FIRMA INVITADA. Manuel de Castro Barco. 25 años de una Ley con luces y sombras 25 años de una Ley con luces y sombras Manuel de Castro Barco Ex Secretario General de la FERE Me uno con gusto a los comentarios y valoraciones que desde distintos sectores del Consejo Escolar del Estado se hacen en esta revista sobre la LODE, con ocasión de la celebración del 25 aniversario de su aprobación y entrada en vigor. Como no podía ser de otra manera, he de hacerlos desde la perspectiva de la escuela concertada, tanto más cuanto que esta Ley supone la regulación de los principales elementos que la conforman en la actualidad. El paso del tiempo nos permite una valoración más objetiva y comprobar en la práctica cuáles han sido los resultados de las disposiciones que se recogen en sus diferentes artículos. Espero que mi aportación contribuya a dibujar el cuadro poliédrico que entre todos venimos elaborando y ofrecer así una visión más completa de lo que esta Ley ha supuesto en la historia de la educación española. Comienzo poniendo de relieve la importancia de esta Ley, que durante veinticinco años ha aportado algunos elementos de continuidad en el devenir de nuestra educación, tan necesitada de estabilidad normativa. Lo cual no quiere decir que haya permanecido inamovible durante todos estos años. Más bien lo contrario, las diferentes leyes orgánicas que le han sucedido, especialmente la LOGSE, han ido introduciendo variantes signicativas. Se trata, en efecto, de una Ley que ha permanecido viva y dinámica, pero sin variar lo esencial de su losofía. Desde la perspectiva de la enseñanza concertada me atrevo a hacer una primera valoración general armando que la LODE ha sido para ella una Ley con luces y sombras, como se verá en lo que seguidamente voy a exponer. La entonces enseñanza privada subvencionada percibía en los sectores que elaboraban la ley un intento de asimilarla con la enseñanza estatal a través de la nanciación pública de la misma. Remontándonos al comienzo en 1985, no podemos olvidar lo conictivo que fue el proceso de debate y posterior aprobación de esta Ley. La raíz del conicto estuvo en que la, por aquel entonces, enseñanza privada subvencionada percibía en los sectores que la estaban elaborando un intento de asimilarla con la enseñanza estatal a través de la nanciación pública de la misma. Cuestión ésta inadmisible pues de esta forma perdería su razón de ser, al verse gravemente afectada su capacidad para desarrollar en libertad el propio proyecto educativo. Así se explica la dureza de las negociaciones que tuvieron lugar a dos bandas. Por un lado el Ministerio de Educación presidido por Maravall y la Conferencia Episcopal CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 155-157 155 FIRMA INVITADA. Manuel de Castro Barco. 25 años de una Ley con luces y sombras Española (hay que recordar que la mayoría de los centros concertados son centros católicos) y por otro, este mismo Ministerio con la Mesa Concertada, formada por FERE, CECE, CONCAPA y FSIE. Unas negociaciones que no se interrumpieron nunca y durante las cuales tuvo lugar la que creo fue la mayor manifestación que se recuerde en contra de una ley educativa. La mesa concertada mantuvo siempre un discurso más exigente, hasta el punto de que FERE convocó una asamblea para decidir si aceptaba o no el régimen de conciertos que proponía esta Ley. Lo cierto es que al nal se impusieron los planteamientos de la Comisión de Enseñanza de la Conferencia Episcopal Española, presidida en aquel tiempo por Monseñor D. Elías Llanes. Por otro lado, el Tribunal Constitucional introdujo mejoras y modicó algunos de los criterios interpretativos que se hacían de la Ley, que eran considerados como negativos por la Mesa Concertada. Además posteriores leyes educativas, entre ellas la LOGSE, fueron limando asperezas y fortaleciendo la autonomía de los consejos escolares de los centros e incluso se ocuparon de introducir en los centros públicos elementos de calidad que venían funcionando en los centros concertados, como el proyecto educativo. Con la perspectiva de estos veinticinco años, ¿qué podemos decir desde la enseñanza concertada de la LODE? Como he dicho antes ha sido una ley con luces y sombras. Luces y sombras que se proyectan en el aspecto que considero más signicativo para nosotros, la sustitución del sistema de subvenciones por el de conciertos. Una forma de contrato peculiar que, por un lado, aportaba un modelo de nanciación más justo y estable y, por otro, imponía una serie de obligaciones a los centros que se acogieran La LODE ha proyectado luces y sombras en un aspecto fundamental: la sustitución del sistema de subvenciones por el de conciertos. al mismo referidas no sólo a necesidad lógica de dar cuentas del uso de los fondos recibidos, sino que también obligaba a incorporar un modelo participativo en la gestión del centro, a someterse a los mismos criterios de admisión de alumnos que los centros públicos, a regirse por una determinada normativa en la selección del profesorado y en la designación del director del centro, etc. Estos veinticinco años de concierto nos conrman que el sistema ha funcionado aceptablemente, pero con dos graves defectos en la aplicación práctica. En primer lugar que jamás se han otorgado a los módulos de concierto las cantidades necesarias para hacer posible la impartición de las enseñanzas en condiciones de gratuidad, como establece esta misma Ley en el artículo 51.1. En segundo lugar que la LODE ha dado constantemente soporte legal a la limitación de los derechos de los titulares de los centros, apoyada en que sus colegios recibían nanciación pública, y ha restringido en la práctica la libertad de dirección y la de elección de centro por parte de los padres. No es de extrañar que, a la vista de estos inconvenientes y de las restricciones que los mismos suponen a las libertades educativas, haya surgido una corriente demandando el cambio del sistema de conciertos por el del “cheque escolar”. Creo sinceramente que el sistema de conciertos es en este momento el mejor sistema de nanciación posible, pero siempre y cuando corrija los defectos señalados. En primer lugar el de la nanciación. Las Administraciones educativas saben muy bien que no están aportando a los centros concertados las cantidades necesarias para impartir CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 155-157 156 FIRMA INVITADA. Manuel de Castro Barco. 25 años de una Ley con luces y sombras las enseñanzas en condiciones de gratuidad. Por eso mismo la LOE estableció en su disposición adicional vigésimo novena la obligación de estudiar la cuantía de los módulos de concierto y de valorar cuál sería el coste total de la impartición de las enseñanzas. A casi cuatro años de su aprobación, no se ha dado paso alguno signicativo en este sentido. En relación con la tendencia a limitar los derechos de los titulares, digo lo siguiente. No tenemos inconveniente alguno en aceptar las contrapartidas lógicas recogidas en la rma de los conciertos. En estos veinticinco años de funcionamiento de los mismos no conozco ningún centro al que le hayan tenido que retirar el concierto ni por fraude en el empleo de los fondos recibidos, ni por una mala justicación de los gastos. En cambio sí vengo detectando en estos años, como antes señalaba, una tendencia constante a asimilar los centros concertados con los públicos y a restringir las atribuciones Estamos convencidos de que la concertada debe implicarse en los problemas de la educación en nuestro país, en la escolarización del alumnado con necesidades educativas y en la superación del fracaso escolar. de los titulares para pasarlas a la Administraciones educativas. La escuela concertada no tiene problema alguno en aceptar la participación de la comunidad educativa en la gestión de los centros a través de los consejos escolares de los mismos, en someterse a una normativa de admisión de alumnos respetuosa con la libertad de elección y que no discrimine. Estamos convencidos de que la concertada debe implicarse en los problemas de la educación de nuestro país, en la escolarización de los alumnos con dicultades educativas, en la superación del fracaso escolar, etc. Lo que no queremos bajo ningún concepto es que se limite nuestra capacidad para desarrollar con plena autonomía el propio proyecto educativo. Para nalizar quiero hacer mención expresa de otra cuestión de calado que está recogida en el Título II de la LODE. Me reero a la programación general de la enseñanza. Entiendo que, según el espíritu de la Constitución, ésta tiene como objetivo asegurar un puesto escolar para todos los alumnos en condiciones de igualdad. Y estoy de acuerdo en que, como señala el artículo 27 de la Ley, dicha programación debe hacerse con la participación efectiva de todos los sectores afectados. Sin embargo, la experiencia de estos años nos dice que no pocas administraciones educativas en nombre de la programación de la enseñanza están llevando a cabo una verdadera “planicación” de la misma, que no tiene en cuenta las aportaciones de los sectores afectados y que no respeta ni la libertad de creación de centros, ni la de elección de los mismos por parte de los padres. En resumen, desde el punto de vista de la enseñanza concertada, las luces a esta Ley le vienen por ser la plasmación de la nanciación de la enseñanza privada por parte de una Ley socialista y por el reconocimiento de la capacidad de los centros para autogobernarse, evitando intromisiones innecesarias de las Administraciones. Las sombras, por no haber sido una Ley de consenso, por no asegurar la nanciación a coste real, por no tener en cuenta la demanda de las familias y por su pretensión de asimilar los centros privados concertados con los públicos CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 155-157 157