PRIMERO de MAYO 2006 MANIFIESTO Los/las militantes y movimientos obreros cristianos de la Pastoral Obrera de Cataluña y las Baleares, nos sentimos plenamente solidarizados y unidos a los trabajadores y trabajadoras del mundo obrero en la celebración del 1º de Mayo. Hacemos nuestras las aspiraciones y reivindicaciones que hoy están planteadas, desde nuestra fidelidad a Jesucristo y a la clase obrera. Algunos datos nos sitúan en el contexto del mundo del trabajo y de la sociedad de hoy: - Los últimos datos del Ministerio de Trabajo nos indican que sólo el 11,7% de los contratos hechos en el pasado mes de febrero eran indefinidos. Por otra parte, cada vez son más las empresas que, al servicio del modelo globalizador, llevan a cabo despidos indiscriminados de gran parte de su plantilla. - En Cataluña el pasado enero hubo 13 muertes por accidentes laborales, en el sector servicios fueron 8, en la construcción 4 y en el sector industrial 1. - Aun cuando disponer de una vivienda digna está definido en nuestro ordenamiento jurídico como un derecho fundamental de toda persona, disfrutar de este derecho se convierte en un problema para gran parte de la población, sobre todo para inmigrantes y jóvenes, que han de gastar del 40 al 60% de su sueldo para pagar una vivienda, que no siempre es digna. - Las mujeres trabajadoras, en el conjunto del mundo, trabajan más y cobran menos. En nuestro país las mujeres, por el mismo trabajo cobran el 25% menos y toda la tarea que se realiza fuera del ámbito laboral no tiene el menor asomo de reconocimiento social ni económico. - Los inmigrantes vienen aquí arriesgando e, incluso, perdiendo su vida, porque esperan encontrar oportunidades laborales. Esto les comporta condiciones durísimas de adaptabilidad: sueldos bajos, dificultad en la contratación, viviendas precarias, separaciones familiares y una sociedad de cultura diferente. - Las desigualdades entre países pobres y ricos son cada vez superiores. África es un continente donde miles de personas mueren por el hambre, la guerra o graves enfermedades, y lo mismo pasa en otras partes del mundo. También la pobreza y las injusticias son un problema en nuestros países a veces mal denominados desarrollados. *** Vivimos, pues, en una sociedad donde parece que la persona vale más por lo que tiene que por lo que es, donde la competitividad es un referente y donde la precariedad laboral y social nos dificulta desarrollarnos personal y colectivamente. Ante esta realidad, nosotros, los cristianos y las cristianas, en un día como el Primero de Mayo encontramos un espacio para la reflexión del que esta jornada significa: - la convicción de que la individualidad es debilidad y la fuerza es del grupo, del colectivo; - que para mejorar las condiciones de vida, de trabajo, de formación… es necesario el espíritu solidario, de comunión, de fraternidad; - no olvidar que los cambios históricos positivos en las condiciones de trabajo no han venido solos, han sido fruto de la lucha y del esfuerzo. ... unas semillas dieron el cien, otras el sesenta, otras el treinta por uno. (Mt 13,8) - el fomento del sentido crítico y de revisión constante del presente; - el sentido del compromiso militante en el trabajo, en el vecindario y en la sociedad, asumiendo los riesgos que comporta; - y que, además de los cristianos/as, muchos y otros muchos, personas y colectivos, caminan cerca y en la misma dirección. Y también encontramos, en el Primero de Mayo, un espacio para celebrar y reivindicar y para promover acciones que nos lleven a crear una sociedad más justa e igualitaria, donde todo el mundo, sin excepciones, sea tenido en cuenta como persona y como ciudadano/na de pleno derecho. Un espacio motivador para transformar: - la calidad de la ocupación: • aumentando la estabilidad laboral y mejorando las condiciones de trabajo; • incorporando la conciliación familiar, social y laboral en las políticas laborales; • reforzando las actividades de formación en las empresas, en todas las edades; • llevando a término acciones de prevención y protección contra accidentes; • promoviendo políticas de integración para jóvenes, para discapacitados, para mujeres, para marginados o personas en precariedad; • incrementando las oportunidades de ocupación y formación para todo el mundo… • y, en definitiva, consiguiendo que el trabajador/a sea valorado/da y dignificado/da como persona y no sea un simple instrumento de la economía neoliberal y de la sociedad de consumo. - los trabajos de atención de la familia, de los hijos y de los padres, del hogar… compartiéndolos, hombres y mujeres, llevando a término un proyecto de sociedad justa. Los desequilibrios del mundo, haciendo que se destinen más recursos, sobre todo procedentes de nuestros impuestos, a ayudar a los países más necesitados, aunque esto nos comporte sacrificios propios, y sin sacar ningún provecho de esta ayuda. - la realidad, comprometiéndonos a empujarla hacia situaciones más liberadoras, haciendo de las organizaciones del movimiento obrero y popular lugares de encuentro, de diálogo y actuación. MOVIMIENTOS CRISTIANOS OBREROS DE CATALUÑA Y BALEARES: ACO, GOAC, JOC, MIJAC, RELIGIOSAS EN BARRIOS, SACERDOTES OBREROS Y DELEGACIONES DE PASTORAL OBRERA DE LAS DIÓCESIS DE CATALUÑA.