La historia de la flor de la Nochebuena Hace muchos años, vivía una chica en las montañas de México en un pueblo muy pequeño. Se llamaba Lucida. Un día antes de la Navidad, el Padre Álvarez vino a la casa de Lucida y habló con su mamá. Dijo “Quería hablarle sobre la tela que cubre a la figura del Niño Jesús en la procesión de Navidad. La tela es muy vieja. Ud. teje tan bonito. ¿Puede Ud. tejer una tela nueva para el Niño Jesús?” La mamá de Lucida respondió “Sí, ¡Lucida puede ayudarme!” La mamá y Lucida fueron al mercado y compraron lana de muchos colores diferentes. “¡Estos colores van a alumbrar la iglesia!” dijo Lucida. Pocos días después, la mamá de Lucida se enfermó. No podía trabajar en la tela. Lucida decidió tejer la tela. Pero Lucida no sabía tejer bien como su madre. No podía hacer el trabajo sola. Lucida no fue a la procesión porque no tenía la tela para el Niño Jesús. No tenía un regalo para el Niño. Así que se quedó en la casa. Una mujer vieja vino a la casa de Lucida. Le preguntó “¿Por qué no fuiste a la procesión? Vete a la iglesia para celebrar con los otros niños.” Lucida le respondió “No puedo. No tengo un regalo para el Niño Jesús. Mi mamá y yo tejíamos una tela pero mi mamá se enfermó.” La mujer vieja respondió “El regalo no importa. Lo que importa es el amor en tu corazón.” Lucida fue caminando hacia la iglesia. ¡Quería un regalo para dar al Niño Jesús! Tuvo una idea. Vio unas plantas verdes en la montaña. Recogió muchas plantas. Ella puso las plantas en la iglesia. ¡Los otros niños creyeron que ella estuviera loca! Lucida bajó la cabeza y rezó. Mientras rezaba, la gente en la iglesia empezó a gritar. “¡Miren! ¡Qué bellas las flores!” Lucida abrió los ojos y miró. ¡Cada plata llegó a ser una flor brillante y roja! ¡Las plantas feas se convirtieron en estrellas rojas! Las flores alumbraron la iglesia. Desde hace muchos años, durante la Navidad, las flores rojas brillan en las plantas en las montañas de México, y se llaman las flores de la Nochebuena. Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011 La China Poblana En la costa de la India vivía una princesa hermosa con su familia. Un día ella fue al puerto para ver los barcos grandes y pequeños que salían para otras partes del mundo. En uno de los barcos había hombres malos que dijeron que eran comerciantes, pero no era verdad. Eran feroces piratas chinos. Cuando los piratas vieron a la princesa de diez años con su ropa elegante, dijeron los unos a los otros: -Vamos a robar a la niña y llevarla a las Filipinas. Allí podemos venderla a un precio muy bueno. Y eso fue lo que hicieron. Afortunadamente, en Manila, un buen hombre, el capitán de un barco español que iba con mercancías a Acapulco, compró a la princesa. Le dio el nombre de Catalina a la muchacha. Catalina estaba contenta con su nuevo dueño, pero el viaje a Acapulco era muy largo, de muchos meses. La pobre Catalina estaba cansada y triste porque ella no sabía lo que Ie iba a pasar en Acapulco. Cuando llegaron a Acapulco, muchos comerciantes de todas partes de México subieron al barco. Todos querían comprar las mercancías. Uno de los comerciantes era de Puebla. Mientras visitaba al capitán, observó a la niña. Sus ojos eran negros y muy bellos. -¿Quién es esa niña preciosa?- preguntó el poblano al capitán. -Creo que es una princesa de China aunque la compré en Manila. –¿No quiere usted comprarla? -Si, con mucho gusto. Mi esposa y yo no tenemos hijos. Ahora, gracias a usted, vamos a tener una hija- respondió el poblano. Así que Catalina fue a Puebla donde vivía felizmente con el buen comerciante y su esposa. Sus padres adoptivos y también la gente de Puebla amaban a la princesa. Ella era tan buena y simpática, especialmente con los pobres y los enfermos. Como era princesa, le gustaba mucho la ropa bonita. Siempre llevaba ropa de colores brillantes. Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011 Cuando Catalina murió, en el ano 1688, las mujeres del pueblo, para honrar su memoria, querían vestirse como ella. Y por supuesto, el nombre del vestido era «china poblana.» Hoy día las mexicanas llevan este tipo de vestido en los días de fiesta. Consiste en una falda roja y verde, ricamente decorada. La blusa blanca es bordada con flores de muchos colores. Este traje se lleva en muchos bailes típicos de México, como el Jarabe Tapatío. Vestida de esta manera, la mujer mexicana se llama la «china poblana.» Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011 Ixta y Popo: Los novios Hace muchos años había un emperador azteca que era muy viejo. El emperador tenía una hija muy bonita y buena que se llamaba Ixtaccihuatl. Un día el emperador recibió malas noticias: sus enemigos iban a atacar. El emperador viejo ya no podía ir a la guerra. Necesitaba encontrar a un nuevo líder para los soldados. Así llamó a todos los soldados para decidir quien iba a ser el nuevo líder. Todos los jóvenes llegaron para escuchar al emperador. El emperador se levantó y empezó a hablar. – “Mis enemigos están planeando un ataque enorme. Hay un problema, soy viejo y necesitamos un nuevo líder. ¿Quién es el más valiente de todos?” – el emperador preguntó a todos. También él dijo – “Yo quiero a un líder nuevo que sea joven, muy valiente, muy fuerte, y muy inteligente. Si el nuevo líder tiene éxito contra el enemigo le daré el imperio azteca y la mano de mi querida hija Ixtaccihuatl.” -“Popo es el más valiente, más inteligente y también el más fuerte de todos nosotros. Popo debe ser nuestro líder”- gritaron todos los soldados. Todos, menos un soldado muy celoso. -“¡Excelente! ¡Estoy de acuerdo! Popocatépetl, tú eres el nuevo líder. Tienes un trabajo muy difícil y el enemigo es muy fuerte” – dijo el emperador. –“Creo que nuestros dioses nos van a ayudar a salir victoriosos en esta guerra. Después de la guerra victoriosa, voy a darte todo el imperio azteca ¡y mi hija, la bella princesa Ixtaccihuatl, para tu esposa!” Todos los soldados estaban contentos pero un soldado no dijo nada porque él estaba muy celoso de Popocatépetl. El soldado sabía que Popo tenía un gran secreto. Era un secreto que la princesa y Popocatépetl estaban enamorados hace un año. Ixtaccihuatl dijo a Popo. –“Voy a esperarte porque te quiero mucho. Pero yo tengo miedo de que no vayas a regresar. Sé que me muero si tú no estás a mi lado.” Popo respondió a Ixtaccihuatl – “Voy a regresar. Voy a estar a tu lado para siempre.”- Con esta promesa, y un beso para la bella princesa, él salió. El próximo día Popocatépetl y los otros soldados salieron para la guerra que fue muy cruel y muy larga. Pero al final los aztecas ganaron y el más valiente de todos los soldados fue Popo. Todos se preparaban para regresar a la capital azteca pero el Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011 soldado celoso decidió salir primero. Corrió tan rápidamente que llegó un día antes de los otros soldados. -“¡Ganamos la guerra! ¡Somos victoriosos! Yo fui el héroe de la guerra y Popo está muerto. Así que vengo a casarme con Ixtaccihuatl y a recibir todo el imperio azteca también.”- dijo el soldado celoso. Nadie dijo nada. Todos estaban muy tristes cuando oyeron de la muerte de Popo. El emperador estaba triste. No le gustaba el guerrero celoso. Ixtaccihuatl estaba desconsolada. En medio de la ceremonia de matrimonio, Ixtaccihuatl gritó -“Ay, mi pobre Popo!”- y se cayó muerta en el suelo. En ese momento Popo y los soldados llegaron a la ciudad, pero cuando entraron, Popo vio a Ixtaccihuatl muerta en el suelo. Popo corrió a su lado, -“¡Amor mío, estoy aquí!” Popo, llorando dijo “Yo quiero estar contigo para siempre”. Entonces, la levantó y llevó a la bella princesa en sus brazos hasta las más altas montañas. Cubrió de flores a ella y se quedó a su lado. Así pasó mucho tiempo. Un día, un dios bueno los vio y sintió mal por los enamorados. -“Esto es amor verdadero, ellos deben estar juntos para siempre”- dijo y los transformó en dos volcanes: Ixtaccihuatl duerme tranquilamente, es un volcán inactivo, mientras que Popo, a su lado, es un volcán muy activo, protegiendo eternamente a su amor. Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011 La misión del colibrí. Leyendas Peruanas. Hace muchísimos años, una terrible sequía se extendió por la tierra de Perú. Los lagos no tenían agua. Las plantas empezaron a sufrir. No había nubes en el cielo. La tierra recibió todos los rayos del sol, y no había sombra. Los animales y las plantas sufrían. Había una planta llamada el gantu que necesitaba muy poca agua para florecer. Mientras las otras plantas morían, una noche, una flor salió del gantu. Era una metamorfosis mágica. En la mañana, cuando las rayas del sol tocaron la flor, la flor se cayó hacia el suelo. Pero no llegó al suelo…se convirtió en un colibrí y voló hacia la Montaña Wacracocha, dónde vivía el dios Waitapallana. Waitapallana olió el perfume de la flor del gantu, su preferida, la que usaba para adornar sus trajes y sus fiestas. Pero no había ninguna planta. Sólo vio al pequeño y valiente colibrí, que se murió muy cansado en sus manos. Waitapallana miró hacia abajo, y descubrió los problemas que la sequía le estaba causando a la tierra. Triste, el dios empezó a llorar. La montaña tembló porque el dios lloraba. Las lágrimas (el agua) de los ojos del dios llegaron a la tierra y la sequía se acabó. Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011 El callejón del beso Había una muchacha muy bella, llamada Carmen, que vivía en la ciudad de Guanajuato, México. Carmen era la hija de un hombre muy enojado y violento. Su padre solo le permitía a Carmen a salir a la iglesia. No podía ir a fiestas ni al parque ni a caminar por la ciudad. Un día, Carmen fue a la iglesia con su chaperona, Doña Brígida. En la iglesia, Carmen vio a un muchacho muy guapo llamado Luís. Luís la miraba y la creyó la muchacha más bella del mundo. Carmen y Luís iban a la iglesia mucho en estos días, y el padre de Carmen empezó a sospechar algo. Un día, el padre de Carmen la siguió a la iglesia y la observó. Vio que Luís le ofreció agua bendita con su mano. El padre observó cómo el joven Luís tocó la mano de su hija suavemente y se enojó. El padre le gritó a su hija y la llevó a la casa directamente. La encerró en su dormitorio y no la permitió salir. Carmen lloró mucho. Brígida fue a explicar la situación a Luís. Pues, el balcón del dormitorio de Carmen daba a un callejón muy estrecha. No había mucha distancia entre su balcón y el balcón de la casa de enfrente. Luís fue al dueño de la casa enfrente de la casa de Carmen y le pagó un montón de dinero por la casa. Un día, Carmen salió a su balcón y ¡vio a Luís! ¡Los dos estaban muy contentos! Carmen y Luís empezaron a besar apasionadamente. Mientras besaban, el padre de Carmen entró en el dormitorio y vio a su hija besándose al muchacho. Se enojó muchísimo. De repente, el padre sacó un cuchillo y mató a su hija. Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011 El Mito del Cóndor Se dice que en una comunidad, un hombre vivía con su hija. La hija cuidaba las ovejas, llamas y otros animales. Cada día un joven elegante iba a visitarla. Tenía un traje negro hermoso, camisa blanca, sombrero y todo. Cada día iba a visitar a la muchacha, y llegaron a ser buenos amigos. Jugaban a todo. Un día comenzaron a jugar de esta manera: “Abrázame tú y yo te abrazaré”. Bueno, comenzaron el juego, y el joven abrazó a la muchacha. El joven la levantó en el aire y de repente la muchacha estaba volando. El joven puso a la mujercita dentro de una cueva en la montaña. Allí el joven se convirtió en cóndor. Por un mes, dos meses, el cóndor cuidaba a la muchacha. Le daba carne para comer. Después de pasar un año juntos, ella llegó a ser mujer. La jovencita dio a luz (tuvo un bebé) un niñito, pero la mujer lloraba día y noche por su padre, porque quería vivir con él. “¿Cómo puede estar solo mi padre? ¿Quién está cuidando a mi padre? ¿Quién está cuidando a mis ovejitas? Devuélveme al lugar de donde me sacaste. Devuélveme a mi padre”, le suplicaba al cóndor. Pero él no le importaba. Un día un colibrí apareció. La joven le dijo: “¡Ay, colibrí, mi colibrí! ¿Quién hay como tú? Tienes alas. Yo no tengo ninguna manera de bajar de aquí. Hace más de un año, un cóndor, convirtiéndose en joven, me llevó aquí. Ahora soy mujer. Y he dado a luz a su niñito”. El colibrí le contestó: “Escúchame joven. No llores. Te voy a ayudar. Hoy día voy a decirle a tu papá donde estás, y tu papá va a buscarte”. La joven le dijo: “Gracias, colibrí.” El colibrí fue contento al pueblo, y fue a decir al padre de ella: “Sé dónde está tu hija. Está en una cueva en la montaña. Es la mujer de un cóndor. Pero va a ser difícil bajarla. Tenemos que ir con un burro viejo”, dijo el colibrí, y le dijo su plan al viejo. Fueron con un burro viejo. Mataron el burro y lo dejaron muerto en el suelo. Y mientras el cóndor estaba comiendo el burro, el colibrí y el viejo ayudaron a la jovencita a bajar de la montaña. Después llevaron dos sapos: uno pequeño, otro grande, y dejaron los sapos en la cueva. Bajaron el viejo y su hija y fueron a su casa. El colibrí fue donde estaba el cóndor, y le dijo: “Oye, cóndor. Tu no sabes que desgracia hay en tu casa”. “¿Qué pasó?” el cóndor le preguntó. “Tu mujer y tu hijo se convirtieron en sapos”. Bueno, el cóndor se fue volando a ver. Ni la joven, ni su hijo estaban dentro de la cueva, solamente dos sapos. El cóndor se asustó, pero no pudo hacer nada. Mitos y leyendas Kristy Placido © 2011