La promiscuidad sexual siempre ha ... 3. Evitar las actividades sexuales

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La promiscuidad sexual siempre ha ido
asociada a las enfermedades de transmisión
sexual, pero el síndrome de la
inmunodeficiencia adquirida (SIDA)
epidémico, estudiado en este Capítulo y
en otros lugares de este libro, ha centrado
la atención sobre los peligros de las
parejas sexuales múltiples y sobre el
riesgo asociado a ciertas prácticas
sexuales. El SIDA, causado por el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH), no es
más que un tipo de enfermedad de
transmisión sexual. Otras son la gonorrea,
la sífilis, el herpes simplex, las uretritis
inespecíficas (causadas por infecciones de
Chlomydia), Vaginilis causadas por
protozoos
(Trichomonas
vaginalis),
vaginitis fúngicas (causadas por Candida
albicans) y verrugas venéreas (causadas
por el virus humano del papiloma).
Algunas de estas enfermedades de
transmisión sexual se sabe de su
existencia en la antigüedad por reseñas
históricas. El aspecto único del SIDA es
que casi uniformemente resulta mortal. Ni
existen fármacos para curar el SIDA, ni
vacunas para prevenirlo, y no parece
probable que en un futuro próximo se
vaya a disponer de fármacos o vacunas
efectivas. En este momento no conocemos
la extensión de la epidemia de SIDA,
porque el largo período de latencia
significa que muchas personas que ahora
están infectadas (y quizá sean infecciosas),
todavía no han mostrado síntomas. La
mayoría de los organismos oficiales de la
sanidad creen que. a lo largo de los diez
próximos años, habrá un incremento
masivo de la enfermedad en todo el
mundo, ya que los casos latentes se
desarrollan dando casos de SIDA. Como
el SIDA va ligado a ciertas prácticas
sexuales, la prevención significa evitar
estas prácticas. La United States Surgeon
General ha publicado un informe en el que
hace recomendaciones específicas que
pueden seguir los individuos si quieren
reducir la probable infección de SIDA.
Entre estas recomendaciones figuran:
1. Evitar el contacto de la boca con
el pene, la vagina o el recto.
2. Evitar las actividades sexuales
que puedan causar cortes o desgarros en los revestimientos del
recto, vagina o pene.
3. Evitar las actividades sexuales
con individuos de grupos de alto
riesgo. Éstos son las prostitutas
(tanto hombres como mujeres),
los individuos homosexuales o
bisexuales y los consumidores
de drogas por vía intravenosa.
4. Si una persona ha mantenido relación sexual con uno de los
miembros de estos grupos de alto
riesgo, debe someterse a una
prueba de sangre para determinar
si ha tenido lugar la infección con
el VIH. Si el resultado es positivo, entonces es esencial que las
parejas sexuales de cualquier in
dividuo VIH-positivo se protejan,
mediante el uso de preservativos,
durante el acto sexual.
Es importante hacer hincapié en que
el SIDA no es sólo una enfermedad de
hombres homosexuales. En ciertas culturas, el SIDA es tan común en las mujeres
como en los hombres. La enfermedad va
asociada a la promiscuidad en las prácticas
sexuales y otras actividades que implican
intercambio de fluidos corporales, lo cual
incluye además a la prostitución y el uso
de drogas. ¿Es posible, entonces,
practicar la actividad sexual sin correr el
riesgo del SIDA? Ciertas prácticas
sexuales son inherentemente mucho más
seguras que otras. Las prácticas seguras
incluyen los besos secos (boca cerrada),
la masturbación mutua (en ausencia de
roturas de la piel) y la unión sexual
protegiéndose con un preservativo. Las
prácticas peligrosas incluyen los besos
húmedos (boca abierta), la masturbación
donde hay roturas en la piel, el sexo oral
(tanto masculino como femenino) y la
unión sexual sin protección (anal o
vaginal). La U.S. Surgeon General ha
recomendado que si se desconoce el
estado de salud de la pareja, debe
utilizarse preservativo para todas las
prácticas sexuales en las que haya
intercambio de fluidos corporales.
El SIDA epidémico ha vuelto a centrar la atención en el preservativo (véase
la foto). Los preservativos han desempeñado siempre dos funciones en la actividad sexual: proteger frente a la enfermedad y evitar el embarazo. Aunque el
mejor camino para evitar el SIDA es evitar
las prácticas sexuales peligrosas, si se
van a mantener relaciones sexuales con
un individuo cuya situación respecto a la
infección se desconoce, entonces debe
usarse el preservativo de látex. La U.S.
Surgeon General recomienda insistentemente el uso del preservativo en todas
las relaciones extramatrimoniales. En
algunos países se han hecho campañas
para promover el uso del preservativo.
Los consejos moralistas (prescripción de la monogamia, abstinencia, evitar
la actividad sexual fuera del matrimonio),
por sí solos no controlarán la epidemia
de SIDA. Estudios epidemiológicos
realizados sobre las enfermedades de
transmisión sexual antes conocidas, han
mostrado que el temor a la enfermedad no
es por sí solo, suficiente para evitar las
actividades sexuales que ponen a un
individuo en peligro de contraer una
enfermedad de transmisión sexual. En
algunos individuos, el deseo sexual es
tan fuerte que suprime el temor a la
enfermedad, incluso a enfermedades como
el SIDA. Por tanto, cada individuo debe
tomar la responsabilidad de protegerse a
sí mismo ante el avance de esta infección
extremadamente peligrosa.
Para más información sobre la prevención del SIDA, véase el informe
Surgeon General's Report on Acquired
Immune Deficiency Syndrome, U.S. Department of Health and Human Services.
Y para mayor información sobre la
protección frente al SIDA, el Servicio de
Sanidad Pública ha establecido un teléfono gratuito, llamado Línea del SIDA,
el PHS AlDS Hotline, cuyo número
en los Estados Unidos es 800-342-2437.
Es posible ponerse en contacto con el
CDC National AIDS Clearinghouse en
http://www.cdcnac.org
vía
inter
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