Cuidados de enfermería en pacientes con cáncer de mama

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colaboraciones
Cuidados de enfermería en
pacientes con cáncer de mama
sometidas a radioterapia
VICENTE CAPLLONCH TEBA
Enfermero. Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Universitario Puerta de Hierro. Madrid.
RESUMEN
La mayor incidencia, mortalidad y prevalencia de cáncer en las mujeres en España, según
datos del 2012, es para el cáncer de mama. Se
estima que 1 de cada 8 mujeres padecerá cáncer de mama a lo largo de su vida.
La radioterapia es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento del cáncer de mama, más de dos tercios de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama serán irradiadas en
el pecho. Sin embargo, la radiación afecta tanto
a las células enfermas como a los tejidos sanos
concomitantes a la zona de tratamiento, y como consecuencia pueden aparecen efectos colaterales o secundarios.
En las consultas de soporte de radioterapia,
la enfermera desarrolla junto a la paciente un
plan de cuidados individualizado, realiza un
exhaustivo seguimiento de las reacciones adversas esperadas y trata las posibles complicaciones que puedan aparecer, prestando cuidados de enfermería orientados a mejorar su calidad de vida.
Además, nuestra aportación debe de ir más
allá del cuidado directo, prestando ayuda y soporte, mediante herramientas que favorezcan
la participación de la paciente en su propia salud, cuando la enfermera no está presente.
Palabras clave: cáncer mama, radioterapia,
cuidados, enfermería.
Según los informes publicados por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IAR), organismo especializado para el cáncer de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), los datos de 2012 en España señalan
que la mayor incidencia, mortalidad y prevalencia a 5 años es para el cáncer de mama (29%,
NURSING CARE OF PATIENTS WITH BREAST
CANCER UNDERGOING RADIATION THERAPY.
ABSTRACT.
Breast cancer is the most common type, the
most prevalent and also the one causing the
highest mortality among women, according to
data from 2012. It is estimated that 1 out of 8
women will suffer from this type of cancer at
some stage in their life.
Radiotherapy is one of the major pillars in
the treatment of breast cancer and more than
two thirds of women diagnosed will be treated
with radiation. Nevertheless, this treatment
affects not only sick cells, but also healthy tissue concomitant. As a consequence, side or
collateral effects might appear.
In the support nursing examination room,
the nurse informs the patient about the care
plan, performs an exhaustive monitoring work
on the adverse effects that could occur and
explains the possible complications. The nurse
also performs a nursing care work oriented to
improving the quality of life of patients.
Our contribution should go further than direct care. Our work also consists in providing
help and support with tools which favours the
participation of patients in their own health
care whenever the nurse is not present.
Keywords: breast cancer, radiotherapy, radiation therapy, care, nursing.
15,5% y 40,8% respectivamente) en las mujeres1. Se estima que el riesgo de padecer cáncer
de mama a lo largo de la vida es de, aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres, lo que convierte
al cáncer de mama en la neoplasia más frecuente en la mujer2.
INQUIETUDES nº 49 ● enero—diciembre 2015 ● p. 35
La radioterapia es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento del cáncer de mama3, siendo junto con la cirugía y la quimioterapia, el tercer pilar básico entre los instrumentos
disponibles para tratar el cáncer. El principal
tratamiento es la cirugía, desde una mastectomía radical (extirpación del pecho) hasta la tumerectomía (resección de una masa tumoral).
Siempre que sea posible se intenta una cirugía
conservadora, en la cual se extirpa el tumor
junto con un margen de seguridad de tejido
sano4.
La RT se emplea siempre tras la cirugía conservadora, con el objetivo de eliminar de la zona de la cirugía las posibles células tumorales
que hayan podido quedar2 y en ocasiones tras
la mastectomía con el mismo fin, o tras la linfadenectomía para completar el tratamiento de
la axila cuando hay un cierto número de ganglios aislados afectados por el tumor3.
Las indicaciones de RT tras mastectomía y
linfadenectomía son: tumores de más de 5 cm,
tumores próximos al borde quirúrgico o si existe afectación ganglionar. Si tras la cirugía es
necesario añadir quimioterapia, la RT se administra después de la misma3.
El porcentaje de cirugía conservadora en
cáncer de mama en España es del 66%5, es decir, que más de dos tercios de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama serán irradiadas
en el pecho.
Según la finalidad con que se emplee, la RT
en el cáncer de mama puede ser: profiláctica
para reducir el riesgo de recidiva local (mama o
pared) y/o regional (ganglios) o paliativa para
aliviar síntomas provocados por el cáncer de
mama o las metástasis2.
La radioterapia afecta tanto a las células
enfermas como a los tejidos sanos concomitantes a la zona de tratamiento, y como consecuencia pueden aparecer efectos colaterales o
secundarios. Estos efectos secundarios dependen de la dosis de la radiación y de la frecuencia con que se realice la terapia, y de la parte
del cuerpo tratada6. Muchos desaparecerán
varias semanas después del tratamiento, otros
pueden tardar meses o incluso años en manifestare y pueden ser permanentes7.
La respuesta provocada en los tejidos irradiados se denomina radiosensibilidad, entendida ésta como la probabilidad de que una célula
muera al intentar la división, independientemente del tiempo que tarde en iniciar la división. Tal diferencia está principalmente condicionada por la frecuencia de multiplicación celular. En general, a mayor proliferación, mayor
sensibilidad a la RT, ya que habrá una proporción más alta de células en etapa reproductiva,
propensas a resultar dañadas por efecto de la
radiación durante la “fase de síntesis”. La exuberante proliferación de células, que en algunos tejidos sanos expresa el necesario recambio, en tumores malignos es un signo de agresividad, es decir, de rápido crecimiento y disposición a invadir tejidos8.
Entre las células normales de alta frecuencia
reproductiva se cuentan las de la capa externa
de la piel (epidermis), las que tapizan el interior
del tubo digestivo (capa mucosa), las que integran los folículos pilosos y las que dan origen a
las células sanguíneas, localizadas en la médula
ósea. Ello explica ciertos efectos adversos conocidos de la RT, asociados a trastornos del aparato digestivo, células sanguíneas, piel y cabello;
dependiendo de qué tejidos estén incluidos en
el campo irradiado9.
En resumen, la respuesta al tratamiento y
las alteraciones inducidas por un tratamiento
radiante dependerán básicamente de los tipos
tumorales afectados, del volumen afectado y
de la dosis administrada y la fracción de dosis9.
Cada vez que un paciente se expone a un
haz de radiación se dice que ha recibido una
sesión de tratamiento (dosis terapéutica). Recibe irradiación sobre la zona tumoral y/o sobre
el área ganglionar cercana, y cada una de ellas
(volumen blanco) se trata con haces de radiación de diferentes incidencias, lo que se denomina campo de tratamiento9.
Con el propósito de minimizar el inevitable
daño provocado por los rayos en todo su recorrido y de proteger las adyacencias del tumor
irradiado (tejido sano), se emplean equipos y
técnicas que actualmente permiten una mayor
concentración de la dosis en el sitio enfermo,
mejorando la eficacia y limitando las toxicidades del tratamiento8. El oncólogo radioterapeu-
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ta decide el plan de tratamiento, dosimetría,
determinando cuántas sesiones y cuánta radiación debe recibir el paciente. La dosis total de
radiación se fracciona y se divide en sesiones,
ya que resulta imposible administrar toda la
radiación necesaria en una sola sesión sin dañar los tejidos sanos. En el cáncer de mama se
suelen administrar 50 Gray (unidad de medida
de la dosis de radiación absorbida), divididos en
25 sesiones de 2 Gy por sesión, que durarán de
5 a 6 semanas. En algunas pacientes, al finalizar
estas sesiones, se pueden administrar otras de
refuerzo llamadas boost, la dosis suele ser 10
Gy aplicados en 5 sesiones y van dirigidas a un
área más pequeña. El tratamiento se realiza de
forma ambulatoria10.
La incorporación de una consulta de Enfermería en los Servicios de Oncología Radioterápica supone una de las mejores muestras de la
evolución asistencial de esta opción terapéutica11. En la consulta de soporte de radioterapia, la enfermera informa al paciente de los
cuidados, realiza un exhaustivo seguimiento de
las reacciones adversas esperadas y trata las
posibles complicaciones que puedan aparecer,
prestando cuidados de enfermería orientados a
mejorar su calidad de vida12.
CUIDADOS DE SOPORTE DURANTE RADIOTERAPIA POR CÁNCER DE MAMA.
El término “cuidados de soporte” engloba
todos aquellos aspectos de la atención sanitaria, preventivos y terapéuticos, que cubren las
necesidades físicas, psicológicas, sociales y espirituales del paciente con cáncer, en nuestro
caso, de la paciente con cáncer de mama some-
tida a radioterapia. La preocupación por la provisión de cuidados de soporte se genera en la
observación del dramático impacto que la enfermedad neoplásica y el tratamiento de la misma tienen en el individuo13.
El profesional de enfermería tiene una función cada vez más importante dentro del tratamiento con RT. Es la persona encargada de tratar las posibles complicaciones que puedan ir
apareciendo y la responsable de asegurarse
que las pacientes dispongan de la información
adecuada para que realicen los cuidados necesarios, siempre adaptándolos a cada paciente10.
La misión de la enfermera en la Consulta de
Oncología Radioterápica es “exclusiva”, y sus
funciones (Figura 5) son atender a todos los
pacientes en tratamiento con radioterapia
prestando cuidados de enfermería que mejoren
la calidad de vida11, procurando una atención
integral a través de cuidados personalizados
mediante intervenciones de apoyo emocional,
información y enseñanza de autocuidados.
La consulta de enfermería sirve a la enfermera para controlar y vigilar los procesos crónicos del paciente, en este caso de la paciente
con proceso oncológico14. Es un espacio que
genera confianza tanto para la paciente como
para la enfermera y sirve para el diálogo entre
ambos. La paciente con cáncer requiere una
consulta individualizada para dar información
de todo el proceso de su enfermedad, que permita solucionar los problemas reales derivados
del tratamiento y un abordaje eficiente no sólo
físico sino psicológico15.
Figura 5. Funciones de la consulta de enfermería.
Fuente: Adaptado de Jaúregui IC, Marco JCB. Radioterapia en el cáncer de mama: Educación y cuidados
enfermos. Revista ROL de enfermería 2013;36(12):42-48.
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Itinerario/circuito del paciente.
1. Primera visita. La paciente es derivada
por el especialista (oncología médica, ginecología, unidad de patología mamaria).
a. Consulta médica. El radioterapeuta informa a la paciente acerca del tratamiento y
los efectos secundarios. Se firma el consentimiento informado.
b. Consulta de enfermería. La paciente es
atendida por la enfermera tras la consulta con el médico.
- Presentación del servicio y el personal.
- Revisión de la HC.
- Realizar curas, si fuera preciso.
- Realizar el control y seguimiento de efectos secundarios.
b. A demanda: durante todo el turno de tratamiento. Si fuese necesario se realiza la
gestión de una consulta médica.
5. Fin de tratamiento.
- Se proporcionan las recomendaciones al
alta.
6. Consulta de revisión. Se cita a la paciente
al mes o mes y medio tras finalizar el tratamiento, coincidiendo con la consulta médica
para evaluar la efectividad de los cuidados de
enfermería.
7. Seguimiento/alta por parte del servicio de
- Valoración inicial de la paciente.
- Apoyo a la información médica.
- Recomendaciones antes del tratamiento.
- Planificación de las próximas visitas.
2. TAC-simulación. Establecimiento de la
posición que adoptará la paciente durante el
tto.
- Explicación del proceso a la paciente.
- Tatuaje de los puntos de las distintas fases del tto.
- Colaboración con el técnico de rayos.
3. Inicio del tratamiento. Suelen administrare 16 sesiones, 5 fracciones por semana (3-4
semanas).
a. Segunda visita a la consulta de enfermería.
- Como pueden haber transcurrido varias semanas desde la primera visita,
se revisa la valoración inicial, haciendo especial hincapié en las medidas
antropométricas.
- Se inicia el seguimiento de la paciente.
4. Consulta de evolución de enfermería.
a. Programada: una vez a la semana
(revisiones semanales) para:
- Valorar el estado general.
- Vigilancia de la piel.
RT.
Cuidados de la piel: Prevención de la
radiodermitis o epitelitis por radiación.
A lo largo del tratamiento, la piel de las
áreas tratadas puede sufrir alteraciones muy
similares a una quemadura solar. Tras dos o
tres semanas de radioterapia aparece una coloración rojiza (eritema) en la piel de la zona en
tratamiento. Según avanza el mismo, esa área
va adquiriendo una coloración más pigmentada
y oscura, que desaparecerá en uno o dos meses
tras finalizar la terapia. En algunas ocasiones y,
generalmente debido a la susceptibilidad individual y la zona de la piel (pliegues), la radioterapia puede dar lugar a dermatitis más severas16.
Una de las complicaciones es la radiodermitis o epitelitis por radiación. Consiste en una
reacción inflamatoria de la piel como consecuencia de la radiación sobre las células de crecimiento rápido de la capa basal de la epidermis y de la dermis. La intensidad de la radiodermitis puede variar mucho de un individuo a
otro, dependiendo del tipo de radiación
(intensidad y dosis), de la zona irradiada, uso
de quimioterapia concomitante y del estado y
la predisposición genética de la paciente17.18.
La radiodermitis aguda aparece durante o
inmediatamente después del tratamiento, hasta tres meses después de haberlo finalizado. Se
presenta hasta en un 87% de las pacientes sometidas a irradiación mamaria19.
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Los cambios cutáneos que experimentan las
pacientes pueden variar desde un ligero eritema hasta la ulceración, necrosis o hemorragia
produciendo un grado de malestar importante
que llega a interferir con la actividad diaria de
la paciente, afectando a su calidad de vida y en
un porcentaje significativo de casos obligando a
la interrupción temporal o definitiva del tratamiento19.
Existen varios sistemas de clasificación de la
epitelitis por radiación. Uno de los más empleados es la clasificación de la RTOG/EORTC
(Radiation Therapy Oncology Group/European
Organization for Research and Treatment of
Cancer):
·
Epitelitis grado 0. Sin cambios.
·
Epitelitis grado 1. Eritema, depilación,
descamación seca.
·
Epitelitis grado 2. Eritema brillante, descamación húmeda parcheada, edema
moderado.
·
Epitelitis grado 3. Descamación húmeda
confluyente, edema importante.
·
Epitelitis grado 4. Ulceración, necrosis,
hemorragia20.
Es necesario hacer una buena prevención
implicando a la paciente en su autocuidado,
basado en las siguientes recomendaciones generales:
· Mantener una higiene adecuada en la piel
o pliegues cutáneos21. No es necesario
evitar o disminuir la frecuencia del baño/
ducha durante el tratamiento. Se recomiendo usar agua tibia y jabones suaves
de pH neutro22.
· No aplicar sobre la zona irradiada lociones que contengan alcohol ni yodo21.
· Hidratar la piel solo con las cremas recomendadas21.
· Usar ropa holgada y de algodón, lino o
seda, evitando tejidos de lana y sintéticos23.
· Evitar rozaduras en la zona21.
· Proteger la piel de agresiones externas
(sol, frío)21. Evitar la exposición solar en
las zonas tratadas22.
· Si ya hubiese eritema u otra alteración en
la zona irradiada, consultar con el profesional sanitario, para aplicar tratamiento
adecuado21.
Prevención del Linfedema
El linfedema es la acumulación de linfa en
los espacios intersticiales, principalmente en la
grasa subcutánea, causada por un defecto del
sistema linfático. Se trata de un desbalance
entre la filtración capilar y el drenaje linfático,
que ocasiona un edema crónico rico en proteínas25.
El linfedema que se presenta en la mujer
tratada por cáncer de mama está motivado por
la acumulación de linfa, producto de la extirpación de los ganglios linfáticos axilares y de la
terapia radiante o del concurso de ambas24, 25.
Como consecuencia, el volumen de linfa que
se produce excede a la capacidad de drenaje de
la misma, por lo que se acumula y causa inflamación24.
Se trata de un trastorno crónico y progresivo por lo que es fundamental su prevención y
tratamiento precoz para mantenerlo controlado24.
Se estima que una de cada cuatro mujeres
tras la cirugía y en tratamiento con radioterapia, desarrollará esta complicación. Y aunque el
tiempo de aparición varía entre semanas y
años, lo más frecuente es que el 75% de los
casos aparezcan durante el primer año tras la
cirugía24.
Las medidas preventivas para evitar la aparición del linfedema son fundamentales, ya que
una vez que se establece no existe un tratamiento curativo eficaz. La prevención debe comenzar inmediatamente tras la cirugía y requiere una serie de cuidados diarios así como
un seguimiento regular26.
Existen distintos tipos de tratamientos conservadores en el linfedema. Tratamientos mecánicos:
· Elevación del miembro afectado.
· Ejercicios activos de los músculos del brazo y antebrazo. El ejercicio se realiza mejor con un mínimo de movimientos de la
extremidad, de manera que la paciente
pueda hacerlos moderadamente cuando
ella lo desee. De 5 a 10 repeticiones reali-
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zadas cada 5 minutos durante una hora 2
veces al día será suficiente26.
Manejo del cansancio/fatiga (astenia).
Más de la mitad de las personas a quienes
se les diagnostica cáncer experimenta fatiga
relacionada con el cáncer (FRC), la cual se caracteriza por un agotamiento excesivo y persistente que interfiere con la actividad diaria y el
funcionamiento de la persona27. Es un efecto
secundario frecuente que afecta a un 30-80%
de las mujeres que reciben RT, independiente
de la zona irradiada28. Las pacientes describen
sentirse cansadas, débiles, agotadas, pesadas,
lentas, o sin energía o empuje para funcionar29.
La FRC suele comenzar antes de que se diagnostique el cáncer, empeora durante el transcurso del tratamiento y puede continuar durante meses, o incluso años, después de terminado
el tratamiento. La fatiga puede ser difícil de
evaluar, porque no hay mediciones objetivas. A
diferencia de la fatiga de las personas sanas
que se presenta de vez en cuando, la FRC es
más seria, a menudo descrita como agotamiento masivo que no puede superarse con descanso o sueño suficiente por la noche. Muchas pacientes encuentran que la fatiga es más angustiante e incapacitante que otros síntomas relacionados con el cáncer tales como el dolor, la
depresión y las náuseas27.
La fatiga puede afectar a todas las áreas de
la vida porque hace que la paciente se sienta
demasiado cansada para participar en las actividades diarias, relaciones, acontecimientos sociales y actividades comunitarias. En algunos
casos, la fatiga física conduce a la fatiga mental
y a cambios en el estado de ánimo. Todo lo anterior repercute negativamente en su calidad
de vida y la autoestima29.
Durante la RT, el cuerpo utiliza mucha energía para curarse. La tensión relacionada con la
enfermedad, los viajes diarios para recibir los
tratamientos y los efectos de la radiación en las
células normales contribuyen al cansancio30.
Después de que empieza la RT, la fatiga habitualmente aumenta hasta la mitad del curso de
tratamiento y se mantiene más o menos igual
hasta el final del mismo. Para muchas pacientes, la fatiga mejora después de que se interrumpe la RT, sin embargo, para otras la fatiga
durará hasta meses o años después de terminar el tratamiento. Otras pacientes nunca recuperan la misma cantidad de energía que tenían antes del tratamiento29.
El tratamiento de la fatiga incluye enseñar a
la paciente maneras de aumentar la energía y
hacer frente a la fatiga en la vida cotidiana29.
Existe cada vez más evidencia que sugiere
que el ejercicio físico (como caminatas, natación, yoga, entrenamiento de resistencia) e
intervenciones que reducen el estrés y aumentan el apoyo psicosocial (como orientación,
manejo del estrés, estrategias para sobrellevar
los problemas) pueden ayudar a reducir la fatiga y a aumentar los niveles de energía27.
Existen estudios que han informado de que
las sobrevivientes de cáncer de mama que participaron en actividades físicas agradables sintieron menor fatiga y dolor, y fueron capaces
de ocuparse de las actividades de la vida diaria. La actividad moderada durante 3 a 5 horas
por semana puede ayudar a mejorar la fatiga
relacionada con el cáncer28.
El ejercicio (como caminar) puede ayudar a
las personas con cáncer a sentirse mejor y tener más energía. El profesional de la salud
puede ayudar a los pacientes a planificar un
programa de ejercicio: qué actividades son las
más adecuadas, el momento, lugar y la frecuencia para realizar los ejercicios.
Por otro lado, los cambios en la rutina diaria hacen que el cuerpo use más energía. Por
ello, una rutina regular puede mejorar el sueño y ayudar a la paciente a tener más energía
para ser activa durante el día. Un programa de
horarios regulares de actividad y descanso
ayuda a aprovechar al máximo la energía de la
paciente28.
Los ejercicios para la mente y el cuerpo
también pueden ayudar a aliviar la fatiga. Estos ejercicios combinan actividades como movimiento, estiramiento, equilibrio y respiración
controlada, con actividades como la meditación. La meditación es una terapia complementaria que ha demostrado ser útil tanto en
el manejo de la FRC, como en otros síntomas
relacionados como el dolor, la ansiedad, la depresión o los problemas de sueño28,31.
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Apoyo emocional.
El apoyo emocional es especialmente importante en los pacientes con cáncer en general. La
palabra cáncer en sí misma provoca temor y
produce altos niveles de incertidumbre. El temor y la ansiedad son diagnósticos enfermeros
(DdE) muy frecuentes en los pacientes oncológicos sometidos a RT32.
El temor según la North American Nursing
Diagnosis Association (NANDA) es la respuesta
a la percepción de una amenaza que se reconoce conscientemente como un peligro. La ansiedad se define como una vaga sensación de malestar o amenaza acompañada de una respuesta autónoma; sentimiento de aprensión causado por la anticipación de un peligro que se desconoce33.
Principales miedos
·
·
·
·
·
·
·
·
·
·
·
·
·
Cambios en la imagen corporal.
Dependencia para realizar actividades.
No volver a estar como antes.
Efectos secundarios de los tratamientos.
Preocupaciones económicas.
Cambios o pérdida de la pareja.
Causar dolor y sufrimiento en el entorno
familiar.
Que el tratamiento no funcione.
La aparición de nuevo tumor.
Dolor y sufrimiento.
Abandono por parte de familia o personal
sanitario.
El regreso a la vida cotidiana.
La muerte.
Figura 4. Principales miedos relacionados
con la radioterapia.
Fuente: Murillo M, Pedraza JD. Trastornos psicológicos y de calidad de vida en pacientes de cáncer
de pulmón. Psicooncología. 2006; 3 (2-3): 377 – 392.
Si un evento lo vemos como una amenaza se
disparará nuestro sistema de alerta (la ansiedad), si lo interpretamos como una pérdida o
un fallo, seguramente se activará nuestro sistema de conservación de energía (la depresión)33.
Es importante abordar estos problemas en fases iniciales ya que pueden derivar en estados
de depresión/ansiedad que pueden aparecer en
la paciente oncológica desde el diagnóstico de
su enfermedad y durante el transcurso de la
misma, y que pueden constituir un problema no
sólo en el afrontamiento de la enfermedad, sino
en el grado de tolerancia a los efectos secundarios y en definitiva a la adhesión al tratamiento34.
El apoyo social y emocional puede ayudar a
las pacientes a aprender a sobrellevar el estrés
psicológico. Dicho apoyo puede reducir los niveles de depresión, de ansiedad y los síntomas
relacionados con la enfermedad y el tratamiento. Algunos métodos pueden incluir los siguientes35:
- Entrenamiento en relajación, meditación,
o manejo del estrés.
- Orientación o terapia de conversación.
- Sesiones de educación sobre el cáncer.
- Apoyo social en un entorno de grupo.
- Ejercicio o actividad física.
Por tanto, enfermería tiene una labor muy
importante en este ámbito, tanto con la paciente como con la persona familiar de referencia.
Es el profesional que trabaja más tiempo con la
paciente, el más cercano a ella y a sus familiares
y, posiblemente, el que mejor lo conoce y detecta antes sus miedos y necesidades36.
Existen diversos estudios que demuestran la
importancia del apoyo emocional, como el realizado por David Spiegel37 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. Este estudio demostró que en mujeres aquejadas de metástasis avanzada de cáncer de mama, aquellas
que habían recibido apoyo psicológico sobrevivieron el doble de tiempo que aquellas otras
que afrontaron solas la enfermedad.
Así mismo, las terapias de apoyo no invasivas, como las relajaciones guiadas o la meditación, pueden suponer un apoyo importante para las pacientes oncológicas durante el tratamiento con RT y una herramienta efectiva en el
control de la ansiedad y en la mejora de su satisfacción28,38.
INQUIETUDES nº 49 ● enero—diciembre 2015 ● p. 41
DISCUSIÓN.
Luengo B. afirma que la incorporación de la
consulta de enfermería a los Servicios de Oncología Radioterápica es una de las mejores
muestras de la evolución asistencial en este
servicio. Además, explica que el reto de la enfermería es lograr que todos los pacientes en
tratamiento con radioterapia reciban los cuidados necesarios desde el comienzo del mismo,
tanto en la prevención de los efectos secundarios, como en el control de los mismos a través
de una educación sanitaria adecuada a sus necesidades.
Fernández Castro pone en valor la participación de la enfermera en la mejora de la calidad
de vida de la paciente en la consulta de soporte de radioterapia, pero como afirman los propios profesionales, éste tiempo no es suficiente
para que la gran cantidad de información aportada se asimile e incorpore. A esto se suma el
temor o la ansiedad que experimenta la paciente en ese momento.
A pesar de que la radioterapia es uno de los
pilares fundamentales de tratamiento de cáncer de mama, hemos podido comprobar que se
dispone de poca información escrita no profesional, para consulta de las propias pacientes
sometidas a este tratamiento.
Por último, podemos concluir que todavía
existen varios aspectos pendientes de abordar
y mejorar en relación a la consulta de enfermería de soporte en radioterapia. En especial, subrayar la importancia de la creación de guías de
autocuidados para los distintos procesos oncológicos que requieren tratamiento con radioterapia, y que respondan suficientemente a las
necesidades de información y autocuidados
que demandan las pacientes en la consulta. Así
mismo, creemos necesaria la elaboración de
guías de práctica clínica que guíen la acción del
profesional de enfermería, dentro de un marco
común y basado en la evidencia científica. Además de recoger los nuevos avances al respecto,
deberían contemplar nuevas formas de cuidado y autocuidado, no perdiendo de vista el enfoque integral de la persona y sus dimensiones:
salud física, mental, emocional y espiritual.
CONCLUSIONES
Si el paciente es el centro de la actividad
profesional especializada, hay que concluir que
los cuidados de soporte son tan importantes
como las técnicas de irradiación más sofisticadas y, desde el punto de vista de la paciente, a
corto plazo, mucho más importantes.
La aportación de la enfermera en éste ámbito debe de ir más allá del cuidado directo, prestando ayuda y soporte mediante herramientas
que favorezcan la participación de la paciente
con cáncer de mama en su propia salud.
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INQUIETUDES nº 49 ● enero—diciembre 2015 ● p. 43
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