COMO DESARROLLAR UNA ESTRATEGIA DE FIDELIZACION EFICAZ (Y II) La satisfacción del cliente es una condición necesaria para fidelizarle, pero no suficiente. Para conseguirlo, la compañía debe desarrollar una política integral de gestión de equipos que esté en consonancia con su cultura, valores y objetivos. Víctor Kuppers. Gerente, Barna Consulting Group. L a satisfacción del cliente es el factor clave para lograr fidelizarle, pero no debe ser el objetivo, sino una condición necesaria. De hecho, según demuestran diversas encuestas realizadas en el sector del automóvil, algunas marcas que tienen del 80 al 90 por 100 de clientes satisfechos, no superan un índice de repetición del 50 por 100. Y es que el factor que más incide en la satisfacción de un cliente es el “valor” que una empresa le ofrece en comparación con otras. Entre las variables que integran este valor están el producto o servicio, el trato, la marca, el servicio posventa, el precio, las facilidades de financiación, la localización, las incomodidades, las inseguridades, la El factor que más incide en la satisfacción de un cliente es el “valor” que una empreconfianza, los detalles, etc, sa le ofrece en comEs un concepto muy subjetivo, diferente para cada persona, paración con producto y para cada circunstanotras cia, ya que incluye elementos tangibles e intangibles. Este “valor” se ve influido directamente por dos factores: Las personas que representan a la empresa, que están en contacto directo o indirecto con los clientes y que crean “valor”. Su satisfacción y fidelización redundará en un mejor servicio al cliente, un compromiso mayor con la empresa, un rendimiento y aportaciones al desarrollo de la empresa más altos, etc. Y en este sentido una condición absolutamente necesaria -y previa- para ganar la lealtad RESUMEN Ganar la lealtad del cliente implica satisfacer y fidelizar al personal de la compañía para que desarrolle todo su potencial. Y aquí es donde fallan muchos de los programas de fidelización de nuestros días, en que se “deja en sus manos” este objetivo, cuando son sólo una pieza del engranaje de la política de fidelización. En este artículo se explica un modelo eficaz para retener a los clientes por medio de crear, desarrollar y gestionar una proposición de “valor” que sea Nº 137 • JUNIO 1999 competitiva y a partir de ella desarrollar acciones de relación que vinculen activa y emocionalmente al cliente con la empresa. Y es que como queda patente en estas páginas, el factor que más incide directamente en la satisfacción de un cliente es el “valor” que una empresa le ofrece en comparación con el que le dan sus competidores. Y este valor depende de las políticas y metodologías con las que trabaja la compañía y, fundamentalmente, de las personas que trabajan en ella. • XIII del cliente, es satisfacer y fidelizar al per- sonal de la compañía para que desaSegún rrolle todo su potencial. Reichheld, del Las políticas y metodologías de trabajo y la orientación ha65 al 80 por 100 de cia el cliente (incluyendo mecomerciales y políclientes que abandona todologías ticas de marketing -producto, precio, distribución, etc.). Es una empresa se decla- muy difícil que personas motivadas por ofrecer el mejor serra “satisfecho” o vicio del mundo puedan hacerlo con unos procedimientos “muy satisfecho” estrictos y mal diseñados, unas estrategias comerciales agresivas, con ella unas políticas de marketing inadecuadas y unas metodologías ineficaces para actuar en el caso de incidencias. Todas estas políticas y metodologías, y sobre todo la satisfacción de las personas, se ven sustentadas por la cultura de la empresa y por el liderazgo ejercido por los cargos directivos, unos aspectos mucho más difíciles de cambiar y que son la raíz de muchas de las dificultades con las que se encuentra una empresa cuando quiere aplicar enfoques de satisfacción de clientes y procesos de cambio eficaces. Partiendo de la hazaña de tener una base de clientes satisfechos, hay que considerar que muchos de ellos pueden “desertar”, pues Satisfacción no equivale a Fidelización. Según un estudio de Reichheld, del 65 al 80 por 100 de clientes que abandona una empresa se declara “satisfecho” o “muy satisfecho” con ella. Pero con una base de clientes satisfechos se está en condiciones de fidelizarlos mediante lo que se denomina Marketing Relacional, una serie de acciones para crear, desarrollar y mantener relaciones duraderas y rentables con los clientes y que hacen que éstos tengan menos motivos para elegir otra opción y más incentivos para repetir la compra de un producto con el que están contentos. Entre estas acciones de relación están los Programas de Fidelización, que premian y fomentan la repetición, pero no son los únicos y, además, son el último escalón en el proceso de fidelización de clientes. De hecho, previamente hay que diseñar una ecuación de valor competitiva a través del desarrollo de políticas y metodologías de trabajo orientadas al cliente y una gestión ade- La satisfacción de cliente se consigue lo grando que sus percepciones superen sus expectativas XIV • cuada del personal para lograr su satisfacción. Sólo entonces se puede intentar fidelizar al cliente mediante este tipo de programas. No es lógico suponer que un cliente será fiel por concederle unos puntos si el personal le atiende de manera grosera, los productos son de mala calidad, caros y el establecimiento está muy mal comunicado. Además, supone una inversión en tiempo y esfuerzo que difícilmente es recuperada, tal y como estamos siendo testigos con más de un programa de este tipo. Cultura de Empresa y Liderazgo Una política orientada hacia el cliente implica una revisión profunda y permanente de la cultura y estrategia de la empresa, de su marketing, de su organización y estructura, de sus políticas y procesos, etc., para que todas las personas de la compañía estén enfocadas a satisfacer las necesidades del cliente. La cultura de una organización se compone de una serie de valores compartidos (objetivos e intereses de un grupo de personas que tienden a condicionar su comportamiento y que, con frecuencia, persisten durante mucho tiempo), y de unas normas de actuación que se encuentran en un grupo y persisten en el tiempo. Y permite que todas las personas sigan el mismo camino y dirección, compartan objetivos y formas de actuación idénticos. Asimismo, ejerce un fuerte efecto motivador que guía las acciones de todas ellas. La posibilidad de establecer mecanismos y enfoques de gestión en una organización que aseguren, de forma consistente y estable, altos niveles de calidad en la prestación de sus servicios depende, sobre todo, de los valores, creencias y principios que conforman su cultura. En una empresa, para bien o para mal, todo cuanto acontece en ella depende de la cultura que posee. Y es que ésta condiciona, determina y caracteriza todos los sistemas en los que se fundamenta su gestión (sistema de planificación, de dirección, organización y de control). Una de las claves para lograr un servicio excelente reside en un auténtico liderazgo en todos los niveles de la empresa, que estimule el afán de realización y que fomente esta cultura de servicio al cliente. “Dirigir a los trabajadores” no suele llevar consigo un servicio magnífico. Las tensiones del trabajo son demasiado Nº 137 • JUNIO 1999 Image Bank Satisfacer y fidelizar al cliente es responsabilidad y función de todo el personal de la compañía y no sólo de la dirección. fuertes. Las personas necesitan tener una visión de su trabajo en la que merezca la pena creer, que les plantee un reto y les proporcione energía psíquica. Necesitan tener espíritu de equipo y conciencia de pertenecer a una empresa que les apoyará en los momentos difíciles. Necesitan experimentar el estímulo de avanzar, de progresar, de tener éxito tanto personal como profesional. La mayoría de los puestos de servicio tiene un elevado contenido discrecional. La máxima cantidad de energía y atención que una persona puede aportar, y la cantidad mínima exigida para evitar una reprimenda, son dos cosas totalmente diferentes. Por eso, el nivel de energía y atención quedan a discreción de las personas. Las empresas que ofrecen un servicio magnífico tienen personas que trabajan casi al máximo; la mayoría de las empresas no las tienen. La diferencia la marca el liderazgo. Sin liderazgo, la mayoría de las personas realizarán su trabajo, sin más; en cambio, ir más allá de lo ordinario por un cliente, intentar una segunda solución cuando la primera no da resultado, aportar inventiva a la tarea que se tiene entre manos, son todos ellos actos voluntarios. La actitud de las personas de la compañía es esencial y constituye el principal factor diferencial con respecto a otras empresas Satisfacción y Fidelización de Personas La imagen de una organización no la da el consejo de administración o la direc- XVI • ción general, sino los vendedores, las secretarias y el vigilante jurado que ayuda a abrir la puerta al cliente y que debe ser amable y sonreír, porque es el primer contacto que, muchas veces, un visitante tiene con la empresa. Para conseguir niveles de excelencia en la prestación de los servicios es necesaria una implicación voluntaria y espontánea de todas las personas en la mejora constante del servicio ofrecido y en los esfuerzos que se realicen para elevar los niveles de excelencia. Debido a la elevada intervención del factor humano en la prestación de los servicios, sin su participación activa y decidida, todo esfuerzo será inútil. La excelencia en el servicio y el objetivo de satisfacer y fidelizar a los clientes es responsabilidad y función, no sólo de la dirección, sino de todo el personal. Como bien se ha dicho, la satisfacción de los clientes se consigue logrando que sus percepciones superen sus expectativas, y un cliente crea sus propias percepciones a partir del producto y, sobre todo, del servicio ofrecido. Por otra parte, quien ofrece este servicio y quien más influye por tanto en la satisfacción o no de los clientes es el personal en contacto con ellos. Ellos son los que deben de actuar para sobrepasar las expectativas de los clientes, otorgarles el mejor trato posible, escucharles y tratar de satisfacer sus necesidades, ayudarles, demostrarles confianza, sorprenderles, y para desarrollar su trabajo sin errores y con un alto nivel de calidad, y, en definitiva, “para mimarles”. Por otro lado, es muy difícil que una compañía pueda ofrecer un servicio excelente a sus clientes si, independientemente de la calidad del producto, las personas que les atienden no tienen una elevada calidad personal, lo que ahora se denomina inteligencia emocional. En este sentido, la actitud de las personas es esencial y constituye el principal factor diferencial con respecto a los competidores. Los conocimientos se pueden adquirir, las habilidades se pueden aprender y perfeccionar, los productos se pueden copiar. Si todas las personas de una organización se esforzaran cada día un poco más, los resultados de la empresa aumentarían de forma espectacular. Sin embargo, la mayoría de las personas no hace siempre las cosas lo mejor que puede y ni es todo lo eficaz que podría ser porque no Nº 137 • JUNIO 1999 está motivada para ello y ésta es la función más importante de la Dirección de una compañía. Para lograr la satisfacción y fidelización de los empleados de una empresa es necesario gestionar adecuadamente las siguientes políticas de la empresa: Selección, Formación, Definición de Funciones y Objetivos, Supervisión, Evaluación, Comunicación, Remuneración, Planes de Carrera, Motivación, Medidas Correctivas y Disciplinarias. Asimismo, sería recomendable que las empresas reflexionen sobre la necesidad de confiar en las personas, fidelizar a aquellas de valor para la organización, seleccionarlas en función de sus actitudes por encima de sus conocimientos y experiencia, concederlas libertad de actuación para que sean creativas, motivarlas y animarlas a asumir responsabilidades, participando así en el correcto desarrollo de la organización. En esencia, una compañía que desee implantar un discurso de Fidelización de Clientes debe desarrollar una política integral de gestión de equipos que esté en consonancia con su cultura, valores y objetivos y que facilite la promoción, integración, desarrollo, satisfacción y fidelización de las personas, como paso previo e imprescindible para la consecución final de la satisfacción y fidelización de los clientes externos. ciente formación o información, las tareas estén mal definidas, el proceso requiera más tiempo del previsto, el personal no disponga de los materiales e instrumentos necesarios, el sistema esté mal integrado y carezca de la necesaria coordinación y coherencia, los objetivos e instrucciones sean confusos, etc. La satisfacción de los clientes depende, en gran medida, del producto o servicio que se les ofrece y de los procesos seguidos para ello. Por lo tanto, es necesario que: Políticas y metodologías de trabajo En este punto se enmarcarían también las políticas comerciales, ya que la fidelización del cliente no puede plantearse una vez se ha cerrado la venta, cuando es posible que los errores ya cometidos imposibiliten este objetivo. La fidelización del cliente empieza en la primera fase de la venta. ¿O es posible fidelizar a un cliente al cual hemos maltratado o engañado durante el proceso de venta? Obviamente, también se incluyen en este punto las principales políticas y estrategias de marketing (producto, precio, distribución, comunicación, innovación,...) como aspecto básico de la ecuación de “valor”. En la definición de políticas y metodologías de trabajo es necesario destacar lo que la literatura de servicios ha venido llamando como “los momentos de verdad”. En la relación con un cliente y en los contactos que éste tiene con la empresa, es evidente que algunos momentos son más importantes que otros, como por ejemplo el inicio de la relación, la despedida, la resolución de Bajo un enfoque de calidad de serLa vicio resulta necesario diseñar los diferentes procesos y procedifidelización del mientos, no en función de criterios internos, sino de las cliente no puede necesidades de los clientes. plantearse una vez se Los procesos deberían de configurarse para que permiha cerrado la venta, tan atender mejor, con mayor eficacia y rapidez, las cuando es posible que necesidades y requerimientos de los clientes. los errores cometiEs importante que todos que intervienen dos lo impidan enlosloselementos procesos se estructuren y planifiquen cuidadosamente con este objetivo. De lo contrario, se corre el peligro de que los inputs utilizados no sean los adecuados, que los procesos no se realicen de acuerdo a lo establecido porque las personas no poseen la sufiXVIII • • Las personas aporten “valor” y actúen orientadas al cliente y no a satisfacer a sus superiores. • Las tareas se diseñen pensando en el cliente y no sólo en los costes. • El tiempo empleado en la realización de una tarea responda a las expectativas del cliente y no a la conveniencia de la empresa o del personal. • Los procedimientos se redacten pensando en el mejor interés del cliente y no en de controles, normas o prohibiciones. • Los instrumentos que se utilicen proyecten una imagen de calidad a los ojos del cliente, no ahorrar en su reposición o mantenimiento, etc. Nº 137 • JUNIO 1999 Image Bank Fidelizar clientes consiste en crear, desarrollar y gestionar una proposición de valor competitiva. una incidencia, etc. A la hora de definir metodologías de trabajo es importante planificar y gestionar muy eficazmente estos “momentos”, ya que las percepciones del cliente en los mismos no suman a su satisfacción sino que multiplican. Aprovecharlos para sorprender al cliente, para diferenciar a la empresa y para demostrarle que somos la mejor opción puede ser fruto de la casualidad o de una actuación individual sobresaliente, o lo habitual. Todo depende de la planificación y definición de metodologías concretas de actuación en cada uno de estos “momentos”. El “Valor ofrecido al Cliente” El corazón del modelo está constitui- Es do por el “Valor ofrecido al Cliente” o “Valor por esfuerzo”. Cuando necesario ser una empresa logra que un se sienta satisfecho, creativos para mejo- cliente tiene la opción de intentar y un cliente estarar el “valor” y diferen- fidelizarlo, rá contento en función de lo sele ofrezca –ya sea ciarse de la competen- que producto, servicio, trato, detalles, etc.– por el precio y cia por algo más que los esfuerzos que entrega. El “valor ofrecido” un descuento o una concepto muy simple. Unesclien-un te estará satisfecho con cualquier promoción producto o servicio en función de XX • una ecuación que realiza en su cabeza analizando, en el numerador, “lo que me dan” y, en el denominador, “lo que me cuesta”, y comparando ambos factores con los de los competidores. Si el resultado es positivo y supera a la ecuación de la competencia, el cliente estará satisfecho. En la parte superior de la ecuación, en el “¿Qué me dan?”, hay elementos tangibles e intangibles, como el producto, el servicio, el trato, el proceso de creación o entrega del producto o servicio, los detalles que la empresa pueda tener, las facilidades de financiación, la marca (muchos clientes son fieles a una empresa sólo por este concepto), la confianza o fiabilidad que percibe, etc., etc. En la parte inferior lo que me cuesta-, también hay elementos tangibles e intangibles: el precio, las incomodidades (como desplazamientos, tiempo, etc.) y las inseguridades (como la que experimenta una persona que no tiene conocimientos de mecánica cuando lleva su vehículo a reparar o el miedo de una persona antes de ser operada). Esta ecuación es muy subjetiva, y es diferente para cada persona, incluso, para una misma persona en momentos o circunstancias distintas. Todo ello hace que gestionarla eficazmente sea muy complejo. En muchos sectores, el precio es el aspecto más importante de la ecuación y el que más incide tiene en la decisión de los clientes. Es erróneo pensar que un buen servicio es la clave para fidelizar clientes y que el precio es algo secundario, como también lo es pensar que el precio es el único factor importante. Hay mercados mucho más sensibles al precio, como los productos de gran consumo o los créditos hipotecarios, pero el precio nunca puede ser la única variable que se debe manejar para ser competitivos. Cuando es así es porque la ecuación de “valor” de todos los competidores de un mercado es muy similar, quedando únicamente el precio como factor variable. Es necesario ser creativos para mejorar este “valor” y diferenciarse de la competencia por algo más que un descuento o una promoción. Si se analizan con detalle los diferentes elementos que configuran esta ecuación, su resultado depende, de las políticas y metodologías con las que trabaja una compañía y, fundamentalmente, de las personas que trabajan en la misma, que son las que piensan, crean, entregan los pro- Nº 137 • JUNIO 1999 Image Bank trata de promociones o de acciones ocasionales que no se integran en una estrategia global de fidelización. Podemos definir el Marketing Relacional como “un sistema de Gestión Comercial que, identificando a nuestros clientes, establece y cultiva relaciones duraderas con los mismos, creando vínculos con beneficios para ambas partes.” Podríamos definir cinco áreas clave que permiten crear una relación a largo plazo entre la empresa y sus clientes: Muchos de los esfuerzos realizados para fidelizar clientes están fracasando porque el enfoque es inadecuado. ductos o servicios, atienden a los clientes y, en definitiva, aportan un valor. Acciones de Marketing Relacional ¿De qué nos sirve el esfuerzo que hacemos para lograr la satisfacción de un cliente si no vuelve a comprarnos? Dadas las enormes opciones que tienen los clientes, es lógico que algunos de ellos, aun estando satisfechos, no repitan la compra en la misma empresa. El Marketing Relacional es un instrumento muy efectivo para lograr el objetivo de fidelizar a aquellos clientes que ya están satisfechos. Muchas empresas, de forma probablemente inconsciente, centran su atención en la venta inmediata y en los resultados a corto plazo. Incluso aquellas que dependen muy directamente de la capacidad de mantener vínculos estables y duraderos con sus clientes -como es el caso de las que venden a mayoristas o a pocos clientes muy grandes-. A pesar de que la mayoría de directivos reconocen la importancia que tiene el Marketing de Relación, son pocas todavía las empresas que destinan parte de sus recursos a este fin, centrándose más en la búsqueda de nuevos clientes y, por ende, en las relaciones a corto plazo. Y, si profundizamos un poco más en algunas de las que sí lo hacen, veremos que en muchos casos se Una compañía que desee fidelizar a sus clientes debe desarrollar una política integral de gestión de equipos que esté en consonancia con su cultura, valores y objetivos XXII • • Base de Datos. Crear, mantener y gestionar una buena Base de Datos de Clientes que permita un conocimiento profundo de sus necesidades actuales y futuras, de sus hábitos de consumo, de sus ciclos de compra, etc. • Comunicación. Diseñar y coordinar una correcta comunicación con los clientes que permita, por un lado, informarles acerca de la empresa, novedades, políticas, nuevos lanzamientos, ofertas, etc. y, por otro, “escuchar su voz” y conocer mejor sus necesidades, percepciones, expectativas y problemas con el objetivo de utilizar esta información para lograr su satisfacción. • Política de Recuperación. Desarrollar acciones para detectar y recuperar clientes insatisfechos. • Acciones especiales. Organizar eventos o programas especiales que permitan fidelizar y rentabilizar a los clientes, creando y manteniendo vínculos con ellos. • Programas específicos. Crear Programas de Fidelización específicos que fomenten y premien la repetición y que, sobre todo, vinculen activa y emocionalmente al Cliente con la empresa, como un Club de Clientes, una Tarjeta de Fidelización, etc. Como conclusión, podríamos decir que es prematuro anunciar la muerte de las estrategias de fidelización de Clientes. Muchos de los esfuerzos realizados en este sentido han fracasado o lo están haciendo porque el enfoque es inadecuado y se pierde de vista que la clave para satisfacer y fidelizar clientes consiste en crear, desarrollar y gestionar una proposición de “valor” que sea competitiva sobre la que desarrollar acciones de relación que vinculen activa y emocionalmente al cliente con la empresa. Nº 137 • JUNIO 1999