Grandes Iniciados: LA ENSEÑANZA SECRETA DE JESÚS

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Grandes Iniciados:
LA ENSEÑANZA SECRETA DE JESÚS
MADHAVA
LA ENSEÑANZA SECRETA DE JESÚS
No es lo mismo Jesús que de Cristo, aunque durante un cierto tiempo van de la mano.
Para hablar de la enseñanza de Jesús, de Cristo, tenemos que hacer un poco de
“zoom”, mirar el panorama mundial de aquel momento, para entender bien cual es el
significado de la encarnación, de la venida de Cristo al mundo en aquel instante.
Por eso, podemos hablar y de hecho hablamos así: antes y después de Cristo (Año 1
a.C., o año 1d.C.) ¿Cuál es el panorama mundial que nos encontramos en aquel
momento en occidente? Existen dos razas pujantes y poderosas. Por un lado la GrecoLatina, los romanos, la decadencia de los griegos y la preponderancia de los romanos, y
por otro lado la judía. Estas dos van a la vanguardia de la humanidad, al menos aquí en
occidente.
En ese momento nos encontramos con un panorama bastante trágico, porque desde la
Atlántida hasta la era cristiana, la evolución espiritual ha tenido un doble aspecto: por
un lado, un retroceso, y por otro lado, un progreso.
El retroceso, en el sentido de la clarividencia de la antigüedad, la unión con las
fuerzas cósmicas, esa unión con lo sutil que
había existido en la antigüedad se había ido
perdiendo poco a poco. Tened en cuenta
que durante muchos años, siglos, había
una serie de personas, de iniciados, que
tenían el poder de conectarse con los planos
sutiles, con los dioses, para establecer un
puente con la humanidad. En ese momento,
en el que nos encontramos, en el año 0, eso
se había perdido. Las escuelas iniciáticas
están en decadencia. Todavía quedan en la
India, en Persia, en Egipto, en Grecia, pero
están en decadencia. En Egipto apenas
quedan porque los egipcios han sido
conquistados durante siglos. Primero por los
babilonios, por los sirios, por Alejandro
Magno… Las antiguas tradiciones se han ido
perdiendo… Aquello era un guirigay. Por lo
tanto, de todas esas conexiones de todos
esos últimos restos iniciáticos, ya quedan
unos restos muy precisos, muy aislados y el
resto de la humanidad está en una clara
regresión en este sentido; se ha desconectado de esas fuerzas, de esa dirección desde
los planos sutiles y entonces estamos en una verdadera decadencia, es decir la caída al
materialismo, la caída hacia los placeres del mundo es total y absoluta.
Por otro lado, hay un progreso; el progreso está en que la razón, la inteligencia del
hombre, se está desarrollando, y eso le permite, como consecuencia de ese desarrollo
intelectual, la conquista material del mundo.
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Como veis, todo esto, que nos encontramos hace 2000 años, ahora se ha precipitado
de una forma total, es decir, en este momento, estamos viviendo, un total despertar de
la inteligencia y de la razón y la conquista del mundo material, es casi, casi, no digo
que total, pero importante. Mediante la técnica, la tecnología, la ciencia, hemos ido
desarrollando una serie de herramientas y de mecanismos que parecen increíbles.
Volamos por los aires, navegamos
por los mares…Hacemos de todo.
Bien, por un lado, el retroceso está
en esa pérdida de contacto con lo
espiritual, con lo sutil y por otro lado,
el progreso está en que el hombre
empieza ha despertar su inteligencia
y eso le permite un cierto grado de
conquista material.
Entonces,
la
humanidad
se
enfrentaba a una disyuntiva; hay dos
caminos a seguir en este estado de
cosas: Por un lado, hundirse en la
depravación y la bestialidad, junto al
materialismo. Es la personalidad totalmente volcada al exterior que solo busca placer
(orgías imperiales romanas, etc.) y por otro lado, remontar hacia las cimas del espíritu,
desarrollando la conciencia. El camino mas fácil es el de la decadencia puesto que no
hay que hacer ningún esfuerzo; en el otro sí que hay que hacer esfuerzo. Y ¿dónde se
encuentra el resorte, la clave para seguir ese segundo camino?
El mundo está maduro para recibir una nueva enseñanza, para recibir algo que abra un
nuevo camino, una nueva puerta que le permita a la humanidad alzarse hacia lo
espiritual. Y ese momento está totalmente perdido. El dharma se ha convertido en
adharma. El hombre esta totalmente sumido en el adharma. Se ha olvidado del
dharma. Se hace necesaria la venida de un Avatara.
Grecia, todo su esplendor, toda su sabiduría, se ha perdido. La bota romana lo ha
aplastado todo. Los romanos han conquistado al mundo, el aspecto material, y del
aspecto espiritual, se han olvidado.
Por eso, en este momento, se hace necesario algo que remueva la conciencia de los
hombres. No solo que remueva, sino que dé los resortes, las claves, los mecanismos
para que puedan elevarse de ese estado de cosas. Entonces, hace falta que eso sea
capaz de remover a las masas aletargadas y de remover al hombre hasta su más
recóndita profundidad.
Hemos visto que por un lado está la raza greco-latina y por otro la judía. Las
características de los judíos en ese momento, eran que se oponían a todas las demás
razas, con intolerancia, con una idea fija y obstinada: el monoteísmo, Yaveh. Esto,
ahora, para nosotros, es algo normal, pero en aquellos tiempos, todas las naciones
habían adoptado el politeísmo, tenían dioses por todas partes, y en cambio, ellos:
Yaveh, éste, contra todos, y todas las naciones escandalizadas “Estos ¿dónde van?”
Además, con fuerza, con obstinación, con una intolerancia total: “¡Un Dios, una Ley, un
Arca!” El Arca significa la alianza entre todas las tribus que forman Israel. Tened en
cuenta que fue Moisés quien construyó esa alianza.
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En este estado de cosas, se hace necesaria la venida del Avatara, la venida del Mesías,
del Verbo Solar.
El Verbo Solar es uno de los grandes misterios que se
enseñaban en todas estas escuelas. Apolo era el Verbo
Solar, era el sol manifestado. Entonces, Cristo es el Verbo
Solar que se encarna también en un cuerpo humano. Pero,
ocurre, que para un Avatara el tener que nacer desde
pequeñito, tener que pasar la adolescencia y todo eso, es
una pérdida de tiempo enorme, entonces ¿qué hace Cristo?
Encarna en el cuerpo ofrecido en sacrificio por un discípulo
avanzado. Ese discípulo avanzado es el Maestro Jesús. Una
cosa es Jesús y otra es Cristo. Cristo, es ese ser divino que
encarna, que entra en el cuerpo de Jesús a la edad de 30
años. Durante 3 años lo usa para dar su enseñanza.
El Maestro Jesús desde que nace, va entrenándose, va recibiendo el entrenamiento
iniciático suficiente y necesario para hacer este trabajo.
La vida, o una parte de ella, de Jesús, se relata en los Evangelios.
Los cuatro Evangelios, corresponden cada uno de ellos, a un distinto grado de
iniciación:
Mateo, observa a Jesús desde lo físico.
Lucas, la vida última del Maestro, el amor, el sacrificio.
Marcos, el aura magnética que rodea a Cristo. La fuerza terapeútica, la
majestad y el poderío.
Juan, el Evangelio de Juan, es el metafísico. Revela el divino espíritu de
Cristo. Juan, oye al Verbo, oye la Palabra, y proclama el Evangelio del
Espíritu.
Evangelio significa Buena Nueva, la noticia, la noticia del Espíritu.
El Maestro Jesús, se llamaba Manuel. Jesús, es el nombre que le pusieron en el
bautismo en el Jordán, significa, “el sol en el cielo”. Es lo que significa iniciáticamente,
tiene relación con el Verbo Solar, con el Sol luminoso que se encarna y se expresa a
través de Jesús.
Jesús, nace en el seno de la comunidad de los Esenios. Era una comunidad iniciática
que salió de Egipto con las tribus de Israel y se instaló en lo que ahora se llama Monte
Carmelo en Palestina. También en el valle del Jordán, en Galilea, donde tenían sus
casas y vivían de los cultivos del campo. Tenían trabajos constructivos y recreativos,
nunca destructivos; eran agricultores, constructores, y sobre todo, eran terapeutas. El
nombre Esenio, viene de asaia, médico. Los Esenios, eran iniciados que habían
desarrollado el poder de curar, porque la curación, tiene que ver con la armonía de
todos los cuerpos que conforman al hombre. Los iniciados siempre tienen la capacidad
de curar en algún grado, porque es una consecuencia del trabajo de purificación de
reequilibración de los cuerpos. Cuando los cuerpos se equilibran y se armonizan, el
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resultado es la salud. De ahí que surja una terapéutica espiritual. No es lo mismo curar
al cuerpo que curar al hombre. Curar al hombre es curarle en todos los aspectos, desde
el espíritu hasta el cuerpo físico.
Todo iniciado tiene que pasar por la fase de iniciación. No hay nadie que nazca
iniciado; aunque en vidas anteriores lo haya sido, en esta vida, tiene que pasar por
toda la fase de aprendizaje, iniciación y despertar. Jesús, como cualquier otro ha tenido
que pasar por esa fase, entonces ha tenido que estar sometido a la disciplina y a un
trabajo de Sadhana, de prácticas, dentro de la comunidad de los Esenios.
Todo discípulo tiene un maestro, el maestro de Jesús no ha trascendido, pero sin duda
que lo tuvo. Una de las lagunas es esa ¿Quién le enseñó a Jesús?
En el Evangelio de Mateo aparece “la adoración de los Magos” ¿Quiénes eran los Reyes
Magos? Eran iniciados. La palabra rey significa que ha realizado lo real de si mismo, y
mago significa maestro; mago es el que ejerce el magisterio, el que ejerce el poder.
Maestro no es aquel que enseña, sino aquel que tiene poder. El ejercicio del poder es la
magia, quien hace magia es un mago, y un mago es un maestro que ejercita el poder.
Los Reyes Magos en realidad son los representantes de las tres comunidades
iniciáticas más importantes que existieron en aquel tiempo. Parece ser que el que
conocemos como Melchor, era Apolonio, sumo
pontífice de la escuela iniciática de Atenas.
Gaspar, el jefe de los magos de la escuela
iniciática de Persia. Baltasar, el rey negro, no era
negro sino hindú y era representante de los
centros iniciáticos de la India.
En esa época, los centros iniciáticos estaban
unidos y había comunicación entre ellos. Por lo
que no es de extrañar que era conocido por los
iniciados de todo el mundo, era esperado,
conocían lo que iba a pasar y como iba a pasar.
Por lo tanto, se reunieron los representantes de
las escuelas iniciáticas para que en este
acontecimiento del nacimiento de Jesús y su
educación todo fuera bien.
La fase de enseñanza como es una fase iniciática
que no interesa a los profanos, no se muestra,
porque es una fase privada que sólo interesa a
los propios iniciados. Por eso tenemos una laguna
desde el nacimiento hasta los 30 años, porque es
la fase de preparación, de aprendizaje.
En un pasaje de Lucas, vemos como Jesús es
presentado en el templo, como a la vuelta sus
padres se dan cuenta de que falta y vuelven al
templo y lo encuentran sentado entre los
doctores del templo, hablando, contestando y
preguntando a los doctores del templo de Jerusalén que estaban asombrados de cómo
un chaval de 12 años podía tener esos conocimientos, lo cual nos indica cómo estaba
siendo enseñado dentro de esta comunidad de los esenios, que era una comunidad
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iniciática. En realidad, una postrera comunidad iniciática, porque, a partir de este
momento la iniciación desaparece.
Cuando hablamos de Platón ¿recordáis? decíamos que Platón inicia un proceso en el
mundo, en el cual el sistema iniciático decae, tiene que desaparecer, para dar paso a
una preparación de la masa
humana. Entonces, los principios
de Platón, no son principios
iniciáticos, sino que son principios
para que el hombre crezca, para
que
su
razón,
su
intelecto
evolucione, para que se prepare a
recibir la iniciación algún momento.
Por tanto, vemos cómo con Platón
muere la iniciación, el proceso
iniciático, donde eso era sólo para
unos
pocos
que
estaban
preparados y sin embargo, el
sistema platónico sirve para toda la
masa humana sin distinción. Ese sistema estaba basado en tres principios: lo bello, lo
bueno (lo justo), y la verdad.
El sistema platónico sigue vigente hoy en día porque la humanidad basándose en esto,
va creciendo, va desarrollándose, va evolucionando y preparándose para la iniciación.
Está dentro del esquema del Sanatana Dharma.
Sanatana Dharma, es la ley que hace que el hombre evolucione por todas las fases
necesarias y una de ellas, es la mente apasionada trasformada en mente
desapasionada. Hacer que la mente crezca, se desarrolle, adquiera profundidad para
conectarse con los principios filosóficos; una vez que esa mente, ya madura, está
preparada para conectarse y se conecta, con los principios filosóficos mas altos del
universo, ya está preparada para la iniciación, es decir: para el Yoga, para la
meditación y para la realización del Ser. Hasta ese momento no está uno preparado.
Lo que se plantea aquí la Jerarquía en este momento, es: ¿cómo preparamos a la
humanidad para que esté preparada para la iniciación? No a tres o cuatro, sino a toda
la masa humana. Todos esos procesos que se van dando, todos estos iniciados que van
apareciendo, están dentro del Plan, dentro del Sanatana Dharma. Vienen para dar las
claves necesarias para que la humanidad pueda madurar, pueda crecer, pueda
desarrollarse.
Hasta ese momento, había cuatro sabios y todos los demás eran ignorantes, seres
primitivos. Ahora vemos, cómo 2000 años después, la masa humana ha crecido, ha
crecido intelectualmente; su inteligencia se ha desarrollado, puede pensar por si
mismo, no del todo, pero bueno, se ha producido una madurez importante.
Todo el proceso de la preparación, de la iniciación de Jesús, es secreto; cualquier
instrucción que se da dentro del proceso iniciático, es secreto, porque eso no tiene que
trascender a los que no están en el proceso. Por eso, no sabemos nada de él. Lo único
que nos encontramos, es con el final de esta preparación a la iniciación que es el
Bautismo en el Jordán.
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El Bautismo en el Jordán, es el misterio de la encarnación de Cristo. Es el momento
en el que Cristo encarna en Jesús.
La enseñanza y la preparación de Jesús, se efectúa en el Gabaón, una angosta meseta
al pie de un acantilado de 300m, junto a los montes de Judá. Allí vivían los esenios en
el valle del Jordán. Allí fue iniciado Jesús, siguiendo tres líneas bien concretas. Por un
lado, la tradición profética de Israel, la tradición de los Profetas. Por otro lado, la
tradición de los Magos de Persia, de Babilonia y por otro lado, las líneas iniciáticas de
Hermes de Egipto, que es de donde venían los esenios.
Todo esto, dentro del misterio del Verbo Solar y de la encarnación del Verbo Solar.
El Verbo, es el Om, la Palabra y Solar, significa la luz y la fuerza que tiene el sol. Lo que
da la vida. El Verbo Solar es el Ser, ni más ni menos.
Durante sus meditaciones, se le iba revelando cual era su misión. Tenía sus dudas.
Durante años se le fue revelando esa misión; en la meditación se le apareció una cruz:
“Tu Dios te reclama para manifestarse a los hombres.
Ofrécete en sacrificio, abraza la cruz”. La cruz
simboliza la materia. La rosa clavada en la cruz
simboliza el espíritu clavado en la cruz, es decir,
manifestado en la materia. La cruz también significa el
sacrificio. Cristo tiene que hacer un sacrificio: sin
necesitar nada del mundo físico, encarna en el mundo
físico para ayudar a los hombres. Es un servicio y un
sacrificio, de ahí el símbolo de la cruz.
En esos tiempos estaba Juan el Bautista en el Jordán,
bautizando y anunciando al Mesías. Entonces, Jesús le
pregunta a su Maestro: ¿Quién será el Mesías? ¿Por
qué lo preguntas si ya lo sabes? Quiero escucharlo de
tus labios. Pues bien, tú serás. Por diez años te hemos
preparado; la luz se ha hecho en tu alma, pero falta tu
voluntad; falta que tú quieras; falta que digas sí.
¿Estás preparado? En ese momento Jesús extendió los
brazos en forma de cruz y bajó la cabeza y entonces el
anciano se presentó ante su discípulo, besó sus pies
mientras decía: En ti, descenderá el salvador del
mundo. Cuando el Maestro se levantó, Jesús dijo:
estoy preparado. Ve al Jordán; Juan te espera para el Bautismo.
Entonces, como ya conocemos todos, se presenta allí, acompañado de otros dos
compañeros discípulos esenios, delante de Juan el Bautista. Cuando Jesús sale del agua
ve una paloma en forma de luz (la paloma es un símbolo, es un arcano iniciático que
simboliza el amor divino). Cuando Juan ve esa paloma que desciende sobre Jesús, es
cuando se da cuenta que está encarnando Cristo en él. Entonces, es cuando se oye
aquello de: “He aquí mi hijo bien amado, hoy lo he engendrado”. La paloma siempre
indica la encarnación de un hijo de Dios, es una paloma de luz, no es una paloma.Todo
esto, es lo anecdótico hasta ese momento.
¿Cuál es la enseñanza de Jesús, o de Cristo, a través de Jesús? A partir de este
momento Cristo y Jesús van de la mano; Jesús hace la renuncia, la entrega de su
cuerpo para que Cristo actúe a través de él. La misión de Cristo es espiritualizar la
tierra y al hombre.
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Ya hemos visto la situación de la tierra en ese momento. El objetivo, es pues, abrir esa
puerta para que la tierra y el hombre puedan alcanzar las más altas cumbres del
espíritu. El medio que utiliza es doble: por un lado el moral y por otro, el intelectual.
El medio moral se lo da a los discípulos y el intelectual, es decir, la enseñanza del
conocimiento más profundo, más verdadero, sólo a los apóstoles.
Hay dos enseñanzas: una a la masa y otra a los apóstoles.
Dentro de la enseñanza intelectual que da a los apóstoles, está la enseñanza de los
antiguos misterios. Las escuelas iniciáticas, las escuelas de los misterios, tenían un
sistema de enseñanza de las verdades, pero esto, sólo se lo da a los apóstoles.
La gran innovación que se produce aquí, en estos momentos, es que esa iniciación
progresiva que se va dando, a todos, a la masa humana, ya no se hace a grupos
reducidos, ni en lugares cerrados y escondidos, sino que se hace a la luz pública y en
reuniones numerosas y públicas. Este es el gran cambio que se produce en este
momento.
Se da un proceso iniciático en todos sus grados, en todos sus pasos; a unos se les da
una cosa, para que se vayan preparando y cuando se preparen, quizás se les dará lo
otro. Pero esto se da a la luz pública, en reuniones públicas y numerosas, cosa que
hasta ese momento, no se daba. Esto que estamos haciendo ahora, (reuniones en
grupo con las puertas abiertas) se lo debemos a esa revolución que se produjo en ese
momento. Si no, estaríamos escondidos en una gruta, seleccionando a los que podían
asistir.
Jesús-Cristo tiene que pasar por las pruebas iniciáticas antes de su misión. Esas
pruebas por las que tiene que pasar todo iniciado, están representadas por la tentación.
Satán, la sombra de Lucifer, tienta a Jesús. Todo proceso iniciático comienza cuando se
vence a Satán, porque si no le vencemos, no podemos seguir la senda del espíritu.
Tened en cuenta que hemos dicho que había dos caminos: por un lado la decadencia
hacia la bestialidad y por otro lado, la ascensión hacia las altas cumbres del espíritu.
Esos dos caminos, están ahí. Por uno de ellos te lleva una fuerza (las fuerzas del
universo están ahí) y por el otro, te lleva otra fuerza. No se puede andar por los dos
caminos a la vez: o estás en uno o estás en el otro. Estás en el de la derecha o en el de
la izquierda. Estamos en la encrucijada: para seguir
por el camino de la derecha tenemos que vencer a las
fuerzas que nos llevan por el camino de la izquierda.
Vencer a esas fuerzas es vencer al diablo, a Lucifer.
Esto del diablo… En la Edad Media se le dio esa imagen
de con cuernos y maligno y todas esas cosas, y no
tiene nada que ver con eso. Cuando se va creando el
mundo, hay unas fuerzas que lo van creando, y van
creando un proceso de manifestación. Esas fuerzas
que llevan ese proceso son fuerzas involutivas, las
fuerzas que van construyendo el universo desde los
planos más sutiles hasta los planos más groseros. Esas
fuerzas tienen una trayectoria hacia fuera, hacia la
exteriorización, hacia la materia.
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Si tenemos que seguir el camino de retorno, tenemos que construir una fuerza o contar
con una fuerza contraria, con la fuerza de la evolución. La fuerza de la involución nos
lleva hacia fuera, hacia la exteriorización, hacia la materia, hacia el materialismo, hacia
el disfrute de las cosas del mundo; cada vez más hacia fuera… La fuerza de la evolución
nos lleva cada vez más adentro, más adentro, la fuerza de retorno. Hay dos grandes
corrientes en el universo, están siempre ahí: la fuerza involutiva y la fuerza evolutiva.
Involutiva: hay una serie de ángeles, de seres, que trabajan para la creación para la
construcción del mundo y que crean esta corriente. Esos son a los que se les llama
diablos o demonios, que en realidad son seres que hacen su trabajo. Ni son malos, ni
buenos. Son seres espirituales que hacen lo que les toca hacer. Ellos crean una serie de
fuerzas y nosotros para evolucionar, tenemos que vencer esas fuerzas involutivas, nos
llevan a la exteriorización, que nos llevan hacia fuera. Si nos dejamos llevar por ellas,
cada vez vamos más hacia fuera. Si queremos ir hacia el Verbo Solar, hacia Cristo,
hacia el Ser, tenemos que conectarnos con la otra fuerza, con la fuerza de retorno, de
retorno a casa.
Son dos fuerzas antagónicas, por tanto para poder
conectarnos con la fuerza evolutiva tenemos que
vencer a la involutiva. Esta fuerza involutiva que es
tan noble como la evolutiva, porque cumple su parte
en el trabajo, es a lo que llamamos Satán, Lucifer…
pero que no tiene nada que ver con el maligno. El
único maligno es el hombre ignorante que por serlo,
produce el mal.
Esa prueba en la cual tiene que vencer esa fuerza
involutiva llamada poéticamente Lucifer, Satán…
antes de realizar la misión, tiene que vencer esas
fuerzas y tiene que pasar por tres pruebas
simbólicas.
Estas están contenidas en las tres tentaciones que tiene que vivir:
1. Se le presenta el demonio a Jesús cuando estaba al final de su ayuno de 40 días
de preparación allá en el desierto y le dice: “¿Tienes hambre? Usa tu poder.
Convierte todas esas piedras en pan”.
Eso es lo que hablábamos ayer. Sería la utilización del poder de forma egoísta.
Es la prueba de los sentidos. La prueba del cuerpo físico; el cuerpo físico
tiene unas necesidades, comer, dormir, beber… hay unas tendencias. Muchos
viven sólo para satisfacer a su cuerpo físico. No es que no haya que satisfacerlo,
si no nos moriríamos, pero no vivir para ello. Por eso, muchos caen en la
primera tentación.
La primera fuerza involutiva es ésta; crea una serie de necesidades que son
importantes, pero convertimos la satisfacción de estas necesidades en la meta
de nuestra vida y nos quedamos atrapados ahí. La iniciación está lejos para
nosotros todavía. Venciendo esta tentación obtenemos el control sobre el cuerpo
físico.
Un estado iniciático se produce cuando adquirimos poder sobre el cuerpo físico y
sobre la mente.
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2. Segunda prueba: el temor.
El demonio lleva a Jesús al borde del precipicio y le dice: “Tírate, no te pasará
nada, ya vendrán los ángeles y te recogerán”.
Esta es la prueba del temor, del miedo. Tiene que ver con el aspecto
emocional.
Muchas personas sólo viven dirigidas por sus pasiones, por sus emociones, por
sus deseos y viven movidas en su vida solamente por las emociones ¿Qué haces
en tu vida? Depende de lo que sienta; ahora me apetece, ahora no me apetece;
ahora me gusta, ahora no me gusta.
Es el mundo de la dualidad. Tengo miedo, me escapo. Tengo ambición, trabajo.
Tengo envidia, fastidio al otro. Siempre viviendo según lo que se desee en ese
momento. Eso quiere decir esta segunda tentación.
3. La tercera tentación: “sí me adoras, toda esta tierra será para ti”.
Tiene que ver con la mente; con el orgullo, con el amor propio, con la vanidad.
Las tentaciones tienen relación con los tres niveles de la personalidad.
La mayoría de la humanidad vive para esto: unos para comer, otros para satisfacer sus
deseos y otros sólo para satisfacer sus pensamientos, su orgullo, su vanidad. Una vez
de vencer al demonio, a las fuerzas involutivas de la naturaleza, uno está preparado, ha
adquirido maestría, ha adquirido poder sobre su personalidad. Si no tenemos ese
poder, somos esclavos de esas fuerzas, somos esclavos de Satán, de Lucifer. Ya vemos
que los demonios no son bichos raros; son fuerzas de la naturaleza como otras muchas
que hay, sólo que éstas, tienen esa misión.
Jesús vence todo esto y comienza su misión.
Lo que Jesús hace es restablecer la antigua tradición iniciática. Jesús enseña los cuatro
principios iniciáticos de la antigua tradición. Lo hace de una manera abierta, a la que
tiene acceso todo el mundo. Fijaros si es importante.
Si Platón nos preparó para acercarnos a la iniciación, Cristo, lo que hace es darnos los
mecanismos de la iniciación. Permitirnos la posibilidad de alcanzarla.
Las cuatro etapas de la tradición iniciática antigua, según Pitágoras, que fue uno de los
grandes maestros, Jesús las enseña en estas cuatro fases:
La 1º fase es la preparación o instrucción
La 2º fase es la purificación
La 3º fase es la epifanía o iluminación
La 4º fase es la suprema visión o síntesis
Las dos primeras fases las transmite al pueblo es decir, a la masa, a los discípulos y las
dos últimas, sólo a los apóstoles. Los apóstoles son los iniciados; los discípulos los que
le siguen, son los que están preparándose para la iniciación.
Esto nos da un sentido de cómo es la enseñanza de Jesús. Esta enseñanza, antes,
estaba reducida a una fase única que se impartía solo a unos pocos que podían acceder
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después de pasar unas pruebas iniciáticas a que les sometía el Maestro de la
congregación iniciática. Jesús la abre a todo el mundo, a la masa humana, pero no todo
se enseña; se enseña aquello que uno puede recibir.
Por eso los, Apóstoles decían: ”¿Por qué hablas en parábolas?, ¿Porque a nosotros os es
dado a conocer lo que a otros todavía no?” y a ellos, se lo reveló.
El primer grado de iniciación es la preparación o
enseñanza. De alguna forma, esto, está simbolizado en
el “Sermón de la Montaña” y en el anuncio del Reino de
Dios. A la masa, le hablaba del Reino de Dios, del Reino
de los Cielos y daba una instrucción moral:
“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos
es el reino de los cielos. Bienaventurados los afligidos
porque serán consolados…. Los que tienen hambre y sed
de justicia porque serán colmados….Los de corazón puro
porque verán a Dios”.
Estos son los principios que uno tiene que seguir para ir
poco a poco controlando las tendencias
más
elementales de su personalidad. Cristo, aportó la
sustancia del amor. No sólo la sabiduría y el
conocimiento del amor, sino también la sustancia, que
es el amor convertido en obras. Cristo, es la divinidad
humanizada, por tanto puede establecer contacto con
los hombres y transmitirles el conocimiento, pero no sólo el conocimiento, sino también
esa energía que transforma, que transmuta.
El segundo grado es la purificación. Esto se manifiesta o se simboliza en las
curaciones milagrosas.
Cuando el Ser, Cristo, lo divino, desciende para encarnarse, tiene que descender de
todos los planos, tiene que pasar por todos los planos: mental, emocional, etérico y
físico. En ese descenso va magnetizando todos los planos, va produciendo el equilibrio y
la armonía de todos los planos. Por eso, esa armonía y ese equilibrio en todos los
planos, es lo que le convierte en un terapeuta, no solo del cuerpo sino también del
alma.
Aquí se establece la nueva terapéutica de
efectos
inmediatos,
deslumbrantes
y
trascendentes. Esto, no lo inventó Cristo,
porque este tipo de curación, se da ya en los
santuarios de Asia, de Egipto, de Grecia… Los
iniciados siempre han trabajado de la misma
manera.
¿En qué se basa esta curación? No se basa en
poner un parche en el cuerpo físico, no en
disimular un síntoma; la verdadera curación, la
curación espiritual se basa en establecer el
equilibrio y la armonía, no solo del cuerpo
físico, sino del cuerpo físico con el cuerpo
astral, con el cuerpo mental, con toda la
personalidad y con el alma. En establecer esa unión entre todos los aspectos que
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conforman al hombre; porque la enfermedad es el resultado del desequilibrio, de la
desarmonía. La salud es la consecuencia de la armonía y del equilibrio.
Por eso, la terapéutica que establece Cristo, es la de armonizar y equilibrar todos los
aspectos: mente, emociones, cuerpo físico, todo ello alineado con el alma. Por eso
cuando Cristo curaba, el enfermo, al mismo tiempo se trasformaba. No sólo curaba su
cuerpo, sino que se trasformaba su alma.
Esto es significativo, porque uno cuando va al médico, y dice “me duele aquí”, lo cura, y
sigue tan tonto como antes o más, porque encima no ha hecho nada por curarse. En
vez de aprender algo de su enfermedad, se vuelve más tonto y más, dependiente de su
médico.
En el caso de Jesús no. Ahí ocurre una transformación verdadera; la curación no es
sólo quitar el dolor o los síntomas, es trasformarle. Esta es la fase de purificación, y
esto es lo que todo iniciado tiene que hacer.
La purificación consiste en eliminar la desarmonía, en construir la armonía y el
equilibrio en todos los cuerpos, en todos los aspectos; que nuestra personalidad
funcione de manera armónica, no rota, no enfrentada, no conflictiva, sino de una forma
unida, armoniosa. Esto es importante. En la medida en que lo vayamos consiguiendo,
se está produciendo la purificación. En la medida que vamos consiguiendo qué esto
ocurra en nosotros, que nuestra mente, nuestras emociones y nuestro cuerpo físico
funcionen en armonía y unidos se va produciendo la purificación. En la medida en que
hacemos que nuestra personalidad y nuestra alma se conecten y se pongan de acuerdo,
establezcan un idilio amoroso para siempre jamás, estamos estableciendo la
purificación en nosotros.
Es el trabajo de purificación que todo iniciado tiene
que afrontar antes de pasar a la meditación. Es
construir la paz interior, es construir la felicidad.
¿De que se servía Jesús para hacer esto? De la
acumulación de esas fuerzas dispersas que están por
el Universo; las concentraba y las enfocaba en un
punto concreto. En eso consiste; coger toda esa
dispersión que hay ahí y concentrarla. Pero no sólo las
fuerzas del Universo, porque ¿dónde está la
dispersión? ¿En el Universo o en nosotros?
La base de esta terapéutica consiste en concentrar
esas fuerzas dispersas, en armonizarlas. La armonía
se manifiesta en la salud; la desarmonía se manifiesta
en la enfermedad. Por eso, esta terapéutica, no es ni
más ni menos que el amor convertido en acción.
Bien, pues esto, es para todos, éste es el trabajo para todos; de preparación.
El trabajo que sólo se daba a los iniciados, son los dos siguientes grados:
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El tercer grado es el de la Iluminación. La iluminación está representada por
aquello que ya os he dicho de las parábolas: al pueblo le hablaba en parábolas y a los
apóstoles les explicaba: “porque a vosotros os es dado a conocer los misterios del Reino
de los Cielos, pero a ellos no les es dado”.
Esto está claro en el Evangelio de San Juan. San Juan habla del Verbo “en principio era
el Verbo, el Verbo estaba con Dios y Dios era el Verbo”. Esta es la base de la iniciación,
la base y el fin de la primera iniciación: conocer que es el Verbo en la iluminación y
realizar el Verbo es la misión suprema o último grado.
“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Ese es el secreto de la iniciación;
que es el Verbo, el Verbo Solar, descubrir eso en nosotros. Eso es lo que nos convierte
en iniciados.
Vemos como hay un pasaje en los Evangelios que
habla de la resurrección de Lázaro, en el Evangelio
de San Juan. No es como se puede entender la
resurrección de un muerto, sino que era un proceso
iniciático,
que
se
establecía
al
final
del
entrenamiento iniciático, en el tercer grado de la
iniciación egipcia. Se enterraba al que iba a pasar
por la tercera iniciación, se le encerraba en un
sarcófago, se le dejaba tres días en un estado de
trance donde tenía la visión del mundo sutil y al
tercer día, iba él, abría el sarcófago y decía
“levántate, resucita”. Resucita a la vida del espíritu;
has muerto a la vida de la carne, resucita a la vida
del espíritu.
Parece ser que ese Lázaro, en realidad, era Juan el
apóstol. Tened en cuenta que todo el mundo dice: el
apóstol más querido de Jesús, el más amado.
A mí siempre me ha parecido “este que es tan bueno y resulta que tiene
preferencias...” “no me extraña que Judas le vendiese”. Esas son las paradojas de estas
cosas. Imagínate que un padre tiene 3 hijos y a uno le quiere más que a los otros.
Parece injusto. Así que tendrá que significar otra cosa, eso de que era el discípulo más
amado de Jesús.
¿Qué significaba? Que Juan era entre todos los apóstoles el que tenía el grado de
iniciación más elevado. No era que era más querido, sino que estaba más cerca. Y
parece que este episodio de Lázaro, era en realidad la iniciación de Juan a este 3º
grado iniciático: despertar a la iluminación. Por eso, el Evangelio de Juan, es el
Evangelio iniciático, el de los grandes principios iniciáticos.
Pedro seguía haciendo de cabeza, de cara a la masa humana; pero Juan, de cara a los
iniciados.
Aquí tenemos dos procesos de enseñanza: uno al pueblo a la masa y otro interno.
Parece que el proceso externo lo dirigió Pedro y el interno, el de los iniciados, Juan.
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El 4º grado, el de la Visión Suprema, es la coronación iniciática. La Visión Sintética
quiere decir la visión unitaria, la síntesis de la unidad. Cuando llegamos a la percepción
del Uno, hemos llegado a la cima de la iniciación: ”El Uno sin segundo, la realización
última”.
El símbolo de esto es la Transfiguración en el monte Tabor: Jesús coge a tres de sus
apóstoles ¿por qué a tres y no a
todos?
¿Seguía
teniendo
preferencias? No. Cogió a Pedro, a
Santiago, y a Juan, y se los lleva al
monte Tabor. Allí entra en oración,
se eleva sobre sus apóstoles que can
a tierra, se abre el cielo y allí
aparecen Moisés y Elías; y se
establece esa relación y los apóstoles
ven aquello.
Por un lado, el símbolo está claro: el
Espíritu se remonta sobre los tres
aspectos de la personalidad (físico Pedro, emocional – Santiago y
mental - Juan), representados por
los tres apóstoles y establece
contacto con los principios elevados representados por Moisés y Elías.
Con otra lectura iniciática, vemos como Moisés, representa el pasado, la historia de
Israel; la historia de la tierra, la tradición. Elías, es la tradición profética que se está
produciendo en ese momento, que se está manifestando en ese momento. El profeta,
estaba anunciando la llegada del Mesías ¡Aquí está el Mesías!
Por otro lado, Cristo, Jesucristo, representa el futuro, lo que va a pasar desde ese
momento en adelante. Las puertas de la iniciación se han abierto a la humanidad. El
acceso está ahí. ¿Cuánto tardaremos en pasar? Eso depende de nosotros, pero las
puertas están abiertas.
El proceso se ha iniciado. Hasta ese momento esas puertas estaban cerradas, no
existían. Para unos sí, pero para la masa humana no. A partir de ese momento se abren
las puertas, el futuro es de esperanza porque podemos prepararnos para la iniciación;
podemos comenzar la preparación para esa iniciación de los primeros grados, y
prepararnos para los últimos grados.
La consecuencia de esto, es lo que estamos haciendo aquí, y en otras partes. En estos
momentos, estamos viviendo una historia parecida a lo que ocurrió entonces.
La gente dice “¿Qué pasará en el 2000?” En el 2000 no pasará nada. Ya ha pasado en
1900. En este siglo pasado, sí que ha pasado. Estamos al final de un siglo
extraordinario; único en la historia de la humanidad. Los acontecimientos no van a
pasar a partir del 2000, ocurrieron a partir del 1900. Hasta 1900 el único invento
sobresaliente había sido la rueda, andábamos a pie o a caballo. Fijaros en lo que ha
ocurrido desde el 1900. Lo que ha ocurrido en estos 100 años, no ha ocurrido en miles
de años de historia de la humanidad. Han ocurrido grandes catástrofes: las dos guerras
mundiales, la gran catástrofe donde las fuerzas del bien y del mal se han enfrentado,
dónde millones y millones de personas han muerto, han sufrido. Ese, es el gran
cataclismo que todo el mundo está esperando ¡Sí, ya ha ocurrido! Hemos pasado de
andar a caballo, a ir a la Luna, a Marte, a Júpiter. Hemos pasado de iluminarnos con
antorchas, casi a principios de siglo, a las luces de neón.
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¿Qué pasaba a principios del 1900? El hombre estaba sumergido en la ignorancia, en la
oscuridad, en la superstición, en el fanatismo. Desde ese momento hasta aquí, se han
despertado las conciencias, la razón, la inteligencia del hombre. El hombre del 1999 no
tiene nada que ver con el del 1900.
Cristo, ha vuelto y ha actuado durante todo este siglo, desde el 1916, sobre la tierra, y
su obra se ve, se nota. La transformación ha sido total y absoluta. Las crisis han sido
duras, fuertes, mayores que nunca. Nunca la humanidad ha sufrido unas crisis tan
grandes como en este siglo, y con
tanta extensión que ha atrapado a
todo el mundo, como con la
segunda guerra mundial. Fue una
catástrofe terrible, dónde todo se
movió. Todo eso ha pasado en
menos de 90 años.
¿Qué pasa? ¿Qué de pronto el
hombre se ha vuelto sabio y nada
más? ¿Ha estado durante miles de
años parado y de pronto en 100
años se ha despertado? ¿Qué ha
ocurrido en estos 100 años? Lo
que tenía que ocurrir ya ha
ocurrido, ya lo hemos vivido. Los principios del nuevo orden ya están establecidos.
Toda esa inquietud de una gran parte de la humanidad por encontrar respuestas,
conectarse con la verdad, eso no es una casualidad. No surge porque nosotros somos
más listos que nuestros antecesores y podemos hacer algo que ellos no hacían. Eso
ocurre porque hay una energía, una fuerza y una presencia en la tierra, que ha
estimulado toda esa transformación y ese cambio.
Esa es la segunda venida de Cristo, la
anunciada por Él, que dijo: “Volveré sobre
las nubes del cielo”, no a la tierra, “sobre
las nubes del cielo” ¿Qué quiere decir esto?
En los planos superiores.
Desde el plano de la mente superior está
influyendo desde el 1916.
Por eso, esa transformación tan grande y
esas crisis tan grandes también. No puede
haber transformación sin crisis; no puede
haber cambio sin que algo viejo muera.
Cuanto mayor sea el cambio, mayor será la
crisis.
Por eso el cambio ha sido mayor que en
ninguna época de la historia. Y esto, sigue vigente. Sigue el proceso iniciático. La
iniciación antigua sigue estando aquí, se sigue produciendo con sus cuatro grados;
aunque no lo sepamos ver, aunque no lo podamos reconocer, esto se está dando.
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Y ésta es la noticia de esperanza:
No esperéis nada malo, eso ya ha pasado.
Ya hemos entrado en la nueva era.
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