1a DISCUSSIÓ

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1a DISCUSSIÓ:
Anastàsia. La princesa rusa.
ANASTÀSIA.
Nacionalitat: U.S.A. 1997.
Direcció: Don Bluth i Gary Goldman.
Guió: Susan Gauthier, Bruce Graham, Bob Tzudiker i Noni White.
Producció: Twenty Century Fox.
Sinopsi: la pel.lícula està basada en el mite de la princesa Anastàsia que, juntament amb
la seva àvia, sobreviu a l'assassinat de la seva família, últims tsars de Rússia el 1918. La
història ens explica l'incansable recerca de l'àvia per trobar la seva neta perduda que ha
d'heretar la fortuna de la família. Dimitri farà de mitjancer en aquesta recerca. És una
història d'amor impossible amb final feliç.
Anastasia es una de las producciones de temporada que a modo de cine de animación,
comercializada y promocionada como cine infantil, nos permite ir más allá de miradas ingenuas.
Creemos que ésta puede ser de gran utilidad para poner en evidencia algunos de los debates
más importantes que están emergiendo en este fin de siglo, así como para analizar el tratamiento
que éstos están recibiendo desde determinados medios que intervienen en nuestro universo
simbólico.
[…] Trataremos de hacer hincapié en aquellos aspectos que de forma no evidente intervienen en
la construcción de significados culturales, descubrir a qué tipo de intereses (políticos,
económicos) de poder responden y cuáles son los valores que legitiman.
En su afán por superar a una de las mayores multinacionales productoras de sueños, la Fox
consigue llevar a término su objetivo en todos los sentidos: los tópicos, los arquetipos y hasta los
"números musicales" desarman cualquier intento exhaustivo de aproximación a unos hechos
históricos y al contexto en el que se desarrollaron, pero de los que sin duda se sirve. Se omite de
forma flagrante la Revolución Rusa, y a pesar de la interpretación que quiera hacerse de la
existencia real o no de Anastasia, es evidente que para poder entender lo que sucedió es
fundamental entender los factores que lo desencadenaron y el contexto en el que se produjeron.
Parece absolutamente factible descontextualizar los motivos de base que intervienen en un
cambio social. Si lo que se pretende es hacer una lectura totalmente parcial de la historia... quizás
cabría preguntarse a qué intereses responde: ¿es fruto de la casualidad el surgimiento de un
cuento de hadas, con pérdida de memoria de por medio y amnesia histórica incluida, a finales del
S.XX?
No es casual que con la caída del Comunismo se nos "recuerde" que, en un momento dado. Nos
podemos "inventar" -haciendo uso del cine de fantasía- que el Comunismo jamás ha existido. Nos
podemos "inventar", sin renunciar al malo de la película, que el enemigo no es de este mundo, es
"menos real"... Dueño y señor del ocultismo, es un muerto viviente muy enfadado con la realeza...
Nuestra princesa progre, que más que salir de un orfanato ruso de principios de siglo parece
haber hecho un curso intensivo con Gene Kelly, nos querrá dar una aleccionadora prueba, de
color rosa, en la que el amor triunfa por encima de cualquier poder, justificándose por sí mismo,
prescribiendo una moralidad que podríamos identificar con la imagen de "familia feliz".
Se simplifica la visión del amor como deseo que todo lo hace posible y no como algo negociable,
como una relación de fuerzas que fácilmente esconden relaciones de dominio. Si
tradicionalmente el sueño de toda chica joven se suponía que era esperar la llegada de su
príncipe azul, con los tiempos que corren, hoy en día parece más adecuado, a través de una
"chica moderna" como Anastasia, seguirle el juego al feminismo y transformar supuestos deseos
que garantizan la felicidad.
El modelo a seguir es el de la heroína atrevida que, en su intento por reencontrar sus orígenes y
su identidad, también merece recuperar el prestigio y condición social que le habían sido
arrebatados.
[…] Por otro lado una Century Fox conocedora del terreno del mito y yo simbólico no puede dejar
de asegurarse cuál es el papel que le otorga al pueblo que, en términos metafóricos, es el gran
público que, hipnotizado, pide a gritos el resurgimiento de princesas y reclama, sin condiciones, el
lugar que desde el poder simbólico "ocupa y ha ocupado siempre" la realeza. Un poder que
alimenta tanto a las multinacionales productoras de sueños como a los propios protagonistas
"reales" que la representan.
Poner en paralelo, por ejemplo, el fenómeno Anastasia y el fenómeno Lady Di, puede servirnos
para cuestionar cuales son las necesidades que éstos cubren dentro del entramado simbólico y
que intereses se ponen en juego detrás de estas manifestaciones: ¿las princesas actuales son
necesarias? ¿A qué modelos "ideales" representan? ¿Lady Di, una princesa "feminista"?
Anastasia, una proyección, un híbrido "perfecto" surgido gracias a la técnica de la fusión de las
principales modelos actuales: ¿establece un canon nuevo de "belleza" ideal -y de conducta- de
finales de los noventa? ¿Cuál es el papel de los mass-media en la reafirmación de los roles
sociales (Fenómeno Hola!, Extra Rosa, Sorpresa Sorpresa, Quién sabe dónde y un largo etc.)?
¿Cuál sería el lugar que se aseguran dentro del poder las monarquías (un poder de origen
divino... a finales del S.XX) y otras formas de poder establecido sin necesidad de ser
replanteadas? ¿De que forma son finalmente convertidos en deseos consumibles para la
mayoría, democratizables nuestras necesidades? Podríamos plantear el discurso como si fuera
un anuncio: "¡No busques más, el deseo, la felicidad, están a tu alcance!". Adquirir es poder. […]
No se plantea la necesidad de preguntarse si una fuente de poder absoluto puede resultar
obsoleto hoy en día. Contrariamente, en Anastasia se afirma que es necesaria, incluso
inamovible, aunque resulte evidente revisarla. […]
Granollers, G. Ribas, V.Rovira, N.Rull, N. Torrents: 'Ficción y Realidades en el Cine de Animación', dins d'El
Boletín de Educación de las Artes Visuales, n.11. Trimestre de primavers 1998. p.7-8
2a DISCUSSIÓ:
Pocahonatas. La princesa americana.
Pocahontas representa un mite del bon salvatge. Filla d'un cap indi, quasi blanca i
convertida al cristianisme, es casà amb un coló i viatjà a Anglaterra. Disney va utilitzar
aquests personatge en un dels seus llargmetratges, tot endolcint-lo i maquillant-lo,
barrejant elements reals i llegendaris amb l'estil propi de la casa.
Érase una vez una princesa india, conocida bajo el apodo de Pocahontas (Juguetona), aunque su
verdadero nombre era Matoaka. Nació en lo que hoy es el Estado norteamericano de Virginia,
probablemente en 1596, 11 años antes de que colonos ingleses se asentaran en Jamestown, en
la bahía de Cheesapeake. Murió en Londres, a los 21 años. El resto está casi todo exagerado,
edulcorado y falsificado para alimentar uno de los mitos de la construcción del alma histórica
blanca de Estados Unidos, el de la integración del "buen salvaje".
La leyenda dice que Pocahontas salvó al capitán John Smith, uno de los aventureros de Virginia,
de una muerte segura; que trató siempre de que nativos y colonos se llevaran bien; que fue
secuestrada por estos últimos y que acabó casándose con uno de ellos, John Rolfe, después de
convertirse al cristianismo y bautizarse con el nombre de Rebeca. Su integración la llevó hasta
Londres, donde conoció a la reina Ana, y murió cuando estaba a punto de volver a América. Una
vida muy aprovechable, según Teresa Prados, profesora de historia de América en el Columbia
College de Chicago: "La sociedad americana idealiza la imagen de las indias con el símbolo de
Pocahontas, una india buena, muy poco amenazadora, casi blanca, que acepta graciosamente la
fe y la cultura de los europeos, frente a la imagen de la india de piel oscura, cargada de hijos,
poco de fiar e imposible de integrar".
La historia de Pocahontas se ha alimentado de crónicas de los ingleses, entre ellas de los
escritos de uno de los protagonistas de la historia, el capitán John Smith. Pero en el primer relato
de sus aventuras en Virginia, True relation, publicado en 1608, Smith cuenta que cayó prisionero
del jefe Powhatan sin mencionar ni una sola palabra sobre ninguna chica que le salvara la vida.
Fue en 1614, con motivo de la boda de Pocahontas cuando Smith escribió sobre el matrimonio,
símbolo de paz y conciliación entre indios y europeos. En ese escrito, luego ampliado en libros
como The General History of Virginia, de 1624, Smith se lanza a una fantasiosa descripción de
sus muchos éxitos en la vida y dice que "honorables y virtuosas damas" han actuado a menudo
"ofreciendo rescate y protección en mis más grandes peligros". Según Teresa Prados, "es un
poco sospechoso que le ocurriera lo mismo en diferentes puntos del mundo: siempre viene una
bella señorita que acaba salvándole la vida".
Para colmo, el escritor Philip Young cuenta, en su retrato de Pocahontas, que John Smith pudo
haber tomado prestada la historia de lo que le ocurrió al soldado español Juan Ortiz, perdido en
una expedición en Florida hacía 1528 y encontrado 12 años más tarde por Hernando de Soto.
Ortiz contó que había sido capturado por los indios y que cuando estaba a punto de ser quemado
vivo, la hija del jefe intercedió por él. Después volvió a salvarle la vida al alertarle de una
conspiración para matarle. Curiosamente, dos hechos, casi calcados en el relato de Smith. La
historia del soldado pudo leerse en Londres, traducida al inglés, en 1609, justo el año en el que
John Smith volvió de Virginia.
A pesar de todo, la historia de Smith se mantuvo y en ella entraron a saco los norte-americanos
que en el siglo XIX buscaban apasionadamente la manera de elaborar su historia. En la visión
más americanista de ese intento se inventaron una madre Pocahontas, fruto del encuentro entre
europeos y nativos. Maquillando las narraciones de Smith, Pocahontas era una figura ideal para
''justificar" el tratamiento dado a los nativos por parte de los colonos", según Charles R. Larson,
profesor de literatura de la American University en Washington, que precisa: "El mito contiene el
mensaje de que ser blanco es mejor y proporciona a la mayoría anglosajona un sentido de
superioridad y comodidad con su pasado".
¿Qué ocurrió realmente? Los colonos de Jamestown tuvieron la suerte de encontrarse con un jefe
pacífico que les ayudó a no morir de hambre cuando se estaban asentando, en 1607, y durante el
terrible invierno de 1610. Durante años, indios e ingleses jugaron al ratón y al gato, pasando de
periodos de amistad a refriegas que se saldaban con muertos. Aunque es más que probable que
la oportuna intervención de Pocahontas sea un invento, John Smith ofrece numerosos detalles de
su frecuente relación con Powhatan.
Los buscadores de leyendas tuvieron buen cuidado, en todo caso, de expurgar las crónicas,
porque también hubo una Pocahontas golfa y desvergonzada que, al menos una vez, con sus
amigas, salió "desnuda del bosque, cubierta sólo delante y detrás con algunas hojas verdes,
cantando y bailando (...) y cayendo a menudo en sus infernales pasiones". William Strachey, en
su Historie of Travaile into Virginia Britannia, de 1615, recoge este aspecto alegre de Pocahontas
que jamás han reflejado los cuentos para niños, representaciones de fin de curso ni películas, y
dice que era "una jovencita de bellos rasgos, pero lasciva" que solía ir casi desnuda al fuerte de
Jamestown a dar volteretas con los chicos ingleses. ''Esta versión fue forzosamente censurada",
señala Teresa Prados, "porque se ajustaba mal al principal propósito de los fabricantes del mito,
que es el de demostrar que Pocahontas simboliza la voluntad de integración y asimilación de la
raza india".
Además del dudoso episodio de la salvación de Smith, el mito se afianza a partir de una práctica
frecuente entre los colonos; el secuestro de niños indios como rehenes para conseguir alimentos
o intercambiar por prisioneros y, de paso, cristianizarles y educarles. En el caso de Pocahontas
era fácil atraerla. Su mayor pasatiempo era jugar con los chicos y chicas de Jamestown, y en
ocasiones llegó a delatar preparativos hostiles de su propio padre contra los ingleses. Con la
ayuda de una pareja de indios colaboracionistas, los Japizaws, Pocahontas fue secuestrada. No
está claro si su padre sufrió mucho o no con el asunto, aunque parece que Powhatan no tenía
ninguna prisa en liberaría, sobre todo por lo que se le pedía a cambio: la devolución de su
colección de armas arrebatadas a los ingleses.
El tiempo pasó y el reverendo Alexander Whitaker no lo desaprovechó. Poco a poco, fue
hablando a Pocahontas de religión, Mientras, las damas de la iglesia de Whitaker, en Rock Hall,
enseñaron a Pocahontas a vestirse y a cambiar los mocasines por zapatos. A los tres meses,
Powhatan se dignó responder: sí, quería a su hija, pero lamentaba mucho no poder entregar las
armas, porque se le habían perdido. Obviamente, ni él mismo se lo creía. El efecto en
Pocahontas fue inmediato. No tenía sentido resistirse a unas costumbres, una educación, una
religión e incluso unas ropas que le estaban empezando a gustar, sobre todo sabiendo que para
su padre las armas inglesas eran un símbolo de su poder.
Hubo además otro factor decisivo: John Rolfe, un viudo de 28 años, pionero en los intentos de
cultivo de tabaco, que poco después sería el auténtico oro de Virginia, encontró a Pocahontas en
la iglesia, se interesó por ella y aunque vio que "su educación había sido grosera, y sus
costumbres, bárbaras", pensó que había madera de una buena esposa cristiana. Pocahontas,
seguramente animada por la perspectiva, perseveró, se aprendió el catecismo de memoria y en la
primavera de 1614 estaba lista para el bautismo. Un año después, el 5 de abril de 1614, Rebeca,
antes Pocahontas, se casó con John Rolfe. Como señala la profesora Prados, "Rebeca es ya una
joven cristiana, una señora civilizada con ropa inglesa, al tiempo que los artistas van
'blanqueando el color de su piel".
Las noticias de la conversión, la boda y el nacimiento, un año después, del pequeño Thomas
llenan de alborozo a la sociedad londinense, pero también provocan interrogantes, señala Jean
Fritz: "Ahora que hay paz, ¿por qué no se convertían más indios al cristianismo? Ahora que no
pelean, ¿por qué los colonos no producen riquezas?". Los ingleses están cansados de Virginia.
Preocupado, sir Thomas Dale, gobernador de Virginia, tiene la brillante idea de organizar un viaje
a la metrópoli. Para que Pocahontas no se sienta muy sola, cuando el barco parte, en abril de
1616, 10 o 12 indios la acompañan. La compañía de Virginia exhibe Pocahontas, que habla buen
inglés y viste con elegancia, y que descubre las maravillas de Londres. La recibe el obispo,
escucha recitar a Ben Johnson y acude a un baile de disfraces de la alta sociedad. Incluso
conoce a la reina Ana. John Smith, que había escrito a la reina una carta atribuyéndose todos los
meritos de la conversión de Pocahontas, tarda en dejarse ver. Cuando por fin Pocahontas le
encuentra, le echa en cara su ingratitud con Powhatan, que le había adoptado, y con los indios, y
le dice que ella no cometerá el mismo error: "Seré por siempre y para siempre tu compatriota".
Smith abandona confundido la casa de los Rolfe. No volvería a ver a Pocahontas, que, enferma
de los pulmones, está cada vez más débil. John Rolfe decide volver a Virginia. El George zarpa
del puerto del Támesis. Después de navegar 25 millas, Pocahontas no puede más. Desembarcan
en el pueblecito de Gravesend, van a un hostal, viene un médico, pero no se puede hacer nada.
Pocahontas muere como una cristiana, pero también como una india, sin miedo, animando a su
marido: "Todos los hombres deben morir. Cuida del pequeño Thomas". Tenía 21 años.
José Manual Calvo, 'POCAHONTAS. La verdadera historia de una princesa americana', dins d'EL PAÍS,
p.43-46.
Els trets i l’estètica de Pocahontas
Glen Keane, l'animador de Disney que ja s'havia encarregat de crear personatges com
Ariel, la Bèstia i Aladdín, va haver de buscar una cara i un cos per a Pocahontas, la
primera protagonista no caucàsica. Primer estudià els quatre retrats que existien de la
princesa índia, observà també els trets dels descendents dels primitius natius. Els trets
que extragué d'aquests dos referents foren barrejats amb característiques de dones
actuals, per a trobar no res més que una noia dolça però forta, sexi i atractiva. S'hi poden
entreveure trets de les tops models del moment: cara afinada i llavis exuberants.
http://www.eurosur.org/survival/catalan/p01/fc03p01/fc09p01/pocahontas.htm
història de Pocahontas (català)
CALVO, José Manuel. 'POCAHONTAS. La verdadera historia de una princesa americana',
dins d'EL PAÍS, p.43-46.
GIFRA i ADROHER, Pere. 'Mite i realitat de Pocahontas', dins l'Avenç, n.199 gener 1996,
p.52-55.
http://www.apva.org/history/pocahont.html
Història de la Pocahontas (en anglès)
http://www.geocities.com/Broadway/1001/poca.html
Explicació de la història real i comparacions amb la pel.lícula. Explicació dels personatges.
Enllaços a d'altres webs
http://www.powhatan.org/pocc.html
Crítica a la pel.lícula de Disney.
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