Alianza que produjo la destrucción y el saqueo de un país hermano, constituía una página vergonzosa para la historia argentina, ordenó retirarlos inmediatamente de la exhibición – como trofeos de guerra – e instruyó para que se iniciara el trámite administrativo junto con el Gobierno Nacional para la restitución de las piezas al Estado paraguayo, lo que finalmente fue concretado este 13 de agosto. La guerra de la Triple Alianza se desencadenó a fines de 1864. La historiografía oficial atribuye como detonante de la guerra, a la amenaza que el Presidente Paraguayo Francisco Solano López, realizó a Argentina y a Brasil para impedir que se invada Uruguay que se encontraba en guerra civil. Cuando las tropas imperiales brasileras igualmente invaden Uruguay, López declara la guerra. Argentina que mantenía una simulada neutralidad, se ve obligada a participar, cuando las tropas paraguayas invaden la Provincia de Corrientes para pasar al Uruguay, en 1865. De esa manera, Argentina, Brasil y el nuevo gobierno, impuesto por las tropas imperiales brasileñas, del Uruguay, constituyen la Triple Alianza. Mientras que la historia revisionista muestra el papel preponderante de los intereses del imperio británico detrás de esa cruzada “civilizadora” que Argentina, Brasil y Uruguay pretendían extender a su vecino, considerada la tierra del atraso gobernada por una dinastía de dictadores. Sin embargo, Paraguay constituía entonces un modesto intento por conformar un capitalismo de Estado. Comparado con los de sus poderosos vecinos, los logros del Paraguay eran notables. Hasta 1865 el gobierno paraguayo, bajo Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López, construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, siderurgia, ferrocarriles y líneas telegráficas. El Paraguay era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa. Desde la época de Gaspar Rodríguez de Francia, el Paraguay reclamaba incansablemente a los “liberales” de Buenos Aires “la libertad del Río de la Plata, el Paraná, el Uruguay y el Paraguay como vías internacionales” sin obtener ningún resultado. Ese desarrollo industrial autónomo y destacado con respecto a los otros países sudamericanos, en los cuales predominaban los intereses extranjeros -particularmente los ingleses-, hizo que Paraguay constituyera un ejemplo peligroso para el resto de la región. El conflicto entre las facciones blanca y colorada en Uruguay, constituyó el pretexto ideal para desatar una guerra, en la cual Argentina, Brasil y Uruguay propiciados por las potencias extranjeras, buscaran destruir el nivel de desarrollo que Paraguay había alcanzado y devolverlo al rol de país proveedor de materias primas para la industria británica, que era el destino diseñado por los países centrales para nuestra región. Lo que Mitre había pensado como un conflicto de unas pocas semanas, duró cinco años por la heroica resistencia del pueblo paraguayo. Esa prolongada guerra fratricida , le costó a la Argentina más de 500 millones de pesos de entonces y 50.000 muertos y solo benefició a comerciantes y ganaderos porteños y entrerrianos cercanos al poder, que hicieron grandes negocios abasteciendo a los ejércitos aliados. Por la derrota, el Paraguay había quedado devastado, diezmada su población, que pasó de unos 500.000 habitantes a 116.351, de los cuales sólo el 10% eran hombres en edad de trabajar y el resto, viejos, mujeres y niños. Su territorio fue arrasado. Perdió gran parte de los territorios que tenía aún en disputa diplomática con Brasil, 334.000 km2, y fue condenado a pagar una abultada indemnización de guerra, para lo cual le fue otorgado el préstamo de post-guerra de £ 200.000 recibido del Reino Unido, que se saldó con sucesivas refinanciaciones muchos años después, por un total de £ 3.220.00. Alberdi, que la denominó la Guerra de la “Triple Infamia”, hacía su propio balance de la guerra: “la destrucción de los telégrafos, de los vapores, de los ferrocarriles, del gobierno que dotó a Paraguay de esas cosas, de su población de más de un millón de habitantes, los mismos de que ha sido despoblado, libertándolo de López, que no le dejó deuda, para dejarlo en feudo o hipoteca del Brasil y del Stock Exchange, sus acreedores actuales por más millones de pesos fuertes que los que vale todo el Paraguay.” El mensaje de la historia es claro, todos los países participantes de la guerra de la Triple Alianza, incluso los “vencedores”, sufrieron las consecuencias. Sometidos a los intereses externos, a los que siempre está asociada una elite interna, pagaron con el atraso en su desarrollo - que llega hasta nuestros días - la desdichada lucha entre países hermanos. Para Argentina, la Guerra de la Triple Alianza constituye un episodio bochornoso en su historia, y como tal requiere de reparaciones hacia el país que ayudamos a destruir. En ese sentido, ya el Presidente Juan Domingo Perón en 1954, devolvió al Paraguay los trofeos de guerra, armas e insignias del ejército paraguayo en poder de Argentina. Siguiendo ese gesto, hoy la Presidenta Fernández de Kirchner restituye al Paraguay el mobiliario del Mariscal Francisco Solano López, que se encontraban en la Argentina, no solo como una reparación histórica, sino como la demostración de un aprendizaje histórico que nos impone la necesidad de unión e integración entre los países de la región, y que esta H. Cámara no puede sino destacar. POR LO EXPUESTO: LA HONORABLE CAMARA DE SENADORES DE LA PROVINCIA DE CORRIENTES DECLARA SU BENEPLÁCITO por la restitución histórica de la República Argentina a la República del Paraguay del mobiliario perteneciente al Mariscal Francisco Solano López, héroe máximo de ese país; objetos que se encontraban exhibidos en el Museo Histórico de Paraná “Martiniano Leguizamón” en la Provincia de Entre Ríos y que por una decisión de su Gobernador, Sergio Uribarri, fueron entregados al Gobierno Nacional para su devolución. Este acto de reparación, obedece a la comprensión histórica de que la participación de Argentina, junto a Brasil y la República del Uruguay, en la guerra llamada de la Triple Alianza, que fuera propiciada por potencias extranjeras para echar abajo el grado de desarrollo industrial – contrario a los intereses externos- que Paraguay había adquirido bajo el gobierno del Mariscal López, constituye una de las páginas más vergonzosas de nuestra historia, y nos deja el aprendizaje de la necesidad de unión e integración entre los países de la región.