Lo que encontré en mi bolsillo.

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“Lo que encontré en mi bolsillo”,
obra ganadora del primer lugar en categoría de cuento.
Autor: Francisco Alfonso Godoy García.
El joven es estudiante del plantel 56 “Gral. Macario Gaxiola
Urías”, de Angostura, zona 03.
Lo que encontré en mi bolsillo.
Pocas veces meto mi mano en los bolsillos como lo hace un ladrón. Me dirigía a
viajar en tren de Liverpool a Manchester, cuando sentí la necesidad de hurtar en mi
bolsillo del saco, ahora repleto de cosas que habían caído una a una a lo largo del
viaje, en mi travesía por el Reino Unido.
Me encontraba en mi asiento mirando por la ventanilla, cuando el tren partió;
sentía la brisa de la tarde en el crepúsculo apenas dibujado del lejano horizonte,
apenas desbordado por los últimos rayos de sol que dejaban aparecerse en medio
de las nubes del cielo rojo. Empecé a sentir la sensación de arranque y esa
emoción por descubrir vastos lugares inhóspitos y remotos, conocidos y
desconocidos, inexplorados y ya existentes. Cuando mire por el pasillo que
dividía a los asientos, a un hombre de uniforme y sombrero que se acercaba
lentamente a mí. Entonces comencé a meter mi mano en el bolsillo del saco y a
buscar.
Lentamente fui sacando un sin fin de cosas que creía perdidas, algunas otras
desconocidas y pocas más que no recordaba. Una a una fueron saliendo del
bolsillo y las puse en la mesa que estaba frente a mí.
Lo más extraño fue, que mientras saqueaba todas esas cosas, mi ignorancia, al no
saber lo que me encontraría en el bolsillo y sobre todo la necesidad de
encontrarme con algo, me hacían parecer un ladrón.
Primero saque un pedazo de papel y vino a mi mente la necesidad de escribir esto.
Vi entonces la primera necesidad del hombre, todos nuestros ancestros y sus
deseos de ser recordados en la historia, escritas en tinta o carboncillo. Como una
película fueron apareciendo rápidamente en mi mente, un sin fin de imágenes
desde la invención del papel y todo lo que tardo para llegar a mí. La delgada lamina
ahora rasgada y doblada, me recordaba al antiguo Egipto cuando se escribía en
papiro o el pergamino en la Europa de la edad media, en pieles de cabra o de
carnero curtidas.
Después saque un pedazo de tiza y vi entonces que la primera necesidad del
hombre, no era si no la necesidad de crear arte, la necesidad de expresarse y
encontrar en los cinco sentidos el placer de comunicarse desde las letras a las
palabras, del ruido a la música, de un trazo hasta una pintura, todo alrededor era
arte, todo era un tipo de arte creado por el ser humano. Vi toda visión del mundo
reflejado en un artista. Mozart, Picasso, Miguel Ángel, Vang Gogh, da Vince, eran
nombres tan importantes para el ser humano, pues habían creado arte.
Mi idea cambio repentinamente después de sacar de mi saco un dado, y vi que todo
aquello estaba rodeado de números y signos. Esa debía ser la primera necesidad del
hombre y su manera de adaptarse al mundo. Desde las horas del día y los días del
año, todo está rodeado de números y han existido desde generaciones antiguas,
que es sin duda es una de las mejores herencias de nuestros antepasados.
Mi idea cambio de repente y desembolsé entonces un encendedor de oro muy fino,
que utilizaba para encender mis cigarrillos, así que el fuego debía ser la primera
necesidad del ser humano. El deseo de descubrir por nuestras propias manos lo que
la naturaleza te puede ofrecer y que yo aún formo parte de ella, es parte esencial
de la vida. Todo se trata de explotar a la naturaleza. Y vi entonces que la tierra
misma desde sus inicios ya no era la misma, la causa, el hombre. Vi también el
fuego del sol, su llama que ilumina a una galaxia, la luz y el calor, indispensable
para sobrevivir.
Después tome del bolsillo un llavero del Big Ben, que había comprado dos días
atrás, y vi la necesidad del hombre en el tiempo, desde que nace hasta que muere,
todo estaba marcado por tiempos, épocas, etapas y generaciones. Todo estaba
dividido en tiempo. La noche y el día, eran dos tiempos distintos, y el hombre ha
tomado de referencia las horas y los minutos.
Mi idea cambio después de sacar un anillo muy bonito, que ahora ya no estaba en
mi mano y no recordaba habérmelo sacado. Vi pues, la rueda y sus inicios, la
necesidad del hombre al transportarse, de recortar las distancias y encontrar
formas para hacerlo más rápido. Yo inclusive viajaba en ruedas y al mismo tiempo
agradecía su invención, ahora el camino parecía más corto, pero las millas eran las
mismas a pie o en tranvía. Regrese a casi siete mil años atrás, a la antigua
Mesopotamia con la rueda de alfarero y a Eslovenia, la rueda mas antigua jamás
hallada, una pieza mecánica circular y simple.
Posteriormente saque una moneda y vi en uno de sus lados todo gobierno y
sociedad del mundo actual, todo absolutamente todo, estaba dirigido por un líder,
un cesar o un monarca que nos gobernaba, el mundo está rodeado de leyes y reglas,
mismas que no estaban hace unos años o hace siglos, el mundo estaba en constante
cambio y el cambio era distribuido por el ser humano. Vi cada oportunidad
existente que permite a un individuo cumplir su propia voluntad, esa sin duda era
la necesidad de todo ser viviente racional, la capacidad de decidir, con la cual
fuimos dotados.
Después saque un mapa, que había estado utilizando gran parte de mi travesía por
el continente, y vi todo territorio del mundo ahora divididos, en pueblos y
naciones. Entonces supe que la primera necesidad del hombre fue la de
relacionarse, de crear amistad y familia. Recordé entonces las sagradas escrituras
bíblicas en el génesis de la creación, “Adán fue creado primero, y Dios, al verlo
solo, decidió que necesitaba una compañera que fue creada partiendo de una
costilla del hombre”.
Saque entonces un paquete de galletas que había comprado para calmar el
hambre, y vi mi necesidad y la necesidad de todo ser viviente, la necesidad de
alimentarse, comer para vivir y no vivir para comer. Esa era la primera necesidad
del hombre, no cambia duda.
Volví a meter mi mano en la bolsa y tome un rosario de madera, mismo que me
había sido obsequiado al inicio de mi viaje, y vino a mi mente la necesidad del
hombre y el sentido de la vida. El punto de partida y de comienzo, todo estaba
rodeado por caminos y direcciones, mismos que no estaban antes de ser poblados,
antes de crear todo ser viviente, todo paisaje habitado ahora, todo mundo
dividido, antes del universo mismo y antes que la luz en una parte de las tinieblas,
ahora sabía que la necesidad del hombre no estaba en la tierra y debía concluir mi
viaje para saberlo.
Y así fui sacando un sin fin de cosas de mis bolsillos. Mismos que fueron
apareciendo uno a uno detrás de otros y seguía buscando. Encontrando preguntas y
respuestas. Mientras el señor de uniforme, llegaba hasta mi sitio.
Y si de algo estaba seguro que faltaba en mi bolsillo y necesitaba, poco antes de
vaciarlo todo era: de mi boleto de tren de Liverpool a Manchester.
RAB
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