Territorio nurágico y paisaje antiguo en la Meseta de Pranemuru, Cerdeña MARISA RUIZ-GÁLVEZ PRIEGO Universidad Complutense de Madrid ÓSCAR LÓPEZ JIMÉNEZ Universidad Complutense de Madrid PILAR LÓPEZ GARCÍA Universidad Complutense de Madrid ROSA BASILDO Universidad Complutense de Madrid JAVIER GUTIÉRREZ PUEBLA Universidad Complutense de Madrid ALFREDO GONZÁLEZ RUIBAL Universidad Complutense de Madrid MARIANO TORRES ORTIZ Universidad Complutense de Madrid BEATRIZ DÍAZ SANTANA Universidad Complutense de Madrid Introducción1 mana en un paisaje quizá muy diferente y tal vez, más densamente forestado que en la actualidad. 3.º Que tales procesos de transformación podrían ayudarnos a entender los cambios que se producen en el área occidental de la Península Ibérica, en la cual, las primeras evidencias de un proceso de estabilización territorial tienen lugar en el Bronce Final, esto es, en el período cronológico comprendido entre el colapso del comercio estatal micénico, a partir de 1250/1200 B. C. y la presencia colonial fenicia, que hoy empieza a situarse entre mediados y último cuarto del siglo IX B. C. en cronología radiocarbónica (Aubet, 1994; Ruiz-Gálvez, 1995 y 1998; Mederos, 1997:78; Torres, 1998; Arruda, 2002). En dicho proceso tuvo un valor determinante, la existencia de un intercambio marítimo atlanto-mediterráneo, en el que Cerdeña parece jugar un papel central (Ruiz-Gálvez, 1998; Torres, en prensa). Para comprobar en la práctica todas estas hipótesis tuvimos el inmenso privilegio de contar con la franca y abierta colaboración de la doctora Fulvia Lo Schiavo, directora hasta el año 2000 de la Soprintendenza Archeologica para Sassari y Nuoro y de don El objetivo de nuestro proyecto en la meseta de Pranemuru era tratar de entender cómo se articulaba y cómo funcionaba un territorio nurágico, partiendo de varias premisas: 1.º Que el período comprendido, en cronología Sarda (Lo Schiavo, 2002), entre el Bronce Medio 3 (siglo XIV B. C.), momento de la más temprana presencia de importaciones micénicas en la isla, datables en Heládico Reciente IIIA2 (Nuraghe Arrubiu) y HRIIIA2/B (Su Muru Manu ,Tharros), (Bernardini, 1989; Lo Schiavo & Vagnetti, 1993) y la presencia de colonias fenicias en la misma, había supuesto una reestructuración del territorio, con la aparición de nuraghi complejas y la concentración de población en torno a algunas de las más grandes y que articulaban las principales vías de circulación. Por tanto, parecía posible pensar que este fenómeno podría reflejar la emergencia de procesos de jerarquización política y territorial. 2.º Que la inmensa mole constructiva de los nuraghi, singularizada en la existencia de una o más torres de una altura media de 20 m, podría delatar un deseo de marcar la presencia hu- 161 1 Este trabajo de investigación se ha realizado en el marco del proyecto titulado Territorio nurágico y paisaje antiguo en la Meseta de Pranemuru. Un proyecto de investigación y patrimonialización en el distrito de Orroli (Nutro, Cerdeña), financiado por el Instituto de Patrimonio Histórico Español en sus convocatorias de 1999, 2000 y 2001 de «Ayudas a misiones arqueológicas españolas en el extranjero» y por los proyectos DGES PB98-0840 y PR269/980196, este último de la Universidad Complutense de Madrid. TERRITORIO NURÁGICO Y PAISAJE ANTIGUO EN LA MESETA DE PRANEMURU, CERDEÑA 162 Mario Sagnes, ambos codirectores del proyecto del nuraghe Arrubiu de Orroli. Vaya, pues, por delante el agradecimiento de todo el equipo del proyecto Pranemuru a ambos, sin cuya ayuda y apoyo, somos conscientes, este proyecto no habría podido llevarse a cabo. La firma de un convenio entre la Soprintendenza Archeologica para Sassari y Nuoro, el CNR y la Universidad Complutense, creó el marco para el desarrollo de nuestros trabajos. El territorio de Pranemuru En colaboración con el equipo de nuraghe Arrubiu, se eligió como área de estudio la meseta de Pranemuru, donde se alza nuraghe Arrubiu y que se emplaza en el interior de la isla de Cerdeña y en la parte centrooriental de la misma. Se trata de un altiplano basáltico bien definido, que domina el cauce medio del río Flumendosa, uno de los escasos cursos permanentes de la isla y que discurre muy encajado por este tramo, dificultando las ya de por sí complicadas comunicaciones interiores del territorio. En este tramo además, y debido a lo acusado de la pendiente, el río actúa como frontera física y paisajística. Así la margen derecha del río, que corresponde al Comune de Escalaplano, presenta un paisaje abrupto y escarpado, de fuerte pendiente, con escasos valles y llanuras y poblamiento muy disperso. Por el contrario, en la margen izquierda se alza la meseta de Pranemuru, muy elevada –600 m sobre el nivel del mar que se halla a escasos 50 km de distancia–, pero más llana en su parte central y suavizada y más abierta hacia la llanura en su extremo occidental. Forma de este modo una unidad bien definida, con una gran concentración de vestigios de época nurágica, en su mayoría nu- raghi simples o monotorres, implantados preferentemente en el borde de la meseta, y un accidente natural, el río Flumendosa, que define una frontera respecto al territorio vecino de Escalaplano (fig. 1). La elección del territorio de actuación venía determinado, además, por la propia presencia en éste de nuraghe Arrubiu, el único monumento de cinco torres laterales y una central de toda la isla (Lo Schiavo & Vilani, en prensa), cuya construcción parece iniciarse a fines del Bronce Medio, a tenor de los fragmentos de alabastrón micénico detectados en la torre central y en el patio, que aparenta dominar las comunicaciones entre la costa y el interior dada su posición dominante sobre el principal paso por vado del río Flumendosa, y haber jugado el papel de comunidad de paso (Hirth, 1978), no sólo por la presencia de material micénico, sino por las evidencias de trabajo textil y metalúrgico centralizados en el interior del nuraghe (Lo Schiavo & Vagnetti, 1989; Lo Schiavo & Sagnes, 1994; Lo Schiavo & Vilani, en prensa). Parecía pues un lugar idóneo para tratar de entender los procesos de reorganización del territorio que se produjeron en el interior de Cerdeña a partir de la presencia de comercio y comerciantes micénicos primero, y chipriotas después, asentados en la isla (Bernardini, 1991 y 1993; Lo Schiavo, 2001; Lo Schiavo & Vagnetti, 1989; Lo Schiavo et al., 1986; Vagnetti, 1993 y 1998; Vagnetti & Lo Schiavo, 1989). Desarrollo del proyecto La primera fase del proyecto, desarrollada durante el invierno de 1999, consistió en la localización sistemática mediante GPS, de todos los puntos arqueológicos, prenurági- cos, nurágicos o postnurágicos, así como otras referencias de interés como surgencias de agua, caminos, canteras, minas, etc., comprendidas en un radio de 10 km tomando como centro nuraghe Arrubiu. Con ello se elaboró una base de datos como punto de partida para la ulterior realización de un Sistema de Información Geográfico que nos ayudase a comprender mejor el territorio dominado por Arrubiu y los posibles territorios rivales, bien al otro lado del Flumendosa o en la propia meseta de Pranemuru. Para ello fue de inestimable ayuda la consulta de los puntos arqueológicos recogidos por el proyecto Archeosystem (1990) en los comune de Orroli y Nurri, si bien sus coordenadas fueron cotejadas y, en ocasiones corregidas mediante visita al sitio. Los sitios del comune de Escalaplano, no recogidos por el mencionado proyecto (ibidem), como otros inéditos de los comune de Orroli y Nurri, fueron localizados mediante prospección del equipo del proyecto, e incorporados a la base de datos que, en la actualidad cuenta con cerca de trescientos puntos. A partir de aquí se diseñó para las siguientes campañas de campo de los años 2000 y 2001, el sondeo de una serie de puntos de interés situados a uno y otro lado del Flumendosa. Asimismo, en esta primera campaña se recogieron muestras para análisis polínico de la estratigrafía conservada en la torre central del nuraghe Arrubiu. Igualmente, el señor Sagnes nos entregó para datación radiocarbónica una muestra de bellotas recogidas en su excavación de un nivel de Bronce Final de la torre D de dicho nuraghe2. Durante la campaña de Otoño de 2000, se completó la prospección iniciada en la campaña precedente y se realizaron sondeos en una serie de puntos, una nuraghe simple y una de las cabañas adjuntas (Gasoru), un pozo sacro y el poblado adjunto (Su Putzu) 163 y una tumba (Stessei), comprendidos todos ellos en la meseta de Pranemuru y en el radio de 2 km en torno a nuraghe Arrubiu. Con ello pretendíamos obtener información, tanto de cronología relativa, mediante la identificación tipológica de los materiales recuperados, como absoluta mediante la recogida de muestras para su datación radiocarbónica, que permitieran comenzar a establecer relaciones de sincronía o diacronía 2 Dicha muestra (CSIC, 1606) fue medida gratuitamente en el laboratorio de Geocronología del Instituto Rocasolano del CSIC por su director, el doctor Fernán Alonso Mathías, recientemente fallecido y a cuya memoria queremos rendir un homenaje en esta nota. TERRITORIO NURÁGICO Y PAISAJE ANTIGUO EN LA MESETA DE PRANEMURU, CERDEÑA 164 respecto de nuraghe Arrubiu, que pudieran plasmarse en el modelo SIG que planeábamos para una fase ulterior del proyecto. Con idéntica finalidad se recogieron muestras para reconstrucción paleoambiental, tanto polínica como antracológica y para reconstrucción económica y de uso del medio (fauna y silicofitolitos) (Ruiz-Gálvez et al., 2001; Ruiz-Gálvez y López, en prensa; Díaz et al., en prensa). Nuestra tercera y última campaña de campo, desarrollada a inicios de otoño de 2001 tuvo como objetivo ampliar los datos obtenidos en la campaña precedente, mediante el sondeo de una serie de sitios nurágicos, con nuraghe simple (Martingiana) multitorre (Is Cangialis, Sutta ‘e Corongiu, Perda Utzei, Fonte Fossada o de corredor) (Pranu Illixi), comprendidas entre los 5 y 10 km de radio respecto a Arrubiu, pero con un denominador común: su situación estratégi- ca controlando una u otra margen del Flumendosa o el límite de la meseta de Pranemuru en su apertura al valle (Ruiz-Gálvez et al., 2002; Ruiz-Gálvez et al., en prensa). Como resultado de dichas campañas poseemos una información que, aunque modesta en relación con el total de sitios nurágicos recogidos en nuestra base de datos, es con todo, una de las más completas desde el punto de vista diacrónico, para una zona concreta de Cerdeña. Asimismo, contamos con la secuencia radiocarbónica más abundante numéricamente y más amplia cronológicamente para una región bien definida en época nurágica (fig. 2). Disponemos hasta la fecha de diecinueve dataciones absolutas, bien estándar o por AMS, todas sobre carbón, salvo la muestra CSIC 1606, obtenida sobre bellotas. Otras cinco más, una por acelerador sobre hueso y otras cuatro estándar y sobre carbón, están en proceso en los laboratorios de Geocronología del Instituto Rocasolano del CSIC en Madrid, y de la Universidad de Uppsala. Como señalábamos anteriormente, la muestra más abundante y completa para época nurágica en un territorio de Cerdeña. Más importante aún, la muestra es amplia y coherente cronológicamente, cubriendo un período de tiempo comprendido entre un Bronce Medio 1 ó 2 de Sutta ‘e Corongiu (muestra Ua 19316) y momentos avanzados de la Primera Edad del Hierro, representada por la muestra Ua 19319, procedente del singular sitio de Pranu Illixi al que más tarde haremos referencia, con materiales indígenas tardíos y, por primera vez en el interior de Cerdeña, evidencia de manufacturas fenicias (González Ruibal et al., en prep.). Tal vez más relevante sea el hecho de que la posibilidad de disponer, por vez primera de un conjunto tan abundante y coherente de dataciones, procedentes de sondeos sistemáti- cos en un área nurágica bien definida, nos va a permitir revisar la cronología absoluta aceptada para este momento en la isla (Tyckot, 1994; Rubinos y Ruiz-Gálvez, en prep.). Un segundo objetivo del proyecto era la obtención de datos paleoambientales suficientes como para jugar con la variable paisaje en nuestro modelo SIG. Ello ha sido otro de los motivos de nuestros sondeos, que nos ha permitido contar hasta la fecha con una cincuentena larga de muestras de polen, antracología y silicofitolitos que cubren un arco cronológico entre el Bronce Medio y época Tardorromana. Hasta el momento, sin embargo, sólo están disponibles los resultados polínicos y antracológicos correspondientes a las campañas de 1999 y 2000 (Ruiz-Gálvez et al., 2001; Díaz et al., en prensa; Ruiz-Gálvez et al., en prensa b). Con todo, éste es el primer proyecto en Cerdeña, que contempla una reconstrucción paisajística a partir de la recogida sistemática de muestras paleobotánicas. De acuerdo con las muestras procedentes de la estratigrafía de referencia conservada en la torre central de nuraghe Arrubiu3 y las recogidas por nosotros en los sondeos realizados en la entrada al nuraghe Gasoru, en las dos cabañas superpuestas adjuntas a dicho nuraghe, en el ingreso a la tumba de Stessei y en la cabaña del Bronce Final adjunto al poblado con pozo sacro de Su Putzu, en otoño de 2000, y, nuevamente a la espera de los resultados de las muestras enviadas al laboratorio de Paleobotánica del CSIC tras la campaña de 2001, cabe plantear, para la meseta de Pranemuru, una situación de bosque mediterráneo denso, en los momentos de Bronce Medio 3 en que se inicia la construcción del nuraghe Arrubiu. Paulatinamente, a lo largo de la fase subsiguiente de Bronce Reciente (s. 1365/1300 a 1200 B.C. en cronología nurágica, Lo Schiavo, 2001 y 2002), el bosque empieza a clarearse, mediante quema y extensión de pasto para uso ganadero, para, a partir del Bronce Final (1200-1020/1000 B.C. en cronología nurágica vide supra), experimentar claros síntomas de degradación con aparición en algunas zonas de paisaje de maquis. Estos datos, naturalmente, deben matizarse según las zonas, pues, dentro de la vocación claramente ganadera de los suelos de la meseta de Pranemuru, sitios como nuraghe Gasoru, en el borde occidental y más suavizado de la meseta, reúne condiciones para el cultivo de secano, como se deduce de la relativa mayor importancia del porcentaje de polen de cereal en su secuencia. Por el contrario, sitios como Stessei presentan en idénticos momentos de Bronce Final, menores síntomas de degradación de su cobertera arbórea, tal vez por la pobreza del suelo de su entorno y lo abrupto de su emplazamiento que se explicaría más por las condiciones de visibilidad y control estratégico del río, que por el aprovechamiento de los suelos de su entorno. 165 El diseño de un modelo SIG para el área de estudio A partir de los datos de campo recogidos, de la adquisición de mapas topográficos 1:10.000 digitalizados cuando éstos existían, o de la digitalización de éstos, de los mapas geológicos y de usos de suelo, apoyados con el uso de imagen Landsat 7 de la zona de estudio, se procedió a realizar, en primer lugar, un modelo digital del terreno. A partir de ahí y con la ayuda de la base de datos en la que figuraban todos los puntos localizados en el área de estudio georreferenciados, se procedió a situarlos en el mapa, para posteriormente realizar un mapa de visibilidad 3 Recogidas personalmente por la doctora Pilar López en nuestra primera campaña de campo en Cerdeña. TERRITORIO NURÁGICO Y PAISAJE ANTIGUO EN LA MESETA DE PRANEMURU, CERDEÑA 166 de todos los nuraghi y, de modo individualizado, de cada una de las principales nuraghi (Ruiz-Gálvez et al., 2001 y 2002; Ruiz-Gálvez y López, en prensa), de la que mostramos como ejemplo la capa de intervisibilidad entre las dos principales nuraghi de ambas márgenes del río Flumendosa. Se han realizado asimismo las capas relativas a los caminos mínimos y de acceso al río o a puntos de agua, calculando para ello la fricción o resistencia al desplazamiento por el territorio en función de la pendiente. Con este mismo criterio se han reconstruido, sobre la capa de usos del suelo, las capas correspondientes a las áreas de captación de 500 y 1.000 m. La conclusión que se extrae de estas últimas es que la mayoría de los nuraghi recogidos comparten el área de captación de 1.000 m, lo que nosotros interpretamos que podría indicar un proceso diacrónico: primero, pequeños grupos de parentesco que se excindirían conforme la capacidad de sustentación del territorio alcanza su límite. Pero que, paulatinamente provocan procesos de presión sobre la tierra, control de este recurso por élites emergentes y, finalmente, concentración de la población en torno a los nuraghi más complejos a partir de seguramente del Bronce Final (Ruiz-Gálvez et al., 2002: 270). Otra de las preocupaciones de este proyecto era entender la inserción de las torres nurágicas en el paisaje. Para ello y partiendo de la información paisajística que poseemos, se ha intentado reconstruir la visibilidad de las mismas en condiciones extremas: con un paisaje densamente forestado y planteando dos distintas situaciones: a) qué se vería desde lo alto de las torres, y b) desde qué distancia éstas serían vistas a nivel de suelo. Para tales cálculos se ha reconstruido a partir de especies actuales de robledal mediterráneo similar al documentado en los diagramas polínicos obtenidos en las campañas de 1999 y 2000, la altura y anchura de las copas de los árboles. Se ha calculado una altura media para las torres de 20 m, un azimut de 360° y un ángulo de ± 90°. Para la altura de base se ha supuesto la media de una persona de la época, en torno a 1,55 m. A partir de todas estas premisas se han realizado las capas de visibilidad desde 1,55 y 20 m de altura de varias nuraghi a uno y otro lado del río, como Tiriccu, Fumía, Martingiana, Sa Serra, Pranu Illixi, etc. (véase RuizGálvez et. al., 2002: figs. 14-17). La conclusión es que con un paisaje densamente forestado, si bien la visibilidad desde lo alto del nuraghe es amplia, a nivel de base éstas se harían visibles únicamente cuando el caminante se aproximara a su área de captación y eso, en el caso de que aunque el bosque fuera denso, la separación entre las copas de los árboles permitiera un cierto campo de visión. Actualmente trabajamos en una matriz que combina dos variables: la complejidad arquitectónica de los nuraghi (una, dos, cuatro o cinco torres) y la posibilidad de que este factor esté relacionado con su dominancia visual en el (o los) territorios(s), como punto de partida para plasmar visualmente un modelo de territorio nurágico. La singularidad de alguno de los puntos sondeados Dado lo limitado del espacio de que disponemos, queremos, por último, señalar brevemente la singularidad de uno de los últimos sitios sondeados en este proyecto. Se trata del sitio de Pranu Illixi, en el comune de Escalaplano y en la margen derecha del Flumendosa. Su singularidad deriva de varios factores. En primer lugar, porque el análisis petrológico de tres fragmentos sin forma, accidentalmente mezclados en las muestras para palinología recogidas por nosotros durante el sondeo, demuestran que, como sospechábamos, una al menos de las muestras pertenece a un recipiente a torno y de características similares a las cerámicas fenicias de San Antioco de Sulcis, en el sudoeste de la isla4. La presencia de cerámicas de adscripción fenicia junto a materiales indígenas viene además confirmada por la identificación de burro entre la muestra de fauna analizada por el doctor M. Domínguez, y la fecha Ua 19319 2480 ± 40 B que, a 2σ (84,5%) corresponde a 780-480 B.C.5 Ello representa la evidencia más antigua de presencia fenicia en el interior de la isla y señalaría, como lo delata la existencia de materiales fenicios en el sitio de Santa María de Villaputzu, en la desembocadura del Flumendosa (Bartoloni, 1998: 334), que el río siguió actuando como importante arteria de comunicación comercial, también en la Edad del Hierro (González Ruibal et al., en prep; Ruiz-Gálvez, 2002). En segundo lugar, por la singularidad del propio monumento, un túmulo no funerario, tal vez un santuario en cima de montaña, con gran visibilidad y visible a gran distancia, que amortiza un viejo nuraghe de corredor de Bronce Antiguo-inicios del Bronce Medio, hecho que señala la intencionalidad de enrraizar con el pasado de las élites indígenas de la Edad del Hierro. Sistemas de peso Nuestro tercer campo de trabajo se refería a las transformaciones que Cerdeña experimentaba a partir de la presencia de demanda externa y de artesanos foráneos (nuraghe Antigori), tanto micénicos como chipriotas, asentados en la isla y cómo éstas podrían ayudarnos a entender los propios cambios que la península Ibérica experimentaba a partir del Bronce Final. Dado que la presencia de un comercio micénico primero, más tarde otro fenicio y, entre medias, lo que algunos autores consideran comercio privado incluyendo pirateo (Sherratt, 1998), parecen implicar a la isla de Cerdeña como punto de escala entre ambos confines del mediterráneo, pensamos que ello debería reflejarse en la adopción de las unidades estándares de intercambio de los sistemas comerciales dominantes en cada momento. Así, en una primera aproximación hemos trabajado con objetos enteros, amablemente pesados por el museo de Cagliari gracias a las gestiones de la doctora Lo Schiavo y el doctor Santoni, director de la Soprintendenza Archeologica de Cagliari y Oristano, así como con pesos de balanza, procedentes en varios casos y muy significativamente, de santuarios nuragicos que pudieron actuar como lugares neutrales de intercambio, esto es co- 167 4 Los análisis petrológicos han sido realizados por el doctor Manuel García Heras del CENIM (CSIC, Madrid). 5 Programa Oxcal 3.8. TERRITORIO NURÁGICO Y PAISAJE ANTIGUO EN LA MESETA DE PRANEMURU, CERDEÑA 168 mo mercados. Un primer avance de los resultados obtenidos está ya en prensa (Ruiz-Gálvez, en prensa). Cabe aquí sólo señalar brevemente la constatación en Cerdeña de los sistemas de peso egeo, minorasiático y fenicio, que corresponderían, el primero, a la presencia comercial micénica; el segundo, a un comercio privado relacionado con los llamados pueblos del mar, y el tercero, con la instalación fenicia en la costa sarda. Sobre el conjunto del proyecto preparamos una monografía en calidad de número extra de la revista Complutum. Madrid, 10 de Junio de 2003. Bibliografía ARRUDA, A. M.: Los fenicios en Portugal: fenicios y mundo indígena en el centro y sur de Portugal. (s. VIIIVI a. C.), Cuadernos de Arqueología del Mediterráneo 5-6, 2002. AUBET, M.E.: Tiro y las colonias fenicias de Occidente, Ed. Crítica, Barcelona, 2.ª ed., 1994. BARTOLONI, P.: «Protocolonizzazione fenici in Sardegna», en BALMUTH y TYKOT (ed.): Sardinian and Aegean chronology, Oxbow, Oxford, 1998, pp. 341-345. 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