María Luisa Martín Miranda EL RINCÓN DE CLEO …¿Tengo que preocuparme porque me vaya a pasar como a ella? No sé si sucederá. Lo que sí sé es que preocuparme por llegar a ese sitio no me garantiza no llegar… Si has leído el post “¿Discapacidad?”, reconocerás la frase anterior. A veces nuestro pensamiento está centrado en cosas que están fuera de nuestro control. A eso lo solemos llamar “estar preocupados”. ¿Te ha sucedido alguna vez a ti? ¿Imaginas que pudiéramos cuantificar ese tiempo? Puedes preguntarte cuánto tiempo has invertido en algo sobre lo que tienes poca o ninguna capacidad de influencia. La respuesta te dará la cantidad de energía perdida en cosas que no está en tus manos solucionar. Y, también, te dará idea de la cantidad de energía que has dejado de invertir en aquello sobre lo que sí tienes capacidad de influir y cambiar. Para trabajar esta capacidad de invertir adecuadamente la energía que tenemos, te propongo este ejercicio. 1º Piensa en lo que te preocupa. Repasa tu vida personal, familiar, social, profesional. Piensa en cualquier aspecto sobre el que te sientes preocupado. Escríbelo, ponlo en frases cortas y sencillas. Imagina que es una mochila que llevas a cuestas en tu vida. ¿Cómo te sientes con todo eso presente en tu vida?, ¿con todo ese peso que cargas a tu espalda?, ¿hacia dónde va tu mirada?, ¿qué te dices a ti mismo?, ¿qué escuchas a tu alrededor? 2º De eso que te preocupa ¿sobre qué no tienes ninguna influencia? Son los pensamientos que están por completo fuera de tu capacidad de actuar sobre ellos. Separa estos pensamientos, colócalos aparte. Ahora, tienes dos listas: • Lo que te preocupa, pero no depende en absoluto de ti hacer algo para cambiarlo. • Lo que te preocupa y sobre lo que puedes actuar en alguna medida, solo o con la participación de otras personas. ¿Cómo te sientes cuando has sacado esas preocupaciones de tu presente?, ¿cómo pesa ahora esa mochila?, ¿qué ocurre con tu mirada?, ¿qué ves ahora?, ¿qué escuchas dentro de ti, a tu alrededor? Ejercicio para centrar la energía en la zona de control e influencia 1 María Luisa Martín Miranda EL RINCÓN DE CLEO 3º Separa aquello que te preocupa y sobre los que tienes sólo cierta influencia. Pon estos pensamientos sobre las cosas que te preocupan pero no depende sólo de ti poder actuar sobre ellos, ya que necesitas la participación de otros para conseguirlo. Lo que acabas de hacer es separar, de la segunda lista, lo que no depende sólo de ti, de lo que sí depende de ti. De esta manera, tienes ya tres listas: • Lo que te preocupa, pero no depende en absoluto de ti hacer algo para cambiarlo. • Lo que te preocupa y sobre lo que puedes actuar en alguna medida con la participación de otros. • Lo que te preocupa y sobre lo que tú tienes toda la capacidad de actuar. ¿Cómo te sientes ahora?, ¿qué ves nuevo?, ¿qué te dice esto de tu vida? 4º Dibuja tres círculos concéntricos, como los que tienes aquí abajo. En ellos colocarás cada una de las tres listas. • En el círculo más externo, pon aquello que te preocupa pero sobre lo que no puedes influir de modo alguno. Ésta es tu zona de preocupación pura (ZP) • En el círculo intermedio, sitúa aquello sobre lo que tienes capacidad de influencia, aunque su solución no está solo en tus manos. Ésta es tu zona de influencia (ZI) • En el círculo más interno, quédate con las cosas que dependen de ti. Ésta es tu zona de control (ZC). Ejercicio para centrar la energía en la zona de control e influencia 2 María Luisa Martín Miranda EL RINCÓN DE CLEO De esta forma, puedes ver cómo se organizan tus pensamientos y cómo se distribuyen tus energías. Ahora tienes un mapa que te ayudará a actuar sobre lo que puedes llegar a conseguir. ¿En qué círculo te sientes con más energía?, ¿en cuál cuentas con más recursos propios? La zona de control es en la que te mueves con más soltura, en la que las acciones son más fáciles de planificar, en la que los objetivos son tuyos y conseguirlos sólo depende de ti. Cuanta más influencia ejerzas sobre los otros, sobre tu entorno, más ampliarás tu zona de control. Estos aspectos se trabajan en un proceso de coaching, son sus bases. El ejercicio se basa en el modelo de S. Covey de “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”?, y en explorar tus sistemas representativos y de comunicación a partir de las propuestas de la PNL (Programación Neuro-Lingüística) de Bandler y Grinder. Repasa tus preocupaciones, tus listas. ¿Hay algo que trasladarías de un círculo a otro?, ¿qué ocurre cuando lo haces?, ¿cómo queda tu energía, la ganas o la pierdes? ¿Dónde tienes puesta tu energía ahora?, ¿quieres hacer algún cambio?, ¿qué pasaría si lo hicieras? Tú ahora estás en disposición de ver más claramente por dónde empezar tu propio proceso de desarrollo, de escuchar lo que de verdad importa en tu vida y sobre lo que puedes actuar y de sentirte competente para ello. ¿Qué has aprendido de ti con este ejercicio? Ejercicio para centrar la energía en la zona de control e influencia 3