VI Domingo de Pascua – 13 de Mayo PASCUA DEL ENFERMO El poder curativo de la fe “Levántate y vete; tu fe te ha salvado” (Lc 17, 19) SUGERENCIAS PASTORALES El Domingo VI de Pascua la Iglesia celebra la Pascua del Enfermo. La celebración debe desarrollarse dentro del clima propio de este tiempo pascual. La Pascua del Enfermo es una fecha señalada en la que ha de aparecer que los enfermos tienen un lugar de preferencia en la comunidad cristiana, el mismo que tuvieron en la vida de Jesús. La Pascua del Enfermo nos ofrece cada año la posibilidad de movilizar a la comunidad parroquial para traer a la iglesia a todos los enfermos que sea posible y que participen en la Eucaristía. Cuando la situación del enfermo no lo permita, sería la Comunidad la que tendría que hacerse presente a través del Párroco, de los equipos de visitadores y, este, año se podría hacer una oferta a grupos de jóvenes. En este día se puede destacar de algún modo la labor de los que se ocupan de los enfermos en la comunidad. Tras la Comunión, podría realizarse el gesto de enviarlos a llevar a los enfermos la comunión y/o el mensaje y recuerdo que la comunidad les ofrece. Este, año se podría hacer una oferta a grupos de jóvenes, para acompañarles en esta tarea. Tener presentes algunos símbolos: Cartel de la Campaña.; un crucifijo, expresión del dolor de los enfermos de nuestra comunidad y, al mismo tiempo, la Luz que ilumina la vida en toda circunstancia; las estampas… Al finalizar la Eucaristía, sería un gesto bonito acercar algunas cruces o las estampas con las oraciones as al domicilio de quienes, por la enfermedad, no han podido participar. Su realidad ha estado presente en la celebración y vuelve a casa como signo de comunión y de esperanza que ilumina su situación. EL LEMA DE ESTA CAMPAÑA El poder curativo de la fe “Levántate y vete; tu fe te ha salvado” (Lc 17, 19) El lema de la Jornada de la Pascua del Enfermo “Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (Lc 17, 19), es el referente para la Campaña. Sin embargo, creemos que se puede ampliar el tema añadiendo el subtítulo “el poder curativo de la fe”. En el Nuevo Testamento las acciones terapéuticas de Dios ofrecen la salud a sanos y enfermos, pues el Dios revelado en Cristo sigue siendo el Dios de la salud, aliado de la vida, capaz de trasformar las experiencias patológicas en saludables y salvíficas y conducir al hombre a la plenitud. “El poder curativo de la fe”, como tema intenta centrarnos en la fe vivida y celebrada en la vida del cristiano. No nos detenemos solo en los “Sacramentos de curación”, sino en el don de la fe, ya que en él se abre el ser humano a la fuerza curativa y salvadora que proviene de Dios y actúa en el interior de la persona. “Levántate, vete; tu fe te ha salvado” nos recuerda al leproso que es curado por Jesús y vuelve agradecido. En ese momento Jesús le dice que ha sido salvado por la fe. La fe de aquel leproso deja entrever que la salud ofrecida por Cristo es signo de algo más precioso que la simple curación física, es signo de la salvación que Dios nos da a través de Cristo, y que encuentra expresión en las palabras: tu fe te ha salvado. La salud participa del misterio de todo ser humano y ha de entenderse como una modalidad de realizarse como persona y una meta a alcanzar. La condición humana está marcada por la indigencia radical y por su capacidad de plenitud. La salud, con sus límites y en todas sus dimensiones es don y tarea que no puede separarse de la vocación del hombre hacia la plenitud y por tanto del plan salvífico de Dios en Cristo. La Campaña y este día especialmente nos invita a centrar nuestra mirada en la dimensión sanante de la fe vivida y celebrada en la vida cristiana, en la enfermedad, en la asistencia y cuidado a los enfermos, en la comunidad cristiana, en la celebración de los sacramentos en la enfermedad. Es una invitación a “redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada”. (Porta fidei, 9) MONICIÓN DE ENTRADA Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. Hoy la Iglesia celebra la Pascua del Enfermo, una invitación a renovar la cercanía a los enfermos al estilo de Jesús Resucitado. El Papa nos recuerda que en la acogida generosa y afectuosa de cada vida humana en situación de enfermedad, el cristiano expresa así su testimonio evangélico siguiendo el ejemplo de Cristo Resucitado, que se ha acercado al sufrimiento de los hombres y mujeres para curarlos. Es el lema de este año: “El poder curativo de la fe”. Cristo Resucitado, que nos ha enseñado a buscar siempre el bien de las personas y, especialmente de las que peor lo pasan, hoy nos convoca en torno a su mesa, nos da su gracia y su fuerza para que sigamos su ejemplo, siendo portadores de su Evangelio. Cristo Resucitado con su vida anuncia y hace presente nuestra curación. Vino para alentarnos y curar, para dar esperanza en la oscuridad de la vida, para que en la experiencia del sufrimiento no nos sucumbamos sino que en él sintamos su fuerza curativa ACTO PENITENCIAL — Tú que no cierras el corazón a ninguno de tus hijos. SEÑOR, TEN PIEDAD. — Tú, que nos llamas a reunirnos en torno a tu mesa. CRISTO, TEN PIEDAD. — Tú, que nos invitas a la alegría de la curación. Señor, ten piedad. MONICIÓN A LAS LECTURAS La primera lectura de Los Hechos de los Apóstoles nos habla del encuentro de Cornelio con Pedro. Se arrodilla a los pies de Pedro necesitado de curación. Pero el Espíritu que se nos ha dado a todos, incluido a los paganos nos curará. Es Salmo nos invita a cantar a Dios porque ha hecho maravillas, porque ha sido misericordioso y fiel con nosotros. Jesús en el Evangelio de Juan se despide de los suyos... les habla de las relaciones humanas que sanancuran. Juan en la segunda lectura nos recuerda el nuevo mandamiento de Jesús: Amémonos unos a otros, porque quien ama a Dios experimenta la curación. ORACIÓN UNIVERSAL Llenos de gozo por la Resurrección de Jesús, oremos con confianza al Padre. — Para que la Iglesia haga un esfuerzo serio para responder a los problemas que aquejan a nuestro mundo y los cristianos seamos ejemplo de servicio, de generosidad, de lucha por la justicia, de amor a los enfermos. Roguemos al Señor. — Para que nuestros gobernantes y políticos se comprometan eficazmente en la lucha contra la pobreza y busquen el bien de todos los ciudadanos, especialmente el de los que tienen menos posibilidades. Roguemos al Señor. — Para que los cristianos demos un cambio en el corazón y, sintiendo lástima como Jesús, tratemos de acercarnos a toda persona que nos necesita y permanece incomunicada, deprimida o encerrada por su enfermedad. Roguemos al Señor. — Para que nuestra comunidad (parroquial) tienda puentes de acogida y de compasión, superando prejuicios y comprometiéndose a abrir las puertas como una familia que se quiere, una comunidad que comparte y promueve valores evangélicos. Roguemos al Señor. — Por todos los que pasan por la tragedia del hambre, de la enfermedad para crezca en nosotros la solidaridad activa y eficaz para con ellos y encuentren respuesta a sus necesidades. Roguemos al Señor. Posible ORACIÓN para ser recitada tras la comunión, si se considera oportuno Padre nuestro, amigo de la vida. Tú amas a los enfermos y quieres mostrarles tu ternura y misericordia por medio de nosotros. Que, como Jesús y María y con la fuerza del Espíritu, acompañemos en su camino a cada enfermo, tratemos de aliviar su dolor y le ayudemos a reconciliarse consigo mismo y con los demás. Que juntos celebremos el regalo de la Vida. Amén