Hoy traigo una pena que todo lo inunda. La imagen de un mundo inhumano que a todos golpea. Una playa turca sí acepta la víctima limpia de una guerra sucia. La nana del agua durmió para siempre al niño de Siria. El ara de arena ofrece a los dioses la sangre inocente. Y solo la espuma con gesto de madre, le abraza y le besa. Un gendarme lo recoge en sus brazos como frágil joya. Con gesto distante, respeta su sueño y lo deposita en la tierra firme. Dejando a la vista la suma vergüenza de la raza humana. También yo en la distancia que creo me ampara, Soy culpable del drama infinito de tanta injusticia. Mi terco egoísmo golpea siniestro a tanto inocente. Fray Marcos