* La identificación y sus vicisitudes ** Mark Kanzer (Nueva York) Introducción Las contribuciones norteamericanas al concepto de identificación comenzaron a llamar la atención hacia 1915 con el estudio de Ciaren ce P. Oberndorf sobre la claustrofobia, que precedió a la aparición de la primera publicación periódica psicoanalítica en lengua inglesa. Los primeros autores norteamericanos estuvieron muy influidos por sus colegas europeos, que en muchos casos habían sido sus analistas y maestros. Por supuesto, el propio Freud fue el mentor principal, pero otros analistas importantes eran bien conocidos. En aquel año, 1915, Freud procuraba relacionar la identificación con los aspectos clínicos y metapsicológicos de las relaciones entre el self y los objetos, como en el caso en que "por medio de la identificación, el sujeto narcisista es permutado por un yo otro, ajeno" (v. g., la madre) (p. 132). Esta concepción se vio ampliada con el término introyeccián, acuñado por Ferenczi (1909): es la inclusión de objetos placenteros en el self, y su contrapartida es la proyección, disposición a expulsar del self lo desagradable (p. 136). De este modo se crea un "yo-placer purifi,~ Título original: "Identification and its Vicissitudes". ,',* Dirección: 16 Sunnyridge Rd., Harrison, NY 10528,USA. Mark Kanzer 42 cado" y se regula en un nivel infantil el examen de realidad entre los mundos interno y externo. "Incorporación" es un término aplicado por Freud a un apremio motor de devorar y de incluir el objeto placentero en el yo (p. 137), mientras que "eyección" es uno de los varios términos usados para referirse a la tendencia opuesta (a menudo anal). Estos principios fundamentales seguirían siendo, en distintos marcos, básicos para las ulteriores concepciones de la identificación. Primera fase. Los Pioneros (1915-1945) Por motivos de claridad expositiva dividiremos el desarrollo del concepto de identificación en los Estados Unidos en tres fases principales: 1] los pioneros (1915-1945); 2] los sistematizadores (19451975), Y 3] los comentaristas contemporáneos (1975-1985). Se pueden apreciar características claras de las fases principales, pero también transiciones y mezclas, así como la participación de algunos analistas en más de un período. En los "pioneros" se observan elaboraciones y aplicaciones dentro de las líneas generales de avance del psicoanálisis a medida que Freud 1] desarrollaba nuevos aspectos de la identificación (1917, 1921. 1923), 2] proponía la segunda teoría de las pulsiones y el punto de vista estructural, y 3] integraba -con el progreso del análisis de niños y adolescentes así como del conocimiento del período preedípico y de la psicología femeninanuevas perspectivas desarrolladas por otros colegas. J A. Bertram D. Lewin (1935), al reseñar el trabajo de Oberndorf sobre la claustrofobia y también al presentar el suyo, destacó la importancia de las fantasías de nacimiento y los temores asociados de asfixia en el vientre materno. En su núcleo encontró la evidencia de identificaciones parciales por incorporación oral con un feto (hermano) =. Y, por otra parte, la idea de que el vientre materno puede ser penetrado por el falo, incorporado, del padre. Una inversión de la identidad sujeto-objeto da lugar al temor de ser un feto aplastado o barrido por el falo paterno -una alternancia que Poe captó y expresó brillantemente en "El pozo y el péndulo" (Bonaparte, 1949). El propio Lewin elaboró posteriormente esta tesis en sus útiles conceptos de la "tríada oral" y las oscilaciones entre melancolía y elación (1950). Advirtió que existía correspondencia entre su trabajo anterior y las observaciones de Melanie Klein (1932) que acababan de ser publicadas. * En el original: "(sibling) fetus", (N. de R.) La identijicacián y sus vicisitudes 43 1B. Clarence B. Oberndorf hizo ulteriores aportaciones sobre los matices de la identificación en una serie de estudios alrededor de la despersonalización, que eran ya investigaciones sobre la identidad (un aspecto que también hemos observado en relación con el pensamiento de Lewin) , pero a los que se había prestado poca atención específica en los trabajos psicoanalítico s anteriores sobre la relación entre sujeto y objeto. Describió una variedad de aspectos de la despersonalización, anticipándose al interés por el "self" que pasaría al primer plano en períodos ulteriores, al tratar de las reacciones ante el propio nombre (1920), la interrelación entre dos personas en la folie-á-deux (1934a), y las identificaciones sexuales conflictivas en el uso de funciones del yo y del superyó (1934b). Este último artículo incluye una revisión valiosa de otros autores que se habían referido al problema de la despersonalización (Freud, Abraham, Federn, Fenichel, Nunberg, Reik, Schilder, etc.). le. Como muchos de los primeros analistas norteamericanos habían surgido de las filas de los psiquiatras clínicos, problemas prácticos en relación con el suicidio atrajeron su atención desde distintas perspectivas. Karl Menninger (1933, 1936) usó la segunda teoría de las pulsiones de Freud para postular una escisión en el interior de la personalidad, en que la porción agresiva sádica mata al complemento masoquista pasivo Esto puede ocurrir por introyección en el yo de un objeto odiado, al que se da muerte por autodestrucción. Otro mecanismo se pone en juego con la muerte del objeto amado, que libera agresión, la cual es vuelta contra la porción odiada incorporada en el self. La melancolía es particularmente ilustrativa de este curso de los acontecimientos. Dentro de un contexto cada vez más amplio, que ponía de manifiesto el intrincado enlace entre la identificación y las consideraciones terapéuticas que se imponían, Menninger señaló la importancia de los mecanismos empleados y de las formas indirectas, incompletas y crónicas de suicidio. Bromberg y Schilder (1933) eligieron otro terreno clínico para ilustrar la mezcla de factores orgánicos y psicológicos en el desencadenamiento de alucinosis alcohólicas, especialmente en relación con identificaciones homosexuales que se encuentran detrás de fantasías y acciones desmembradoras (autocastradoras). Brill (1939) estudió el suicidio psíquico desiderativo, un fenómeno que ha sido descrito a menudo en la literatura y en la magia de las sociedades primitivas. 1D. Ruth Mack Brunswick. Los horizontes cada vez más amplios de la teoría y las aplicaciones del psicoanálisis dejaban un marco poco definido en el cual situar la identificación y los conceptos vincu- 44 Mark Kanzer lados con ella, como los de incorporación, introyección, proyeccion, etc. A menudo cada uno de ellos estaba arraigado en diferentes observaciones y en los puntos de vista de aportaciones individuales. Una revisión de Robert Knight (1940) muestra la confusión que existía en la bibliografía, pero todavía habían de transcurrir algunos años de la era de la expansión para que pudiera llegarse a la sistematización. Ruth Mack Brunswick había vivido en Viena durante mucho tiempo y era una persona allegada a la familia de Freud. Ella mostró la importancia, hasta entonces inadvertida, de las mujeres de la familia en el "Hombre de los lobos". Lo hizo a partir de la transferencia, a propósito del segundo análisis de ese paciente, reanálisis que estuvo a su cargo (1928). Ruth Mack Brunswick había sido también precursora introduciendo el concepto de período preedípico, y en 1940 mencionó una sugerencia de Freud que podría permitir un abordaje más unificado de la fase preedípica en relación con la edípica. El hecho de diferenciar entre complejos de Edipo activo y pasivo, más que entre "positivo" y "negativo" como se hace habitualmente, parecía permitir una consideración más congruente de ambos sexos, y de las transiciones de uno a otro que se producen desde el comienzo de la vida hasta el período edípico. Brunswick insistió en la necesidad de describir los fenómenos preedípicos por sí mismos, y no como estadios previos de lo edípico dotados de rasgos regresivos (lo que implicaba, quizás, una aproximación distinta de la de Melanie Klein). Descubrió que tanto el varoncito como la niña se identificaban primero con la madre, y sólo después adoptaban las identificaciones predominantes en la fase triangular edípica. Al destacar la importancia de la relación madrehijo en la primera infancia, dio un paso hacia la orientación que prevalecería entre los sintetizadores que vinieron después de ella. No obstante, el hincapié que hizo en las madres fálicas y su visión de las mujeres como machos castrados indican que su visión del desarrollo sexual era todavía predominantemente masculina. lE. Ives Hendrick (1942, 1951) recalcó el papel del yo durante el desarrollo de la fase preedípica e invocó especialmente un instinto de dominación (comparable a los instintos del yo de Freud) al delinear el aprendizaje y la adaptación como adquisiciones de la personalidad. El contraste con la concepción habitual que presentaba las metas libidinales como determinantes del desarrollo de las funciones del yo, sugirió que podía ocurrir también lo contrario. Indicó que los problemas de carácter y las psicosis podían ser el resultado de trastornos de las funciones del yo que habrían tenido lugar en una edad tem- La identificación y sus vicisitudes 45 prana. En este mismo orden de cosas, propuso una distinción entre funciones defensivas y funciones ejecutoras del yo. Hendrick describió identificaciones transitorias frecuentes en el juego de los niños y durante el análisis; obedecen a un cumplimiento de deseo, pero no producen cambios permanentes en la personalidad. Descubrió identificaciones rudimentarias, indicadoras (especialmente en individuos esquizoides) del comienzo de un proceso de identificación que no se completa. Al correlacionar las identificaciones con las relaciones de objeto, consideró que las identificaciones yoicas eran las más primitivas y las identificaciones superyoicas las más maduras. Las primeras se producen en situaciones diádicas, las segundas en situaciones triádicas. Propuso la hipótesis de que las identificaciones primitivas del yo empiezan "cuando un deseo de repetición de placer ha devenido una exigencia emocional de aquellos estímulos provenientes de la madre que en el pasado han acompañado a ese placer específico" (1942, pp. 55-56). Sólo una relación madre-hijo de este tipo puede iniciar la identificación. Hendrick contribuyó a definir con más precisión los términos al distinguir la introyección como deseo de incorporación (una fantasía) , mientras que la identificación es un proceso, e insistió en que no sólo el canal oral, sino también otros accesos a la personalidad (el anal, el visual) pueden intervenir en la identificación. Las identificaciones yoicas en la primera infancia, indicó, acaso son promovidas por el placer en la imitación, pero difieren de la simple imitación en que prestan una contribución permanente a la dominación del mundo externo. El "impulso de dominación" de Hendrick fue rechazado en general, pero sus formulaciones sobre el yo fueron precursoras y tuvieron influencia en el medio psicoanalítico (Hartmann, Loewald et al). lF. Richard Sterba (1940). Robert Fliess (1942; 1953). Las tendencias yoicas y superyoicas siguieron siendo importantes en los debates ulteriores sobre las identificaciones. Richard Sterba, que aplicó un abordaje estructural a la "alianza yoica" entre paciente y analista, una prefiguración de la alianza terapéutica, describió la interacción entre ambos en el curso de la "disolución" de las resistencias de transferencia. Propuso la idea de que el analista coloca las funciones de observación y crítica de su propio yo a disposición del ello y el yo dominado por las resistencias del paciente, invitándolo a una identificación temporal -que fortalece en éste las funciones de examen de realidad y que llegado el caso se transforma en estructura permanente. Robert Fliess siguió similares líneas de abordaje, especialmente con respecto a las contratransferencias y contraidentijicaciones del 46 Mark Kanzer analista. Describió la capacidad de empatía afectiva (una identificación afectiva) de éste, que se alcanza por medio de identificaciones tentavias (y refutó las críticas que Theodor Reik hizo a este término). Consideró que éstas consistían en una introyeccion transitoria del paciente, seguida por la reproyección de la imagen sobre él. Fliess correlaciona estas suposiciones con una descripción del "yo de trabajo" del analista, que le permite conservar sus funciones del yo más lábiles, para que establezcan identificaciones exploratorias con el paciente. Además distinguió un tipo especial dentro del conjunto de las contratransferencias: las contraidentijicaciones, que constituyen reacciones a las identificaciones del paciente, y dan lugar a una folie-adeux que estorba el examen de realidad (1953). lG. La revisión de Otto Fenichel (1945) de la bibliografía analítica anterior es un verdadero libro de texto para quien trabaja en el campo del psicoanálisis. Puede considerárselo el último de los pioneros o el primero de los sintetizadores. Ciertamente es poco lo nuevo en este volumen (si bien Fenichel hizo abundantes contribuciones a la bibliografía, especialmente en su época pre-norteamericana): Lo más valioso fue su completísima revisión de contribuciones (1646) hechas por docenas de escritores en los cincuenta años anteriores, que proporcionó al lector la ocasión de ver las múltiples aplicaciones de su tema y de encontrar las referencias adecuadas para un estudio más profundo. El índice le procuraba información sobre las relaciones entre identificación y sublimación o relaciones objetales, entre introyección e intercambio psicológico a través de la piel, los ojos y la respiración, o entre proyección y celos; podía adquirir conocimientos sobre la idealización o la restitución de un mundo objetal perdido. Define términos y conceptos con gran claridad. La obra de Fenichel es culminación de una época; esto se advierte hasta en sus aspectos negativos puesto que no incluyen en el índice términos que se convirtieron más tarde en muy frecuentes, como internalización, identidad, fase indiferenciada, estadios de la individuación, ciclo vital, constancia de objeto, objetos transicionales, transferencias en espejo, etc. De modo similar, las formulaciones clínicas y metapsicológicas incorporan los progresos que hemos referido, pero no nos preparan para los "sintetizadores" que habían de venir después. Con todo, su revisión integradora inspiró claramente muchos escritos posteriores, que continúan y ponen al día sus grandes logros. 47 La identificación y sus vicisitudes Los Sintetizadores (1945-1975) Los sintetizadores, que hemos aislado algo artificiosamente dentro del continuo de que forman parte, trataban de encontrar en el psicoanálisis una base desde la que se pudieran considerar la identificación y los conceptos vinculados con ella. Esto incluía habitualmente una perspectiva evolutiva que empezaba con la unidad madre-hijo en el comienzo de la vida y se desarrollaba por fases específicas hasta llegar a la adolescencia y la madurez. El punto de vista estructural sustituyó las perspectivas tópicas e instintuales anteriores y colocó en primer término las relaciones entre el self y el objeto en los mundos interno y externo, con insistencia tanto en la adaptación y la progresión corno en la defensa y la regresión. El área de investigación y las formulaciones teóricas pasaron a abarcar el análisis de niños y el desarrollo, así corno un mayor conocimiento de la psicología femenina y el tratamiento de las condiciones fronterizas y las psicosis. Surgieron nuevos términos y otros adquirieron nuevas dimensiones. Ya que a todas luces, resultaría imposible tratar con alguna amplitud elementos tan variados corno éstos, debernos conformarnos y presentar, no sin subjetivismo, hitos y figuras destacados. Definiremos puntos focales y dejaremos al lector la tarea de llenar los hiatos. 2A. Heinz Hartmann, Ernst Kris y Rudolph Loewenstein presidieron individualmente y en sus obras en colaboración el establecimiento gradual, entre 1945 y 1975, del punto de vista sintético. El punto de partida puede localizarse ya en 1939, época en que Hartmann, recurriendo a la biología, introdujo el término internalizacion para describir la tendencia a sustituir las regulaciones externas de la conducta y los acontecimientos psíquicos por otros internos. La "internalización" pasó a incluir las nociones de incorporación, imitación, introyección e identificación con los procesos correspondientes en el campo de la externalización. Hartmann redefinió el término "yo" ["ego", "Ich"], de Freud, al que consideró demasiado amplio. Distinguió entonces, por una parte, experiencias entre el self y, por otra, el "yo" corno sistema de funciones. El distingo resultó útil para la mayoría de los autores (Strachey y Loewald constituyen excepciones notables). Los términos "representación de self" y "representación de objeto" ayudaron mucho a diferenciar entre las relaciones reales sujeto-objeto y los procesos que tienen lugar en el aparato psíquico. El narcisismo fue redefinido corno 48 Mark Kanzer amor por el self, y no por las funciones de la personalidad, si bien el individuo puede amar también a esas funciones. El "impulso * de muerte", de Freud, fue despojado de sus connotaciones biológicas, y así la mayoría de los analistas pudieron entender más satisfactoriamente el impulso agresivo y su lugar en el desarrollo del yo, del superyó y el mundo objetal. Se describieron funciones innatas y funciones autónomas libres de conflicto, del yo, y se hizo hincapié en el crecimiento y la adaptación, así como en la defensa y la regresión. De este modo fue posible reconstruir el proceso de maduración para incluir interacciones con el mundo externo, en vez de circunscribirlo a los traumas y las líneas internas de desarrollo genético (1962). Las observaciones longitudinales de niños de Ernst Kris, su concepto de "regresión al servicio del yo" y su definición de la inspiración y la creatividad (1952) añadieron nuevas dimensiones al contexto de la identificación. Las contribuciones de estos tres colaboradores influyeron mucho en sus sucesores, especialmente en Jacobson y en Mahler, a los que estudiaremos a continuación; (ver también Anna Freud, 1965). 2B. Edith Jacobson. Panel sobre identificación (Wiggers, 1953). Edith Jacobson amplió las concepciones de Hartmann, Kris y Loe- wenstein e hizo notables aportaciones personales. En El Self y el mundo objetal (1964) sentó sus principios fundamentales: a] La fase indiferenciada o "self primario psicofisiológico" incluye fuerzas libidinales y agresivas así como un self indiferenciado estructuralmente que genera representaciones del self y del mundo objetal bajo presiones producidas por los estímulos internos o externos. b] Denominó identificaciones afectivas primitivas a aquellas en las que se fusionan imágenes del self y de los objetos para controlar mágicamente los mundos interno y externo; como se puede observar en las identificaciones psicóticas, de las cuales Jacobson extrajo gran parte de su material. Postuló la participación de identificaciones imitativas en la "personalidad como-si" (H. Deutsch). La equivalencia "Soy el objeto" da lugar a la diferenciación "Soy como el objeto". el Bajo la influencia del examen de realidad evolucionan identificaciones yoicas más maduras a partir de las formas primitivas anteriores. Procesos de idealización y valores parentales contribuyen a formar las identificaciones superyoicas. Jacobson amplió su concepción de la organización de la personalidad para que abarcara la adolescencia e hizo importantes observaciones sobre la identidad y sobre los estados de ánimo como vehículos de la regulación del superyó en esta edad, así como en otras circunstancias. * En el original: "death drive". (N. de R.) La identificación y sus vicisitudes 49 El panel sobre la identificación que reseña Wiggers (1953) ofrece una rara oportunidad de observar juntos los puntos de vista de sobresalientes analistas cuya formación se asienta en diferentes momentos del pensamiento analítico; entre ellos, Nunberg Bak, A. Reich, Kris, Gero y Greenson. Los diálogos entre Jacobson y varios de los participantes constituyen una excelente ocasión para aclarar las cuestiones que se suscitan. En los debates sobre la identificación y los procesos afines hay muchas referencias al papel de las funciones visuales y de la imaginería [imagery J. Entre los escritores que se centran en esta área pueden mencionarse las ideas de Lewin sobre el pensamiento visual en la infancia (1968), las de Greenacre sobre experiencias de temor y admiración en los niños y las de Kanzer sobre la función comunicativa del sueño (1955) y la formación de imágenes en el curso de la asociación libre (1958). 2C. Margaret Mahler. René Spitz. John B. McDevitt. Peter B. Blos. Margaret Mahler (1975), cuyas primeras investigaciones tuvieron lugar en el terreno de las observaciones de las psicosis infantiles, llegó a formular finalmente fases sucesivas del desarrollo del niño que iban desde un estado simbiótico de indiferenciación biológica y psicológica a fases sucesivas de diferenciación (y des diferenciación) , lo que hizo posible una comprensión más detallada de la fase preedípica, particularmente en relación con la unidad madre-hijo y su maduración hasta alcanzar la fase edípica. René Spitz (1957) había sentado ya precedentes notables en esta área y siguió trabajando en el mismo sentido. Empleó términos como "identificación primaria" para la fase indiferenciada, y "precursores de la identificación", entre los que se encuentran la identificación con los ademanes (Bornstein), en la cual es fundamental la imitación; e "identificación recíproca", para describir la relación especular entre madre y niño. [Véanse también los conceptos afines de identificación proyectiva (Klein, 1952) y empatía (Fliess).] John B. McDevitt (1979) correlaciona los estadios de diferenciación de Mahler con el desarrollo de los componentes de la identificación. En la fase simbiótica, observa la incorporación de los atributos (externos) de la madre por medio de la relación especular (indicación, exploración *). Estas fusiones primordiales [primal mergingsJ entre self y objeto constituyen la matriz de todas las identificaciones ulteriores y el objetivo de las regresiones ulteriores. En la subfase de * En el original: "cueíng, scanning". Tal vez "señales de interacción, ritmos del habla". (N. de R.) 50 Mark Kanzer práctica que sigue (de los cinco a los quince meses), la imitación de los ademanes y del tono de voz señalan el comienzo de la comunicación verbal. En la fase siguiente de acercamiento [rapproachmentJ (hasta los veinticuatro meses) el niño oscila entre una mayor confianza en sí mismo y la necesidad de adhesión a la madre que tanto le sirve de reabastecimiento (Furer) como de nuevo objeto en sus contactos con la realidad. Mahler y McDevitt (1982) hicieron aportaciones al tema de la formación de la identidad, al observar una complacencia supuestamente edípica en el pene a los trece meses, y ofrecieron comparaciones valiosas de su perspectiva con predecesores y contemporáneos, entre ellos, Schilder, Piaget, Benedek, Hoffer y los Sandler. Llegaron a la importante conclusión de que "no es posible estudiar el desarrollo del self separadamente del desarrollo del objeto" (1982, p. 845). Ambos autores hicieron aportaciones a la correlación entre _observación y reconstrucción clínica. Peter B. Blos (1962) consideró en la adolescencia las tendencias regresivas hacia la fase edípica, seguidas por nuevos movimientos en la dirección separación-individuación, en que identificaciones superyoicas antiguas son abandonadas y más apropiadas identificaciones transitorias con imágenes idealizadas del self y los coetáneos ayudan a edificar las identidades adultas personal, familiar y de grupo (véanse también las "crisis de identidad" de adolescencia de E. H. Erikson). 2D. Hans Loewald (1980) hizo fecundas aportaciones al tema de la identificación a lo largo de más de tres décadas. Alejándose de la mayoría de sus colegas, él no consideraba que la separación-individuación fuera una respuesta al influjo sobre el sujeto (Loewald rechazaba el término "self") de la presencia de objetos externos. Pensaba, en cambio, en la separación de una unidad originaria madre-hijo, en que ambos participantes interactúan desde el principio. Esto armonizaría con las concepciones de Freud (1927) sobre el sentimiento oceánico primordial (la fusión originaria con la madre) y sobre el hecho de que identificación y relaciones de objeto son inicialmente indistinguibles (1923). Loewald añade a esto la ecuación primaria entre internalizacion y externalizacián hasta que se haya formado la separación entre mundo interno y mundo externo. Loewald amplía lógicamente sus formulaciones con la concepción de los instintos [instinctsJ como motivaciones psíquicas a cuya formación contribuye el objeto, del mismo modo como el instinto contribuye a que se forme la representación psíquica de objetos. La incorporación, la introyección y la identificación toman el estatuto de grados dentro de la internalización. Se forma un yo ideal [ideal ego] como residuo de un estado de perfección narcisista perdida y La identificación y sus vicisitudes 51 buscada. Estas formaciones primitivas evolucionan hasta convertirse en identificaciones yoicas y superyoicas más acordes con el examen de realidad. Este autor considera el proceso de la terapia analítica como la inducción de una regresión a estados más tempranos, seguida por la elección de nuevos objetos y líneas de desarrollo más favorables, procesos éstos mediados por la transferencia sobre el analista. La comunicación empática surge con la regresión en dirección a la unidad primitiva; la simpatía va asociada a una separación entre el sujeto y el objeto. La revisión detallada y consecuente de las teorías y prácticas psicoanalíticas que lleva a cabo Loewald se caracteriza además por sus valoraciones explícitas de muchos de sus contemporáneos (Arlow y Brenner, Hendrick, Hartmann, Kohut, Mahler, Schur, y otros). 2E. Eric H. Erikson (1959) desarrolló una visión personal de la identidad que, aunque es inherente a la concepción de la identificación como relación entre dos o más personas, tardó en ser valorada por los medios analíticos. La psicología del yo, las diferenciaciones de la fase preedípica y la distinción del self por contraposición a los objetos propiciaron que fuese valorada. Erikson se distingue de sus contemporáneos, aquí referidos, porque se coloca en una postura que no es la analítica tradicional al considerar el desarrollo de la identidad en un marco social además de individual (véase Freud 1921, y en otros trabajos). Hablando con precisión, existen dos facetas de la identidad, una interna que se observa introspectivamente, y otra externa, que es observada por los demás. La relación de oposición [converse relationship] entre identidad interna y externa existe también con respecto a los demás y es un factor importante en las relaciones humanas que van de las experiencias empáticas a las realistas -y desde luego para ambos participantes en la situación analítica. Erikson (si bien introdujo la expresión "confianza básica") prestó menos atención que la mayoría de sus contemporáneos a la regresión genética al inicial intercambio entre madre e hijo. Se ocupó más bien de las interacciones adaptativas del individuo con el grupo a lo largo de toda su vida. "Ciclo vital", "desarrollo epigenético", "fases psicosociales", etc., fueron los términos que eligió para expresar sus concepciones. Postuló la existencia, en las interrelaciones madre-hijo, de una "mutualidad" que configuraba la personalidad de cada uno para el otro, y distinguió una identidad yoica al final de la adolescencia, así como identidad negativa y difusa, que constituyen variantes patológicas. Describió además un "plan de vida", promovido por la comunidad, y crisis de identidad, que se correlacionan con las reorganizaciones de la personalidad exigidas por las transiciones psico- 52 Mark Kanzer sociales. El concepto de crisis de identidad, que señala la transición de la adolescencia a la condición adulta, es hoy de uso común. Al postular que con el progreso en la formación de la identidad existe una menor necesidad de identificación, Erikson está pensando en la unificación y la autonomía que se alcanzan con el establecimiento de un self más maduro (1959, pp. 113 Y ss.). Erikson aplicó sus postulados al conocido concepto de "grande hombre". Erikson lo describe como alguien que se interrelaciona con su época por su sensitividad para las tendencias de actualidad y su capacidad para formular esas tendencias de un modo adecuado a su grupo. Sus estudios biográficos sobre Martín Lutero y sobre Gandhi alcanzaron una particular resonancia. Al tiempo que hacía un estudio analítico del famoso "sueño de Irma", invocaba también la idea de que Freud de esta manera se convertía en el vehículo psicosocial que habría de comunicar a su época lo que estaba en sus disposiciones, a saber, tomar noticia del significado del inconsciente y de los sueños. 2F. Otto Kernberg (1976, 1982) trata los problemas de la identificación desde el punto de vista de la teoría de las relaciones objetales, que define como intermedia entre la metapsicología psicoanalítica y las formulaciones clínicas. Expuso especialmente sus ideas en relación con la "personalidad fronteriza [borderline] ", en la cual están afectados los niveles más elevados de la personalidad y se activan prematuramente en la transferencia las relaciones objetales conflictivas tempranas, con lo que no es posible hacer uso de los procesos terapéuticos paradigmáticos. Es importante que el analista entienda y utilice las reacciones primitivas que se le despiertan. (A este respecto, el uso defensivo de la escisión [splitting] y las "identificaciones proyectivas" por parte del paciente coincide sustancialmente con lo que Fliess presentó en 1953 como "contraidentiiicaciones'í.¡ Las comparaciones que hace entre su propia perspectiva y las de Jacobson, Mahler, Winnicott, Kohut y la escuela inglesa son muy útiles para orientar al lector en cuanto a las vicisitudes de los conceptos referentes a la identificación en sus aspectos históricos y funcionales. Al igual que Loewald, Kernberg considera que existen grados de internalizacion (en orden creciente: introyección, identificación e identidad yoica). Estudia la introyección y la identificación como procesos y también como derivados estructurales de esos procesos. Considera los afectos como las fuerzas motivadoras más profundas que organizan las representaciones indiferenciadas de self y objetos de modo que gradualmente se va construyendo un mundo interno de representaciones placenteras (buenas) y displacenteras (malas). En el caso fronterizo, existe un predominio de agresión y de defensas de clivaje La identificación y sus vicisitudes 53 que el terapeuta trata de resolver e integrar en procura de la constancia del self y los objetos. Kernberg asocia la personalidad fronteriza con la subfase de acercamiento dentro de la diferenciación evolutiva (Mahler). En la sección de este artículo que se refiere a la época contemporánea se revisarán otros aspectos de las ideas de Kernberg. Heinz Kohut (1971) desarrolló una aproximación a la identificación, basada en su concepto de "personalidad narcisista" que en algunas áreas se superpone a la "personalidad fronteriza" de OUo Kernberg y en otras se diferencia claramente de ella. Considera que la línea narcisista de desarrollo evoluciona independientemente de la línea de relación objetal, pero también cree que en sus casos el trastorno está tan arraigado que no son susceptibles de un análisis regular y requieren hacer empatía en el nivel de la primera infancia. Este es uno de los factores principales de su programa terapéutico. Postula la existencia de un self-objeto originario (estadio de identidad primaria) que se diferencia en un self grandioso y una imagen parental idealizada. En las formulaciones ulteriores de Kohut, uno y otra constituyen imágenes del self bipolar, pero puesto que a partir de 1971 Kohut se distanció mucho más de los analistas tradicionales, en nuestra discusión nos referiremos sólo a su versión primitiva. Entre los conceptos relacionados con la identificación introducidos por Kohut se encuentran el estadio del desarrollo llamado del espejo entre madre e hijo y su reactivación en las transferencias especulares (entre ellas, la transferencia gemelar, que trata de constituir al analista en un alter ego del self grandioso). Las internalizaciones transmutadoras son procesos beneficiosos que, tras decepciones leves, establecen en el interior del self representaciones que promueven reparación y maduración en lugar de la rabia destructora y las reacciones de splitting que ocurren después de traumas más severos. Kohut emplea la empatía para localizar la dificultad y remediarla, proceso en el cual el analista es internalizado. Sus críticos le cuestionan las ideas de líneas independientes del desarrollo del narcisismo, el hecho de que descuide relativamente las relaciones de objeto externas y el papel secundario que, a su juicio, otorga a la fase edípica del desarrollo y a las interpretaciones. Un comentarista como Kernberg, cuyos puntos de vista sobre los casos fronterizos han llegado a ser rivales, hasta cierto punto, de los de Kohut y que usa varios de los mismos términos con significados distintos (self-objeto, self grandioso, splitting o fragmentación), sostiene que la empatía es una condición previa necesaria del tratamiento, pero que no es un instrumento suficiente. Predecesores como 2G. Mar" Kanzer 54 Fliess y Hendrick o Elizabeth Zetzel (1956) habían empleado los conceptos de déficits infantiles del yo y de terapia por el maternaje dentro de enfoques similares; véanse también los comentaristas de la sección siguiente. Comentaristas actuales (1975-1985) Algunos de los sistematizadores que dejaron una profunda huella en los conceptos vinculados a la identificación han seguido activos durante esta década, personalmente o asociados a otros colegas. También han aparecido nuevas aportaciones. En consideración a las limitaciones de espacio, definiremos las categorías principales de tendencias que perduran: 1] lo evolutivo; 2] los aspectos de internalización y externalización; 3] las relaciones objetales; 4] la identidad; 5] las aplicaciones de lo anterior en la técnica. Esperamos que en el curso de las discusiones * será posible comentar las aportaciones que no es posible encasillar en estas categorías. 1] Desde el punto de vista evolutivo, fue ampliamente aceptada la fase de indiferenciación, especialmente según la describieron Mahler y sus colegas. Cada vez ha salido más a relucir un problema relacionado, que es el del papel del padre. Ha proseguido el interés por lo especular, que no es en absoluto nuevo en el mundo analítico ni en el no-analítico (Narciso), y también el interés por el problema de la aplicación de los nuevos datos de observación a las reconstrucciones obtenidas por medio del tratamiento analítico tradicional. Abordaremos aquí los dos primeros y dejaremos al tercero para más adelante. a] el papel del padre. No hay que ir más allá de Freud (1923) para encontrar la afirmación de que en la "prehistoria" del individuo tiene lugar una identificación primaria con el padre. (Más tarde la madre fue incluida entre las identificaciones primarias, al menos en lo que se refiere al niño varón. Ver Freud, 1923, p. 32.) Además en la fase oral (incorporativa) es "sin duda" imposible distinguir entre catexis de objeto e identificaciones. Puede sostenerse que los estudios más modernos aclaran en detalle los postulados anteriores. Las observaciones de E. Abelin (1975) indican que incluso durante la "fase simbiótica" los niños de ambos sexos llegan a diferenciar la madre del padre y tienen alguna intuición del hecho de que existen juntos. Las ausencias del padre durante las primeras fases pueden despertar el "hambre de padre" (depresión) incluso en aquellos casos en que el niño sigue recibiendo una atención * Recuérdese que el texto de Kanzer, como el de Etchegoyen y el de Widlocher, es un aporte previo al 34~ Congreso Psicoanalítico Internacional, que se realizará en Hamburgo. (N. de R.) La identificación y sus vicisitudes 55 cuidadosa por parte de su madre. Puedo atestiguar, basándome en mi experiencia personal, que es posible comprobar su importancia por medio de los datos que aporta la observación de niños (los informes de la madre) incluso en aquellos casos en los que no se la reconstruye en el análisis. John M. Ross (1979) ha aportado varias revisiones informativas de la bibliografía y descubrimientos a propósito del "paternaje". Tendremos en cuenta otras consideraciones importantes en la sección dedicada a la formación de identidad. b] La relación especular y el concepto asociado de gemelos han intrigado a la humanidad desde la antigüedad (Narciso, Eco, Esaú y Jacob) , a menudo con las connotaciones de lo sobrenatural o lo siniestro (véase el "doble" en Freud y en Rank). (En ocasiones están asociados al simbolismo del puente, como en el cuento filosófico de Thornton Wilder sobre el hundimiento del puente de San Luis Rey en el cual muere uno de los gemelos y el otro sobrevive.) El espejo se ha tomado en numerosos estudios analíticos desde diferentes puntos de vista, pero como aspecto del desarrollo infantil primitivo y del concepto del self-objeto, aparece repetidamente entre los comentaristas que hemos mencionado. Una revisión de la bibliografía relativa a los diversos fenómenos asociados, como compañeros imaginarios, sueños de espejos y despersonalización (¡pero también "personalización!"), es la de Wayne Myers (1976), que toma en consideración tanto las más tempranas fases del desarrollo como las más tardías fases edípicas. Ciertamente, otras elaboraciones contemporáneas corresponden a períodos posteriores de la vida: la del padre con el hijo es una y las "transferencias gemelares" (Kohut) otra. Las contraidentificaciones son fenómenos complementarios. 2] Internalización, Externalización, Estructuralización. Como hemos señalado, el término internalización ha llegado a designar los fenómenos afines de incorporación, imitación, introyección, identificación y, a veces, formación de la identidad. Los procesos complementarios de externalización están inextricablemente ligados a ellos pero reciben a menudo menos atención específica. El examen de realidad, cuya función consiste en determinar qué está dentro y qué está fuera, es un marco de referencia previo que se atribuye al funcionamiento del yo. Las hipótesis estructurales y el hecho de prestar más atención al mundo objetal, considerando que el analista, como el yo, ocupa un lugar intermedio entre el mundo interno y el mundo externo han llevado a un mayor equilibrio. a] Mundo interno y mundo externo. Freud, Hartmann, Rapaport, Jacobson, Loewald, Kernberg y otros han distinguido entre dentro y fuera o entre mundo interno y mundo externo, con variantes en el significado de los términos. Básicamente, el aparato psíquico se sitúa 56 Mark Kanzer en el núcleo de estas entidades concluyentes y separadoras. Las funciones básicas del aparato a partir de las cuales se plasman ambos mundos son la percepción, el afecto, la memoria, el pensamiento, el control de la motricidad. La escuela inglesa ha sostenido que los "objetos internos" desempeñan un papel en esto (Sutherland, 1980). b] Sandler y Rosenblatt (1962) propusieron la noción de mundo representacional para definir más específicamente, en función de los conceptos recientes de relaciones entre el self y los objetos, los mundos interno y externo, creados por el aparato psíquico. Freud sostuvo que tanto la realidad externa como la interna son incognoscibles y están formadas por imágenes mentales. Roy Schafer, que ha insistido en la relación existente con el mundo externo en las internalizaciones, ha llegado a concebir ambos mundos como metáforas espaciales (1976). Ampliaremos este tema con los comentarios que siguen sobre las relaciones de objeto y la identidad. 3] Relaciones de objeto. a] La empatia es ciertamente una de las primeras relaciones objetales que reflejan la conducta afectiva, gestual y especular entre padres e hijo. Con la maduración se amplía la base que permite los intercambios empáticos; y sigue ampliándose durante toda la vida. La idea de que comporta necesariamente una regresión a los intercambios más tempranos contribuye a crear una falacia genética. De modo similar, el supuesto de que interviene una "identificación transitoria" entre paciente y analista tiene sólo una validez limitada; existen estratos de empatía más profundos en la mayoría de las relaciones entre seres humanos, particularmente en la relación médico-paciente. La predisposición benévola a comprender y ayudar y las expectativas recíprocas que suscita se encuentran en la base de los diversos tipos de "alianzas" analíticas que se han descrito. Las "primeras comunicaciones" en el diván y los primeros sueños contienen una gran riqueza y múltiples estratos por las disposiciones a hacer transferencia y empatía que ponen de manifiesto. b] El interés contemporáneo por las relaciones de objeto está documentado por una nutrida bibliografía y por numerosas reuniones científicas, como aquéllas de que han informado Vann Spruiell (1978) y Arnold D. Richards (1980). Ya hemos aludido a los puntos de vista polémicos, pero inspiradores, de Duo Kernberg y Heinz Kohut, que proceden de casos que el psicoanálisis tradicional no abordaba y que requieren una aproximación a las relaciones objetales tempranas desde la periferia de las técnicas normales. Tres excelentes reseñas, cuya perspectiva se sitúa dentro del marco histórico del psicoanálisis, contienen ensayos escritos desde diferentes puntos de vista, de Leo La identificación y sus vicisitudes 57 Rangell (1980), L. Friedman (1978) y M. Robbins (1980). Señalan una continuidad con el pensamiento de otros autores que propugnan la empatía en el tratamiento analítico (Zetzel, Stone, Gitelson, así como miembros de la escuela inglesa, especialmente Balint, Winnicott y Fairbairn). Harold Blum (1977) considera que Freud recurría a menudo a una combinación de observación, empatía y reconstrucciones en su autoanálisis y sus historiales clínicos. Arnold Modell (1968) se remite a un contexto todavía más amplio cuando rastrea la psicología de las relaciones objetales hasta las producciones artísticas más primitivas (pinturas rupestres), las leyendas y la filosofía preanalítica que movió a Freud a traducir a John Stuart Mill y a descubrir precursores del término "representación de objeto" en las enseñanzas de los asociacionistas ingleses. 4] Identidad. Freud (1914) mencionó la popularidad fundamental que rige la vida mental contraponiendo el sujeto y el mundo externo (objeto). Esta relación "realista" es uno de los determinantes del suceder psíquico y del desarrollo del aparato psíquico. Hablar de "relaciones de objeto" es hablar en función de tal polaridad. Heinz Lichtenstein (1961) considera que el concepto de identificación en relación con la identidad supone una influencia cartesiana en el sentido de que un "sujeto" que está en el interior busca una identidad por medio de la unión con un "objeto" que está en el exterior. Discierne la genuina identidad en la unidad madre-hijo originaria, que conlleva el sentimiento de formar parte de algo mayor (presumiblemente la vivencia oceánica); este sentimiento se conserva durante el resto de la vida -el individuo forma siempre parte de algo mayor (su sexo, su familia, su cultura y, desde luego, su situación analítica cuando está en análisis). No sólo las reclama como parte de sí, ellas lo reclaman a él: sobreviene una patología cuando las diversas identidades no confluyen en una órbita polar (cf. Erikson). El psicoanálisis ha considerado siempre que existía una relación Íntima entre el sexo y la formación de la identidad y que las exigencias de la sociedad comienzan con el reconocimiento de la identidad sexual del recién nacido (cf. Edipo). Freud afirmó que el lecho de rocas sexual determinaba las limitaciones de la terapia analítica. El término "identidad de género" acuñado por Robert Stoller (1968) ha sido puesto en relación recientemente en la esfera social con el rol de género y las líneas evolutivas propias del género, lo cual es prometedor y a la vez presenta problemas (Wagonfeld, 1982). 5] Los aspectos técnicos de los usos y concepciones de la identificación llevan el lastre del pasado histórico y de las diferentes significaciones que hoy se les otorgan. Por mi parte, expongo la cabal impor- 58 Mark Kanzer tancia de los distintos factores que configuran las líneas de desarrollo que hemos definido en mis trabajos incluidos en la bibliografía. a] Según el estudio de Jacob A. Arlow "La génesis de la interpretación" (1980), el paciente alterna entre asociación libre autónoma e identificación parcial con el analista, que media como representante de las funciones observadoras y críticas que la asociación libre mantiene en suspenso (Sterba) , para hacer conscientes las implicaciones del flujo de su pensamiento. El propio analista está empeñado en poner sus propios procesos inconscientes en línea con los procesos de pensamiento del paciente por medio de la empatía y la intuición (conceptualización inconsciente), que alcanzan a sus esferas de funcionamiento consciente y promueven los insights que comparte con el paciente en un "grupo de dos" -la base de la identidad analítica. El paciente internaliza entonces el insight que acaba de adquirir para ampliar la comprensión de sí mismo que imparte el analista. Existe un espejearse mutuo entre aspectos distintos y, sin embargo, cooperativos, de la personalidad de uno y otro, similares a los que se encuentran en la relación paterno-filial promotora de maduración. b] El ensayo de Harold P. Blum (1980) Los aspectos curativos y creativos del insight estudia la concepción de la interpretación que da lugar a insight, como el agente más potente de la cura analítica. Dentro del marco de la dualidad de identidades que se establece en la situación analítica, y de identificaciones recíprocas por medio de las cuales ésta se crea, el paciente se asocia a la búsqueda de insight, del mismo modo como el analista se asocia a los esfuerzos creativos del inconsciente. La empatía y la intuición, no obstante, no darán lugar a insight por sí mismas, porque el insight requiere del conocimiento intelectual de las causas, los significados y las conexiones. Al tiempo que expresa sus propios insights, el analista inspira también los del propio paciente. Tanto en los artistas como en los analistas existen insights creativos preconscientes que realmente pueden permanecer fuera de la conciencia, pero que alcanzan todo su poder sólo cuando llegan a ella y crean nuevas estructuras que incitan a adquirir y usar nuevos insights. Esta es la única característica diferencial de la terapia psiconalítica, que va más allá de la recapitulación de las antiguas relaciones entre padres e hijo y permite compartir experiencias que el individuo nunca había conocido antes. La identificación y sus vicisitudes 59 Resumen Este estudio divide el tema de la "identificación" en la literatura norteamericana en tres épocas: 1] Los pioneros (1915-1945).2] Los sintetizadores (1945-1975). 3] Los comentadores contemporáneos (1975-1985).Para los pioneros, los conceptos y la terminología eran poco precisos, como reflejo de la diversidad de material clínico, metodología y teorías que acompañaron la rápida expansión de experiencia analítica sobre un período de un medio siglo. La visión de conjunto que logró Fenichel en 1945 marca la transición de la fragmentación a un enfoque sintetizador de la identificación y de sus aspectos inherentes de incorporación, eyección, introyección y proyección, internalización y externalización. Los sintetizadores pusieron de relieve puntos de vista evolutivos y de adaptación que trazaban por líneas longitudinales los procesos de maduración desde la unidad primera de madre-niño hasta posteriores etapas de la vida. La diferenciación del yo (la propia persona) del funcionamiento sistémico dentro del ego freudiano (Hartmann) , y la correspondiente importancia concedida a las relaciones recíprocas yo-objeto, tuvo gran importancia para la conceptualización de la identificación. La ampliación de los esquemas analíticos tradicionales con respecto a formas de conducta tanto normales como anormales produjo como fruto el situar los procesos identificadores entre los mundos externo e interno. Los comentadores extendieron las tendencias sintetizadoras, reexaminaron las perspectivas históricas de acuerdo con esas tendencias, y seleccionaron como temas de estudio especial áreas tales como la identidad individual y de grupo, la correlación entre observación directa y reconstrucciones analíticas, y el funcionamiento personal y profesional del propio analista. Résumé LES V/CISSITUDES DE L'/DENT/FlCAT/ON Le traitement de "I'identification" dans la littérature Américaine est convenablement divisé en trois époques: 1] Les Pionniers (1915-1945).2] Les "Synthétiseurs" (1945-1975).3] Les Commentateurs en cours (1975-1985).Pour les Pionniers, les concepts et la terminologie étaicnt diffus, montrant la diversité de matériel clinique, la methodologie et les théories concommitantes a l'expansion rapide de l'expérience analytique au cours d'un demi siecle, L'exécution d'un sondage intégré par Otto Fenichel en 1945 a marqué la transition d'une approche fragmentaire vers une approche integrée a l'identification et ses aspects inhérents d'incorporation et d'expulsion, d'introjection et de projection, d'internalisation et d'externalisation. Les "Synthétiseurs" ont mis en evidence des points de vue du developpement et de l'adaptation et, par des lignes longitudinales, ont tracé les processus de maturation depuis l'unité la plus précoce entre la mere et l'enfant jusqu'aux périodes uItérieures de la vie. La differentiation du moi (la personne a chacun) du fonctionnement systémique a I'intérieur du moi Freudien (Hartmann) et l'importance correspondante donée aux rapports réciproques de I'objet du moi ont fait époque vis-a-vis de la conceptualisation de l'identification. Un élargissement du cadre psychanalytique par rapport aux formes normales ou anormales du cumportement a marqué l'accomplissemcnt corrclatif :'t la place donnée aux proccssus d'identification entre le monde intérieur et cxtéricur, Mark Kanzer 60 Les Commentateurs ont élargi leur orientation pour synthétiser, ont mis en révision respectivement les perspectives historiques et ont choisi des aspects tels que l'identité de l'individu et du groupe, la correlation de I'observation directe avec des reconstructions psychanalytiques et le fonctionnement personnel et professionnel de I'analyste lui-meme pour une étude spéciale. Surnrnary IDENTIFlCAT/ON AND ITS VICISSITUDES The treatment of "identification" in the American literature is conveniently divided into three eras: 1] The Pioneers (1915-1945). 2] The Synthesizers (1945-1975).3] Current Commentators (1975-1985). For the Pioneers, concepts and terminology were diffuse, refIecting the diversity of c1inical material, methodology and theories accompanying the rapid expansion in analytic experience over a half century. The achievement of an integrated survey by Otto Fenichel in 1945marked the transition from a fragmentary to a synthesizing approach to identification and its inherent aspects of incorporation and ejection, introjection and projection, internalization and externalization. The Synthesizers brought to the fore developmental and adaptive viewpoints which traced along longitudinal lines the processes of maturation from the earliest mother-child unit to later phases of life. The differentiation of the self (one's own person) from systemic functioning within the Freudian ego (Hartmann) and a corresponding importance accorded to reciprocal self-object relationships, proved eventful for the conceptualization of identification. A broadening of traditional analytic frameworks with respect to both normal and abnormal forms of behaviour was a correlated achievement in placing identificatory processes between the inner and outer worlds. The Commentators extended the synthesizing trends, reviewed historical perspectives accordingly, and selected such areas as individual and group identity, the correlation of direct observation with anal ytic reconstructions and the personal and professional functioning of the analyst himself for special study. Bibliografía Abelin, E. (1975). The earliest role of the father. l1PA, 56:292-302. Arlow, J. A. (1980), The genesis of interpretation. In Psychoanalytic Explorations in Technique, ed. H. P. Blum. Nueva York: Int. Univ. Press. Blos, P. B. (1962). On Adolescence. Nueva York: Free Press of Glencoe. Blum, H. P. (1977), The prototype of preoedipal reconstruction. lAPA, 25: 757-785. - (1980), The curative and creative aspects of insight. 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