Ahondar deleitando: lecturas del Lazarillo de Tormes 1 Philosophiae Doctores Volúmenes publicados en la colección 1. A. O. FRANK: The Philosophy of Virginia Woolf 2. PETÕCZ ÉVA: A nyelvi hiány fogalmának szövegtani értelmezése 3. ANDREA IMREI: Oniromancia Análisis de símbolos en los cuentos de Julio Cortázar 4. Á. I. FARKAS: Wills Son and Jakes Peer Anthony Burgesss Joycean Negotiations 5. DÓRA FAIX: La presencia de Horacio Quiroga como autor implícito 6. FEKETÉNÉ SZAKOS ÉVA: A felnõttek tanulása és oktatása új felfogásban 7. CZETTER IBOLYA: Márai Sándor naplóinak nyelvi világa a retorikai alakzatok tükrében 8. GABRIELLA MENCZEL: Incipit y subtexto en los cuentos de Julio Cortázar y Abelardo Castillo 2 László Vasas Ahondar deleitando: lecturas del Lazarillo de Tormes AKADÉMIAI KIADÓ, BUDAPEST 3 Asesor editorial Dr. Tamás Bényei, Universidad de Debrecen ISBN 963 05 7961 8 ISSN 1587-7930 © László Vasas, 2002 Edición de Akadémiai Kiadó P.O. Box 245, H-1519 Budapest, Hungary www.akkrt.hu Reservados todos los derechos, incluído el derecho de la multiplicación, la conferencia pública, emisión de radio y televisión, así como el derecho de la traducción, sea un capítulo de la obra. Printed in Hungary 4 INDICE INTRODUCCIÓN ............................................................................................ 7 ALGUNO QUE LAS LEA HALLE ALGO QUE LE AGRADE ..................... Lector y lectura: didactismo ......................................................................... El exemplum ................................................................................................ El marco ...................................................................................................... Análisis narratológico del Lazarillo de Tormes ............................................. 9 9 10 14 15 A LOS QUE NO AHONDAREN TANTO LOS DELEITE ............................. Intertextualidad y parodia ............................................................................. Topos y parodia ............................................................................................ Emblemas, iconos ........................................................................................ Procedimientos figurativos en el Lazarillo de Tormes ................................... 37 37 39 41 42 ESPACIOS SEMIOTIZADOS EN EL LAZARILLO DE TORMES ..................... 71 CONCLUSIÓN ................................................................................................ 84 BIBLOGRAFÍA CONSULTADA ...................................................................... 85 5 6 INTRODUCCIÓN Las interpretaciones del Lazarillo son tan antiguas como la misma novela.1 Se ha investigado una amplia gama de las fuentes, los posibles modelos, los contextos sociales y literarios. Observando el amplísimo panorama crítico, no parece atrevido constatar que estamos lejos de tener una lectura unánimemente aceptada; así todo enfoque crítico puede encontrar su respaldo teórico-metodológico y, comprendiendo que nunca será posible llegar a una interpretación unívoca, inapelable, toda aproximación puede llevarnos más cerca a la comprensión del mensaje de esta enigmática obra del no menos enigmático autor del siglo XVI. Este trabajo, privilegiando algunos aspectos de análisis narratología estructuralista, intertextualidad, mitocrítica, crítica simbólica, pretende contribuir a las lecturas e interpretaciones del texto. Como en toda creación literaria, en la génesis de esta novela también influían condiciones que determinaban el ambiente intra- y extramural de las letras. Entre los aspectos transtextuales ha sido detectada por la crítica una serie de marcas intertextuales que demuestran la filiación y deuda con modelos procedentes de la tradición clásica, del folclore (varios segmentos han sido identificados con motivos folclóricos estructurados por las funciones de Propp); han sido señaladas fuentes concretas de las que el autor se servía, probablemente, para compilar la sarta de episodios que se estructuran en novela. Atendiendo a los antecedentes críticos, deseo releer la novela y demostrar el papel privilegiado de unos aspectos architextuales que, de una manera tácita, están presentes y actúan en el nivel profundo del texto. En el prólogo, entre los tópicos literarios presentados según el orden de la retórica clásica, el autor hace alusión a un topos clásico de exordio: deleitar y aprovechar, y menciona dos tipos de lectores a quienes destina su obra. Así, el prólogo establece dos niveles. En principio, esta diferenciación implica un sentido cómico (deleite) y una lectura más profunda y crítica. Después de haber examinado, en otros capítulos, el tratamiento inverso y paródico de una serie de topoi, hipotéticamente podemos entender al pie de la letra esta alusión, en la cual entonces se vislumbra una clave para la interpretación de la novela: buscar dos o más lecturas de acuerdo con la intención que se entrevé en el topos evocado. Al haber reconocido la inversión de los topoi prologales en el relato, éstos se convierten en señales metadiscursivas del carácter paródico de varios segmentos del texto. Mediante un análisis narratológico examinaré primero: el sistema actancial, la función de los actores, la secuencia de los acontecimientos, el tratamiento del tiempo para manipular el ritmo y la frecuencia manteniendo el orden cronológico, el uso de figuras como elipsis, paralipsis y paralepsis, el modo de crear suspense, la focalización 1 En la edición de Francisco Rico, Lazarillo de Tormes, Cátedra, 1995, se encuentra como suplemento una sinopsis de gran utilidad, compilada por Bienvenido C. Morros, Apéndice bibliográfico, págs. 149168, sobre la historia crítica, de las tendencias integrativas, interpretaciones de la novela a lo largo de este siglo. 7 manipuladora. Mediante este análisis queda manifiesta una interpretación posible del mensaje: demostrar la tesis ideológica explicitada en el prólogo (consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto (11)2. Fuerza y maña contrastarán con el sistema ternario de honra, fortuna y virtud, fundamentos de la sociedad y cultura renacentistas. Lázaro de Tormes, por algún motivo silenciado, debe rendir cuenta sobre un episodio de su vida a su señor, Vuestra Merced. No tenemos informaciones sobre otras facetas de esta relación, y tan sólo a través de una paralipsis veremos cómo corresponde el sirviente a las expectativas derivadas de su situación. En vez de dar informaciones sobre el caso aludido en el prólogo, el narrador hace una confesión general de su vida, invita a acompañar al protagonista por varias fases de su vida. En la secuencia de los acontecimientos la oposición actancial amo/criado sirve de marco existencial para lograr remar hasta el buen puerto. En nivel pragmático, esta lectura correspondería tal vez a la intención autorial instaurada en el prolegómeno tópico: alguno que las lea halle algo que le agrade (4). Paradójicamente, esta frase (frente al otro régimen del ethos tópico a los que no ahondaren tanto los deleite) implica una invitación a profundizar en el texto, que corresponde a esta topicidad convencional. Presupone además la concordancia entre ideas y gustos del autor y del lector. Sin embargo, veremos que los lectores del segundo público (los que no ahondaren tanto) deben hacer más esfuerzos para regocijarse con la lectura. Al fin y al cabo, esta inversión provocante del tópico lleva al mismo punto: la lectura deleita a ambos lectores invocados. Para deleitar es necesario, pues, ahondar más en el texto. Por esto, en otro capítulo, mediante un enfoque más bien semiótico, examinaré algunos códigos técnico-literarios y signos de los códigos actanciales: el análisis de éstos me permite ver una interpretación ambivalente. Más allá de su función de agresor u oponente, los amos del protagonista aparecen como figuras alegorizadas: el ciego encarna la figura alegórica del mal, personifica al diablo; el clérigo de Maqueda se convierte en parodia del señor del paraíso; el escudero será el hombre de carne y hueso personificando al prójimo; en la figura del buldero el narrador testigo insinúa actitudes que nos hacen pensar en un travestismo de la figura de Jesucristo en la tierra, y sus manipulaciones con las bulas prefiguran un tratamiento paródico de la salvación que, a su vez, culminará con la figura del arcipreste de San Salvador, en quien tenemos la paráfrasis paródica de los valores que implica el mito de la salvación del hombre. Destacan esta acepción del discurso los abundantes signos del registro connotativo para la polivalencia semántica de una serie de espacios representados en el texto, sobrepuesta a los valores puramente denotativos: nacimiento en el Tormes nacimiento en agua; casilla degradación del ambiente de la infancia; puente simbólico, lugar del acto de transición y del acto simbólico del rito de pasaje; el arca símbolo de la abundancia, paraíso (panal) y los actores del episodio en la casa del clérigo de Maqueda como figuras alegóricas del paraíso y del mito de la expulsión; la casa del escudero degradada mediante la carga simbólica que representa la sepultura; la compañía del arcipreste, dotado de atributos divinos, pretende connotar la cumbre de toda fortuna. 2 Todas las citas son de la edición: Lazarillo de Tormes, edición de Francisco Rico, Madrid, Cátedra, 1995. Las cifras remiten a las páginas de dicha edición. 8 ALGUNO QUE LAS LEA HALLE ALGO QUE LE AGRADE Lector y lectura: didactismo El postulado que concierne a la función didáctica de la literatura, que dominaba aún en la época del Lazarillo, privilegiaba algunos tipos de contenido frente a otros y algunas formas narrativas para tratar el orden providencial del mundo. La novela puede ser una forma preeminente para este propósito. En la literatura medieval la gran abundancia de cuentos, apólogos, fábulas, enxiemplos, proverbios y otras formas de expresión paremiológica entre ellos, principalmente, las sentencias con sus variedades específicas: máxima, proverbio, adagio, refrán, epifonema cumple una clara función aleccionadora. A esta finalidad didáctica responde igualmente el Mester de Clerecía: recuérdense en este sentido obras de Berceo, cuyos relatos terminan frecuentemente con una invitación a imitar las virtudes o evitar los vicios de los protagonistas, y a ser devotos de la Virgen. En el siglo XIV se percibe un movimiento de Reforma y de educación religiosa, promovido por la Iglesia a raíz del Concilio de Letrán, que se canaliza especialmente a través de los sermones. 3 Para estos fines surgieron también las colecciones de exempla. En los siglos XVIXVII la literatura didáctica es muy abundante, comenzando por los grandes humanistas del Renacimiento: Nebrija, Erasmo, T. Moro, Juan y Alfonso de Valdés, J. L. Vives. A ellos habría que añadir a los grandes autores de la literatura ascética y mística: Santa Teresa, fray Luis de León, Ignacio de Loyola, fray Luis de Granada, San Juan de la Cruz. Abundan las advertencias dirigidas a todo tipo de lectores (principalmente a las mujeres) de leer obras piadosas y edificantes, siendo un lugar común declarar que nadie debe derrochar tiempo en lecturas frívolas y vanidosas. Era un tópico más estimado aun afirmar, basándose en la epístola III.V.10 de Plinio, también invocado en el prólogo del Lazarillo, que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena. Al mismo tiempo, la expresión axiomática enseñar deleitando o deleitar aprovechando aparecía con regularidad mecánica como soporte de la función didáctica de la literatura. Además de cultivar en forma particular los géneros y fórmulas retóricas antes mencionados y recopilarlos en florilegios, colecciones, también subsistían como géneros y fórmulas móviles, incorporándose en diferentes obras. La presencia de ellos en grandes narraciones, en muchos casos, se liga a un copioso registro del discurso abstracto. El afán didáctico, que se manifiesta explícitamente en la mayoría de las obras, ahondaba sus raíces en la tendencia a poner la forma al servicio del mensaje didáctico. Así, más allá de las explícitas fórmulas paremiológicas, podemos percibir y reconstruir estructuras más sofisticadas y disimuladas en el texto del Lazarillo. El autor no oculta que, conforme 3 Demétrio Estébanez Calderón: Diccionario de términos literarios, Madrid, Alianza Editorial, 1996, pág. 288. 9 a toda poética contemporánea, dedica la historia de su vida como ejemplo a pari o a contrario según se interprete para los que la lean. Mientras que una novela ejemplar cervantina, medio siglo después, funciona, de acuerdo con la intención del autor, como modelo para otras novelas escritas en castellano, tampoco puede ocultar la intención moralizante, aunque difiera de su concepción: un lector que quiera hacerlo encontrará una moraleja que precisamente le conviene a su situación. Incluso a veces el narrador pone el ejemplo que él ha leído en su narración.4 El exemplum Para demostrar la relevancia del elemento didáctico en el Lazarillo, me parece útil examinar el pre-texto cuya presencia es también formalmente manifiesta en la novela. Claudio Guillén demostró, a propósito de las aventuras de Lazarillo con el ciego, la presencia de una estructura trimembre que se repite muchas veces en la novela: selección de una escena decisiva, relato, aparte en que Lázaro aclara el sentido de la acción 5. Creo que en el fondo de esta estructura trimembre subyace la técnica medieval del exemplum. Además de frases explícitas como contaré un caso de muchos (35), antes del episodio de las uvas, donde el narrador da evidente prueba de que el caso que va a contar aspira a la ejemplaridad, en varios lugares más y en la totalidad del relato se vislumbra esta ordenación de la narración. Con este nombre genérico denominaban la narración breve, fundamentalmente de carácter didáctico moral, que se cultivaba desde la Edad Media en todos los órdenes de la literatura europea. (Sinónimo del término es el apólogo, y una versión similar, pero no idéntica es la fábula. Ésta difiere en estructura y forma literaria: no hay conclusión aleccionadora que en el exemplum; junto con la presentación de la tesis que pretende confirmar, es un importante componente estructural para el marco del relato.) Al lector contemporáneo no le sorprendían los topoi retóricos desde las primeras palabras de la novela. Era tópico constante el dirigirse al maecenas agradeciéndole la ayuda, y al lector suplicándole atención. Tampoco era raro que con su ejemplo personal quisiera enseñar alguien al lector, dándole consejos para resolver sus dudas, guías para la correcta conducta moral y resoluciones para sus asuntos cotidianos. Estaba acostumbrado el lector a ver fórmulas estereotipadas en sus lecturas, oír en las predicaciones, en las explicaciones exegéticas. El uso de clichés constantes originaba el frecuente anonimato de obras literarias. Un recurso generalmente aceptado era, según algunas reglas retóricas, seguir modelos e incorporar en el relato historias procedentes de otras fuentes. Para uso cotidiano, como la Biblia, se compilaban para estos fines las colecciones de exempla y florilegios de sentencias. El exemplum, la figura más extendida de la prosa didáctica, fue consolidando del siglo VII al XII. Los utilizaban ya los doctores de la Iglesia. La mayoría de las colecciones de exempla nació en el siglo XIII. Desde el siglo XV se empezó a observar su decadencia: las fuentes se agotaron, se repetían tan sólo las antiguas historias, los elementos narrativos 4 M. de Cervantes: Novelas ejemplares, edición de Harry Sieber, Madrid, Cátedra, 1994, Introducción, págs. 1415. 5 Claudio Guillén: La disposición temporal del Lazarillo de Tormes, en C. Guillén: El primer siglo de oro. Estudios sobre géneros y modelos, Barcelona, Ed. Crítica, 1988, pág. 60. 10 se relegaron a un segundo plano ante las intenciones didácticas. Se contaba con el exemplum, desde su nacimiento, en una serie de manifestaciones del quehacer literario: las predicaciones exegéticas y didácticas, los escritos del misticismo, crónicas y la literatura laica. Como método de argumentación, explicación o demostración, era un idóneo recurso retórico. La técnica era muy sencilla: contenía un caso análogo anterior que mediante su veracidad especial e inapelable puede legitimar la razón de otro caso similar, posterior. Su mecanismo de lógica es la inducción, aunque no con valor riguroso, pues se llega a la conclusión sólo mediante la semejanza. En la retórica antigua se distinguían fundamentalmente tres tipos: a) a pari (mediante semejanza); b) a contrario (mediante contrariedad); c) a fortiori (mediante la vigencia fuerte). Según la definición de Marco Tulio Cicerón, el exemplum est quod rem auctoritate aut casu alicuius hominis aut negotii confirmat aut infirmat y exemplum est alicuius facti aut dicti praeteriti cum certi auctoris nomine propositio. 6 Entonces, las características fundamentales del exemplum son: evoca un hecho o un dicho, con el caso los confirma o refuta, y se publica por un autor. Desde la Edad Media, época de florecimiento de los exempla, se documentan diferentes definiciones. Para el inglés John Garland, en el siglo XIII, el criterio más importante es que suministra un modelo digno de imitar: exemplum est dictum vel factum alicuius autentice persone dignum imitatione. 7 Pues, es una lección didáctica ideada que se apoya en dichos y hechos de personas auténticas. En la crítica moderna que trata este género narrativo móvil, se encuentran varias y, en parte, diferentes tentativas de definiciones y tipologías (cronológicas, temáticas, etc.). En la monografía de los tres autores anteriormente citados se destacan los siguientes rasgos principales: carácter narrativo, concisión, autenticidad, técnica de collage, intención y retórica de persuasión, contacto con público particular (discípulos, fieles, etc.), didactismo y la motivación pedagógica junto con el afán de entretenimiento. Según su definición, el exemplum es: un récit bref donné comme veridique et destiné a étre inserté dans un discours (en général un sermon) pour convaincre un auditoir par une leçon salutaire8. Debemos añadir que, además de su función religiosa, es muy importante considerar y examinar su inserción en otras obras didácticas, edificantes profanas, ajenas de las predicaciones, por su tendencia didáctica, moralizadora. La tipologización de los exempla en el trabajo de Bremond y coautores se hace basándose en cuatro criterios: 1. Según el origen o fuente: cristiano-judío (Biblia, padres de la Iglesia), exempla de épocas paganas, en parte cristianizadas, y exempla modernos de autores contemporáneos o con fuentes de experiencia personal. 2. Según la información que contienen: pueden ser de origen literario o personal. 3. Según las personas escenificadas: seres naturales (hombres, animales) y seres sobrenaturales. 4. Según la estructura lógica y formal: exempla fundamentados en la analogía; exempla metonímicos que generalizan desde lo individual. 6 Bremond, ClaudeLe Goff, JacquesSchmitt, Jean-Claude: Lexemplum, Brepols Turnhout (Bélgica), 1982, pág. 29. 7 Bremond, op. cit. pág. 29. 8 Bremond, op.cit. págs. 3738. 11