Existe una “Red Profunda” que se puede navegar con

Anuncio
4
SÁBADO 28 DE JUNIO DE 2014
Existe una “Red Profunda”
que se puede navegar con precaución
En la “Deep Web” es posible encontrar sitios como la Wikipedia
B
Oculta o la red social Hyperboria. Aunque en sus profundidades, sin
embargo, el material ilícito abunda, aprenda a navegar en este submundo
virtual y disfrutar de su lado positivo de manera segura. IGNACIO MOLINA
right Planet es una consultora estadounidense dedicada a la interpretación de datos de internet.
Uno de sus miembros fundadores,
Michael K. Bergman, un ingeniero
eléctrico graduado en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de
Virginia, fue quien denominó a la internet
profunda de este modo cuando el año 2000
publicó el estudio “The Deep Web: Surfacing
Hidden Value”. Desde ese momento, los contenidos de esta red oculta se entienden como
“cualquier cosa que un motor de búsqueda no
pueda encontrar”.
Este fenómeno ocurre, postula Bergman, porque diversos sitios y documentos están construidos de tal forma que no se pueden indexar
debido a que están protegidos con claves o realizados en Flash.
En la actualización del ensayo “Invisible or Deep Web: What it is, how to find it, and It’s inherent ambiguity” (“La web profunda o invisible:
Qué es, cómo encontrarla y su ambigüedad inherente”), de la Universidad de California, se plantea que la internet profunda es hasta quinientas
veces más grande en contenidos que la internet visible. Este dato se ratifica en el documento “Understanding the Deep Web in 10 minutes” (“Entendiendo la internet profunda en 10 minutos”), proporcionado por Jamie Martin, ingeniero en adquisición de datos en Bright Planet, en conversación
con “El Mercurio”. El detalle: esta cifra apunta a que
existe un cuantioso grupo de usuarios que están subiendo material que no quieren que sea rastreado.
Un lugar democrático
Haciendo una comparación con la película “The
Matrix” es posible plantear que la pastilla azul es la
que consumen las personas que navegan en la red superficial, mientras que las que toman la pastilla roja
son las que conocen los secretos de la Deep Web.
Felipe Ovalle, comunicador multimedia y director
del sitio de noticias de tecnología Oh My Geek, ha
navegado en este submundo virtual. “He tenido la
experiencia de ver contenidos de la Deep Web. No
tan cinematográficamente como siempre se plasma y
sí con abundancia de protección en lo que quise buscar y lograr. ¿Qué me atrajo de ella? Lo más importante es lo que esconde: el verdadero poder de la información. Esa que no se ve y que se desea controlar”,
comparte.
Cristián Labarca, blogger de tecnología y especialista en desarrollo web, complementa: “La Deep
Web es el único lugar verdaderamente democrático. Hay de todo y sin restricciones sobre el contenido. Uno, como usuario, tiene la libertad de navegar y adentrarse en ella, pero la responsabilidad y el criterio son un tema personal”.
Para Carlos Gómez, un hacker chileno
de sombrero blanco (su cometido es
asegurar y proteger sistemas computacionales), la navegación dentro de esta red puede ser “fantástica o traumática”. Desde
Caracas, lo plantea de este modo: “La experiencia
es fuerte. Consigues material que nunca antes has
visto; es decir, contenidos que han sido censurados
de internet”. Este ingeniero en informática, de 27
años, agrega que es posible encontrar desde clubes
de lectura como “Jotunbane’s Reading Club”, que
atesoran publicaciones inéditas de escritores underground a cibermercados negros como “Silk Road”, cerrado en octubre del 2013 por el FBI ya que
en él los usuarios podían comprar armas y sustancias ilegales.
Luis Arroyo es editor de la versión mexicana de
The Creators Project, sitio fundado tras una alianza
entre Intel y VICE, que mezcla tecnología y arte, en
conversación con “El Mercurio” plantea: “Los contenidos de la Deep Web son muy variados: desde foros
sobre parafilias —comunes y atípicas— hasta mercados negros donde puedes negociar con criptomonedas (bitcoins). Algunos de estos contenidos son relativamente legales, pero bastante castigados por prejuicios sociales, así que se alojan en la Deep Web”.
Suma que todo intercambio de información ocurre
de forma encriptada y que los usuarios, para ingresar, modifican sus direcciones IP —el número que
identifica a un dispositivo en internet— para así poder acceder al anonimato virtual.
¿Cómo se ingresa?
Tor Browser Bundle es un navegador libre y multiplataforma creado en 2003 por el Laboratorio de
Investigación Naval de los Estados Unidos. La idea
original era permitir una comunicación en línea de
forma anónima entre la Armada y el Cuerpo de la
Infantería de Marina. Hoy en día la organización sin
fines de lucro “Tor Project”, radicada en Massachusetts, es la que vela por la mantención y actualización de este software que se diferencia de Chrome o
Safari por el hecho de encriptar la navegación y utilizar una IP variable. Carlos Gómez, el hacker chileno
radicado en Venezuela, lo explica: “El servicio proxy
de Tor hace que tu conexión a internet simule que
estás en otra parte del mundo, es decir, cambia tu IP
por otra en uso. De este modo conviertes tu navegación en no rastreable”.
Legalidad
En marzo pasado el gobierno turco prohibió el
acceso a Twitter y YouTube. Esta restricción disparó el tráfico en la internet oculta. Alza que se replicó en naciones con censura en internet como
China o Irán. “En países como estos es penado y
perseguido hablar abiertamente sobre política o religión. Es ahí donde los usuarios de la Deep Web
encontraron un nicho —en un comienzo— para poder compartir datos sin el temor a un seguimiento o a
represalias. Hay que entender que esta red nace para
poder compartir material de forma tal que no existan
rastreos. Me refiero a material, en primera instancia,
de carácter no ilícito”, puntualiza el subcomisario de
la Brigada del Cibercrimen de la PDI Ernesto Jimeno.
—¿En Chile es legal navegar en la Deep Web?
“En Chile y cualquier otro lugar. Hay que entender que esta red utiliza el protocolo de internet —la
IP— como cualquier otro servicio. Básicamente, lo
que se hace es que se trabaja con programas específicos (como Tor Bundle) para ingresar. El llamado es a
ser bastante prudente al tener acceso, pues el usuario
puede exponerse a contenidos no adecuados”.
—¿La Brigada del Cibercrimen ha tenido que pesquisar casos de contenido ilícito alojados en la Deep
Web?
“Tratamos de no hacer muy públicas estas investigaciones. De este modo, las personas por curiosidad no se
terminan enfrentando a visualizar o almacenar material
ilícito. Recuerdo que en un sitio muy conocido —que se
llama “El Antro”— un usuario, hace dos años, comunicó y
explicó cómo acceder a la Deep Web. La gente que se logró
conectar, en ese entonces, lo único que encontró fue pornografía infantil, y por tanto denunció ese post pues accedieron a la Deep Web pensando en obtener otro tipo de
contenidos como, por ejemplo, libros prohibidos. Este
usuario, por cierto, tenía material ilegal cuando fue ubicado y posteriormente procesado”.
Luis Arroyo, editor mexicano de The Creators Project,
remata: “Si alguien decide participar en la Deep Web,
que lo haga con responsabilidad y comprendiendo los
riesgos que implica participar en ella”.
Los sitios “blancos”
de la Deep Web
Mediante Tor es
posible disfrutar de
manera segura de los contenidos “limpios”
de la internet profunda. A continuación,
un listado de sitios recomendados:
The Hidden Wiki (La Wikipedia
Oculta): Almacena la lista de dominios a
los que se puede acceder mediante Tor.
Desde bibliotecas de libros censurados
hasta sitios donde se realizan compras
mediante bitcoins. Es una suerte de
punto de referencia en la Deep Web.
Protonmail: Permite enviar y
recibir mensajes de manera
segura. Esto significa que estos
no son vigilados por Google.
Tiene servidores emplazados en
Suiza y surgió como alternativa
a TorMail.
DuckDuckGo: Es la alternativa a Google o Bing. La gracia:
permite hacer búsquedas cifradas sin guardar información
personal y sin arrojar spam.
Hyperboria: Una comunidad
encriptada P2P recomendada
por la revista estadounidense
“Wired”. Permite bloguear,
tuitear y compartir fotos.
Jotunbane’s Reading Club:
Biblioteca virtual donde se
puede leer a escritores
underground. Sus usuarios están en contra de
la gestión digital de
derechos.
LAURA SEPULVEDA
En marzo pasado, el
gobierno turco
prohibió el acceso a
Twitter y YouTube.
Esta restricción
disparó el tráfico en la
internet oculta.
La lucha contra la censura en Facebook e Instagram
Dos de las más importantes redes sociales no transan en sus políticas de lo que está permitido. JUAN IGNACIO CORNEJO
21 de junio de este año. Courtney
Adamo, una ciudadana norteamericana, recibió un correo electrónico de los
administradores de Instagram para avisarle que la última fotografía que había
subido transgredía los límites del sitio y
que había sido eliminada por inapropiada. Courtney regresó a su sesión, subió nuevamente la imagen y fue lo último que hizo antes de que le cerraran su
cuenta en Instagram.
El problema es que la foto en cuestión era la del bebé de Adamo, que enternecedoramente se levantaba su polera y descubría su pequeño torso. El caso
se transformó en un escándalo global, e
Instagram se vio forzado a reponer la
cuenta y permitir la fotografía.
El hashtag #freethenipple (“liberen al
pezón”) lleva meses dando vueltas y
aunque a alguien pueda chocarle, ha tomado cada vez más fuerza. El primer
caso que acaparó atención mediática
fue el de la modelo Emily Ratajkowski,
que en agosto del año pasado fue bloqueada en Instagram por subir fotos de
alguna sesión en que se mostraba desnuda. Tardó varios días en recuperar su
espacio, mas no su libertad de postear
lo que se le antojara.
El bombazo lo puso este año Rihanna, que a comienzos de mayo no tuvo
problema en mostrar la portada de
una revista en la que posaba en topless.
Las redes sociales estallaron por el interés de millones, pero en menos de
dos horas, el registro del usuario había sido borrado.
La campaña #freethenipple alcanzó
notoriedad gracias a Scout Willis (hija
de Bruce Willis con Demi Moore), que
salió por Nueva York a caminar en topless y subió a Twitter una foto con el
mensaje “legal en NYC pero no en Instagram”. Siete años atrás comenzó una
campaña en internet para que Facebo-
ok permitiera fotografías de madres
amamantando, y no terminara por censurarlas o eliminar los perfiles de quienes las publicaban. El grupo “Hey Facebook, breastfeeding is not obscene” tiene más de 10 mil usuarios y por estos
días están de fiesta.
En el mismo grupo, la administradora Lindsey McCarthy avisó el 10 de este
mes que “estoy muy feliz de que esto
esté por fin cambiando. ¡Finalmente hemos sido escuchadas!”. Intentando no
hacer ruido, la gigantesca web que inspiró el filme Red Social removió las restricciones de manera muy sutil.
La frase “fotos que expongan completamente los pechos femeninos, sin
que el niño esté activamente alimentándose, violan los términos de Facebook” fue eliminada. Ahora FB anuncia que “estamos de acuerdo que amamantar es algo natural y hermoso y
que es importante como para que las
madres quieran compartirlo con sus
contactos”.
Este fue el primer caso de censura en
Facebook que movilizó a miles de
usuarios y que logró revertir la decisión
de la compañía de Mark Zuckerberg.
Ahora la lucha va por permitir que sí se
pueda mostrar un pezón femenino,
tanto ahí como en Instagram. No es
coincidencia que sean estas dos las redes en cuestión: desde abril de 2012 que
la firma de Zuckerberg adquirió la que
es considerada la mayor galería fotográfica online y los criterios y conflictos
son los mismos en ambos lados.
¿Y por qué el problema es “el pezón”? Scout Willis fue bastante clara en
su momento, aseverando que “las mujeres son expulsadas de Instagram por
publicar fotos con cualquier parte de su
areola expuesta, mientras que fotos sin
pezones —aunque puedan ser degradantes— siguen sin problema”.
La cuenta de Instagram de la cantante Rihanna fue
bloqueada por subir una foto donde aparecía desnuda.
Descargar