CELEBRACIÓN COMUNITARIA DEL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN CANTO DE ENTRADA: Perdona a tu pueblo. +En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. MONICION Hermanas y hermanos: nuestro recorrido cuaresmal, en el camino hacia la Pascua, estamos ya próximos a la celebración de la Pascua del Señor. Pero, antes de esa celebración, necesitamos reforzar nuestra experiencia de conversión celebrando el perdón que nos llega de Dios y de los hermanos. Hoy vamos a reconocer nuestra realidad pecadora, limitada, débil. Pero también vamos a recordar, con fe, a Jesús en la cruz, y, vamos a pedirle la gracia de la conversión. Sólo Él nos puede perdonar como perdona Dios. Sólo Él puede crear en nosotros un corazón nuevo con el que celebrar la Pascua en espíritu y verdad. ORACIÓN COLECTA Señor, que eres justo y clemente con quienes te invocan. Tú conoces nuestros pecados y nuestras injusticias; Tú sabes también la disposición que tenemos para cambiar, pues conoces nuestros buenos deseos. Escucha nuestra oración y danos la gracia de volver a Ti, por medio de una conversión y reconciliación sinceras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA Monición al Evangelio. Lc 6, 27-28. 31-38 Quien no perdona no ama y no tiene capacidad de ser perdonado ni experimentar al amor de Dios. La paz de Cristo está inspirada por su amor hasta la muerte. La experiencia del perdón de Dios nos impulsa a considerar el amor y la paz son más grandes, más fuertes y más eficaces que el odio y el egoísmo. Cantemos al amor que es Cristo mismo y se manifiesta en el perdón. Canto antes del Evangelio: Tu palabra me da vida. Lectura del Santo Evangelio según San Lucas. En aquel tiempo Jesús dijo: Amad a vuestros enemigos y portaos bien con los que os odian. Bendecid a los que os maldicen y orad por los que os injurian. Portaos con los demás como queréis que los demás se porten con vosotros. Porque si solamente amáis a los que os aman, ¿cuál es vuestro mérito? ¡También los malos aman a los que les aman a ellos! Y si solamente os portáis bien con quienes se portan bien con vosotros, ¿cuál es vuestro mérito? ¡Esto también lo hacen los malos!. Vosotros, por el contrario, amad a vuestros enemigos, portaos siempre bien y prestad sin esperar nada a cambio. De este modo tendréis una gran recompensa y seréis hijos del Dios Altísimo, que es bondadoso incluso con los desagradecidos y los malos. Sed compasivos, como también vuestro Padre es compasivo. No juzguéis a nadie, y tampoco Dios os juzgará a vosotros. No condenéis a nadie, y tampoco Dios os condenara a vosotros. Perdonad, y Dios os perdonara. Dad, y Dios os dará: él llenara hasta los bordes vuestra bolsa. Os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás. Palabra del Señor. HOMILÍA EXAMEN DE CONCIENCIA Celebrante: Queremos ahora revisar nuestra vida, renovar nuestra justicia y pedir perdón, celebrando así la misericordia de Dios. Siempre, al rezar el “YO CONFIESO” pedimos perdón diciendo: “PORQUE HE PECADO MUCHO DE PENSAMIENTO, PALABRA, OBRA Y OMISIÓN”, pero quizá nunca nos detenemos un poco a pensar en lo que estamos diciendo. Que hoy sí nos demos cuenta del todo y le pidamos perdón al Señor de verdad. He pecado mucho de pensamiento Nuestra mente siempre está trabajando, pero nuestros pensamientos ¿son positivos o negativos?, ¿ creativos u ociosos? ¿bien intencionados o llenos de segundas intenciones poco honestas? ¿Cuántas veces pensamos una cosa pero decimos o hacemos otra por vanidad o por respetos humanos? ¿Cuántas veces, con el pensamiento, ofendemos a Dios y al prójimo, aunque externamente no aparentemos nada...? ¿Cuántas veces juzgamos mal al prójimo pobre, indigente, inmigrante, excluido? ¿Cuántas veces perdemos el tiempo por estar pensando en tantas cosas que no nos llevan a nada bueno, sino que por el contrario, nos incitan al mal...? ¿De qué otra manera he ofendido a Dios o al prójimo con el pensamiento? Por eso, pensemos en silencio para sentir verdadero arrepentimiento y poder decir con todo el corazón: [Silencio de reflexión...] He pecado mucho de palabra Pensemos en las malas palabras, dichas, sobre todo, con coraje y odio, con el fin de insultar o herir a los demás... Pensemos en las críticas, las murmuraciones y el juicio destructivo que hacemos de nuestro prójimo... Pensemos en las veces que nos rebelamos contra Dios y hablamos mal de Él, o incluso llegamos a blasfemar... Pensemos en tantas conversaciones inútiles… Pensemos en las mentiras y en las excusas que inventamos… Pensemos en las veces que hemos hablado mal de la Iglesia o de los sacerdotes En fin, pensemos en silencio en todo lo que pecamos a través de nuestras palabras, para sentir verdadero arrepentimiento y decir con todo el corazón: [Silencio de reflexión...] He pecado mucho de obra Todas nuestras obras que van en contra del amor a Dios, y en contra del amor y la justicia al prójimo, son los pecados que tenemos que reconocer, para arrepentirnos. Las envidias y los egoísmos... El rencor y la venganza... El no cumplir con nuestras obligaciones como esposos, padres, hijos o hermanos... Las infidelidades a los compromisos propios del estado de vida, matrimonio, sacerdocio, vida consagrada… El no querer trabajar o estudiar o hacerlo a medias... El no cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos, no ejerciendo nuestros derechos ni buscando verdaderamente el bien común... El no cumplir nuestras obligaciones como cristianos y cristianas… En fin, todas nuestras obras contra la justicia, contra la caridad, contra la castidad... Por eso, entremos en nuestra conciencia, revisemos nuestras actitudes y nuestros hechos, para arrepentirnos y decir con todo el corazón: [Silencio de reflexión...] He pecado mucho de omisión “Yo no mato, ni robo, ni le hago mal a nadie...” solemos decir. Pero debemos también preguntarnos: “Y el bien que pude haber hecho... ¿por qué no lo hice?”. Esa palabra de aliento que no dije... Ese consejo que no di por vergüenza o por miedo... Esa vez que me callé y no defendí a alguien ante una situación de injusticia... Esas veces que no quise comprender a los demás, ni escucharlos, ni ayudarlos... Esas buenas obras que dejé de hacer por comodidad... Ese buen ejemplo que no di... Todas esas veces que “pude” pero “no quise”... Pensemos, pues, muy en serio, en todo el bien que hemos dejado de hacer, pues ese es el pecado de OMISIÓN... Sintamos un verdadero arrepentimiento y digamos con todo nuestro corazón: [Silencio de reflexión…] [Se invita a todos a ponerse de pie] CONFESIÓN GENERAL Celebrante: Antes de pedir perdón de forma individual por nuestros pecados personales, pidamos ahora comunitariamente, como asamblea cristiana perdón a Dios Lector/a: Perdona, Señor, nuestros egoísmos y danos un corazón nuevo. R/ Señor, ten piedad Perdona, Señor, nuestra insolidaridad y haznos crecer en la caridad. R/ Cristo, ten piedad. Perdona, Señor, nuestras violencias y llénanos de tu paz. R/ Señor, ten piedad. Perdona, Señor, nuestros desánimos y haznos crecer en la esperanza. R/ Señor, ten piedad. Perdona, Señor, nuestras pasividades y danos la fuerza de tu Espíritu. R/ Cristo, ten piedad. Perdona, Señor, nuestros pecados y haznos resucitar a una vida nueva. R/ Señor, ten piedad PADRE NUESTRO Sacerdote: Oremos como el mismo Jesús nos ha enseñado: Padre nuestro… CONFESIÓN Y ABSOLUCIÓN INDIVIDUAL ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO Y BENDICIÓN El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Señor, que tu pueblo reciba los frutos de tu generosa bendición para que, libre de todo pecado, logre alcanzar los bienes que desea. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. Canto Final: Victoria, tu reinarás El Señor ha perdonado vuestros pecados. Podéis ir en paz.