1 Juegos y deportes como productos del actuar humano Siempre que nos referimos a algún tipo de práctica física, como el caso ejemplar de los juegos y deportes, lo hacemos en relación con un determinado actuar humano. Esto que parece una obviedad aplastante y evidente, parece no tenerse en cuenta cuando hacemos uso del lenguaje coloquial; pues más bien parece que el juego o el deporte tienen existencia por sí mismos. ¿Estamos todos equivocados o al parecer estas prácticas muestran algunas características que provocan que las consideremos como entidades propias? En efecto, en un partido de baloncesto, fútbol o rugby, en unas carreras atléticas o en el transcurso del juego de la petanca o de la gallinita ciega, lo que podemos observar de manera constatable es la presencia de varias personas que interactuando se comportan, en cada caso, de modo muy singular. En cada una de las manifestaciones deportivas y lúdicas aludidas, los jugadores se relacionan unos con otros de diferente forma, utilizan espacios y terrenos de juego muy diversos, y así mismo, usan en algunos casos la intermediación de objetos muy diferenciados, como es el caso de pelotas y balones de diferentes tamaños, texturas y formas. Cuando vemos a Ronaldo jugar un partido de fútbol, no sólo lo distinguimos por sus características físicas que lo convierten en una 19 2 Las ciencias del deporte El ciclismo, el esquí o el fútbol son prácticas deportivas suficientemente conocidas. Podemos afirmar que en nuestros días la práctica de muy diferentes modalidades deportivas se ha convertido en algo habitual para millones de ciudadanos en todo el mundo. Por cotidiano resulta algo tan conocido que bien parece una superficialidad dedicarle una atención especial, como es tratar de estudiar e investigar diferentes aspectos de este complejo fenómeno desde la perspectiva de la ciencia, es decir, mediante un tipo de saber y de proceder altamente especializado y que funciona con arreglo a unas pautas y procedimientos que no son de dominio público, sino que hace falta una adecuada y compleja formación para llevarla a cabo. La inmensa mayoría de la población lo que desea es practicar su deporte favorito, ver por la televisión una retransmisión deportiva o asistir en persona al desarrollo de alguna competición. No resulta fácil darse cuenta de la multitud de problemas que se derivan de este complejo fenómeno. Tomemos por ejemplo el ciclismo que se ha convertido en una práctica muy popular en los últimos años, en cualquiera de sus facetas y modalidades. Se trata, aunque no lo parezca, de algo bastante más complejo que una práctica recreativa cotidiana y festiva. La fabricación, comercialización y mantenimiento de las bicicletas significa hoy una industria de gran envergadura y potencial económico; 25 3 La praxiología motriz El profesor P. Parlebas, preocupado por esta gran dispersión, se ha dedicado durante más de treinta años a sentar las bases de una nueva disciplina, con el fin de construir esa necesaria gramática del juego y el deporte que no pretende, como se ha dicho, atribuirse la exclusividad en los estudios sobre el deporte, lo cual resultaría insensato por imposible, sino de centrar el objeto-problema de sus investigaciones en el conocimiento de las leyes internas que rigen todas y cada una de las distintas modalidades deportivas. Con ello no se pretende sustituir o arrinconar a las demás disciplinas, sino muy al contrario, poder dotarlas de un referente que aglutine un marco en donde ubicar con cierta coherencia la dispersión de saberes generados hasta hoy. La praxiología motriz creada por P. Parlebas pretende estudiar las acciones motrices que emergen en cualquier situación deportiva o lúdica, como consecuencia de una compleja trama de relaciones que se establece entre los participantes, al margen de quienes sean éstos. ¿Quiere esto decir que trata con indiferencia el estudio caracteriológico de los practicantes? En absoluto, pero las características culturales, afectivas, psicológicas o sociales de los protagonistas ya están siendo estudiadas por la antropología, la psicología o la sociología. 37 4 Lo que se puede ver y observar: las acciones motrices Cuando observamos un deporte o un juego lo que vemos son secuencias de acciones, protagonizadas, esto sí, por determinados jugadores. Pero cada una de estas personas que han decidido participar en un juego, por ejemplo el fútbol, han debido adaptar sus peculiaridades afectivas, fisiológicas, sociales y motrices a las condiciones exigidas de modo inapelable por las reglas del fútbol. A muchos de nosotros nos gusta oír diferentes tipos de música, incluso algunos pueden sentir una gran delectación en determinadas audiciones musicales. Pero la música por creativa que sea tiene sus propias leyes de armonía, entonación, sintonía y ritmo. Lo que oímos es música y no necesitamos saber más, nos gusta y resulta más que suficiente. La música posee además su propio lenguaje, muy complejo, que la mayoría de músicos necesitan conocer, pero no siempre. De forma más académica y sofisticada, consciente o inconscientemente, todo músico sigue las pautas de la estructura musical, de las leyes internas de este fenómeno físico y humano a la vez, pero no necesita conocerlas en profundidad, le basta con tener la habilidad necesaria para hacer sonar con virtuosismo el instrumento que maneje. 47 5 Las tablas de la ley: contrato práxico y estatuto sociomotor Todo juego deportivo es fruto de una convención humana. La tradición puede remontarse a más o menos años, décadas e incluso siglos, pero cuando un determinado grupo de personas deciden llevar a cabo una actividad sujeta a determinadas condiciones y características, surge irremediablemente el acuerdo, la convención o el pacto. Nos referimos al juego de manera claramente intencional, puesto que no en vano, el juego representa una de las manifestaciones más arcaicas de la cultura, e incluso hay quien, como el historiador holandés J. Huizinga (1972:63), afirma “que la cultura surge en forma de juego, que la cultura, al principio, se juega”. En efecto, el juego brota en el seno de los grupos humanos primitivos como una transmisión y recreación ante sus congéneres de los hallazgos y proezas alcanzados mediante el jugar exploratorio, que es el comportamiento natural que llevan a cabo los mamíferos superiores y algunas aves, para conocer y explorar el medio y a uno mismo, pues es además una fuente constante de estímulos. No tenemos más que observar a nuestros bebés o a los jóvenes cachorros de perros y gatos, para darnos cuenta rápidamente de que juegan por jugar, con 59 6 La llave del juego: la lógica interna Se ha podido comprobar en el apartado anterior que conocer el reglamento de todo juego deportivo se convierte en un proceder básico para desvelar aspectos importantísimos de la lógica del juego, de su coherencia interna, de esa gramática que está implícita en todo sistema reglamentario. De este modo sabemos las condiciones en que cada participante puede jugar, puesto que no todos los jugadores lo hacen del mismo modo. Cada estatus sociomotor (rol) define una determinada manera de actuar, de llevar a cabo un papel, función o rol específico. Todo este cortejo de prescripciones, condiciones y relaciones configura lo que la praxiología motriz denomina lógica interna, es decir, el modo peculiar en como están predeterminadas las acciones motrices de todo juego deportivo. Este ha sido, sin ningún género de dudas, el gran hallazgo de la praxiología motriz, su razón de ser como disciplina, su episteme, puesto que al desvelar la lógica interna de cada situación motriz hace posible el análisis previo de las consecuencias práxicas que tiene todo sistema praxiológico, de este modo antes de que éste se active, el estudioso (profesor, entrenador, guía, monitor...) puede elegir y programar aquellas situaciones que generen las acciones motrices que converjan con sus intereses y propósitos. ¡Por fin una ciencia de la práctica, una ciencia de la acción motriz! Por supuesto que la práctica la llevan a cabo personas, ya se ha dicho 67 7 Los dominios de acción motriz y el orden necesario: clasificación de los deportes, juegos y prácticas motrices Cualquier disciplina que pretenda construir una fundamentación científica en torno a su objeto de estudio, debe plantearse como un problema de máxima prioridad la clasificación en grupos homogéneos de las diferentes expresiones en las que puede aparecer el fenómeno que estudia. En el ámbito de la actividad física y el deporte, el estudio de la acción motriz entendida como resultado observable que emerge de las distintas situaciones motrices debe acompañarse de propuestas coherentes y rigurosas a la hora de diferenciar y sistematizar estas prácticas en categorías uniformes. Para desvelar todo el repertorio motor que ofrecen las prácticas motrices hace falta conocerlas y reconocerlas, por ello todo intento que pretenda clasificarlas debería apoyarse en una sólida construcción teórica y científica. Esta afirmación, a pesar de ser tan básica como evidente, nos remite una vez más a la casi absoluta ausencia de contribuciones rigurosas que hayan seguido el método científico en esa tarea de presentar una propuesta taxonómica de las actividades físicas, los juegos y el deporte. 73 8 Las situaciones psicomotrices y sociomotrices de cooperación en un medio estable En esta familia de situaciones motrices se presentan algunas constantes estructurales, las cuales orientan hacia una determinada adaptación o exigencia a la cual los participantes deben dar respuesta. Estas prácticas exigen de los protagonistas que tiendan a imitar un estereotipo motor en los modos de ejecución. Por eso el entrenamiento suele ser muy intenso, empleando un gran consumo energético, en el cual en buena parte el éxito se consigue mediante la constancia y la repetición de las acciones motrices que se quieren automatizar. Estamos ante ejemplos de deportes tan conocidos como los saltos, las carreras de velocidad o los lanzamientos en atletismo; la natación en piscina; la gimnasia artística deportiva... En el terreno de los juegos podemos referirnos a numerosas situaciones de lanzamientos de objetos (peonza, rayuela o infernáculo, juegos de bolos...), saltos (salto del pastor, saltos a pies juntos...), desplazamientos con zancos, realización de juegos malabares... En estas situaciones, las acciones motrices tienen una dominancia propioceptiva considerable, otorgando a los receptores posturales un 93 9 Las situaciones motrices con adversarios o con compañeros y adversarios en un medio estable En este dominio de acción sociomotriz, los protagonistas se ven obligados a “leer o descodificar la conducta motriz” de los otros participantes. Este proceso denominado semiotrización o descodificación de las acciones de los demás, aparece como un requisito primordial para poder solucionar cada una de las situaciones motrices. Al mismo tiempo que se lee a los demás, cada jugador aunque no lo desee es portador de mensajes, para sus compañeros y/o adversarios, participando de un proceso de codificación de sus propias conductas motrices. Estos procesos de codificación y descodificación exigen que el comportamiento de los jugadores sea inteligente, adaptado a las intervenciones de sus compañeros y a las de sus adversarios. Los mensajes deben ser muy claros y transparentes para los compañeros y en cambio confusos, inciertos y oscuros para los adversarios. Estamos ante el esplendor de la toma de decisiones, puesto que cada situación se muestra bajo características singulares y distintas 101 10 Las situaciones motrices realizadas en solitario y en un medio inestable En este grupo las situaciones motrices se realizan en un medio portador de incertidumbre, es decir, inestable, fluctuante, cambiante. Esta condición exige que los protagonistas centren la atención en el desciframiento del medio. Se debe tener en cuenta que de los tres criterios que considera la clasificación de P. Parlebas, la incertidumbre en el medio origina la distinción del medio entre dos polaridades totalmente opuestas; es decir, se puede hablar de medio domesticado o de un medio salvaje. Entre ambas polaridades se encuentra una graduación en función del nivel de acondicionamiento de las prácticas físicas. En esta categoría las situaciones motrices más representativas se corresponden con las prácticas realizadas en la naturaleza. Si nos basamos en la semiología como disciplina que estudia los signos, Parlebas incorpora el concepto de semiotricidad referido a la lectura de signos en el ámbito motor, entendiendo que los protagonistas realizan conductas motrices reaccionando a la lectura e interpretación de la información que leen del entorno. Precisamente, este dominio de acción motriz, al necesitar para realizar la tarea motriz de la descodificación de los indicios del medio, se puede denominar prácticas de alta semiotricidad. Es decir, en estas prácticas resulta imprescindible 113 11 Las situaciones motrices con compañeros, con adversarios o con compañeros y adversarios en un medio inestable En este grupo de situaciones motrices, la sociomotricidad está unida a la incertidumbre que origina la relación del participante con el medio físico. Igual que en la categoría anterior también se corresponde con aquellas prácticas denominadas de alta semiotricidad por la constante exigencia de descodificar la información procedente del medio físico. Además de la descodificación del medio, la presencia de interacción motriz con los otros protagonistas también requiere que se descodifiquen los mensajes de los demás, circunstancia que añade complejidad a la puesta en acción de estas prácticas. Se trata de situaciones motrices donde el riesgo y la aventura se unen a la dinámica propia de las prácticas sociomotrices. Cuando son de oposición, el antagonismo y la rivalidad favorece la toma de decisiones, las situaciones de estrategia motriz y la necesidad de actuar pensando en la metacomunicación sobre los demás. Son ejem117 12 Los diferentes sistemas praxiológicos Uno de los aspectos más innovadores y sugestivos de la praxiología motriz es su concepción de los juegos, de los deportes y de las situaciones motrices en general, como sistemas praxiológicos. Es éste un punto de partida sustancial en toda la construcción teórica de Pierre Parlebas, que ha permitido el posterior modelaje de los universales ludomotores que más adelante se abordará. La noción de sistema es integradora y globalista, en una palabra, holística. Es un punto de vista necesario para entender y explicar multitud de manifestaciones, especialmente la vida y la sociedad, que se desencadenan de modo global. Lo que ha ocurrido hasta mediados del siglo XX, es que nuestra incapacidad para entender los fenómenos como una totalidad nos empujaba al análisis y su descomposición en pequeñas partes. Entender los fenómenos como sistemas permite construir modelos representativos de esa realidad. Se trata de construir mapas teóricos para representar los problemas o las manifestaciones que se desea estudiar, pero no deben confundirse con los hechos reales. El mapa nunca debe confundirse con el territorio, aunque es bien sabido que un buen mapa nos ayuda a orientarnos adecuadamente, sobre todo cuando el terreno no se conoce suficientemente. 123 13 Las lentes de la praxiología motriz: los universales ludomotores8 Cuando observamos desde el exterior a un grupo de personas participar en un juego o práctica motriz lo primero que identificamos son sus acciones motrices. Sin embargo esas acciones aunque se localizan en la superficie de cualquier juego, deben entenderse como el resultado que emerge de un entramado complejo de relaciones y procesos de carácter sistémico, que origina la lógica interna de esa práctica lúdica. Al igual que la observación profunda del ADN evidencia el material genético que caracteriza los rasgos distintivos de cada persona, bajo la superficie de un juego, su estructura refleja los pilares sobre los que se edifica la lógica interna de ese sistema praxiológico. Precisamente, poner al descubierto las estructuras que revelan la estabilidad sistémica de los juegos, es una condición indispensable para poder profundizar sobre el contenido que corresponde a cada práctica motriz. Para desvelar los principios generales de organización, estabilidad, orden y armonía de cualquier sistema praxiológico, se precisa mirar mediante unas lentes específicas que permitan acudir a los lugares internos más recónditos. Igual que sin el uso del microscopio no se 8 El contenido de este capítulo se basa en buena parte en los apuntes de J. Etxebeste (1999) sobre la riqueza motriz de los juegos tradicionales, presentados en un postgrado del INEFC Lleida. 131 14 Hágase la luz: aplicaciones de la praxiología motriz El presente capítulo pretende introducir al lector en el campo aplicado de la praxiología motriz. Precisamente la posibilidad de re- Figura 72: Recapitulación conceptual. De la “gramática” (lógica interna) de un juego a las conductas motrices. 193