Atenea · Número 23 por José L. Rodríguez Jiménez FOTO: MILITARIA ARGANZUELA VÍA RICARDO RECIO H i s t o r i a El 10 de febrero de 1943 tuvo lugar la última gran batalla de la infantería española. La División Española de Voluntarios, llamada División Azul, la 250 de la Wehrmacht alemana, hizo frente ese día a un potente ataque del Ejército Rojo. Resistió a costa de más de 1.100 muertos La batalla de Krasnyj-Bor T FOTO: INTARIA MILITARIA VÍA RICARDO RECIO 88 El general EstebanInfantes, jefe de la División Azul, a la izquierda, departe con el general Kleffel, jefe del L Cuerpo de Ejército alemán, al que acompaña su estado mayor. ras combatir diez meses en la zona del río Voljov, la División 250, con más de 17.000 hombres, fue destinada en el verano de 1942 a reforzar la operación Luz del Norte, el asedio alemán de Leningrado -hoy San Petersburgo-, que había comenzado en el otoño de 1941 y duraría 900 días. Tanto el general Agustín Muñoz Grandes, como su relevo, el general Emilio Esteban-Infantes, confiaban en que la División Azul participaría en el asalto final. La división española fue asignada al XIV cuerpo de ejército que mandaba el general Hansen y recibió la orden de dirigirse hacia la zona de Pushkin-Slutz para entrar en línea relevando a la desgastada 121 división alemana en un frente de veintitrés kilómetros de anchura y de terreno llano. Con el puesto de mando establecido en Pokrowskaja, el despliegue fue, mirando a Leningrado: a la izquierda, el regimiento 263, (con puesto de mando en Pushkin); en el centro el 269, (en Slutz); y a la derecha el 262, (en Krasnyj-Bor). A lo largo de octubre los alemanes acumularon nuevas divisiones y artillería de sitio. Oficiales españoles vieron emplazar enormes cañones de 30,5 cm. y el estado Escudo que llevaban los divisionarios en la manga derecha. mayor de la división, que llegó a manejar planos de Leningrado con objetivos fijados, recibió la visita de Erich von Manstein. Éste acababa de recibir el grado de mariscal por la toma de Sebastopol, fortaleza rendida por la artillería de grueso calibre, y se mostraba orgulloso por el despliegue de artillería en torno a la ciudad del Neva. Pero los preparativos para el asalto final quedaron detenidos. Ante las pésimas noticias recibidas del frente sur, a finales de noviembre de 1942 Hitler ordenó a von Manstein que asumiera el mando del grupo de ejércitos del Don y desbloqueara al 6º ejército, embolsado en Stalingrado. Con él se fueron divisiones de carros de combate, de infantería y baterías de artillería. Las órdenes de Hitler carecían de sentido, los alemanes perderían la batalla de Stalingrado y en el norte se vieron obligados a permanecer en situación de asedio a Leningrado. EL FRENTE En el sector español la naturaleza, de llanura esteparia, ofrece dos ríos, el Ishora, que atraviesa Kolpino, y, a su izquierda, el Sslawjanka, ambos afluentes del Neva, que desemboca en el mar Báltico, pero no tienen la importancia estratégica del Voljov; no están ante las líneas españolas, sino que las atraviesan perpendicularmente de norte a sur, al igual que con las posiciones rusas. También destacan los bosques de Sablino, por detrás de la línea española en Krasnyj-Bor, y el de Kolpino, por delante, que oculta algunos movimientos de tropas. Son de gran importancia el ferrocarril Octubre y la carretera principal que enlaza Leningrado y Moscú y que discurren a un lado y otro de Kolpino y de Krasnyj-Bor. Regresa el invierno a un frente estacionario. Pero no disminuyen los riesgos. Los alemanes están agotando sus reservas y el enemigo está muy próximo, lo que propicia los golpes de mano. De Pushkin a Leningrado la distancia es tan sólo de 6-7 kilómetros (y unos 20 a Kolpino), y de Krasnyj-Bor a Kolpino inferior a tres kilómetros. Ambos contendientes contemplan sus movimientos desde los observatorios, pero, también, si la climatología lo permite, a simple vista. Más fácil resulta 89 00 Atenea infografías: julián de velasco Número 23 · 90 Atenea · Número 23 FOTO: ARCHIVO DEL AUTOR h i s t o r i a FOTO: ARCHIVO MUÑOZ GRANDES Arriba, divisionarios españoles en una pausa de los combates. Curiosamente, su arma es una antigua Hotchkiss, de requisa francesa. El frío extremo y las grandes cantidades de nieve eran los grandes condicionantes de las operaciones invernales. en los puntos donde las trincheras guardan una distancia entre sí de ciento y pico metros. Los españoles habían heredado un sistema de trincheras incompleto, lineal, no organizado en profundidad; no existía una segunda línea que ofreciera garantías de contención si el enemigo atravesaba la primera, dado que el planteamiento inicial alemán era ofensivo. La falta de materiales de construcción (sólo hay abundancia de madera), las condiciones del terreno (fangoso en primavera y verano, y durísimo en invierno) y la presencia enemiga sólo permiten algunas mejoras: se constituyen puntos fuertes donde concentrar la defensa, a menudo utilizando sacos terreros o simplemente nieve, y en las posiciones avanzadas se buscan cruces de fuegos. Se asigna un grupo de artillería a cada sector regimental, quedando el cuarto para acción de conjunto. En enero de 1943 el frente de la división se aumenta en nueve kilómetros al este de Krasnyj-Bor. Este alargamiento, hasta treinta y dos kilómetros, y las bajas sufridas este mes por el batallón II/269 (449 bajas de un total de 500 hombres), en una operación de refuerzo a los alemanes, hacen que la división quede casi sin reservas, acentuándose el despliegue en línea, sin profundidad. El mando ruso había ejecutado una ofensiva al este de Leningrado y al sur del lago Ladoga para unir los frentes del Neva y el Voljov. Fue ésta la primera fase de una compleja operación destinada a romper el cerco de Leningrado. OFENSIVA ROJA Las noticias que van llegando al cuartel general de Esteban-Infantes no pueden ser peores: el 31 de enero de 1943 los restos de las veintidós divisiones del 6º Ejército alemán se han rendido a los rusos en las afueras de Stalingrado; y en el frente norte el mando ruso ha pasado al ataque. Po- siblemente, la operación principal tendrá lugar al sur del lago Ilmen y Staraja Russa, para desde allí intentar envolver el despliegue alemán en dirección norte, hasta el golfo de Finlandia, y varias acciones complementarias tendrán como escenario el entorno de Leningrado. Cuando los rusos establecen en Kolpino una base de partida, obviamente para tomar la carretera y el ferrocarril Moscú-Leningrado, el estado mayor español evalúa dos opciones de ataque enemigo: sobre Sablino, que pondría en peligro el subsector de Krasnyj Bor, o sobre Krasnowardeit, para envolver las líneas españolas por el oeste, poniendo en peligro Pushkin y Pokroskaja. Ante la duda, el general Esteban-Infantes apenas mueve fuerzas de un subsector regimental a otro. Desde comienzos de febrero se dispone de información más concreta: el subsector de Krasnyj-Bor, en el flanco derecho de la división, será atacado por un enemigo muy superior en número y material. A partir de los informes recibidos, Esteban-Infantes envía a este subsector dos compañías de zapadores bajo el mando del comandante Alfredo Bellod, dos escuadrones de exploración y dos baterías, una de 10,5 y otra de 15 cm. El día 9 ordena: al jefe del subsector, coronel Manuel Sagrado, que un tercio de sus fuerzas, con todas las armas automáticas posibles, se sitúen a 200 metros a retaguardia para, tal vez, sustraerles a la preparación artillera enemiga sobre la primera línea; al jefe del batallón II/269, bastante mermado, que se reforzara, incluso con personal presto a regresar a España; al jefe del regimiento 263, teniente coronel Bolumburu, que con su compañía de reserva y la plana mayor regimental, organizara dos compañías de fusileros granaderos y una de ametralladoras como reserva divisionaria. Además solicita el apoyo de la artillería alemana del cuerpo de ejército y del ejército, así como de la Luftwaffe. Mientras, el grupo de exploración queda Número 23 · LA BATALLA Las temperaturas nocturnas bajan de -20 grados y hasta horas después del amanecer no subirán hasta los -10/12 grados. Los veteranos bromean sobre que este invierno es menos duro que el anterior, aunque ahora todos tienen prendas especiales de abrigo. En la primera línea apenas se ha dormido, pues están mejorando sin cesar las posiciones y los refugios. A las 05:30 amanece, hay niebla y un gran manto de hielo y nieve cubre el terreno. Hacia las 06:45 horas la masa artillera rusa emplazada en Kolpino (se refieren 500 piezas) abre fuego. Es un bombardeo intensísimo y devastador, tanto por la potencia de los fuegos como por la insuficiente fortaleza de las posiciones españolas; además, aviones soviéticos, bombardean y ametrallan sin oponentes alemanes, causando entonces un 40% de las bajas totales españolas. Los soviéticos también bombardean la segunda línea española causando más bajas, destrucciones e incendios, agravándose la situación cuando, dos horas después, elevan el tiro para que su infantería ataque, aniquilar las posiciones españolas de retaguardia e impedir la llegada de los refuerzos. No obstante la preparación artillera, la infantería rusa encuentra resistencia en todas las posiciones españolas de primera línea, incluso en los mal guarnecidos siete kilómetros a la derecha del ferrocarril. Los fuegos cruzados de las armas automáticas españolas causan cientos de bajas en las oleadas rusas y, cuando se combate cuerpo a cuerpo, se derrocha sacrificio y valentía. Se cumplen las órdenes de conservar las posiciones haciendo que las tropas rusas pierdan un tiempo considerable y sufran cuantiosas bajas tra- tando de conquistar posiciones aisladas espoañolas, ya de escaso valor defensivo, en lugar de avanzar. Una vez machacada, literalmente, la primera línea, las divisiones rusas 63 y 72, con apoyo de carros, atacan Krasnyj-Bor y las defensas sobre el Ishora. Por la destrucción de las líneas telefónicas, el general Esteban-Infantes desconoce la situación del batallón I/262 y del de reserva, que habían sufrido cuantiosas pérdidas. El propósito ahora era mantener la segunda línea aunque el sistema defensivo no era muy fuerte, salvo el conjunto atrincherado conocido como Bastión, entre el II/262 y la reserva. Pero por el ala derecha y por la parte delantera de la población, los rusos ya penetraban en Krasnyj-Bor. Las compañías de los capitanes Palacios e Iglesias, 5 y 6/262, quedan aniquiladas, la defensa anticarro resulta insuficiente, el puesto de mando del II/262 queda destruido resultando muerto el comandante José Payeras -muy destacado en la defensa-, y el de artillería queda rodeado y, combatiendo en él, hallan la muerte su teniente coronel, un capitán, tres tenientes y numerosos soldados; el grupo de artillería tiene que retirarse; la 3ª de antitanques destruye cuatro carros. Por estar desplegados hacia el oeste, los regimientos 263 y 269 se han visto menos afectados por el ataque, por lo que hacia las 11.00 Esteban-Infantes les ordena que desplacen dos batallones a Raykolovo, como nueva reserva. Los españoles reconquistan Krasnyj-Bor casa por casa. Se recurre a personal del batallón a punto de ser repatriado, entre éstos al teniente coronel Robles, a quien el general asigna la defensa de la zona más amenazada. Hay que seguir resistiendo con los propios medios pues no llegan los refuerzos alemanes. La aviación rusa sigue atacando impunemente. Hacia el mediodía quedan pocos hombres del I/262 y de la compañía de esquiado- bajas en la batalla Españolas: 2.252 à1.125 muertos à91 desaparecidos à 1.036 heridos àUnos 300 prisioneros, casi todos heridos. Padecieron un largo cautiverio por voluntad de Stalin; en 1954 regresaron a España 208. Soviéticas: unas 10.000 FOTO: ARCHIVO DEL AUTOR a retaguardia de la unión entre los batallones I y II/262 y los zapadores pasan a posiciones más avanzadas. Atenea RECOMPENSAS AL VALOR CRUCES LAUREADAS DE SAN FERNANDO àCapitán Teodoro Palacios Cueto. Prisionero; 11 años de cautiverio. àCapitán Manuel Ruiz de Huidobro; muerto. àSoldado Antonio Ponte Anido; muerto. MEDALLAS MILITARES Guillermo Reinlein. àCapitán Gerardo Oroquieta.* àTeniente Miguel Altura.* àTeniente Francisco Rosaleny.* àAlférez José del Castillo.* àSargento Ángel Salamanca.* àSoldado Victoriano Rodríguez. * Prisioneros durante 11 años. àComandante 91 00 Atenea · Número 23 h i s t o r i a res enviada en su socorro, que se repliegan hacia el pueblo o las posiciones alemanas; las compañías del II/262 han sufrido cuantiosas bajas; peor le ha ido al batallón de reserva, con su jefe muerto y sus posiciones rebasadas, pero destaca la resistencia de las dos secciones que manda el capitán Oroquieta; dentro del pueblo, el comandante Reinlein, del primer grupo de artillería, ha volado las piezas de dos baterías para que no las tomaran los rusos y mantiene con dificultades la tercera; el grupo antitanque carece de municiones eficaces contra los pesados carros rusos. La segunda línea se ha perdido salvo la posición llamada La Cresta defendida por la 3ª de zapadores del capitán Aramburu donde convergen los restos de la compañía de ametralladoras del capitán Arozarena, 8/262, y los restos de la 7/262 del capitán Campos. Mientras tanto, en el Ishora unidades del 263 y el opiniones Del general Emilio Esteban-Infantes: “La División española se batió al lado del mejor ejército del mundo, sin desdecir en técnica ni en valor … en sectores de indudable importancia táctica, en los que rindió tanta utilidad militar como la que podría rendir la tropa más escogida. Se le prodigaron citaciones especiales en partes de guerra y se le cursaron felicitaciones de mandos superiores por su proceder admirable en el combate,…. Se pidió repetidamente por Rusia y sus aliados que se retirara … por considerar que distraía, como en realidad ocurrió, tres divisiones”. 269 tratan de cruzar el río para recuperar parte del terreno perdido y mantener la posición de la Fábrica de papel. Por fin, sin que cesaran los combates, hacia las 15:30 llega el apoyo esporádico de la Luftwaffe y una hora después llegan refuerzos alemanes, escasos y que apenas se implicaron en la batalla. Otra vez, ante los incesantes ataques soviéticos, casi todas las posiciones en Krasnyj-Bor han de ser abandonadas; ya sólo pequeños grupos de españoles resisten en las últimas casas y el depósito de municiones con el apoyo de una batería española y otra alemana. Horas después se recuperará de nuevo el casco urbano, donde destacan los comandantes Bellod, de zapadores, y Reinlein, artillero. Así acaba el día y la batalla. Hasta el día siguiente no llegaron suficientes reservas alemanas para sellar las brechas sufridas. n la división azul, la que menos retrocedió De los historiadores norteamericanos Kleinfeld y Tambs: “Los generales del Ejército Rojo estaban muy sorprendidos de que alguien hubiera quedado vivo tras la tremenda preparación artillera y se resistían a aceptar las enormes pérdidas que les causaron los islotes y las artillerías alemana y española”. LÁMINA: ANTONIO MANZANO 92 La batalla tuvo dos fases, ambas de contención y contraataques españoles. La primera, la importante, se desarrolló los días 10 y 11 en torno al ferrocarril, la carretera y el pueblo de Krasnyj-Bor, con los rusos intentando penetrar hasta Sablino. La segunda duró hasta el 19 de marzo y fue una sucesión de combates en el entorno del río Ishora, con los que el Ejército Rojo pretendió adelantar al máximo sus líneas. Ante la apisonadora soviética, dentro del frente alemán, la División 250 fue la que más resistió y menos retrocedió, apenas unos dos kilómetros de terreno casi llano. De las diez compañías de prime- ra línea, cuatro capitanes murieron (Miranda, Ulzurrun, Iglesias y Huidobro) y dos fueron hechos prisioneros. Destacaron los batallones I y II/262, el de reserva -la Tía Bernarda-, el grupo de exploración, el batallón de zapadores y la artillería. También fueron protagonistas los batallones III/262, I/263 y II/269 y la compañía de esquiadores. Estas fuerzas sufrieron los ataques de 38 batallones soviéticos de dos divisiones de Tiradores de la Guardia -la infantería de elite rusa-, dos divisiones de infantería, dos brigadas de esquiadores y dos batallones acorazados -unos 80 carros-, cuyos avances fueron apoyados por el fuego de más de cien baterías y un número indeterminado de lanzacohetes llamados organillos de Stalin, y de 30 bombarderos y 20 cazas. Como en el Voljov, el mando quiso dejar bien alto el pabellón español en la lucha contra el comunismo, para “devolver la visita” que hizo durante la guerra civil de 1936 y dio órdenes tajantes: “mantendrá su sector contra todo ataque, sin perder un metro de trinchera”. Las unidades españolas, muy combativas, y su oficialidad, ejemplar, cumplieron hasta el límite de lo imposible, lo que explica el alto número de muertos y heridos. Y así mantuvieron íntegro su sector del frente.