BRUCE Y LA ARAÑA Bernard Barton Robert Bruce (1 274-1329) fue el rey de Escocia que liberó su tierra del gobierno inglés al ganar la batalla de Bannockburn (1314) y al confirmar la independencia de Escocia en el Tratado de Northampton (1328). Pero la lucha fue larga y difícil, como cuenta esta famosa narración en verso. En aras de Escocia y de la libertad el rey Bruce batióse con fiereza en cinco campos de batalla; vencido y consternado, una vez más contra la hueste inglesa sus tropas condujo, una vez más perdió el galardón por el cual luchaba y desde la batalla, extenuado, un fugitivo y paria sin hogar, buscó refugio en una choza solitaria. Y era sombrío ese sitio de reposo para él que reclamaba el trono: su dosel, de gracia despojado, consistía en toscas, descascaradas vigas; un camastro de brezo era su lecho, aunque sospecho que el sueño habría huido aun de una cama de edredón. En la oscura noche, hasta la alborada, se sumía en turbadores pensamientos acerca de Escocia y su corona. Salió el sol brillante, y su destello cayó en ese lecho desdichado y tiñó de luz las toscas vigas que eran techumbre del lugar plebeyo; al mira¡- arriba con ojos de nostalgia Bruce vio una araña que intentaba extender su sedosa tela entre las vigas de esa choza tosca; y el trajinar penoso del insecto fue lección para el futuro rey de Escocia. Seis veces la hebra transparente extendió la cautelosa araña; en vano hilaba la telaraña frágil, pues nunca la arrojaba con acierto o fuerza suficiente, y el insecto, con paciencia, seis intentos hizo, que fueron, sin embargo, todos vanos. Y pronto Bruce, con ávida mirada, vio que nuevamente ponía a prueba su coraje, su fuerza y su destreza. ¡Un esfuerzo más, ya siete veces! ¡El héroe saludó ese signo! ¡En la viga buscada al fin colgaba esa línea grácil y sedosa! El ánimo del rey captó al instante ese claro presagio, pues su mente cabalmente un mensaje comprendía: que era a todas luces evidente: la perseverancia conquistará su meta, con paciencia se gana la carrera.