LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACION

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LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACION
(Un análisis del punto de vista paulino)
Dra. Marysol C. Romero
Directora
ITB Jackson
Golden Gate Baptist Theological Seminary
Jackson, Mississippi
Julio 2008
2
Introducción
La justificación es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual él perdona todos nuestros
pecados y nos acepta como justos delante de él.
La justificación es realizada solamente en virtud de la justicia de Cristo, la cual nos es
imputada, y la cual recibimos únicamente por la fe. Dios establece al creyente en una
relación correcta consigo mismo 1.
Desde la Reforma del siglo XVI se ha prestado considerable atención de la doctrina de la
justificación en las cartas paulinas. Martín Lutero sostenía que la doctrina de la
justificación no solo era el centro del pensamiento de Pablo, sino que también era el
punto en el cual la iglesia se mantenía o se caía. John Murray afirma, por otro lado,
que es la piedra principal, el corazón de la espiritualidad y de toda la teología
cristiana2. La doctrina de la justificación se encuentra desarrollada por Pablo
fundamentalmente en las cartas a los Gálatas y a los Romanos. La carta de Pablo a la
comunidad cristiana en Roma es uno de los documentos teológicos más importantes que
jamás se hayan escrito. Su influencia sobre la iglesia ha sido enorme. Romanos
desempeñó un papel fundamental en el modelado de la enseñanza de Agustín, Calvino,
Lutero y Wesley entre otros 3. Pablo expone al evangelio como una revelación de la
justicia de Dios. El tema central del pensamiento paulino es Cristo crucificado para
justificación de los pecadores.
I. Perspectiva teológica
A. Significado de la palabra justificación en el vocabulario de Pablo.
El significado de la palabra justificación está enraizado en el Antiguo Testamento.
1- J. Oliver Buswell Jr., Teología sistemática, (Miami, FL: LOGOI, 2005), p.25
2- John Murray, Redemption Accomplished and Applied, (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1955), p 121
3 - G.J. Wenham et al, Nuevo comentario bíblico siglo XXI, (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003), p. 484
3
Justificación significa en pocas palabras, “contar como justo”. No significa en ningún modo
hacer al hombre justo, sino por lo contrario, somos justos porque Dios nos imputa la
justicia de Jesucristo.
El vocablo justificación es sinónimo de validar, absolver, vindicar y rectificar 4.
Pablo explica la justificación como un proceso judicial. Ilustra de esta forma que el
hombre es culpable, pero el juez lo declara libre por el pago hecho por el redentor a su
favor.
Podemos definir dicho hecho como una acción:
a) Declarativa – Dios declara al pecador libre de culpa y de las
consecuencias del pecado.(Ro 4:6-8;5:18-19;8:33-34; 2 Co 5:19-21)
La justificación implica una remisión del castigo eterno para el
creyente.
b) Judicial – Cristo cumplió la ley a favor del pecador. (Mt 10:41; Ro
3:26; 8:3; 2 Co 5:21; Gá 3:13, 1Ti 1:9; 1 P 3:18)
La base sobre la cual depende la justificación es la obra redentora en la:
muerte de Cristo. La justicia de Cristo es la única base por la cual
Dios puede justificar al pecador.(Ro 3:24; 5:19; 8:1; 10:4; 1 Co 1:8;
6:11; Fil 3:9; Ti 3:7).
Remisiva irreversible – Dios perdona los pecados por la perfecta
justicia de Cristo. (Ro 4:5; 6:7). La justicia de Cristo es imputada,
impartida al creyente justificado por medio de la presencia de Cristo.
4- J. D. Douglas, Merrill C.Tenney, Diccionario bíblico mundo hispano, (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano,
2001), p.433
4
c) La salvación en Cristo imparte al creyente la calidad y el carácter de la
justicia de Cristo (Ro 3:22-26; Fil 3:9). Cristo llega a ser el justificador
por medio del cual una nueva vida es inaugurada en el creyente (1 Co
1:30).
d) Restaurativa exclusiva – El pecador alcanza el agrado de Dios y la
comunión con Dios es restablecida por el sacrificio de Cristo. (Ro 5:11;
1 Co 1:30; Gá 3:6). La justificación no es una mera absolución o
remisión. Esto dejaría al pecador en la misma condición de un criminal
puesto en libertad. Cuando Dios justifica, trata al pecador como si él
nunca hubiera pecado. No hay sólo absolución sino también
aprobación, y no sólo perdón, sino también promoción.
e) Final de Dios – Dios al justificarnos nos une al pueblo de Dios. Nos
hace sus hijos y herederos. (Ro 8:30-34; Ro 5:9-10). La justificación es
la declaración misma de la membresía del pueblo de Dios, no
permitiendo diferencias entre judío o griego. Escatológicamente
hablando, el creyente es declarado anticipadamente libre de la ira de
Dios y a cuentas con Dios. Se establece una nueva condición legal
ante Dios. Cristo toma el lugar de maldición del pecador y el creyente
es ahora hecho un hijo de Dios (Gá 3:13,4:5; 2 Co 5:21; Ro 3:25).
La causa instrumental de justificación es la fe, mientras que la base definitiva de la
justificación es la obra de Cristo; completa, acabada y adecuada. Sacrificio expiatorio para
bien del pecador obtuvo él en su obra redentora en la cruz. La justificación y la fe son
inseparables, ya sea para hablar de Dios como hacedor o como marca de la gente de
Dios. Podemos diferenciar brevemente la justificación de la gracia. Esta última es el
5
salvoconducto, el vehículo con el que se puede entrar en la presencia de un alto
dignatario. Es el permiso necesario para presentarse ante la corte del rey o del juez.
El Rey de Reyes presenta a los suyos y les permite acceso a su presencia en forma
ilimitada, les da gracia. Debido a que son justificados, tienen acceso al salvoconducto, a la
gracia 5.
El uso que Pablo le da en su lenguaje al verbo justificar y al sustantivo justificación
merecen especial referencia. Prefirió el uso del verbo dikaioō frecuentemente en su
lenguaje para el énfasis. El sustantivo dikaiōsis lo usó como sinónimo de justicia y
rectitud más que como una virtud o moralidad (Ro 4:25; 5:18) 6 .
El verbo dikaioō se puede traducir como: justificar, hacer justo, declarar justo, perdonar,
poner a paz y salvo, hacer grato para Dios, dar la razón 7.
El término que ha sido traducido como justificación es dikaiōma. También significa
mandato, prescripción, justificación, perdón, inocencia, justo juicio y buena acción.
Es sumamente necesario diferenciar en el plano temporal el uso del término
justificación, de santificación y salvación. La justificación es un evento pasado, con
implicaciones presentes y resultados futuros (Ro 2:13; 8:33; Gá 5:4-5).
La santificación es un evento presente, dependiente de un hecho pasado
(justificación), con implicaciones futuras (1 Co 6:11; 1 Ts 5:23).
5- Gerald F. Hawthorne et al, Dictionary of Paul and his letters (Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 1993) p. 831
6- C.H. Cosgrove, Justification in Paul: a linguistic and theological reflection, (Journal of Biblical Literature Vol.
106, No 4, Dec 1987) pp. 653-670.
7- W.E. Vine, Vine’s expository dictionary of biblical words, (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1985),
p. 338-340.
6
La salvación es un evento futuro, pero está teniendo lugar en el presente, ya que está
anticipado por la experiencia de la justificación, y por la santificación del presente (Ro
8:24; 1 Co 15:2; 1 Co 1:18).
B. Pensamiento paulino
1. Relación con el judaísmo - Las cartas de Pablo deben ser leídas, teniendo
como base que escribió contra su propio contexto judío del primer siglo.
E. P. Sanders piensa que por mucho tiempo se han leído los escritos paulinos con
ojos luteranos. El autor afirma que el judaísmo en los tiempos paulinos estaba
caracterizado por un llamado “nominalismo de pacto” 8. Dentro de esta forma de
pensar, la ley era vista como una expresión de pacto entre Dios e Israel. Ésta trataba
de describir precisamente cada forma de conducta humana apropiada dentro de los
marcos del pacto. La justicia es vista como una conducta, ó una actitud propia y
obligatoria del pueblo del pacto histórico. El nominalismo de pacto no veía las obras
de la ley como una forma de ganar el acceso al pacto. Sino por lo contrario, las veía
como una manifestación de que aún pertenecían al pacto. “Las obras son la condición
para permanecer en el pacto, pero ellas no obtienen la salvación”. Si E. P. Sanders
está en lo correcto, sería necesario revisar la interpretación de Lutero sobre los
escritos paulinos.
Sanders diferencia al judaísmo del cristianismo en vista a la esperanza de la salvación.
Mientras que para los judíos la salvación descansa en que pertenecen al pueblo del
pacto con Dios, los cristianos creen en una justicia basada en la participación de
Cristo. Afirma no obstante, que Pablo como judío estaba consiente de la necesidad de
entrar al pacto y permanecer en él. De esta forma abrió las condiciones del pacto a
todo aquél que tuviera fe en Cristo, uniéndose así al pacto abrahámico. La fe, se
7
transformó así en la única y suficiente condición de establecimiento y mantenimiento
del pacto. Las obras son vistas entonces como meros signos de la permanencia
dentro de pacto. 8
Otros autores, como son N.T. Wright, J.D. Dunn tratan el concepto paulino de
justificación como una redefinición de cómo se llegan a alcanzar las promesas de Dios
a Abraham. Es decir, una redefinición de como la herencia de Abraham alcanza
genuinamente a los gentiles 9.
El apóstol Pablo enseña claramente que la justificación es por fe en la Carta a los
Romanos. Prueba con maestría que el plan de Dios para la humanidad no ha cambiado.
Utiliza todo el Antiguo Testamento como fundamento de su posición, y en particular el
ejemplo de Abraham. Este, un hebreo ejemplar, padre de la nación y sin embargo la
condición de su justificación no fue su pacto con Dios sino la fe en la redención a través
de Jesucristo 10.
Pablo niega que Abraham haya sido salvado por haber guardado la ley o haber observado
los ritos. Abraham vivió alrededor de cuatrocientos treinta años antes de que la ley fuera
entregada (Gá. 3:17), y que Dios lo declaró justo mediante la fe antes de haber recibido el
rito de la circuncisión (Ro. 4:9-11) 11.
La fe en el prometido Mesías y la doctrina de la redención por el Mesías se encuentra
en todo el Antiguo Testamento. Pablo lo expresa en su carta a los Romanos y a los
Gálatas, argumentando que la revelación de la justificación por fe, se encuentra en la
Ley, y en los profetas.
8- EP Sanders, Paul and Palestinian Judaism,(Philadelphia:Fortress,1983)p 84-104
9- N.T. Wright, The climax of the covenant: Christ and the Law in Pauline Theology (Minneapolis, MN: Fortress,
1991) p.203
10- Charles Hodge, Systematic theology Vol. II (Grand Rapids, MI: Christian Classics Ethereal Library, 2005) p. 275
11- James Montgomery Boice, Foundations of the Christian Faith (Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 1986) pp. 416424
8
2. Concepto de la justicia de Dios - El sustantivo justicia, el adjetivo justo y el verbo
justificar, se encuentran más de 100 veces en las cartas paulinas El sustantivo
justicia, es usado en relación a Dios y a los hombres.
Dios declara justos a todos los hombres que mediante la fe han puesto su confianza
en Jesucristo. Este regalo de Dios para los creyentes está basado en el sacrificio de
Jesucristo es un acto de su gracia. No es resultado del cumplimiento de la ley o de la
observancia de la circuncisión.
El sustantivo “justicia”, es usado por Pablo también en un sentido ético, es usado para
caracterizar la vida de aquellos que han sido justificados.
El adjetivo “justo”, lo usa tanto para humanos como para Dios. Lo usa para las
personas que están cumpliendo los propósitos de Dios, son fieles y obedientes a la
Palabra de Dios. En pocas palabras, los que están alineados con Dios. Dios es justo
en su naturaleza y en sus acciones. Hace solo lo correcto, santo y bueno.
La forma verbal “justificar”, puede ser traducida como poner en el lugar justo. Describe
la acción unilateral de Dios que cambia la naturaleza humana, su posición judicial, y
su posición relacional. Mediante este decreto, el hombre es reconciliado con Dios. El
concepto de la justicia de Dios es por naturaleza, función y resultado, central en las
enseñanzas de Pablo. La justicia de Dios se revela en la vida, muerte y resurrección
de Jesucristo. A diferencia del hombre, la justicia y fidelidad de Dios nunca cambian.
Pablo nunca vio a la justicia de Dios primariamente como un concepto moral. Las
frases: “la justicia de Dios”, “su justicia”, “la justicia que viene de Dios”, son usadas
más de 10 veces en los escritos paulinos. Es en la carta a los Romanos, en la que
encontramos mas veces dichas expresiones. En la historia, el concepto paulino de la
9
justicia de Dios se ha interpretado de muchas maneras
12
.
La patrística vio la justicia de Dios como un mero acto distributivo de Dios. Para
dichos teólogos, la justicia se basa en que Dios recompensa a los buenos y castiga a
los malos. La Iglesia Católica Romana vio la justicia de Dios más que nada como una
demanda distributiva requerida por su santidad. La justificación no era vista como un
acto, sino como un proceso.
El amor de Dios es tema dominante en el punto de vista de Agustín de la justificación.
Por lo contrario, los reformadores vieron la justicia de Dios solo por fe. Entendieron la
justicia de Dios desde el punto de vista del individuo y desde el punto de vista de lo
que Dios da a la gente. En base a ella el pecador es aprobado por Dios.
Lutero entendió que la justicia de Dios es la causa de la salvación. Declaró que la
justicia de Dios es la que nos hace justos para Dios. Dios nos imparte su justicia.
Calvino vio la justicia de Dios como comunicada a nosotros por Jesucristo mediante la
fe. Las obras no tienen parte en la justificación, proveyendo Dios todo lo necesario
para la salvación. Entendió la justificación no como una cualidad sino como un acto de
reconciliación con Dios. Enfatizó mucho el aspecto relacional de la justicia de Dios.
J. Reumann sugiere la existencia de cuatro formas fundamentales de interpretar la
“justicia de Dios”.
1. Como un objeto posesivo: Justicia que es válida delante de Dios (Lutero)
2. Como un posesivo personal: Justicia como un atributo o cualidad de Dios
(Kasemann)
12- Gerald F. Hawthorne et al, Dictionary of Paul and his letters (Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 1993), p. 522
10
3. Como un posesivo de autoria: Justicia que viene de Dios (Bultmann)
4. Como un posesivo de origen: El estatus de justicia del hombre como resultado de la
acción de Dios de justificar (Cranfield)
13
.
3. Relación de la fe y las obras - Las obras y la fe han sido vistas como
contradictorias desde Lutero. Las obras son vistas como resultado de las acciones y
méritos individuales. En contraposición, la fe es vista como resultado de los méritos
de Cristo y se centra en la justicia de Dios. Esto es un punto de vista simplista e
inadecuado de la relación de la fe y las obras.
Pablo usa la palabra griega “erga” para hablar de obras. No se refiere a ellas como
medio para alcanzar la gracia, sino por lo contrario, como resultados de haber
alcanzado la gracia de Dios. Utiliza la frase “obras de la ley” con connotaciones
negativas al referirse a la circuncisión y a las instrucciones dietarias. Éstas separan a
los judíos de los gentiles. Fueron usadas como medios para estar a cuentas con Dios
por los judaizantes.
Pablo niega claramente la necesidad de que un gentil se convierta en prosélito para
ser salvo, pero enfatiza la necesidad de que todos vivamos una vida santa. No existe
ninguna contradicción entre el pensamiento de Pablo y de Santiago en cuanto a las
obras. Ambos enfatizan cuáles son las buenas obras que seguirán a los salvos. La fe
es vista en el pensamiento paulino no como un ritual, sino como un motor que nos
lleva a manifestar el amor de Dios. La fe muestra nuestro compromiso con Jesucristo,
lo que resulta en una vida de amor.
13- Gerald F. Hawthorne et al, Dictionary of Paul and his letters (Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 1993), p.521.
11
Abraham fue declarado justo por Dios antes de ser circuncidado. Su fe fue
manifestada a través de su obediencia, y por eso es declarado justo. La fe se ve
expresada en obras. Pablo cuestiona la fe de aquellos que no producen buenas obras.
EP Sanders afirma que la forma de pensar judía de los tiempos paulinos se podía
resumir en la frase: “Dios juzga de acuerdo a las obras a aquellos que han sido
salvos”.
Pablo enfatiza la gracia sobre las obras, pero no se olvida de que la fe se ve
manifiesta en obras. No debemos olvidar que el auditorio paulino no era solo judío.
Algunos necesitaban escuchar de la gracia por fe, mientras que otros debían mostrar
su fe (realmente hijos de Abraham) por sus obras. Por esa razón, Pablo habla de las
“obras de la fe”, “obras que proceden de la fe” y “obediencia que viene por la fe” en
sus cartas.
4. La importancia de la justificación - Es el mensaje central del pensamiento
paulino para la mayoría de los algunos teólogos, aunque se pueden distinguir tres
puntos de vista en este asunto
14
.
a) Es el mensaje central de la concepción de cristiandad de Pablo.
Lutero, Bornkamm, Conzelmann, Kasemann y Kertelge entre otras defienden esta
posición. La justificación por fe no solamente clarifica el evangelio en relación con la
forma de pensar judía del primer siglo, sino que también muestra la incapacidad del
hombre por meritos propios de alcanzar el favor de Dios.
b) Es un tema secundario en la presentación del evangelio.
14- Gerald F. Hawthorne et al, Dictionary of Paul and his letters (Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 1993) p.522-523
12
Schweitzer y R.P. Martin apoyan esta posición, aunque el origen de este punto de
vista puede trazarse al siglo XIX en los escritos de Wrede.
Esta posición sostiene que doctrina de la justificación por la fe es solamente una
neutralización del pensamiento judío imperante en los tiempos paulinos.
Argumentando que Pablo luego de neutralizar los errores judíos procedió al centro de
su mensaje que fue la redención en Cristo.
c) Es un tema central en cierto sentido y a la vez expresa el centro del evangelio en
el pensamiento paulino.
J. Jeremías adoptó esta posición. Afirma que el punto de mayor importancia se encuentra
en la gracia de Dios, aunque la justificación es la mejor forma de describir la gracia.
II. Análisis de pasajes bíblicos
Encontramos las siguientes palabras en la Biblia:
-
Dikaioō - Mt 11:19; 12:37; Lc 7:29,35; 10:29; 16:15; 18:14; Hch 3:38,39;
Ro 2:13; :13; 3:4,20,24,26, 28,30; 4:2,5; 5:1,9; 6:7; 8:30(x2),33; 1Co 4:4; 6:11;
Gál2:16,17; 3:8,11,24; 5:4; 1Ti 3:16; Tit 3:7; Stg 2:21,24,25)
-
Dikaiōma - Lc 1:6; Ro 1:32; 2:26; 5:16,18; 8:4; He 9:1,10; Ap 15:4; 19:8
-
Dikaiōs - Lc 23:41; 1Co 15:34; 1Ts 2:10; Tit 2:12; 1P 2:23, Ro 4:25; 5:18
-
Dikaiōsis - Mt 11:19; 12:37; Lc 7:29,35; 10:29; 16:15; 18:14; Hch 13:38,39; Ro 2:13;
3:4,20,24,26, 28,30; 4:2,5; 5:1,9; 6:7; 8:30(x2),33; 1Co 4:4; 6:11; Gá 2:16,17;
3:8,11,24; 5:4; 1Ti 3:16; Tit 3:7; St 2:21,24,25
La justificación es necesaria:
- El hombre es pecador y se ha rebelado contra Dios. La depravación del hombre
es total. Ha roto su relación con Dios.
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- Dios es justo. La ira de Dios está sobre los impíos.
Dios justifica al hombre:
- Por el sacrificio de Jesucristo. Cuando una persona pone su fe en Jesucristo,
Dios lo considera a cuentas con Dios. Le imputa la justicia de Jesucristo porque
ama al hombre (Gn 15:6, Jn 3:16, Ro 3:23-24, Ro 5:8).
- El sacrificio de Jesucristo asegura la justicia del hombre. Vino a la tierra como
como un hombre, para morir por todos los hombres (1 Co 5:19, Ro 4:1-3;4:125; 5;1, Ro 5:9, Ro 6:7, Ro 8:33, Gá 2:16, Gá 3:6, Gá 3:24, Fil 3:9).
Los resultados de la justificación son:
- Paz – Tener paz con Dios no significa ausencia de problemas sino que es tener
la seguridad de que la relación con Dios ha sido restaurada. Esto incluye la
seguridad del perdón, la aceptación y la reconciliación con Dios. La ira de Dios
se ha apartado. No se debe temer al juicio de Dios ya que el justificado es del
agrado de Dios. La fuente de la paz es Jesucristo, él es nuestra propiciación y
nuestra paz (Ro 3:25, Ef 2:14-15, Col 1:20, Is 53:5)
- Acceso a la gracia – Gracia significa literalmente favor inmerecido. La gracia es
un lugar de favor al que somos llevados por la sangre de Jesús. Es una
posición de salvación. El justificado puede entrar en la presencia de Dios
privilegios y de las promesas de Dios. (Jn 10:9, Ro 5:2, Ef 2:13, Ef 2:18, Ef 3:12,
He 10:19, 1 P 3:18)
- Esperanza – La palabra esperanza no tiene el mismo significado para el
-
creyente que para el incrédulo. Para el primero, la palabra significa perfecta
14
-
seguridad, confianza y conocimiento de que le pertenecemos a Dios. El
-
creyente tiene la esperanza de gloria de que el Espíritu Santo descansa dentro
de él (Ro 8:24-25, Ef 1:13-14, 2 Co 1;21-22, Ef 4:30, Jn 14:16-18, Col 1:5, Tit
-
2:11-13, He 6:18:20, 1 P 1:3-4, 1 Jn 3:1-3).
La justificación por fe produce cambios radicales en la vida del creyente (paz, gozo, amor,
regeneración, santificación, obediencia, etc.). La esperanza del creyente está en Cristo
Jesús (Col. 2:9, 10).
III. Perspectiva del autor
La palabra clave, sin lugar a dudas, en la teología paulina es justificación. La doctrina de
la segunda venida de Cristo es parte vital del mensaje del evangelio de Pablo (2 Tim.1:10,
Fil. 1:6; 1 Cor. 1:7, 8). Podríamos decir que hay dos grandes puntos en la teología paulina:
la justificación y la Parusía. La primera requiere fe; la segunda requiere esperanza. La
primera la tenemos ahora; la segunda todavía no. Poseyendo justicia por fe, el creyente
espera el día de la salvación final (Ro. 8:23; Gá. 5:5; Fil. 3:9-12).
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, las palabras justificar y justificación
tienen un claro significado legal y judicial. Se asocian estrechamente con la idea de
proceso y juicio (Dt. 25:1; 1 Cor. 4:3, 4; Mt. 12:37).
La justificación es pues un acto judicial que consiste en declarar justo a alguien culpable
por orden de un tribunal.
Pablo explica magistralmente en la epístola a los Romanos que el hombre no puede hacer
nadar para que Dios le acepte. El hombre no es justo, no hace nada bueno y no entiende
la ley de Dios (Ro. 3:10-12; 3:19-20). Pablo no dice simplemente que nadie puede llegar a
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ser justo delante de Dios por sus obras. El uso del tiempo verbal enfatiza que jamás
alguien será considerado justo sobre la base de su propia vida (Ro. 3:23, Ec. 7:20).
La justificación es una acción de la trinidad.
La justificación del hombre procede enteramente de Dios: "Siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios
puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de
manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que
es de la fe de Jesús" (Ro. 3:24-26). Pablo describe en estos versículos a la justificación
como una expresión trinitaria: Dios el Padre nos justifica por su gracia, Dios el Hijo nos
justifica por medio de su sangre y Dios el Espíritu Santo nos da la fe.
La justificación es una acción que involucra tres hechos únicos.
- Solo por gracia – La única fuente de la justificación
La palabra gracia significa misericordia, favor mostrado hacia alguien que no lo merece.
Pablo explica que los pecadores son justificados gratuitamente por la gracia de Dios. No
existe paga ni causa para recibir ese favor. Alguien ha dicho apropiadamente que la
justificación por gracia significa la divina aceptación de gente inaceptable. El uso del
tiempo presente continuo del verbo (siendo justificados) incluye el estado de permanecer
justificado tanto como el acto de ser justificado. No hay otra fuente de justificación más
que la de la gracia de Dios. Si por algún mérito humano pudiésemos ser aceptables
delante de Dios, la justificación ya no sería por gracia.
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- Sólo por Cristo - La única manera de la justificación
Somos justificados por el pago hecho por Jesucristo a nuestro favor. Él pagó la deuda de
nuestros pecados con su propia vida. El pagó con su propia sangre (Ro. 3:24, Ro. 5:9). El
sacrificio de Jesucristo es completamente suficiente para asegurar la salvación de cada
pecador (2 Co. 5:14; Ro. 4:25). La justificación no es algo que hay que asegurar, sino que
ya ha sido asegurada. La obra de Jesucristo fue culminada en la cruz y la resurrección de
Cristo es la prueba de su victoria (Ro. 4:25). El envió del Espíritu Santo a los creyentes, es
una prueba del cumplimiento del plan de Dios en reconciliar a la humanidad consigo
mismo en la persona de su Hijo (Ef. 1:7). Adán y Eva pecaron contra Dios y la
condenación del pecado fue transmitida a toda la humanidad. (Ro. 5:15-19). La
condenación vino sobre nosotros, no por lo que hicimos, sino por lo que Adán hizo (v. 18).
"Por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores" (v. 19).
Dios salvó a la raza humana dándonos un nuevo Adán es decir, Cristo Jesús (Isa. 9:6). De
la misma manera que todos fueron condenados por lo que Adán hizo, todos fueron
justificados por lo que Cristo hizo. "Por la justicia de uno vino a todos los hombres la
justificación de vida" (Ro. 5:18). "Porque así como por la desobediencia de un hombre los
muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos
serán constituidos justos" (Ro. 5:19)
-
Sólo por fe - La condición para recibir la justificación
Por lo que concierne a Dios, él ha restaurado el mundo pecador a su favor tan
seguramente como restauró a su propio Hijo al cielo. En la cruz tuvo lugar el objetivo de la
justificación de cada pecador. Dios redimió a la raza (He. 9:12). El apóstol declara: "El
hombre es justificado por fe sin las obras de la ley" (Ro. 3:28). No somos justificados a
causa de o a cuenta de nuestra fe. Eso sería contrario a la justificación solamente por
gracia y solamente por Cristo. No hay mérito en la fe. La fe es meramente la mano que
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acepta la bendición. El Espíritu Santo ilumina al pecador, le muestra la cruz, le atrae hacia
Cristo y le da fe. Pablo declara: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios" (Efe. 2:8). "Pues nosotros por el Espíritu
aguardamos por fe la esperanza de la justicia" (Gá. 5:5). La fe es contada por la justicia
infinita de Cristo, no porque haya mérito en la fe, sino porque la fe une al creyente vacío
con Aquél en quien habita toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9).
Conclusión
Para entender la doctrina de la justificación debemos leer las cartas Paulinas. La Biblia
enseña que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las
luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Stg. 1:17). La salvación es una
iniciativa de parte de Dios. Nos muestra su justicia y nos acredita como hijos. Dios nos
revela su amor sacrificial, que se ha hecho carne en el Hijo unigénito que llevó nuestros
pecados en la cruz del Calvario.
La justificación es un hecho declarado, irreversible y final de Dios. Él nos considera justos
por el sacrificio de Jesucristo. Nos imputa su justicia y nos une a la membresía del pueblo
de Dios.
La justificación del pecador es un regalo inmerecido. Dios no solo nos borra los
pecados, sino que se olvida de ellos haciéndonos completamente libres y
reconciliados con él.
Dios nos mostró su amor por nosotros, cuando aún siendo pecadores él nos buscó
para reconciliarnos con él mismo.
Entender la doctrina de la justificación adecuadamente nos permite ver la magnitud de
la obra de Jesucristo a nuestro favor. Él es nuestro único y suficiente salvador
personal.
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