EL CAMPAMENTO PITUFO El campamento scout de verano llegó y la manada era la sección que mejor se lo estaba pasando, jugando todos los días. Al tercer día, los lobatos y las lobatas salieron de ruta y llegaron al poblado pitufo. Sus aguas eran azules como el cielo y los pitufos jugaban y chapoteaban como si fuesen castores. Los pitufos tenían ganas de conocer a los scouts y algunos de ellos quisieron unirse a la manada. Los lobatos y las lobatas enseñaron a los pitufos danzas como: pelota de ping pong, Madagascar, ayer fui al pueblo, etc, y juegos como: beso placaje, indio silencioso, pistolero, etc. Gargamel, el malo del poblado pitufo, quiso echar a los lobatos y a las lobatas del poblado, pero los pitufos que habían estado con ellos les ayudaron para que pudieran seguir allí. El poblado pitufo empezó a conocer a los lobatos y lobatas, las grandes personas que eran al hacer buenas acciones todos los días cumpliendo las máximas de Baloo. Los lobatos y las lobatas tuvieron que terminar la ruta y volver al campamento. Durante la despedida, la manada les dejo unas pañoletas de recuerdo, y los pitufos les contaron que iban a montar un grupo scout llamado PITUSURA, pues lo habían pasado muy bien y habían aprendido mucho. Entre otras cosas aprendieron que había que amar y respetar la naturaleza, que había que ser limpio y ordenado, que había que tener los ojos y oídos bien abiertos, decir la verdad, pensar en el otro antes que en ti mismo… así fue que los pitufos decidieron vivir como unos auténticos scouts, y transmitir esos valores que veían tan importante al resto de poblados. Y colorín colorado este cuento ha terminado, los pitufos fueron felices y comieron muchas perdices.