La Iglesia católica construyendo el Reino junto a otras iglesias COLABORACIÓN ECUMÉNICA EN LA PASTORAL SOCIAL OBJETIVO Y DESARROLLO DE LA SESIÓN Esta sesión tiene como objetivo presentar una panorámica de la relación que puede existir entre la Pastoral Social y la Pastoral del Ecumenismo. Para el logro de este objetivo se exponen los siguientes apartados: introducción a la Pastoral del Ecumenismo, exposición de los principios católicos del Ecumenismo que apoyan el trabajo pastoral conjunto de los fieles católicos con fieles de otras confesiones cristianas y los campos posibles de colaboración que se relacionan con la Pastoral Social. INTRODUCCIÓN A LA PASTORAL DEL ECUMENISMO La Pastoral del Ecumenismo es el trabajo eclesial que, de manera organizada y tratando de responder a los signos de los tiempos, busca promover dentro de la Iglesia Católica la conciencia y las iniciativas que apoyen el restablecimiento de la unidad plena visible de todos los cristianos. Esta pastoral tiene dos enfoques: uno intra-eclesial, hacer llegar a los fieles católicos la formación pastoral adecuada sobre el movimiento ecuménico; y otro extra-eclesial, establecer el diálogo y las buenas relaciones con las demás confesiones cristianas. La unidad plena de los cristianos es un reto humano, una tarea eclesial y un mandato de Jesús. Como reto humano, debemos los creyentes cristianos poner lo mejor de nuestra naturaleza humana al servicio de la unidad. Nuestra capacidad de diálogo y de tolerancia, nuestra apertura amigable a los demás, el impulso interior de comunicarnos y la disposición para la solidaridad son indispensables para que el ecumenismo siga creciendo como el Señor quiere. Como tarea eclesial, debemos estar conscientes de que la dimensión ecuménica de la Iglesia de Cristo no puede ignorarse. Es un compromiso irreversible, como nos ha dicho Juan Pablo II, y es lugar de encuentro fraterno. Es cierto que no podemos ser ingenuos y pensar que sólo basta la buena voluntad. Hay que saber dar razón de nuestra fe, hay que vivir con una coherencia de vida digna de la vocación a la que hemos sido llamados, y hay que adherir nuestro corazón al Señor para que la fidelidad y la misericordia se den verdaderamente en nuestras relaciones con cristianos de otras confesiones. Como mandato de Jesús, expresado a modo de deseo y oración en su despedida, no podemos decirnos seguidores de Cristo ni evangelizadores verdaderos si no buscamos la unidad. El Directorio para la aplicación del Ecumenismo nos recuerda que el primer nivel de unidad es el personal: cada creyente con Cristo y con su Iglesia. Y que de este punto de partida podremos salir al encuentro de otros creyentes de otras confesiones para construir la única Iglesia de Cristo: un solo rebaño, bajo la guía de un solo Pastor. El movimiento ecuménico, en sentido estricto, es el conjunto de actividades e iniciativas ordenadas a favorecer la unidad de los cristianos que invocan al Dios trino, confiesan a Jesús como Señor y Salvador, forman comunidades en las que se escucha la Palabra de Dios y a las que se reconoce como su iglesia e iglesia de Dios, y tienen la aspiración por una única Iglesia visible de Dios. 1 El camino ecuménico tiene tres 'carriles': el ecumenismo doctrinal, que busca la adhesión común al contenido íntegro de la fe revelada; el ecumenismo espiritual, que se considera alma del movimiento ecuménico y que promueve la oración, la conversión personal e institucional, así como la santidad de vida; y el ecumenismo práctico, que busca promover la cooperación en las acciones y en el testimonio a favor de la humanidad de los fieles católicos en conjunto con fieles de otras confesiones cristianas. El ecumenismo doctrinal. Esta dimensión se muestra en estudio teológico sobre los diversos temas que competen al ecumenismo, así como la realización del diálogo ecuménico. El movimiento ecuménico se sirve trabajar por medio de estructuras humanas o ministerios, desarrollando la labor intelectual. Esta labor intelectual se desarrolla dentro de la Iglesia católica en el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, así como también se da el estudio de temas teológicos por medio de Comisiones Mixtas de trabajo. El ecumenismo se esfuerza por tener el conocimiento mutuo de los hermanos de otras denominaciones cristianas, así como dar una formación ecuménica y la información necesaria sobre el trabajo y avances del propio movimiento. La unidad buscada por el ecumenismo no es suficiente si sólo se toma en cuenta la dimensión doctrinal, también es necesario implementar en conjunta armonía la dimensión espiritual. El diálogo ecuménico es el ambiente y el método adecuado para que se dé este caminar. La oración es condición para el diálogo; el diálogo, a medida que se da con madurez, produce frutos de oración. El ecumenismo espiritual. Esta dimensión ecuménica se muestra en hacer oración por la unidad de los cristianos, así como compartir los diversos momentos de oración con nuestros hermanos de otra denominación cristiana. La conversión, la santidad de vida y la oración son elementos necesarios que deben considerarse como el alma del movimiento ecuménico. Uno de los momentos privilegiados dentro del movimiento ecuménico es la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que llega a ser parte de nuestra vida eclesial y testimonio de anhelo de restablecer la unidad. Esta dimensión es considerada “el alma del movimiento ecuménico”. El ecumenismo práctico. También llamado ecumenismo pastoral o práxico. Ante la realidad de la división de los cristianos, la Iglesia Católica “se ha comprometido de modo irreversible a recorrer el camino de la acción ecuménica”1. El ecumenismo es parte de la pastoral y del trabajo de la Iglesia: buscar la unidad. En la acción pastoral debemos tener en cuenta la inspiración ecuménica dentro de las acciones pastorales de la Iglesia y las acciones concretamente ecuménicas, como son el estudio bíblico, los encuentros de oración, las misiones, así como la formación ecuménica de cada fiel cristiano. Loable es la labor social que realizan en conjunto y colaboración los miembros de diversas Iglesias cristianas dando testimonio de Cristo ante las problemáticas y diversas situaciones de la sociedad. PRINCIPIOS CATÓLICOS DEL ECUMENISMO PARA EL ECUMENISMO PASTORAL En el Declaración del Concilio Vaticano II sobre la Unidad de los Cristianos (UR: Unitatis Reditegratio) están expuestos los principios católicos para la práctica del ecumenismo. Es la “carta magna” del ecumenismo en la Iglesia Católica. 1 Juan Pablo II, Encíclica “Que todos sean uno”(Ut unum sint), # 2 2 UR #12: La cooperación con los hermanos separados Todos los cristianos deben confesar delante del mundo entero su fe en Dios uno y trino, en el Hijo de Dios encarnado, Redentor y Señor nuestro, y con empeño común en su mutuo aprecio den testimonio de nuestra esperanza, que no confunde. Como en estos tiempos se exige una colaboración amplísima en el campo social, todos los hombres son llamados a esta empresa común, sobre todo los que creen en Dios y aún más singularmente todos los cristianos, por verse honrados con el nombre de Cristo. La cooperación de todos los cristianos expresa vivamente la unión con la que ya están vinculados y presenta con luz más radiante la imagen de Cristo Siervo. Esta cooperación, establecida ya en no pocas naciones, debe ir perfeccionándose más y más, sobre todo en las regiones desarrolladas social y técnicamente, ya en el justo aprecio de la dignidad de la persona humana, ya procurando el bien de la paz, ya en la aplicación social del Evangelio, ya en el progreso de las ciencias y de las artes, con espíritu cristiano, ya en la aplicación de cualquier género de remedio contra los infortunios de nuestros tiempos, como son el hambre y las calamidades, el analfabetismo y la miseria, la escasez de viviendas y la distribución injusta de las riquezas. Por medio de esta cooperación podrán advertir fácilmente todos los que creen en Cristo cómo pueden conocerse mejor unos a otros, apreciarse más y cómo se allana el camino para la unidad de los cristianos. En la Encíclica de Juan Pablo II Que todos sean uno (UUS: Ut Unum Sint) con ocasión de los treinta años de la aparición de UR, el Papa hace un balance de la experiencia ecuménica en la Iglesia Católica. Recuerda en un primer capítulo cuáles son las orientaciones doctrinales que deben dirigir este trabajo pastoral, en el segundo capítulo hace un recuento histórico de los avances logrados y en el tercer capítulo expone cuáles son los desafíos pastorales que hay que atender en el futuro. UUS #40: La colaboración práctica Las relaciones entre los cristianos no tienden sólo al mero conocimiento recíproco, a la oración en común y al diálogo. Prevén y exigen desde ahora cualquier posible colaboración práctica en los diversos ámbitos: pastoral, cultural, social, e incluso en el testimonio del mensaje del Evangelio.2 «La cooperación de todos los cristianos expresa vivamente aquella conjunción por la cual están ya unidos entre sí y presenta bajo una luz más plena el rostro de Cristo siervo». (UR #12) Una cooperación así fundada sobre la fe común, no sólo es rica por la comunión fraterna, sino que es una epifanía de Cristo mismo. Además, la cooperación ecuménica es una verdadera escuela de ecumenismo, es un camino dinámico hacia la unidad. La unidad de acción lleva a la plena unidad de fe: «Con esta cooperación, todos los que creen en Cristo aprenderán fácilmente cómo pueden conocerse mejor los unos a los otros, apreciarse más y allanar el camino de la unidad de los cristianos». (UR #12) A los ojos del mundo la cooperación entre los cristianos asume las dimensiones del común testimonio cristiano y llega a ser instrumento de evangelización en beneficio de unos y otros. 2 Declaración cristológica común entre la Iglesia católica y la Iglesia asiria de Oriente: L'Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (18 noviembre 1994), #5. 3 En la Exhortación Apostólica La Iglesia en América (EA: Ecclesia in America), fruto del Sínodo continental para América con ocasión del Jubileo del Año 2000, el Papa Juan Pablo II nos invita a los fieles católicos de América a buscar la comunión dentro de nuestra Iglesia Católica y también a buscar los elementos de comunión que ya existen con nuestros hermanos de otras confesiones. EA #49: Elementos de comunión Entre la Iglesia católica y las otras Iglesias y Comunidades eclesiales existe un esfuerzo de comunión que tiene su raíz en el Bautismo administrado en cada una de ellas. Este esfuerzo se alimenta mediante la oración, el diálogo y la acción común... Se propone, en primer lugar, “que los cristianos católicos, Pastores y fieles, fomenten el encuentro de los cristianos de las diversas confesiones, en la cooperación, en nombre del Evangelio, para responder al clamor de los pobres, con la promoción de la justicia, la oración común por la unidad y la participación en la Palabra de Dios y la experiencia de la fe en Cristo vivo. En nuestro país, la Conferencia del Episcopado Mexicano publicó en el año 2000 una carta pastoral (Del Encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos) como magisterio orientador de la pastoral en México al inicio del tercer milenio. Esta carta señala como un desafío pastoral para la Iglesia Católica en México el ser una Iglesia con propuesta ecuménica (# 1921 – 195). #192: Una Iglesia con propuesta ecuménica. El Concilio Ecuménico Vaticano II ha marcado la conciencia y el compromiso de todos los miembros de la Iglesia acerca de que la voluntad y oración de Jesús de que seamos uno como Él y el Padre son uno. Es una gracia que se busca en la oración incesante, pero, también, una tarea en la que debemos participar a través del diálogo, del estudio de la Sagrada Escritura, de la comprensión mutua de la historia y de la posible colaboración en expresiones que buscan el bien de los demás, especialmente de los más pobres. Finalmente, en el Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el Ecumenismo (DE), publicado en 1993 por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, se encuentran las directrices propias para las vivencias y la promoción del ecumenismo en la Iglesia Católica. El DE está dirigido principalmente a los Obispos, pero también es de interés a los fieles que desean orar y trabajar por la unidad plena de los cristianos. Los Obispos son los responsables de la línea de acción y de la práctica en materia de ecumenismo. También este directorio es útil a nuestros hermanos cristianos para que conozcan cuáles son los lineamientos oficiales de la Iglesia Católica y puedan comprender la postura de los católicos. El directorio aclara, sin embargo, que no está orientado a tratar las relaciones con las sectas o con los nuevos movimientos religiosos. El objetivo principal del DE es motivar, iluminar, guiar y dar directrices para la actividad ecuménica entre los católicos. El directorio reúne normas prácticas, propone estructuras, y da orientaciones para la actividad ecuménica. Este directorio pretende garantizar la unidad y la coherencia de la participación católica en el movimiento ecuménico. Una de las preocupaciones es evitar el “confusionismo doctrinal” que pueda darse en el ecumenismo, así como prevenir actitudes de indiferentismo. 4 El plan del DE se estructura como sigue: un capítulo inicial donde se aborda el tema del compromiso ecuménico de la Iglesia Católica; luego dos capítulos orientados a la organización y formación de los agentes de esta actividad; y finaliza con dos capítulos con las disposiciones sobre la participación y promoción del ecumenismo. CAMPOS DE COLABORACIÓN PASTORAL El capítulo quinto del DE expone específicamente el tema de la colaboración ecuménica, el diálogo y el testimonio común. Los campos de colaboración ecuménica que apunta el DE son los siguientes: la catequesis, la enseñanza superior de la Teología, las situaciones especiales (diferentes ámbitos de la pastoral p. ej. salud, prisiones, medios de comunicación social), la actividad misionera, el diálogo interreligioso, situaciones de la vida social y cultural (ámbitos pastoral social). DE #162: Búsqueda de la unidad y colaboración de los fieles cristianos: No pueden los cristianos cerrar su corazón al clamor de las necesidades humanas del mundo contemporáneo. La contribución que pueden aportar en todos los campos de la vida humana en que se manifiesta la necesidad de salvación es más eficaz cuando la hacen todos juntos y cuando se ve que están unidos en su realización. Desearán, pues, hacer juntos cuanto les permite su fe. La ausencia de una comunión completa entre las diferentes Iglesias y Comunidades eclesiales, las divergencias que aún existen en la enseñanza de la fe y de la moral, la memoria herida y la herencia de una historia de separación, son otros tantos elementos que limitan lo que los cristianos pueden hacer juntos ahora. Su colaboración puede ayudarles a superar lo que obstaculiza la plena comunión, a poner en común sus recursos para construir una vida y un servicio cristianos y el testimonio común que se deriva de ello en vistas a la misión que comparten: "En esta unión en el plano de la misión, querida principalmente por el mismo Cristo, todos los cristianos deben descubrir lo que les une incluso antes de que se realice su plena comunión”3. Sirvan de complemento para este tema lagunas de ideas de teólogos ecumenistas: JOSE J. ALEMANY, S. I., El largo camino del movimiento ecuménico, SAL TERRAE Nov. 99, tomo 87/10 (#1028), pp.803-13. a) La preocupación y colaboración de los cristianos en las tareas y problemas que afectan al conjunto de la humanidad. En primer lugar, se precisa tomar noticia de las situaciones conflictivas, sea cual sea el origen del conflicto, aportándose mutuamente los elementos de que cada uno disponga para solventes análisis de la realidad. Pero, una vez conocida ésta, los cristianos, solicitados por retos que no saben de fronteras confesionales, porque afectan simplemente a la condición de persona humana y a su dignidad creada y querida por Dios Padre de todos, no deberían vacilar en afrontar compromisos compartidos a favor de la paz, de la justicia, de la fraternidad, de la superación de los desequilibrios sociales y de la eliminación de todo tipo de discriminación. (p.812) JUAN BOSCH, O. P. La pastoral del Ecumenismo: un serio desafío, SAL TERRAE Nov. 99, tomo 87/10 (#1028), pp. 815-834. Aquí entiendo por pastoral del ecumenismo no simplemente la aplicación de la reflexión teórica (los principios ecuménicos) a un terreno determinado (los fieles de la parroquia), sino el 3 Carta encíclica Redemptor Hominis (RH), n. 12. 5 encuentro en la vida diaria del mensaje viviente del evangelio de la reconciliación anunciado por los pastores y agentes pastorales con la respuesta viva, libre y receptivamente responsable del conjunto de los fieles cristianos... (p.817) El ecumenismo de la vida diaria. La vida diaria es el primer lugar donde los cristianos de distintas tradiciones pueden encontrarse. La vecindad, el lugar de trabajo, el momento de las vacaciones, el viaje casual, etc. son algunas de las áreas que se dan de manera natural, sin que haya previamente interés alguno. Lugares privilegiados en los que cabe esperar el nivel y la calidad de vidas verdaderamente cristianas. Alguien dijo que “para unirse es necesario amarse, para amarse es necesario conocerse, para conocerse es necesario encontrarse”. Es como el abecé del ecumenismo. Pero ese encontrarse tiene como primer peldaño que es necesario alcanzar: la vida diaria, en la que uno se presenta tal como es, con espontaneidad, con las luces y sombras que conlleva siempre la existencia de los seres humanos. (p.826) La pastoral del ecumenismo, a niveles accesibles a la mayoría de los cristianos, podría incidir en tres áreas fundamentales: la de animación interna (Biblia, liturgia, catequesis), la del diálogo propiamente dicho (familia, parroquia, escuela) y la de la vida social y cultural (asuntos sociales y éticos, culturales y científicos)... La colaboración de los cristianos en asuntos sociales y éticos, destinada a ayudar a una sociedad que ha difuminado o perdido tantos valores, podría ser la mejor expresión de los valores cristianos y humanos fundamentales. (p.829) Sectores y/o espacios de colaboración ecuménica: reconocimiento del valor supremo de la vida, promoción de los derechos humanos y de la dignidad de la mujer, salvaguardar el derecho a la libertad religiosa, protección al medio ambiente, lucha contra la pobreza, el racismo, el terrorismo, la pena de muerte, etc., estudio común de cuestiones de bioética, de valores evangélicos, alfabetización, participación conjunta en los medios de comunicación social. (pp. 832-834) CONCLUSIÓN Como se puede apreciar, la realización plena de la unidad de los cristianos es aún lejana, sin embargo, la colaboración y el testimonio común pueden ser dos facilitadores de esta unidad tan anhelada. Que el trabajo pastoral dentro de la Iglesia Católica tenga una dimensión ecuménica es un signo de los tiempos de que la presencia del Espíritu está siendo acogida por los fieles y de que la conciencia ecuménica está llegando cada vez más a más agentes de la pastoral. 6