El rastreo de las llamadas de su móvil le delataron

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MADRID
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Impreso por Francisco Rincón Durán. Prohibida su reproducción.
PAÍS: España
FRECUENCIA: Diario
PÁGINAS: 38
O.J.D.: 177741
TARIFA: 14350 €
E.G.M.: 1032000
ÁREA: 518 CM² - 50%
SECCIÓN: MADRID
LA ‘CAZA’ DEL PEDERASTA LA INVESTIGACIÓN
EL MUNDO. MARTES 30 DE SEPTIEMBRE DE 2014
30 Septiembre, 2014
El rastreo de las
llamadas de su
móvil le delataron
Lo apagaba en los ataques planificados y
lo encendía cuando no lo premeditaba
LUIS F. DURÁN
La pista clave para que la Policía
llegase por primera vez al pederasta fue el seguimiento de la posición de su teléfono móvil a lo
largo de sus continuas agresiones. Los agentes revisaron miles
de llamadas en los lugares donde
cometió sus raptos y lograron discriminar un centenar de teléfonos
móviles pidiendo datos a las compañías. Ahí se descubrió que había un celular que estaba siempre
apagado los días que el pederasta
cometió sus raptos de forma más
o menos planificada y que estaba
activado cuando actuaba sin haberlo planeado previamente. Esa
prueba fue determinante junto
con la localización del último coche que empleó para raptar a varias de las niñas y que cazó la cámara de un banco. Era un Citröen
Xsara Picasso. Con ambas pistas
se fue tirando del hilo hasta detenerlo sin olvidarse del trabajo
realizado en la calle por cientos
de policías y la búsqueda incesante del piso de la calle de Santa
Virgilia en el barrio de Hortaleza.
Antonio Ortiz, ya en prisión, está acusado de raptar a cinco niñas y de intentarlo con otras tres
entre junio de 2013 y el pasado
mes de agosto. Se enfrenta a 15
delitos, entre ellos agresiones sexuales y tentativas de homicidio
por administrar dosis del fármaco Orfidal a las niñas con el fin
de «anular su voluntad» y que no
recordasen nada.
Desde el comienzo de la operación la Policía se centró en el teléfono móvil del pederasta. Sabían que lo utilizaba siempre ya
que así lo habían señalado las niñas. Todas recuerdan cómo hablaba por el celular en el coche y
en la puerta del domicilio donde
las llevó. Luego, lo que se descubrió es que a alguna de ellas las
engañó hablando por el móvil y,
pese a que estaba apagado, simulaba que dialogaba con su padre
o su madre. «No te preocupes
que ya estoy yo con la niña y le
digo que la llevo yo a casa. Sí
tranquilo ya estoy con ella vamos
para casa», decía. Así logró engañar a las pequeñas cuando las llevaba a su domicilio o cuando las
retenía en su propio vehículo. Y
así actuó con la primera niña china que raptó en una calle de Coslada y que llevaba colgado en el
cuello un llavero con las llaves de
su casa.
Desde el principio de la investigación los agentes pidieron a las
Ortiz simulaba
junto a las niñas
que hablaba con sus
padres por teléfono
La Policía cotejó,
una por una,
millares de
llamadas de móviles
El presunto pederasta haciendo pesas en el gimnasio. / E. M.
compañías telefónicas las llamadas realizadas los días en los que
el pederasta actuó y que se habían realizado en los puntos donde raptó a las niñas y donde las
soltó.
La Policía solicitaba los mandamientos judiciales a la magistrada y las compañías colabora-
ban y mandaban los datos de ese
perímetro situado entre los distritos de Hortaleza y Ciudad Lineal.
El problema es que había miles y
miles de teléfonos.
Fue una tarea muy laboriosa y
agotadora revisar una por una las
llamadas realizadas esos días que
coincidiesen en una determinada
línea de puntos. No había programa informático para descubrirlo.
Era simplemente ir dejándose los
ojos en centenares de papeles.
A mediados de agosto llegaron
a reducir la lista de teléfonos móviles sospechosos a cien. Por cada
terminal se hizo un dibujo de
puntos en un mapa.
La investigación se
delimitó aún más tras
los últimos ataques del
pasado mes de agosto.
El día 22 raptó a una
niña en Hortaleza y,
una hora más tarde, liberó a la menor en la
calle de Mequinenza.
Esa menor es la que
recuerda que llevaba
en la parte trasera del
coche una toalla, una
botella de agua y una
mochila. Ahora se ha
averiguado que tras
salir del gimnasio y sin
planificar el ataque,
comenzó a merodear
en busca de alguna niña. Y tres días después
intenta llevarse a otra
niña en una calle de
Coslada. En ambos casos hay un teléfono
móvil activado, el mismo número que le salía en una tentativa de
Moratalaz y otra de
Torrelaguna.
Con todo, los agentes
volvieron a realizar las
mismas triangulaciones y examinaron que
la línea de puntos siempre se cortaba los días
que atacaba de forma
planificada. Concluyeron que Antonio Ortiz
era el principal candidato a ser el hombre
que buscaban. A partir
de ese instante su investigación se centró
en esa persona. Y poco
a poco empiezan a encajar otras pruebas que
le incriminan. Ha conducido coches que estaban buscando (Toyota y Citroën), tiene numerosos antecedentes
policiales (uno de ellos
por abusar de una menor) y finalmente llegan a descubrir la casa de la calle de Santa
Virgilia y sus otros domicilios. Está claro que se encuentran ante el
agresor que al ver que la Policía le
está acechando huye a Santander.
Los agentes del SAF le siguen día
y noche hasta que le detienen el
pasado miércoles.
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