Oración a María de un hijo agradecido Escritores Actuales / Mújica Jorge Enrique Por: Jorge Enrique Mújica, L.C. | Fuente: Vocation.org/Catholic.net Todav existen quienes minusvaloran el papel y el genio de la mujer en la sociedad. S desgraciadamente los hay; aun entre creyentes se dan casos. Pero no es exclusivo de varones, incluso entre las mismas mujeres se desestiman unas con otras. Y sin embargo el ser humano m perfecto, pleno de gracia y lleno de vida; la criatura m libre y liberada, la m valiente y generosa, la m noble, obediente, sencilla, serena, entera, amorosa, incansable es precisamente una mujer. Ahora que muchos se afanan en hacer ver la maternidad como una carga; hoy que tantos denigran la belleza del ejercer como ama de casa; en un presente en que se afrenta y minusvalora por aquy por allel derecho a una vida dedicada a los hijos, a la fidelidad matrimonial y a la donaci magnima en la vida consagrada; en una actualidad en que voces se desfogan contra la Iglesia, co no elevar la mirada a esa mujer perfecta digna de la m noble alabanza; co no rendirle un himno de gratitud por ser quien es Hace unos ds justo a inicios del mes dedicado a ella un muy buen amigo me mostruna poes hecha oraci del Padre JosLu Mart Descalzo. Por su belleza la trascribo para que me digs si no expresa lo que todo buen hijo debe agradecer a la Santima Virgen: Te doy gracias, Mar, por ser una mujer. Gracias por haber sido mujer como mi madre y por haberlo sido en un tiempo en el que ser mujer era como no ser nada. Gracias porque cuando todos te consideraban una mujer de nada t fuiste todo, todo lo que un ser humano puede ser y mucho m, la plenitud del hombre, una vida completa. Gracias por haber sido una mujer libre y liberada, la mujer m libre y liberada de la historia, la nica mujer liberada y libre de la historia, porque t fuiste la nica no atada al pecado, la nica no uncida a la vulgaridad, la nica que nunca fue mediocre, la nica verdaderamente llena de gracia y de vida. Te doy gracias porque estuviste llena de gracia porque estabas precisamente llena de vida; porque estuviste llena de vida porque te habn verdaderamente llenado de gracia. Te doy gracias porque supiste encontrar la libertad siendo esclava, aceptando la nica esclavitud que libera, la esclavitud de Dios, y nunca te enzarzaste en todas las otras esclavitudes que a nosotros nos atan. Te doy gracias porque te atreviste a tomar la vida con las dos manos. Porque al llegar el gel, te atreviste a preferir tu misi a tu comodidad, porque aceptaste tu misi sabiendo que era cuesta arriba, en una cuesta arriba que acababa en un Calvario. Gracias porque fuiste valiente, gracias por no tener miedo, gracias por fiarte del Dios que te estaba llenando, del Dios que ven, no a quitarte nada, sino a hacerte m mujer. Gracias por tu libertad de palabra cuando hablaste a Isabel. Gracias por atreverte a decir que Dios derribar a los poderosos, sin preocuparte por lo que pensar Herodes. Gracias por haber sabido que eras pobre y que Dios te hab elegido precisamente por ser pobre. Gracias porque supiste hablar de los ricos sin rencor, pero ponidolos en su sitio. Gracias porque supiste ser la m maternal de las vgenes, la m virginal de las madres. Gracias porque entendiste la maternidad como un servicio a la vida y que Vida! Gracias porque entendiste la virginidad como una entrega y quentrega! Gracias por ser alegre en un tiempo de tristes, por ser valiente en un tiempo de cobardes. Gracias por atreverte a ir embaraza hasta Bel, gracias por dar a luz donde cualquier otra mujer se hubiera avergonzado. Gracias por haber ser luego una mujer de pueblo, por no haber necesitado ni geles, ni criadas que te amasaran el pan y te hicieran la comida, gracias por haber sabido vivir sin milagros ni prodigios gracias por haber sabido que estar llena no era de estarlo de tulos y honores, sino de amor. Gracias por haber aceptado el exilio, por asumir serena la muerte del esposo querido. gracias por haber respetado la vocaci de tu Hijo cuando se fue hacia su locura, por no haberle dado consejitos prudentes, gracias por haberle dejado crecer y por sentirte orgullosa de que te superase. gracias por haber sabido quedarte en silencio y en la sombra durante su misi, pero sosteniendo de lejos el grupo de mujeres que segun a tu Hijo. gracias por haber subido al Calvario cuando pudiste quedarte alejada del llanto, por aguantar al lado del sufriente. Gracias por aceptar la soledad de los as vacs. Gracias por haber sido la mujer m entera que ha existido nunca y gracias, sobre todo, por haber sido la nica mujer de toda la historia que volvientera a los brazos de Dios. Gracias por seguir siendo madre y mujer en el cielo, por no cansarte de amamantar a tus hijos de ahora. gracias por no haber reclamado nunca con palabras vacs tu derecho de mujer en la Iglesia, pero al mismo tiempo haber sido de hecho el miembro m eminente de la Iglesia, la primera redimida, por ser entre los hombres y mujeres todos de la tierra la que m se ha parecido a tu Hijo, la que m cerca ha estado y estan de Dios. En Mar hallamos un programa de vida que podemos, que debemos imitar, revalorar y agradecer; en ella vemos la grandeza del ser mujer, del ser madre, del ser amiga, compara, maestra, esposa, creyente So los que han llegado a hacer la experiencia de Mar son capaces de ver de otro modo a las dem mujeres y pronunciar un: Doy gracias a Dios porque he podido experimentar en profundidad lo que significa la bondad materna, siempre abierta a quien busca refugio y precisamente ascapaz de darme la libertad, como el que dijo el Papa ahora que cumplisus 80 as. Si quiere comunicarse con el autor, env un mensaje a: jmujica@legionaries.org