LA HIPERHIDROSIS Definición y diagnóstico de la hiperhidrosis El sudor forma parte del mecanismo que poseemos los seres humanos para adaptarnos a los cambios de temperatura. En condiciones normales, las personas sólo sudan en exceso cuando practican deporte o sufren un calor desmedido. La hiperhidrosis o producción excesiva de sudor es un trastorno traumático para quienes lo padecen, cuya transpiración es muy intensa en cualquier circunstancia y están constantemente empapados, hasta el extremo de que el sudor es para estas personas una traba que condiciona su vida social, laboral y afectiva. Aproximadamente 1% de la población sufre hiperhidrosis, o sudoración excesiva y se manifiesta especialmente en las axilas, los pies, la cara y las manos. El 60% de los casos afecta a palmas y plantas, y en el 30%-40% a axilas. La enfermedad suele iniciarse en la infancia o la pubertad y normalmente dura toda la vida. Afecta con mayor frecuencia a mujeres (60%) que a hombres, y en una tercera parte hay antecedentes familiares, lo que la convierte en una alteración hereditaria. La enfermedad puede causar un considerable estrés emocional, dificultando en ocasiones la vida personal, laboral y social del paciente, ya que el sudor puede llegar a empapar la ropa, los utensilios del trabajo e incluso a mojar el suelo. En el caso de la hiperhidrosis plantar, origina mal olor, ampollas, maceración de la piel, infecciones locales, micosis y deteriora los calcetines y el calzado. La axilar, por su parte, humedece la zona, la irrita, también produce mal olor y deteriora la ropa. La craneofacial, por su parte, se caracteriza por una sudoración excesiva de frente y cara, se desencadena tras un estrés mínimo y los que la padecen se ven obligados a estar secándose la cara continuamente. Finalmente, la hiperhidrosis palmar es un verdadero problema social para quienes la sufren, sobre todo las formas graves y si se trata de un cargo público, representantes, dependientes, pintores, dibujantes... Las personas afectadas pueden volverse retraídas, evitan dar la mano e incluso llegan a rehuir la vida social. En los niños, la hiperhidrosis está asociada a un bajo rendimiento escolar, ya que tienen dificultades para escribir al manchar las hojas de sudor. En la adolescencia provoca muchas dificultades de relación con personas del sexo contrario y, al llegar a la edad laboral, llega incluso a provocar la perdida del empleo. Causas que provocan la hiperhidrosis 1. La causa de la hiperhidrosis no es conocida, pero está relacionada con una hiperactividad de las fibras simpáticas y un aumento de la respuesta periférica de las glándulas del sudor. Una alteración endocrina (por ejemplo un hipertiroidismo), o en ocasiones, una enfermedad del sistema nervioso central, pueden también provocar la sudoración generalizada. ¿Como se que tengo hiperhidrosis? No existe un método preciso para determinar cuantitativamente la sudoración, aunque existen métodos objetivos para ello. Existen, principalmente, tres métodos para diagnosticar la enfermedad: Escala numérica El propio paciente señala su grado de sudoración en una escala del 1 al 10. Pese a tratarse de un método totalmente subjetivo, supone un punto de referencia a la hora de evaluar la evolución de la enfermedad en las sucesivas visitas del paciente. Valoración gravimétrica Consiste en pesar un papel de filtro antes y después de su aplicación en la zona a explorar. El sujeto debe encontrarse en un ambiente de baja humedad y la zona en cuestión debe estar completamente seca. Se considera hiperhidrosis si se acumulan al menos 50 mg de sudor en un minuto para la zona palmar y al menos 10-20 mg para la axilar. Test del yodo-almidón Es el test más realizado en la práctica clínica. Consiste en pintar la zona afectada -seca y limpia- con povidona yodada (Betadine®) y dejar secar. Posteriormente se espolvorea almidón (de arroz normalmente) y se espera a que la zona sude. Al sudar, en presencia del yodo el almidón toma un tono azul oscuro y así se pueden visualizar y delimitar más fácilmente las zonas de mayor sudoración, ya que se verán más oscuras. ¿Qué es el sudor? El sudor es un líquido compuesto por agua, sales minerales y otras sustancias, producido por las glándulas sudoríparas que se encuentran situadas en el tejido subcutáneo, por debajo de la dermis. En algunas ocasiones también está formado por sustancias aromáticas, pues tras comer ciertos alimentos el sudor puede adquirir determinado olor. ¿Para que sudamos? Sudar es una necesidad fisiológica cuando hace calor. El ser humano mantiene una temperatura constante dentro de unos límites gracias al metabolismo y a la existencia de mecanismos termorreguladores que ajustan las fluctuaciones de calor y frío del organismo. La función del sudor es regular la temperatura corporal, ya que cuando se evapora de nuestra piel reduce el exceso de calor, aunque también sirve para eliminar sustancias nocivas para la salud. Normalmente sudamos algo más de un litro al día en condiciones de reposo, que aumenta hasta un litro por hora si realizamos algún ejercicio. ¿Qué son las glándulas sudoríparas? Existen dos tipos de glándulas sudoríparas, distribuidas por toda la superficie corporal: ecrinas y apocrinas. Las ecrinas son las que tienen más participación en la termorregulación y se encuentran distribuidas por toda la piel excepto en los labios menores, clítoris, labios de la boca y conducto auditivo externo. Contrariamente a lo que se suele pensar, las zonas con mayor profusión no son las axilas, sino el dorso de la mano y las yemas de los dedos, donde podemos llegar a tener hasta setecientas glándulas por centímetro cuadrado. Las glándulas apocrinas, por su parte, segregan un fluido denso y se localizan en axilas, pezones, periné, alrededor del ano y en el conducto auditivo externo. Son las responsables del olor corporal de cada persona y tienen relación con la sudoración producida por causas emocionales como la ansiedad o el estrés. Se encuentran fundamentalmente en las axilas. TRATAMIENTOS Existen diversas terapias para paliar los efectos de la hiperhidrosis. Unas resultan útiles para unos pacientes, mientras que consiguen un nulo efecto en otros, pues cada persona sufre los síntomas de la enfermedad de manera distinta. Los diferentes tratamientos existentes deben encaminarse a mejorar la calidad de vida del paciente. Medidas higiénicas generales Utilizar ropa de algodón, transpirable, y evitar los tejidos sintéticos. Si es necesario, cambiarse de ropa durante el día Usar calcetines de algodón y zapatos de cuero con buena transpiración, evitando el calzado de plástico y de goma Ducharse una o dos veces al día con jabón desodorante Afeitarse el vello axilar Evitar la ingesta de café, alcohol y especias picantes Si el sudor tiene olor desagradable, utilizar en la ducha un jabón líquido con clorhexidina y después aplicarse un compuesto de clorhidróxido de aluminio. Técnicas de relajación Las técnicas de relajación, llevadas a cabo con la ayuda de un profesional, pueden ser eficaces en situaciones de estrés y en hiperhidrosis emocionales. Un psicólogo puede convertir una situación incontrolable, como el exceso de sudoración, en algo más llevadero gracias a sistemas conductuales. Tratamientos Los tratamientos locales más utilizados son el formaldehído, glutaraldehído y las sales metálicas de aluminio. Su función principal es la de taponar los poros de las glándulas sudoríparas. Tienen función fungicida, bactericida, pero pueden producir efectos secundarios locales como hiperpigmentación de la piel, riesgo de sensibilización y producir irritación en la piel. Los Fármacos sistémicos no son recomendados pues producen muchos efectos secundarios y tienen pocos resultados sobre la sudoración. La intervención quirúrgica para reducir los efectos de la hiperhidrosis consiste en la sección parcial de la cadena simpática que se aloja en la porción posterior de cada hemitorax. Se utiliza para las formas de sudoración en manos, axilas y región craneofacial. La intervención consiste en la simpatectomía torácica mediante endoscopía, en la que se seccionan los nervios y ganglios de la cadena simpática torácica. El resultado de esta operación es muy satisfactorio en la mayoría de los casos Frecuentemente se presenta un importante efecto secundario. Se trata de la denominada “sudoración compensatoria”, que sufre el 50% de las personas operadas, y que hace que aumente la sudoración en otras zonas del cuerpo como la espalda o los muslos. En todo caso las glándulas apócritas axilares se detienen y pese a la sudoración en otras partes del cuerpo, los pacientes están muy contentos al no tener mal olor, o haber dejado de sudar en las manos, axilas, o pies. Algunos pacientes también pueden experimentar el síndrome de "manos secas", que requiera la hidratación de las mismas una o varias veces al día. Con la cirugía minimamente invasiva, el procedimiento requiere una estancia hospitalaria de 24 horas y los trócares que se utilizan son de apenas 3mm de diámetro, los cuales causan muy poco dolor, pronta y buena recuperación lo cual hacen de esta técnica la ideal y mas recomienda en niños y adolescentes con hiperhidrosis. Las infiltraciones de Toxina Botulínica (TB) se han convertido en uno de los tratamientos de referencia contra la hiperhidrosis desde hace aproximadamente 10 años. La Toxina Botulínica, el famoso BOTOX® que se emplea para las arrugas de la cara, ofrece una alternativa segura a tratamientos quirúrgicos y una opción más para aquellas hiperhidrosis resistentes a tratamientos tópicos. Sus efectos sobre la sudoración se descubrieron cuando, en pacientes tratados con TB por espasmo hemifacial, se comprobó una disminución de la sudoración en las zonas tratadas. Esto también se observó cuando se empezó a utilizar la TB para el tratamiento de las arrugas faciales. En 1996 se publicó el primer artículo sobre TB e hiperhidrosis y, desde entonces, se han publicado numerosos estudios en los que se ha utilizado la TB para paliar los efectos de las hiperhidrosis localizadas. La TB actúa contra la enfermedad al inhibir la liberación de acetilcolina y bloquear la inervación de la glándula lo que disminuye la sudoración. Sus efectos comienzan a percibirse entre las 24 y las 48 horas posteriores al tratamiento y la máxima respuesta se alcanza a los siete días. La duración media de los efectos es de entre cuatro y seis meses, a nivel axilar, incluso nueve o diez meses y a veces un año, momento en que es preciso volver a infiltrar al paciente. Las personas tratadas con BOTOX® experimentan una disminución media de la sudoración del 60%. Asimismo, las reinyecciones para el tratamiento de la hiperhidrosis focal tienen efectos semejantes a la primera inyección, y los resultados son, por lo tanto, reproducibles. Incluso en ocasiones el segundo tratamiento presenta una eficacia superior en algunos pacientes, quizás porque la zona tratada mantiene todavía un efecto residual del primer tratamiento. Las re-inyecciones de BOTOX® se pueden repetir indefinidamente. Por otro lado, en la hiperhidrosis palmar, el único efecto secundario destacable es la pérdida de fuerza en el movimiento de pinza, aunque siempre es leve y reversible en el plazo de entre dos y ocho semanas. Para minimizarlo, es aconsejable no inyectar la zona de la base del pulgar para evitar la difusión a esos músculos. En adolescentes el BOTOX® se lo puede utilizar previamente a la simpatectomía para determinar el grado de adaptación a la hiperhidrosis compensatoria.