Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISIONES Análisis conceptual de los síntomas o experiencias subjetivas de la esquizofrenia: una revisión crítica J.M. Villagrán* Unidad de Psiquiatría. Hospital de Jerez de la Frontera. Cádiz. Servicio Andaluz de Salud. INTRODUCCIÓN A finales de los años ochenta surge un interés renovado por el estudio de los denominados síntomas o experiencias subjetivas (ES) de los pacientes esquizofrénicos. La expresión de este interés queda reflejada en la aparición del número monográfico de Schizophrenia Bulletin auspiciado por John Strauss y Sue Estroff quienes, junto a autores europeos como Romme, Escher, Cutting o de Vries, proponen la creación de una nueva psiquiatría dinámica en la que se tengan en cuenta las experiencias personales del paciente1,2. Sin embargo, la delimitación de lo que se entiende por experiencia subjetiva del paciente ha distado de ser una tarea simple, tanto por el cuestionamiento de la capacidad introspectiva del sujeto, especialmente del esquizofrénico, para dar cuenta de sus experiencias como por la dificultad de distinguirlas de otros síntomas referidos por el paciente y de identificarlas de una forma fiable. La psicopatología descriptiva desde su origen a mediados del siglo XIX ha hecho uso de las descripciones de la subjetividad del paciente. No es posible concebir una psiquiatría dinámica sin referencias a ésta. Sin embargo, paradójicamente, el desarrollo de la psiquiatría dinámica a lo largo del siglo XX ha favorecido el descuido de las ES, entendidas como descripciones en primera persona, fundamentalmente por la influencia de tres tendencias o tradiciones3. Por un lado, la irrupción de la corriente fenomenologicoanalítica (en el sentido de Jaspers) en psiquiatría supuso dotar al terapeuta de la capacidad de situarse, mediante la empatía (Einfühlen), en la piel del paciente para poder aislar, a través de la epojé, los elementos esenciales de la subjetividad del paciente y *Trabajo realizado durante la estancia del autor en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge (Dr. German Berrios). Financiado por Servicio Andaluz de Salud, PFI 7/00. Correspondencia: Dr. J. M. Villagrán Unidad de Psiquiatría. Hospital de Jerez de la Frontera. Carretera de Circunvalación, s/n. 11407 Jerez de la Frontera. Cádiz. Correo electrónico: jvilla@maptel.es 188 convertirse, así, en virtud de la construcción intersubjetiva de la conciencia de éste, en su privilegiado descriptor4. Por otro lado, la tradición psicoanalítica prestaba atención a los contenidos subjetivos de la conciencia del sujeto como paso previo para descubrir los procesos inconscientes, verdadero objeto de estudio y, en todo caso, como expresión de los esfuerzos de autoengaño y ocultamiento de los mismos. Finalmente, la corriente neokraepeliniana que surge a mediados de los años setenta en la psiquiatría americana pone el acento en una psicopatología cuyas unidades de análisis estén definidas operativamente y sean fácilmente objetivables (y susceptibles de estudio empírico), por lo que otro tipo de descripciones tradicionalmente aceptadas van cayendo en desuso y se ven excluidas de los sistemas clasificatorios internacionales en beneficio, en el caso de la esquizofrenia, de los síntomas más conspicuos, schneiderianos5. La necesidad de recuperar las descripciones en primera persona del paciente como fuente de análisis psicopatológico surge como reacción a este proceso. Para ello se postula un nuevo constructo, el de las ES y se apunta la necesidad de desarrollar investigaciones empíricas a partir de éste5. Sin embargo, la producción científica surgida en esta área en la última década, y que sigue produciéndose en la actualidad, dista mucho de haber sido provechosa, principalmente por su confusión conceptual. ¿QUÉ SON LAS EXPERIENCIAS SUBJETIVAS? Lo primero que llama la atención en los estudios contemporáneos de ES es la ausencia de una definición o análisis conceptual del objeto de estudio. Salvo escasas excepciones, preferentemente de autores japoneses6-8, la mayoría de los trabajos asume una definición operativa de las ES como resultado o puntuación global del instrumento utilizado, instrumento que o fue elaborado a partir de un constructo teórico diferente (síntomas básicos, síntomas negativos) o bien aprehende exclusivamente Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.M. VILLAGRÁN.– ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LOS SÍNTOMAS O EXPERIENCIAS SUBJETIVAS DE LA ESQUIZOFRENIA: UNA REVISIÓN CRÍTICA aquellos aspectos de esa experiencia subjetiva más fácilmente objetivables y que ya están recogidos en otras escalas de evaluación objetiva o externa (alteraciones cognitivas, del lenguaje). Una primera definición intuitiva de las ES es aquella que las identifica con lo que en lenguaje filosófico se denominan estados mentales; esto es, lo que aparece en la conciencia del sujeto. Sin embargo, una mayor precisión conceptual apuntaría a que las ES se refieren precisamente a los aspectos propiamente subjetivos de los estados mentales, los raw feelings9, qualia, o aquello en que consiste ser o estar en un determinado estado mental (la sensación de rojo al percibir el color rojo, la de experimentar dolor o placer, etc.)10. Estos qualia únicamente pueden ser accesibles por el propio sujeto, por lo que precisan de una descripción en primera persona ya que no pueden ser objeto de observación por un tercero. Esta característica de los qualia ha hecho que se cuestione su naturaleza11 o se esgrima para señalar la imposibilidad de hacer ciencia con ellas12. Sin embargo, parece claro que el que un objeto sea inobservable no implica que no pueda ser conocido científicamente. Los electrones o los agujeros negros tampoco lo son y son muy útiles en ciencia. Por otra parte, que algo sea subjetivo no implica que no pueda ser conocido objetivamente (mediante la ciencia). A este respecto, dos sentidos distintos del binomio objetivo/subjetivo se mezclan en esta objeción: el ontológico y el epistemológico13. En este último si de algo se dice que es objetivo quiere decir que es verificable en el sentido que puede verse si es falso o verdadero sin que ello dependa de las preferencias, actitudes o prejuicios de los sujetos. Subjetivo sería lo contrario. Si yo digo que los Beatles provenían de Liverpool, la verdad o falsedad de esta proposición no depende de las actitudes, prejuicios o preferencias de nadie: es un hecho que puede ser verificable (confirmado o falseado). Si, por el contrario, digo que los Beatles son los mejores músicos del siglo XX estoy emitiendo un juicio subjetivo que depende de las preferencias del sujeto emisor y que no puede verificarse (¿cuál es el test que nos dice quién es el mejor músico?). En el sentido ontológico, los términos “subjetivo/objetivo” significan algo muy distinto. Algunas cosas tienen un modo de existir subjetivo (p. ej., mi dolor de cabeza), esto es, únicamente existen en la medida en que son experimentadas por alguien, un ser humano o animal. Otras cosas (las plantas, mi ordenador, un zapato) tienen un modo de existencia objetivo y no precisan ser experimentados por nadie para existir. La ciencia busca objetividad en el sentido epistémico, pero eso no quiere decir que únicamente estudie entidades cuya existencia es ontológicamente objetiva (p. ej., puedo hacer ciencia de mi dolor de cabeza)a. La consideración de las ES como qualia implica que su nivel de descripción psicopatológica es exclusiva- mente en primera persona. Ésta sería pues una característica fundamental de las ES que las distinguiría de otro tipo de acontecimientos neurofisiológicos o psicológicos que bien podrían ser descritos en tercera persona. Aunque algún autor resalta este rasgo como definitorio 16, la mayoría de los trabajos contemporáneos no aclaran si ES es sinónimo de descripción en primera persona y, por tanto, de autoevaluación o evaluación introspectiva, e incluso conciben las ES simplemente como darse cuenta o ser consciente de la existencia de síntomas, por otro lado perfectamente observables por un tercero17,18. A este respecto, resulta curioso el que un gran número de los principales instrumentos de evaluación de las ES en psiquiatría, incluido el del grupo de Huber (véase posteriormente), son instrumentos heteroaplicados, esto es, el juicio acerca de la presencia o ausencia de un ítem o de la intensidad del mismo lo lleva a cabo un observador y que incluso alguno de los ítems pueda ser observado (p. ej., pérdida de automatismos). Una segunda cuestión radica en la naturaleza de las ES. También aquí reina la confusión y se pueden encontrar autores que los identifican no con los aspectos subjetivos de una serie de acontecimientos neurofisiológicos, por otra parte observables más tarde o más temprano por otros métodos, sino con un clúster sintomático distinto, homogéneo, con entidad clínica o sindrómica19 que representa la percepción introspectiva de alteraciones cognitivas leves o moderadas, como expresión de la conciencia de una serie de síntomas objetivables, en particular los síntomas negativos17, expresión referida o verbalizada de una serie de alteraciones cognitivas muy diversas20, microsíntomas iniciales que evolucionan a síntomas productivos y contituyen su estructura básica21, expresión de malestar general y de afrontamiento de los síntomas22,5, reducción del potencial psicológico o trastorno cognitivo pasajero23, expresión de una vulnerabilidad o marcador de rasgo de la esquizofrenia24-26 o la expresión de una monitorización defectuosa y, por tanto, subsidiarios de estudio por sí mismos27. A este respecto, Iwawaki8 distingue tres niveles o grados de ES en la esquizofrenia: un primer nivel de síntomas subjetivos generales, referentes a estados mentales o neurológicos; un segundo nivel de conciencia o monitorización de déficit de las funciones mentales, y un tercer nivel de conciencia de experienaLa distinción de Jaspers4,14 entre síntomas subjetivos y objetivos es paradigmática del uso de ambos criterios, ontológico y epistemológico, entremezclados. Así, para Jaspers los síntomas subjetivos no son solamente aquellos vivenciados por el paciente y descritos en primera persona, sino también los que para ser captados por el observador requieren un mecanismo especial distinto al procedimiento sensorial y lógico de captación de los síntomas objetivos: la empatía. Esta vía de acceso privilegiado a las experiencias subjetivas15 está en la base de concepciones más modernas como la de síntomas básicos de Huber (véase posteriormente). 189 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PSIQUIATRÍA BIOLÓGICA. VOLUMEN 8, NÚMERO 5, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2001 cias distorsionadas de la propia realidad. Este autor apunta que la significación de las ES puede variar dependiendo de la fase evolutiva del cuadro clínico y, así, en la fase aguda expresar alteraciones cognitivas leves y en la defectual, la alteración de la autocognición28. Huber29 también señala 3 niveles en sus síntomas básicos, desde los más generales e inespecíficos hasta los síntomas productivos schneiderianos, pasando por los síntomas básicos propiamente dichos. Strauss5 incluye dentro de las ES procesos de cambio en el estado mental del sujeto enfermo, estados intermedios que no se corresponden con ninguna categoría sintomática establecida (p. ej., fenómenos auditivos entre voces y pensamientos), narrativas autobiográficas30 y datos cualitativos y procesos psicológicos e interactivos de la persona con su trastorno (afrontamiento). Otros añaden aspectos relativos al self31, la autoestima32 o adaptación al medio social33. Principales constructos teóricos relacionados Generalmente, las ES se identifican con constructos previos que tienen sus propios problemas conceptuales (síntomas negativos) o metodológicos (síntomas básicos), sin que se expongan las ventajas. Como consecuencia proliferan los instrumentos que preconizan la aprehensión de las ES desde distintos modelos o posiciones teóricas y su aplicación empírica rara vez se contrasta con los datos de otros instrumentos, por lo que no es de extrañar el carácter contradictorio de los resultados obtenidos (véase posteriormente). Síntomas básicos El concepto de síntomas básicos (SB) procede de los trabajos de Huber et al en Berlín desde finales de los cincuenta16,21,29,34-48. Huber, a pesar de ser el principal discípulo de Schneider y de resaltar la importancia de la distinción entre síntomas de primer y segundo rango por éste49, estaba interesado en la búsqueda sistemática de los síntomas fundamentales de la esquizofrenia en el sentido bleuleriano pero, al contrario que éste, basándose en las autodescripciones y experiencias del paciente. Huber sigue en esto a Jaspers y su distinción entre experiencias –predio de la fenomenología– y síntomas de expresión o conducta4,14. En este sentido, los síntomas fundamentales de Bleuler y los accesorios de tipo catatónico pertenecerían a la segunda categoría, mientras que los accesorios delirantes y alucinantes y los de Schneider de primer y segundo rango, a la primera. Para Huber, los SB serían vivencias subjetivas primarias y, por tanto, exclusivamente descritas en primera persona, de carácter diverso (referidas al área psicomotriz, a la atención, afectivas, corporales), pero deficitario (expresión en forma de queja subjetiva del déficit o ano190 malía cognitiva fundamental), que subyacen y constituyen la base (de ahí su nombre) de los síntomas tradicionales y están presentes antes, durante y después de los mismos, supuestamente más cercanas (a veces se les apellida cercanos al sustrato) o siendo la expresión más directa del déficit cognitivo resultante de la anomalía neurobiológica característica en la psicosis21,29. La concepción de los SB de Huber et al parte de las siguientes premisas: a) asume un modelo psicopatológico fenomenológico-analítico jaspersiano, poniendo el acento en las vivencias o experiencias subjetivas del paciente tal y como son descritas por éste, en primera persona; b) concibe la esquizofrenia desde un modelo evolutivo, diacrónico de enfermedad según etapas o fases clínicas (prepsicóticas, psicóticas y pospsicóticas o defectuales) y como expresión sintomatológica en distintos niveles evolutivos (nivel 1 de SB inespecíficos, nivel 2 de SB propiamente dichos, más característicos de psicosis, y nivel 3 de síntomas psicóticos de primer rango schneiderianos); defiende un modelo psicopatológico estructural y jerárquico en la esquizofrenia en donde la alteración neurobiológica (aún por conocer) produce el déficit funcional o trastorno cognitivo primario que es expresado de forma subjetiva por el paciente mediante las quejas, o síntomas básicos (niveles 1 y 2), que mediante la interacción con una determinada organización psicorreactiva o matriz antropológica del paciente (procesos de adaptación, mecanismos de afrontamiento, factores estresantes) evolucionan hacia los síntomas psicóticos finales o schneiderianos (nivel 3) (p. ej., inserción del pensamiento, alucinación auditiva) a través de estados transicionales o intermedios (despersonalización, fenómenos como si, Wahnstimmung o humor delirante). De esta forma, mientras la alteración neurobiológica pertenecería al ámbito prefenoménico y el trastorno cognitivo o déficit funcional primario al transfenoménico, los SB y los de primer orden pertenecen al ámbito fenoménico propio de la descripción psicopatológica42-44. La expresión clínica de los SB refleja lo anterior. Así, el modelo evolutivo de fases clínicas hace que se distingan los estadios básicos prepsicóticos (clúster de SB precursores, que aparecen mucho antes del primer episodio psicótico y suelen ser reversibles, y prodrómicos, que son previos al episodio psicótico agudo, hacia el que evolucionan), los intrapsicóticos (SB durante fases productivas, que se dan junto con los síntomas de primer rango) y los pospsicóticos (los estadios básicos en sentido estricto –clúster de SB reversibles tras episodio agudo– y los estadios de defecto puro irreversible). Al conjunto de manifestaciones de los SB a lo largo de todas estas fases se les denomina estadios básicos en sentido amplio29,38,39. Para la objetivación y estudio de los SB se han diseñado diversos instrumentos, pero los más utilizados han si- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.M. VILLAGRÁN.– ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LOS SÍNTOMAS O EXPERIENCIAS SUBJETIVAS DE LA ESQUIZOFRENIA: UNA REVISIÓN CRÍTICA do el Inventario Psicopatológico de Francfort (FBF)50,51 y la Escala Bonn de Síntomas Básicos (BSABS)40, el primero autoaplicado (el paciente decide si el síntoma está o no presente), y el segundo heteroaplicado (el entrevistador lo decide) (véase posteriormente). Aunque, dentro de las aproximaciones a las ES, el modelo de SB de Huber y su escuela parece ser el más coherente con los presupuestos teóricos de los que parte, también presenta importantes limitaciones, algunas de las cuales pueden hacerse extensivas a otras aproximaciones (véase posteriormente). En primer lugar, la característica central de los SB es su exclusiva descripción en primera persona como resultado de la aplicación de una actitud fenomenológica4,29. Sin embargo, desde el punto de vista epistemológico no parecen existir diferencias entre el conocimiento de los SB y el de otros síntomas de primer rango (alucinaciones auditivas, percepciones delirantes, inserción del pensamiento): todos dependen de la capacidad descriptiva e introspectiva del paciente y de que el entrevistador sea capaz de establecer una relación empática y facilitadora con éste, y difícilmente pueden observarse. Además, en ocasiones es difícil asegurar la exclusividad descriptiva en primera persona para un síntoma considerado básico (p. ej., síndrome de automatismo y de bloqueo motor, C3.1 y C3.2, respectivamente, en la escala BSABS)21. Por otro lado, la actitud fenomenológica es un concepto nebuloso y, en todo caso, debe estar presente en unos y otros síntomas. Si se refiere a que la psicopatología DSM se ha basado casi exclusivamente en los síntomas más conspicuos, olvidando los más sutiles, no habría nada que objetar. Pero para ello no hay que referirse a ninguna actitud especial del observador sino a una indeseable reducción del campo psicopatológico hacia lo más objetivable, relegando las descripciones menos nítidas, más ontológicamente subjetivas y más difícilmente objetivables desde el punto de vista epistemológico. En segundo lugar, el modelo parte de un presupuesto: el sujeto esquizofrénico conserva en los estadios previos al episodio psicótico productivo la capacidad para percibir introspectivamente y describir los déficit psicológicos; es decir, percibir y describir las deficiencias básicas como tales antes de que sean reconocibles en la conducta y expresión 52,53 . Únicamente cuando se pasa del nivel 1 de SB al 3 de síntomas productivos el paciente pierde, por regla general, la capacidad de monitorizar sus estados mentales, es decir, el insight, pasándose a un estado cualitativamente diferente38. Este proceso evolutivo suele ser reversible y fluctuante, excepto en los estadios de defecto puro e irreversible. Sin embargo, asegurar que el esquizofrénico mantiene una capacidad introspectiva fiable es arriesgado. Se asume que el esquizofrénico monitoriza parcial o totalmente anomalías cognitivas y las expresa en forma de quejas subjetivas. Pero, ¿y si la capacidad de monitorización estuviera alterada? En este caso las quejas subjetivas serían no ya expresión de alteraciones cognitivas primarias correctamente detectadas, sino expresión de una alterada capacidad de monitorización54. Existen datos que apoyan que las funciones de integración de la información y monitorización están alteradas en el paciente esquizofrénico55. Esto no es exclusivo de la esquizofrenia, ya que en otros trastornos (p. ej., abuso de sustancias) se ha demostrado que la correlación entre medidas objetivas y subjetivas de déficit cognitivo es escasa56. A veces se identifica SE con capacidad de insight de determinadas anomalías, pero éste es un concepto muy complejo que incluye capacidad introspectiva, mecanismos de defensa y autoengaño y conciencia de enfermedad y de su capacidad para afrontarla57. Incluso aceptando que en algún momento evolutivo de la esquizofrenia el paciente podría tener la capacidad introspectiva intacta, lo que está claro es que ésta puede oscilar. Sin embargo, se habla de la aparición y desaparición de las ES como si fueran éstas las que aparecieran y desaparecieran, asumiendo que la capacidad autodescriptiva queda inalterada. A este respecto, es ilustrativo que únicamente un 22% de los pacientes del estudio Bonn remitió completamente (sin SB ni de primer rango) y el resto nunca dejó de tener SB aunque sí de primer rango, mientras que un 11% de los pacientes fue diagnosticado de esquizofrenia anosognósica negativa (comenzaron a evidenciar síntomas negativos, y nunca SB, antes del primer episodio psicótico)37. Por otra parte, los SB también están presentes en las fases productivas20,58 en contra de la predicción del modelo evolutivo según el cual en éstas debería existir un insight menor, más síntomas de primer rango y menos SB. En los últimos años, y como un intento de hacer aceptable en la psiquiatría anglosajona el concepto de síntoma básico, éste se ha identificado con la noción de síntoma negativo49,59 a pesar de que ambos son constructos diferentes (véase posteriormente), lo que ha contribuido aún más a la confusión conceptual. Los síntomas básicos huberianos no son la versión alemana de los síntomas negativos en el sentido actual anglosajón de éstos, sino una especie de síntomas microproductivos (síntomas positivos en estado naciente)21 que constituirían una fase transicional entre los síntomas positivos o de primer rango schneideriano y los síntomas deficitarios o propiamente negativos. Todos ellos serían, por tanto, estados del mismo proceso43,44. El diferente poder de discriminación diagnóstica entre ellos (mayor en los positivos, menor en los negativos e intermedio en los básicos) abundaría en la distinción45. Tampoco pueden identificarse los SB con los síntomas fundamentales bleulerianos (véase posteriormente) ni con los síntomas prodrómicos de la psicosis como el estado de trema de Conrad60. Al contrario que los primeros, que según la definición bleuleriana siempre están presentes, los SB pueden no aparecer, como en los es191 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PSIQUIATRÍA BIOLÓGICA. VOLUMEN 8, NÚMERO 5, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2001 quizofrénicos agnosognósicos37. Pero la diferencia fundamental entre SB, por un lado, y trema y síntomas fundamentales bleulerianos, por otro, es que los primeros, por definición, únicamente pueden detectarse de forma subjetiva por el paciente, pertenecen al ámbito de la experiencia y no pueden ser observados por el médico. Por último, es necesario distinguir los SB del denominado trastorno cognitivo primario (TCP) o insuficiencia cognitiva básica de la esquizofrenia (véase posteriormente). El TCP daría lugar a los SB, que serían la expresión, en forma de queja, de la experiencia subjetiva de los déficit resultantes. Utilizando los términos de Klosterkötter43,44 mientras que el TCP estaría en el ámbito transfenoménico, los SB pertenecerían al fenoménico (véase anteriormente). Síntomas negativos Las ES también se han puesto en relación con los síntomas negativos e incluso se ha llegado a elaborar instrumentos de ES que vienen a ser la imagen especular subjetiva de escalas de síntomas negativos muy conocidas como la SANS de Andreasen17. La distinción positivo/negativo, en su aplicación a los síntomas físicos, tiene su primera expresión a mediados del siglo XIX en la obra de Reynolds y, posteriormente en referencia a síntomas neurológicos, en la de Jackson61. Desde 1880 a 1970, autores franceses como Ribot, Janet, Nayrac, De Clérambault, Von Monakow y Mourge y Ey modifican el concepto reynoldiano y lo adaptan a las necesidades epistemológicas de sus respectivos modelos neuropsiquiátricos62. Finalmente, en la década de los setenta surge una revitalización de la distinción en el mundo anglosajón que se extiende hasta nuestros días63-65. Desde esta última perspectiva, por positivo se entiende un tipo de síntoma cuyo contenido es una exageración de una función determinada o una conducta que normalmente no se da en normales. Por contra, negativo se aplica a aquellos síntomas referidos a déficit o ausencia de una función o señal, a un vacío o estado de carencia de una conducta que se posee normalmente. La distinción, en el contexto actual, es exclusivamente descriptiva, sincrónica o transversal, y no implica necesariamente que exista una relación entre ambos tipos de síntomas ni mecanismo fisiopatológico alguno. Tampoco implica, en consecuencia, una relación temporal o evolutiva66. Esta precisión es importante, ya que muchos autores han tratado de identificar la dicotomía positivo/negativo con otras aplicadas a la esquizofrenia (secundario/primario, agudo/crónico, accesorio/fundamental, productivo/defectual, activo/residual, etc.)59 con las que, sin embargo, únicamente se relaciona de manera tangencial. El propio uso de los términos positivo/negativo no significa lo mismo según el autor. Así, para Reynolds67 los síntomas positivos eran aquellos que surgían por un exceso de 192 energía o tono vital y los negativos por un defecto, sin existir relación entre ambos tipos; Jackson68 asume un modelo jerárquico y evolutivo de lo mental en el que los síntomas positivos y los negativos dependen entre sí, siendo estos últimos expresión de la pérdida de una función normal y los primeros el efecto secundario a esta pérdida mediante la liberación o desinhibición de fenómenos mentales de nivel inferior, automáticosb. Ribot71 utiliza el término negativo en sentido jacksoniano en su estudio sobre la memoria. De Clérambault72, sin embargo, no asume un modelo jerárquico o evolutivo que justifique la relación entre las funciones que subyacen a los síntomas negativos y positivos ni tan siquiera aclara si éstos se relacionan con funciones específicas, simplemente los utiliza de forma descriptiva, siendo los síntomas negativos el resultado de “déficit o inhibiciones”c. Von Monakow y Mourgue75, por su parte, aunque aceptan la estructura jakcsoniana, señalan las limitaciones de su modelo, especialmente por aplicar a las funciones superiores los principios obtenidos del estudio de los trastornos de las inferiores (motores y sensoriales) y por olvidar las formas longitudinales, no sólo sincrónicas, de desintegración del sistema nervioso central (SNC), por lo que propugna un modelo antilocalizacionista de afección holística de las funciones superiores. Ey76 incorpora las críticas de Von Monakow y Mourgue a un modelo jacksoniano y concibe la relación entre síntomas positivos y negativos como dialéctica, de forma que la disolución se puede producir tanto sincrónica como diacrónicamente. Así, los síntomas negativos son orgánicos y constituyen la manifestación real del proceso morboso, mientas que los positivos surgen de una reacción restitutiva a partir de las estructuras psíquicas y la dinámica del sujeto. En la psiquiatría alemana tradicionalmente se han utilizado los términos plus y minus para adjetivar síntomas por exceso y por defecto, de forma descriptiva. Bleuler77 no utilizó la distinción positivo/negativo, aunque sí otras; por ejemplo, la distinción entre síntomas fundamentales o básicos y accesorios, y entre síntomas primabEl concepto de “automatismo mental” describe un mecanismo por el que los síntomas psiquiátricos resultan de la liberación de representaciones mentales depositadas en las capas inferiores de la mente o el cerebro. En combinación con otras nociones como las de modelo jerárquico, no evolutivo (Baillarger), actividad onírica (Delasiauve, Moreau de Tours) y disociación y sonambulismo (Janet), fue utilizado por los alienistas del siglo XIX como término descriptivo y explicativo62,69,70. cEl concepto de “inhibición”, introducido en medicina por BrownSéquard en la segunda mitad del XIX como “un acto por el que una propiedad o actividad desaparecía total o parcialmente, rápida o lentamente, temporal o permanentemente en uno o varios órganos del cuerpo debido a la influencia de una irritación del SNC”73, era central en el modelo jacksoniano y en la neurociencias de su época y también fue utilizado pronto en psiquiatría (p. ej., en la descripción del estupor)74. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.M. VILLAGRÁN.– ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LOS SÍNTOMAS O EXPERIENCIAS SUBJETIVAS DE LA ESQUIZOFRENIA: UNA REVISIÓN CRÍTICA rios y secundarios. La primera se lleva a cabo a partir de un criterio clínico y evolutivo (los síntomas fundamentales aparecen siempre y los accesorios únicamente en las fases agudas), mientras que la segunda se realiza en virtud de un criterio etiopatogénico (los primarios son expresión directa del proceso morboso y los secundarios son el resultado de reacciones más o menos adaptativas a los primarios). Algunos autores recientes han identificado erróneamente la dicotomía positivo/negativo con la accesorio/fundamental 43,44,78 mientras que otros lo hacen con secundario/primario79. Otro aspecto que las concepciones actuales han soslayado y que, sin embargo, aparece ya en autores como Nayrac o Berze es la participación de la subjetividad o experiencia del paciente en la distinción positivo/negativo. Los intentos contemporáneos de identificar síntomas negativos con básicos en el sentido de Huber (véase anteriormente) no han tenido en cuenta paradójicamente esto y se han basado en un criterio etiopatológico, identificando ambos conceptos con el de síntoma primario bleuleriano o cercano a sustrato o proceso morboso. Sin embargo, ya Nayrac80, al resumir el punto de vista francés sobre el automatismo mental de su época (la década de los veinte), atribuye un carácter negativo o inhibitorio al automatismo motor que es detectado y referido por el paciente como la incapacidad o pasividad para realizar alguna actividad. Berze81, por su parte, distingue entre los síntomas procesuales, primarios o activos de la esquizofrenia (debidos a la insuficiencia primaria de la actividad psíquica) y los síntomas secundarios o defectuales (resultantes de la lesión del tejido cerebral a la que conduce el proceso morboso). Mediante el análisis fenomenológico de las experiencias psíquicas del paciente reconstruye la sucesión lógica de éstas. Para Berze, la experiencia subjetiva del paciente es fundamental en la distinción entre síntomas primarios y secundarios, ya que los primeros son detectados subjetivamente por el sujeto mientras que los segundos únicamente pueden ser detectados por el observador 59 . Gruhle82, por su parte, critica la distinción de Berze y defiende que tanto los síntomas plus como los minus son primarios o expresión (hiperfase e hipofase) del proceso morboso esquizofrénico y que, en las fases, inicialmente son experimentados de forma subjetiva por el paciente. En este sentido, sigue a Berze y a la escuela fenomenológica y considera las experiencias subjetivas del paciente como esenciales, y así la incomprensibilidad de los motivos es un elemento central en la identificación de los síntomas primariosd. dComo contraste, un autor contemporáneo como Frith 55 denomina síntomas positivos (alucinaciones, delirios, vivencias de control) a las anomalías de la experiencia del sujeto y negativos a las anomalías conductuales o signos (pobreza de habla, retraimiento social). Trastorno cognitivo básico (autopercibido) El término experiencias subjetivas se ha utilizado en ocasiones como alternativa a todo un conjunto de denominaciones que presuponían, de una forma más o menos explícita, la existencia de un mecanismo etiopatogénico subyacente28. Términos como síntomas básicos36, disfunción cognitiva subjetiva83 o trastornos cognitivos autopercibidos84 se refieren a una alteración o alteraciones subyacentes expresadas mediante las quejas o experiencias subjetivas. Los autores, sin embargo, no coinciden sobre la naturaleza de esta alteración subyacente. La existencia de un trastorno fundamental o primario subyacente a la sintomatología expresada por el paciente esquizofrénico se ha postulado prácticamente desde la incepción del cuadro a finales del siglo XIX. Teorías que proponen una insuficiencia o deficiencia como responsable de la insania han abundado en la historia de la psiquiatría y en su aplicación a la esquizofrenia, y han sido especialmente relevantes en la psiquiatría continental59. Así, constructos como energía mental, tono vital o dinámica afectiva se han postulado como disminuidos o alterados en la esquizofrenia. Griesinger85 postuló un estado de debilitamiento con reducción de la energía de la vida psíquica; Kraepelin86, un debilitamiento progresivo conducente a la demencia; Janet 87, una disminución (abaissement) del nivel mental; Bleuler77, un debilitamiento de la capacidad asociativa; Kleist88, un trastorno en la activación; Berze81 propuso, en primer lugar, una insuficiencia primaria de la actividad psíquica para concretarla, más tarde, como hipotonía de la conciencia89, Conrad60 apuntó a una reducción del potencial energético, y Janzarik90,91, a una insuficiencia dinámica. Huber36, por su parte, al desarrollar el constructo de síntoma básico, lo asoció a una alteración del procesamiento de la información (mecanismo de filtraje deficitario) resultante de una presunta limbopatía 21. Las concepciones contemporáneas, de influencia anglosajona, han continuado la tradición de buscar una alteración unitaria, en este caso preferentemente cognitiva, que explicaría la aparición de las ES28. En virtud de ello se ha postulado la utilidad de éstas al correlacionar mejor que los síntomas tradicionales con las variables biológicas más duras (datos de EEG, imagen cerebral, datos neurofisiológicos). Sin embargo, esta aseveración tampoco se ha confirmado (véase posteriormente). Para algunos autores, en este sentido, las ES estarían relacionadas bien con la mayor conciencia de malestar, anomalía o sufrimiento generalizado (p. ej., de Leidensdruck o presión de malestar22) o de alteración del funcionamiento psicosocial8, bien con la expresión subclínica de los síntomas habituales92 y, por tanto, serían un conjunto de quejas inespecíficas que aparecen en muchas enfermedades y que expresan deficiencias en distintas áreas23,93. 193 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PSIQUIATRÍA BIOLÓGICA. VOLUMEN 8, NÚMERO 5, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2001 A partir de los trabajos de Meehl94,95 y su concepto de esquizotaxia, la anomalía subyacente ha sido considerada como un signo de vulnerabilidad del SNC genéticamente determinado que generalmente se asocia con manifestaciones fenotípicas sutiles expresadas por los rasgos esquizotípicos o un conjunto de síntomas que corresponderían a los SB o ES24,26. De esta forma, éstas constituirían marcadores de rasgo y podrían no obedecer a una sola modalidad de función alterada, sino a un conjunto de ellas que componen la experiencia consciente. De este modo, el trastorno cognitivo primario se trataría de una inestabilidad detectable (y expresada mediante las ES) en las principales modalidades de la experiencia consciente o de la intencionalidad25. En consecuencia, parece poco probable que exista un déficit cognitivo específico subyacente en la esquizofrenia y que éste se vincule exclusivamente a factores intrísecos (o estructurales) del procesamiento de la información, sin tener en cuenta el papel desempeñado por otros factores extrínsecos (atencionales, afectivos, volitivos) a dicho proceso96. Rasgos-diana (target features) Un concepto propuesto recientemente por investigadores americanos y que se relaciona con los modelos anteriores es el de rasgos-diana (target features)97. Bajo este concepto se incluye un conjunto heterogéneo de características clínicas y neurobiológicas que son expresión de la predisposición subyacente a la enfermedad esquizofrénica. Los RD surgen de los modelos de diátesis-estrés y de las teorías etiológicas neuroevolutivas de la esquizofrenia y, además de estar presentes en los esquizofrénicos, también lo están en los familiares no psicóticos. Precisamente los estudios con niños en riesgo y familiares de esquizofrénicos han servido para identificar los RD, que incluyen desde síntomas y signos clásicos (rasgos esquizotípicos, preferentemente negativos) como sofisticadas medidas cerebrales estructurales y funcionales (disfunción de movimientos oculares, alteraciones atencionales, signos neurológicos, trastornos del pensamiento, determinados potenciales evocados auditivos, alteraciones neuropsicológicas y anormalidades funcionales y estructurales del cerebro). A pesar de las similitudes entre la noción de RD y la de síntomas básicos de Huber existen diferencias fundamentales. La principal es que mientras los SB son, por definición, descritos en primera persona, los RD son objetivos en el sentido de objeto de observación y, por tanto, descritos en tercera persona. No son, por tanto, experiencias subjetivas. Además, mientras que los RD son elementos prepsicóticos (en el sentido en que expresan anomalías neuroevolutivas antes de que se desarrolle la fase productiva o psicótica de la esqui194 zofrenia, ya que una vez producida ésta es probable que otros elementos neurodegenerativos propios de la “toxicidad” de la misma psicosis se superpongan), los SB pueden darse a lo largo del proceso evolutivo de ésta y, por tanto, también en el estado defectual. Tampoco los RD pueden identificarse con los síntomas negativos, aunque alguno de éstos (afecto aplanado, abulia, aislamiento social) forman parte de los rasgos esquizotípicos integrantes en aquéllos. Quizá pueda encontrarse una mayor similitud entre los RD y los síntomas primarios de Bleuler y, en mayor medida, los procesuales de Berze, ya que en este último caso también se distingue otra clase de síntomas (defectuales) superpuestos a los anteriores y originados por mecanismos diferentes59. Medición de las experiencias subjetivas Existen numerosos instrumentos de medición de las ES. Los más utilizados son los derivados del constructo de los síntomas básicos de Huber y desarrollados por su grupo: el FBF 50 y la BSABS40. Otros instrumentos procedentes de la psiquiatría germana son el Test de Autoevaluación y Autoensayo (SST)98, la Escala de Günzburg para los Síntomas Básicos (GSBS)99, la Escala de Intencionalidad (InSka)100 o, recientemente, el Inventario de Esquizofrenia de Eppendorf (ESI)101. En general, los instrumentos germanos son comprehensivos e incluyen una serie de áreas o categorías de estudio no sólo cognitivas sino también afectivas, de afrontamiento, vegetativas, etc. Por el contrario, los instrumentos desarrollados por autores anglosajones, generalmente, son más circunscritos a las categorías cognitivas (SDSS, ISE, SEDSS). Algún instrumento trata de ser la versión autoaplicada de un instrumento heteroaplicado de síntomas negativos (SENS)17. Aunque la mayoría de los instrumentos son autoaplicados, existen algunos en los que la existencia o no del síntoma la determina el observador (BSABS, ISE, SEDSS, InSka). Los principales instrumentos de evaluación de las ES, su descripción y características principales, así como los principales estudios empíricos que los utilizan, quedan recogidos en la tabla 1. Principales estudios empíricos La mayoría de los estudios empíricos sobre ES han utilizado el FBF o, en menor, medida, la BSABS. La razón de la preferencia por el FBF no queda explícita en los trabajos, pero es probable que su carácter autoaplicado haya influido en la preferencia sobre la BSABS. Los resultados de los principales trabajos empíricos quedan agrupados en la tabla 2. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.M. VILLAGRÁN.– ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LOS SÍNTOMAS O EXPERIENCIAS SUBJETIVAS DE LA ESQUIZOFRENIA: UNA REVISIÓN CRÍTICA Variables demográficas La mayoría de los trabajos sobre ES soslayan las referencias a la relación entre ES y características demográficas de la muestra. Süllwold51 señaló la ausencia de relación entre puntuación del FBF y variables como la edad, el sexo y el nivel educativo. Otros autores, sin embargo, encontraron en sus muestras una relación inversa entre ES y edad18 y nivel educativo102, y directa con sexo femenino102,103 en esquizofrénicos pero no en controles, donde el predominio era masculino104. Variables clínicas Aunque, en teoría, las ES han surgido de constructos relacionados con los síntomas defectuales o negativos, la mayoría de los estudios empíricos correlacionan ES con psicopatología general en la esquizofrenia y alguno con funcionamiento social32. Sin embargo, el estudio de Simhandl et al93 cuestiona esta asociación y concluye que la puntuación FBF apenas se relaciona con síntomas como trastornos formales del pensamiento y no aporta información acerca del funcionamiento social del paciente esquizofrénico. En diversos estudios se encuentra relación entre ES y concepciones schneiderianas (con mayor énfasis en sintomatología positiva) de esquizofrenia84,102,105 o con síntomas positivos7,106, aunque en otros estudios no50,93,107. La relación entre ES y síntomas negativos también es controvertida. Mientras que algunos autores encuentran una relación directa a partir de las 6 semanas de remisión de la fase aguda de la esquizofrenia108, o entre un subgrupo de ES relacionado con lenguaje 109,110 o cognición 3,7,26,111 , otros no encuentran esta relación27,84,105,106,112. La relación entre ES e insight, premisa en modelos como el de síntomas básicos de Huber, se confirma en algún trabajo105 aunque no se estudia en la mayoría. Diversos trabajos encontraron relación entre ES y ansiedad y depresión como rasgos de neuroticismo27,113-115 y con depresión y vulnerabilidad a la depresión116 y alexitimia110 en esquizofrénicos. La mayoría de los autores apunta a una heterogeneidad de la ES7,18,101 e incluso las dividen en positivas y negativas28,46, aunque en otros trabajos se encuentra una cierta unidimensionalidad subyacente a las ES medidas por el FBF, lo que apuntaría a cierta unidad sindrómica19. En lo referente a la relación entre ES y fase evolutiva de la esquizofrenia los datos son muy variados. Mientras que, de acuerdo con su modelo teórico, los trabajos del grupo de Bonn señalan la presencia de las ES en las fases de preagudización21,36,41-44 y defectual34-37, otros trabajos encuentran ES en las fases agudas20,58,112,116. La estabilidad temporal de las ES también arroja resultados contradictorios: mientras que la mayoría de los trabajos apunta a cierta estabilidad17,24,104,112 o al menos de algún subgrupo como el cognitivo27 otros apun- tan a una gran variabilidad entre las distintas ES18 o a una disminución a partir de las 6 semanas108. Finalmente, la especificidad diagnóstica de las ES también es un aspecto altamente controvertido. Algunos estudios han encontrado mayor prevalencia de ES en esquizofrenia que en otras afecciones psiquiátricas107,117, aunque en algún caso únicamente de ciertas ES27. Otros, por contra, han encontrado ES en normales y una prevalencia similar en esquizofrenia y otros trastornos neuropsiquiátricos23,98,118-120. La “especificidad dentro de la inespecificidad” abogada por Huber16 para los síntomas básicos tampoco se ve refrendada en lo concerniente al poder discriminativo entre trastornos de las ES que sólo radica en determinados ítems o subescalas43,44,47,48,121-124 o es inexistente para discriminar entre subtipos de esquizofrenia58,110. El valor pronóstico tampoco queda claro. Por un lado, se apunta una relación entre los ítems cognitivos de la BSABS y la aparición de psicosis41, pero, por otro, se señala la ausencia de relación entre ES y mal pronóstico116. Variables neurofisiológicas y neuropsicológicas Una vez más los resultados son contradictorios. Aunque en algunos trabajos se encuentra relación entre las ES y determinadas alteraciones cognitivas, como un mayor tiempo de reacción en tareas de elección y vigilancia125,126, alteraciones en movimientos oculares127 y variación contingente negativa83, amplitud disminuida de la onda P3003,128, signos de frontalidad129 o respuesta electrodérmica atenuada130, en otros no se encuentra relación131,132 o se apunta a una relación con determinadas ES o ítems133 o únicamente en las fases defectuales, pero no en las agudas83. CONCLUSIONES El constructo teórico de las experiencias subjetivas (ES) surge de la necesidad de recuperar las descripciones en primera persona y los aspectos subjetivos o experienciales del paciente, un tanto descuidados desde la reinante perspectiva neokraepeliana, objetivista de la psiquiatría actual, de predominio anglosajón. No es de extrañar, por tanto, que los principales valedores del constructo sean psiquiatras continentales. El constructo ha sido aplicado preferentemente a la esquizofrenia con la presunción de que podía tener un importante valor heurístico. A pesar de que escasean las definiciones conceptuales de lo que se entiende por ES, parece colegirse de la mayoría de los trabajos analizados que se apunta a un conjunto sindrómico diverso de quejas referidas por el paciente, que son la expresión de una alteración o grupo de alteraciones subyacentes, preferentemente de tipo cognitivo, aunque también se incluyen aspectos relacionales, de funcionamiento social, afronta195 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PSIQUIATRÍA BIOLÓGICA. VOLUMEN 8, NÚMERO 5, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2001 TABLA I. Principales instrumentos de evaluación de las experiencias subjetivas Instrumentos de evaluación de las ES Inventario Psicopatológico de Francfort (FBF) (Süllwold, 1977, Süllwold y Huber, 1986)134 Descripción Componentes Ventajas y limitaciones Principales estudios empíricos Autoaplicado 3.ª 10 subescalas (pérdida de La más utilizada y Hasse-Sander et al, 1982; versión (FBF-3) control, percepción estudiada. Süllwold, 1986a135,b; con 98 ítems simple y compleja, Traducida a Brenner et al, 1987; Kick, más 8 ítems de lenguaje, pensamiento, diversos idiomas 1991; Peralta y afrontamiento memoria, motricidad, (incluido español). Cuesta,1989a, b,1991,1992, pérdida de Heterogénea y 1998, Peralta et al, 1992; automatismos, extensa Cuesta et al, 1996; Williams anhedonia y ansiedad et al, 1984; Simhandl et al, y sobrestimulación 1986; Van den Bosch y 4 factores (alteración Rozendaal, 1988; Böker et cognición/pérdida al, 1989; Stanghellini et al, automatismos, 1991; Stanghellini y Ricca, percepción y motricidad, 1995; Mass et al, anhedonia y 1995,1997,1998; Ricca et sobrestimulación) al, 1997; Pallanti et al, 1999 Escala Bonn para Heteroaplicada Evaluación de los 98 ítems Síntomas Básicos (BSABS) (Gross et al, 1987) 5 categorías (deficiencias dinámicas con síntomas minus directos, indirectos, alteraciones del pensamiento, de la percepción y de la acción, cenestesias y trastornos vegetativos centrales) más una de afrontamiento Coherente con el Ebel et al, 1989; Klosterkötter, constructo teórico 1992; Klosterkötter et al, del que parte. 1992, 1994, 1996; Gross et Utilizada en al, 1992; Resch et al, estudios 1993136; Mass et al, 1997; longitudinales, Bechdolf et al, 1998; principalmente Fabisch et al, 2001 por grupo de Bonn. Versión en español Escala Subclínica (Sub-S) (Pethö y Bitter, 1985) Autoaplicada, 2 subescalas: experiencia 27 ítems (19 ítems) y conducta extraídos de (8 ítems) descripciones del estado de defecto puro de Huber Heterogénea. Basada Pethö y Bitter, 1985 en una serie de quejas médicas Subjective Deficit Syndrome Scale (SDSS) (Bitter et al, 1989, Jaeger et al, 1990) Autoaplicada, Nerviosismo, irritabilidad, 19 ítems basados insomnio, falta de en la subescala energía, cenestesias, de experiencia anhedonia, alteraciones de la Sub-S vegetativas, etc. Homogénea. Predominancia cognitiva Bitter et al, 1989, Jaeger et al, 1990 Interview on Subjective Experiences (ISE) (Cutting y Dunne, 1989) Heteroaplicada 7 áreas (percepción visual, auditiva, lenguaje, atención, movimiento, pensamiento, espacio) Predominancia cognitiva Cutting y Dunne, 1989 Subjective Experience of Heteroaplicada, Deficits in 21 ítems Schizophrenia Scale extraídos de (Liddle y Barnes, SANS de 1988) Andreasen y descripción de estado de defecto de Huber 6 grupos (pensamiento, emoción, energía, percepción, intolerancia al estrés, movimiento voluntario) Experiencia subjetiva de déficit. Sintomatología negativa y deficitaria Liddle y Barnes, 1988, Liddle et al, 1993, Yon y Loas, 2000 Subjective Experience of Autoaplicada, Negative Symtoms 24 ítems que Scale (SENS) (Selten son la versión et al, 1993) subjetiva de la SANS 5 áreas (aplanamiento afectivo, alogia, abulia/apatía, anhedonia/asocialidad, atención) Insight o conciencia de los síntomas negativos Selten et al, 1993 (Continúa en pág. siguiente) 196 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.M. VILLAGRÁN.– ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LOS SÍNTOMAS O EXPERIENCIAS SUBJETIVAS DE LA ESQUIZOFRENIA: UNA REVISIÓN CRÍTICA (Continuación) Instrumentos de evaluación de las ES Interview Schedule for Auto-Experiences Yielded in Schizophrenia (ISAYS) (Kim et al, 1994) Descripción Autoaplicado, 26 ítems a partir de descricpiones de pacientes y casos clínicos Componentes 2 factores: A (experiencia subjetiva de síntomas negativos) y B (experiencia prepsicótica) Ventajas y limitaciones Heterogénea. Validada en muestra japonesa Principales estudios empíricos Kim et al, 1997 Frankfurt-Pamplona Autoaplicada, Un único factor que agrupa Breve y de fácil Subjective Experience 18 ítems a partir los 18 ítems con más aplicación. Scale (F-PSES) de análisis peso específico Homogénea. (Cuesta et al, 1995) factorial de Predominancia FBF cognitiva Cuesta et al, 1995, 1996 Rome Basic Disorder Scale (RBDS) (Ciani et al, 1999)137 Autoaplicado Ciani et al, 1999 Eppendorf Schizophrenia Inventory (ESI) (Mass, 2000) Autoaplicado, 8 áreas (pensamiento, No estudios 138 ítems habla, memoria, pérdida empíricos. extraídos de de automatismos, Heterogénea. otras escalas percepciones visuales y Extensa (BSABS, FBF, auditivas, percepción Chapman y corporal, control motor, Chapman, etc.) experiencias cuasipsicóticas) 4 factores: AS (alteración habla y atención), IR (ideas de referencia), AU (inseguridad auditiva), DP (percepción desviada) Mass, 2000 Otros instrumentos Cognitive Failures Questionnaire (CFQ) (Broadbent et al, 1982) Autoaplicado, 25 ítems Percepción, memoria, funciones motoras Frecuencia de fallos Van den Bosch et al, 1993. subjetivos en la Horner et al, 1999 cognición Test de autoexperiencia y autoevaluación (SST) (Possl et al, 1990) Autoaplicada, 28 ítems 2 subescalas (autoexperiencia y autoestima) Valoración del self Possl et al, 1990 Escala Autoaplicada de Günzburg para los Síntomas Básicos (GSBS) (Blumenthal et al, 1989) Autoaplicada, 52 ítems 3 categorías (reducción de energía, déficit cognitivo, desviación cognitiva) más una cuarta de fiabilidad Escasos trabajos empíricos Blumenthal et al, 1989, Wolfersdorf et al, 1995 Escala de Intencionalidad (InSka) (Mundt et al, 1985) Heteroaplicada, en 6 subescalas 2 versiones, de (psicomotricidad, 120 y 60 ítems lenguaje, afectividad, delirio y autismo, motivación, conducta social) Mide la capacidad para construir la realidad interpersonal Huerkamp, 1987138 Mundt et al, 1989 Escala de Bienestar de Francfort (FBS) (Süllwold y Herrlich, 1987)139 Autoaplicada, 36 ítems miento o autoestima. Sin embargo, esta aseveración no está suficientemente validada y no queda claro si se trata de marcadores de rasgo o estado, si son precursores o no de los síntomas de primer y segundo Versión reducida de Süllwold y Herrlich, 1987 la FBF. Escasos trabajos empíricos grado o, por el contrario, se trata de síntomas subclínicos o quejas inespecíficas. En todo caso, la consideración de las ES como una unidad sindrómica parece cuestionable. 197 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PSIQUIATRÍA BIOLÓGICA. VOLUMEN 8, NÚMERO 5, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2001 TABLA 2. Principales estudios empíricos de las experiencias subjetivas en la esquizofrenia Experiencias subjetivas (ES) y esquizofrenia I. Variables Edad demográficas Sexo Conclusiones No relación Relación inversa con edad No relación Predominancia femenina Predominancia masculina Nivel educativo No relación Relación inversa II. Variables clínicas Psicopatología general Relación directa en fase aguda No relación Síntomas positivos Relación directa Estudios empíricos Süllwold, 1986a, Peralta y Cuesta, 1989b Liddle y Barnes, 1988 Süllwold, 1986a, Peralta y Cuesta, 1989b, Liddle y Barnes, 1988 Peralta y Cuesta 1989b, 1992 (en pacientes esquizofrénicos) Jimeno Bulnes et al, 1995 (en controles, no relación en esquizofrenia) Süllwold, 1986a, Bitter et al, 1989, Peralta y Cuesta, 1989b Peralta y Cuesta, 1992 Liddle y Barnes, 1988, Bitter et al, 1989, Jaeger et al, 1990, Jimeno Bulnes et al, 1995, Pallanti et al, 1999, Gómez-Feria et al, 2001 Simhandl et al, 1986 Peralta y Cuesta, 1991, 1992, Peralta et al, 1992 (relación con concepción schneideriana de esquizofrenia), Kim et al, 1997 (relación con factor B de su escala), Yon y Loas, 2000, Gómez-Feria et al, 2001 No relación Süllwold, 1977 (no correlación entre BS y concepto schneideriano de esquizofrenia) Simhandl et al, 1986 (no correlación con alteración del pensamiento), Bitter et al, 1989 Relación directa Kick, 1991 (a las 6 semanas de la remisión de la fase aguda), Stanghellini et al, 1991, Stanghellini y Ricca, 1995 (en particular con el factor relacionado con el lenguaje), Mass et al, 1997, Kim et al, 1997 (relación con factor A de su escala), Pallanti et al, 1999 Gómez-Feria et al, 2001 (con subescala de pensamiento en FBF) No relación Jaeger et al, 1990, Peralta y Cuesta, 1991 Peralta et al, 1992, Van den Bosch et al, 1993 Yon y Loas, 2000 Insight Relación directa Peralta y Cuesta, 1992 Especificidad diagnóstica Mayor frecuencia en esquizofrenia que en otras patologías psiquiátricas Ebel et al, 1989, Bitter et al, 1989 (más en esquizofrenia que en depresión), Van den Bosch et al, 1993 (no todas las experiencias subjetivas: únicamente la sobreestimulación) Teusch, 1985, Mundt y Kasper, 1987, Mundt et al, 1989, Pössl et al, 1990, Peralta y Cuesta, 1998 Stanghellini y Ricca, 1995 (ES no diferencian entre esquizofrenia paranoide y no paranoide, Fabisch et al, 2001 (escaso poder discriminativo, más frecuentes en formas paranoides e indiferenciadas) Mass et al, 1995, 1998 (entre alcohólicos y esquizofrénicos), Klosterkötter et al, 1992, 1996, 1997, Bechdolf et al, 1998 (los ítems cognitivos y la irritación interpersonal discriminan entre psicosis y no psicosis) Gross et al, 1992 (24 ítems cognitivos de la BSABS predicen la aparición de psicosis), Peralta y Cuesta, 1998 (predictores clínicos diferentes en esquizofrénicos, esquizoafectivos y afectivos) Peralta y Cuesta, 1989a (no relación entre SE y mal pronóstico) Síntomas negativos Prevalencia similar en otros trastornos psiquiátricos Poder discriminativo escaso entre subtipos de esquizofrenia Poder discriminativo en determinadas subescalas Valor pronóstico Escaso poder predictivo (Continúa en pág. siguiente) 198 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.M. VILLAGRÁN.– ANÁLISIS CONCEPTUAL DE LOS SÍNTOMAS O EXPERIENCIAS SUBJETIVAS DE LA ESQUIZOFRENIA: UNA REVISIÓN CRÍTICA (Continuación) Experiencias Subjetivas (ES) y esquizofrenia Afectividad Conclusiones Relación con ansiedad y depresión Estudios empíricos Nideffer, 1976, Broadbent et al, 1982, Hood et al, 1987, Van den Bosch et al, 1993 (correlación con ansiedad y depresión como rasgos de neuroticismo), Liddle et al, 1993 (relación con depresión y vulnerabilidad a depresión en esquizofrénicos), Stanghellini y Ricca, 1995 (subescala de lenguaje correlaciona con alexitimia) Huber, 1957a,b, 1966, Huber et al, 1980, Kick, 1991 (a partir de las 6 semanas de remisión de la fase aguda correlacionan con síntomas negativos) Cutting y Dunne, 1989, Jaeger et al, 1990, Peralta y Presencia en fases agudas Cuesta, 1989, Fabisch et al, 2001 Huber, 1966, Klosterkötter, 1988, 1992; Gross et al, 1992, Presencia preagudización Gross, 1997 Liddle y Barnes, 1988 (gran variabilidad entre los ítems); Estabilidad a lo largo de la Jaeger et al, 1990 (no cambio en puntuaciones globales evolución en 6 meses); Kick, 1991 (reducción a la mitad a las 6 semanas y a un tercio a los 6 meses); Van den Bosch et al, 1993 (estabilidad de los aspectos más cognitivos en 3 meses); Selten et al, 1993 (estabilidad en 2 meses); Vargas et al, 1995, Jimeno Bulnes et al, 1996 (estabilidad en 8 meses) Funcionamiento Relación directa con variables del Brekke et al, 1993 psicosocial estado funcional Liddle y Barnes, 1988; Klosterkötter et al, 1994 (positivas Unidad sindrómica Heterogeneidad de las ES [cognitivas y cenestésicas] y negativas [el resto]); Kim et al, 1997, Mass, 2000 Peralta y Cuesta, 1994, Cuesta et al, 1996 Unidad sindrómica Fases evolutivas III. Variables neurofisiológicas y neuropsicológicas Presencia en fase defectual Relación con alteraciones cognitivas No relación Relación compleja La confusión conceptual que transmite el constructo se traduce en una multitud de escalas de evaluación cuyos resultados apenas han sido constrastados. Tampoco resulta sorprendente que, en virtud de todo esto, los datos de la investigación empírica sean contradictorios. De la necesidad de retomar y mejorar las descripciones psicopatológicas (haciendo uso del nivel descriptivo en primera persona) no se sigue que se tenga que asumir el constructo teórico de las ES (o los que le acompañan, como SB, SN y SP, etc.), tal como se ha defendido en los trabajos de la última década. Si aceptamos la heterogeneidad de este constructo, quizá tenga más sentido ver qué aspectos descritos en primera persona (síntomas y no síndromes) pueden ser modelizados teóricamente, de tal forma que se correlacionen con variables de un nivel inferior (neurofisiológicas, imagen cerebral). Existe evi- Hasse-Sander et al, 1982 , Böker et al, 1988 (tiempo de reacción en elección y vigilancia); Gaebel et al, 1987 (movimientos oculares); Van den Bosch y Rozendaal, 1988 (tiempo de reacción, movimientos oculares y VCN); Pallanti et al, 1997, 1999 (amplitud disminuida de P300); Cuesta et al, 1995, 1996 (signos frontales); Wolfersdof et al, 1995 (respuesta electrodérmica) Williams et al, 1984 (tiempo de relación en elección); Brenner et al, 1987 (tiempo de reacción y espectro de aprehensión) Zinner et al, 1990 (sólo con algunos ítems); Van den Bosch y Rozendaal, 1988 (tras la remisión de fase aguda, pero no durante ésta) dencia a este respecto de que son determinadas subescalas, ítems o síntomas incluidos en el constructo ES los que se correlacionan mejor con variables más duras, neurofisiológicas y neuropsicológicas, por lo que quizá esta vía podría ser más útil en la investigación en psiquiatría. BIBLIOGRAFÍA 1. Strauss JS. Mediating processes in schizophrenia. 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