¿Cómo organizan su trabajo en regiones los estudios jurídicos de

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¿Cómo organizan su trabajo en regiones los
estudios jurídicos de Santiago?
Corresponsales, alianzas, sucursales o permanentes viajes a terreno son
algunas de las opciones por las que se inclinan las oficinas santiaguinas. Y
aunque la mayoría le da prioridad a una de ellas, de acuerdo a la materia y
al cliente, lo cierto es que todas en la práctica aplican a sus casos diversas
soluciones.
Martes, 31 de julio de 2012 a las 11:20
Romina López Barrera
No hay una fórmula única. Más bien de acuerdo a las necesidades y el estilo de hacer
las cosas, cada estudio opta por sus modalidades específicas de trabajo en regiones,
dando prioridad a un modelo en especial, el que suele complementarse con otros
secundarios. Las preferencias van desde corresponsalías hasta la instalación de
oficinas propias en alguna región que lo requiera.
En los casos consultados al menos el 30% del trabajo de la oficina en Santiago
corresponde a solicitudes de regiones. Por ello, resolver los requerimientos que
provienen de otras localidades a la altura de lo que esperan los clientes es un tema
relevante que ha traído consigo diversas soluciones.
Alianzas y corresponsales
Si bien los estudios jurídicos -de acuerdo a su especialidad- llevan asuntos regionales
en diversas materias, lo cierto es que todos han visto la necesidad de organizar su
trabajo regional de acuerdo a lo que se requiere en el día a día. Esto,
independientemente de que existan ciertos trámites o gestiones que se puedan hacer
a distancia.
Es así, que han surgido diferentes modos de resolverlo. Uno de ellos es el sistema
de alianzas –formales o informales- con estudios locales. Es el estilo de trabajo de
Albagli Zaliasnik, el que se complementa con los viajes permanentes dos o tres veces
por semana de sus abogados desde Santiago.
“Hace 20 años no existía el concepto de „cobertura en todo Chile‟ ”, comenta Rodrigo
Albagli, socio fundador y managing partner del estudio. Explica que esta realidad
nació porque los estudios debieron comenzar a seguir a sus clientes, ya que si no se le
daba servicio a sus necesidades, entonces ellos se buscarían a alguien que sí lo
hiciera. “Los estudios grandes del mundo se instalaron en otros países porque, por
ejemplo, General Electric instaló operaciones en diversos lugares y ellos tuvieron que
seguirla. En modelo a baja escala es lo mismo”, dice.
Es así que el estudio partió con alianzas informales con estudios pequeños, medianos
y grandes para que parte del trabajo lo hicieran ellos o se encargaran de la
supervisión. “Pero siempre nosotros como oficina dando la cara al cliente”, explica.
Actualmente, mantiene contacto con 20 o 30 oficinas en casi todo el país, con las que
mantiene alianzas de trabajo informales, pero con tarifas negociadas según volumen
de trabajo. Principalmente, en Zona Franca y en la V región o donde existían puertos,
por la piratería. Mientras que en la II y III región se ven temas mineros y al sur,
asuntos agrícolas, forestales, de salmonicultura y otros.
Rodrigo Albagli, explica que hay ciertos criterios que se analizan a la hora de
establecer alianzas. Trayectoria, estándares de calidad similares, mecanismos de
exclusividad y confidencialidad y tiempos de respuesta son algunos de ellos. “El
tiempo de respuesta en regiones puede no ser siempre de la misma intensidad que en
Santiago, por eso solicitamos, por ejemplo, que los mails sean respondidos en 24
horas”.
Actualmente, el estudio tiene alianzas formales conFranco y Cía., en Temuco, y Rojas
y Cía., en Concepción. Detalla: “Con ambas oficinas tenemos relaciones más formales
y estructuradas. Ellos usan nuestra oficina cuando vienen a Santiago, les recibimos
correspondencia, pueden recibir clientes en nuestra oficina, hacemos trabajo conjunto,
compartimos domicilio, instalaciones, salas de reuniones, entre otros”.
La relación con Franco y Cía., en particular, surgió porque Rolando Franco, fue socio
fundador del estudio Franco Albagli & Zaliasnik. Pero cuatro años después cambió su
domicilio a Temuco, formando su propia firma. “Pero manteniendo siempre una
estrecha relación de amistad y profesional con Rodrigo Albagli y Gabriel Zaliasnik”,
comenta Rolando Franco.
Esto, dio pie para establecer una alianza de trabajo, la que describe como muy
importante tanto por la confianza como por el grado de especialización. Explica que
además de compartir domicilios, atienden a clientes que se refieren regularmente.
“Sean éstos permanentes -a los que les prestamos asesorías generales corporativas y
regulatorias- como también en casos específicos, preferentemente relacionados con
litigios -sean éstos ante tribunales ordinarios, arbitrales o contenciosos
administrativos-“, detalla.
Otra
modalidad
normalmente
utilizada
por
las
oficinas
de
Santiago,
son
las “corresponsalías”. Este sistema consiste en encomendar a un abogado
corresponsal de la zona la realización de diversos trámites. Independiente de que los
asuntos de fondo sean vistos por los propios abogados del estudio en Santiago.
Según explican Christian Von Bergen y Cristóbal Raby, socio y asociado del
estudio Prieto y Cía., el sistema de corresponsalías es un modelo que les acomoda y
que utilizan con frecuencia.
Gran parte de los casos que llevan son juicios labores, los que se ven en todo Chile, ya
que las demandas se interponen en la gran mayoría en el lugar donde se prestó el
servicio. “Si tengo un contrato con una minera en Antofagasta, el juicio será en ese
lugar”, explica Christian Von Bergen.
Del total de juicios del estudio, un 35% o 40% corresponde a trabajo fuera de
Santiago. El sistema que utilicen para llevar el caso en particular va a depender del
lugar del juico, de la complejidad y del cliente. “Sin excepción y sin distinguir,
tomamos todos los juicios que se tramitan en Santiago, en la V y en la VI región. Ahí
viaja una o dos veces por semana alguno de los cuatro abogados que conforman el
equipo o el procurador, que suele ser quien más viaja”, detalla Cristóbal Raby.
Pero en las regiones más lejanas, se establece un trabajo conjunto con abogados
corresponsales de la zona. Es decir, estudios jurídicos o abogados independientes, con
los que han trabajando por mucho tiempo, a quienes se les encarga la tramitación de
asuntos específicos.
“No los juicios directos. El fondo se hace desde Santiago. Lo que ellos hacen es
presentar los escritos, asumir el patrocinio y poder en las causas, reunirse con
testigos, asistir a audiencias, hacer alegatos, negociar acuerdos con la contraparte,
entre otros. Es decir, aquellos temas que requieran abogados en tribunal”, comentan.
Desde Santiago, se contesta la demanda y se envía al abogado corresponsal, quien se
encarga de presentar los escritos.
Una vez contestada la demanda, los demás escritos se presentan vía correo
electrónico al tribunal, lo que, explican, funciona en gran parte de los juzgados del
país. Pero cuando hay juicios muy complejos o el cliente ha requerido la asistencia de
los abogados de Santiago, entonces se viaja. Generalmente son traslados por el día
para realizar audiencias o alegatos a Antofagasta, Iquique, Copiapó o Temuco.
Oficinas regionales y viajes permanentes
“Los estudios chilenos, en general, han desdeñado el establecerse en regiones.
Básicamente por el tamaño del mercado y porque los temas grandes siempre terminan
en Santiago”, comenta Rodrigo Ferrada, socio administrador del estudio Ferrada
Nehme.
Según explica, ha sido una curiosidad bienvenida cuando se ha sabido de estudios que
han decidido abrir oficinas en regiones, aunque sólo algunas se han mantenido en el
tiempo.
Es el caso del estudio Cariola Diez Pérez-Cotapos, el que decidió abrir esta oficina ya
que sus abogados viajaban con mucha frecuencia a la II región para atender a los
clientes que tenían.
Carlos Pérez-Cotapos, socio del estudio, comenta que la idea nació cuando vio una
oportunidad de negocio tanto para sus clientes mineros como para el estudio.
“Teniendo una oficina en Antofagasta no se hacía tan necesario viajar a esa ciudad y
sus cercanías y, en consecuencia, incurrir en los costos de pasajes aéreos, hoteles y
comidas que los viajes involucran”, explica.
Es así que se instaló una oficina en Antofagasta, la que está a cargo de los socios del
grupo minero, puesto que es esa la mayor cantidad de trabajo a la que enfoca. La
gran ventaja que ha tenido esta oficina, según Carlos Pérez-Cotapos, es la de estar al
lado de los clientes -especialmente los mineros que se ubican en esa región- como
asimismo el menor costo de los servicios legales.
El estándar de la oficina, explica, y la tecnología que se utiliza es equivalente a la de
Santiago y, ambas, se encuentran totalmente comunicadas a través de sistemas
tecnológicos. Esta oficina cuenta actualmente con tres abogados más una secretaria y
un junior. Y agrega: “Adicionalmente, los socios que lideran el área de minería y
nuestros abogados de Santiago viajan a Antofagasta cuando ello se requiere,
utilizando todas las instalaciones de nuestra oficina en la zona”.
A parte del establecimiento de alianzas o la instalación de sucursales, la presencia
permanente de los abogados de Santiago en terreno es otra de las modalidades que
suelen utilizarse como prioritarias. Es este el caso del estudio Fermandois, Evans &
Cía. Según comenta José Miguel Hernández, socio del estudio, el trabajo que
realizan en regiones corresponde a un 30% o 40% del total.
Explica que preferentemente como oficina se da prioridad a trabajar directamente en
la región, tanto por un tema de especialización como por la posibilidad de poder
empaparse en mayor grado del proyecto en el que se está trabajando, los que suelen
ser temas eléctricos, de aguas, mineros y recursos naturales en general.
“Es muy importante entender en el lugar mismo cuáles son las condiciones que se dan
para el desarrollo del proyecto. Conocer la comuna, a los gerentes de las compañías
en la zona, a la comunidad. Lo que es muy difícil saber desde Santiago”, dice.
No obstante lo anterior, dependiendo de la cantidad de trabajo y la necesidad,
también se delegan algunas labores a abogados locales de la compañía. Pero para el
proyecto propiamente tal, el enfoque principal es estar presente.
El equipo de esta área lo conforman siete personas y viaja el que está encargado del
cliente en particular. “De los socios, somos al menos dos los que tenemos formación
de proyectos al estilo de Endesa y Ralco. Nos gusta usar jeans, bototos, estar con los
ingenieros, saber en terreno si es conveniente o no hacer el camino donde se quiere
realizar, negociar con los propietarios, conversar con la autoridad”, detalla José Miguel
Hernández.
Al menos el 60% del trabajo puede hacerse a distancia, a través de conferencias, vía
skype u otras. Pero hay determinadas gestiones siempre las realizan en persona. “La
relación con la autoridad, los permisos de aguas, ambientales, ciertas inscripciones de
bienes raíces no pueden hacerse por teléfono. Es necesario que te vean, que te
conozcan y que confíen en ti”, concluye.
Lo que todavía falta
Para los abogados, Christian Von Bergen y Cristóbal Raby, del estudio Prieto y Cía, sería
fundamental que pudiera unificarse a nivel nacional el envío de escritos a tribunales de manera
electrónica. “Bastaría con que la Corte Suprema instruya a todos los tribunales del país para que
autoricen
la
tramitación
electrónica
desde
un
inicio”.
Explican que aún faltan muchas décadas para que las tecnologías lleguen a estar completamente
incorporadas
a
estos
procesos.
Por su parte, Rodrigo Albagli, comenta que muy probablemente el cambio en el Sistema Procesal
Civil, traerá consigo la recomendación de tener una oficina de tránsito en algún lugar de Chile.
Asimismo, asegura que lograr un trabajo a distancia especializado o teletrabajo también se
convertirá
en
un
elemento
vital.
“Actualmente, tenemos a tres o cuatro abogados nuestros que están viajando, lo que sube los
costos de los clientes, ya que el abogado deja de estar en Santiago por lo menos durante todo un
día”, explica.
Múltiples beneficios
Sea cual sea la modalidad de trabajo por la opte el estudio –corresponsal, alianza, sucursal o viajes
permanentes- lo cierto es que todos destacan beneficios en la organización del trabajo.
Rolando Franco, del estudio Franco y Cía. de Temuco, explica que cuando alguien de Santiago
busca un abogado en otra región, apunta a encontrar a alguien en quien confiar. “Existe la legítima
inquietud de que los profesionales del lugar son amigos o tiene relaciones personales o
profesionales con el futuro demandado o con la persona respecto de quien hay que interactuar”,
comenta.
Es por ello que plantea la importancia de contar con un estudio de confianza con quien trabajar. En
su caso, muchos de los asuntos que llegan a Temuco se direccionan directamente a su estudio, ya
que sus principales clientes o aportantes de trabajo, son los propios colegas del resto del país que
conocen al equipo de trabajo, tanto en el ámbito académico como en la actividad laboral.
Para el estudio Fermandois, Evans & Cía. uno de los principales beneficios de organizar el trabajo
en regiones a través de la presencia en terreno es que le da la garantía al cliente de que el
abogado conoce en profundidad el tema y puede adelantarse a las circunstancias. “Lo que los
clientes valoran es que nosotros tenemos olfato, vemos si una posibilidad de negocio es viable o no
antes
de
hacer
un
due
diligence,
por
ejemplo”,
dice
José
Miguel
Hernández.
Comenta que estando en terreno se puede tener una visión estratégica más amplia en materia de
evaluación ambiental, ingenieril o jurídica. Por otra parte, plantea: “Si llegas de jeans, igual de
mojado que todos, haces la cola, entras a la oficina de partes como cualquier cristiano, tienes una
mucha mejor recepción. Esa mirada a los ojos genera confianza”.
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