Bajo peso al nacer: Bebés vulnerables

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Es necesario que el seguimiento pediátrico
continúe hasta que el bebé cumpla, por lo menos,
el primer año de vida
Bajo peso al nacer
Bebés vulnerables
Causado por diversos factores, el bajo peso al nacer predispone
a los bebés a desarrollar enfermedades que comprometen su vida.
La planificación del embarazo y un estricto control prenatal
son claves para prevenir la condición / Silvia Martins
De los más de 134 millones de niños nacidos en el
mundo cada año, el 15% presenta bajo peso. Así lo
advierte el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en su informe “Estado Mundial de
la Infancia 2012”.
Si bien las cifras han venido disminuyendo desde
el año 2000 –período en el que ese porcentaje era de
17%–, el bajo peso sigue siendo motivo de preocupación, pues figura entre las principales causas de
muerte de los recién nacidos. Además, los bebés
que sobreviven tienen mayor riesgo de desarrollar
desnutrición crónica, padecer infecciones, enfermedades cardiovasculares, diabetes y afecciones
gastrointestinales, y de tener un menor nivel de
coeficiente intelectual que sus pares.
De acuerdo con Cindy Ojeda, pediatra neonatóloga del Programa Madre Canguro del Hospital El
Tunal (Colombia), el bajo peso al nacer puede ocurrir cuando el bebé es prematuro (nace antes de las
37 semanas de gestación) y pesa menos de 2.500
gramos, o cuando, a pesar de haber cumplido 37
semanas, no ha alcanzado ese peso.
Las causas del inadecuado desarrollo intrauterino son muy diversas, pero, por lo general, están
relacionadas con la nutrición y la atención médica
que recibe la madre durante el embarazo. De hecho,
30+SALUD
Unicef señala que 96% de los casos de bajo peso al
nacer se registran en los países en vías de desarrollo
y que los bebés concebidos en hogares pobres o rurales tienen el doble de probabilidades de tener bajo
peso debido a las condiciones de vida de sus padres.
Factores asociados
Según Ojeda, entre los principales factores asociados al nacimiento de niños con bajo peso se cuentan:
• Embarazo no planificado. El embarazo debería
ser planificado con al menos seis meses de anticipación. Así se podrían detectar y tratar de forma
oportuna patologías que ponen en riesgo al feto,
como la sífilis o el VIH, las cuales, si no se controlan,
provocan el nacimiento prematuro o con bajo peso
del bebé. También es importante que la madre se
aplique, previamente, las vacunas necesarias, siga
una dieta completa y balanceada e inicie una rutina
de ejercicios recomendada por su médico.
• Bajo control prenatal. En promedio, las mujeres
embarazadas acuden sólo tres veces al control prenatal, cuando lo aconsejable es que lo hagan, por lo
menos, una vez al mes. Esta falta de seguimiento hace
que se pasen por alto complicaciones que ameritan
intervención médica, desde problemas de azúcar hasta infecciones urinarias y desnutrición de la madre.
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Signos de alarma
Se recomienda consultar
al especialista inmediatamente
si los niños con bajo peso presentan
fiebre o malestar general, dificultad
respiratoria, rechazo a los alimentos,
cambios significativos en la frecuencia
y el volumen de la orina, palidez
o peso estacionario.
Los problemas sobrevienen cuando ésta se alimenta
mal durante el embarazo, bien sea porque carece
de los medios económicos para hacerlo o porque no
recibe una adecuada asesoría nutricional.
• Enfermedades crónicas. Las mujeres que padecen diabetes, hipertensión o afecciones renales,
hepáticas o cardíacas tienen mayor riesgo de dar
a luz a un bebé con un peso inferior al esperado,
pues el estado de salud de la madre interviene en
la formación del feto.
• Consumo de sustancias nocivas. Está demostrado que el alcohol, el cigarrillo y las drogas ilícitas
obstaculizan el desarrollo fetal y aumentan el riesgo de tener un bebé con bajo peso.
• Estrés. Largas jornadas laborales (de más de
siete horas) alteran todas las funciones orgánicas
y pueden propiciar el bajo peso del bebé y la preeclampsia materna, una de las principales causas
de muerte de las madres y sus hijos.
Seguimiento pediátrico
• Edad. El mejor período en la vida de una mujer
para concebir está entre los 20 y los 35 años, pues ya
ha alcanzado una madurez física y emocional que le
permite afrontar la gestación. Cuando los embarazos ocurren antes o después de ese lapso, aumenta
la posibilidad de que se presenten anomalías como
el nacimiento del bebé con bajo peso.
• Infecciones. La proliferación de virus y bacterias
en la madre o el feto (rubeola, infecciones urinarias,
varicela y toxoplasmosis) pueden causar enfermedades que retrasan el crecimiento del bebé.
• Ganancia de peso inadecuada. Lo normal es que
la mujer gane al menos un kilogramo de peso al mes.
A los bebés con bajo peso se les debe hacer una
exhaustiva evaluación que permita conocer las
causas de su condición y determinar los riesgos
que enfrentan, asegura Fabián Rueda, pediatra de
la Universidad Industrial de Santander (Colombia).
Sus órganos pueden no estar totalmente desarrollados, lo cual puede derivar en trastornos pulmonares, hemorragias cerebrales, pérdida de la visión
y problemas intestinales.
Dependiendo del diagnóstico, el bebé podría
necesitar alimentación complementaria, leches
fortificadas y suplementos vitamínicos para cubrir
las deficiencias nutricionales, o medicamentos para
combatir las patologías que hayan impedido su adecuado desarrollo. “Lo recomendable es que una vez
que se le dé el alta, la madre lo lleve a controles
semanales o diarios, si la ganancia de peso no es la
esperada”, indica Rueda.
31+SALUD
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De acuerdo con la Organización
Mundial de la Salud, los recién
nacidos con bajo peso deberán ser
amamantados tan pronto sea posible
y alimentados exclusivamente con leche
materna hasta los 6 meses de vida
Por su parte, Ojeda insiste en la necesidad de que
el seguimiento pediátrico continúe hasta que el bebé
cumpla, por lo menos, el primer año de vida. “Los
padres tienen que entender lo importante que es
acudir a los controles. Muchas veces ven que el niño
está engordando, que superó los 2.500 gramos y ya
se parece al vecinito, y abandonan la consulta médica, pero olvidan que sus hijos tienen 20 veces más
probabilidades de morir durante el primer año de
vida que los niños que nacen con un peso normal”,
señala la especialista.
Además, después del primer año se empiezan a
detectar secuelas que pasan inadvertidas durante los
primeros meses. “Debido a la poca disponibilidad de
grasa y nutrientes durante la gestación, estos niños
Nutrición en el embarazo
• Seguir una dieta completa y balanceada que incluya
carnes de alto valor proteico (pollo, res, cerdo, pescado),
vegetales, frutas, carbohidratos (pan integral, papas,
plátano, yuca, pasta) y grasas insaturadas (aceite de
oliva, aguacate, frutos secos).
• Asegurarse de consumir calcio, hierro y ácido fólico.
Las mejores fuentes de calcio son los productos lácteos
(leche, yogurt, queso). El hierro está presente en carnes
rojas, leguminosas, pescados y huevos. El ácido fólico
se encuentra en cereales fortificados, naranjas, lentejas,
espárragos, maníes.
nacen con menor proporción de sustancias –gris
y blanca– en el cerebro, y tienen mucho riesgo de
presentar retardos del desarrollo. Pero de eso nos
damos cuenta después del primer año, cuando empiezan los procesos de aprendizaje y coordinación
y observamos que el niño no se sienta solo, no tiene
buen equilibrio, es incapaz de sostener la cabeza”,
explica Ojeda.
Complementos de cuidado
Para que los padres completen en el hogar la atención de los bebés con bajo peso, los pediatras ofrecen algunas recomendaciones:
• Adoptar el método “madre canguro”. Consiste
en mantener al bebé las 24 horas del día junto al pecho de la madre, el padre o algún cuidador, quienes
se convierten en su “incubadora”. El calor corporal
contribuye a la ganancia de peso y al bienestar
emocional del pequeño.
• No bañarlos. El cuerpo de estos recién nacidos
no posee suficiente grasa corporal para mantener la
temperatura durante el baño. Se recomienda asearlos con un algodón impregnado de aceite para bebés.
• Mantenerlos en ambientes limpios. Debido a su
propensión a sufrir enfermedades respiratorias
causadas por la inmadurez de sus pulmones, los
bebés deben permanecer en lugares libres de polvo
y humo de cigarrillo. Se sugiere evitar el contacto
con personas con gripe y lavarse muy bien las manos antes de tocarlos o cargarlos.
• Posponer las vacunas. Se pueden aplicar una
vez que el niño alcance los 2.500 gramos.
• No forzarlos a engordar. Los padres deben tener paciencia en el proceso de desarrollo del niño.
Tratar de engordarlos a la fuerza es contraproducente para su salud a mediano y largo plazo. Lejos de
nutrirlos, los alimentos ricos en harinas y azúcares
propician la obesidad y la diabetes.
•
F u e n t e s c o n s u lta d a s
º Cindy Ojeda, pediatra y neonatóloga. Programa Madre Canguro, Hospital El Tunal (Colombia).
º Fabián Rueda, pediatra y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Industrial
de Santander (Colombia).
º “Estado mundial de la infancia 2012. Niñas y niños en un mundo urbano”. Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (Unicef), febrero de 2012.
º www.nacersano.org.
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