Últimas observaciones sobre psicopatía, 171

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Últimas observaciones sobre psicopatía
Hugo Marietan1
Alcmeon, Revista Argentina de Clínica
Neuropsiquiátrica, vol. 16, Nº 2, marzo de 2010,
págs. 171 a 176.
Haré un rápido punteo sobre las últimas
observaciones de mis investigaciones acerca
de las características psicopáticas. Son hallazgos que provienen del trabajo clínico con
psicópatas y sus allegados.
El mito de la captación intuitiva de
las necesidades del otro
Se habla mucho sobre la intuición del psicópata, de la capacidad de captar las necesidades del otro, y estudiando más finamente
este asunto concluí dos conceptos; primero
que las personas comunes no podemos captar, entender la lógica psicopática porque es
una estructura lógica totalmente distinta; a
nosotros, el psicópata nos resulta extraño, alguien muy difícil de entender en sus actitudes
mientras el psicópata se muestre como psicópata, por su puesto. Dado que en la mayoría
de sus acciones no se muestra como tal, anda
solapado y no se lo puede reconocer. Pero
también llegué a la conclusión de que los comunes les resultan extraños al propio psicópata, es decir, él tampoco comprende la mente de los comunes y esta incapacidad la descubre desde muy chico y ¿qué hace?, comien-
za a estudiar las actitudes, los actos, las reacciones de los comunes, y, especialmente, un
tipo de reacción en que él tiene un déficit muy
marcado, que es la expresión de las emociones. Este tipo de personalidad, la psicopatía,
tiene un déficit en la repercusión emocional
de los hechos, comparado con el común.
El psicópata estudia a los otros
Nosotros conocemos a las otras personas
globalmente, no nos ponemos a estudiar a las
personas que tenemos al lado, lo asimilamos
por contigüidad y por continuidad en el tiempo de la relación, como absorbiendo globalmente el conocimiento del otro; es por eso
que a veces estamos años con una persona
sin conocerla "a fondo" y pasan los años y
hay conductas que nos asombran.
En cambio, el psicópata hace un estudio
analítico de la otra persona porque es un objeto extraño para él, éste conocimiento analítico a lo largo del tiempo -que desde niño hace
el psicópata sobre el otro- le va dando un conocimiento sobre tipos y variedades de humanos y especialmente en el aspecto emocional, él aprende como es la gestualidad de
lo emocional en el otro y la imita. De esto se
sigue que este repetido "captar" del psicópata, que el psicópata capta las necesidades del
otro, no es más que el producto del aprendi-
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zaje realizado, de hacer analogías y distribuir
en patrones conductuales y luego asimilar a
un individuo desconocido a uno de esos patrones conductuales. Desde luego que este
estudio le es sumamente provechoso para
manipular y seducir.
De uno de ellos: "Era el velorio de mi madre.
Mis hermanos lloraban en silencio junto al cajón,
mis hermanas, histéricas como siempre, gritaban y
se retorcían. Una de ellas hasta se desmayó. Yo no
sentía nada. Me pareció lógico que muriera, si tuvo
un cáncer con metástasis y se lo descubrieron tarde.
Me di cuenta que la gente me miraba. Entendí que
debía hacer como ellos, un poco de teatro. Y me
tomé la cara con las manos y lloré. No es que no
quisiera a mi madre, la quería como todo hijo, sino
que no me nacía llorar. Tampoco soy loco, sé que en
los velorios se llora, y que se espera que un hijo
llore a su madre. ¿Se entiende?".
El informe de la complementaria
En el tema específico de la complementaria ¿cómo es que el psicópata puede manejar
tan bien a la complementaria? A esto puedo
responder: no es que el psicópata sea un mago
clarividente, sino que la complementaria, la
persona que convive con el psicópata, le va
informando todo lo que siente, hace y va a
hacer, en su tremendo esfuerzo e intento por
preservarse como persona en la mente del
psicópata. Por dejar de ser "cosa" y llegar a
persona constantemente brinda información
sobre ella al psicópata, aún cuando tiene lugar la separación psicópata-complementario
y/o están realizando el juicio de divorcio, la
complementaria está desesperada por hablar
con el abogado del psicópata… Les he preguntado: "¿Para qué vas a hablar con el abogado del psicópata?", y ellas contestan: "Porque le tengo que decir qué es lo que voy a
hacer con la casa, los bienes, etcétera. Es
decir, ellas están tan adiestradas que necesi-
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tan que el psicópata se informe sobre lo que
ellas van a hacer.
Una lógica militar
La otra conclusión que comunico es que
la lógica del psicópata, es una lógica de tipo
militar: es una lógica de objetivos, de tácticas,
de estrategias, de apoderarse de terreno, de
ganar territorios, de persistir en el objetivo y
utilizar todas las herramientas necesarias para
lograr ese objetivo. La mente del psicópata
es una mente de tipo militar. La mente del
común es una mentalidad de tiempo de paz,
de destinos que dependen en gran medida de
la suerte.
Así es fácil notar la desventaja que tienen
los lideres comunes frente a un líder psicopático. El líder común siempre esta contemporizando con los otros, siempre está consensuando y tratando de ver algunos esquemas
de estrategias basados en el consenso. El líder psicopático, mejor dicho, el psicópata que
está a cargo del poder, es un militar, y es un
militar impiadoso, sigue su objetivo, lo seguirá, cueste lo que cueste, y caiga quien caiga.
Frente a él, los líderes comunes tienen poco
que hacer a menos que se den cuenta de esta
característica crucial.
El líder común maneja personas, consensua. Existe otro tipo de jefe, el caudillo. A diferencia del líder, el caudillo maneja hombres;
los códigos viriles (la lealtad, el coraje, la divisa) son los valores que rigen tanto al caudillo
como a sus huestes. El líder común consensua, hace reuniones, trata de que todos armonicen. El caudillo es obedecido por hombres,
con valores de hombres, y el psicópata da órdenes a individuos cosificados.
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Últimas observaciones sobre psicopatía. Hugo Marietán
La táctica del tero
El tero es un problema para los cazadores
de campo abierto porque avisa al resto de la
fauna al volar sobre el cazador emitiendo su
conocido teru_teru, y arruinándole la caza.
Pero el tero tiene otra astucia: el escándalo lo
arma lejos del lugar donde están empollando
los huevos de sus crías. En una clara maniobra de distracción, grita aquí y el nido está
allá.
Y esta es una táctica que suelen usar los
psicópatas, llamada también "cortina de
humo", concentran la atención de los demás
sobre un tema, mientras ellos trabajan, solapados y en silencio, sobre otro tema. Y cuando los demás se dan cuenta del artilugio, ya
es tarde, ya está todo hecho.
Intoxicación de abstracciones
Otra maniobra que utiliza el psicópata, sobre todo con la complementaria, es la intoxicación de abstracciones. El psicópata taladra
los oídos de la complementaria con palabras,
con problemas, con cuestionamientos, con
descalificaciones, con detalles irrelevantes…
que le hace creer que son importantes. Y esto
le sirve para que la complementaria esté permanentemente pensando en él; la intoxica de
abstracciones.
Cuando traten a una complementaria observarán que se pasa la hora hablando del
psicópata, de lo que le dijo, de lo que hizo.
Constantemente está hablando de él, es como
si el psicópata estuviese en un trono mental
dentro de la cabeza de la complementaria. Y
si analizan el discurso verán que lo que está
diciendo acerca del psicópata son banalidades. Y es que esa mente está entrenada para
trabajar con las abstracciones que le da el
psicópata, mientras la complementaria está
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abstraída en trabajar, en rumiar todas estas
abstracciones el psicópata hace lo que se le
da la gana, lejos, como el tero. El psicópata
juega con las cartas ocultas; la complementaria, con las cartas sobre la mesa.
Nota: Más allá de la muerte
"Su pareja, psicópata, murió, pero ella lo va a ver
una vez por mes al cementerio"
Como he dicho muchas veces, el psicópata penetra
como un virus y se queda en la mente del complementario. El complementario, desde luego, lo aloja cuidadosamente, a pesar de que se queje de sus brutalidades y
de los martirios psicológicos que le propine. Una satisfacción inefable lo sostiene vigorosamente en la psiquis
del complementario.
Bajo protesta de la propia complementaria, de su
parte lógica que lucha por conseguir el antivirus que lo
destruya, mientras su otra parte, la esclava boicotea la
acción de la lógica. Así, la batalla por la recuperación se
da en la propia cabeza de la complementaria: entre la
lógica y la esclava. A mayor tiempo de convivencia con
el psicópata, más fuerte se hace la esclava. Se le envicia
la cabeza de psicopatía, de sumisión irracional, de placeres indefinidos, de tensiones que traspasan el sufrimiento y tocan allí, en "ese extraño oasis" donde el
animalito se sienta a beber a sus anchas.
Tanta tensión, tanta desconsideración, tan cruel, y
sin embargo es entrañable. Pero la complementaria no
sabe qué extraña del psicópata. Toda su lógica repasa la
historia de la relación y solo encuentra espinas y dolor.
Es que el rastrillo de la Lógica tiene dientes muy separados para poder rastrear la sutileza embriagante del lo
irracional. Solo puede arrastrar lo más grueso, lo que
sabemos todos: el maltrato, las infidelidades, las caídas,
los golpes. Pero la esclava se queda con su preciado y
secreto tesoro. Ella sabe porqué le debe obediencia al
psicópata. Y porqué, ahora que está muerto, lo va a
visitar a su tumba, una vez por mes, ante el azoramiento de lo la lógica que no sabe qué hace frente a esa lápida
y que espera que sea lo suficientemente gruesa para
evitar cualquier posible retorno al mundo de los vivos.
La esclava no siente así, ella es la que está ahí,
parada, esperando por el milagro. En su mundo irracional, todo es posible y, tal vez, tenga algo de placer con
tan solo acercarse a ese cuerpo idolatrado, un metro
ochenta más abajo.
Nosotros, sumisos a lo racional, nunca entenderemos esto. Lo declararemos incomprensible y cerrare-
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mos el paquete y… ¡al archivo!
Pero ella, la esclava, no. Ella seguirá por un tiempo
a llorarlo a la tumba, hasta que su apetito insatisfecho
obligue a buscar "aquellas" emociones, las oscuras, las
que se filtraban a través de las amplias fisuras de lo
convencional y la hacían tan feliz. No lo conseguirá, lo
sabemos, y quedará ese hueco, compañero triste que se
arrastrará a su lado hasta el día final.
Mientras tanto, la lógica rearmará su vida, y tendrá
sus placeres, sus armonías, sus bellas ecuaciones simétricas, la consideración de los otros. Y la paz, esa paz
tanto tiempo perdida. Todas sus cuentas darán bien.
Pero, una vez al año o cada dos años, sin saber
cómo ni por qué, se encontrará contemplando la lápida,
y tal vez le saque algunos pastitos rebeldes que se empeñan en taparla.
Dr. Hugo Marietan, abril 2009
El valor sugestivo de las palabras
Otra conclusión es que el psicópata conoce a fondo el enorme valor manipulador de
las palabras, hasta dónde puede llegar la sugestión con las palabras: las coloca en el momento en que tendrá mayor peso y las omite
cuando el silencio castiga más. El discurso de
la complementaria está plagado de "me dijo",
"la otra vez me contó", "pero él dice". El psicópata habla, pero muchas veces no informa:
¿cómo puede ser que la complementaria no
sepa que hace el psicópata? Algunas se pasan años, décadas viviendo con el psicópata
pero no tienen una idea clara de cuál es el
trabajo, de dónde viene el dinero y, menos que
menos, en qué se gasta. ¿Qué hace su marido? Dice que trabaja en tal lado, dice que
hace tal cosa… o no saben en absoluto cuánto gana, de pronto se encuentran que existe
una cuenta bancaria en tal banco pero de casualidad, o abren por azar el correo o investigan directamente el correo electrónico y se
enteran de un varias de actividades que no
sabían en absoluto. El psicópata oculta a pesar de la curiosidad tremenda de la mujer;
curiosidad a la que ningún neurótico puede
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escapar. El neurótico se entrega a la curiosidad de la mujer y la mujer sabe todo del neurótico hasta lo que el neurótico no sabe, pero
con el psicópata no puede.
Agrego aquí un cuento de Marco Denevi
que trata, precisamente, del valor sugestivo
de las palabras:
Crimen perfecto, por Marco Denevi
La señora Smithson, de Londres (estas historias
siempre ocurren entre ingleses) resolvió matar a su
marido, no por nada sino porque estaba harta de él
después de cincuenta años de matrimonio. Se lo dijo:
- Thaddeus, voy a matarte.
- Bromeas, Euphemia -se rió el infeliz.
- ¿Cuándo he bromeado yo?
- Nunca, es verdad.
- ¿Por qué habría de bromear ahora y justamente en
un asunto tan serio?
- ¿Y cómo me matarás? - siguió riendo Thaddeus
Smithson.
-Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos los días
una pequeña dosis de arsénico en la comida. Quizás
aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te
haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés
dormido para aplastarte el cráneo con un candelabro de
plata, conectaré a la bañera un cable de electricidad. Ya
veremos.
El señor Smithson comprendió que su mujer no
bromeaba. Perdió el sueño y el apetito. Enfermó del
corazón, del sistema nervioso y de la cabeza. Seis meses después falleció. Euphemia Smithson, que era una
mujer piadosa, le agradeció a Dios haberla librado de ser
una asesina.
El manejo del tiempo. El misterio
Otra característica es el preciosismo en el
manejo de los tiempos que tiene el psicópata.
El neurótico por naturaleza suele ser muy ansioso quiere las cosas ya, tiene hambre de
tiempo, es decir no tiene mucha capacidad de
espera. El psicópata cual buen cazador sabe
manejar los tiempos, y maneja muy bien la
espera.
Otra vivencia que genera el psicópata es
el misterio, la incógnita. El ser humano nece-
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Últimas observaciones sobre psicopatía. Hugo Marietán
sita explicaciones, necesita aferrarse a las
creencias, no puede tolerar mucho la incertidumbre. Los psicópatas son duchos en tolerar la incertidumbre, manejan el misterio, la
incógnita y mantiene en vilo al otro. Forja una
tensión especial en todos los que conviven con
él o están en relación directa con un psicópata.
Un ser impar
El psicópata es un ser impar por eso no
puede ser comparado con nadie. Si aceptamos su fachada "común", uno de sus tantos
disfraces, no nos resulta extraño. Pero, si en
función de la convivencia, o por determinadas
circunstancias especiales, conseguimos atisbar algunos de sus rasgos, entonces resalta lo
extraño, y, si tenemos mala suerte, hasta podemos observar su lado siniestro, la zona oscura que lo hace impar.
El psicópata no tiene amigos
El psicópata tiene conocidos, tiene relaciones utilitarias, puede estar rodeado de de gente,
de socios, pero no tiene amigos, amigos personales, no los necesita. Nosotros necesitamos apoyarnos en amigos, comentarles nuestros asuntos o simplemente disfrutar de su
compañía. El psicópata no lo necesita. Para
él es fácil relacionarse con otros y sacarle
provecho y dejarlos. No hace lazo real sino
aparente y transitorio. No tiene amigos y tampoco deja tener amigos. El psicópata aísla:
cuando constata que la complementaria está
relacionada con amigos, con compañeros, con
la familia, destruye esos lazos para que la complementaria quede aislada y bajo su dominio,
como lo dijimos tantas veces.
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Desmesura
El psicópata en su accionar psicopático es
desmesurado, fuera de medida, por eso nos
suenan estridentes las noticias sobre psicopatía. Por ejemplo, al Monstruo de Mendoza
(Argentina) no le bastó el incesto con su hija
de 8 años, la embarazó varias veces y la mantuvo como su mujer 25 años. Algunos asesinos seriales no les es suficiente con matar a
una personas, siguen una serie de asesinatos
que repiten un esquema letal. El término
"monstruo", derivado del latín mounstruum que
significa "más allá de lo natural", está bien
aplicado.
Nota: A la sombra de Lot
Las acciones del Monstruo de La Cuarta Sección de
Mendoza, como apodaron al que violó y engendró siete
hijos en su hija causan desconcierto y asombro. No es
para menos. La mente normal no está preparada para
asimilar episodios que van más allá de hechos criminales que sobrepasan ciertos rangos. Así no causa sorpresa una violación, siempre y cuando el formato que tenga sea recurrentes, o parecido a violaciones anteriores.
Uno se acostumbra a cierta dosis de morbosidad. Pero
todo aquello que se extralimite de esos formatos causa
sorpresa.
En el caso que nos ocupa, si se comprueban los
hechos, sobrepasa largamente estos parámetros: se trata de un padre que ha violado a sus hija, que ha tenido
hijos con ella, que la relación se extiende al menos por
20 años, que hay una madre que estaba al tanto de los
hechos, que existían hermanos, y que, la propia involucrada dejó pasar tanto tiempo antes de denunciar al
perverso. Son muchas acciones, varias personas y con
fuertes vínculos familiares que participan para que todo
esto se haya producido.
Es demasiado para una comprensión simple. Es todo
tan "retorcido", tan laberíntico que sólo la presencia de
un psicópata puede dar pista para entender en parte lo
que pasó.
El psicópata es un ser especial, con gran poder de
persuasión, muy instintivo y que genera, de por sí,
temor para aquellos que conviven con él. Y, a más, él es
un experto en diagramar amenazas y coerciones. Es un
artista de la mentira y de la manipulación. Esta manipu-
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lación no es brusca e inmediata, sino que se hace despacio y a lo largo del tiempo. Cual homeópata va inyectando hábitos moralmente venenosos a lo largo del tiempo, de tal forma que las personas que conviven con él se
acostumbran a pequeñas inmoralidades, y, de a poco,
se van "vacunando" con las perversiones del psicópata
hasta tolerar "grandes dosis" de perversión. Esto unido
a su capacidad de manipular la mente del otro, a generar
miedo, puede terminar en un resultado como el que
estamos dando noticia.
Las preguntas son innumerables: ¿Por qué la hija de
35 años recién ahora denuncia? Ella fue captada por el
psicópata desde muy niña (el hermano llega a decir que
fue abusada desde los 8 años) y a esa edad no puede
contrarrestar con nada a los abusos, solo puede avisar a
su madre. Y su madre calla, apaña el perverso. Es como
una estatua de sal que se hace cómplice con su silencio.
Es una partícipe necesaria.
¿Cómo es que la madre no defendió a su hija? Porque antes que madre es una complementaria del psicópata. Y la complementaria, antes que madre, es funcional al psicópata. Esto es, que hará lo que sea necesario
para satisfacer y proteger al psicópata. Por más monstruosa que sea esta idea, lo veo a diario en mi consultorio con las complementarias. Ellas se deben al psicópata (cual esclavas) antes que a la razón y la lógica. Es un
vínculo muy especial que no está relacionado con parámetros éticos del bien o del mal y que he desarrollado
con extensión en mi libro "El Complementario y su
psicópata".
Desde luego que desde afuera, esta caso se analiza
desde la empatía, desde colocarse en lugar del otro y
decir, por ejemplo: "Si yo me entero que mi marido le
hace esto a mi hija: lo mato", o pensamientos por el
estilo. Pero el error consiste en desconocer que este no
es un marido cualquiera, es un psicópata. Y ya aquí la
empatía no funciona porque no podemos colocarnos en
la mente de un psicópata ni de una complementaria
captada por un psicópata.
Es un vínculo especialísimo.
También la hija es víctima y a su vez complementaria del psicópata. Por eso no lo denunció antes. Ha
sufrido y callado. Y sólo cuando sospecha que atacará a
su hija, ahí hace la denuncia, no por ella, sino por su
hija.
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El psicópata no considera a las personas con el
valor de personas, sino como cosas para su satisfacción. Y repite una y otra vez la misma acción porque
está respondiendo a una necesidad especial que tiene:
violar.
Y no responde a argumentaciones, a educación, a
castigos ni a premios: él es como es y seguirá siendo así,
por eso es reincidente.
Los que los rodean son sumidos en una especie de
letargo y dejan que el perverso ejecute sus perversiones. A los sumo, cuando pueden, escapan de este circuito negativo, cuando no, caen sumisos a los requerimientos del monstruo.
Dr. Hugo Marietan, 11 de mayo de 2009
Hasta aquí llega un punteo sobre las últimas conclusiones en mi investigación sobre
la psicopatía. Hay otros puntos que están en
ciernes, pero los iré elaborando durante el año
y los comunicaré en el próximo congreso.
El dinamismo de la entrada de información
que van aportando las complementarias que
asisto, y los psicópatas que las acompañan o
bien que vienen por otros cuadros y no saben
que son psicópatas, es una fuente constante
en el armado de una teoría moderna sobre
este tema. La fuerza de este material radica
en priorizar la observación llana de los consultantes por sobre las teorías concebidas con
anterioridad a esta investigación. Esto hace
que cada vez más las complementarias que
leen la página hppt/:www.marietan.com se
sientan identificadas con el material preexistente y aporten nuevas vivencias y así la casuística va creciendo y, por ende, nuestro conocimiento de este apasionante universo velado que implica a los psicópatas.
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