EL SAHARA ESPAÑOL las comarcas orientales y meridionales del Continente, son pobres en depósitos, contrariamente a lo que ocurre en las regiones de estepas y desiertos de Méjico y Arizona, lugares donde W A I B E L , B R Y A N y otros ya observaron la escasez de los «pediments», y, por el contrario, la presencia de enormes masas de escombros que faltan en los paisajes africanos. Si tomamos como ejemplo, dentro del extenso territorio de El Tiris, ei paisaje geográfico de Tuama, podremos' generalizar las observaciones efectuadas al resto del territorio desértico, incluyendo desde este punto geográfico las comarcas más avanzadas de la sebja de Iyil. Tuama (Los Gemelos), es una de las cumbres más elevadas del Tiris, pequeñas pero grandiosas montañas del desierto, visibles desde larguísimas distancias en la abrumadora monotonía de las llanuras. Situados a jornada y media al N E . de la Alcazaba de Tisla, se levantan dos elevados cerros cónicos de ásperas vertientes, y cuya oscura coloración da Ia*lmpresión de estar sobre ellos el cielo siempre nublado. La penillanura que rodea a este solitario relieve, está a la altitud de m. (barométrica), formada por el arrasamiento normal del país, que aquí corta granitos típicos, de dos micas, así como neísicos con granates, cuarzos y porfintas en filones. En grandes extensiones las rocas desaparecen bajo la cobertera de rag o arenas, siempre de escaso espesor. Una vegetación mísera, de un color verde grisáceo, o amarillento, formada por Panicum turgidum, «múrqueba», y Anastática hierochúntica, «kemcha», y alguna rara «talja» de desflecado y raído aspecto completan el paisaje triste del Sahara. 210-220 Las laderas de Tuama, se levantan bruscamente sin términos topográficos de transición, contrariamente a como acontece en climas menos desérticos; forman pronto un fuerte ángulo con la horizontal, que alcanza rápidamente el valor de 4 0 y aun más grados, valor angular de la mayor parte de los Montes-Islas que en rocas de tipo granudo se han estudiado en el África oriental, estepas y desiertos americanos. Estas inclinadísimas vertientes están excepcionalmente limpias de escombros, como es el caso de los macizos graníticos tallados por la erosión desértica a los que alude Q U I R O G A en su descripción. En estos montes, constituidos por rocas ciertamente extraordinarias, segregaciones ultrabásicas de los anchos distritos de gabros y nontas que arman entre los granitos y neis del Tiris meridional, los escombros forman un gigantesco caos de bloques de todos los tamaños y formas, frecuentemente de angulosas aristas. Es una gigantesca escombrera que alcanza la cumbre por verdaderos milagros de equilibrio, que hacen difícil