La presidencia de Alvear Para las elecciones presidenciales de 1922, Yrigoyen impuso a su candidato en la Convención Nacional del partido. Era el aristocrático Marcelo Torcuato de Alvear, quien hasta ese momento se desempeñaba como embajador en París. La falta de participación de Alvear en las luchas internas del partido y la idea de que su figura calmaría a los conservadores son algunas de las explicaciones que dan los historiadores para explicar la enigmática elección de Yrigoyen. Las elecciones se realizaron en abril, y en ellas se impuso el radicalismo con más votos que los que había obtenido en 1916. Alvear asumió el 12 de octubre. De acuerdo con sus objetivos, Alvear cuidó las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. A diferencia de Yrigoyen, concurrió a la inauguración de las sesiones del Congreso, respondió a los pedidos de interpelaciones y no abusó de las intervenciones a las provincias. Por otra parte, atendió los reclamos de los conservadores acerca de la disminución del gasto público. Principalmente, dicha demanda apuntaba a exigir al gobierno que no se desviaran los fondos públicos para satisfacer los compromisos políticos del radicalismo con sus adherentes mediante la expansión del empleo público. A pesar de que durante su gestión se produjeron huelgas de trabajadores, los conflictos no generaron grandes tensiones sociales. Su presidencia se desarrolló en un ambiente político tranquilo, y su administración, aunque no produjo grandes cambios, fue eficaz y ordenada. Todos los indicadores eran favorables: la moneda nacional era sólida, el índice de desempleo era bajo, la construcción estaba en auge y el flujo desde el exterior de capitales e inmigrantes se había reactivado. La división del radicalismo: personalistas y antipersonalistas. El radicalismo surgió como una expresión política policlasista, ya que lo conformaban hombres procedentes de todos los sectores sociales. De hecho, muchos dirigentes pertenecían, por su extracción social, por sus actividades económicas o profesionales a la llamada “elite tradicional”. Durante la gestión de Alvear se profundizó el distanciamiento entre el grupo azul, que lo apoyaba, y los seguidores de Yrigoyen, y los seguidores de Yrigoyen, que constituían la mayoría del partido, integrado especialmente por miembros de la clase media. Los yrigoyenistas llamaban “galeritas” a losa defensores de Alvear porque entre sus dirigentes se encontraban miembros de familias adineradas, y denunciaban que se estaban alejando de los ideales democráticos. El grupo azul o antipersonalista, por su parte, criticaba la adhesión incondicional de los seguidores a su líder, Yrigoyen. En agosto de 1925 surgió la Unión Cívica Radical Antipersonalista, que se enfrentó al movimiento yrigoyenista o personalista. A partir de entonces, los diputados yrigoyenistas, que eran mayoría en el Congreso, complicaron la labor gubernativa. Para enfrentar esta situación dentro del Parlamento, los radicales antipersonalistas se aliaron con sectores conservadores, provinciales y socialistas. Esta alianza fue bautizada por Yrigoyen con el nombre de “contubernio”, que él entendía como una nueva versión de la vieja política del acuerdo. Para el viejo caudillo, esta unión era ilegítima y su único objetivo era acabar con los avances sociales y políticos que había logrado el radicalismo yrigoyenista. “Comprar a quien nos compra” En la década de 1920 se produjo un cambio de importancia en el comercio exterior de nuestro país. La Argentina comenzó a importar productos manufacturados de Estados Unidos (especialmente automóviles y máquinas industriales) y disminuyeron las importaciones inglesas. Se instalaron en el país numerosas empresas estadounidenses como General Motors (automotriz) y Química Bayer (farmacéutica). N contraste con la relación económica con Gran Bretaña, país al que la Argentina le compraba productos industriales y le vendía su producción primaria durante el siglo XIX, con Estados Unidos existía una reciprocidad comercial, pues nuestro país importaba sus productos industriales, pero no podía venderle los cereales y la carne porque la producción nacional era similar a la estadounidense e incluso existía competencia por el mercado europeo. En 1927, desde la Sociedad Rural comenzó a extenderse la consigna: “comprar a quien nos compra”. Esta postura reflejaba la preocupación por mantener la relación comercial con Gran Bretaña, para evitar que esta disminuyera sus compras de carne a la Argentina. La lucha por la sucesión. En 1927, la situación política se centró en la sucesión del presidente Alvear. Los intentos para volver a unir al radicalismo fracasaron. En abril de 1927 la convenció antipersonalista consagró, con el apoyo de Alvear, la fórmula Leopoldo Melo-Vicente Gallo. Los radicales disidentes contaban con el apoyo de varios grupos políticos conservadores y con la mayoría de los gobiernos provinciales, lo que les hacía creer que derrotarían a los personalistas. Los yrigoyenistas, por su parte, organizaron una campaña tendiente a postular nuevamente a Hipólito Yrigoyen como candidato a presidente. La Convención de la UCR proclamó por abrumadora mayoría la fórmula Hipólito Yrigoyen-Francisco Beiró. Muy pronto se hizo sentir el fuete apoyo popular hacia el caudillo radical. La campaña electoral de Yrigoyen se basó en la promesa de ampliar a todos los sectores de la población los logros que había tenido su primer gobierno. Por su parte, los antipersonalistas sostenían que los colaboradores de Yrigoyen era inútiles y corruptos, y recordaban la cantidad de intervenciones federales que el caudillo había decretado durante su presidencia. Los comicios provinciales de 1928, realizados en Tucumán, Salta, santa Fe y Córdoba, dieron un amplio triunfo al yrigoyenismo. En marzo de 1928 e realizaron las elecciones presidenciales en las que la fórmula del radicalismo Hipólito YrigoyenFrancisco Beiró obtuvo una victoria contundente. Segunda presidencia de Yrigoyen El 12 de octubre de 1928, con 76 años Hipólito Yrigoyen asumió por segunda vez la presidencia. Como vicepresidente lo acompañó Enrique Martínez, quien debido al fallecimiento de Beiró fue designado por el Colegio Electoral. Debido a su avanzada edad, Yrigoyen se hallaba disminuido físicamente, lo que obstaculizó su estilo personal de gobernar. Además, los dirigentes que lo acompañaron no tenían la suficiente capacidad e inteligencia para hacer frente a los graves problemas políticos y económicos que se avecinaban. Uno de los principales temas de esta gestión fue la cuestión petrolera, ya que el presidente propiciaba la nacionalización del petróleo. Hacia fines de año, el gobierno envió al Congreso un proyecto de ley que contemplaba la expropiación de los yacimientos privados. Como este proyecto afectaba a la compañía estadounidense Standard Oil y a varios grupos de las oligarquías provinciales, vinculados con los intereses norteamericanos, quedó trabado en el Senado. En cuanto a las relaciones exteriores, Yrigoyen decidió privilegiar los vínculos con los británicos, a quienes brindó concesiones económicas, en desmedro de los Estados Unidos, país del que desconfiaba. En materia política, el enfrentamiento entre Yrigoyen y el Senado se agravó. Se produjeron varios episodios de violencia en algunas provincias y el presidente ordenó intervenciones federales a las provincias de Mendoza y San Juan y a los poderes Legislativo y Judicial de Santa Fe. Los problemas económicos. Durante los primeros meses el segundo período de gobierno de Yrigoyen, el gasto público se incrementó y la recaudación impositiva no fue suficiente para financiarlo. Sin embargo, el ingreso de capitales extranjeros permitió enfrentar la grave situación. Nuevamente se tenía la sensación de que el modelo agroexportador salvaría a la economía nacional. Sin embargo, hacia fines de 1929, una crisis económica mundial, originada en los Estados Unidos, pondría en jaque a la Argentina y al gobierno de Yrigoyen. Esta crisis marcó el fin de una época y do comienzo al estancamiento del modelo económico agroexportador. El desempleo, el ascenso de los precios y la caída de los ingresos aumentaron en forma preocupante. Esta situación provocó u gran malestar que se tradujo, entre otras cosas, en huelgas. El gobierno comenzó a perder apoyo político. La oposición responsabilizó por la crisis económica a la administración del gobierno radical. Yrigoyen representaba una amenaza para los intereses de los grupos económicos dominantes, que lo veían como permisivo frente a las demandas obreras. Paralelamente, en la sociedad surgieron tendencias antidemocráticas que veían con beneplácito los regímenes autoritarios instalados en Europa, como el fascismo italiano. Las ideas autoritarias tuvieron eco entre los conservadores tradicionales, que conformaban sectores en los cuales existía el temor al avance del comunismo en el mundo. Muchos, descontentos con el gobierno de Yrigoyen, comenzaron a preguntarse por la legitimidad del sistema democrático. Estos cuestionamientos se concretaron en el golpe de estado de 1930, liderado por José Félix Uriburu. Actividad: 1. ¿Qué razones habrían llevado a Yrigoyen a elegir a Alvear como candidato a sucederlo en la presidencia? 2. ¿Cómo se desarrolló la administración de Alvear? ¿Qué tipo de relaciones estableció con el Congreso? 3. ¿En qué sectores se dividió la UCR en 1925? Descríbelos teniendo en cuenta miembros, sectores sociales que los integraban e ideas principales. 4. Explica el significado de la consigna “Comprar a quien nos compra”. 5. ¿A qué se llamó “contubernio”? ¿En qué contexto se utilizó esta expresión? 6. ¿Cuál fue el principal tema en la agenda política de Yrigoyen durante su segundo mandato? 7. ¿Qué relaciones estableció Yrigoyen con estadounidenses y británicos en materia económica? 8. ¿Cómo afectó la crisis económica mundial de 1929 a la economía argentina? Enviar a gcolaprete@yahoo.com.ar el viernes 10/7