Invertir en capital natural

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© Bill Ross/Corbis
Andrew W. Mitchell
Fundador y director
del Global Canopy Programme y
presidente del Forest Footprint Disclosure Project
El dramaturgo irlandés Oscar Wilde
dijo en alguna ocasión que el cínico
sabe el precio de todo, pero no conoce
el valor de nada. Hoy, si bien muchos
dicen que el valor de la biodiversidad es
“incalculable”, pocos están dispuestos
a pagar por ella. Sólo el valor de su
existencia no ha podido detener el
tsunami de fuerzas económicas del
siglo XX que considera la destrucción
de la biodiversidad como un daño
colateral aceptable de la prosperidad.
Y, demasiado a menudo, la creciente
población no ha dejado a los pobres
otra opción que saquear la biodiversidad
para sobrevivir.
Si queremos conservar la esperanza
de lograr en este siglo el Objetivo de
Desarrollo del Milenio de reducir de
inmediato la pérdida de la biodiversidad,
será preciso tener una opinión
muy diferente de lo que significa la
conservación. A la vanguardia del
debate, la propia biodiversidad debe
reemplazarse por los servicios que
brindan los ecosistemas a la humanidad.
Los bosques ofrecen un sustituto para
investigar cómo el capital natural
sustenta el clima, los alimentos, la
energía, la salud y la seguridad de los
medios de subsistencia de todos.
Cuando era un joven zoólogo en Borneo
me fascinaba el mundo desconocido
de la cubierta de las selvas tropicales.
Alcanzar la copa de los árboles, donde
un ejemplar de dipterocarpus se levanta
más de 90 metros, era una operación
peligrosa que suponía utilizar catapultas
y trepar por sogas desde abajo o globos
aerostáticos desde arriba. Por ello,
construí precarios pasillos aéreos para
que los equipos científicos pudieran
explorar a gusto. Lo que descubrimos
nos estremeció y reveló nuestra abismal
ignorancia. Tal vez la mitad de todas
las especies vivas de la Tierra vive allá
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PNUMA
NUESTRO PLANETA La Naturaleza a su servicio
Invertir en
capital natural
arriba, nunca bajan al suelo. Un 80%
de los insectos que descubrieron
los entomólogos en la cubierta
forestal de Asia no tenían nombre;
cerca del 60% de las especies de
América Central todavía eran nuevas
para la ciencia.
Treinta años después, se comprende
mucho más, o quizás tiene mayor
importancia. Los científicos
que estudian la atmósfera y los
ecofisiólogos del Experimento de
Gran Escala de la Biosfera-Atmósfera
financiado por Brasil y la NASA
construyeron torres por los bosques
de la región amazónica y midieron
los flujos de gases, como carbono y
oxígeno, tanto dentro como fuera de
la cubierta forestal. El experimento
reveló que los bosques de la región
eliminan de la atmósfera alrededor
de una tonelada de carbono por
hectárea al año, y lo almacenan en
troncos y raíces. Además, los árboles
liberan al aire una cantidad enorme
de una mezcla rica en compuestos
orgánicos volátiles, donde las sustancias
químicas se oxidan a la luz del sol para
crear núcleos minúsculos alrededor
de los cuales se forman gotas de agua.
En efecto, la cubierta de la Amazonía
siembra sus propias lluvias. De ese
modo, la biodiversidad aporta servicios
reguladores a nuestra atmósfera.
Imagínense los bosques tropicales del
mundo como proveedor gigante de
“eco-servicios”, como una central
eléctrica o planta de tratamiento de
aguas, que presta servicios ecosistémicos
que todos usamos pero que nadie
paga aún. Constituyen el sistema
terrestre más grande de captura y
almacenamiento de carbono (CAC)
que existe, que depura la atmósfera
de mil millones de toneladas de
contaminantes al año. Lo hacen
gratuitamente, en tanto que los
CAC industriales pueden costar
© Vaara/iStockphoto
300 dólares EE.UU. por tonelada o más
para hacer el mismo trabajo. La tala y la
quema de bosques tropicales eliminan
este sistema único y emiten humo
equivalente a las emisiones anuales de
carbono de todo el transporte del mundo.
El pago por detener la pérdida de los
bosques es la inspiración de la REDD,
mecanismo propuesto por la CMNUCC
para reducir las emisiones derivadas de la
deforestación y la degradación, y podría
generar miles de millones de dólares para
los países pobres que poseen bosques. Si
bien, como es obvio, el ritmo glacial de
las negociaciones de las Naciones Unidas
ha generado escepticismo en los mercados
de carbono, Noruega ha aportado
2.500 millones de dólares a fin de
establecer el ritmo para la aplicación de
lo que promete ser la forma más grande,
más barata y más rápida de combatir el
cambio climático en esta década.
Además, los bosques ofrecen otro
servicio ecosistémico, tal vez más valioso.
Según el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático, las
copas de los árboles liberan 8 billones de
toneladas de vapor de agua al año, la cual
recicla muchas veces la “bomba de agua”
de la cubierta forestal antes de alcanzar
los Andes. Parte cae como nieve, que
alimenta agua de deshielo en las enormes
cuencas hidrológicas de la Amazonía
occidental, y los científicos creen que un
viento rápido bajo transporta la humedad
que se precipitará como lluvia en las
explotaciones ganaderas y de soja del sur
de Brasil, y posiblemente en el granero
empezando a darse cuenta que algunas
compañías están corriendo cada vez
más riesgos al no tener en cuenta en
sus modelos empresariales el uso del
capital natural y los servicios que ofrecen
sus ecosistemas. El Forest Footprint
Disclosure Project (Proyecto para la
publicación de la huella forestal) pide a
las empresas que divulguen su uso
de los productos básicos, tales como
carne vacuna y cuero, aceite de palma
y papel o pasta de celulosa, que provocan
deforestación. En solo dos años,
lo han apoyado 57 importantes
instituciones inversoras que gestionan
5.700 billones de dólares en activos.
En el lado positivo, según un informe
del PNUD, América Latina y el Caribe:
una superpotencia de biodiversidad,
la región tiene una importante
oportunidad económica en el comercio
de los servicios de los ecosistemas.
económico de la cuenca del Plata.
¿Qué pasaría si algún día esa
La Proactive Investment in Natural
“bomba” dejara de ser fiable?
Capital (Inversión proactiva en el
¿Se apagarían las luces de San Pablo
capital natural, PINC), como se señala
al secarse las represas gigantes,
en el Little Biodiversity Finance Book
o aumentarían los precios de los
(El pequeño libro de las finanzas de
alimentos en Europa porque la soja
la biodiversidad) del Global Canopy
de la Amazonía no llega a alimentar
Programme, ofrece una nueva visión
a sus pollos, cerdos y vacas? En la
económica para la naturaleza. Mientras
Amazonía, las sequías son cada vez
que la REDD está inexorablemente
más frecuentes; las que ocurrieron
vinculada a los nuevos mercados del
en 2005 y 2010
carbono, el marco de
fueron un
PINC ofrece
anticipo de lo que “Valorar el capital natural
17 mecanismos que
podría pasar. Los
podrían pagar la
y pagar su mantenimiento, biodiversidad y sus
ríos se secaron,
las barcazas
servicios ecosistémicos,
agotamiento o
varadas que
que hacia 2020
transportaban
un valor de
restablecimiento debería ser alcanzarán
soja tuvieron
140.000 millones al año.
que hacer un
tan corriente como utilizar Muchos de ellos ya están
desvío de
a disposición. Valorar el
2000 km para
capital financiero o social.” capital natural y pagar
alcanzar los
su mantenimiento,
mercados, los
agotamiento o
peces boqueaban en las riberas de los
restablecimiento debería ser tan
ríos en tanto que las aldeas remotas
corriente como utilizar capital financiero
pasaban hambre. A raíz de ello,
o social. Pese a que las salvaguardias
aumentaron las hospitalizaciones y
y la distribución equitativa de los
los aeropuertos se cerraron debido
beneficios están plagadas de dificultades,
al humo de los incendios forestales.
el riesgo de mantener el statu quo es
mayor. Los países que poseen bosques
Conforme al histórico informe
tropicales y sus poblaciones son ricos en
del PNUMA, La economía de los
capital natural, y es preciso retribuirles
ecosistemas y la diversidad biológica, los
adecuadamente por mantener los
servicios de los ecosistemas perdidos
servicios que ofrecen sus ecosistemas. Si
por la deforestación alcanzaban un
se encuentra la manera de hacerlo, un día
valor de 1,4–4,5 billones de dólares
sus bosques realmente valdrán más vivos,
al año. Los inversionistas están
económicamente hablando, que muertos.
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