Teoría marxista de la crisis y la economía de posguerra de los

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Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
Teoría marxista de la crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos.
Fred Moseley*
En los treinta años posteriores a la 2da Guerra Mundial, la economía de los EE.UU. logró un
desarrollo destacable. La tasa de crecimiento promedió entre un 4% y un 5% anual, el índice de
desempleo rondó el 5%. La inflación fue casi inexistente (1-2 % anual) y el nivel de vida de los
obreros mejoró sustancialmente: el promedio del salario real casi se duplicó. Esta fue la “edad de oro”
del capitalismo de los EE UU.
Sin embargo, esta “edad de oro” finalizó en los ´70. Desde entonces, la tasa de crecimiento promedió
entre un 2% y un 3%. Tanto el índice de desempleo como la inflación crecieron. El principal
perjudicado fue el salario real promedio que según algunas mediciones bajó un 10%. Es en este
sentido que nos referimos a una “estanflación” de la economía estadounidense en las década recientes.
Hacia fines de los ´90, la economía norteamericana mejoró significativamente, alcanzando los niveles
más altos de crecimiento (3-4%) y los más bajos índices de desempleo e inflación desde los ´60. Los
salarios reales se elevaron, aunque modestamente. Como resultado, la mayoría de los economistas
concluyeron que el “boom” de los ´90 marcaba el fin de la estanflación y el comienzo de un nuevo
período de expansión. Sin embargo, este “boom” tuvo un final repentino en el 2001: ese año la
economía cayó nuevamente en recesión. La recuperación desde el 2002 ha sido lenta y desalentadora,
la desocupación continuó aumentando. Por eso se la denominó como una recuperación sin empleo .
Este artículo presenta una explicación marxista del largo período de estanflación en la economía
estadounidense. Intentará, asimismo, determinar si la depresión está llegando a su término o si, en
cambio, la economía de los EE.UU. (y la del mundo) se encaminan hacia una crisis aún mayor.
1. La declinación de la tasa de ganancia
De acuerdo con la teoría marxista sostenida aquí, la causa más importante del largo período de
estanflación de la economía norteamericana fue la muy significativa caída de la tasa de ganancia. Ésta
es definida como la proporción entre el total de la ganancia y el total del capital invertido. La tasa de
ganancia es la determinación fundamental del desarrollo del capitalismo. Cuando la tasa es ascendente
la economía muestra signos de prosperidad: las inversiones son altas, el desempleo es relativamente
bajo y el estándar de vida de los obreros se eleva. En cambio, cuando la tasa de ganancia es baja, la
prosperidad se convierte en estancamiento y depresión: las inversiones son bajas o inexistentes, el
*
fmoseley@mtholyoke.edu
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
desempleo es alto y los estándares de vida caen (como ocurrió en las décadas recientes, durante la
Gran Depresión y en las depresiones del siglo XIX).
Desde 1950 hasta mediados de los ´70, la tasa de ganancia de la economía cayó al menos un 50%:
pasó de cerca del 22% al 12% (ver gráfico 1)1. Esta significativa declinación parece haber sido parte
de una tendencia general que afectó al mundo entero durante este período, en especial a las mayores
economías capitalistas.
INSERTAR GRÁFICO 1
GRÁFICO 1: EVOLUCIÓN DE LA TASA DE GANANCIA DE LA ECONOMÍA
ESTADOUNIDENSE DESDE LA POSGUERRA
0.24
0.23
0.22
0.21
0.2
0.19
0.18
0.17
0.16
0.15
0.14
0.13
0.12
0.11
0.1
0.09
1947
1952
1957
1962
1967
1972
1977
1982
1987
1992
1997
2002
Ésta significativa declinación de la tasa de ganancia fue la principal causa del incremento del
desempleo y la inflación (combinación llamada “demonios gemelos”), así como de los bajos salarios
reales de las décadas recientes. Como en los períodos de depresión anteriores, la declinación de la tasa
de ganancia redundó en un desarrollo más lento. En el período de posguerra muchos gobiernos en los
años ´70 respondieron al la mayor desocupación adoptando políticas expansionistas de tipo
keynesianas: más gasto estatal, bajos impuestos y bajas tasas de interés. Sin embargo, estas políticas
resultaron en un aumento de la tasa de inflación. Las empresas capitalistas no incrementaron el gasto y
el empleo, sino que respondieron a la estimulación estatal de la demanda aumentando los precios a
mayor velocidad, con el fin de restaurar su tasa de beneficio.
En los ´80, los capitalistas financieros se revelaron contra estas altas tasas de inflación, y conminaron
a los gobiernos a adoptar políticas restrictivas (menos gasto y mayor tasa de interés). El resultado fue
un menor incremento del nivel de precios, pero también un mayor desempleo. Por lo tanto, si bien las
1
Para una descripción de las fuentes y los métodos utilizados para derivar estas estimaciones ver Moseley, Fred:
The Falling Rate of Profit in the Postwar United States Economy, Macmillan, London, 1991.
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
políticas gubernamentales tuvieron cierta influencia en la particular combinación de desempleo con
inflación, la causa fundamental de estos “demonios gemelos” ha sido la declinación de la tasa de
ganancia.
Es llamativo que las principales explicaciones sobre la estanflación de las décadas recientes hayan
ignorado por completo la pronunciada caída de la tasa de ganancia. Estas interpretaciones hacen
hincapié en los “shocks externos”: los errores de las políticas estatales, el aumento del precio del
petróleo por la OPEC, la misteriosa caída de la productividad, etc. De acuerdo a la teoría marxista,
todos estos factores no son “shocks externos” sino que son ellos mismos provocados por la
declinación de la tasa de ganancia. Al ignorar esta variable, las explicaciones dominantes ignoran la
causa fundamental y se mantienen en el nivel superficial de las apariencias.
Argumenté en un trabajo anterior, basado en la teoría de Marx, que había dos causas principales para
la declinación de la tasa de ganancia en la economía estadounidense de posguerra2. La primera era el
importante aumento de la cantidad de capital invertido por cada trabajador empleado (en términos
técnicos, un aumento de la composición orgánica del capital). Esta fue de casi el 50% desde
comienzos de los ´50 hasta los ´70. De acuerdo a la teoría de Marx, la ganancia es producida por el
trabajo de los obreros. Por lo tanto, un incremento en el capital invertido por cada obrero empleado (o
inversamente, una reducción del número de obreros en relación al capital invertido) causa la caída del
beneficio en relación al capital invertido, es decir, lleva a la tasa de ganancia a disminuir.
La segunda causa principal de la caída es el crecimiento de la proporción del trabajo improductivo por
sobre el trabajo productivo. Durante este período ésta casi se duplicó.
El trabajo improductivo es trabajo destinado a actividades de compra y venta (incluidas las finanzas, la
publicidad, etc.), de supervisión y de administración. De acuerdo a la teoría marxista, estas tareas no
producen valor ni ganancia, por lo tanto, son improductivas desde el punto de vista del capitalismo.
Un incremento en la cantidad de trabajo improductivo en relación al productivo significa que un
mayor porcentaje de la plusvalía producida por el trabajo productivo debe ser usada para recobrar los
costos del trabajo improductivo. En consecuencia, un menor porcentaje de la plusvalía es retirada
como ganancia de los capitalistas.
Desde esta perspectiva marxista, el factor crucial que determinará si el período de la estanflación está
terminando, y la economía norteamericana está entrando en una nueva era de prolongada prosperidad,
es si la tasa de ganancia creció lo suficiente desde los ´70 y retomó los altos niveles de los primeros
años de posguerra.
2. Los intentos de aumentar la tasa de ganancia
2
Moseley, Fred: The falling rate of profit in postwar United States economy, St. Martin´s Press, New York,
1992 y Moseley, Fred: “The rate of profit and the future of capitalism” en Review of Radical Political
Economics, 29, 4, 1997; pp.23 a 41.
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
Los capitalistas respondieron a la caída de la tasa de ganancia intentando restaurarla de varias formas.
Ya mencionamos la estrategia de la inflación, es decir el incremento de los precios en una proporción
cada vez mayor. Los capitalistas también intentaron frenar el crecimiento de los salarios e incluso
reducirlos. En años recientes, las aportes jubilatorios fueron profundamente recortados por numerosas
compañías. Muchos trabajadores que pensaron que tendrían jubilaciones confortables se están
llevando una gran desilusión y probablemente tengan que trabajar más tiempo para recibir una pensión
digna.
Otra estrategia ha sido hacer que los obreros trabajen con mayor intensidad y más rápido, es decir los
“aceleraron”. “Acelerar” el trabajo aumenta el valor producido por los obreros, por lo tanto,
incrementa la ganancia y la tasa de ganancia. El mayor desempleo de este período contribuyó a la
posibilidad de “acelerar” ya que los trabajadores fueron forzados a competir entre ellos por los
reducidos puestos de trabajo disponibles trabajando más fuerte. También las empresas han buscado
“adelgazarse”, es decir, reducir entre un 10% y un 20% el número de empleados de una empresa y
luego exigirle a quienes permanecen hacer el trabajo de los despedidos. Este método intensifica el
trabajo aún antes de que los trabajadores sean expulsados ya que éstos trabajarán más fuerte por temor
a perder sus puestos.
Podemos ver que estas estrategias para incrementar la tasa de ganancia han causado un gran
sufrimiento a los obreros: mayor desempleo y mayor inflación, peores estándares de vida e incremento
de la intensidad y la exhaustividad del trabajo. La ley general de la acumulación capitalista de Marx que la acumulación de la riqueza por los capitalistas es acompañada por la acumulación de la miseria
de los obreros- ha sido completamente verdadera en las décadas recientes en la economía de los
EE.UU. (y por lo tanto de todo el mundo).
Otra estrategia de los capitalistas para reducir los costos salariales ha sido trasladar sus fábricas a
zonas del mundo con bajos salarios, especialmente hacia Asia. Ésta ha sido la principal fuerza directriz
de la llamada “globalización” de las últimas décadas: una búsqueda mundial de salarios más bajos con
el fin de incrementar la tasa de ganancia. De esto es esencialmente de lo que se trata la globalización.
Curiosamente, la baja de los salarios reales y el trabajo “acelerado” no modificaron la tendencia
decreciente de la tasa de ganancia que aún no creció mucho desde los ´70 (ver gráfico 1). Se
produjeron incrementos cíclicos, especialmente en los ´90, pero la mayor parte de éstos han sido
aniquilados en las subsiguientes fases de caída. Según nuestros cálculos, la tasa de ganancia sólo se
recuperó un tercio desde su caída previa y hoy se mantiene cerca de un 30% por debajo de los picos en
los primeros años de posguerra. Esta ausencia de recuperación absoluta es la principal razón por lo que
la economía no ha retornado al rápido crecimiento de la temprana posguerra.
De acuerdo a la teoría de Marx, la causa por la cual la tasa de ganancia no ha crecido mucho, pese al
significativo incremento del beneficio producido por cada obrero (vía la reducción salarial, el trabajo
“acelerado”, etc.), es que las dos principales causas de la anterior caída de la tasa de ganancia no han
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
sido aún revertidas: los incrementos en el capital invertido por obrero y la proporción de trabajo
improductivo por sobre el trabajo productivo. El capital invertido por trabajador ha continuado
creciendo desde los ´70, aunque a un ritmo menor. No ha habido aún un proceso de bancarrotas
generalizado que hubiera devaluado al capital y reducido significativamente la composición orgánica.
La proporción de trabajo improductivo sobre el productivo también ha continuado creciendo
aproximadamente un 50% de la tasa de los años posteriores a la guerra. Estas son las principales
razones por las que el crecimiento de la tasa de ganancia desde los ´70 ha sido tan pequeño3.
3. Niveles de deuda sin precedentes
Pese al hecho de que la recuperación de la tasa de ganancia ha sido muy débil e incompleta, la tasa de
crecimiento de la economía estadounidense desde mediados de los ´70 no ha sido para nada mala. La
recesión de 1980-82 fue la peor del período de posguerra, pero no ha habido recesiones serias desde
entonces. La principal razón para esta respetable tasa de crecimiento durante este período ha sido una
expansión sin precedentes del endeudamiento de todo tipo: deudas empresariales, deudas hogareñas,
deuda externa y, más recientemente, deuda estatal. Este endeudamiento permitió a las empresas
continuar invirtiendo y a los hogares, gastar. Pero los fuertes niveles de compromisos acarrean un
mayor riesgo de “defaults”. Esta expansión del endeudamiento hace a los EE.UU. mucho más
vulnerable y no puede prolongarse por siempre.
La tasa de toma de obligaciones sobre el beneficio, en las corporaciones no financieras, es mostrada en
el gráfico 2. Podemos ver que el nivel de endeudamiento es 5 veces mayor del existente en 1950 y dos
veces más del que había en 1980. Por lo tanto, las bancarrotas recientes de Enron y WorldCom y otras
empresas han revelado que gran parte de las deudas pueden mantenerse por fuera de los libros con
prácticas contables cuestionables, crecientemente dominantes en los ´90. Por lo tanto, el gráfico 2
subvalora el verdadero peso de la deuda en las corporaciones no financieras, que serán aún más
vulnerables a defaults y quiebras en los años venideros. La declinación en los ´90 se debió
probablemente al incremento de las transferencias de compromisos financieros de los libros de las
corporaciones hacia “gastos especiales”. El uso de estas erogaciones se aceleró hacia fines de la
década.
INSERTAR GRÁFICO 2
3
Moseley, Fred: Ob. cit.
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
GRÁFICO 2: DÉFICIT DE LAS COMPAÑÍAS NO-FINANCIERAS, 1950-2003
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
La proporción de endeudamiento hogareño por sobre el ingreso se observa en el gráfico 3. Podemos
ver que esta tasa se triplicó desde 1950, que la mayor parte de este incremento viene desde 1980 y que
ahora, por primera vez en la historia, está por arriba del 100%. El rápido incremento del
endeudamiento hogareño durante fines de los ´90 hizo posible el extraordinario ritmo de consumo de
los hogares durante estos años. El rápido crecimiento de las deudas y del consumo continuaron incluso
durante la recesión del 2001 y la débil recuperación posterior. Las empresas que estaban desesperadas
por colocar sus bienes ofrecieron créditos (por ejemplo, los préstamos con cero por ciento de interés
de las automotrices). Sin embargo, como resultado de esta corrida de “pedir prestado y gastar”, los
hogares estadounidenses corren ahora un riesgo mayor que nunca de sufrir defaults. Los niveles de
evasión y de quiebras ya han crecido hasta cifras record en los últimos años, pese a las más bajas tasas
de interés en 50 años.
INSERTAR FIGURA 3
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
GRÁFICO 3: DÉFICIT DE LOS HOGARES ESTADOUNIDENSES, 1950-2003
1.20
1.00
0.80
0.60
0.40
0.20
0.00
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
Otro hecho importante sobre esta explosión de la deuda es que gran parte del dinero que las empresas
y los hogares tomaron en préstamo proviene de inversores extranjeros. En los ´80 los EE.UU. se
convirtieron en una nación deudora por primera vez desde la Primera Guerra Mundial. En 1994, el
promedio anual de ingreso neto de capital extranjero fue de al menos 100 mil millones de dólares, para
un total de casi 1 billón de dólares (ver gráfico 4). La creciente dependencia del capital extranjero por
parte de la nación más rica del mundo no tiene precedentes en la historia mundial. Este fenómeno
contrasta fuertemente con la economía de los EE.UU. en la posguerra y con la economía del Reino
Unido del siglo XIX. En esos períodos estas naciones líderes, antes que deudoras, eran prestadoras
netas de crédito hacia el resto del mundo.
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
GRÁFICO 4: INGRESOS NETOS DE CAPITALES A LOS EE.UU. (1983-2003)
700000
600000
500000
400000
300000
200000
100000
0
1983
1988
1993
1998
Sin embargo, aún más llamativo es el intenso incremento del ingreso de capital extranjero desde 1995
hasta el presente, que ha añadido en estos años un adicional de deuda de 2 billones de dólares. Esta
cantidad equivale a aproximadamente el 20% del grueso de las inversiones privadas en los EE.UU.
durante esos años. Esto es una tremenda infusión de fondos del exterior, aún para los estándares
colosales de Norteamérica. Mucho ha sido dicho en los últimos años sobre el problema del
endeudamiento externo en los países en vías de desarrollo alrededor del mundo. La deuda externa de
los EE.UU. es ahora al menos dos veces más grande que la deuda combinada de todos los países de
ingresos bajos y medios y está creciendo mucho más rápido. Los países más ricos del mundo están
ahora absorbiendo cerca del 75% del total flujo de capital del resto del mundo.
Esta enorme corriente de inversiones contribuyó significativamente al tímido crecimiento de la
economía estadounidense de fines de los ´90 en varias formas. Principalmente, mediante la reducción
de la tasa de interés que incrementó las inversiones y la carga de endeudamiento de las corporaciones
y de los hogares. En segundo lugar, manteniendo el dólar fuerte pese al déficit récord en la balanza
comercial. En tercer lugar, incrementando los precios de las acciones que estimularon el consumo. Por
último, aumentaron los ingresos estatales y los superávit fiscales, producto del rápido crecimiento. Sin
este enorme flujo de capital extranjero, el boom de la economía de los EE.UU. de fines de los ´90
nunca hubiese ocurrido4. Por supuesto, estos efectos benéficos para la economía estadounidense
fueron contrabalanceados por los perjuicios en los países que sufrieron un flujo negativo de capital
hacia los EE.UU.
4
El resaltado es del autor (N. del T.)
2003/p/
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
Esta enorme entrada de capitales tendrá también desventajas para la economía estadounidense en el
futuro. En primer lugar, intereses y dividendos tendrán que ser pagados a estos fondos extranjeros en
los próximos años. Esto significa que una parte del ingreso producido por la economía norteamericana
será destinada a esas erogaciones. Estos desembolsos a los capitales extranjeros incrementarán el
déficit ya récord en las cuentas corrientes. Estos déficits requerirán aún mayores influjos del exterior
para financiarlos. Se volvería un círculo vicioso, en el cual el creciente flujo de capital requiere futuros
pagos de intereses que a su vez requieren de la mayor llegada de capitales. En otras palabras, en los
años que vienen, los EE.UU. estarán pidiendo dinero para pagar deudas pasadas, un clásico esquema
Ponzi. El desarrollo del espiral de aumento del endeudamiento y de los pagos no puede durar por
siempre.
Esta creciente dependencia del capital extranjero también hace a la economía estadounidense cada vez
más vulnerable a un eventual reflujo del capital extranjero, o incluso a una desaceleración de su
ingreso. Éste decreció en casi un tercio, desde un pico de un billón de dólares en el 2000, a 650 mil
millones en el 2003 (la mayor parte de la reducción proviene de Europa). Hasta ahora, esta declinante
corriente de capital ha sido compensada por un agudo incremento en la compra por parte de gobiernos
extranjeros (principalmente Japón y China) de letras del Tesoro de los EE.UU. (desde 40 mil millones
en el 2000 a 200 mil millones en el 2003) y por una reducción de la emigración del capital
estadounidense hacia el extranjero (de 600 mil millones en el 2000 a 300 mil millones en el 2003). Por
lo tanto el ingreso de fondos continuó creciendo durante esos años. Sin embargo, es improbable que el
flujo hacia el exterior vaya a seguir decayendo y que las compras por parte de gobiernos extranjeros
puedan seguir creciendo en los próximos años (probablemente decaigan).
Por lo tanto, si la corriente de capital sigue cayendo, la tasas de interés probablemente suban, lo que
generaría un efecto negativo en las inversiones y en la tasa de crecimiento de los EE.UU. En el peor
escenario, el retroceso del capital extranjero o la declinación de las compras por parte de gobiernos
extranjeros multiplicarían sus efectos negativos. Tal “fuga de capital” desde los EE.UU. pondría
presión hacia la baja del dólar, lo que presionaría con mayor intensidad el reflujo de capitales. En estas
circunstancias, la Reserva Federal seguramente tendría que aumentar nuevamente la tasa de interés
con el fin de frenar la fuga. Dichas altas tasas de interés podrían ser efectivas para frenar la salida de
fondos, pero lo haría a costa de la economía misma. Mayores tasas de interés serían un desastre para
muchas empresas y hogares altamente endeudados, y empujaría a muchos de ellos hacia defaults y
quiebras. Los niveles récord de deuda de los últimos años han sido soportables porque los intereses
han sido muy bajos. Pero una vez que estos intereses suban, dichas deudas se volverán insoportables.
En suma, la economía estadounidense fue capaz de evadir los peores efectos de la caída de la tasa de
ganancia por la explosión sin precedentes de la deuda que ha mantenido la acumulación de capital y el
consumo, a pesar de la declinación de la tasa de ganancia y de los salarios reales estancados. Mucha
de esa deuda ha sido financiada por un enorme, sin precedentes, flujo de capital extranjero hacia los
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
EE UU. Sin embargo, esta creciente dependencia de la economía estadounidense del capital extranjero
plantea en un no muy lejano futuro que los inversores extranjeros puedan no desear seguir prestando
mucho dinero a los EE.UU. Si eso ocurre, la economía de los EE UU estaría en serios problemas.
El último sector de rápido crecimiento de endeudamiento en los últimos años ha sido el Gobierno
Federal. En los ´90, el déficit fiscal fue reducido e incluso hubo un pequeño superávit en el 2000. Pero
se pronostica su aumento para la próxima década. En los últimos tres años, la situación fiscal cambió
dramáticamente: desde un pequeño superávit se llegó a un déficit de 500 mil millones (5% del PBI).
Se trata del aumento más rápido de déficit fiscal en toda la historia de los EE.UU. Esto se debe a la
recesión, pero también a los recortes fiscales de Bush que beneficiaron a los más ricos (el 50% del
recorte impositivo fue sobre el 1% de las familias más adineradas). Más recientemente, la invasión y
la ocupación de Irak añadieron 100 mil millones al déficit (aproximadamente).
Sin esta enorme política de expansión fiscal, la recesión del 2001 habría sido mucho peor. Aún con
este estímulo sin precedentes, la recuperación ha sido lenta. Pero la política fiscal ha alcanzado un
límite y no puede expandirse más. Por lo tanto, una política fiscal expansionista no puede ser fuente de
un nuevo crecimiento en los próximos años. En efecto, muchos piensan que si Bush es reelegido (Dios
no lo quiera!)5, intentará reducir profundamente el gasto en servicios sociales (sobre todo en la
seguridad social y en Medicare). Estos recortes perjudicarían a los beneficiarios de los servicios
gubernamentales y redundaría en una menor tasa de crecimiento de la economía.
La política monetaria también alcanzó su límite. Los intereses a corto plazo han sido reducidos al 1%
ó 2% (los niveles más bajos en 50 años), pero ya no podrían reducirse más. Esta expansión sin
precedentes del circulante ha tenido muy pocos efectos positivos en una inversión que continúa siendo
débil.
El resto del 2004 seguramente será testigo de un rápido crecimiento (4%, 5%), debido a la expansiva
política fiscal. Pero el próximo año, el estímulo fiscal desaparecerá y dejará de ser una fuente para el
crecimiento de la economía estadounidense. Una recuperación sustentable requiere un duradero
incremento en las inversiones. Las variables fundamentales para la inversión, sin embargo, se
mantienen muy débiles: la tasa de ganancia está todavía muy baja, los niveles de endeudamiento están
muy altos y hay todavía una capacidad ociosa cercana al 25%. Todas estas determinantes sugieren lo
improbable de un significativo y sostenido incremento de las inversiones.
En el mejor de los escenarios, la economía de los EE UU vivirá un lento crecimiento en los años
venideros, con aumento de desempleo. En el peor, la siempre creciente deuda traerá como
consecuencia mayores dificultades para afrontar los pagos y/o la reducción del ingreso capitales del
exterior. El resultado será el estallido de la enorme burbuja de la deuda. Éste podría ser mayor que
nunca porque la deuda es mucho más grande.
5
Este artículo fue escrito antes de las elecciones del 2004 en los EE.UU. De hecho, George W. Bush fue electo
presidente. (N. de R.)
Moseley, Fred: Teoría marxista de las crisis y la economía de posguerra de los Estados
Unidos, en Razón y Revolución, nro. 14, primavera de 2005, reedición electrónica.
Una comparación con 1929 es alarmante. En ese año las deudas de los hogares tenían dimensiones
reducidas. La deudas empresariales representaban la mitad de las actuales. No había entonces
endeudamiento externo: EE.UU. era un prestador neto en el mundo. Aún así los defaults y las quiebras
provocados en aquel entonces fueron tan malos que quebraron un tercio de los bancos. La Gran
Depresión duró por más de una década. La catástrofe que podría desatarse con el nivel de
endeudamiento actual es difícil de imaginar.
Si la economía norteamericana se derrumba, se llevará a gran parte del resto del mundo con ella.
Muchos países ya están experimentando una desaceleración del crecimiento en algunos casos y
depresiones en otros. Su mayor esperanza de recuperación se encuentra en el aumento de sus
exportaciones hacia Norteamérica. Si esta posibilidad desaparece podrían entrar en importantes
recesiones en los próximos años, que a su vez retroalimentaría nuevos efectos negativos sobre los
EE.UU. Pensar sobre todo esto es aterrador, pero creo que hacia allí se dirige la economía mundial.
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