Aplicación de la neuroimagen funcional al estudio de la rehabilitación neuropsicológica M. Ríos-Lago a,b, N. Paúl-Lapedriza a, J.M. Muñoz-Céspedes a,b, F. Maestú b,c, J. Álvarez-Linera e, T. Ortiz c,d FUNCTIONAL NEUROIMAGING APPLIED TO THE STUDY OF NEUROPSYCHOLOGICAL REHABILITATION Summary. Objective. We review the main aspects of functional recovery after brain injury as well as neuroimaging characteristics that make it relevant and useful to assess these changes. We also review some issues regarding recovery of motor and sensory functions, language and visuo-spatial processes, and we discuss the methods used in this field, the difficulties found, and future implications. Development. One of the main aspects in the study of the brain is the capacity to reorganize different functions in order to compensate for the deficits after a lesion in the central nervous system. The study of these adaptive processes is important in a clinical field as well as for basic research, as it is a clear example of brain plasticity. All the findings show how the study of the plastic phenomena or functional reorganization will allow us to better know how the brain works after a lesion. Conclusion. The use and combination of the new functional neuroimaging techniques gives the opportunity to register the reorganization of the brain with a high temporal and spatial resolution. It will give also an objective measure to assess the effectiveness of the rehabilitation programs. It will allow to identify different variables related to rehabilitation outcome and will guide effectively the selection of different rehabilitation approaches. [REV NEUROL 2004; 38: 366-73] Key words. Functional magnetic resonance imaging. Magnetoencephalography. Neuroimage. Neuropsychology. Prognosis. Rehabilitation. INTRODUCCIÓN Desde la segunda mitad de los años setenta, cuando surge la rehabilitación neuropsicológica a partir de modelos de rehabilitación tradicionales, ésta ha intentado avanzar en la intervención sobre las alteraciones cognitivas, conductuales y emocionales que son consecuencia del daño cerebral. El considerable aumento del número de centros de rehabilitación especializados y su notable desarrollo durante los últimos años ha avivado la necesidad clínica, social y económica de presentar pruebas que demuestren su eficacia, lo que ha estimulado un gran número de estudios que coinciden en señalar un aumento significativo en la calidad de vida de los usuarios de estos servicios [1]. Existe la idea general de que los procesos de rehabilitación mejoran el rendimiento en distintas áreas neuropsicológicas y aumentan el bienestar de los pacientes, aunque no hay pruebas claras y objetivas de que sea así. Los programas de rehabilitación neuropsicológica se prolongan en el tiempo una vez finalizada la rehabilitación física tras la lesión cerebral. Además, suponen un coste elevado tanto económico como social y personal, y el beneficio en términos de reducción de las dificultades y alteraciones de los pacientes no se ha delimitado claramente. Las dificultades técnicas, éticas y metodológicas limi- Recibido: 31.05.03. Aceptado: 01.12.03. a Unidad de Daño Cerebral. Hospital Beata María Ana. b Departamento de Psicología Básica II. Facultad de Psicología. UNED. c Centro de Magnetoencefalografía Dr. Pérez Modrego. d Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica. Facultad de Medicina. UCM. e Unidad de Diagnóstico por Imagen. Hospital Ruber Internacional. Madrid, España. Correspondencia: Dr. Marcos Ríos. Unidad de Daño Cerebral. Hospital Beata María Ana. Vaquerías, 7. E-28007 Madrid. Fax: +34 915 731 188. E-mail: mrios@psi.uned.es El presente trabajo forma parte de un proyecto de investigación financiado por Obra Social de Caja Madrid. 2004, REVISTA DE NEUROLOGÍA 366 tan la posibilidad de estudiar de forma rigurosa los resultados obtenidos tras la rehabilitación. En este sentido, son tres los enfoques más utilizados [1]: estudios de caso único, estudios de grupo de línea basal múltiple y estudios de grupo en los que los pacientes son sus propios controles meses después del inicio de la rehabilitación. En la actualidad [2] se desarrolla una nueva línea de investigación preocupada por el diseño metodológico de estos estudios y la evaluación más objetiva de la calidad de los servicios prestados [3-5]. En cuanto a las nuevas técnicas de neuroimagen funcional (NF), permiten la identificación no invasiva o mínimamente invasiva de patrones de actividad cerebral asociada a procesos perceptivos, cognitivos, emocionales y conductuales, tanto en sujetos normales como en aquellos que han sufrido algún tipo de alteración. Algunos autores [6,7] han señalado recientemente que uno de los usos potenciales de la neuroimagen es la evaluación del paciente antes, durante y después de la rehabilitación con técnicas conductuales, farmacológicas, combinación de ambas, etc., con el objetivo de supervisar la efectividad de los procedimientos de rehabilitación. FENÓMENOS DE RECUPERACIÓN FUNCIONAL La observación clínica cotidiana muestra que tras la aparición de un daño cerebral, los pacientes experimentan algún tipo de recuperación motora, cognitiva y sensorial en los primeros meses, si bien es cierto que la extensión y el grado de recuperación varían. Hasta hace relativamente poco tiempo, no se sabía gran cosa sobre los procesos de reorganización implicados en estos cambios. Actualmente, existen diversas teorías sobre la recuperación funcional en el cerebro humano, de tal manera que hoy conocemos un grupo de fenómenos neuronales implicados en la recuperación funcional, que se han demostrado tanto en primates como en seres humanos. Además de la resolución del REV NEUROL 2004; 38 (4): 366-373 II CINI: NEUROPSICOLOGÍA Y NEUROIMAGEN Figura. Resolución espacial y temporal y grado de invasividad de las técnicas de registro de la actividad cerebral. traumatismo inicial y del edema, se han propuesto varios mecanismos fundamentales [6,8-10]: 1. Reorganización de las interacciones funcionales entre diferentes áreas o grupos neuronales dentro de una red neural preexistente. Existen circuitos redundantes en el cerebro que realizan de forma paralela funciones similares. La lesión de una de estas vías hace que la otra asuma completamente la transmisión de esa información y desarrolle vías que antes existían, pero que se infrautilizaban o se encontraban inactivas. 2. Incorporación de nuevas áreas, que empezarían a formar parte de la red previa establecida, o usar una red que habitualmente no se empleaba para esa función y se encargaba de funciones completamente distintas, lo que implica probablemente el aprendizaje y uso de nuevas estrategias. Diferentes grupos de neuronas implicados en diversas tareas pueden subyacer a la reorganización de diferentes sistemas tras la lesión, y sentar así las bases de la recuperación funcional. En otros casos, distintas regiones del cerebro, que se encargan de llevar a cabo funciones completamente distintas, se ‘reclutan’ tras la lesión para compensar las pérdidas. 3. Por último, el fenómeno de plasticidad neuronal que se produce en las regiones cerebrales situadas en las áreas adyacentes a la región dañada, con el objetivo de asumir su función. Este fenómeno de plasticidad podría incluso llegar a producirse en áreas homolaterales, siempre considerando la extensión de la lesión y la edad en la que se produjo. Para una revisión sobre estos fenómenos, el lector interesado puede acudir a Pascual-Castroviejo [11]. PRINCIPALES TÉCNICAS DE NEUROIMAGEN Determinadas técnicas de neuroimagen, como la tomografía por emisión de positrones (PET), la resonancia magnética funcional (RMf), la electroencefalografía (EEG) y la magnetoencefalografía (MEG), proporcionan medidas de la actividad cerebral en vivo, que permiten ahora monitorizar la progresión de la alteración y los efectos terapéuticos [7]. A pesar de que las técnicas de NF no se usan para evaluar la recuperación de una función de manera habitual, estos métodos tienen un gran potencial en este REV NEUROL 2004; 38 (4): 366-373 campo, ya que permiten controlar los cambios producidos en parámetros anatomofuncionales tras la rehabilitación neuropsicológica y física, al menos macroscópicamente [6]. Pero, sobre todo, permiten la evaluación de la recuperación en el contexto de las redes funcionales, más que desde el punto de vista de una estricta localización de las funciones [12,13]. Es importante la distinción de estas técnicas en tres aspectos fundamentales: su resolución temporal y espacial, el grado de invasividad que suponen (Figura) y el mecanismo fisiológico que utilizan para el registro de la actividad cerebral. Las técnicas de fisiología electromagnética (como la EEG, los potenciales evocados y la MEG) aportan información sobre amplios grupos de neuronas, la red electromagnética y la dirección de la actividad, y constituyen una medida directa de la actividad neuronal que produce la cognición. Una ventaja de estas técnicas es su capacidad para registrar la actividad en su vertiente temporal; pero, por sí solas, carecen de la resolución espacial de otras técnicas. La MEG, sin embargo, ofrece un buen equilibrio entre ambas [7], a lo que se añade la posibilidad de fusionar los registros con imágenes de RM (T1-3D), y adquirir así una alta resolución espacial [14]. Por el contrario, la RMf y la PET no gozan de una buena resolución temporal, pero su resolución espacial es adecuada para la localización de centros de actividad cerebral [15]. Desde el punto de vista del mecanismo fisiológico que miden, estas técnicas se basan en la medición del flujo sanguíneo regional o el metabolismo de la glucosa –explotan las diferencias entre distintas zonas del cerebro en el gasto de glucosa– como la PET o la tomografía por emisión de fotón único (SPECT). La RMf, por otra parte, mide de forma específica los cambios en la oxigenación regional de la sangre –estudios BOLD (del inglés, blood oxygenation level dependant)–, lo que puede considerarse una medida indirecta de la actividad neuronal asociada a procesos cognitivos [16]. Estas técnicas se han mostrado como poderosas herramientas para el cartografiado cerebral. Su integración con estudios conductuales puede permitir el aprendizaje del producto derivado de la fisiología cerebral, lo que llevará a un mejor conocimiento de los mecanismos cerebrales implicados en los procesos cognitivos normales y alterados. La combinación de técnicas que muestran una alta resolución espacial y temporal mínimamente invasivas o no invasivas, como la RMf y la MEG, permite el acercamiento con mayor precisión a los fenómenos de plasticidad y reorganización provocados por el proceso de rehabilitación neuropsicológica o la recuperación espontánea si los hubiera. VALORACIÓN DE LA RECUPERACIÓN FUNCIONAL MEDIANTE TÉCNICAS DE NEUROIMAGEN Las posibles aplicaciones de la NF al estudio de la recuperación de funciones giran en torno a dos objetivos principales: el estudio del pronóstico y el estudio de la reorganización funcional de los circuitos. La primera posible aplicación trata de estudiar la contribución de la NF para establecer un pronóstico al final del tratamiento. La gran mayoría de estos estudios giran en torno a la predicción de la recuperación motora. Se deben tener en cuenta algunas cuestiones respecto a la recuperación y al pronóstico. El grado de recuperación depende de diversos factores, unos intrínsecos como la edad, las diferencias individuales en anatomía y conexiones funcionales, el área del cerebro afectada, la extensión de la lesión, la rapidez en la 367 M. RÍOS-LAGO, ET AL instauración de la enfermedad y los mecanismos de reorganización cerebral, y otros externos, como los factores ambientales y psicosociales y la orientación rehabilitadora [8,11]. La extensión de la lesión –como factor de pronóstico o como determinante de los déficit y grado de recuperación posible– es un factor controvertido, y existen trabajos contradictorios. Por un lado, algunos estudios motores muestran una relación significativa entre el tamaño de la lesión y la gravedad de las alteraciones motoras [17], mientras que otros objetivan escasa correlación o ninguna [18-20]. Algunos autores señalan que los mecanismos de la recuperación dependen considerablemente de la extensión y localización de la lesión, de forma que, cuando los daños en un sistema funcional son parciales, la recuperación intrasistémica (withinsystem) es posible, mientras que, tras una destrucción completa, la única alternativa de recuperación es la sustitución por un sistema funcional relacionado [21,22]. Es importante señalar que el patrón de activación es muy variable entre sujetos, lo que refleja la variabilidad en la localización de la lesión, su tamaño y las diferencias individuales en anatomía y conexiones funcionales [23]. La edad en la que se produce la lesión es todavía un factor debatido. Distintos estudios muestran que una lesión extensa antes de los primeros 7 años de vida provocaría una readaptación funcional en el hemisferio contralateral al que se produjo la lesión. Estas recuperaciones funcionales en el hemisferio contralateral pueden dar lugar al fenómeno de crowding, que indica que la asunción por un hemisferio de funciones para las que previamente no estaba diseñado y de las funciones para las que estaba previamente diseñado puede generar una dificultad de desarrollo de ambas funciones, las originales y las asumidas, debido a que las mismas redes neurales deben soportar ambas funciones. Un ejemplo de este fenómeno se observa en un grupo de pacientes con epilepsia sintomática desarrollada en los primeros años de vida [24]. En este trabajo se mostró cómo el hemisferio derecho había adquirido ciertas funciones del lenguaje, pero con una disminución de las habilidades visuoespaciales para las que previamente estaba diseñado dicho hemisferio en este grupo de pacientes diestros. La capacidad del cerebro para adaptarse a la nueva situación lesional y para compensar los efectos de la lesión, aunque sólo sea de forma parcial, es más marcada en el cerebro en desarrollo que en el cerebro adulto. Sin embargo, el cerebro adulto tiene gran capacidad de reorganización. Pese a la mayor capacidad de plasticidad del tejido cerebral joven, en todas las edades hay probabilidades de recuperación [11,25,26]. Más aún, el estudio del envejecimiento normal puede servir como modelo para el estudio de la reorganización y la compensación funcionales [6]. En los cerebros lesionados, se acepta actualmente que la recuperación y reorganización puede continuar durante años [27]. Otros estudios se centran en el estudio de las estructuras implicadas en la reorganización funcional que permita la mejoría. A continuación, se resumen algunos de los aspectos principales dentro de cada área estudiada. Cada una de ellas podría dar lugar a un trabajo monográfico, por lo que nos limitamos a apuntar algunas hipótesis principales y hallazgos generalizados. Estudios motores Se han sugerido fundamentalmente dos procesos subyacentes a la recuperación de la función motora: la reorganización de las regiones ipsilaterales a la lesión [28] y los cambios en la región homóloga contralateral (del hemisferio intacto) en casos de ACV [29]. Otros casos muestran una participación bilateral [30]. 368 Los resultados de los estudios motores [29] muestran que la actividad de la red se altera en su totalidad: no sólo en lo referente al miembro lesionado, sino también al miembro intacto. A pesar de que el resultado final es el mismo en los pacientes y los controles –el movimiento de un miembro–, los mecanismos (patrones de actividad) por los que se llega a ese resultado final son diferentes. Este hallazgo muestra la reorganización de la red preexistente para lograr una conducta/respuesta adecuada. Es importante señalar que aparece una mayor actividad bilateral de la ínsula, las áreas premotoras, las parietales y la prefrontal dorsolateral, si se compara con sujetos normales. La relevancia de este estudio radica en la participación de áreas ‘ajenas’ a la red motora como tal, y destaca la importancia de procesos de tipo atencional (control atencional) [29]. Estos resultados se confirmaron en estudios posteriores al mostrar diferencias individuales en el patrón de reorganización tras el ACV [23]. Sin embargo, se apunta una diferencia que afecta a la selección de la muestra. Mientras unos estudios encuentran actividad ipsilateral al miembro afectado [31], otros encuentran actividad bilateral en la mitad de su muestra, y actividad contralesional en la otra mitad [32]. Esta diferencia puede deberse a distintas fases en el proceso de rehabilitación, que ha alcanzado diferentes grados de recuperación en cada subgrupo. En estudios sobre la recuperación de la función motora –sin duda los más numerosos– se sabe que las áreas premotoras, el área motora suplementaria y la corteza cingulada contienen representaciones somatotópicas que colaboran con la vía piramidal [33-35]. Estas vías paralelas pueden ayudar a alcanzar la mejoría [36]. La mayoría de los estudios coinciden en la implicación de diversas vías que funcionan de forma paralela, pero principalmente, aquellas ipsilaterales al miembro afectado tras un ACV. Sin embargo, el usar exclusivamente pacientes que muestran recuperación puede afectar a las conclusiones obtenidas sobre los procesos de recuperación en estos estudios [37]. Estudios de lenguaje A diferencia del sistema motor, el sistema lingüístico presenta una gran lateralización. Los estudios de lenguaje han centrado su interés en la asunción de la actividad lingüística por áreas del hemisferio contralateral, y por la desaparición o la reducción de los procesos de diasquisis en las áreas no afectadas por la lesión [38-41]. Cabe señalar que aquellos estudios que miden el metabolismo cerebral en estado de reposo indican que el retroceso de la diasquisis en las áreas no lesionadas es un factor esencial en la recuperación tras una lesión cerebral, si no el más importante [42,43]. Mientras, otros estudios tratan de aportar luz sobre la importancia relativa de ambos hemisferios en la recuperación. Los estudios de activación con tareas de lenguaje, que estudian la reorganización funcional de las redes implicadas, señalan la importancia de las áreas homólogas del hemisferio contralateral (derecho), que no asumen simplemente el papel de las regiones lesionadas, sino que participan de la reorganización completa de la red preexistente [44]. Algunos estudios [45] aseguran un mejor pronóstico en aquellos pacientes en los que la activación se distribuye bilateralmente. Como señalan Pizzamiglio et al [37], la mayoría de los estudios utilizan medidas del metabolismo y la perfusión durante estados de reposo antes y después de la rehabilitación. Sin embargo, algunos estudios incluyen ya paradigmas de activación del lenguaje. Por último, faltaría el estudio de la correlación entre la actividad cerebral y la ejecución en diferentes tare- REV NEUROL 2004; 38 (4): 366-373 II CINI: NEUROPSICOLOGÍA Y NEUROIMAGEN as a lo largo del proceso de rehabilitación, que se ha tenido en cuenta, excepcionalmente, en el estudio de Musso et al [46]. Recuperación de alteraciones de tipo espacial Los trabajos en esta área se han centrado en el estudio de la heminegligencia unilateral mediante estudios de registro de la actividad basal. Algunas investigaciones han estudiado la recuperación espontánea de pacientes con heminegligencia asociada a lesiones subcorticales. Con el empleo de técnicas de evaluación ‘en reposo’ encuentran una relación entre la mejoría de los pacientes y la disminución del hipometabolismo ipsilateral, lo que sugiere una recuperación de la función asociada a la desaparición de la diasquisis [42,43] y a un aumento del metabolismo con relación al registro en la fase aguda [47]. La tendencia general de estos estudios apunta a la importancia de las estructuras contralaterales e ipsilaterales a la lesión [37]. Es de especial interés el estudio de Pantano et al [48] y el de Pizzamiglio et al [49], en los que se señala la importancia de las áreas contralaterales e ipsilaterales para la recuperación. Sin embargo, las áreas frontales contralaterales muestran una correlación significativa con la recuperación conductual, por lo que se sugiere que tienen un papel en la recuperación que podría asociarse al empleo de estrategias voluntarias durante la ejecución de la tarea de rastreo visual utilizada, ligado además al control voluntario de los movimientos oculares. Recuperación de las funciones sensoriales Se han estudiado principalmente las alteraciones de tipo visual. En líneas generales, se puede señalar que, como se esperaba, existe una relación entre la mejoría de la función visual y una reducción de las alteraciones metabólicas en la corteza estriada [50,51]. Otros estudios, como el de Braus et al [52] y el de Werring et al [53], muestran también cambios asociados a la recuperación de funciones mediante tareas de activación visual. Cabe señalar el trabajo de Papanicolaou et al [54], en el que, mediante MEG en niños y adultos jóvenes, muestran una clara reorganización de las funciones sensoriales y lingüísticas. Estos estudios señalan la utilidad de estas técnicas de baja invasividad para el registro de la plasticidad cerebral y el desarrollo del cerebro. En el área auditiva, algunos autores estudiaron la reorganización de una red distribuida bilateralmente en un paciente con agnosia auditiva. Dicha red abarca áreas prefrontales, temporales mediales y la corteza parietal inferior, así como el cerebelo, el núcleo caudado y el cíngulo anterior. Los sujetos del grupo control mostraron actividad en las mismas áreas, pero sólo en el hemisferio izquierdo, por lo que los autores sugieren la participación de ambos hemisferios en la recuperación [55]. Con relación a otras modalidades sensoriales, destaca el estudio de Egelien et al [55], realizado mediante tareas de activación auditiva, en las que el sujeto debía categorizar distintos sonidos. Sus resultados mostraron una activación bilateral en la recuperación, que era unilateral en los controles. DIFICULTADES DE ESTOS ESTUDIOS E IMPLICACIONES FUTURAS Propias de los estudios de neuroimagen en general Los estudios con técnicas de NF requieren algunas consideraciones que quizá limiten las expectativas que sobre ellas se habían depositado. REV NEUROL 2004; 38 (4): 366-373 Muchos estudios de neuroimagen tienden a una sobreinterpretación de los resultados, y generan nuevos conceptos sobre la organización de la cognición humana a partir de epifenómenos de activación, en ocasiones casuales. En otras ocasiones, la falta de actividad en una región específica se toma como un déficit, y no como una dificultad técnica del equipo que mide la actividad. Por otra parte, existen dificultades relacionadas con la normalización a cerebros estandarizados y al análisis de los registros de la actividad. Este punto cobra especial importancia en el estudio de pacientes con lesiones cerebrales evidentes macroscópicamente, lo cual es importante en el tema que nos ocupa. Estos problemas llevan a dificultades de localización, lo que limita la efectividad de las técnicas de neuroimagen, especialmente en lo que se refiere a áreas implicadas en funciones cognitivas complejas [56]. Propias de la técnica Los procesos neuronales tienen lugar en milisegundos. Sin embargo, algunas de estas técnicas funcionales basadas en la perfusión o volumen sanguíneo necesitan de varios segundos –cuando menos– para registrar los cambios. Las imágenes de actividad obtenidas mediante estas técnicas son la integración de diferentes procesos implicados en la tarea concreta que realice el sujeto, y se encuentran varios órdenes de magnitud por encima del acontecimiento de interés que se quiere estudiar [7]. La combinación de técnicas de alta resolución espacial con las de alta resolución temporal es la posible solución a este problema [57,58]. Por ejemplo, los registros de EEG simultáneos a RMf, utilizados para localizar focos epilépticos, permiten reconstruir la imagen de RM en el momento en el que se registran las puntas epilépticas en el EEG [7,59,60]. O mediante la fusión de registros de MEG e imágenes de RM [14,61]. No es imprescindible una comparación excluyente entre las distintas técnicas de imagen funcional. Si bien la información que todas aportan, actualmente parece similar en muchos casos, cada una de ellas continuará evolucionando, y probablemente aportará información específica, por lo que en el futuro será la experiencia clínica la que establezca las indicaciones de cada una desde una perspectiva más complementaria que competitiva [16]. Propias del estudio Respecto a la muestra utilizada Otro punto a tener en cuenta se centra en la selección de la muestra [37]. Sería deseable incluir a pacientes con alteraciones definidas. En ocasiones se utilizan grupos reducidos y estudios de caso único, que impiden la generalización. Sin embargo, estos estudios, pese a sus limitaciones, muestran evidencias de que existen cambios, y estos apuntan en una dirección –o, al menos, en varias compatibles entre sí–. Sería importante, en cualquier caso, realizar estudios de grupos más amplios que permitan comprobar, efectivamente, si los hallazgos se generalizan al resto de los pacientes, y que admitan el establecimiento de patrones específicos que faciliten la elección de técnicas de rehabilitación específicas para cada caso. El estado de algunos pacientes impide una evaluación inicial en el momento en el que ésta sería deseable desde el punto de vista metodológico. Desde una simple alteración motora que impida la quietud necesaria para permanecer dentro del aparato de RM o la propia imposibilidad de mover una extre- 369 M. RÍOS-LAGO, ET AL midad, hasta la dificultad lingüística que impida la comprensión de las instrucciones, o incluso el control del parpadeo (en la MEG). En todos estos casos hay que esperar a la desaparición o, al menos, la disminución del problema para poder llevar a cabo los estudios necesarios. También es importante señalar otro tipo de problemas, ya ligados a cada técnica de forma concreta, como la presencia de implantes ferromagnéticos o electrónicos que impiden la utilización de la técnica, algo frecuentes en algunos grupos de pacientes. Cabe señalar el escaso uso de los paradigmas con grupos de control de sujetos normales. Sin ellos, no se puede garantizar que la actividad en los sujetos normales no sea la misma que la encontrada en los pacientes. Por ejemplo, los estudios motores muestran de forma consistente una actividad en áreas sensoriomotoras y premotoras, pero aparecen también otras áreas durante la ejecución de la tarea. Una explicación posible es la implicación de áreas de planificación motora y control que en los sujetos normales no desempeñan un papel tan relevante. Áreas como el cíngulo anterior y la corteza prefrontal, en principio no relacionadas con la actividad motora, se activan en los grupos de pacientes, lo que puede indicar la participación de áreas atencionales en la ejecución de la tarea motora, con el objetivo de compensar las posibles pérdidas tras la lesión [23,29]. Respecto al paradigma y el diseño utilizado Al revisar la literatura se encuentra que algunos de los estudios sobre los cambios producidos tras la lesión mediante neuroimagen no incluyen medidas anteriores y posteriores que permitan comparar los cambios [23,29,32,62,63]. Otros, sin embargo, sí los incluyen, lo que aporta robustez a sus resultados sobre la relación entre la recuperación y los cambios metabólicos y funcionales [18,40,43,44,49]. En los estudios en los que sí se utiliza un diseño de test y retest, existen dificultades para elegir el momento de la primera evaluación funcional. Es cierto que existe una mejoría espontánea, no debida a la intervención terapéutica, cuyo desarrollo máximo se centra en los primeros meses tras la lesión. Sin embargo, existen problemas éticos que impiden esperar ese plazo para comenzar la rehabilitación. La inclusión de los sujetos en un estudio en las fases iniciales tras la lesión impide la completa atribución de los cambios a la rehabilitación, ya que parte de ellos se deberá a la recuperación espontánea. En cualquier caso, puede que ocurra que los grandes cambios que se producen durante ese tiempo haya que ‘redirigirlos’ hacia objetivos concretos, de forma que se favorezca una plasticidad positiva y se evite una serie de conexiones neuronales que pueden llevar a la aparición de procesos alterados y disfuncionales [11]. Por otra parte, la actividad cerebral cambia a medida que se avanza en el proceso de rehabilitación, o a medida que las habilidades cognitivas, motoras o sensoriales mejoran tras una lesión. La efectividad de la rehabilitación o su progresión pueden depender de la fase o momento de la evolución de la lesión [64], y es muy probable que el grado de mejoría correlacione de alguna manera con el grado de reorganización funcional del cerebro para esa función. Esta observación, junto con la idea de la variabilidad entre individuos, lleva a la necesidad de estudios longitudinales, realizados en los mismos pacientes para aumentar el conocimiento de los cambios dinámicos de reorganización cerebral [37]. 370 Estudios basales frente a estudios de activación Las posibles aproximaciones al estudio de la recuperación funcional se pueden clasificar en dos grupos según el tipo de estudio utilizado. Los fenómenos de recuperación funcional pueden medirse de manera indirecta mediante técnicas de neuroimagen capaces de valorar la actividad cerebral en estado de reposo o la actividad registrada durante la realización de tareas cognitivas. Deben tenerse en cuenta las limitaciones de los estudios que miden la actividad metabólica durante estados de reposo. Los cambios observados pueden asociarse efectivamente a una recuperación de la función; pero pueden, de igual manera, ligarse a otra serie de procesos de plasticidad distintos a los de la recuperación o reorganización de la función [37]. El uso de paradigmas de activación de la función permite relacionar la actividad encontrada con la función específica que se desea estudiar. Sin embargo, deben tenerse en cuenta algunos aspectos a la hora de interpretar los resultados. En este sentido, las conclusiones obtenidas de estos estudios son algo ‘aventuradas’, ya que a partir de un estudio puntual, bajo unas circunstancias determinadas, se habla de recuperación clínica o reorganización funcional. En cualquier caso, serían deseables diseños factoriales en los que se estudiara la interacción entre activación-línea base, y el tiempo (antes y después de la rehabilitación) [37,49]. Para los estudios de activación, y relacionado también con la muestra utilizada en el estudio, se debe tener en cuenta la complejidad de las tareas. El hecho de que exista un área de actividad en los pacientes tras la recuperación que no aparece en los controles, nos lleva al problema de si esa activación se debe a un proceso de reorganización funcional o simplemente se debe a que la tarea es más compleja para los pacientes que para los controles. Así, sería deseable ajustar la dificultad de la tarea entre los pacientes y los controles [37,55]. Por último, referido a las tareas utilizadas en los estudios de activación, es importante señalar que deben diseñarse específicamente para cada técnica, y deben tratar de provocar la situación de activación ideal para la pregunta que se quiere responder. Por ejemplo, diseños como el event-related fMRI, o el diseño de single trial para la MEG, pueden permitir la comparación de los ensayos correctos e incorrectos durante la ejecución de una tarea, lo que permitirá el control y estudio de aquellas áreas asociadas al correcto funcionamiento de la función, mientras se podrán estudiar las áreas que se activan en ensayos erróneos, y forman parte de una red disfuncional o que lleva al error [37,61,65]. Eliminación o no inclusión de medidas conductuales Es importante señalar que, mientras la parte metodológica asociada a la neuroimagen y a los análisis utilizados se ha refinado en extremo, se ha descuidado en la mayoría de los estudios la parte asociada a las medidas conductuales [66]. Muy pocos trabajos estudian la correlación de los cambios encontrados en la neuroimagen con medidas conductuales –p. ej., evaluación neuropsicológica–, cuando esta relación puede dar más seguridad a la información de que los cambios encontrados en la actividad cerebral se pueden asociar efectivamente a los cambios en la función [49,67]. La neuroimagen no mide la función, son otras medidas las que lo hacen, por lo que deben incluirse para poder afirmar que la función ha cambiado y que eso tiene un reflejo en la actividad cerebral. En este sentido, también Stern y Silbersweig [15] señalan la importancia de una evaluación neuropsicológica que permita correlacionar diferentes parámetros, para identificar disfunción en determinados circuitos neuronales. REV NEUROL 2004; 38 (4): 366-373 II CINI: NEUROPSICOLOGÍA Y NEUROIMAGEN El objetivo de los estudios debería centrarse más en la relación de los cambios neurofisiológicos con los cambios conductuales, y no simplemente en los cambios neurofisiológicos producidos, ya que sólo con el estudio de sus relaciones con lo observable conductualmente se podrá definir con exactitud qué cambios son positivos y cuáles negativos, y la relación existente entre el cambio en el metabolismo con su reflejo conductual y cuáles son cambios ‘vacíos’ en el comportamiento y el rendimiento del paciente. CONCLUSIÓN La revisión de la literatura correspondiente a los estudios de NF asociados a un proceso de rehabilitación es escasa y, en ocasiones, se limita a casos individuales, sin que existan series con un alto número de pacientes. Sin embargo, distintos estudios de las dos últimas décadas mediante técnicas de neuroimagen han mostrado que el sistema nervioso se adapta ante una nueva situación producida por un daño cerebral y sugieren la reorganización de la función para compensar las áreas dañadas, tanto en los seres humanos [6,29,30,44] como en los animales [68-72]. Los estudios confirman que la recuperación de la función se acompaña de un incremento en el uso de regiones pertenecientes a la red de esa función. También otras áreas no directamente relacionadas con la función –como áreas atencionales y de planificación, el cíngulo anterior, los lóbulos prefrontales– participan en la ejecución [73]. Además, parece clara la participación de áreas perilesionales, áreas contralaterales, y, en la medida de lo posible, las propias áreas lesionadas. En este sentido, se puede decir que todas las hipótesis iniciales se confirman. A partir de ahora, sería de interés ver de qué forma o en qué casos se produce un tipo de recuperación u otro, o bien si se da en fases, o si responde a un patrón específico e individual asociado a determinadas características que también habría que estudiar (personales, del método utilizado para rehabilitar, por recuperación espontánea, etc.). Como se aprecia en la revisión, escasean los estudios que reflejen el cambio neurofuncional producido por la rehabilitación neuropsicológica en pacientes con daño cerebral traumático. Sin embargo, el daño cerebral traumático es uno de los problemas de salud más importantes del mundo desarrollado. Esta es una muestra de pacientes realmente importante en la sociedad actual. Por esto, los métodos que puedan optimizar el tiempo y el tipo de rehabilitación se consideran sumamente necesarios [7]. Además, los estudios de pacientes con daño cerebral adquirido, especialmente TCE y ACV, son de especial relevancia, tanto por su gran incidencia y su importancia médica y social, como por la información que pueden aportar sobre los procesos plásticos del cerebro, ya que, frente a las patologías progresivas, los pacientes con lesiones súbitas muestran algún grado de recuperación [66]. Las lesiones cerebrales progresivas (tumores, esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad de Parkinson, etc.), que no muestran una recuperación espontánea, pueden utilizarse para estudiar lentos procesos de readaptación a largo plazo [74]. También el estudio del envejecimiento normal informará sobre la lenta reorganización del cerebro para paliar las posibles pérdidas o la disminución del rendimiento en distintos procesos. Como señalan algunos autores, es de especial interés el área de las alteraciones psiquiátricas [15], en las que no parece existir una alteración macroscópica de la estructura cerebral. Los síntomas y su evolución temporal podrían evaluarse indirectamente me- REV NEUROL 2004; 38 (4): 366-373 diante estas técnicas. Los procesos de plasticidad y reorganización pueden también estudiarse mediante el uso de agentes externos como los fármacos, lo que daría lugar al estudio de la ‘plasticidad farmacológica’, que es todavía un campo poco explorado [66]. También los estudios de lesiones periféricas del sistema nervioso, como las amputaciones, pueden aportar información sobre los procesos implicados en la reorganización cortical. De igual forma, los estudios de la evolución y el cambio de distintas funciones cognitivas se han ignorado prácticamente, a pesar de su importancia. Las tareas utilizadas se limitan casi exclusivamente a controlar los cambios motores producidos por distintas técnicas o enfoques de rehabilitación. En el ámbito puramente cognitivo, existen algunos estudios asociados a funciones lingüísticas y determinados aspectos del procesamiento atencional (heminegligencia unilateral izquierda) y sensorial. Sin embargo, otros aspectos de la función atencional (atención selectiva, sostenida, etc.), la memoria, las funciones ejecutivas, etc., no se han incorporado en este tipo de estudios. Sin embargo, teniendo en cuenta estos y otros factores, los estudios con técnicas de neuroimagen nos pueden permitir avanzar en gran medida en el conocimiento de la organización de la cognición humana y los cambios producidos tras un proceso de rehabilitación. Como se señaló al comienzo, en la actualidad hay un gran crecimiento e interés en el desarrollo de herramientas, técnicas y estrategias que permitan delimitar qué técnicas de tratamiento son más efectivas [2,75]. En este sentido, uno de los objetivos de este tipo de trabajos es ver cuáles de las técnicas de rehabilitación neurológica y neuropsicológica tienen mayor efecto en los pacientes y estudiar las características de éstos para ver cuáles se beneficiarán más de uno u otro método de rehabilitación. Las técnicas de neuroimagen pueden usarse para cuantificar y comparar el beneficio potencial que los déficit neurológicos y neuropsicológicos pueden obtener de los diferentes métodos de rehabilitación [76]. La localización de áreas de disfunción podría ser el primer paso para un mejor diagnóstico y la elección de un programa de rehabilitación más adecuado y específico, así como para estudiar los cambios progresivos que se producen como consecuencia de las actividades terapéuticas llevadas a cabo. Es importante considerar que esta es un área en la que se necesita la participación de distintos profesionales. Los experimentos necesitan ser concebidos e interpretados mediante la integración de diferentes profesionales (neuropsicólogos, psiquiatras, neurólogos, físicos, radiólogos, matemáticos, etc.). El trabajo próximo y cercano en una misma línea y el intercambio dialéctico es necesario para producir un conocimiento más completo sobre la base neurofisiológica de los cambios cognitivos producidos tras un proceso de rehabilitación neurológica y cognitiva. La plasticidad cerebral y la reorganización tras una lesión implican al cerebro en su totalidad, y no se limitan a un área o función concreta. Los mecanismos celulares implicados en estos cambios se conocen poco a poco. No se sabe todavía dónde llevarán estas nuevas técnicas de neuroimagen, pero tanto los investigadores como los pacientes y sus familiares necesitan de un mayor conocimiento de los procesos de reorganización y recuperación de las funciones perdidas tras una lesión. Como señala Álvarez Linera [16], las técnicas de activación cerebral no sólo presentan una utilidad clínica demostrada, sino que abren un nuevo horizonte en el conocimiento de las funciones cerebrales y permiten avanzar mucho más rápido, tanto en la aplicación de nuevas técnicas de aprendizaje como en el desarrollo de técnicas de rehabilitación en el caso de lesionados cerebrales. 371 M. RÍOS-LAGO, ET AL BIBLIOGRAFÍA 1. Eames P. Rehabilitación del daño cerebral traumático: una visión desde el Reino Unido. In Pelegrín C, Céspedes JM, Quemada I, eds. Neuropsiquiatría del daño cerebral traumático. Barcelona: Prous Science; 1997. p. 169-90. 2. Zabala A, Muñoz-Céspedes JM, Quemada JI. Efectividad de la rehabilitación neuropsicológica en pacientes con daño cerebral adquirido: fundamentos y dificultades metodológicas en la investigación. Rehabilitación 2003; 37: 103-12. 3. Carney N, Chesnut RM, Maynard H, Clay-Mann N, Patterson P, Helfand M. 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El estudio de estos procesos de adaptación es muy relevante, tanto en el ámbito clínico como en el de la investigación, ya que supone un claro ejemplo de plasticidad cerebral. Todo parece indicar que la observación de fenómenos de plasticidad neuronal o de reorganización funcional permitirá un mejor conocimiento del funcionamiento cerebral tras una lesión. Conclusiones. El uso y la combinación de las nuevas técnicas de neuroimagen funcional permiten el registro de la reorganización cerebral con una alta resolución espacial y temporal. Podrá aportar, además, una medida objetiva que valore la efectividad de los programas de rehabilitación y, por otra parte, permitirá la identificación de variables de pronóstico que guíen con mayor efectividad la elección de los distintos programas de rehabilitación neuropsicológica tras una lesión cerebral. [REV NEUROL 2004; 38: 366-73] Palabras clave. Magnetoencefalografía. Neuroimagen. Neuropsicología. Pronóstico. Rehabilitación. Resonancia magnética funcional. APLICAÇÃO DA NEUROIMAGEM FUNCIONAL AO ESTUDO DA REABILITAÇÃO NEUROPSICOLÓGICA Resumo. Objectivo. Reflectir sobre os fenómenos de recuperação funcional após uma lesão cerebral e algumas das características das técnicas de neuroimagem que as tornam relevantes e adequadas para a sua avaliação. De igual forma, rever algumas questões à volta da recuperação de funções motoras, da linguagem, alterações do tipo espacial e funções sensoriais, e discutir a metodologia utilizada na literatura internacional, contemplando as dificuldades gerais e suas implicações futuras. Desenvolvimento. A capacidade de reorganização do cérebro para compensar os défices neurológicos após uma lesão é um aspecto de grande importância. O estudo destes processos de adaptação é muito relevante tanto no âmbito clínico quanto sob um ponto de vista de investigação, uma vez que supõe um claro exemplo de plasticidade cerebral. Tudo parece indicar que a observação de fenómenos de plasticidade neuronal ou de reorganização funcional permitirá o melhor conhecimento do funcionamento cerebral após uma lesão. Conclusões. A utilização e a combinação das novas técnicas de neuroimagem funcional permitem o registo da reorganização cerebral com elevada resolução espacial e temporal. Poderá fornecer, além disso, uma medida objectiva que avalia a efectividade dos programas de reabilitação e, por outro lado, permitirá a identificação de variáveis de prognóstico que guiam com maior efectividade a eleição dos distintos programas de reabilitação neuropsicológica após uma lesão cerebral. [REV NEUROL 2004; 38: 366-73] Palavras chave. Magnetoencefalografia. Neuroimagem. Neuropsicologia. Prognóstico. Reabilitação. Ressonância magnética funcional. REV NEUROL 2004; 38 (4): 366-373 373