155N: 0212-2952 DICE/VDA Cuadernos de Filología Hispánica 2000. [8, 85-108 La impersonalidad de los verbos meteorológicos: una explicación pragmático~discursiva* Araceli CALZADO RoLDÁN RESUMEN En este artículo se propone una explicación pragmática de las construcciones sin sujeto en español con verbos como llover. La argumentación comienza con un repaso de la división tradicional entre empleos impersonales y metafóricos de los verbos meteorológicos, seguido de un análisis alternativo en el que la oposición entre ambos empleos no es discreta sino continua. Después se propone que los verbos meteorológicos están relacionados con la Hipótesis de la Inacusatividad y con la Hipótesis de la Transitividad. Las oraciones meteorológicas se pueden incluir dentro del fenómeno de los argumentos implícitos, y se trata de mostrar que el carácter poco individuado del argumento interno de estos verbos es lo que posibilita que pueda ser implícito. Por último, se concluye que las características gramaticales de los verbos meteorológicos inacusativos coinciden con los factores que indican una baja transitividad, y que se trata de una manera de codificar una función comunicativa determinada en el discurso. Palabras clave: oraciones impersonales, verbos inacusativos, Hipótesis de la Transitividad, argumentos implícitos, individuación, información en primer plano, información en segundo plano. ABSTRACT The present paper aims at presenting a pragmatic account of Spanish constructions without a subject, such as those involving te verb llover (‘ram’). In order todo so, the traditional division between impersonal and metaphorical uses of meteorological verbs will be first reviewed, after which an altemative analysis that regards the contrast between both uses as continuous rather than discrete is advanced. Later on, meteorolo- gical verbs are ingrained within the framework of Ihe Unaccusativity and Transitivity * Agradezco al profesor Francisco Aliaga García su valiosa ayuda y su apoyo constante a lo largo de esta investigación. 85 Araceli Calzado Roldón La impeisona/idad de los verbos meteroló giros Hypotl¡eses. Sentences encompassing meteorological verbs may be included within the phenomenon of implicit arguments, aud in this respect, it is the bleak individuation of the intemal argument that allows it to be implicil. To conclude, the gramniatical features of unaccusative meteorological verbs are claimed to coincide with actors indicative of low transitivity, Ihus constituting a ineans for codifying a given conmunicative fuoction within discourse. Key words: impersonal sentences, unaccusative verbs, Transitivity l-lypothesis, ¡mplicit arguments, individuation, foregrounding, backgrounding. 1. LOS EMPLEOS PERSONALES E IMPERSONALES DE LOS VERBOS METEOROLÓGICOS Los verbos meteorológicos del tipo de llover forman en español oraciones sin sujeto como (1): (1) Está lloviendo. En el presente artículo proponemos que este peculiar comportamiento gramatical, que ha recibido explicaciones tan diversas a lo largo de varios siglos de gramática, es en realidad la manifestación de un fenómeno más general en las lenguas y puede tener una explicación de carácter pragmático-discursivo. 1.1. Las gramáticas tradicionales Las gratnáticas tradicionales coinciden en afirmar que los verbos meteorológicos son impersonales cuando se refieren a fenómenos naturales como en (2), y personales cuando su empleo es metafórico como en (3): (2) Llueve. (3) Llovían piedras. Andrés Bello llama a las oraciones como (2) pi-oposiciones irtegulaí-es anómalas porque «en ellas no se expresa ni se subentiende sujeto», aunque estos verbos «sacados de su significado natural pueden llevar sujeto: Tronaba la artillería, sus ojos relampagueaban, Sus palabras me helaron, Amanecimos a vista de tierra». En la misma línea, Gili Gaya2 afirma que «cuando están empleados en acepción figurada, pierden estos verbos su sentido impersonal». ¡ 2 Andrés Bello: Gramática de/a lengua castellana [18471(Madrid: Edaf, 1990), p. 239. Samuel Gili Gaya: Curso Superior de Sintaxis Española L19481 (Barcelona: Vox, 1989), p. 75. DICENDA. Cuadernos de Filología Hispánica 2000, ¡8, 85-lOS 86 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos Salvador Fernández Ramírez3 dice de los verbos meteorológicos que «casi todos funcionan, como tales formas sin sujeto, en régimen de verbos intransitivos», pero que algunos «han desarrollado acepciones secundarias como verbos transitivos, reflexivos, etc., con toda Ja flexión personal». También según este autor «las acepciones derivadas son aplicaciones translaticias y metafóricas de la acepción originaria». Sin embargo, los verbos meteorológicos pueden utilizarse de fonna personal en acepciones no figuradas, donde el sujeto generalmente se refiere al mismo fenómeno natural (la lluvia, las nubes, la nieve, el cielo, etc.): (4) Llovía una lluvia helada. Algunas gramáticas tradicionales recogen empleos del tipo de (4) como oraciones de carácter excepcional. Gili Gaya, por ejemplo, habla de oraciones pleonásticas <. 1.2. Propuesta de una escala de metaforización Nosotros asumimos que no hay una distinción tajante entre usos denotativos y usos connotativos de las palabras y que se puede hablar de empleos más y menos metafóricos. Entre la oración unipersonal canónica (Llovía) y la oración más metafórica (Llovían las desgracias), hay una gran variedad de empleos intermedios entre los que se encuentran las oraciones pleonásticas de Gili Gaya (Llovía una lluvia helada), que bajo esta perspectiva dejan de ser oraciones de carácter excepcional. En otro trabajo5 habíamos propuesto que llover escoge su sujeto a lo largo de una escala de metaforización como la de (5): (5) 1. Argumento implícito: Llovía. 2. Argumento de lamisma raíz del verbo: Llovía una lluvia muy fina. 3. Argumento de distinta raíz del verbo pero que se refiere al mismo fenómeno meteorológico: Llovían gotas muy finas. 4. Argumento que no se refiere al mismo fenómeno meteorológico pero sí a fenómenos del mismo campo conceptual: Llovían bolas de granizo. Salvador Fernández Ramírez: Gramática española 4. El verbo y la oración [1951] (Madrid: Arco Libros. 1986), p. 144. ~ S 0W &aya, p. 75. Araceli Calzado: «Propuesta de una escala de metaforización para el verbo llover», en Boletín de alumnos de Doc-imada, 4 (1998), Pp 58-64. DICE/VDA. Cuadernos de Fitología HÑpdnica 2000, 8, 85-108 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos 5. Argumento que pertenece al mismo campo conceptual del verbo pero que difiere en algún aspectode su significado, por ejemplo en este caso se trata de un fenómeno atmosférico que no es de precipitación: Llovían los truenos. 6. Argumento que ya no pertenece al campo conceptual de los fenómenos atmosféricos pero el lugar de origen del movimiento es el mismo, el cielo: Llovían meteo¡os. 7. Argumento que ya no comparte con los fenómenos atmosféricos el lugar de origen, pero cuyo referente es concreto: Llovían piedras. 8. Argumento cuyo referente es de carácter abstracto: Llovían las desvgracías. Si bien llover puede seleccionar su sujeto a lo largo de esta escala de metaforización, la situación más común es el punto 1 de la escala, donde eL sujeto es fonológicamente nulo y la oración es impersonal (Está lloviendo). El objetivo de los siguientes apartados es un intento de explicación de esta impersonalidad tan frecuente. 2. LOS VERBOS METEOROLÓGICOS Y LA HIPÓTESIS DE LA INACUSATIVIDAD 2.1. Los verbos meteorológicos como verbos inacusativos Tanto si el sujeto del verbo llover es fonológicamente nulo (punto 1 de la escala de metaforización), como si está léxicamente realizado (resto de puntos de la escala), estamos ante un sujeto que tiene en todos los casos carácter de argumento del verbo. 6 Por esta razón, el primer paso para caracterizar el sujeto Frente a la mayoría de los autores, que afirman que el sujeto milo de Llueve (Pro en la Grani-ática Generativa) es de carácter expletivo, nosotros asumimos que es argutnental. En otro trabajo (Araceli Calzado: «Las categorías vacías en las expresiones meteorológicas en español», en mierlingíiíscica, 9, 1998, Pp. 77-80), habíamos propuest.o que las expresiones meteorológicas en español son de dos tipos: los predicados como llover, nevar y grani zar y los predicados como hacerPío, hacer calor, haber truenos y hacer viento. Dentro del modelo generativista, tanto en Llueve como en Hace fi ¿o hay LIna categoría vacía en la posición dc sujeto, pero esta categoría es argumental en el primer caso (Pro> y no-argumental en el segundo (o). No es éste el Ingas para extendemos en esta diferenciacián, que aparece explicada en el texto citado tomando como punto de partida algunos datos como los siguientes: (la) Zeus hizo ([Pro] llover) (ib) ~ hú.o (~ hacer trío) (2a) María nunca va a trabajar (IProl lloviendo). (2h) »María nunca va a trabajar (o haciendo frío). (3a) En aquel lugar rpro] venteaba sin (PRO parar) (3b) »En aquel lugar 0 hacía viento sin (PRO parar). (4a) Parece haber llovido esta noche. (4b) ?UParece haber hecho frío esta noche. DICENDA (oaderno.s ¡ir Fitolovíc¡ Hispánica 2000,18,85-108 88 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos de oraciones como Llueve es determinar si se trata de un argumento externo o de un argumento interno. Desde el punto de vista de la Gramática Tradicional existen dos tipos de verbos, los transitivos (con objeto directo> y los intransitivos (sin objeto directo). Andrés Bello adviene que en el grupo de los intransitivos hay algunos verbos que se comportan de manera diferente en lo que se refiere al empleo de su participio, que forman oraciones con la misma forma que las construcciones pasivas de los verbos transitivos: (6) Idos ellos, terminó la función. (7) Llegada la noticia, se esparció una alarma general. (8) Nacido el Salvador del mundo, fueron a adorarle los pastores. (9) Muerto Carlomagno, se disolvió el grande imperio. Bello llama deponentes a estos participios que tienen forma pasiva y significado activo. Para este gramático era deponente sólo el participio, sin embargo, en la lingúística actual se observa que ser deponente es una característica de todo el verbo. Los verbos que presentan este comportamiento pueden Ilamarse inacusativos, ergativos o cuasideponentes. Por otro lado, el resto de los verbos intransitivos que no tienen esta característica se denominan ineigatiros o simplemente intransitivos. Según la llamada Hipótesis de la Inacusatividad, que ha sido adoptada por diversos modelos de análisis como la Gramática Relacional y la Gramática Generativa, los verbos inacusativos significan procesos en los que participa el sujeto. Este sujeto es un argumento paciente del verbo, es semánticamente un objeto y sintácticamente un sujeto. Si asumimos la Hipótesis de la Inacusatividad, de la clasificación tradicional en verbos transitivos e intransitivos pasamos a una clasificación tripartita de los verbos: a) Transitivos: seleccionan, como mínimo, un argumento externo y un argumento interno (ej. regalar). b) Intransitivos: seleccionan un argumento externo (ej. roncar). c) Inacusativos: seleccionan un argumento interno (ej. llegar). Un mismo verbo puede comportarse como inacusativo o intransitivo en unas construcciones y como transitivo en otras. El verbo llover tiene en algunos casos el significado de arrojar: (lO) Su boca llovía injurias. 8 A. Bello, p. 152. Ejemplo de 5. GUi Gaya, p. 75 89 DICENDA Cuadernos de Filología Hispánica 2000. 18, 85-lOS Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos (II) Comenzaron los galeotes a llover tantas y tantas piedras sobre don Quijote... En estas construcciones el verbo es transitivo y selecciona un argumento externo y un argumento interno. Pero en la mayoría de los casos llover tiene el significado de ‘caer’, en oraciones con un solo argumento que puede estar léxicamente realizado como en (12) o ser una categoría vacía como en (13): (12) Llovían las desgracias. (13) Está lloviendo. Si asumimos que los argumentos de (12) y (13) son argumentos externos, entonces llover es un verbo intransitivo o inergativo. Si por el contrario asumimos que son argumentos internos, el verbo será inacusativo. En este trabajo vamos a defender la idea de que los verbos meteorológicos son inacusativos, y para ello exponemos a continuación los siginentes argumentos: a) Los verbos inacusativos se diferencian de los intransitivos (y se acercan a los transitivos) en que los primeros pueden formar construcciones absolutas. A los ejemplos (6)-(9) de Bello podemos añadir los siguientes: (14) Llegado Juan, empezamos el trabajo. (15) *Cantado Juan, empezamos el trabajo. (16) Arrancadas las malas hierbas, Juan descanso. (17) Nacidas las malas hierbas, Juan las arrancó. (18) *Trabajado Juan, nos dispusimos a comer.” Ejemplo de A. Bello. p. 239. Cervantes utiliza muchas veces el verbo llover de forma transitiva con el significado de arrojar, por ejemplo en los siguientes pasajes tomados de Miguel de Cervantes Saavedra: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, edición cultural dirigida por Andrés Amorós (Madrid; Ediciones SM, 1999): Los compañeros de los heridos, que tales los vieran, comenzaron desde lejos a llover pietIras sobre don Quijote, el cual, lo mejor que podía, se reparaba con su adarga. - (Don Quijote de la Mancha, Primera Parte, cap. IV) Yo lo dudo —replicó Sancho Panza—, porque tengo para mi que, aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaría tan bien sobre la cabeza de Man Gutiérrez. (Don Quijote de la Man,. ha, Primera Parte. cap. VII) ..y con acelerada y nunca vista furia comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera mo‘> Osma,... (Don Quijote de la Mancha, Segunda Parte, cap. XX’VI). Ejemplos Juan Carlos Moreno Cabrera: Curso Universitario de Lingñ/stica General 1 (Ma- drid: Síntesis, 1991), p 528. Ejemplos de Marina Fernández Lagunilla y Alberto Anula: Sintaxis y cognición (Madrid: Síntesis, 1995>, p. 272. DICENDA. Cuaáeroas de Filología Hispánica 2000, 1 8, 85- t)8 90 La impersonalidad de los verbos meterológicos Araceli Calzado Roldón (19) pasadas las diez de la mañana. (20) caído como estaba en el suelo. (21) hasta bien entrada la noche 2 El verbo llover se comporta como los inacusativos, y no como los intransitivos, porque si admite las construcciones absolutas: (22) Llovida una gran cantidad de agua, se arruinaron todas las cosechas. (23) Llovido un fuerte granizo, Juan salió a comprobar los destrozos. b) Bosque observa que, además de las construcciones absolutas, los verbos inacusativos pueden formar parte de oraciones no flexivas que modifican a un SN:’3 (24> *una persona sonreída (25) una persona llegada de lejos (26) un regalo caído del cielo (27) las noticias ocurridas (28) los paquetes llegados hoy Con el verbo llover también encontramos este tipo de construcciones: (29) un regalo llovido del cielo (30) la cantidad de agua llovida hoy (31) lo llovido ‘~ c) Otra característica de los verbos inacusativos proporcionada por Bosque ‘5es que, al igual que los transitivos, admiten auxiliares de tipo aspectual con los que forman complejos verbales en los que el auxiliar actúa como so- porte de la flexión participial: (32) noticias acabadas de llegar (33) un libro acabado de traducir (34) *un niño acabado de gritar Lo mismo se puede decir de llover: (35) agua acabada de llover Ejemplos de Ignacio Bosque: Las categorías gramaticales (Madrid: Síntesis, 1991), p. 170. 1. Bosque, p. 170. ~ Ejemplo de Francisco Aliaga García (comunicación personal). 2 ‘~ ‘~ 1. Bosque. p. 170. f)tCENI)A. Cuadernos de Fitotogía Hispáoica 20(X), 18. 85-lOS Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos ruetetológicos d) De acuerdo con Fdez. Lagunilla y Anula, los verbos inacusativos y los transitivos (frente a los intransitivos) manifiestan la posibilidad de la presencia posverbal de un SN plural sin determinante: (36) Arrancan hierbajos. ¡ Leen libros. / Hacen pasteles. (37) Crecen hierbajos. ¡Mueren niños. / Faltan estímulos. (38) *Trabajan hombres. 1 *Caminan peregrinos. ¡ *Corren atletas. ~ Otra vez vemos que llover se comporta como un verbo inacusativo: (39) Llueven piedras. e) Los verbos inacusativos y los transitivos tienen también en común, siguiendo a Bosque, que admiten el adverbio aspectual recién: (40) recién llegado, recién muerto, recién salido del horno (41) recién publicado, recién asesinado, recién terminado (42) trecién sonreído, trecién bostezado ‘~ De igual modo, llover admite este adverbio aspectual: (43) recién llovido f) Este mismo autor afirma que la mayor parte de los verbos inacusativos aparecen en la construcción aspectual estar al, que denota la inminencia de un proceso en el que particípa un sujeto: (44) estar al caer (45) estar al llegar (46) estar al pasar Este empleo no es posible con llover: (47) test-ar al llover Sin embargo, (47) no es un impedimento para caracterizar llover como verbo inacusativo, ya que no todos los inacusativos pueden construirse con estar al, sólo cuando se denota la inminencia de un proceso en el que participa un sujeto. Y en el proceso de llover no participa ningún sujeto. g) Bosque observa que los verbos inacusativos no son compatibles con el uso impersonal de la flexión verbal, pero silos intransitivos: ‘> ‘~ M. Fdez Lagunilla y A. Anula, p. 273. tBosque. p ¡70. mUENDA. C,,aáernos de Filología Hispánica 2000, 18, 85-lOS 92 La impersonalidad de lar verbos meterológiros Araceli(48) Calzado Roldón En este bar gritan mucho. [impersonal] (49) *Siempre llegan Larde. ¡impersonal] ‘~ De nuevo llover se comporta como un verbo inacusativo: (50) *Llueven con fuerza. [impersonal] h) Así mismo, los verbos inacusativos posibilitan la ausencia de artículo con los nombres medibles o continuos: (51) Llega gente. (52) Entra frío. (53) *Está loca gente. ‘~ Lo mismo ocurre con llover: (54) Llueve aguanieve. 20 han señalado que la distinción inacusativo 1 inergativo i) Varios autores está grarnaticalizada en algunas lenguas donde existe la doble auxiliaridad ser ¡ haber: los tiempos compuestos de los inacusativos se conjugan con ser o sus equivalentes en español antiguo, en francés e italiano modernos y en catalán. Los verbos meteorológicos utilizan, en francés e italiano modernos, los dos auxiliares. En el caso concreto del italiano, piovere (‘llover’) se conjuga con el auxiliar essere cuando se quiere poner de relieve la tenninación de la acción, sus consecuencias o su posible repetición, pero puede utilizarse avere para insistir en la continuación de la acción. j) Todavía dentro de la morfología, Bosque2’ afirma que los verbos macusativos tienen con frecuencia derivados nominales formados sobre participios pasivos femeninos: salida, llegada, caída, vuelta. De nuevo los verbos unipersonales de fenómenos naturales se comportan como verbos inacusativos al admitir algunos de ellos este tipo de derivados: nevada, granizada. k) En relación con este tema de la nominalización de los verbos inacusativos, 1. C. Moreno observa que cuando se nominaliza el verbo inacusativo el nombre puede siginificar ‘el hecho de que’, lo que no ocurre con los verbos intransitivos: (55) Verifiqué lallegada de Juan [elhecho de que Juan llegara]. (56) ~Verifiqué larespuesta de Juan [el hecho de que Juan respondiera].22 ~> 2> 21 22 1. Bosque. p. 170. 1. Bosque, p. 170. 1. Bosque, p. 169; J. C. Moreno Cabrera, p. 529. 1. Bosque,p. 170. J C. Moreno Cabrera, p. 528. DICENDA. Cuadernos de Fitología itispánicc¡ 2000, IX, 85-108 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meíerológñ-os Con llover también es posible esta interpretación: (57) Comentamos la lluvia de ayer [elhecho de que lloviera ayer]. La tesis de N. Ruwet para el francés 2.2. N. Ruwet23 también asume que la Hipótesis de la Inacusatividad divide a los verbos en inergativos (cuya estructura profunda es igual que la superficial) e inacusativos (que no tienen sujeto en la estructura profunda y cuyo objeto se desplaza a la posición de sujeto en la estructura superficial). Según este autor, si se cree en la Hipótesis de la Inacusatividad, una de las preguntas que puede plantearse es en qué grupo se sitúan los verbos meteorológicos. El problema ha sido tratado muy por encima en la Gramática Relacional y en la Gramática Generativa, los gramáticos relacionales suelen tratarlos como inacusativos mientras que los gramáticos generarivistas están divididos. Ruwet los considera ínacusativos. A continuación presentamos su razonamiento en varios apartados: 24 a) Ya hemos señalado la relación que existe entre la inacusatividad y la doble auxiliaridad: parece que en lenguas como el francés y el italiano los verbos que se conjugan con ser son inacusativos y los que se conjugan con haber son inergativos. Sin embargo, Ruwet rechaza este argumento porque no todos los verbos que en italiano toman essere en francés toman &re, porque hay verbos que pueden construirse con ambos auxiliares, porque el uso varía de unos hablantes a otros, y porque hay algunos verbos cuyo estatus como inacusativos o inergativos no está claro. 25 b) Zubizarreta 26 asume que los verbos meteorológicos son inergativos cuando afirma que sólo son posibles las construcciones con verbos causativos o de percepción y un sujeto no realizado sintácticamente si el verbo es transitivo o inergativo: 27 23 Nicolas Ruwet: «Weather Verbs and the Unaccusativity Hypothesiss>, en Syníax and flutncm Experience (University of Chicago Press, 1991), pp. 143-170. 24 Los verbos de fenómenos de la naturaleza pueden variar mucho de unas lenguas a otras en lo que respecta a su relación con la Hipótesis de la Inacusarividad. El trabajo de Ruwet está basado en el francés, pero el lector podrá comprobar que la mayoría de ~osargumentos presentados en favor de la inacusatividad de los verbos meteorológicos son válidos también para el español. ~ N. Ruwet, p. 145. > María Luisa Zubizarreta: «The relarion between morphophonology and morphosyntax: the case of Romance causatíves», en Linguistic)nqtñty, ¶6/2 (¶985), pp 247-289 ‘~ La autora trata de mostrar que los verbos causativos de las lenguas romances son una prueba de que no hay una correspondencia necesaria entre niorfosintaxis y morfonologia, ya que estos verbos causalivos son palabras morfológicas pero su funcionamiento mortosinrúctico es como el de los morfemas ligados. Los verbos meteorológicos serían inergativos porque admiten estas construcclones causativas: «verbs like vivre ‘live’, dormir ‘sleep’, sonner ‘ring’, neigi’r ‘snow’, pleurer cry’ are unergative verbs». DICENDA Cuadernos de Filología Hispánica 2(520, ¡8. 85-108 94 La impersonalidad de los verbos meterológicos Araceli Calzado Roldón (58) Ce médicament fait dormir. (59) Laisse nettoyer la chambre. Y los verbos meteorológicos entran en este grupo: (60) On a rarement vu neiger dans cetíe région du pays. Sin embargo, Ruwet afirma que si son posibles las construcciones causativas con un verbo inacusativo, por ejemplo en una receta de cocina: (61) Paire cuire á feu doux.29 Según este autor, la construcción con verbos causativos y de percepción puede obedecer a razones semánticas y pragmáticas, como la posibilidad de una interpretación genérica, pero no a la distinción inacusativo 1 inergativo. c) Las paráfrasis más comunes de los verbos meteorológicos se hacen con verbos típicamente inacusativos: (62) La pluie tombe. (63) Le vent souffle. Además, hay en francés muchos fenómenos meteorológicos que no tienen un verbo correspondiente pero que se expresan con otros verbos también macusativos: (64) *11 aurore. (65) L’aurore point. 29 d) Ruwet señala, al igual que Bosque ~ que en las lenguas que no poseen sujetos nulos los verbos inacusativos admiten un sujeto expletivo a la izquierda en la posición externa al 5V: (66)11 a plu toute lajoumée une petite pluie fine. e) En francés los fenómenos de la naturaleza y las alusiones al tiempo en general suelen expresarse por medio de oraciones inacusativas: (67)11 y a du vent. (68)11 fait chaud. ~‘ -s N. Ruwet, p. 149. 29 Ejemplos de N. Ruwet, p. 153. 1. Bosque, p. 171. N. Ruwet, p ¡54. DICE/VDA Cuadernos de Filología Hispánica 2000. 1$, 85-lOS La impersonalidad de los verbos meterológicos Araceli Calzado Roldón f) Existen oraciones inacusativas con se como II sefait tard para indicar observaciones sobre el tiempo. No existen en francés *11 se pleut, ~Il se tonne, pero sí oraciones como: (69>11 se brumait doucemeut2 En español tenemos verbos como abrumarse, achubascarse, oscurecerse, nublarse, despejarse. g) Se han caracterizado como inacusativos los verbos transitivos que funcionan como causativos en los usos intransitivos: Adéle Cuit le canard > Le canard cuit. En opinión de Ruwet, se puede establecer un paralelismo entre estas construcciones y las causativas de los verbos meteorológicos que tienen corno sujeto a alguna divinidad: Zeus pleul > Jlpleut. h) Los verbos inacusativos no admiten nunca la construcción con un objeto, ya que su sujeto sintáctico es semánticamente un objeto. Tampoco es posible con los verbos meteorológicos:33 (70)11 pleut *(sur) la ville. (71) La pluie monde la ville. i) Ruwet pone en relación los objetos cognados de oraciones transitivas como (72) y (73) con oraciones de verbos meteorológicos del tipo de (74): (72) .Max vit une vie de chien. (73) Eve a chanté une jolie chanson. (74)11 a pin une petite pluie fine. ~ El autor afirma que el SN une petite plule fine tiene que ser objeto y no sujeto (ya que no existen «sujetos cognados»), por lo que pleuvoir (‘llover’) es un verbo inacusativo. j) Los verbos meteorológicos tienen alternancias objeto ¡ adverbio del tipo de: (75) II a pía de grosses gouttes. (76)11 a plu á grosses gouttes. ~> Estamos ante otra prueba de que el SN es objeto semántico y no sujeto, ya que nunca un sujeto alterna con un adverbio debido a que el sujeto está fuera del predicado. En español tenemos el mismo tipo de fenómeno: N. Ruwet, p. 155. “ 14 Ruwet, p. ¶57. ~ Son los empleos pleonásticos de Jas gramáticas tradicionales que mencionábamos en el apartado It. > 14. Ruwet, p. 160. DICE/VDA Cuadernas dc- Filología Hispánica 2000,18,85408 96 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos (77) Nieva(n) grandes copos. (78) Nieva a grandes copos. k) Parece que algunos procesos de derivación morfológica son propios de los verbos inacusativos y los transitivos pero no de los inergativos. Este es el caso del prefijo re- en francés: refaire, repeindre, redécouvrir, revenir, repartir, renaitre. Ruwet da como aceptables para el francés repleuvoir, reneiger, regeler, ¡-etonner y rebrurner; y en la historia de la lengua española se han documentado verbos como retronar. 1) Por último, los verbos inacusativos se acercan a los transitivos en la posibilidad de construcción con un dativo, y en francés y en español los verbos de fenómenos naturales admiten estas construcciones, tanto en los empleos menos metafóricos del tipo de (80), como en los más metafóricos del tipo de (81): (79)11 [nous]a tonné dessus.56 (80) Coge el paraguas por si [tel llueve. (81) Maragall hizo esta petición en un día en que llovieron las reacciones políticas Ial decreto del Gobierno catalán que establece cuotas lingítísticas en el cine].57 Tanto los datos de N. Ruwet, como los de J. C. Moreno, M. Edez. Lagunilla y A. Anula, e 1. Bosque, corroboran nuestra propuesta inicial de que los verbos meteorológicos en español son verbos inacusativos (véase apdo. 2.1). Esto tiene consecuencias importantes para su estudio, la principal es el hecho de que los verbos inacusativos se acercan más a los transitivos que a los intransitivos en lo que respecta a sus características gramaticales. Entre estas características, quizá la más relevante sea que tanto los verbos transitivos como los inacusativos seleccionan un argumento interno que tiene generalmente la función semánticade tema o paciente, hecho que se desarrollará con más detenimiento en el apartado 3.2. 3. LOS VERBOS METEOROLÓGICOS Y LA HIPÓTESIS DE LA TRANSITIVIDAD. LOS ARGUMENTOS IMPLÍCITOS 3.1. La Escala de la Transitividad de Ropper y Thompson Dado que los verbos inacusativos como llover se acercan a los transitivos (y se diferencian de los intransitivos) en la selección de un argumento interno, parece necesario un estudio de los verbos meteorológicos en relación con el fenómeno gramatical de la transitividad. Para ello asumimos la teoría de la transitividad que desarrollan P. Hopper y 5. Thompson. ~ 36 Ejemplo de N. Ruwet, p. 166. ~ Ejemplo del diario El País, 23 de enero de 1999. » Paul 1. t-lopper y Saridra Thompson: «Transitivity in Grammar and Discourse>’, en Language, 56/2(1980>. pp. 251-259. DICE/VDA. Cuadernos de Fitología Hispánica 2000, 8, 85-lOS Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos Según Hoppery Thompson, la transitividad es una noción gramatical universal de carácter gradual que se puede descomponer en varios factores, donde la presencia de un objeto directo no es más que uno de esos factores. Cada uno de los componentes de la transitividad representa una faceta diferente de la intensidad o efectividad de la acción del verbo: a) Participantes: las acciones con un solo participante tienen un grado bajo de transitividad porque no se produce una transmisión de la acción de un participante agente a uno objeto. b) Cinética: las acciones son más transitivas que los estados porque en ellas el objeto resulta más afectado. c) Aspecto: una acción télica (vista desde su finalización) se transmite con más efectividad al objeto que una acción atélica. Las acciones télicas del tipo de (82) se perciben como completas, mientras que las atélicas como (83) no. En estas últimas la transmisión de la acción del agente al objeto se ha producido sólo de forma parcial: (82)1 ate it up. (83)1 am eating it. d) Puntualidad: las acciones puntuales no tienen fases intermedias entre el principio y el fin de la acción, por lo que el efecto de la acción sobre el paciente es mayor. e) Volicionalidad: las acciones en las que el agente actúa deliberadamente tienen una mayor efectividad en el objeto, por ello su grado de transitividad es también mayor. O Afirmación: las acciones afirmativas son más transitivas que las negativas. g) Modo: una acción real (que se corresponde directamente con un evento del mundo real) tiene mayor efectividad sobre el objeto que una acción irreal. h) Agentividad: cuando el participante que realiza la acción tiene un grado alto de agentividad, la efectividad de la transmisión de la acción al objeto es también mayor. i) Afección del objeto: si el objeto está totalmente afectado por la acción, como en (84), la oración es más transitiva que si está parcialmente afectado como en (85): (84) ¶ drank up the milk. (85) 1 drauk sorne of the milk. j) Individuación del objeto: se refiere a la individuación del objeto con respecto al agente y con respecto a otros objetos posibles. Las acciones cuyo objeto está muy individuado tienen un grado alto de transitividad, la razón es DICE/VDA Cuadernos de Filología Hispánha 20(30, 18, 55-108 98 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos que la transmisión de la acción al paciente se realiza en estos casos de forma mas efectiva. Con estos diez factores semánticos Hopper y Thompson formulan su Hipótesis de la Transitividad, según la cual los factores de alta y baja transitividad se manifiestan en las lenguas de forma sistemática, estableciéndose una relación entre las propiedades semánticas que determinan la transitivídad y las propiedades sintácticas en las que se manifiestan. Este principio es de carácter universal y se apoya en datos extraídos de una gran cantidad de lenguas. 3.2. Los verbos meteorológicos con un argumento implícito Desde el punto de vista tradicional, la transitividad es una propiedad global de toda una cláusula en la cual una actividad se lleva a cabo o se transmite de un agente a un paciente. Por esta razón, para que haya transitividad tiene que haber en principio dos participantes (agente y paciente) y una acción que de alguna manera se haga efectiva de uno a otro participante. Los verbos intransitivos y los inacusativos parece que quedan fuera de la escala de la transitividad porque sólo tienen un argumento. Sin embargo Ivlopper y Thompson39 afirman que el número de participantes no es más que uno de los diez factores de la transitividad, y que lo verdaderamente importante es que la oración tenga un participante objeto40 incluso aunque se trate del único participante de la acción: «that is, although the presence of a true patient participant is a crucial component of Transitivity, that of a second participant which is not much of a patient (i.e. which does not receive any action) is not». Según esto, las oraciones intransitivas no tienen cabida en la escala de la transitividad porque su único participante (el sujeto sintáctico) es semánticamente un agente. En cambio las oraciones con verbos inacusativos sí se sitúan en algún punto de la escala de la transitividad, ya que su único participante (que es también el sujeto sintáctico) es semánticamente un objeto paciente. Hopper y Thompson citan algunos ejeínplos de oraciones con verbos inacusativos en su articulo, e incluso afirman que es posible que una oración con un participante como (86) tenga un grado mayor de transitividad que una oración con dos participantes como <87): ‘~ <86) Susan left. (87) Jerry likes beer. »~ P. Hopper y S. Thompson, p. 252. ~“ Hopper y Thompson se refieren a los participantes agente y objeto como funciones semánticas, independientemente de su función sintáctica: «we make no claims about the grammatical relarions that the NP arguments referring to this participantsmight bear to the verb». En el caso concreto del español, el argumento objeto es un objeto sintáctico si el verbo es transitivo como ter, y un sujeto sintáctico si el verbo es inacusativo como llover o llegar. ~ P. Hopper y S. Tbompson, p. 253. DICE/VDA Cuadernos de Fitología Hispánica 2000, 15. 85-108 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológhos Siguiendo a A. Wierzbicka,42 una construcción transitiva prototípica (pro- totvpi(-al transitive s(-enario) tiene el siguiente esquema: (88) At sorne time, someone was doing something because of this, something happened to something in the same place, at the same time tUs person wanted this (to happen). Según este esquema, las tres dimensiones semánticas centrales en la definición de la transitividad son las tradicionales agente, paciente y verbo. De acuerdo con Wierzbicka, una construcción transitiva puede carecer de algún aspecto de este sCenario, en cuyo caso el grado de transitividad de la construcción bajaría considerablemente. En el caso de las oraciones como Llueve falta el agente, es decir, el elemento responsable o causante de la acción del verbo que inicia y controla dicha acción. Tanto Hopper y Tbompson como Wierzbicka advierten que la presencia de un solo participante reduce considerablemente el grado de transitividad de la oración. En el caso de las oraciones como Llueve, no solamente tenemos un único participante objeto sino que además ese participante no tiene realización fonológica en la mayoría de los casos. Se trata de oraciones tradicionalmente llamadas impe¡sonales (véase apdo. 1.1) y que han sido siempre un problema para los gramáticos, que han tratado de explicar desde muy diversos puntos de vista esta excepcional ruptura del esquema tradicional sujeto-predicado. A nuestro modo de ver, la impersonalidad de los verbos meteorológicos no es una cuestión aislada y excepcional de la gramática, sino que es la manifestación de otro fenómeno de un alcance mucho mayor en las lenguas, el de los argumentos implícitos, tal y como ocurre por ejemplo con el objeto del verbo Comer en oraciones como (89): <‘ (89) Juan comió a las cinco de la tarde.” 42 Anna Wierzbicka: «A Semantic Basis for Gramnsatical Typology>’. en Discourse Crcnnníar and Typotogy, W. Abraham, T. Givón y 8. A. Thotnpson (eds}, SLCS, 27, John Benjamius Publis- hing Company. ~ Los gramáticos tradicionales ya habían apuntado que el peculiar comportamiento gramatical de los verbos como llover está relacionado con el hecho de que todos estos verbos significan fenómenos de la naturaleza que no pueden en ningún caso ser controlados por el hombre. Este carácter de «acción no-controlada> llevó a los gramáticos de la antiguedad a postular que el sujeto de las oraciones impersonales era de origen divino: Zeus, Júpiter, Dios, etc. “ Recordemos que uno de los argumentos que daba Ruwet en favor de la inacusatividad de los verbos meteorológicos era el paralelismo de oraciones como fi a ¡,lue une petite pivie fine con las oraciones transitivas con un objeto cognado comoMaxa vii une vie de chienoEt’eacbanté une jolic chanson Estas oraciones con un objeto cognado (donde el objeto tiene la misma raíz léxica que el verbo) serían un paso intermedio entre tas construcciones con objetos explícitos y tas construcciones con objetos implícitos. DJCE/VDA Cuaderoas de Fitología Hispánica 2000.1W 85-lOS loo Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos Con llover el argumento interno desempeña la función de sujeto y el verbo es inacusativo (asumiendo la propuesta del apdo. 2.1), mientras que en el caso de comer el argumento interno desempeña la función de objeto directo y el verbo es transitivo, pero en ambos casos estamos ante un argumento interno de carácter implícito que sólo puede hacerse explícito en el momento en que aporta una información nueva no contenida en el verbo mismo, como ocurre en (90b) y (91b): (90a) 4Empezó a llover lluvia. (90b) Empezó a llover un fino aguanieve. (91 a) «Los chicos se fueron a comer comida. (9 Ib) Los chicos se fueron a comer unos peritos calientes. 3.3. La explicación de Olsen y Resnik: las restricciones de selección El comportamiento gramatical de los objetos implícitos no es un tema nuevo en la lingdistica, sino que ha sido puesto en relación con operaciones stntácticas de movimiento para la eliminación del objeto, con restricciones de tipo aspectual, y con el carácter del objeto (típico, inferible o parcialmente especificado por la semántica del verbo). En un artículo de 1997, Olsen y Resnik dividen los objetos directos implícitos en dos tipos, indefinidos como en (92) y definidos como en (93): ~ (92) Benjamin cooked [something] this morning. (93) Benjamin won [the game] this morning. La propuesta de estos autores es que las oraciones con un objeto implícito se deben situar en la Escala de la Transitividad de I-lopper y Thompson que hemos resumido en el apartado 3.1, donde en el caso de los objetos implícitos indefinidos el grado de transitividad es muy bajo y en el caso de los objetos implícitos definidos el grado de transitividad es más alto. De los rasgos de la transitividad de Hopper y Thompson, Olsen y Resnik señalan el aspecto y la individuación como los dos más importantes en el estudio de las construcciones con objeto implícito.46 El aspecto puede ser télico o atélico, Las oraciones con un objeto implícito definido como (94) tienden a ser télicas (es decir, contempladas desde la terminación de la acción), mientras que las oraciones con un objeto implícito indefinido como (95) tienden a ser atélicas: 45 Man Broman Olsen y Philip Resnik: «tmplicit Object Constructions and the (tn)transitivity Continuunw, en CLS 33: The Main Session (1997), PP. 327-336. 46 M B. Olsen y P. Resnik, p. 328. 101 DICE/VDA Cuadernov de Filología Hispánica 2000, 8, 85-108 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos (94) Benjamin ate bis eggs. (95) Benjamin ate. Vemos que el rasgo de telicidad divide a los objetos implícitos: las oraciones con un objeto implícito definido se comportan como las transitivas télicas, y las oraciones con un objeto implícito indefinido como las intransitivas atélicas. En cuanto a la individuación, los autores siguen a Hopper y Thompson en la consideración de la individuación del objeto con respecto al agente y con respecto a otros objetos posibles, y añaden a esto la individuación del objeto respecto del verbo, es decir, el grado en que el objeto tiene información contenida también en el verbo mismo. Estas relaciones de selección semántica entre el verbo y el objeto se conocen en la lingílística como restricciones de selección. Cuanto más fuertemente seleccione un verbo a su objeto, más información llevará el verbo acerca del objeto y menos individuado estará dicho objeto. Según la Hipótesis de la Transitividad, la baja individuación del objeto va en correlación con un grado bajo de los demás factores de la transitividad. La capacidad de aparición en una oración con un objeto implícito se asocia a los verbos con unas restricciones de selección muy fuertes. Los autores47 dan ejemplos como éstos: (96) Benjamin ate. (97) *Benjamin wanted. En el caso de (96), el verbo comer tiene unas restricciones de selección muy fuertes (el objeto tiene que tener como referente un alimento), mientras que en (97) querer tiene unas restricciones de selección muy débiles, prácticamente cualquier cosa puede ser el objeto de este verbo, por eso es agramatical la construcción con un objeto implícito. Al igual que ocurría con el aspecto, la individuación es un rasgo que caracteriza los dos tipos de objetos implícitos: las construcciones con objetos implícitos definidos se acercan a las más definidas, referenciales, individuadas y transitivas, mientras que las construcciones con objetos implícitos indefinidos están justamente al otro lado de la escala, cerca de las oraciones intransitivas. Los objetos implícitos tienen muchas menos probabilidades que los explícitos de estar individuados y de tener interpretaciones télicas. 3.4. La individuación Como hemos visto, Olsen y Rcsnik afirman que, de todos los rasgos semánticos de la transitividad, los más relevantes para el estudio de los objetos “ MB Olsen y R Resnilc, p. 332. DICE/VDA. Cuaderno., de Filología Hispánica 2000. 01, 85-i08 102 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos implícitos son el aspecto y la individuación. Para el caso concreto de los verbos meteorológicos inacusativos con un argumento implícito, en este trabajo proponemos que el rasgo fundamental es la individuación, por ser la causa misma de que los argumentos puedan ser implícitos: sólo los verbos con unas restricciones de selección muy fuertes (es decir, con un objeto muy podo individuado con respecto al verbo) permiten las oraciones con el argumento interno implícito. ~ En el apartado 1.2 habíamos propuesto que llover escoge sus argumentos internos a lo largo de una escala de metaforización. Si afirmamos que llover tiene unas restricciones de selección muy fuertespara escoger sus argumentos internos en esta escala de metaforización, lo esperable es que dichos argumentos tengan un grado de individuación muy bajo. Para comprobarlo partimos de los factores que proponen Hoppery Thompson para caracterizar la individuación: ‘~‘ (98) INDIVIDUADO NO - INDIVIDUADO propio común humano, animado inanimado concreto abstracto singular plural contable incontable referencial, definido no-referencial Aplicando a nuestra escala de metaforización de (5) estos factores que determinan la individuación o no-individuación, comprobamos que llover selecciona siempre argumentos internos muy poco individuados: a) Desde el punto 1 hasta el punto 8 de la escala de (5), se trata siempre de nombres comunes y no propios. b) Incluso en los empleos más metafóricos (Llovían las desgracias), el argumento interno tiene generalmente el rasgo [-hun4. 46 p~ l-lopper y 5. Thompson (p. 287) también destacaban la individuación como elemento fun- damental en el conjunto de los componentes semánticos de la transitividad, y sefialabban su complejidad y su importancia dentro de la Ungilística. “ P. l-lopper y 5. Thompson, p. 253. 103 DICE/VDA Candemos de Filología Hispánica 2000. 18, 85-108 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos c) En los empleos más metafóricos los participantes, si bien pueden ser concretos (llover piedras), lo más habitual es que sean abstractos (llover críticas, problemas, desgracias...). d) El participante siempre va en plural en los casos en los que no es un nombre de masa como la lluvia (99a) Llovían las desgracias. (99b) *Llovía la desgracia. e) Son muy numerosos los nombres de masa o incontables, sobre todo en los grados más bajos de metaforización donde todavía hay una relación semántica con el campo de los fenómenos naturales: Llovía aguanieve. f) El argumento interno de llover tiene generalmente muy poca referencialidad. Vemos que a medida que avanzamos en la escala de metaforización la individuación va siendo mayor, es decir, al aumentar el grado de metaforización aumenta también el grado de individuación. Por esta razón, el primer punto de la escala de metaforización, el punto en el cual el verbo llover tiene un argumento interno de carácter implícito porque se refiere al mismo fenómeno natural, tiene el grado más bajo de individuación. En este sentido, los verbos ímpersonales no son otra cosa que verbos con unas restricciones de selección tan fuertes que sus argumentos tienen el grado de individuación más bajo posible, en el cual el hablante puede inferir el objeto con la sola presencia del El verbo llover tiene unas restricciones muy fuertes a la hora de seleccionar su argumento interno, tiene que estar relacionado con algún fenómeno meteorológico de precipitación, por eso puede formar oraciones con un argumento de ‘« Los gramáticos tradicionales ya habían advertido que el argumento de llover está muy poco in- dividuado respecto del verbo: «en la representación mental de estas acciones, el sujeto está incluido en la acción misma: la lluvia, la nieve, el trueno, etc., de igual manera que los verbos de estado pueden extraer un acusativo interno de su propia significación» (5. Gilí Gaye, p. 75). También A. Bello (p. 239) afirma que «hay en ellos a la verdad un sujeto envuelto, siempre uno mismo, es a saber, el tiempo, la atmósfera, Dios, u otro semejante..» >~ El argumento implícita de los verbos meteorológicos está tan poco individuado que N. Ruwet («On Weather Expressions>s. en Syníax and 1-fuman Experience, Utiiversity of Chicago Press, 1991) llega a afirmar que el predicado y el argumento se confunden, que es dificil distinguir uno del otro: lf we reflect for a moment on cur immediate experience of the phenomena that v,e ex- press by means of sentences like fis raining ¡ snowing /freezing. Wc find situations that are available te mu perception, that are very insportant both jo tlsemselves aud Ver human uVe, be- yund our control, and whose causes are hidden from us. And Ihese situations appear before us jo a way titar maRes it exuemety diflicuir —indeed, impossible— te distinguish what is bappening from rbe thingis) te which it is happening, wbether these things be tbought of as an individual, nr a set of individuals, nr a stuff. Thas is lo say, it is estremely diffscult. nr artificial, to distinguisb from within the experience tbe equivalents of a predicate and one or se~cral arguments. DICE/VDA Cuadernos de Fitología Hispáni~.a 2000, 18, 85-l0S 104 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de los verbos meterológicos carácter implícito. En cambio, un verbo inacusativo de significado parecido, caer, pero con unas restricciones de selección mucho más débiles (cualquier cosa puede ser argumento interno de caer), no puede por esta razón formar parte de construcciones con argumento implícito, tal y como vemos en (101): (lOO) Llueve. (101) *Cae 4. LAS RAÍCES DISCURSIVAS DE LA IMPERSONALIDAD 4.1. Información en primer plano y en segundo plano Hasta ahora hemos caracterizado la impersonalidad de los verbos meteorológicos en relación con la Hipótesis de la Transitividad de Hopper y Thompson (apdos. 3.1 y 3.2) y la explicación de Olsen y Resnik de los argumentos implícitos, por medio de las restricciones de selección de los verbos (apdos. 3.3 y 3.4). Dado que los diez componentes de la transitividad son de carácter semántico, y las restricciones de selección son un fenómeno tradicionalmente incluido también dentro de la semántica, podría parecer que los argumentos implícitos de estos verbos son entidades semánticas y no pragmáticas. Sin embargo, vamos a ver a continuación que esto no es así. I-Iopper y Thompson observan que la transitividad es un fenómeno muy importante en las gramáticas de las lenguas, y que sin embargo no parece existir ninguna noción semántica que incluya los diez componentes de la transitividad.52 La solución, de acuerdo con los autores, se encuentra en un principio universal pero no de carácter semántico sino pragmático: los factores de la transitividad tienen en común las mismas funciones discursivas. El hecho de que todas las lenguas tengan estructuras morfosintácticas que reflejan el grado de transitividad de las oraciones hace necesaria la búsqueda de una explicación de estos hechos desde el punto de vista funcional. Los autores asumen que un universal lingéistico (como es la transitividad) tiene que tener su origen o su explicación en una función pragmática de carácter general, y que los factores de la transitividad tio tienen sentido por separado sino conectados a una tnisma función coínunícativa. En cualquier situación de comunicación, no todo lo que se dice tiene la misma relevancia. La parte de! discurso que no contribuye de forma inmediata y crucial al objetivo del emisor sino que simplemente lo asiste, amplia o comenta, es la infin-níación en segundo plano (background). Por el contrario, la información que proporciona los aspectos esenciales del discurso se denomina informacion en primer plano (foreground). 52 fl Hopper y 5. Tbompson, p. 279. DICENI3A. Cuaáeo,os áe Filotogía Hispánica 2000,18.85-108 Araceli Calzado Roldón La impersonalidad de (os verbos meterológicos Los enunciados del discurso que forman parte de la información en primer píano constituyen el esqueleto del discurso, su estructura básica. Paul 3. Hopper afirma que fundamentalmente se diferencian de los enunciados de la información en segundo plano en que los primeros están ordenados en secuencias temporales y contienen acciones más puntuales, dinámicas y de aspecto perfectivo. ~ Numerosas lenguas tienen mecanismos morfológicos y sintácticos que reflejan esta distinción entre información en primer y segundo plano, como por ejemplo partículas especiales, paradigmas verbales y cambios en el orden de palabras. Desde el punto de vista tipológico, la gramaticalización de la información en primer y segundo plano puede tener gran variedad de formas, pero todo obedece a que el hablante necesita asignar determinadas marcas morfosintácticas a las secuencias temporales que forman el esqueleto del discurso. La distinción hac/<grounded /foregrounded es de carácter universal y tiene sus orígenes en funciones centrales comunicativas y quizás psicológicas, por esta razón es esperable que se manifieste en las lenguas a través de una serie de propiedades. Las propiedades gramaticales de la información en primer plano son, siguiendo a Hopper y Thompson, las propiedades que caracterizan las construcciones de alta transitividad. ~“ 4.2. Los verbos meteorológicos y la información en segundo plano Tal y como hemos tratado de mostrar en el apartado 3.2, los verbos inacusativos que expresan fenómenos de la naturaleza como llover forman construcciones con un grado muy bajo de transitividad, por esta razón los verbos meteorológicos fonnan parte, en la mayoría de los casos, de los enunciados del discurso que representan la información en segundo plano. No debe extrañarnos el hecho de que las oraciones con un argumento implícito pertenezcan de forma predominante a la información en segundo plano. De acuerdo con I-Iopper y Thompson,55 en las lenguas hay una tendencia a asociar la información en primer plano con las oraciones de dos argumentos y la información en segundo plano con las ovaciones de un argumento. Este sería el caso de Llueve, donde no solamente hay un único argumento sino que además se trata de un argumento implícito. Precisamente Hopper y Thompson citan las expresiones de fenómenos naturales como manifestaciones típicas de enunciados de baja transitividad que codifican la información en segundo plano: «This ~ Paul i. Hopper: «Aspectand Foregrounding in Discourseo=,en SyntaxandSenz.aníics Vol. 12 Discoarse andSyntax, T. Qivón (ed.) (Academie Press, 1979). ~ P. Hopper y 8. Thompson, p 284. ~ P. Hopper y 8. Thompson, p. 284 DICE/VDX Cuaderoos de Filología Hispánica 2000. 8,85-lOS 106 La impersonalidad de los verbos meterológicos Araceli Calzado Roldón is especially true when the background is a natural phenomenon, and the subject NP is therefore inanimate —cg. sky, weather, scenerys>. 56 Los verbos meteorológicos tienen un único argumento implícito y, siguiendo nuestra propuesta del apanado 3.4, este carácter implícito es debido a que es un argumento muy poco individuado con respecto al verbo, es decir, se trata de un verbo con unas restricciones de selección muy fuertes. Pues bien, la individuación de los objetos es otra característica de la información del discurso que aparece en primer plano, en palabras de Hopper y Thompson: «our statistics suggest that, in foregrounding, there is a markedtendency for objects to be individuated, it. to have properties associated with referentiality ¡ definiteness and animacy>s. ~ Siguiendo a estos autores, el hecho de que los factores semánticos de la transitividad presenten una fuerte tendencia a manifestarse en la morfosintaxis de las lenguas naturales es una prueba de la importancia de la distinción entre información en primer y segundo píano, y de que esta distinción es válida para la determinación de ciertos universales morfosintácticos. En el caso concreto de los verbos inacusativos meteorológicos, el grado muy bajo de transitividad de las oraciones como Llueve (en las que no hay más que un argumento que, además, es de carácter implícito debido a las fuertes restricciones de selección del verbo), se manifiesta morfosintácticamente en la impersonalidad o falta de sujeto sintáctico. ~ Dado que los diversos factores de la transitividad son las propiedades de la información en primer plano, la impersonalidad gramatical tiene una explicación pragmático-discursiva: es una manera de codificar en el discurso la información en segundo plano en los actos concretos de comunicación. ~ 1’. Hopper y 8. Thompson. p. 284 P. Hopper y 8. Thompson, p. 291. ~< Seguimos utilizando el término tradicional impersonal porque entendemos que cuando los verbos inacusativos tienen su argumento interno implícito (Llueve) estamos ante una oración imperso- nal, ya que la función sintáctica de dicho argumento interno —que, además, es el único argumento del verbo— es la de sujeto. Estas oraciones no deben confundirse con otras del tipo de/lo llegado, en las que el verbo también es inacusativo pero el argumento no es implícito sino explícito (aunque fonológicamente nulo) ‘< Talmy Givón («Beyond Poreground and Background=>,en Coherence aud Grounding in Discote-se, R. 8. Tontin <cd.), John Beojamios PublishingCompany, 1987, pp. 75-188) habla de la conexión que existe entre backg;ounding y la información presupuesta, compartida y conocida; y entre 2~regroz,nding y la aserción, la información nueva y la secuencialidad. Según esto, si la impersonatlidad de los verbos meteorológicos es una manera de codificar la información en segundo plano (backg~ound), es de esperar que los enunciados con la forma de oraciones como Está lloviendo transmitan una información presupuesta, compartida o ya conocida. Creemos que esta situación seda en nuestra lengua, ya que generalmente cuando el emisor habla sobre el tiempo atmosférico el recepror ya conoce la información. De hecho, los enunciados con verbos inacusativos meteorológicos impersonales no suelen formar parte de una sucesión temporal de hechos en un discurso, sino más bien son una forma de establecer una comunicación necesaria en determinadas situaciones sociales, por ejemplo, entre dos vecinos que se encuentran en un ascensor. 107 DICE/VDA Cuadernos de Filología 2000. Hispánica 8, 85-lOS Araceli Calzado Roldón 6. La impersonalidad de los verbos meterológicos CONCLUSIONES En resumen, los verbos inacusativos que expresan fenómenos de la naturaleza del tipo de llover tienen unas restricciones de selección muy fuertes sobre su argumento interno, es decir, tienen un argumento interno muy poco individuado. El argumento interno de llover presenta un grado tan bajo de individuación que la construcción más común es aquella en la que dicho argumento es de carácter implícito (Está lloviendo). Se trata de las oraciones tradicionalmente llamadas impersonales, que bajo esta perspectiva dejan de ser un hecho aislado en nuestra lengua y pasan a ser una manifestación de un fenómeno más amplio: no sólo este tipo de verbos inacusativos pueden tener un argumento implícito, sino también algunos transitivos como comprar (Juan compra los lunes). Las oraciones con un argumento implícito tienen el grado mínimo de individuación, por esta razón ocupan un lugar muy bajo en la escala de latransitividad. Dado que los factores de baja transitividad tienen en común que representan siempre la información en segundo píano en cualquier discurso, la impersonalidad de llover es una cuestión sintáctica y semántica pero también se adentra en citerreno de la Pragmática: se trata de un medio gramatical de codificar la información en segundo plano (backgrounding) en el discurso. En este sentido, este artículo ha sido un intento de establecer una relación entre forma (la impersonalidad gramatical) y función (la distinción jbregrounding ¡ backgíounding). No solamente las restricciones de selección tienen raíces discursivas, sino que además es el propio contexto discursivo el que puede llevar a cabo alguna modificación en dichas restricciones. Vamos a elemplificar, para concluir, estas posibles modificaciones con los verbos llover y caer. En otro apartado habíamos visto la diferencia entre las siguientes oraciones: (102) Llueve. (103) *Cae Habíamos observado que (103) es agrarnatical porque el verbo caer, a diferencia de llover, tiene unas restricciones de selección muy débiles (cualquier cosa puede ser su argumento interno) y no puede por ello formar parte de construcciones en las que el argumento interno esté implícito, es decir, no puede utilizarse de forma impersonal. Sin embargo, el contexto discursivo puede modificar las restricciones de selección de caer hasta hacer equivalentes estas dos oraciones: (104) ¡Cómo llueve! (¡05) ~Cómocae! donde el verbo caer sí es impersonal. DICE/VDA Coadernos de Filología Hispánica 200018. 85-lOS 108