03_Ecumenismo_y_Pastoral_Social

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La Iglesia católica construyendo el Reino junto a otras iglesias
COLABORACIÓN ECUMÉNICA EN LA PASTORAL SOCIAL
OBJETIVO Y DESARROLLO DE LA SESIÓN
Esta sesión tiene como objetivo presentar una panorámica de la relación que puede existir
entre la Pastoral Social y la Pastoral del Ecumenismo. Para el logro de este objetivo se exponen los
siguientes apartados: introducción a la Pastoral del Ecumenismo, exposición de los principios
católicos del Ecumenismo que apoyan el trabajo pastoral conjunto de los fieles católicos con fieles
de otras confesiones cristianas y los campos posibles de colaboración que se relacionan con la
Pastoral Social.
INTRODUCCIÓN A LA PASTORAL DEL ECUMENISMO
La Pastoral del Ecumenismo es el trabajo eclesial que, de manera organizada y tratando de
responder a los signos de los tiempos, busca promover dentro de la Iglesia Católica la conciencia y
las iniciativas que apoyen el restablecimiento de la unidad plena visible de todos los cristianos. Esta
pastoral tiene dos enfoques: uno intra-eclesial, hacer llegar a los fieles católicos la formación
pastoral adecuada sobre el movimiento ecuménico; y otro extra-eclesial, establecer el diálogo y las
buenas relaciones con las demás confesiones cristianas. La unidad plena de los cristianos es un reto
humano, una tarea eclesial y un mandato de Jesús.
Como reto humano, debemos los creyentes cristianos poner lo mejor de nuestra naturaleza
humana al servicio de la unidad. Nuestra capacidad de diálogo y de tolerancia, nuestra apertura
amigable a los demás, el impulso interior de comunicarnos y la disposición para la solidaridad son
indispensables para que el ecumenismo siga creciendo como el Señor quiere.
Como tarea eclesial, debemos estar conscientes de que la dimensión ecuménica de la Iglesia
de Cristo no puede ignorarse. Es un compromiso irreversible, como nos ha dicho Juan Pablo II, y es
lugar de encuentro fraterno. Es cierto que no podemos ser ingenuos y pensar que sólo basta la buena
voluntad. Hay que saber dar razón de nuestra fe, hay que vivir con una coherencia de vida digna de
la vocación a la que hemos sido llamados, y hay que adherir nuestro corazón al Señor para que la
fidelidad y la misericordia se den verdaderamente en nuestras relaciones con cristianos de otras
confesiones.
Como mandato de Jesús, expresado a modo de deseo y oración en su despedida, no podemos
decirnos seguidores de Cristo ni evangelizadores verdaderos si no buscamos la unidad. El Directorio
para la aplicación del Ecumenismo nos recuerda que el primer nivel de unidad es el personal: cada
creyente con Cristo y con su Iglesia. Y que de este punto de partida podremos salir al encuentro de
otros creyentes de otras confesiones para construir la única Iglesia de Cristo: un solo rebaño, bajo la
guía de un solo Pastor.
El movimiento ecuménico, en sentido estricto, es el conjunto de actividades e iniciativas
ordenadas a favorecer la unidad de los cristianos que invocan al Dios trino, confiesan a Jesús como
Señor y Salvador, forman comunidades en las que se escucha la Palabra de Dios y a las que se
reconoce como su iglesia e iglesia de Dios, y tienen la aspiración por una única Iglesia visible de
Dios.
1
El camino ecuménico tiene tres 'carriles': el ecumenismo doctrinal, que busca la adhesión
común al contenido íntegro de la fe revelada; el ecumenismo espiritual, que se considera alma del
movimiento ecuménico y que promueve la oración, la conversión personal e institucional, así como
la santidad de vida; y el ecumenismo práctico, que busca promover la cooperación en las acciones y
en el testimonio a favor de la humanidad de los fieles católicos en conjunto con fieles de otras
confesiones cristianas.
El ecumenismo doctrinal. Esta dimensión se muestra en estudio teológico sobre los diversos
temas que competen al ecumenismo, así como la realización del diálogo ecuménico. El movimiento
ecuménico se sirve trabajar por medio de estructuras humanas o ministerios, desarrollando la labor
intelectual. Esta labor intelectual se desarrolla dentro de la Iglesia católica en el Pontificio Consejo
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, así como también se da el estudio de temas
teológicos por medio de Comisiones Mixtas de trabajo. El ecumenismo se esfuerza por tener el
conocimiento mutuo de los hermanos de otras denominaciones cristianas, así como dar una
formación ecuménica y la información necesaria sobre el trabajo y avances del propio movimiento.
La unidad buscada por el ecumenismo no es suficiente si sólo se toma en cuenta la dimensión
doctrinal, también es necesario implementar en conjunta armonía la dimensión espiritual.
El diálogo ecuménico es el ambiente y el método adecuado para que se dé este caminar. La
oración es condición para el diálogo; el diálogo, a medida que se da con madurez, produce frutos de
oración.
El ecumenismo espiritual. Esta dimensión ecuménica se muestra en hacer oración por la
unidad de los cristianos, así como compartir los diversos momentos de oración con nuestros
hermanos de otra denominación cristiana. La conversión, la santidad de vida y la oración son
elementos necesarios que deben considerarse como el alma del movimiento ecuménico. Uno de los
momentos privilegiados dentro del movimiento ecuménico es la Semana de Oración por la Unidad
de los Cristianos que llega a ser parte de nuestra vida eclesial y testimonio de anhelo de restablecer
la unidad. Esta dimensión es considerada “el alma del movimiento ecuménico”.
El ecumenismo práctico. También llamado ecumenismo pastoral o práxico. Ante la realidad
de la división de los cristianos, la Iglesia Católica “se ha comprometido de modo irreversible a
recorrer el camino de la acción ecuménica”1. El ecumenismo es parte de la pastoral y del trabajo de
la Iglesia: buscar la unidad. En la acción pastoral debemos tener en cuenta la inspiración ecuménica
dentro de las acciones pastorales de la Iglesia y las acciones concretamente ecuménicas, como son el
estudio bíblico, los encuentros de oración, las misiones, así como la formación ecuménica de cada
fiel cristiano. Loable es la labor social que realizan en conjunto y colaboración los miembros de
diversas Iglesias cristianas dando testimonio de Cristo ante las problemáticas y diversas situaciones
de la sociedad.
PRINCIPIOS CATÓLICOS DEL ECUMENISMO PARA EL ECUMENISMO PASTORAL
En el Declaración del Concilio Vaticano II sobre la Unidad de los Cristianos (UR: Unitatis
Reditegratio) están expuestos los principios católicos para la práctica del ecumenismo. Es la “carta
magna” del ecumenismo en la Iglesia Católica.
1
Juan Pablo II, Encíclica “Que todos sean uno”(Ut unum sint), # 2
2
UR #12: La cooperación con los hermanos separados
Todos los cristianos deben confesar delante del mundo entero su fe en Dios uno
y trino, en el Hijo de Dios encarnado, Redentor y Señor nuestro, y con empeño común
en su mutuo aprecio den testimonio de nuestra esperanza, que no confunde.
Como en estos tiempos se exige una colaboración amplísima en el campo social,
todos los hombres son llamados a esta empresa común, sobre todo los que creen en
Dios y aún más singularmente todos los cristianos, por verse honrados con el nombre
de Cristo.
La cooperación de todos los cristianos expresa vivamente la unión con la que ya
están vinculados y presenta con luz más radiante la imagen de Cristo Siervo. Esta
cooperación, establecida ya en no pocas naciones, debe ir perfeccionándose más y
más, sobre todo en las regiones desarrolladas social y técnicamente, ya en el justo
aprecio de la dignidad de la persona humana, ya procurando el bien de la paz, ya en
la aplicación social del Evangelio, ya en el progreso de las ciencias y de las artes, con
espíritu cristiano, ya en la aplicación de cualquier género de remedio contra los
infortunios de nuestros tiempos, como son el hambre y las calamidades, el
analfabetismo y la miseria, la escasez de viviendas y la distribución injusta de las
riquezas.
Por medio de esta cooperación podrán advertir fácilmente todos los que creen en
Cristo cómo pueden conocerse mejor unos a otros, apreciarse más y cómo se allana el
camino para la unidad de los cristianos.
En la Encíclica de Juan Pablo II Que todos sean uno (UUS: Ut Unum Sint) con ocasión de los treinta
años de la aparición de UR, el Papa hace un balance de la experiencia ecuménica en la Iglesia Católica.
Recuerda en un primer capítulo cuáles son las orientaciones doctrinales que deben dirigir este trabajo
pastoral, en el segundo capítulo hace un recuento histórico de los avances logrados y en el tercer capítulo
expone cuáles son los desafíos pastorales que hay que atender en el futuro.
UUS #40: La colaboración práctica
Las relaciones entre los cristianos no tienden sólo al mero conocimiento
recíproco, a la oración en común y al diálogo. Prevén y exigen desde ahora cualquier
posible colaboración práctica en los diversos ámbitos: pastoral, cultural, social, e
incluso en el testimonio del mensaje del Evangelio.2
«La cooperación de todos los cristianos expresa vivamente aquella conjunción
por la cual están ya unidos entre sí y presenta bajo una luz más plena el rostro de
Cristo siervo». (UR #12) Una cooperación así fundada sobre la fe común, no sólo es
rica por la comunión fraterna, sino que es una epifanía de Cristo mismo.
Además, la cooperación ecuménica es una verdadera escuela de ecumenismo, es
un camino dinámico hacia la unidad. La unidad de acción lleva a la plena unidad de
fe: «Con esta cooperación, todos los que creen en Cristo aprenderán fácilmente cómo
pueden conocerse mejor los unos a los otros, apreciarse más y allanar el camino de la
unidad de los cristianos». (UR #12)
A los ojos del mundo la cooperación entre los cristianos asume las dimensiones
del común testimonio cristiano y llega a ser instrumento de evangelización en
beneficio de unos y otros.
2
Declaración cristológica común entre la Iglesia católica y la Iglesia asiria de Oriente: L'Osservatore
Romano, ed. semanal en lengua española (18 noviembre 1994), #5.
3
En la Exhortación Apostólica La Iglesia en América (EA: Ecclesia in America), fruto del
Sínodo continental para América con ocasión del Jubileo del Año 2000, el Papa Juan Pablo II nos
invita a los fieles católicos de América a buscar la comunión dentro de nuestra Iglesia Católica y
también a buscar los elementos de comunión que ya existen con nuestros hermanos de otras
confesiones.
EA #49: Elementos de comunión
Entre la Iglesia católica y las otras Iglesias y Comunidades eclesiales existe un
esfuerzo de comunión que tiene su raíz en el Bautismo administrado en cada una de
ellas. Este esfuerzo se alimenta mediante la oración, el diálogo y la acción común... Se
propone, en primer lugar, “que los cristianos católicos, Pastores y fieles, fomenten el
encuentro de los cristianos de las diversas confesiones, en la cooperación, en nombre
del Evangelio, para responder al clamor de los pobres, con la promoción de la
justicia, la oración común por la unidad y la participación en la Palabra de Dios y la
experiencia de la fe en Cristo vivo.
En nuestro país, la Conferencia del Episcopado Mexicano publicó en el año 2000 una carta
pastoral (Del Encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos) como magisterio orientador de la
pastoral en México al inicio del tercer milenio. Esta carta señala como un desafío pastoral para la
Iglesia Católica en México el ser una Iglesia con propuesta ecuménica (# 1921 – 195).
#192: Una Iglesia con propuesta ecuménica.
El Concilio Ecuménico Vaticano II ha marcado la conciencia y el compromiso
de todos los miembros de la Iglesia acerca de que la voluntad y oración de Jesús de
que seamos uno como Él y el Padre son uno. Es una gracia que se busca en la oración
incesante, pero, también, una tarea en la que debemos participar a través del diálogo,
del estudio de la Sagrada Escritura, de la comprensión mutua de la historia y de la
posible colaboración en expresiones que buscan el bien de los demás, especialmente
de los más pobres.
Finalmente, en el Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el
Ecumenismo (DE), publicado en 1993 por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de
los Cristianos, se encuentran las directrices propias para las vivencias y la promoción del
ecumenismo en la Iglesia Católica.
El DE está dirigido principalmente a los Obispos, pero también es de interés a los fieles que
desean orar y trabajar por la unidad plena de los cristianos. Los Obispos son los responsables de la
línea de acción y de la práctica en materia de ecumenismo. También este directorio es útil a nuestros
hermanos cristianos para que conozcan cuáles son los lineamientos oficiales de la Iglesia Católica y
puedan comprender la postura de los católicos. El directorio aclara, sin embargo, que no está
orientado a tratar las relaciones con las sectas o con los nuevos movimientos religiosos.
El objetivo principal del DE es motivar, iluminar, guiar y dar directrices para la actividad
ecuménica entre los católicos. El directorio reúne normas prácticas, propone estructuras, y da
orientaciones para la actividad ecuménica. Este directorio pretende garantizar la unidad y la
coherencia de la participación católica en el movimiento ecuménico. Una de las preocupaciones es
evitar el “confusionismo doctrinal” que pueda darse en el ecumenismo, así como prevenir actitudes
de indiferentismo.
4
El plan del DE se estructura como sigue: un capítulo inicial donde se aborda el tema del
compromiso ecuménico de la Iglesia Católica; luego dos capítulos orientados a la organización y
formación de los agentes de esta actividad; y finaliza con dos capítulos con las disposiciones sobre
la participación y promoción del ecumenismo.
CAMPOS DE COLABORACIÓN PASTORAL
El capítulo quinto del DE expone específicamente el tema de la colaboración ecuménica, el
diálogo y el testimonio común. Los campos de colaboración ecuménica que apunta el DE son los
siguientes: la catequesis, la enseñanza superior de la Teología, las situaciones especiales (diferentes
ámbitos de la pastoral p. ej. salud, prisiones, medios de comunicación social), la actividad
misionera, el diálogo interreligioso, situaciones de la vida social y cultural (ámbitos pastoral social).
DE #162: Búsqueda de la unidad y colaboración de los fieles cristianos:
No pueden los cristianos cerrar su corazón al clamor de las necesidades
humanas del mundo contemporáneo. La contribución que pueden aportar en todos los
campos de la vida humana en que se manifiesta la necesidad de salvación es más
eficaz cuando la hacen todos juntos y cuando se ve que están unidos en su realización.
Desearán, pues, hacer juntos cuanto les permite su fe. La ausencia de una comunión
completa entre las diferentes Iglesias y Comunidades eclesiales, las divergencias que
aún existen en la enseñanza de la fe y de la moral, la memoria herida y la herencia de
una historia de separación, son otros tantos elementos que limitan lo que los cristianos
pueden hacer juntos ahora. Su colaboración puede ayudarles a superar lo que
obstaculiza la plena comunión, a poner en común sus recursos para construir una vida
y un servicio cristianos y el testimonio común que se deriva de ello en vistas a la
misión que comparten: "En esta unión en el plano de la misión, querida
principalmente por el mismo Cristo, todos los cristianos deben descubrir lo que les une
incluso antes de que se realice su plena comunión”3.
Sirvan de complemento para este tema lagunas de ideas de teólogos ecumenistas:
JOSE J. ALEMANY, S. I., El largo camino del movimiento ecuménico, SAL TERRAE Nov.
99, tomo 87/10 (#1028), pp.803-13.
a) La preocupación y colaboración de los cristianos en las tareas y problemas que afectan al
conjunto de la humanidad. En primer lugar, se precisa tomar noticia de las situaciones
conflictivas, sea cual sea el origen del conflicto, aportándose mutuamente los elementos de que
cada uno disponga para solventes análisis de la realidad. Pero, una vez conocida ésta, los
cristianos, solicitados por retos que no saben de fronteras confesionales, porque afectan
simplemente a la condición de persona humana y a su dignidad creada y querida por Dios Padre
de todos, no deberían vacilar en afrontar compromisos compartidos a favor de la paz, de la
justicia, de la fraternidad, de la superación de los desequilibrios sociales y de la eliminación de
todo tipo de discriminación. (p.812)
JUAN BOSCH, O. P. La pastoral del Ecumenismo: un serio desafío, SAL TERRAE Nov. 99,
tomo 87/10 (#1028), pp. 815-834.
Aquí entiendo por pastoral del ecumenismo no simplemente la aplicación de la reflexión
teórica (los principios ecuménicos) a un terreno determinado (los fieles de la parroquia), sino el
3 Carta encíclica Redemptor Hominis (RH), n. 12.
5
encuentro en la vida diaria del mensaje viviente del evangelio de la reconciliación anunciado por los
pastores y agentes pastorales con la respuesta viva, libre y receptivamente responsable del conjunto
de los fieles cristianos... (p.817)
El ecumenismo de la vida diaria. La vida diaria es el primer lugar donde los cristianos de
distintas tradiciones pueden encontrarse. La vecindad, el lugar de trabajo, el momento de las
vacaciones, el viaje casual, etc. son algunas de las áreas que se dan de manera natural, sin que haya
previamente interés alguno. Lugares privilegiados en los que cabe esperar el nivel y la calidad de
vidas verdaderamente cristianas. Alguien dijo que “para unirse es necesario amarse, para amarse es
necesario conocerse, para conocerse es necesario encontrarse”. Es como el abecé del ecumenismo.
Pero ese encontrarse tiene como primer peldaño que es necesario alcanzar: la vida diaria, en la que
uno se presenta tal como es, con espontaneidad, con las luces y sombras que conlleva siempre la
existencia de los seres humanos. (p.826)
La pastoral del ecumenismo, a niveles accesibles a la mayoría de los cristianos, podría
incidir en tres áreas fundamentales: la de animación interna (Biblia, liturgia, catequesis), la del
diálogo propiamente dicho (familia, parroquia, escuela) y la de la vida social y cultural (asuntos
sociales y éticos, culturales y científicos)... La colaboración de los cristianos en asuntos sociales y
éticos, destinada a ayudar a una sociedad que ha difuminado o perdido tantos valores, podría ser la
mejor expresión de los valores cristianos y humanos fundamentales. (p.829)
Sectores y/o espacios de colaboración ecuménica: reconocimiento del valor supremo de la
vida, promoción de los derechos humanos y de la dignidad de la mujer, salvaguardar el derecho a la
libertad religiosa, protección al medio ambiente, lucha contra la pobreza, el racismo, el terrorismo,
la pena de muerte, etc., estudio común de cuestiones de bioética, de valores evangélicos,
alfabetización, participación conjunta en los medios de comunicación social. (pp. 832-834)
CONCLUSIÓN
Como se puede apreciar, la realización plena de la unidad de los cristianos es aún lejana, sin
embargo, la colaboración y el testimonio común pueden ser dos facilitadores de esta unidad tan
anhelada. Que el trabajo pastoral dentro de la Iglesia Católica tenga una dimensión ecuménica es un
signo de los tiempos de que la presencia del Espíritu está siendo acogida por los fieles y de que la
conciencia ecuménica está llegando cada vez más a más agentes de la pastoral.
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