8.2. LA MONÁRQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. LA UNIDAD IBÉRICA Del mosaico de reinos que heredó, Felipe II fue educado en Castilla y en castellano. Su padre le asimiló al poder real desde muy pronto como regente suyo en la península y en él abdico en 1556. Según el cronista de la época, Hernando de Acuña, la era consistía en “un monarca, un imperio y una espada”. A pesar del afán de Felipe II por tener la hegemonía en Europa y defender los territorios de su patrimonio, después de San Quintín (1557) y de la paz de Cateau-Cambresis (1559), regresó a la Península Ibérica y no volvió a salir. Fijó la Corte en un lugar contrario al elegido por su padre. En vez de Toledo o Valladolid prefirió Madrid por su caza, su clima seco y sin un concejo poderoso que tener que soportar, ni grandes señores. Hispanizó la política siendo el último rey que gobernará personalmente. Los intereses de Castilla tuvieron un gran peso y el aumento del autoritarismo político y religioso provocó los más graves problemas: 1. - Desde los tiempos de los Reyes Católicos la zona de las Alpujarras granadinas estaba poblada por moriscos sin convertir. Carlos V les dio 40 años para hacerlo y cuando se cumplieron, Felipe II redactó una pragmática por la que se les prohibía el uso de la lengua árabe, de sus costumbres y creencias. La revuelta promovida por esta acción de gobierno duró dos años (1568-1570), fue sofocada por D. Juan de Austria cuando pudo contar con algunas de las tropas de Flandes. Las conexiones entre estas comunidades y los piratas berberiscos dieron pie a una acción dura en la que los pobladores fueron deportados y desperdigados por otras zonas de Castilla. 2. - A pesar de ser respetuoso con las instituciones de sus reinos, entre 1590 y 1592, el bandolerismo y los piratas se habían convertido en un problema muy serio en el reino de Aragón. Para terminar con estos contratiempos, se instauró un Virrey castellano lo que provocó un choque directo pues existía la figura del Justicia Mayor. Estas revueltas se mezclaron con el caso de Antonio Pérez. Este secretario personal del rey había huido de Castilla a su tierra acusado del asesinato de Juan Escobedo, otro secretario personal de Felipe II y mano derecha de D. Juan de Austria. Antonio Pérez en Aragón no podía ser juzgado por un delito en Castilla, por lo que Felipe II presionado ante una posible acusación que lo implicara a él mismo, forzó la maquinaria del Estado colocando a un virrey castellano e incriminando a Antonio Pérez mediante la Inquisición, única institución que ambos reinos compartían. Antonio huirá a Francia pero dejando unas tremendas revueltas en Zaragoza. El Justicia Mayor que lo dejó marchar sería ajusticiado por las tropas castellanas que llegaron a pacificar la zona y Felipe II revisaría los fueros retocándolos en las Cortes de Tarazona (1592). Desde entonces el Virrey siempre sería castellano. 3. - El otro problema, personal y de estado, sería el heredero de Felipe II. Carlos, nacido de Mª Manuela de Portugal, vino al mundo con deficiencias físicas y psíquicas. Esto, unido a una necesidad de atención que su padre no le ofrecía, le llevó a reclamar un protagonismo político en forma de cargo de gobernador de Flandes, en la misma línea de D. Juan de Austria. Como el monarca no daba un paso en este sentido, D. Carlos se hechó en brazos del espionaje y la conspiración de manera que no dejó otra salida al rey que la reclusión en la que moriría en circunstancias extrañas Con Felipe II la política se hace confesional pero su imperio se desgajaba por el protestantismo en Flandes, Francia, Inglaterra y la amenaza del turco en el Mediterráneo. Él quiso ser el líder de un catolicismo acosado desde la Paz de Augsburgo que firmara su padre. En la lucha contra el infiel y contra las minorías religiosas impuso en España el espíritu de la Contrarreforma salido del Concilio de Trento. Sometió a la Iglesia al poder real (Regalismo), lo que le llevó al enfrentamiento con unos papas de los que nunca tuvo buena opinión. Dirigió los pasos de la Inquisición en su lucha contra protestantes, conversos e iluminados. Fomentó la creación de nuevas órdenes religiosas como la Compañía de Jesús en 1539 (San Ignacio de Loyola) y permitió la reforma de las ya existentes como los Carmelitas con Teresa de Jesús. LA UNIDAD IBÉRICA Felipe II era hijo de Isabel de Portugal y estuvo casado en primeras nupcias con María Manuela de Portugal además de ser nieto de Manuel I el Afortunado, rey de Portugal en el pasado reciente. Cuando en 1578 en la batalla de Alcazarquivir (Marruecos), el rey portugués Sebastián muere sin dejar descendencia, pareció lógico pensar que el monarca español tenía muchas bazas para ocupar ese trono vacante. La ocupación militar se hizo realidad pero no obstante, la diplomacia de Felipe II convenció a la clase dirigente portuguesa (incluidos los influyentes jesuitas), para que le apoyaran. A cambio ofreció respeto para la autonomía del reino y proteger su comercio. Las ventajas económicas para Portugal eran muchas. Las Cortes de Tomar le reconocieron en 1581 y el rey concedió que portugueses gestionaran a portugueses. Portugal mantuvo su moneda y como con los otros reinos de España se creó un Consejo para gobernarla. Hasta aquí el camino había sido fácil, pero la aceptación total del pueblo será otra cosa. La unión suponía el control del gran imperio portugués (Brasil y los enclaves comerciales de África y Asia) y marcó el viraje definitivo de la política exterior de Felipe II hacia el Atlántico. Para combatir a Inglaterra, pues alentaba y ayudaba a los insurrectos herejes de Flandes, se necesitaba una flota poderosa, una base en el Canal de la Mancha y un puerto importante en el Atlántico. Los recursos los puso el aumento de la producción de plata en América al aplicar el avance de la amalgama de mercurio. La base en el Canal de la Mancha era Flandes y el puerto vino con la anexión de Portugal: Lisboa. Esta aventura de la Armada Invencible acabó por desterrar la prudencia que se le achacaba a Felipe II y el desastre de 1588 supuso un golpe muy duro. El rey no supo jugar la posición de ventaja que le daba la unión. Se mantuvo en Castilla dueño del “ Imperio donde no se ponía el sol”.