Nota publicada en el diario El País de Montevideo el 7 de mayo de 2009 Viaje al alma de los portugueses Se estrena la película que Carlos Saura hizo con grandes músicos MATÍAS CASTRO La música más identificable con Portugal llega mañana al cine a través de una película que lleva su nombre. Con "Fados", Carlos Saura completa su trilogía sobre la canción urbana moderna que ha venido planteando desde hace más de una década. "Hoy el fado vive su mejor momento. Los jóvenes han incorporado los textos de grandes poetas portugueses, como Pessoa, dándole un aire distinto y triunfa en el mundo", afirmaba el director español Carlos Saura en una entrevista con el diario El Mundo. La afirmación del cineasta es apoyada por la opinión de varios expertos en el tema. Hay quienes sostienen que, tras más de un siglo de existencia, el fado está más vivo que nunca. En la actualidad se ha señalado a una nueva generación de artistas que hereda las tradiciones y a las figuras legendarias. "Más allá del tópico de la saudade, ese canto del alma lusa, primo hermano del flamenco, vive su segunda edad de oro", afirmaba el periodista español Miguel Mora. el cierre. Luego de filmar Flamenco, en 1995 y Tango en 1998, Saura cierra su trilogía sobre música urbana, siempre con el eje apoyado entre el documental y el musical. Hay una cuarta película, Sevillanas, de 1991, también centrada en un género musical, aunque no entra en este ciclo debido a que no se la considera "urbana". En Flamenco no hay argumento ni protagonistas, sólo hay un gran trabajo visual y sonoro, siguiendo las pautas de creación que Saura ha manejado a lo largo de casi cuatro décadas, desde la notable Bodas de sangre, en 1981. Reconocido melómano y apasionado por la danza, Saura propone en Fados una combinación de esos dos intereses. Otro de sus amores, Portugal, es retratado en la película con la dedicación que le inspira. El realizador no estuvo solo con su pasión en esta empresa, sino que acudió al asesoramiento de Carlos Do Carmo, un famoso artista de fado. Do Carmo aportó su visión a la hora de musicalizar la película. No quiso hacer un film didáctico y tampoco ordenado cronológicamente. "Va por ritmos y por músicas, por danzas y colores. Es una serie de números independientes ligados por la luz o por la escenografía, buscando siempre un ritmo global a través de temas musicales enlazados para lograr un retrato de distintas formas de entender el fado", dijo al presentar la película en España. La investigación para hacerla le tomó más de dos años de una lenta y minuciosa investigación, según sus palabras, ayudado por expertos, ya que intentó reflejar de forma clara el origen de esta música asociada a las zonas portuarias y que, según los conocedores del tema, es una síntesis de las músicas nacidas a finales del siglo XIX. El origen del fado se rastrea en Lisboa, según algunos hasta hace más de un siglo y medio. Es descrito a veces como un lamento de los habitantes de los arrabales hecho con el fin de narrar historias de nostalgia y dolor. Con el tiempo cambió de ambientes y de estratos sociales, trascendió fronteras hasta ser un emblema de Portugal en todo el mundo. "El fado tiene algo de resignación altiva. Puedes oír cantes de flamenco apasionados, desesperados, nunca resignados", explicaba Caetano Veloso a El País de Madrid. Se pretendía una visión distinta de esa música y Saura se sintió orgulloso de encararla porque se siente muy unido a Portugal y a su música "y creo conocerla bien", comentaba. Una parte fue filmada en un estudio cercano a Madrid. Pero el rodaje se hizo mayormente en el camino, durante varios viajes a Lisboa, visitando tabernas, recorriendo el barrio lisboeta de Alfama. Saura sostiene que Fados sigue la ruta de sus anteriores films sobre canciones urbanas, pero también va un poco más lejos porque con su guión intentó ampliar el universo del fado, incluyendo danza y otros elementos, y "revolviendo en sus orígenes, en tierras de Brasil o Cabo Verde". El cineasta eligió al fotógrafo José Luiz López Linares para filmar esta película. Con él ya había filmado Salomé. Esta vez quedó fuera del asunto el virtuoso Vittorio Storaro, que había hecho con el director otras películas musicales. Según explicaba Saura, López Linares sigue la línea de Storaro y se encuentra muy cerca del nivel del italiano. A pesar de los dos años de investigación que le dedicó a la película, del asesoramiento que tuvo y de su amor por la música y la danza, Saura comentaba que se había encontrado con un resultado inesperado, al menos en ciertos ambientes. "En el flamenco te vas a Lebrija y te preguntan por qué no está no sé quién. Y en Puebla de Cazalla te preguntarán por qué no está fulanito en tu película. Esto es una película y es imposible que esté todo el mundo", contaba. trilogÍas. El director tiene detrás una filmografía de casi cuarenta películas, que comienza en 1956. Es una obra ineludible al momento de aproximarse al cine español del siglo XX. Tras dos décadas y media dirigiendo, dio un giro estilístico a comienzos de los años ochenta cuando dirigió Deprisa, deprisa, donde encaraba una historia de jóvenes delincuentes con una banda poblada por canciones. Poco después al ver el ballet teatral bodas de sangre, comenzó a trabajar en la idea de llevarlo al cine. A partir de la adaptación de 1981 inaugura lo que para muchos críticos es un género musical propio y alejado de los cánones que venían desde Hollywood. Además del éxito comercial y de crítica, Bodas de sangre contribuyó a la divulgación del baile español fuera de fronteras. Después siguió Carmen, que también tuvo un gran éxito e incluso fue premiada en Cannes y compitió por el Oscar. Y más tarde hizo El amor brujo, sobre la obra de Manuel de Falla. Esas tres películas formaron otra trilogía enfocada en el musical español contemporáneo. El realizador ha trabajado siempre incansablemente en diversos proyectos. Hace fotografías y ha escrito dos libros, además de elaborar los guiones para sus películas. En la temporada 2007-2008 dirigió una puesta en escena de Carmen en Valencia. A continuación filmará Don Giovanni, cuya historia pasa entre Venecia y Viena y se centra en Lorenzo da Ponte, el libretista de Mozart. Mientras tanto, su film número 39 llegará mañana a los cines de Uruguay. Un film y un puente de los dos países ibéricos Carlos Saura llegó a confesar que el fado no es algo ajeno a su vida pues desde niño lo tuvo muy cerca. La barrera cultural que supuestamente está entre España y Lisboa, no lo marcó particularmente. "A Buñuel ningún país le parecía más lejano de España que Portugal", contaba Caetano Veloso en entrevistas sobre Fados. El cantautor brasileño ha comentado que, desde su punto de vista, los españoles son más salvajes que los portugueses en su expresión musical, "El flamenco es una forma de esa expresión algo bárbara y al tiempo muy delicada". La propuesta le llegó al director por medio del productor portugués Iván Días, quien se le acercó para convencerlo. El productor fue quien le sugirió la idea de cerrar la trilogía de canciones urbanas luego de los filmes Flamenco y Tango. "Para los musicales estoy siempre preparado", comentó Saura. El director ha comentado en alguna ocasión que durante un rodaje ha ordenado repetir una toma solamente para darse el gusto de ver a sus intérpretes cantar y bailar nuevamente. Buena parte de su cine es un reflejo de esto. Fados es el ejemplo más reciente de esto, aunque llegue a Uruguay dos años después que su estreno en España. Muchas naciones Si bien el origen del fado es portugués, con los años muchos otros países lo han adoptado. En el film aparecen retratados artistas como Mariza, Camané, Lila Downs, Caetano Veloso, Cesária Évora, Chico Buarque o Miguel Poveda, con la particularidad de que todos vienen de países muy diferentes. "Me ha gustado ver trabajar a Saura, tan cariñoso y alegre", decía Caetano Veloso. Carlos Saura, por su parte, señalaba que su intención era recuperar cosas que vienen de Brasil o de África. "Portugal ha cortado mucho con su pasado. Supongo que Salazar impidió toda la parte negra, que tiene un componente muy erótico. Son bailes muy sexuales, muy directos", afirmaba el director.