TENDINITIS DE "PATA DE GANSO"

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LOS ARTÍCULOS DEL DOCTOR HERNÁN SILVÁN
TENDINITIS DE "PATA DE GANSO"
INTRODUCCIÓN
Cuando Pedro corría a grandes zancadas un hormigueo que simulaba quemazón cubría la zona
interna de su rodilla. Durante algunos minutos parecía que la molestia le haría pararse, pero él
seguía entrenando y luego se terminaba pasando con lo que completaba su ritmo de carrera según
lo previsto. Pero al salir de la ducha de los vestuarios donde se cambiaba cada tarde, aquella
desazón se convertía en dolor fino e invalidante. Cada vez que flexionaba de más su rodilla, al salir
del coche o al levantarse de una silla o el sofá tras permanecer corto tiempo, el dolor se mostraba
franco y bien localizado.
Su primera decisión fue buena. Estirar más al terminar de entrenar le disminuía esas molestias que
le dejaban entrenar pero luego atenazaban en frío. También poner hielo veinte o treinta minutos, al
llegar a casa, le aminoraba el dolor de su rodilla.
Pero transcurridas tres semanas los entrenamientos se empezaron a resentir y, lo que era peor,
también algunas actividades de su vida diaria como permanecer largo tiempo sentado mostraban la
lesión en todo su esplendor. Decidió consultarme.
A la exploración, la presencia de diferente temperatura en una rodilla respecto a la otra ya
mostraba alguna diferencia. Igualmente era significativa la pequeña colección líquida que asomaba
incipiente cerca del borde interno e inferior de la rótula, hacia la cara de dentro de su tibia. El dolor
a la simple y no profunda palpación revelaba la lesión.
Dicen los expertos que la manera más rápida de evidenciar una lesión músculo-tendinosa es testar
el correspondiente músculo en su acción poniéndoselo difícil con nuestra resistencia contrariada. En
el caso que nos ocupa conviene explorar los tres (o, en rigor, cuatro) músculos que pueden originar
lesiones de sobrecarga en la cara interna de la rodilla hacia la tibia.
¿A QUÉ SE DENOMINA “PATA DE GANSO”?
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Se llama “pata de ganso” a la formación tendinosa que cubre la parte de dentro de la rodilla
abarcando parte de la cara superior e interna de la tibia, en la pierna. El latinajo “pes anserinus” es
otra denominación que aún se puede encontrar en los libros médicos y significa lo mismo.
Como todo tendón es el final de un músculo, es la cuerda que éste emplea para amarrarse al hueso
y tirar fuerte para (ejerciendo palanca) realizar su acción, es muy importante deslindar a quién o
quienes pertenece dicho tendón.
Hay un “isquiotibial” llamado semitendinoso, hay una “adductor” llamado recto interno y hay un
“oblícuo del muslo” llamado sartorio que finalizan en este tridente tendinoso.
El semitendinoso se origina en la tuberosidad isquiática, en su tendón común con el bíceps femoral,
pero a diferencia de éste, se dirige a la parte más interna de la rodilla, donde se inserta en la parte
superointerna de la tibia. Es un músculo flexor de rodilla y extensor de cadera, como el
semimembranoso, al que va unido. Las lesiones de acortamiento isquiotibial tienen que ver con la
posición anterior del hueso ilíaco (está en anterioridad o “in flare”) con dificultad para realizar bien
la zancada al correr y dolores diversos como los de glúteo o sus inserciones. El recto interno va
desde el pubis a la tibia, recorriendo toda la cara interna del muslo.
Es un músculo biarticular y esto significa que actúa sobre dos articulaciones. Sobre la cadera es
adductor, esto es aproxima el muslo. Sobre la rodilla es flexor.
Las lesiones en que está presente son las tendinitis de pata de ganso, los descensos de la rama
púbica o las eversiones ilíacas (casi siempre con posteriorización ilíaca).
El músculo sartorio se extiende como una fina y robusta cuerda, desde el hueso pélvico ilíaco (por
fuera) hasta la tibia en la pierna (por dentro). Su acción consiste en flexionar la rodilla y separar y
rotar externamente la cadera. Es una típica posición en que las dos piernas forman un cuatro. Así
permanecían largas horas los sastres y de ahí su nombre.
Se lesiona cuando la pelvis está bloqueada en posterioridad y con el hueso ilíaco en eversión (“out
flare”). ¿Cómo tratar las tendinitis de pata de ganso? menú
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Lo principal es conocer la causa que origina la inflamación tendinosa, pues es determinante que el
tratamiento manual osteopático preceda cualquier intervención posterior. Así, comenzamos por
tratar el músculo o músculos que hayan sido evidenciados en la exploración. El masaje con
fricciones superficiales y profundas, seguido de amasamientos palmodigitales en la propia masa
muscular y de amasamientos pulgares en la zona de inserción supone una buena preparación para
el resto de técnicas manuales.
Es interesante desfibrosar aquellas zonas de fijación tendinosa cercanas a la inserción tibial. Para
ello se aconsejan las técnicas de Moneyron y Cyriax hasta conseguir poder deslizar limpiamente un
pliegue rodado por dicha área.
Posteriormente son aconsejables los estiramientos analíticos (en la camilla los hará durante varios
días el terapeuta y se enseñarán al atleta para el día a día) de los músculos implicados en la lesión.
Nunca se debería permitir seguir estirando de pie y a pata coja estos músculos, pues el desequilibrio
pélvico que acarrea esta popular forma de realizarlos es nefasta para cualquier lesionado de estas
zonas.
Por tanto, estiraremos el semitendinoso con la rodilla auxiliar apoyada en el suelo, flexionada
(ponemos algo acolchado bajo ella). La pierna estirada al frente entre ambos brazos. Suavemente
nos inclinamos hacia delante. Para matizar el estiramiento lanzamos el pie hacia adelante y
ligeramente volcado hacia fuera (para que tire más la parte de dentro del muslo, que es la que nos
interesa estirar selectivamente) a diferencia del estiramiento para el bíceps femoral, donde el pie se
volcaría hacia adentro. El típico defecto en la realización de este ejercicio es el ansia por tocarse los
pies, como las bailarinas. Esto es una aberración. No estamos haciendo un ejercicio de flexibilidad
articular. Nuestro objetivo es estirar un músculo, por tanto deberemos permanecer erguidos sin
que el movimiento de inclinación anterior parta de nuestra espalda y sí parta de la pelvis.
Volcándonos hacia delante, cual robot, empezaremos a notar la tensión agradable y no dolorosa de
la zona posterior e interna de nuestro muslo y así permaneceremos unos diez o quince segundos.
Estamos haciendo un ejercicio de elasticidad muscular, alargando el semitendinoso que es un
músculo no una articulación.
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Para estirar el sartorio extendemos la rodilla, abriendo el pie apoyado en el suelo, volcando nuestro
cuerpo como si fuera un isquiotibial. Respecto al plano frontal, la pierna estará cruzada en oblícuo
respecto al eje del cuerpo y desde ahí buscaremos la tensión a lo largo de la cara anterior del muslo.
Quién haya dicho que estirar es fácil y no cuesta mucho aprender a hacerlo bien miente como un
bellaco y este ejercicio (como el de cualquier otro músculo de la pierna) es un buen ejemplo de la
dificultad que entraña estirar bien. Durante años se estiró haciendo un “paso de valla” abierto en el
suelo con apertura de rodilla, ejercicio peligrosísimo para el ligamento interno de esta.
Para estirar el recto interno debemos pensar en su condición de adductor y realizar en el suelo la
posición controlada de “mariposa” con pies casi juntos y flexión de rodillas en un ángulo bastante
abierto para que reclutemos a este y no a los otros adductores.
¿Y A MODO PREVENTIVO?
La principal prevención es estirar correctamente y poner hielo en la zona cuando ya notamos leves
molestias. Si estas van a más deberemos visitar precozmente a un especialista. Hay que pensar que
si estamos ante un problema de sobrecarga por un bloqueo de las articulaciones sacroilíacas o por
un deslizamiento de una de las ramas púbicas lo único que puede ayudarnos es la visita al médico
experto para que con varias maniobras osteopatías, tras tratar los tejidos blandos con masaje y
técnicas desfibrosantes, nos libere ese stop articular que nosotros no podremos liberar por si
mismos.
Si aprendemos a estirar correctamente tenemos mucho ganado a la hora de controlar este tipo de
tendinitis, que se forman pos simple sobrecarga al incrementar de pronto nuestro entrenamientos
o al cambiar de zapatillas o terreno.
Pero revisar la técnica de carrera tampoco vendría mal si se repiten en una misma temporada.
El especialista nos debe enseñar un vendaje funcional para utilizar en la carrera durante un par de
semanas, en las que bajaremos el pistón si no queremos que la incipiente lesión se convierta en
algo mucho más grave.
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Para realizar el citado taping debemos recordar que es mejor utilizar cintas o “tapes” profesionales
pues tienen la adecuada proporción de adhesivo y suelen ser hipoalérgicas. La colocación de las
cintas nunca debe cortar la circulación y para ello la disposición “en teja” sin cerrar por completo
con una misma tira es muy conveniente. Se de sujetar firmemente la inserción de estos tres
tendones, por bajo de la rótula y en la cara interna del muslo y, luego, selectivamente la zona
muscular más afectada (al menos en su tercio inferior).
La aplicación de frío, previa colocación de un trapito en piel, puede durar hasta media hora y se
puede realizar con bolsas de gel “ad hoc” o con una bolsa de cubitos que preparemos nosotros.
Como, igualmente, podríamos hacer con una bolsa de guisantes congelados (para comer aconsejo
más los frescos, ¡defendamos la huerta española!).
Alas pocas semanas las molestias quemantes de nuestra atleta pasaron a mejor vida y la razón más
contundente a que achacarlo fue la rápida concienciación de que lo que tenía necesitaba ayuda. Si
no se hubiera desbloqueado su pelvis, los músculos seguirían cargándose y los tendones recibirían
su correspondiente inflamación con el consabido círculo vicioso de “más dolor, más tensión
muscular y de nuevo más dolor”.
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